SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
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Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
yayayay aki les trigo el 13 akljakja
“-Ahora no Takako –dijo Jin mientras se la quitaba de encima con mucha delicadeza.
Ambos estaban en la cama, Jin quería dormir porque según él, había tenido un día muy pesado de trabajo, y aunque Takako de verdad lo había tenido, quería reavivar la chispa de la pasión entre los dos.
Ella se sentó en la cama peinando su cabello hacia atrás con sus dedos, frustrada porque hacía varias noches quería provocar a Jin a hacer el amor y no había tenido éxito. ¿Hacía cuánto que no estaban solos en la intimidad?... Quizá más de quince días… Tal vez tres semanas.
Jin se negaba a hacerlo y se le estaban terminando las ideas.
-¿Ahora cuál es la excusa, Jin? –preguntó al borde de las lágrimas por la desesperación e impotencia que sentía. Ser rechazada tantas veces consecutivas estaba dejándole un severo trauma y cada vez golpeaba más su orgullo como mujer.
-Ya te dije, estoy muy cansado y solo quiero dormir –contestó con mucha paciencia, pero suspiró cuando su novia no se movió-. Escúchame… sé que…
-¿Qué me vas a decir ahora? ¿“Mañana te prometo que lo haremos, pero no te enfades, Takako”? –preguntó volteando con él- ¿Crees que las cosas se arreglan así de sencillo, Jin? Tú tienes un problema que nos está afectando más de lo que piensas.
-Ya no hablo con él. Ni siquiera lo veo como antes –intentó convencerla acercándose pero ella lo evitó levantándose de la cama.
-¿Y qué sino lo ves? El hecho es que está interfiriendo entre nosotros. Estoy harta de sentir, que cada que me besas, quizá estés pensando en Kazuya-kun –dijo muy enfadada-. Me está volviendo loca, y francamente no sé si pueda continuar con esto –agregó mordiéndose la uña, sintiendo desesperación por no saber qué más podían hacer.
-Takako, hemos tenido ésta conversación ya muchas veces… Te dije que estoy dando lo mejor de mí, ¿por qué no me crees?
-¡No lo sé! Supongo que te perdí la confianza –se alteró volviendo a peinarse el cabello, evitando mirarlo.
-… ¿Qué dices? –aquello le perforó el corazón. No esperaba que Takako se sintiera insegura, que ya ni siquiera le creyera sus palabras. Aunque… no estaba tan equivocada sobre que no estaba teniendo ningún progreso.
-Jin, te dije que te daría otra oportunidad, que te perdonaba el que te hubieras fijado en otra persona, que íbamos a resolver esto juntos, como todas las cosas que hemos pasado y… -se llevó una mano a la boca. No podía creer que estuviera perdiendo contra un chico, ¡y cinco años menor que ella! Y para colmo… era su amigo…- La verdad es que no puedo con ésta carga.
-Takako… -estaba en shock. No sabía qué sentir sobre las palabras de su novia. ¿Se estaba dando por vencida?
-No puedo dejar de sentirme humillada por… Jin, ponte en mi lugar –le dirigió por fin una mirada y se puso una mano en el pecho-. Dime cómo te sentirías tú, si llegara una chica a cortejarme y estuviera olvidándome de ti. ¿Cómo te sentirías si… cada que te beso, tuvieras la impresión de que no eres tú a quién yo imagino mientras tengo los ojos cerrados? ¿Cómo te sentirías si te dijera, no quiero hacer el amor contigo porque estoy cansada, cuando en realidad es porque no siento el mismo deseo? –Jin bajó la vista avergonzado. Aunque nunca le había dicho ese tipo de cosas, todas eran ciertas- ¿Cómo te sentirías tú… si te estuvieran quitando al amor de tu vida, y para colmo un chico que consideraste tu amigo en alguna ocasión? ¡Dime!
De nuevo silencio. Podía comprender el punto, por eso estaba haciendo lo imposible por volver a enamorarse de ella pero… acostarse con Takako era demasiado rápido. Primero debía ir poco a poco, y de hecho lo habían intentado. Comenzaron a salir como al principio. Había caricias inocentes: besos, abrazos, mimos, etc. Pero cada que… A Jin le estaba siendo imposible sostener la relación con su novia gracias a que no sentía la necesidad de tenerla entre sus brazos…
-Jin, no quiero darme por vencida… -susurró limpiándose las lágrimas que habían salido durante ese silencio- De verdad quiero que sigamos juntos… Quiero seguir contigo, estar contigo, vivir contigo… Si podemos con esto… entonces quisiera casarme contigo.
Jin volteó a mirarla preocupado. No tenían qué llegar tan lejos para asegurarse de estar juntos por siempre y tener una relación estable. Y también podía ver en los ojos de su novia, que estaba dispuesta a complacerlo en todo, con tal de que no la dejara… No podía permitir que estuviera sacrificándose así. La estimaba demasiado, le tenía mucho cariño y por eso… por eso no debía dejar que continuara haciéndose tal daño.
-Pon un poco más de tu parte, por favor… -se llevó una mano al rostro para secarse las lágrimas y comportarse un poco más fuerte.
Él no hizo más que suspirar y se acercó a ella para rodearla con sus brazos y tranquilizarla. Quiso reconfortarla, diciéndole que pondría más de su parte, pero no quería darle falsas esperanzas, porque cada que estaba en la escuela le era imposible no pensar en Kame y quererlo cerca...”
-Senpai –lo llamó la voz de Machiko en frente de su escritorio.
-Ah, sí dime –dijo Jin saliendo de sus recuerdos.
-Lo buscan en recepción. La secretaria dice que son un par de extranjeros de nombre Smith y Jefferson, ¿los conoce?
-¿Mmm? No recuerdo esos nombres… -se acarició el mentón y se puso de pie- pero de todos modos iré a ver qué quieren.
-Sí, senpai –Machiko se dio media vuelta y se dirigió de nuevo a su escritorio.
Jin la siguió con la mirada y después cerró su bitácora. Observó el lugar de Kame por unos momentos y después se decidió a salir: el chico no estaba, en ese momento impartía clases de japonés por dos horas. En seguida miró el escritorio de Koki y le hirvió la sangre cuando pensó que ambos estaban dando una clase de la misma índole… Nunca se había sentido celoso en ese sentido, ni siquiera de pensar que Machiko y otros profesores también daban clases de inglés… ¡pero es que ese maldito pelón!…
-¡Ohayou! –saludó Maru entrando en la oficina de profesores con su portafolio en mano. Lo dejó en su lugar y comenzó a abrir sus cajones para sacar sus cosas y disponerse a trabajar.
Enfocó ahora su mirada en su amigo que acababa de llegar. Pensó que las cosas habían sido sumamente sencillas para él… ¿por qué no podía sonreírle la misma suerte? Ahora Maru estaba feliz, viviendo con su pareja que lo hacía tener energías todos los días, quien lo recibía en su casa y con quien quizá hacía el amor todas las noches… o tal vez, solo se la pasaban viendo la televisión hasta altas horas de la noche, pero juntos…
¿Y él…? ¿Hacía cuánto no disfrutaba de la cercanía de la persona que amaba? Ya mucho tiempo, porque ya no sentía lo mismo por Takako, y siendo sincero consigo mismo, no hacía nada por olvidarse de Kame y hacerla feliz… ¿Por qué todo tenía qué ser tan difícil?
-Senpai –lo volvió a llamar Machiko al verlo todavía ahí de pie.
-¡Ah, sí, claro! –dijo moviéndose de inmediato, dándose cuenta que ni siquiera el trabajo estaba quitándole a Kame de la cabeza.
-Kamenashi-sensei –lo llamó un alumno de edad madura.
-Yes? –contestó él volteando mientras guardaba sus cosas.
-When are we going to learn kanji?
-Maybe next month. I need to prepare you perfectly with hiragana and katakana, because if you can‟t read it well, then the furigana will be a problem –contestó Kame metiendo sus libros al portafolio.
-I see… -dijo el hombre asintiendo varias veces
-What? Are you impatient?
-No, it‟s not that. I know we need three thousand kanji to be able to read a newspaper, and that‟s the quantity for a High School Student, isn‟t it? So, the time we‟re going to spend will be…
-Is better if you don‟t think about it now. Kanji is difficult, so… for now just focus on hiragana and katakana. You don‟t need to rush yourself, It passed two weeks so… relax –el hombre sonrió desganado y salió del salón después de que Kame le diera una palmada en el hombro.
-Hey, Kamenashi-sensei, ¿me haces un favor? –pidió Maru asomándose al aula.
-Seguro, ¿qué es? –el chico se aproximó a su superior, de quién recibió un paquete color manila.
-Lleva esto al profesor del salón C-15, por favor. Estoy algo corto de tiempo y si se lo entrego yo mismo me hará muchas preguntas. A ti no creo que te pregunte y yo ya voy de salida. Tengo cursos con Fuji –contestó Maru preocupado porque Kame no pudiera hacerlo tampoco.
-Sí, claro. ¿A quién se lo tengo qué dar? –preguntó Kame ladeando la cabeza.
-A Lafountaine-sensei, por eso te digo que no habrá problema y no te preguntará nada porque poco sabe de japonés –se encogió de hombros divertido por darle poca oportunidad a su superior de tener más datos sobre las hojas que Maru mandaba.
-¿Pero tus clases con Fuji no son después del almuerzo? Apenas va a ser hora –alzó la ceja al mirar el reloj de pared que estaba detrás.
-Ah, es que… ahem… -miró a todos lados y después le murmuró a Kame- tengo una cita…
-Ahhh~… Entiendo~ -sonrió con picardía al entender que iba a salir con Ueda y abrazó el paquete de hojas- Está bien, se lo daré de tu parte pero me debes una, Nakamaru-sensei.
-Gracias, Kame-chan –le desordenó un poco el cabello y se dio media vuelta para irse.
-¿Cuál salón me dijiste? –le preguntó antes de que doblara por el recodo.
-¡C-15! –respondió agitando la mano para despedirse.
-C-15… -hizo memoria y recordó que ese salón estaba cerca de los sanitarios.
Podía bien, ir a darle las hojas en ese momento o esperar a que el presidente subiera a las oficinas docentes para entregarle el paquete y tomar su almuerzo en su lugar. Las dos opciones le agradaban, y ya estaba en el piso de los salones… así que decidió que era mejor idea entregárselo de una buena vez.
Así pues, caminó por los pasillos bastante animado. Ese día se sentía muy bien y no entendía cuál era la razón. Koki también lo había puesto de buen humor con su imitación del coreano que salía en el comercial nuevo de Coca-Cola. Ya comenzaba a acostumbrarse a ver a Jin y no hablarle, aunque eso no quería decir que le doliera muy poco el pasar desapercibido para él.
Había decidido dejar el asunto en paz y era cada día más soportable. Aunque a veces le daba pena con Maru, porque era amigo de ambos y tenía qué soportar quizá, las lágrimas de ambos, por eso ahora prefería irse a hablar con Ueda, así le daría menos peso qué cargar.
Llegó al lugar señalado y tocó la puerta, esperando a que el profesor de francés abriera. Fue en ese momento que escuchó la voz de Jin muy cercana.
-Yes, but… change the position.
Kame ladeó la cabeza un poco, reconociendo perfectamente el acento de su superior, y recordando también las primeras clases que había tenido en aquella institución, bajo la tutela y cuidado de Jin.
Se sonrojó al recordar cuando lo felicitaba y también, no pudo evitar sonreír cuando a su mente venía sus palabras más amables cuando le daba consejos para manejar a un salón. También la forma en que lo presentó con el primer grupo… parecía que había sido ayer cuando frunció la boca al tener qué quedarse con Jin casi todo el día.
Suspiró apesadumbrado. Hacía poco habían hablado tranquilamente en el elevador, aunque fueran unas palabras, pero había sido la conversación más civilizada que pudieron tener en varias semanas. Por eso Kame estaba feliz… pero ahora se recriminaba por ser un tonto: había dejado que Jin se acercara demasiado, lo suficiente para que lo besara y cruzar la línea que él intentaba mantener por medio de la cordura.
Después de ese incidente, el menor prefirió tomar de nuevo su distancia… aún si el beso lo había disfrutado mucho, aún si pensó en el momento, que lo necesitaba y que no se alejaría por nada del mundo porque quería sentirlo cerca siquiera una vez… pero después se dio cuenta de que cayó en la tentación y que ese momento de debilidad había arruinado todo el camino hacia la normalidad. Lo sabía porque cuando se separaron, aún si él seguía llorando, Jin volvió a besarlo, susurrándole que le gustaba mucho… y que si se lo pedía, podía dejar todo, cualquier cosa por tenerlo a su lado.
Era halagador… pero al mismo tiempo lo hacía sentir culpable… Eso no ayudaba nada a la relación de su superior con su novia. Solamente lograba ilusionar al mayor y ya lo había decidido antes, ¿no? Esa no era la forma de respetar la relación de dos personas que admiraba… por eso estaba tan enojado consigo mismo, por haber permitido tal suceso aún si lo disfrutó.
-You‟re a cheater! –escuchó claramente la voz de Jin detrás de la puerta que tenía en frente y no tuvo tiempo de reaccionar, porque tan sumido estaba en sus reflexiones, tardó segundos valiosos en reaccionar… y mucho menos pudo dispersar el rubor de sus mejillas cuando se abrió y dejó ver la figura alta y firma de su superior- ¿Eh?...
Kame lo miró directamente a los ojos, aún sonrojado ligeramente y con el paquete entre sus brazos, temblando por tenerlo tan cerca por primera vez en muchas semanas. Por alguna razón lo vio más apuesto de lo que le parecía cuando se frecuentaban mucho… quizá era su personalidad cursi.
Por su parte, Jin no podía dar crédito a lo que veía con sus ojos: Kame estaba en frente suyo, mirándolo con sus ojitos color chocolate, aquellos que tanto le gustaban y… ¿era su imaginación o estaba sonrojado? De inmediato observó cómo ambas esferas brillaban al verlo, ¿cuánto había esperado a contemplar ese espectáculo de tan cerca nuevamente?
-Kame… nashi-sensei –quiso llamarlo “Kame-chan”, pero estaba dando una clase y no era apropiado.
-Lo siento, creo que… me equivoqué de salón –dijo apretando los labios y retrocediendo con timidez.
-¡Espera! –lo detuvo por la muñeca con mucha discreción y después volteó con su clase- Do the last part of the lesson. If you don‟t understand something, leave it blank, we‟ll try it later, ok? –dicho esto cerró la puerta y dejó a toda la clase consternada, pues apenas comenzaban con esa lección y era absurdo que pudieran hacerla solos… Obviamente dejarían casi todo sin contestar.
Fuera del salón, Kame abrazaba fuertemente el paquete de hojas manila, con la cabeza baja y pensando que Jin quizá iba a decirle alguna cosa hiriente porque gracias a su alejamiento, lo había hecho enfadar de nuevo. No tenía la menor idea de qué podía ser pero… dudaba mucho que lo llamara solo porque quería abrazarlo o disculparse…
-¿Qué haces aquí, Kame-chan? –no pudo evitar llamarlo “chan”, de verdad lo extrañaba tanto que necesitaba hacerle saber lo mucho que lo apreciaba.
-Ah… Nakamaru-sensei me mandó al salón C-15, con el profesor Lafountaine, pero… -miró a Jin de reojo y con timidez, sonrojándose aún más porque se despistó- creo que me equivoqué.
-No, no te has equivocado –contestó Jin sonriendo y dejando escapar una risita enternecida, dando gracias por poder ver de nuevo esos gestos que tanto le gustaban-. Es el salón C-15, pero… Monsieur Lafountaine enseigne au C-2 pour le moment.
Kame se sorprendió mucho al escucharlo hablar francés. No tenía conocimiento de que pudiera hacerlo y además… si ya se escuchaba lo suficientemente atractivo hablando inglés, ahora con el francés lo había dejado anonadado.
-Pardon? –Jin movió la cabeza encantado con su rostro sorprendido, sin duda se veía tan lindo todo desconcertado y con la boca ligeramente abierta. No tenía la menor idea de que seguía sintiendo algo por él y eso lo hizo sentir más tranquilo, pues todavía le pertenecía su corazón.
-… N-no sabía que también hablabas francés… -Kame bajó la cabeza, sin entender ni una sola palabra de lo que Jin había dicho anteriormente.
-I can‟t. I just know a few words and phrases –le aclaró con una sonrisa divertida.
-… Te estabas burlando de mí, ¿verdad? –hizo un puchero y se alejó un poco para tener plena seguridad de no quedar a su merced y que pasara algún incidente como… un beso de nuevo.
-No, it‟s the truth, but I can speak italian too –dijo sonriendo abiertamente.
-No te creo… -contestó Kame abrazando más le paquete de hojas.
-Why not? –estaba muy agradecido de que no saliera corriendo y… también, que le hablara con toda tranquilidad. Ok, mentira, era evidente que Kame estaba muy nervioso teniéndolo en frente pero… necesitaba tenerlo cerca y… aprovechar para decirle algo.
-„Cause you said before that I‟m easy to pick on, that‟s why I don‟t trust you –se sintió un poco culpable por seguirle el juego, pero no tenía nada de malo sino profundizaban nada, ¿cierto? Al final, solo era una conversación entre compañeros de trabajo…
-You broke my heart, Kame-chan –le advirtió haciendo un puchero de reclamo.
-You too… -bajó la mirada y no pudo evitar sentirse mal debido a los recuerdos de hacía semanas, cuando Jin lo besó por primera vez y su constante lucha por sacarlo de su corazón. Y era en ese momento que se daba cuenta, que su calma por tenerlo lejos era solo eso, porque estaba lejos, ya que ahora que estaba tan cerca… su corazón no podía dejar de latir con rapidez y su rostro estaba rojo. Podía sentirlo.
-Hey –lo llamó levantándole el rostro con su mano apoyada en su mentón, y vio con gran satisfacción que Kame no se opuso-, ¿nos vemos para almorzar? Ya sabes… recordemos viejos tiempos.
-¡M…! –de inmediato iba a rechazar la oferta, pero Jin le tapó los labios con su mano y le ganó la palabra.
-Si te preocupa que tenga una doble intención, haces bien en sospecharlo pero… ésta vez no tendrás por qué sentirte mal –lo próximo que diría era una prueba de fuego, porque Kame podría tomarlo a bien o no.
El menor ladeó la cabeza sin entender y esperó a que Jin continuara hablando. De verdad deseaba poder comer con él y si había alguna forma de que se volviera realidad, entonces la intentaría. Lo extrañaba mucho, aún si poco se había hecho a la idea de que ya nada sería igual.
-… El mes pasado… terminé con Takako –dijo Jin esperando una reacción positiva de Kame.
-… ¿Eh? –preguntó sin poder dar crédito a lo que estaban escuchando sus oídos. ¿Que había hecho qué? ¿Hacía cuánto? O sea que… Jin estaba… libre pero… pero…- ¿Fue mi culpa, cierto?
-N-no la tienes. Ya te dije antes que…
-No me hace sentir feliz, senpai –Kame desvió la mirada, bajándola también y alejándose considerablemente de Jin.
-No, Kame-chan, espera… yo… -quiso alcanzarlo pero el menor retrocedía cada vez más y se sentía cada vez más responsable.
Pero el menor no lo dejó terminar y salió casi corriendo de ahí, dirigiéndose al salón C-2. No podía dar crédito a lo que escuchaba… De seguro ahora Takako lo odiaba y lo que menos quería era que ambos terminaran con la relación, porque sabía que de hacerlo, el único culpable ahí sería él porque había entrado en su vida sin avisar, y de repente, conquistando a Jin sin proponérselo.
Ahora su mayor temor era realidad, la relación que tanto respetaba se volvía pedazos. Lo que menos quería escuchar era verdad… por otro lado estaba aliviado, porque sentía que así podía sentirse menos asfixiado por sus sentimientos… pero de cualquier modo…
Su mente era un mar de ideas, no podía pensar con claridad, pero lo que era cierto, era que se sentía cien porciento culpable de que hubieran terminado.
-¿Por qué…? –se preguntó Jin al verlo huir muy enfadado por la noticia- ¿Qué hago entonces?
Se recargó en la puerta, pensando que no podía tener a gusto a nadie. Si se quedaba con Takako, estaba lastimándose a sí mismo y también a ella, por eso había resuelto en terminar… y su ex novia no había puesto objeción, pero se imaginó que lloró un mar al darse cuenta que había perdido. Por otro lado, no podía amar a Kame porque estaba lastimándolo cada vez más, pero tenerlo lejos también les hacía daño… ¿qué debía hacer entonces?
Ya se había atrevido a terminar con Takako, ahora quería estar con Kame, pero resultaba que quizá no quisiera saber más de él al enterarse que aquella relación ya no existía. ¿Qué le quedaba? ¿Largarse?
Al final, se había quedado como la moraleja de aquella vieja historia: como perro de las dos tortas, sin una y sin la otra.
Picaba su comida como si no le gustara nada de la misma. La verdad es que no tuvo tiempo de hacer nada por la noche y la mañana, así que resolvió comprar una caja de almuerzo en la cafetería y solo quedaban de esas que tenían varias rebanadas de jitomate… lo que odiaba.
Desde hacía dos días que estaba decaído por la sorpresa de que Takako y Jin ya no estuvieran juntos.
Estaba un poco enfadado con Maru por su descuido, cuando el mayor supo que lo había mandado con Jin, se deshizo en disculpas, dijo que anteriormente había hablado con él durante mucho rato y que quizá se le vino a la mente el salón equivocado.
Sí le creía, sobre todo por la cara de consternación que había puesto al momento de escuchar su reclamo. De cualquier modo, aún estaba enfadado porque no le había dicho que Jin puso término a su relación con Takako… y tampoco le creía que no supiera nada al respecto.
Según Maru, Jin se había guardado el secreto hasta hacía poco.
-He notado que te gusta mucho comer solo –Koki interrumpió sus pensamientos al verlo en el jardín, mirando su caja de almuerzo muy detenidamente.
-Ah… Tanaka-sensei… -la verdad no estaba con ánimos de ver a nadie, porque no sabía cómo se sentía. Estaba enfadado y triste al mismo tiempo, con Jin y consigo mismo, con Maru y con todo aquel que se atreviera a tocar el tema.
-No me gusta verte así… ¿Puedo hacerte compañía? –se sentó sin que Kame le respondiera que sí y abrió su caja de almuerzo.
El menor frunció la boca pensando que de estar de peor humor, le pediría que se fuera o simplemente tomaría sus cosas y se largaría, pero Koki había sido tan atento y considerado con él, que no podía desquitarse. Además, lo había escuchado aquella noche que lo invitó a cenar.
-Gracias, Tanaka-sensei –le agradeció por muchas cosas, pensando que… curiosamente, Jin había tenido la misma atención, pero lo más extraño era que no se sentía atraído por Koki.
-¿Mmm? ¿A qué te refieres? –preguntó el más grande mordiendo una gran onigiri.
-Por comer conmigo –sonrió, pero muy adentro le agradecía las veces que llegaba a hacerlo sonreír.
-Ah, descuida. Yo no sé por qué no comes en la cafetería, es más cómodo.
-Mmm… -movió su almuerzo, haciendo a un lado el jitomate- ¿puedo contarte un secreto?
-¿Secreto? –preguntó Koki ladeando la cabeza.
-Sí.
-Adelante, seré una tumba –contestó sellándose los labios con un cierre invisible.
-Gracias –dejó en paz su comida y miró fijamente hacia delante-. Antes me gustaba mucho comer en la cafetería pero… tengo demasiados recuerdos lindos de ese lugar y ahora… no quiero que regresen.
-Comprendo… -Koki probó el terreno- ¿Es por Akanishi-sensei?
-¿Eh? –Kame volteó de inmediato con su superior, impresionado por lo que estaba escuchando y con su mirada le cuestionó cómo es que sabía eso.
-Bueno, todos los profesores dicen que tú y él tenían una bonita amistad y que de un de repente… se distanciaron tanto que hasta se siente el ambiente pesado cuando están en un mismo lugar. Comían y a veces regresaban a casa juntos, ¿verdad?
-… ¿Quién es tu periódico, Tanaka-sensei? –preguntó asombrado por la cantidad de cosas que sabía en tan poco tiempo.
-Ah, te sorprenderías de todo lo que sé de los demás profesores –sonrió divertido, intentando hacer que Kame sonriera, pero solo consiguió una mirada severa de él-. Es broma, chico. No te enojes, pero obviamente no puedo decirte quién dice esas cosas.
-Es desagradable que hablen a espaldas de la gente –dijo muy molesto.
-¿Entonces es cierto? ¿Eran amigos? –Koki mordió su bola de arroz esperando que el menor no se enojara y se fuera.
-Sí, éramos amigos –quiso decir “buenos amigos”, pero le dolería mucho si lo hacía-, pero tuvimos problemas muy graves y… decidimos que distanciarnos era lo mejor.
-Creo eso también –Kame se sorprendió al escucharlo juzgar la situación-. Sí, no me pongas esa cara. Para serte sincero, ese tipo no me cae nada bien. Es un presumido y se la pasa dando órdenes… Ni que fuera al Director.
-… Es el segundo al mando en caso de que el Director se fuera –aclaró Kame sintiendo un poco de enfado al escuchar a Koki hablar mal de Jin.
-De cualquier modo, me enferma su forma de trabajar, siempre dando la impresión de que está ocupado y no tiene tiempo para descansar. Me molesta ese tipo de gente tan pretensiosa –dio una mordida con más ganas a la onigiri y Kame pensó que de ser Jin, le saldría una sonrisa.
-¿Crees que senpai es pretensioso? –ladeó la cabeza. Nunca había pensado así de Jin, de hecho, lo admiraba porque tenía trabajo todo el tiempo.
-¡Claro que sí! ¡Solo observa cómo se menea por los pasillos con sus dos nuevos amigos americanos que llegaron hace un par de días! Se unirán a la escuela pero primero están
acostumbrándose al idioma japonés y Akanishi está instruyéndolos porque DICEN que es el que tiene mejor nivel de inglés –dijo moviendo las manos como si estuviera hablando de un modelo muy importante que a todo el mundo le cae mal.
-Pues es verdad –contestó Kame tranquilamente, sin entender cuál era el punto del enfado de su compañero.
-Ese tipo de gente me molesta, Kamenashi –le aclaró enchuecando la boca, decepcionado de que el menor lo defendiera-. Y es evidente que a él tampoco le simpatizo.
-¿Por qué dices eso? ¿Te ha dicho algo? –no creía capaz a Jin de pelearse con algún profesor. Quizá le había dicho alguna cosa que Koki no toleró.
-Hemos tenido pequeños enfrentamientos. No has estado presente en ninguno pero es evidente que no soy de su gusto.
-Es raro que senpai se lleve mal con alguien. Sé que Kim Soon-sensei no lo soporta tampoco pero es porque sus personalidades son muy diferentes.
-No lo sé –se recargó en el respaldo de la banca y continuó comiendo su onigiri-. Pensé que te habrías enfadado con él por ese problema de supremacía que tiene.
-Lo que pasó es algo más serio que un problema de carácter –sonrió apenado y recordó el beso amargo de Jin en el aula.
-No te imagino siendo amigo suyo porque…
-Ya, dejemos el tema, ¿quieres? En realidad me pone incómodo y es algo que ya pasó –sonrió para alentar a Koki a cambiar la conversación y miró su almuerzo, listo para quitarle los jitomates.
-¿Por qué haces a un lado eso?
-Ah… Los odio… -apretó los labios sintiendo un poco de vergüenza.
-Pero no te hacen nada y además son buenos para la salud –tomó uno con los palillos de Kame y se lo echó a la boca-. ¿Ves? No me he muerto.
-¡Giack! ¿Cómo puedes comerlos solos? Son más asquerosos así –se quejó haciendo muecas de repulsión.
-Claro que no. Mira… si les pones sal y te lo comes así nada más, saben mucho mejor –tomó otro y se lo echó a la boca-. ¿Ves? Oishii~
-No me convences, Tanaka-sensei… -lo vio con una ceja alzada, pensando que su forma de comer era extraña pero no se sentía tentado a probar una rebanada de jitomate.
-Mmm… -se cruzó de brazos, pensando en cómo podría hacer que Kame se comiera las dos rebanadas restantes- Ya sé, sino te los comes, tendrás qué decirme qué pasó con Akanishi-sensei.
-No voy a decirte eso, Tanaka-sensei –contestó de inmediato mirándolo con un dejo de molestia.
-Está bien –se encogió de hombros y tomó las dos rebanadas para echárselas a la boca y decir después de tragar-. Me remuerde la consciencia dejar residuos de comida por la gente que no tiene recursos para comer siquiera jitomate.
-… Haces que me sienta mal por eso –hizo un puchero de inconformidad. Se sintió como un niño caprichoso y mimado, pero al final, Koki también lo mimaba porque se comía sus cosas en vez de obligarlo a acostumbrarse a comer de todo.
Mientras Kame y Koki continuaban animadamente en el jardín, no se dieron cuenta que Jin los había estado observando desde el principio. Pensó en salir y acompañarlo, intentando convencerlo que nada era culpa suya, pero se detuvo cuando vio que Koki se aproximaba casi corriendo a él y se sentaba sin que Kame le diera a entrada a hacerle compañía.
Le hirvió la sangre cuando se dio cuenta que Koki le quitaba los jitomates y se los comía, y fue un plus el que Kame le respondiera con pucheros. Esas situaciones eran suyas, nada más y nadie podía llegar a quitarle el lugar que se ganó en el corazón del menor pero… su tortuga parecía estar tan a gusto con su nuevo amigo que…
-Supongo que cualquiera puede hacerte feliz quitándote la comida que no te gusta, ¿ne? –no podía evitar pensar de esa manera al ver que Kame permitía esa confianza con el pelón profesor que detestaba por haberle quitado el puesto a su lindo Kame-chan.
-Teacher, what‟s wrong? –preguntó uno de los dos extranjeros que salían del baño.
-Oh, it‟s nothing. Ready? –contestó Jin sonriendo cortésmente.
-Jefferson is drying her hands.
-I‟m ready –contestó la aludida mientras tiraba en el cesto de la basura, un pedazo de papel con el que se limpiaba las manos húmedas.
-Let‟s go –Jin pasó de largo del jardín, no sin antes darle una mirada de soslayo a Koki y Kame, quiénes estaban riendo juntos.
-Y hablando del Rey de Roma –dijo Koki mirando hacia los ventanales que daban al pasillo, donde Jin y los otros dos profesores nuevos conversaban.
-¿Eh? –Kame ladeó la cabeza y miró hacia allá.
-De verdad… no entiendo qué tiene de bueno ese tipo –se cruzó de brazos y piernas, esperando a que desapareciera de su vista.
Kame no pudo decir nada al respecto. Estaba muy distraído intentando leer los labios de Jin, pensando que quizá podría descifrar lo que decía a los dos americanos, pero debido a la distancia, apenas podía distinguir cuando hablaba.
No le parecía justo… Él adoraba escucharlo hablar en inglés y ahora…
Movió la cabeza negativamente, regañándose por pensar en Jin de esa manera.
-¿Qué pasa, Kamenashi? –preguntó Koki desconcertado.
-Ah, nada –dijo sonriendo con timidez-. Me sentí mareado por un momento.
-Sí, tienes razón. Dan náuseas de solo verlo –Koki se puso de pie y se arregló el traje-. Vámonos de aquí, ¿ne?
-Ah, yo me quedaré un momento más. Me gusta éste lugar –rechazó Kame moviendo las manos.
-Está bien. Recuerda que tienes clases de japonés dentro de una hora, así que no llegues tarde –tomó sus cosas del almuerzo y se retiró dando un gran rodeo al plantel con tal de no entrar por donde estaban Jin, Smith y Jefferson.
-Hai, jefe.
No pudo evitar continuar mirando a Jin, que ahora reía por una broma hecha por uno de sus compañeros. Le gustaba cuando se reía, porque le parecía muy guapo estando feliz.
Ladeó un poco la cabeza cuando se dio cuenta que Smith le jaló el brazo, como si estuviera queriendo llamar su atención y Jin volvió a reírse por algo que seguramente, ese hombre le había comentado. Movió las manos rápidamente en forma negativa en frente suyo y continuaron riendo.
Se sonrojó cuando lo vio mover la boca de nuevo, mientras ambos extranjeros estaban escuchándolo y se divertían con sus chistes. Le daba la impresión de que su superior había crecido más pero… era imposible por la edad quetenía. Quizá él lo veía más alto porque le gustaba mucho…
De repente, se estremeció cuando las miradas de ambos se cruzaron y bajó la suya para evitarlo. Pocos segundos después, los cuáles se le antojaron largos, volvió a observarlo y volvía a reír con sus dos acompañantes, notando algo especial: ninguno era capaz de hacerlo reír como él. Cuando Jin reía estando con Kame era diferente, pues lo hacía con ternura y no completamente por diversión. Eso lo hizo sentir orgulloso y sonrió debido a esa ventaja.
Volvió a sacudir su cabeza negativamente y se regañó por soñar despierto. No podía ver a Jin como una opción. ¡No, no y no! Tenía qué sacárselo de la cabeza. Debía quizá odiarlo y…
-¡Se-senpai! Me asustaste… -dijo al levantar la mirada y verlo inclinado en frente suyo, observando sus muecas.
-¿Tienes idea de lo bonito que te ves aquí sentado y pensativo? –no pudo evitar decírselo después de ver la amenaza de Koki estando sentado al lado de la persona más linda que conocía, y aunque Kame no tenía el mismo brillo de antes, para él continuaba resaltando más entre todas las personas.
-¿Eh?... –se sorprendió al escucharlo hablarle de ese modo y se encogió de hombros, echando hacia atrás su espalda. No pudo evitar sonrojarse más de lo que estaba cuando sintió una mano de Jin sobre su rodilla- No hagas esto…
-¿Por qué no? Te quiero y ya me cansé de mantenerme alejado de ti –le habló con ternura, como si pudiera hacerle daño si incrementaba el nivel de su voz-. Sobre todo, habiendo ese tipo de gente asechándote… Simplemente no puedo permitirlo.
-¿De qué estás hablando? –no pudo hablarle fuerte porque sintió cómo Jin acariciaba la punta de sus dedos, los cuáles estaban sobre sus piernas.
-¿Qué puedo hacer para que me aceptes de nuevo contigo? ¿Para ser siquiera tu amigo y hacer las cosas de antes? –quiso juntar su frente con la del menor, pero la escuela no era un lugar muy seguro- No puedo estar tranquilo viéndote con… Tanaka-sensei…
-Él ha sido muy amable conmigo –esbozó un puchero esperando que con eso Jin se alejara y no fue así.
-Lo sé y por ese lado estoy agradecido pero…
-Senpai –lo llamó para que no continuara hablando, o de otro modo iba a querer escuchar más y más-, es mejor continuar como ahora. Yo no puedo estar con alguien que tenía por novia a una amiga mía y que ahora busca estar conmigo. Simplemente no, no soy tan desgraciado.
-¿Entonces qué significó ese beso? –esperó que Kame bajara su guardia, que se delatara solo con ponerse nervioso o no ser capaz de responder.
-… Un momento de debilidad…
-Yo lo llamaría que te contienes demasiado –suspiró y continuó teniendo mucha paciencia-. Si seguimos así… las cosas no terminarán bien.
-Entonces ya no me busques –dijo con determinación aún si comenzaba a sentir un nudo ligeramente apretado en la garganta.
-Eso es lo que tú quieres. ¿Qué hay de lo que yo quiero? –sintió que el corazón se le desgarraba cuando vio al menor negar con la cabeza.
-Ya sé lo que quieres…
-Kame-chan, si me dejaras hablar sobre el asunto…
-No, no quiero escucharte… -se puso de pie, alejándose un poco de Jin.
-¿Por qué? ¿No crees que tenga derecho a eso siquiera? –se incorporó y quiso seguirlo, pero Kame retrocedía cada vez más.
-Sí, creo que sería justo pero –apretó los labios, armándose de valor para huir de aquel sitio- …pero no quiero que me convenzas… porque yo también quiero estar contigo, porque estoy enamorado de ti… porque si escucho lo que quiero, es muy probable que caiga y no puedo… No debo estar contigo.
-Kame-chan… -quiso tomarle la mano pero Kame volvió a escapar.
-Con permiso… -se dio media vuelta y se fue por el camino que Koki siguió.
Jin tuvo ganas de seguirlo, pero prefirió no hacerlo debido a que había dejado a ambos profesores nuevos en el pasillo, y observaban a Jin desconcertados por lo que sucedía en el jardín. Aún sino pudieron escuchar la conversación, era evidente para ellos que hubo algún problema por la manera en que Kame se alejaba.
El mayor se llevó una mano a la frente. Creyó que terminando con Takako, Kame perdería sus fuerzas por la ilusión de estar juntos pero… se había equivocado. Parecía como si hubiera alzado sus defensas y ahora lo rechazaba en menos de diez minutos. Era… imposible hablar con él de alguna forma… Y el desgraciado pelón sí que podía. Pasaban tanto tiempo juntos que estaba muy aterrado de las cosas que pudieran hacer juntos y… su miedo era tanto, que temía que Kame se enamorara. ¿Cómo hacerle entender, que lo quería y esperaba ayudarlo a aceptar sus sentimientos tarde o temprano? Kame no lo dejaba siquiera explicarle eso…
Claro que estaba emocionado por escucharlo decirle que lo quería, pero más dolía el hecho de que por eso mismo escapara.
aki esta chicas el prox FDS les subo el otro cap ^^ cuidense yane
CAP 13
MURI
(Imposible)
MURI
(Imposible)
“-Ahora no Takako –dijo Jin mientras se la quitaba de encima con mucha delicadeza.
Ambos estaban en la cama, Jin quería dormir porque según él, había tenido un día muy pesado de trabajo, y aunque Takako de verdad lo había tenido, quería reavivar la chispa de la pasión entre los dos.
Ella se sentó en la cama peinando su cabello hacia atrás con sus dedos, frustrada porque hacía varias noches quería provocar a Jin a hacer el amor y no había tenido éxito. ¿Hacía cuánto que no estaban solos en la intimidad?... Quizá más de quince días… Tal vez tres semanas.
Jin se negaba a hacerlo y se le estaban terminando las ideas.
-¿Ahora cuál es la excusa, Jin? –preguntó al borde de las lágrimas por la desesperación e impotencia que sentía. Ser rechazada tantas veces consecutivas estaba dejándole un severo trauma y cada vez golpeaba más su orgullo como mujer.
-Ya te dije, estoy muy cansado y solo quiero dormir –contestó con mucha paciencia, pero suspiró cuando su novia no se movió-. Escúchame… sé que…
-¿Qué me vas a decir ahora? ¿“Mañana te prometo que lo haremos, pero no te enfades, Takako”? –preguntó volteando con él- ¿Crees que las cosas se arreglan así de sencillo, Jin? Tú tienes un problema que nos está afectando más de lo que piensas.
-Ya no hablo con él. Ni siquiera lo veo como antes –intentó convencerla acercándose pero ella lo evitó levantándose de la cama.
-¿Y qué sino lo ves? El hecho es que está interfiriendo entre nosotros. Estoy harta de sentir, que cada que me besas, quizá estés pensando en Kazuya-kun –dijo muy enfadada-. Me está volviendo loca, y francamente no sé si pueda continuar con esto –agregó mordiéndose la uña, sintiendo desesperación por no saber qué más podían hacer.
-Takako, hemos tenido ésta conversación ya muchas veces… Te dije que estoy dando lo mejor de mí, ¿por qué no me crees?
-¡No lo sé! Supongo que te perdí la confianza –se alteró volviendo a peinarse el cabello, evitando mirarlo.
-… ¿Qué dices? –aquello le perforó el corazón. No esperaba que Takako se sintiera insegura, que ya ni siquiera le creyera sus palabras. Aunque… no estaba tan equivocada sobre que no estaba teniendo ningún progreso.
-Jin, te dije que te daría otra oportunidad, que te perdonaba el que te hubieras fijado en otra persona, que íbamos a resolver esto juntos, como todas las cosas que hemos pasado y… -se llevó una mano a la boca. No podía creer que estuviera perdiendo contra un chico, ¡y cinco años menor que ella! Y para colmo… era su amigo…- La verdad es que no puedo con ésta carga.
-Takako… -estaba en shock. No sabía qué sentir sobre las palabras de su novia. ¿Se estaba dando por vencida?
-No puedo dejar de sentirme humillada por… Jin, ponte en mi lugar –le dirigió por fin una mirada y se puso una mano en el pecho-. Dime cómo te sentirías tú, si llegara una chica a cortejarme y estuviera olvidándome de ti. ¿Cómo te sentirías si… cada que te beso, tuvieras la impresión de que no eres tú a quién yo imagino mientras tengo los ojos cerrados? ¿Cómo te sentirías si te dijera, no quiero hacer el amor contigo porque estoy cansada, cuando en realidad es porque no siento el mismo deseo? –Jin bajó la vista avergonzado. Aunque nunca le había dicho ese tipo de cosas, todas eran ciertas- ¿Cómo te sentirías tú… si te estuvieran quitando al amor de tu vida, y para colmo un chico que consideraste tu amigo en alguna ocasión? ¡Dime!
De nuevo silencio. Podía comprender el punto, por eso estaba haciendo lo imposible por volver a enamorarse de ella pero… acostarse con Takako era demasiado rápido. Primero debía ir poco a poco, y de hecho lo habían intentado. Comenzaron a salir como al principio. Había caricias inocentes: besos, abrazos, mimos, etc. Pero cada que… A Jin le estaba siendo imposible sostener la relación con su novia gracias a que no sentía la necesidad de tenerla entre sus brazos…
-Jin, no quiero darme por vencida… -susurró limpiándose las lágrimas que habían salido durante ese silencio- De verdad quiero que sigamos juntos… Quiero seguir contigo, estar contigo, vivir contigo… Si podemos con esto… entonces quisiera casarme contigo.
Jin volteó a mirarla preocupado. No tenían qué llegar tan lejos para asegurarse de estar juntos por siempre y tener una relación estable. Y también podía ver en los ojos de su novia, que estaba dispuesta a complacerlo en todo, con tal de que no la dejara… No podía permitir que estuviera sacrificándose así. La estimaba demasiado, le tenía mucho cariño y por eso… por eso no debía dejar que continuara haciéndose tal daño.
-Pon un poco más de tu parte, por favor… -se llevó una mano al rostro para secarse las lágrimas y comportarse un poco más fuerte.
Él no hizo más que suspirar y se acercó a ella para rodearla con sus brazos y tranquilizarla. Quiso reconfortarla, diciéndole que pondría más de su parte, pero no quería darle falsas esperanzas, porque cada que estaba en la escuela le era imposible no pensar en Kame y quererlo cerca...”
-Senpai –lo llamó la voz de Machiko en frente de su escritorio.
-Ah, sí dime –dijo Jin saliendo de sus recuerdos.
-Lo buscan en recepción. La secretaria dice que son un par de extranjeros de nombre Smith y Jefferson, ¿los conoce?
-¿Mmm? No recuerdo esos nombres… -se acarició el mentón y se puso de pie- pero de todos modos iré a ver qué quieren.
-Sí, senpai –Machiko se dio media vuelta y se dirigió de nuevo a su escritorio.
Jin la siguió con la mirada y después cerró su bitácora. Observó el lugar de Kame por unos momentos y después se decidió a salir: el chico no estaba, en ese momento impartía clases de japonés por dos horas. En seguida miró el escritorio de Koki y le hirvió la sangre cuando pensó que ambos estaban dando una clase de la misma índole… Nunca se había sentido celoso en ese sentido, ni siquiera de pensar que Machiko y otros profesores también daban clases de inglés… ¡pero es que ese maldito pelón!…
-¡Ohayou! –saludó Maru entrando en la oficina de profesores con su portafolio en mano. Lo dejó en su lugar y comenzó a abrir sus cajones para sacar sus cosas y disponerse a trabajar.
Enfocó ahora su mirada en su amigo que acababa de llegar. Pensó que las cosas habían sido sumamente sencillas para él… ¿por qué no podía sonreírle la misma suerte? Ahora Maru estaba feliz, viviendo con su pareja que lo hacía tener energías todos los días, quien lo recibía en su casa y con quien quizá hacía el amor todas las noches… o tal vez, solo se la pasaban viendo la televisión hasta altas horas de la noche, pero juntos…
¿Y él…? ¿Hacía cuánto no disfrutaba de la cercanía de la persona que amaba? Ya mucho tiempo, porque ya no sentía lo mismo por Takako, y siendo sincero consigo mismo, no hacía nada por olvidarse de Kame y hacerla feliz… ¿Por qué todo tenía qué ser tan difícil?
-Senpai –lo volvió a llamar Machiko al verlo todavía ahí de pie.
-¡Ah, sí, claro! –dijo moviéndose de inmediato, dándose cuenta que ni siquiera el trabajo estaba quitándole a Kame de la cabeza.
-Kamenashi-sensei –lo llamó un alumno de edad madura.
-Yes? –contestó él volteando mientras guardaba sus cosas.
-When are we going to learn kanji?
-Maybe next month. I need to prepare you perfectly with hiragana and katakana, because if you can‟t read it well, then the furigana will be a problem –contestó Kame metiendo sus libros al portafolio.
-I see… -dijo el hombre asintiendo varias veces
-What? Are you impatient?
-No, it‟s not that. I know we need three thousand kanji to be able to read a newspaper, and that‟s the quantity for a High School Student, isn‟t it? So, the time we‟re going to spend will be…
-Is better if you don‟t think about it now. Kanji is difficult, so… for now just focus on hiragana and katakana. You don‟t need to rush yourself, It passed two weeks so… relax –el hombre sonrió desganado y salió del salón después de que Kame le diera una palmada en el hombro.
-Hey, Kamenashi-sensei, ¿me haces un favor? –pidió Maru asomándose al aula.
-Seguro, ¿qué es? –el chico se aproximó a su superior, de quién recibió un paquete color manila.
-Lleva esto al profesor del salón C-15, por favor. Estoy algo corto de tiempo y si se lo entrego yo mismo me hará muchas preguntas. A ti no creo que te pregunte y yo ya voy de salida. Tengo cursos con Fuji –contestó Maru preocupado porque Kame no pudiera hacerlo tampoco.
-Sí, claro. ¿A quién se lo tengo qué dar? –preguntó Kame ladeando la cabeza.
-A Lafountaine-sensei, por eso te digo que no habrá problema y no te preguntará nada porque poco sabe de japonés –se encogió de hombros divertido por darle poca oportunidad a su superior de tener más datos sobre las hojas que Maru mandaba.
-¿Pero tus clases con Fuji no son después del almuerzo? Apenas va a ser hora –alzó la ceja al mirar el reloj de pared que estaba detrás.
-Ah, es que… ahem… -miró a todos lados y después le murmuró a Kame- tengo una cita…
-Ahhh~… Entiendo~ -sonrió con picardía al entender que iba a salir con Ueda y abrazó el paquete de hojas- Está bien, se lo daré de tu parte pero me debes una, Nakamaru-sensei.
-Gracias, Kame-chan –le desordenó un poco el cabello y se dio media vuelta para irse.
-¿Cuál salón me dijiste? –le preguntó antes de que doblara por el recodo.
-¡C-15! –respondió agitando la mano para despedirse.
-C-15… -hizo memoria y recordó que ese salón estaba cerca de los sanitarios.
Podía bien, ir a darle las hojas en ese momento o esperar a que el presidente subiera a las oficinas docentes para entregarle el paquete y tomar su almuerzo en su lugar. Las dos opciones le agradaban, y ya estaba en el piso de los salones… así que decidió que era mejor idea entregárselo de una buena vez.
Así pues, caminó por los pasillos bastante animado. Ese día se sentía muy bien y no entendía cuál era la razón. Koki también lo había puesto de buen humor con su imitación del coreano que salía en el comercial nuevo de Coca-Cola. Ya comenzaba a acostumbrarse a ver a Jin y no hablarle, aunque eso no quería decir que le doliera muy poco el pasar desapercibido para él.
Había decidido dejar el asunto en paz y era cada día más soportable. Aunque a veces le daba pena con Maru, porque era amigo de ambos y tenía qué soportar quizá, las lágrimas de ambos, por eso ahora prefería irse a hablar con Ueda, así le daría menos peso qué cargar.
Llegó al lugar señalado y tocó la puerta, esperando a que el profesor de francés abriera. Fue en ese momento que escuchó la voz de Jin muy cercana.
-Yes, but… change the position.
Kame ladeó la cabeza un poco, reconociendo perfectamente el acento de su superior, y recordando también las primeras clases que había tenido en aquella institución, bajo la tutela y cuidado de Jin.
Se sonrojó al recordar cuando lo felicitaba y también, no pudo evitar sonreír cuando a su mente venía sus palabras más amables cuando le daba consejos para manejar a un salón. También la forma en que lo presentó con el primer grupo… parecía que había sido ayer cuando frunció la boca al tener qué quedarse con Jin casi todo el día.
Suspiró apesadumbrado. Hacía poco habían hablado tranquilamente en el elevador, aunque fueran unas palabras, pero había sido la conversación más civilizada que pudieron tener en varias semanas. Por eso Kame estaba feliz… pero ahora se recriminaba por ser un tonto: había dejado que Jin se acercara demasiado, lo suficiente para que lo besara y cruzar la línea que él intentaba mantener por medio de la cordura.
Después de ese incidente, el menor prefirió tomar de nuevo su distancia… aún si el beso lo había disfrutado mucho, aún si pensó en el momento, que lo necesitaba y que no se alejaría por nada del mundo porque quería sentirlo cerca siquiera una vez… pero después se dio cuenta de que cayó en la tentación y que ese momento de debilidad había arruinado todo el camino hacia la normalidad. Lo sabía porque cuando se separaron, aún si él seguía llorando, Jin volvió a besarlo, susurrándole que le gustaba mucho… y que si se lo pedía, podía dejar todo, cualquier cosa por tenerlo a su lado.
Era halagador… pero al mismo tiempo lo hacía sentir culpable… Eso no ayudaba nada a la relación de su superior con su novia. Solamente lograba ilusionar al mayor y ya lo había decidido antes, ¿no? Esa no era la forma de respetar la relación de dos personas que admiraba… por eso estaba tan enojado consigo mismo, por haber permitido tal suceso aún si lo disfrutó.
-You‟re a cheater! –escuchó claramente la voz de Jin detrás de la puerta que tenía en frente y no tuvo tiempo de reaccionar, porque tan sumido estaba en sus reflexiones, tardó segundos valiosos en reaccionar… y mucho menos pudo dispersar el rubor de sus mejillas cuando se abrió y dejó ver la figura alta y firma de su superior- ¿Eh?...
Kame lo miró directamente a los ojos, aún sonrojado ligeramente y con el paquete entre sus brazos, temblando por tenerlo tan cerca por primera vez en muchas semanas. Por alguna razón lo vio más apuesto de lo que le parecía cuando se frecuentaban mucho… quizá era su personalidad cursi.
Por su parte, Jin no podía dar crédito a lo que veía con sus ojos: Kame estaba en frente suyo, mirándolo con sus ojitos color chocolate, aquellos que tanto le gustaban y… ¿era su imaginación o estaba sonrojado? De inmediato observó cómo ambas esferas brillaban al verlo, ¿cuánto había esperado a contemplar ese espectáculo de tan cerca nuevamente?
-Kame… nashi-sensei –quiso llamarlo “Kame-chan”, pero estaba dando una clase y no era apropiado.
-Lo siento, creo que… me equivoqué de salón –dijo apretando los labios y retrocediendo con timidez.
-¡Espera! –lo detuvo por la muñeca con mucha discreción y después volteó con su clase- Do the last part of the lesson. If you don‟t understand something, leave it blank, we‟ll try it later, ok? –dicho esto cerró la puerta y dejó a toda la clase consternada, pues apenas comenzaban con esa lección y era absurdo que pudieran hacerla solos… Obviamente dejarían casi todo sin contestar.
Fuera del salón, Kame abrazaba fuertemente el paquete de hojas manila, con la cabeza baja y pensando que Jin quizá iba a decirle alguna cosa hiriente porque gracias a su alejamiento, lo había hecho enfadar de nuevo. No tenía la menor idea de qué podía ser pero… dudaba mucho que lo llamara solo porque quería abrazarlo o disculparse…
-¿Qué haces aquí, Kame-chan? –no pudo evitar llamarlo “chan”, de verdad lo extrañaba tanto que necesitaba hacerle saber lo mucho que lo apreciaba.
-Ah… Nakamaru-sensei me mandó al salón C-15, con el profesor Lafountaine, pero… -miró a Jin de reojo y con timidez, sonrojándose aún más porque se despistó- creo que me equivoqué.
-No, no te has equivocado –contestó Jin sonriendo y dejando escapar una risita enternecida, dando gracias por poder ver de nuevo esos gestos que tanto le gustaban-. Es el salón C-15, pero… Monsieur Lafountaine enseigne au C-2 pour le moment.
Kame se sorprendió mucho al escucharlo hablar francés. No tenía conocimiento de que pudiera hacerlo y además… si ya se escuchaba lo suficientemente atractivo hablando inglés, ahora con el francés lo había dejado anonadado.
-Pardon? –Jin movió la cabeza encantado con su rostro sorprendido, sin duda se veía tan lindo todo desconcertado y con la boca ligeramente abierta. No tenía la menor idea de que seguía sintiendo algo por él y eso lo hizo sentir más tranquilo, pues todavía le pertenecía su corazón.
-… N-no sabía que también hablabas francés… -Kame bajó la cabeza, sin entender ni una sola palabra de lo que Jin había dicho anteriormente.
-I can‟t. I just know a few words and phrases –le aclaró con una sonrisa divertida.
-… Te estabas burlando de mí, ¿verdad? –hizo un puchero y se alejó un poco para tener plena seguridad de no quedar a su merced y que pasara algún incidente como… un beso de nuevo.
-No, it‟s the truth, but I can speak italian too –dijo sonriendo abiertamente.
-No te creo… -contestó Kame abrazando más le paquete de hojas.
-Why not? –estaba muy agradecido de que no saliera corriendo y… también, que le hablara con toda tranquilidad. Ok, mentira, era evidente que Kame estaba muy nervioso teniéndolo en frente pero… necesitaba tenerlo cerca y… aprovechar para decirle algo.
-„Cause you said before that I‟m easy to pick on, that‟s why I don‟t trust you –se sintió un poco culpable por seguirle el juego, pero no tenía nada de malo sino profundizaban nada, ¿cierto? Al final, solo era una conversación entre compañeros de trabajo…
-You broke my heart, Kame-chan –le advirtió haciendo un puchero de reclamo.
-You too… -bajó la mirada y no pudo evitar sentirse mal debido a los recuerdos de hacía semanas, cuando Jin lo besó por primera vez y su constante lucha por sacarlo de su corazón. Y era en ese momento que se daba cuenta, que su calma por tenerlo lejos era solo eso, porque estaba lejos, ya que ahora que estaba tan cerca… su corazón no podía dejar de latir con rapidez y su rostro estaba rojo. Podía sentirlo.
-Hey –lo llamó levantándole el rostro con su mano apoyada en su mentón, y vio con gran satisfacción que Kame no se opuso-, ¿nos vemos para almorzar? Ya sabes… recordemos viejos tiempos.
-¡M…! –de inmediato iba a rechazar la oferta, pero Jin le tapó los labios con su mano y le ganó la palabra.
-Si te preocupa que tenga una doble intención, haces bien en sospecharlo pero… ésta vez no tendrás por qué sentirte mal –lo próximo que diría era una prueba de fuego, porque Kame podría tomarlo a bien o no.
El menor ladeó la cabeza sin entender y esperó a que Jin continuara hablando. De verdad deseaba poder comer con él y si había alguna forma de que se volviera realidad, entonces la intentaría. Lo extrañaba mucho, aún si poco se había hecho a la idea de que ya nada sería igual.
-… El mes pasado… terminé con Takako –dijo Jin esperando una reacción positiva de Kame.
-… ¿Eh? –preguntó sin poder dar crédito a lo que estaban escuchando sus oídos. ¿Que había hecho qué? ¿Hacía cuánto? O sea que… Jin estaba… libre pero… pero…- ¿Fue mi culpa, cierto?
-N-no la tienes. Ya te dije antes que…
-No me hace sentir feliz, senpai –Kame desvió la mirada, bajándola también y alejándose considerablemente de Jin.
-No, Kame-chan, espera… yo… -quiso alcanzarlo pero el menor retrocedía cada vez más y se sentía cada vez más responsable.
Pero el menor no lo dejó terminar y salió casi corriendo de ahí, dirigiéndose al salón C-2. No podía dar crédito a lo que escuchaba… De seguro ahora Takako lo odiaba y lo que menos quería era que ambos terminaran con la relación, porque sabía que de hacerlo, el único culpable ahí sería él porque había entrado en su vida sin avisar, y de repente, conquistando a Jin sin proponérselo.
Ahora su mayor temor era realidad, la relación que tanto respetaba se volvía pedazos. Lo que menos quería escuchar era verdad… por otro lado estaba aliviado, porque sentía que así podía sentirse menos asfixiado por sus sentimientos… pero de cualquier modo…
Su mente era un mar de ideas, no podía pensar con claridad, pero lo que era cierto, era que se sentía cien porciento culpable de que hubieran terminado.
-¿Por qué…? –se preguntó Jin al verlo huir muy enfadado por la noticia- ¿Qué hago entonces?
Se recargó en la puerta, pensando que no podía tener a gusto a nadie. Si se quedaba con Takako, estaba lastimándose a sí mismo y también a ella, por eso había resuelto en terminar… y su ex novia no había puesto objeción, pero se imaginó que lloró un mar al darse cuenta que había perdido. Por otro lado, no podía amar a Kame porque estaba lastimándolo cada vez más, pero tenerlo lejos también les hacía daño… ¿qué debía hacer entonces?
Ya se había atrevido a terminar con Takako, ahora quería estar con Kame, pero resultaba que quizá no quisiera saber más de él al enterarse que aquella relación ya no existía. ¿Qué le quedaba? ¿Largarse?
Al final, se había quedado como la moraleja de aquella vieja historia: como perro de las dos tortas, sin una y sin la otra.
Picaba su comida como si no le gustara nada de la misma. La verdad es que no tuvo tiempo de hacer nada por la noche y la mañana, así que resolvió comprar una caja de almuerzo en la cafetería y solo quedaban de esas que tenían varias rebanadas de jitomate… lo que odiaba.
Desde hacía dos días que estaba decaído por la sorpresa de que Takako y Jin ya no estuvieran juntos.
Estaba un poco enfadado con Maru por su descuido, cuando el mayor supo que lo había mandado con Jin, se deshizo en disculpas, dijo que anteriormente había hablado con él durante mucho rato y que quizá se le vino a la mente el salón equivocado.
Sí le creía, sobre todo por la cara de consternación que había puesto al momento de escuchar su reclamo. De cualquier modo, aún estaba enfadado porque no le había dicho que Jin puso término a su relación con Takako… y tampoco le creía que no supiera nada al respecto.
Según Maru, Jin se había guardado el secreto hasta hacía poco.
-He notado que te gusta mucho comer solo –Koki interrumpió sus pensamientos al verlo en el jardín, mirando su caja de almuerzo muy detenidamente.
-Ah… Tanaka-sensei… -la verdad no estaba con ánimos de ver a nadie, porque no sabía cómo se sentía. Estaba enfadado y triste al mismo tiempo, con Jin y consigo mismo, con Maru y con todo aquel que se atreviera a tocar el tema.
-No me gusta verte así… ¿Puedo hacerte compañía? –se sentó sin que Kame le respondiera que sí y abrió su caja de almuerzo.
El menor frunció la boca pensando que de estar de peor humor, le pediría que se fuera o simplemente tomaría sus cosas y se largaría, pero Koki había sido tan atento y considerado con él, que no podía desquitarse. Además, lo había escuchado aquella noche que lo invitó a cenar.
-Gracias, Tanaka-sensei –le agradeció por muchas cosas, pensando que… curiosamente, Jin había tenido la misma atención, pero lo más extraño era que no se sentía atraído por Koki.
-¿Mmm? ¿A qué te refieres? –preguntó el más grande mordiendo una gran onigiri.
-Por comer conmigo –sonrió, pero muy adentro le agradecía las veces que llegaba a hacerlo sonreír.
-Ah, descuida. Yo no sé por qué no comes en la cafetería, es más cómodo.
-Mmm… -movió su almuerzo, haciendo a un lado el jitomate- ¿puedo contarte un secreto?
-¿Secreto? –preguntó Koki ladeando la cabeza.
-Sí.
-Adelante, seré una tumba –contestó sellándose los labios con un cierre invisible.
-Gracias –dejó en paz su comida y miró fijamente hacia delante-. Antes me gustaba mucho comer en la cafetería pero… tengo demasiados recuerdos lindos de ese lugar y ahora… no quiero que regresen.
-Comprendo… -Koki probó el terreno- ¿Es por Akanishi-sensei?
-¿Eh? –Kame volteó de inmediato con su superior, impresionado por lo que estaba escuchando y con su mirada le cuestionó cómo es que sabía eso.
-Bueno, todos los profesores dicen que tú y él tenían una bonita amistad y que de un de repente… se distanciaron tanto que hasta se siente el ambiente pesado cuando están en un mismo lugar. Comían y a veces regresaban a casa juntos, ¿verdad?
-… ¿Quién es tu periódico, Tanaka-sensei? –preguntó asombrado por la cantidad de cosas que sabía en tan poco tiempo.
-Ah, te sorprenderías de todo lo que sé de los demás profesores –sonrió divertido, intentando hacer que Kame sonriera, pero solo consiguió una mirada severa de él-. Es broma, chico. No te enojes, pero obviamente no puedo decirte quién dice esas cosas.
-Es desagradable que hablen a espaldas de la gente –dijo muy molesto.
-¿Entonces es cierto? ¿Eran amigos? –Koki mordió su bola de arroz esperando que el menor no se enojara y se fuera.
-Sí, éramos amigos –quiso decir “buenos amigos”, pero le dolería mucho si lo hacía-, pero tuvimos problemas muy graves y… decidimos que distanciarnos era lo mejor.
-Creo eso también –Kame se sorprendió al escucharlo juzgar la situación-. Sí, no me pongas esa cara. Para serte sincero, ese tipo no me cae nada bien. Es un presumido y se la pasa dando órdenes… Ni que fuera al Director.
-… Es el segundo al mando en caso de que el Director se fuera –aclaró Kame sintiendo un poco de enfado al escuchar a Koki hablar mal de Jin.
-De cualquier modo, me enferma su forma de trabajar, siempre dando la impresión de que está ocupado y no tiene tiempo para descansar. Me molesta ese tipo de gente tan pretensiosa –dio una mordida con más ganas a la onigiri y Kame pensó que de ser Jin, le saldría una sonrisa.
-¿Crees que senpai es pretensioso? –ladeó la cabeza. Nunca había pensado así de Jin, de hecho, lo admiraba porque tenía trabajo todo el tiempo.
-¡Claro que sí! ¡Solo observa cómo se menea por los pasillos con sus dos nuevos amigos americanos que llegaron hace un par de días! Se unirán a la escuela pero primero están
acostumbrándose al idioma japonés y Akanishi está instruyéndolos porque DICEN que es el que tiene mejor nivel de inglés –dijo moviendo las manos como si estuviera hablando de un modelo muy importante que a todo el mundo le cae mal.
-Pues es verdad –contestó Kame tranquilamente, sin entender cuál era el punto del enfado de su compañero.
-Ese tipo de gente me molesta, Kamenashi –le aclaró enchuecando la boca, decepcionado de que el menor lo defendiera-. Y es evidente que a él tampoco le simpatizo.
-¿Por qué dices eso? ¿Te ha dicho algo? –no creía capaz a Jin de pelearse con algún profesor. Quizá le había dicho alguna cosa que Koki no toleró.
-Hemos tenido pequeños enfrentamientos. No has estado presente en ninguno pero es evidente que no soy de su gusto.
-Es raro que senpai se lleve mal con alguien. Sé que Kim Soon-sensei no lo soporta tampoco pero es porque sus personalidades son muy diferentes.
-No lo sé –se recargó en el respaldo de la banca y continuó comiendo su onigiri-. Pensé que te habrías enfadado con él por ese problema de supremacía que tiene.
-Lo que pasó es algo más serio que un problema de carácter –sonrió apenado y recordó el beso amargo de Jin en el aula.
-No te imagino siendo amigo suyo porque…
-Ya, dejemos el tema, ¿quieres? En realidad me pone incómodo y es algo que ya pasó –sonrió para alentar a Koki a cambiar la conversación y miró su almuerzo, listo para quitarle los jitomates.
-¿Por qué haces a un lado eso?
-Ah… Los odio… -apretó los labios sintiendo un poco de vergüenza.
-Pero no te hacen nada y además son buenos para la salud –tomó uno con los palillos de Kame y se lo echó a la boca-. ¿Ves? No me he muerto.
-¡Giack! ¿Cómo puedes comerlos solos? Son más asquerosos así –se quejó haciendo muecas de repulsión.
-Claro que no. Mira… si les pones sal y te lo comes así nada más, saben mucho mejor –tomó otro y se lo echó a la boca-. ¿Ves? Oishii~
-No me convences, Tanaka-sensei… -lo vio con una ceja alzada, pensando que su forma de comer era extraña pero no se sentía tentado a probar una rebanada de jitomate.
-Mmm… -se cruzó de brazos, pensando en cómo podría hacer que Kame se comiera las dos rebanadas restantes- Ya sé, sino te los comes, tendrás qué decirme qué pasó con Akanishi-sensei.
-No voy a decirte eso, Tanaka-sensei –contestó de inmediato mirándolo con un dejo de molestia.
-Está bien –se encogió de hombros y tomó las dos rebanadas para echárselas a la boca y decir después de tragar-. Me remuerde la consciencia dejar residuos de comida por la gente que no tiene recursos para comer siquiera jitomate.
-… Haces que me sienta mal por eso –hizo un puchero de inconformidad. Se sintió como un niño caprichoso y mimado, pero al final, Koki también lo mimaba porque se comía sus cosas en vez de obligarlo a acostumbrarse a comer de todo.
Mientras Kame y Koki continuaban animadamente en el jardín, no se dieron cuenta que Jin los había estado observando desde el principio. Pensó en salir y acompañarlo, intentando convencerlo que nada era culpa suya, pero se detuvo cuando vio que Koki se aproximaba casi corriendo a él y se sentaba sin que Kame le diera a entrada a hacerle compañía.
Le hirvió la sangre cuando se dio cuenta que Koki le quitaba los jitomates y se los comía, y fue un plus el que Kame le respondiera con pucheros. Esas situaciones eran suyas, nada más y nadie podía llegar a quitarle el lugar que se ganó en el corazón del menor pero… su tortuga parecía estar tan a gusto con su nuevo amigo que…
-Supongo que cualquiera puede hacerte feliz quitándote la comida que no te gusta, ¿ne? –no podía evitar pensar de esa manera al ver que Kame permitía esa confianza con el pelón profesor que detestaba por haberle quitado el puesto a su lindo Kame-chan.
-Teacher, what‟s wrong? –preguntó uno de los dos extranjeros que salían del baño.
-Oh, it‟s nothing. Ready? –contestó Jin sonriendo cortésmente.
-Jefferson is drying her hands.
-I‟m ready –contestó la aludida mientras tiraba en el cesto de la basura, un pedazo de papel con el que se limpiaba las manos húmedas.
-Let‟s go –Jin pasó de largo del jardín, no sin antes darle una mirada de soslayo a Koki y Kame, quiénes estaban riendo juntos.
-Y hablando del Rey de Roma –dijo Koki mirando hacia los ventanales que daban al pasillo, donde Jin y los otros dos profesores nuevos conversaban.
-¿Eh? –Kame ladeó la cabeza y miró hacia allá.
-De verdad… no entiendo qué tiene de bueno ese tipo –se cruzó de brazos y piernas, esperando a que desapareciera de su vista.
Kame no pudo decir nada al respecto. Estaba muy distraído intentando leer los labios de Jin, pensando que quizá podría descifrar lo que decía a los dos americanos, pero debido a la distancia, apenas podía distinguir cuando hablaba.
No le parecía justo… Él adoraba escucharlo hablar en inglés y ahora…
Movió la cabeza negativamente, regañándose por pensar en Jin de esa manera.
-¿Qué pasa, Kamenashi? –preguntó Koki desconcertado.
-Ah, nada –dijo sonriendo con timidez-. Me sentí mareado por un momento.
-Sí, tienes razón. Dan náuseas de solo verlo –Koki se puso de pie y se arregló el traje-. Vámonos de aquí, ¿ne?
-Ah, yo me quedaré un momento más. Me gusta éste lugar –rechazó Kame moviendo las manos.
-Está bien. Recuerda que tienes clases de japonés dentro de una hora, así que no llegues tarde –tomó sus cosas del almuerzo y se retiró dando un gran rodeo al plantel con tal de no entrar por donde estaban Jin, Smith y Jefferson.
-Hai, jefe.
No pudo evitar continuar mirando a Jin, que ahora reía por una broma hecha por uno de sus compañeros. Le gustaba cuando se reía, porque le parecía muy guapo estando feliz.
Ladeó un poco la cabeza cuando se dio cuenta que Smith le jaló el brazo, como si estuviera queriendo llamar su atención y Jin volvió a reírse por algo que seguramente, ese hombre le había comentado. Movió las manos rápidamente en forma negativa en frente suyo y continuaron riendo.
Se sonrojó cuando lo vio mover la boca de nuevo, mientras ambos extranjeros estaban escuchándolo y se divertían con sus chistes. Le daba la impresión de que su superior había crecido más pero… era imposible por la edad quetenía. Quizá él lo veía más alto porque le gustaba mucho…
De repente, se estremeció cuando las miradas de ambos se cruzaron y bajó la suya para evitarlo. Pocos segundos después, los cuáles se le antojaron largos, volvió a observarlo y volvía a reír con sus dos acompañantes, notando algo especial: ninguno era capaz de hacerlo reír como él. Cuando Jin reía estando con Kame era diferente, pues lo hacía con ternura y no completamente por diversión. Eso lo hizo sentir orgulloso y sonrió debido a esa ventaja.
Volvió a sacudir su cabeza negativamente y se regañó por soñar despierto. No podía ver a Jin como una opción. ¡No, no y no! Tenía qué sacárselo de la cabeza. Debía quizá odiarlo y…
-¡Se-senpai! Me asustaste… -dijo al levantar la mirada y verlo inclinado en frente suyo, observando sus muecas.
-¿Tienes idea de lo bonito que te ves aquí sentado y pensativo? –no pudo evitar decírselo después de ver la amenaza de Koki estando sentado al lado de la persona más linda que conocía, y aunque Kame no tenía el mismo brillo de antes, para él continuaba resaltando más entre todas las personas.
-¿Eh?... –se sorprendió al escucharlo hablarle de ese modo y se encogió de hombros, echando hacia atrás su espalda. No pudo evitar sonrojarse más de lo que estaba cuando sintió una mano de Jin sobre su rodilla- No hagas esto…
-¿Por qué no? Te quiero y ya me cansé de mantenerme alejado de ti –le habló con ternura, como si pudiera hacerle daño si incrementaba el nivel de su voz-. Sobre todo, habiendo ese tipo de gente asechándote… Simplemente no puedo permitirlo.
-¿De qué estás hablando? –no pudo hablarle fuerte porque sintió cómo Jin acariciaba la punta de sus dedos, los cuáles estaban sobre sus piernas.
-¿Qué puedo hacer para que me aceptes de nuevo contigo? ¿Para ser siquiera tu amigo y hacer las cosas de antes? –quiso juntar su frente con la del menor, pero la escuela no era un lugar muy seguro- No puedo estar tranquilo viéndote con… Tanaka-sensei…
-Él ha sido muy amable conmigo –esbozó un puchero esperando que con eso Jin se alejara y no fue así.
-Lo sé y por ese lado estoy agradecido pero…
-Senpai –lo llamó para que no continuara hablando, o de otro modo iba a querer escuchar más y más-, es mejor continuar como ahora. Yo no puedo estar con alguien que tenía por novia a una amiga mía y que ahora busca estar conmigo. Simplemente no, no soy tan desgraciado.
-¿Entonces qué significó ese beso? –esperó que Kame bajara su guardia, que se delatara solo con ponerse nervioso o no ser capaz de responder.
-… Un momento de debilidad…
-Yo lo llamaría que te contienes demasiado –suspiró y continuó teniendo mucha paciencia-. Si seguimos así… las cosas no terminarán bien.
-Entonces ya no me busques –dijo con determinación aún si comenzaba a sentir un nudo ligeramente apretado en la garganta.
-Eso es lo que tú quieres. ¿Qué hay de lo que yo quiero? –sintió que el corazón se le desgarraba cuando vio al menor negar con la cabeza.
-Ya sé lo que quieres…
-Kame-chan, si me dejaras hablar sobre el asunto…
-No, no quiero escucharte… -se puso de pie, alejándose un poco de Jin.
-¿Por qué? ¿No crees que tenga derecho a eso siquiera? –se incorporó y quiso seguirlo, pero Kame retrocedía cada vez más.
-Sí, creo que sería justo pero –apretó los labios, armándose de valor para huir de aquel sitio- …pero no quiero que me convenzas… porque yo también quiero estar contigo, porque estoy enamorado de ti… porque si escucho lo que quiero, es muy probable que caiga y no puedo… No debo estar contigo.
-Kame-chan… -quiso tomarle la mano pero Kame volvió a escapar.
-Con permiso… -se dio media vuelta y se fue por el camino que Koki siguió.
Jin tuvo ganas de seguirlo, pero prefirió no hacerlo debido a que había dejado a ambos profesores nuevos en el pasillo, y observaban a Jin desconcertados por lo que sucedía en el jardín. Aún sino pudieron escuchar la conversación, era evidente para ellos que hubo algún problema por la manera en que Kame se alejaba.
El mayor se llevó una mano a la frente. Creyó que terminando con Takako, Kame perdería sus fuerzas por la ilusión de estar juntos pero… se había equivocado. Parecía como si hubiera alzado sus defensas y ahora lo rechazaba en menos de diez minutos. Era… imposible hablar con él de alguna forma… Y el desgraciado pelón sí que podía. Pasaban tanto tiempo juntos que estaba muy aterrado de las cosas que pudieran hacer juntos y… su miedo era tanto, que temía que Kame se enamorara. ¿Cómo hacerle entender, que lo quería y esperaba ayudarlo a aceptar sus sentimientos tarde o temprano? Kame no lo dejaba siquiera explicarle eso…
Claro que estaba emocionado por escucharlo decirle que lo quería, pero más dolía el hecho de que por eso mismo escapara.
aki esta chicas el prox FDS les subo el otro cap ^^ cuidense yane
meiii.pindy- Mensajes : 77
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Edad : 32
Localización : Santiago de Chile
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
Wa!!!!!!!!!!!!
Gracias!!!!!!he estado esperando sta conti!!!
Haaa mi kazu... Yq dejate kerer x jinjin!!!!!
Ya pueden ser felices juntos!!!!
Gracias!!!!!!he estado esperando sta conti!!!
Haaa mi kazu... Yq dejate kerer x jinjin!!!!!
Ya pueden ser felices juntos!!!!
DANNYKAZU- Mensajes : 627
Fecha de inscripción : 29/06/2011
Edad : 37
Localización : en el caparazon de kazu
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
wiiii al fin el capi mi leer!!! ^^
takako me da pena Y.Y pero si ella lo sabe por que sigue con jin? solo le hace daño por que no lo deja? y jin es un baka por que no la deja? son unos bakas solo se hacen daño ellos!!!
takako-san yo te apoyo jin es un baka y no se da cuenta de que te hace daño con eso
jin baka... tienes que dejarla por su bien...
U.u si ni en el trabajo se concentra!!!
buah que mal... kame se esta acostumbrando a la actitud de jin... nee jin si sigues asi lo vas a perder de verdad
waaaaaa jin como intenta mantener a kame ahi jajaja y kame es un testarudo si jin no quiere a takako tu no puedes hacer nada aunque te alejes baka!!
oh... jin va muy lanzado kame saldra corriendo...
el muy sucio le dijo que habia terminado con takako!!! pero espera!!! si kame los vio besandose!!! cuando fue que los vio? no hace mucho verdad?!!
ahhh kame!!!! voy a ir alli y te voy a dar de zapes!!! que crees que el amor se maneja como uno gusta? baka!!!
jin yo te consuelo aunque de verdad no te perdono que le hayas dicho eso
ahhh jin ya habia terminado con takako? entonces el recuerdo del principio de cuando fue? lol nyaomi realmente confundida xDDD
jin no te vayas no ese baka de kame es... es... es... un baka!!
eso baka ¬¬ vete con koki pero vete lejos!!!! >.<
juas koki!!! no conoces a jin no te metas con el!!!! el es bueno ¬¬ deja de hablar asi de el!! kame haz algo!!
lol koki y su psicologia xDDD
que decirte kame ¬¬ sufres al verle con ellos? te aguantas
ya kame no te resistas onegai!! si tu tambien lo quieres!!! bakaaaaaaaaaa jin enserio... ese niñito malcriado no merece la pena olvidate de el >.<
ahhhhhh ya pon el siguiente donde lo escondes? quiero leerlo ya!! T.T kame me pone de los nervios jajajaja
takako me da pena Y.Y pero si ella lo sabe por que sigue con jin? solo le hace daño por que no lo deja? y jin es un baka por que no la deja? son unos bakas solo se hacen daño ellos!!!
takako-san yo te apoyo jin es un baka y no se da cuenta de que te hace daño con eso
jin baka... tienes que dejarla por su bien...
U.u si ni en el trabajo se concentra!!!
buah que mal... kame se esta acostumbrando a la actitud de jin... nee jin si sigues asi lo vas a perder de verdad
waaaaaa jin como intenta mantener a kame ahi jajaja y kame es un testarudo si jin no quiere a takako tu no puedes hacer nada aunque te alejes baka!!
oh... jin va muy lanzado kame saldra corriendo...
el muy sucio le dijo que habia terminado con takako!!! pero espera!!! si kame los vio besandose!!! cuando fue que los vio? no hace mucho verdad?!!
ahhh kame!!!! voy a ir alli y te voy a dar de zapes!!! que crees que el amor se maneja como uno gusta? baka!!!
jin yo te consuelo aunque de verdad no te perdono que le hayas dicho eso
ahhh jin ya habia terminado con takako? entonces el recuerdo del principio de cuando fue? lol nyaomi realmente confundida xDDD
jin no te vayas no ese baka de kame es... es... es... un baka!!
eso baka ¬¬ vete con koki pero vete lejos!!!! >.<
juas koki!!! no conoces a jin no te metas con el!!!! el es bueno ¬¬ deja de hablar asi de el!! kame haz algo!!
lol koki y su psicologia xDDD
que decirte kame ¬¬ sufres al verle con ellos? te aguantas
ya kame no te resistas onegai!! si tu tambien lo quieres!!! bakaaaaaaaaaa jin enserio... ese niñito malcriado no merece la pena olvidate de el >.<
ahhhhhh ya pon el siguiente donde lo escondes? quiero leerlo ya!! T.T kame me pone de los nervios jajajaja
Nyaomi- Mensajes : 543
Fecha de inscripción : 02/07/2011
Edad : 33
Localización : Recorriendo la Johnny's ^^
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
hacia mucho que no leia!!! jejeje
azura!!!!! cuando vas a regresar!!!??? ya no nos queres???? sniffff
me encanta el fic!!! y el maruda no es mi preferido para tachan pero kyaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!! mi feliz por ueda!!!!!!!!! *sara aplaude como foca*
me muero cuando jinjincito llama pelón a koki!!!!
por fa dame mas conti prontito!!! y gracias por subirlo!
azura!!!!! cuando vas a regresar!!!??? ya no nos queres???? sniffff
me encanta el fic!!! y el maruda no es mi preferido para tachan pero kyaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!! mi feliz por ueda!!!!!!!!! *sara aplaude como foca*
me muero cuando jinjincito llama pelón a koki!!!!
por fa dame mas conti prontito!!! y gracias por subirlo!
Princesa Saranini de Ueda- Mensajes : 2587
Fecha de inscripción : 07/01/2011
Edad : 35
Localización : en UEPOPUTOPIA : soy la princesa hada que sirve al principito Ueda
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
oMO! subiste capi y yo ni enterada por andar de fugada!! Mi ya lo leyo y la verdad me dejo con un poco de ganas de maaaas espero que subas prontito el 14!!! de nuevo gracias por traer el fic!
kissus!
kissus!
aliz_kasanugi- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 07/01/2011
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
Es mi idea o te gusta hacernos sufrir!? xD
Exigo capi 14!!!!! meiii.pindy sube el 14!! porfis
Exigo capi 14!!!!! meiii.pindy sube el 14!! porfis
aliz_kasanugi- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 07/01/2011
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
waaaaaaaaa k bonito!!pobre d jin!
termino ko takako para poder estar kon kame
y kame se siente culpable!
ambos sufren!!
waaa meii-chan sube pronto la conti!!!
por fa!
esta tan bonito k kiero leer mas!
onegai!
bueno me voi
bye~~!!
termino ko takako para poder estar kon kame
y kame se siente culpable!
ambos sufren!!
waaa meii-chan sube pronto la conti!!!
por fa!
esta tan bonito k kiero leer mas!
onegai!
bueno me voi
bye~~!!
yuuko_jin- Mensajes : 199
Fecha de inscripción : 05/05/2011
Localización : en un lugar muy cerca de la JE
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
SARA-NG21 escribió:hacia mucho que no leia!!! jejeje
azura!!!!! cuando vas a regresar!!!??? ya no nos queres???? sniffff
Sara!!! olasssss!!! de timeeeeeeee!! q es de tu vida^^
si..waaa hace tiempix q no paso por aki, ando ocupadiña con otros asuantos *W*
recientemente se me dio por leer mangas yaoi xd
y encontre doujinshis akame wiiii estan de lo mas lindoo!!! pero la mejor es Chalico , ella es la q mejor los dibuja (los hace bastante parecidos al akame*O* )
si kisas no sabes aun de la existencia de los doujins akame, te los recomiendo, son muy buenos!!!
si pos ahy ando , gracias x acordarte de mi^w^
y nos es q no los kiera (de eso nada) de las q conosco aki estan tu(sara) xio & mayi y sobre los ficus, creo siempre amare los fics, en especial del jin&kame
spero poder retomrar de nuevo los comentes en el foriño
pd: ojala y meiii pueda actualizar pronto t___t
Chaitossss y muchos saludoss!!!
azur@801- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 04/04/2011
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
Anooo, bueno ~ soy nueva aqui~ pero ya llevo tiempo leyendo tu fic....y la verdad.... ES Q LO AMO >//////////< MI KAME ES UN TONTO!!! e.e Y JIN ME PARECE TAN LINDO!!! ESPERO Q NO SE RINDA TAN FACILMENTE!!! >.< NE NE~ CUANDO NOS DARAS CONTI? TT.TT ONEGAIII~~~~ Q ME MUERO DE CURIOSIDAD :O !!!! ESPERO VERTE PRONTO POR AQUI TWT
Ecatheriina- Mensajes : 268
Fecha de inscripción : 23/09/2011
Edad : 29
Localización : En la camita acurrucada con Kame ^^ <3
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
Ne~ TT^TT danos continuacion PRONTO!! es una injusticia el tenernos asi!! Te demandaremos! XDD
QWRT- Mensajes : 211
Fecha de inscripción : 06/01/2011
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
Voy hacer una confesión, la razón por la que entre a este bello foro es este fic!! La verdad no he leido nada, pero me tope con mucha gente que lo leia cuando la autora todavía lo publicaba pero no se porque ninguna de esas personas lo guardaron xD pero he oido maravillas de este fic.
karian- Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 27/09/2011
Localización : La guarida
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
xq no hay conti de este fic eh tenido mucha paciencia pero quiero saber q va a pasar con kame y jin pero no hay nada onegai continualo
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
yo tambien quiero ocnti!!! >.<
Princesa Saranini de Ueda- Mensajes : 2587
Fecha de inscripción : 07/01/2011
Edad : 35
Localización : en UEPOPUTOPIA : soy la princesa hada que sirve al principito Ueda
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
Yo iguall estoy esperando este y muchos fic`s mas pero no lo suben lo busqe por fuera y tampoco quiero conti_!!!!!!!!!!!!!!
Att:Atzimba y mama
Att:Atzimba y mama
Sunako Akanishi ♥- Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 16/10/2011
Localización : En un IKEMEN PARADISE ♥¬♥ y un OPPA PARADISE ♥¬♥
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
Onegaiiiii, este fic me ha gustado mucho, lei el primer cap en LJ pero no encontre lo demás, ahora lo encuentro aqui y ya e lei todos lo caps que hay, no importo dormirme a las seis de la mañana, XD realmente me comia la ansiedad por saber que era lo que pasaba =), en fin espero que suban otro capitulo por favor, espero con anisas................................................................................
Sakura Kamenashi- Mensajes : 50
Fecha de inscripción : 06/12/2011
Edad : 33
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
wuaaa!!!! mi espera y espera y no hay conti.......... onegai pon conti..... tu fic me encanta..... :D
MoKaMe- Mensajes : 155
Fecha de inscripción : 08/10/2011
Edad : 31
Localización : en cualquier lugar donde se encuentre mi amada tortuga
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
u.u contiii!! por fa! n.n
Princesa Saranini de Ueda- Mensajes : 2587
Fecha de inscripción : 07/01/2011
Edad : 35
Localización : en UEPOPUTOPIA : soy la princesa hada que sirve al principito Ueda
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
AAAAA minaaa lo siento muchso pero he tenidos muchisisimas cosas que hacer pero gracias por la paciencia y aki va el fic
meiii.pindy- Mensajes : 77
Fecha de inscripción : 11/03/2011
Edad : 32
Localización : Santiago de Chile
SENSEI (AKAME) cap 14
ONEGAI… JIN WO AISHITE KUDASAI
(Por favor… ama a Jin)
(Por favor… ama a Jin)
-Takako-san –llamó una de sus compañeras de trabajo mientras peinaba a un San Bernardo. La aludida volteó-, te buscan en la entrada. Es un chico.
Se sorprendió mucho al escuchar eso y dejó las cosas a cargo de su compañera. De camino pensaba quién podría ser, y de inmediato se dijo que cabía la posibilidad de que fuera Jin para hablar o reconciliarse. Aunque a esas alturas, para ella sería muy difícil tomar ese tipo de decisiones por lo dolida que estaba con él.
Sin embargo…
-¿Yuichi-kun? –se desconcertó al verlo sentado en la sala de espera, jugueteando con sus manos.
-Ohayou. Ha pasado tiempo –dijo inclinándose y sintiéndose nervioso.
Takako le respondió de la misma forma y minutos después, estaban encerrados en el despacho de la chica, donde había diversas fotografías de animales y libros acerca de medicina veterinaria, además de enciclopedias salvajes, etc. Sin duda era una amante de la fauna.
-Me has sorprendido. La verdad es que cuando me dijeron que un chico me buscaba, pensé en todos menos en ti –dijo ella llevándose las manos a la cintura, nerviosa por lo que Maru pudiera decirle.
Pero él se quedó observándola con incredulidad.
-Está bien, mentí. Pensé que era Jin –se rascó la nariz y se dirigió detrás del escritorio para sentarse-. Toma asiento, Yuichi-kun. Dime en qué puedo ayudarte.
-Gracias… -se sentó con tranquilidad y esperaba que la plática no se alargara demasiado, pues temía interrumpir su horario de trabajo-. Siento interrumpir y más porque a lo mejor no quieres ver a nadie que tenga qué ver con Jin, ¿cierto?
Takako sonrió comprensivamente y movió la cabeza negativamente.
-Quizá me lo recuerdes pero… sigues siendo mi amigo. Así que no te preocupes, siempre que quieras visitarme o verme, eres bienvenido.
Eso hizo sentir más aliviado a Maru y suspiró. Se acomodó en la silla para comenzar a pensar en cómo diría las cosas.
-¿Cómo has estado, Takako-san? –primero quería asegurarse de su estado de ánimo.
-Pues… poco a poco saliendo adelante. No es fácil olvidarte de la persona con la que creías que vivirías el resto de tu vida –suspiró recargándose en su silla giratoria, aguantándose las ganas de decirle todo lo mal que se había sentido esos dos últimos meses sin Jin-. Ya lloro menos. Es una ventaja, ¿no crees?
-Lamento que estés sufriendo… -podía notar que se veía un poco cansada. Debía ser porque el proceso de olvidarse de Jin era difícil y doloroso, pero estaba seguro que iba a encontrar a alguien más- No le ha sido fácil, ¿sabes? Aún te guarda mucho cariño.
-Quisiera decir lo mismo pero… hay cosas que las mujeres no podemos olvidar y, de alguna manera, he aprendido a ser orgullosa –miró de reojo el lugar donde había estado la fotografía de Jin en su escritorio. Hacía un mes apenas había tenido el valor de quitarla.
-Entiendo…
-Sé que no debería decirte esto, Yuichi-kun –se acercó al escritorio, donde se recargó y entrelazó sus manos-. ¿Él está bien?
-Sí, le ha ido bastante bien. Anda muy ocupado trabajando así que… supongo que poco tiempo ha tenido para sentirse mal –de inmediato se dio cuenta que aquellas palabras podían herirla, así que se tapó la boca y se disculpó-. ¡Perdón! No debí…
-Descuida. Saber que poco piensa en mí me ayuda a hacerme a la idea que una reconciliación es más imposible cada día –sin embargo, una sonrisa amarga se dibujó en su rostro y el corazón se le hizo pequeño. De verdad le dolía escuchar que Jin poco sufría sin ella, pero era preferible a enterarse que era un desastre total-. Además, cuando nos separamos su corazón no me pertenecía como antes, así que es comprensible que poco piense en mí.
-En realidad, siento que las cosas hayan terminado así –bajó la cabeza pensando que tenía un dilema muy grande, pues apreciaba a las tres personas que estaban en el triángulo amoroso.
-Yo también… De verdad me había ilusionado con una vida al lado de Jin pero… mi madre tiene razón –se encogió de hombros y se puso de pie para caminar por la habitación y sentirse
menos vulnerable-: no siempre con el novio que dures más tiempo, es con el que te casarás. Me contó que ella tuvo uno con el que estuvo desde los quince años hasta los veinticinco. Mucho tiempo, ¿verdad? Sin embargo, lo dejó porque algo se apagó entre ellos y la relación que tuvo con mi padre fue apenas de dos años antes de casarse. Qué irónico, ¿no?
-Bastante –se dijo que la historia que él vivía con Ueda era similar, pero le daba miedo pensar que podían vivir juntos por siempre porque apenas eran unos jóvenes menores de treinta años.
-Mamá dice que las relaciones largas son las que más te marcan, no por todos los recuerdos que tienen juntos, sino porque, de cierto modo, llega a hacerse una costumbre estar con esa persona… Se escucha horrible, ¿no? No quiero llegar a sentir eso por alguien y menos por Jin –se sentó en la orilla del escritorio sonriéndole a Maru con un poco de dificultad.
-Sí, tienes razón. Se escucha muy triste eso de sentir costumbre –tampoco quería llegar a sentir eso por Ueda. Quería amarlo siempre, necesitarlo y no estar acostumbrado a tenerlo a su lado.
-¿Y… está con él? –preguntó aún si le dolía un poco tener qué imaginar la respuesta de Maru.
-No –supo de inmediato que se refería a que si Kame y Jin andaban juntos ahora-. Kame-chan se rehúsa a andar con Jin.
-… ¿Cómo dices? –preguntó la chica muy sorprendida, tanto que se bajó del escritorio mirando a Maru con ojos de incredulidad- ¿Por qué no?
-Porque siente remordimientos. Tiene muchas cosas en la cabeza que le impiden andar con Jin, Takako-san –Yuichi se puso de pie y pensó en todas y cada una de las excusas que ponía el menor para mantenerse al margen-. Por ti, porque no quería destruir su relación, por miedo, por protegerte a ti y a Jin… Principalmente es para castigarse por permitir que Jin se acercara tanto y… Prácticamente se está echando la culpa de todo.
Takako sintió que una flama se encendía dentro de su pecho, quemándole cada neurona que pudiera pedirle que se calmara. No podía hacerlo. Había sido muy difícil para ella dejar a Jin para que fuera feliz con Kame y ahora le decían que sus esfuerzos habían sido en vano, todo porque el menor…
Perdió el control y golpeó el escritorio con las palmas de sus manos, logrando que Maru se estremeciera y retrocediera unos pasos.
-¿Acaso quiere de verdad burlarse de mí? –preguntó muy seriamente, sin alterar el volumen de su voz.
-No es así. Es que… -Maru se sintió nervioso de verla enfadada.
-Yuichi-kun, el que haya tenido qué dejar a Jin fue muy difícil y ahora que me dices que él lo está dejando ahí, tirado como basura… ¿Sabes lo humillante que es para mí? ¿Lo que es para Jin? –retiró sus manos del escritorio y se controló aún más para no explotar.
-Es que Kame-chan no es capaz de…
-Qué decepción… -Takako no lo dejó continuar- De haber sabido que esto pasaría, entonces no me habría dado por vencida. De verdad quiero que sea feliz, y sino es conmigo, entonces lo ayudaría a tener a la persona que quiere y… ¡No me lo puedo creer!
-Takako-san, por favor, tranquilízate –Maru quiso hacer algo al respecto pero no se le ocurría nada-. Kame-chan tiene muchos remordimientos… Es por eso que…
-No me importa… Al final ya es problema de Jin, no mío –se recargó de nuevo en el escritorio, sintiendo que había sido burlada y humillada por segunda vez por un chico que consideró amigo en alguna ocasión. No podía creer lo que estaba escuchando. De verdad iba contra todo lo que había imaginado y querido para Jin.
-Ne, adivinen qué escuché el otro día –dijo una chica de la clase de Kame, donde estaban haciendo un ejercicio en grupos para después exponerlo delante de todos.
-¿Qué cosa? –se acercaron dos chicas y el único que varón que estaba ahí las ignoró por completo.
-Parece que Akanishi-sensei está saliendo con Jefferson-sensei –la chica se tapó la boca emocionada y las demás soltaron un débil “uso!”. Su compañero solo movió la cabeza en forma negativa y continuó trabajando-. ¡En serio! Dicen que el otro día los vieron salir juntos de la escuela.
-¡Mentira! –dijo otra tapándose la boca.
-¡Sí! –insistió la principal.
Kame se dio cuenta que ese grupo de chicos estaba platicando más que trabajar y se acercó a reprenderlos. Pero…
-¿Creen que sean pareja? –comentó una tercera muy emocionada.
-A mí no me gusta esa idea –dijo otra formando un puchero-. Me gusta más cómo se ve con Little teacher –fue entonces cuando Kame se detuvo y esperó escuchar de lo que estaban hablando.
-¡Son hombres! ¡No seas rara! –exclamó la primera haciendo muecas de disgusto.
-Pero en verdad, Jefferson-sensei no me gusta para Akanishi-sensei –se cruzó de brazos la tercera.
-Me gustaba más su ex novia –dijo la primera encogiéndose de hombros-, pero él tiene derecho de salir con quién se le da la gana, ¿no?
-Eso es cierto –asintió la segunda cruzándose de brazos.
-De cualquier modo, he escuchado que de parte de Jefferson-sensei sí hay mucho interés. Le ha dicho que es muy guapo en frente del grupo de Avanzado 3 –comentó la primera muy por lo bajo-. No supe qué dijo Akanishi-sensei.
-Ella es muy hermosa, ¿no? Creo que harían muy bonita pareja –comentó la segunda asintiendo.
-A mí no me parece que hagan buena pareja –se negó la tercera.
-Enough of chatting and more writing, please –interrumpió Kame cansado de escuchar que Jin estuviera saliendo con aquella americana desabrida.
-Sorry, teacher!! –dijeron las chicas cuando se vieron descubiertas y continuaron escribiendo, mientras que el chico sonreía porque las callaron.
Fingió muy bien el dolor que le produjo escuchar que alguien estaba coqueteándole a Jin y que había salido con ella de la escuela… ¿Y si habían ido a cenar? ¿Y si fueron después a su apartamento y…?
-Miriya-kun, I‟ll be back in five minutes. Please, tell me if something happens, ok? –pidió Kame a una alumna que estaba cerca de la puerta.
-Sure, teacher –contestó la chica con una sonrisa.
De inmediato salió del salón para caminar por los pasillos y calmarse. Ya había pasado otro mes desde que Jin le había dicho que era imposible para él dejarlo en paz… aunque después de aquello, había sido tan cuidadoso de que no lo siguiera por doquiera, que los encuentros con su superior se habían reducido a cinco en lo que iba del mes.
Hacía otros dos había terminado con Takako y aún continuaba sintiéndose culpable por eso… Lo peor de todo es que Jin continuaba mostrando interés por él y… ¿ahora resultaba que prefería fijarse en aquella americana de piernas largas y cabello rubio? Sí, claro… ¡mucho debía amarlo!
De cualquier modo, ¿de qué se quejaba? Se suponía que era mejor de ese modo, ¿cierto? Que se fijara en alguien más para que lo dejara en paz y quizá… así podrían volver a ser amigos pero… pero de verdad dolía escuchar que estaba saliendo con otra persona.
Se recargó en una pared, sintiendo su corazón latir rápidamente, sufriendo por la noticia. No quería llorar. Ya se había dado cuenta que Jefferson le daba miradas de soslayo a Jin, y de hecho, en la fiesta de bienvenida para los nuevos profesores, su superior se la pasó con ella todo el tiempo. Hablaron, rieron, jugaron… y no supo qué más porque prefirió irse antes de ponerse a llorar en frente de todos.
-And… what about tonight? –escuchó la melodiosa voz de Jefferson Melody, la profesora que tanto le coqueteaba a Jin.
-I told you before, I‟m no interested. Please, stop it –y esa era la voz de Jin… ¿rechazándola?
-What‟s the matter? You don‟t have a girlfriend anymore, and I‟m free… So, what? I told you already: I LIKE YOU –Kame apretó los labios al escucharla decirle eso y quiso huir, pero estaba petrificado.
-And thanks for that, but I don‟t like the idea to have an affair with you. First of all, we are coworkers, and second place… I… -pero la mujer lo interrumpió con un delicado “shh” que le pareció a Kame demasiado meloso.
-I know you have someone you like but… she doesn‟t give you a nut, right? And you said that you like me, don‟t‟ you? What a waste from that girl. I‟d definitely say yes if you ask me to be your girlfriend.
-Melody, please. Don‟t do this. I respect you… and I‟m deeply in love with that person. Don‟t make me feel worse than I already feel everyday –Jin se escuchaba desarmado, como si fuera a caer en cualquier momento en las provocaciones de Melody.
Cuando Kame escuchó la frase “I‟m deeply in love with that person”, no pudo evitar sonreír y que su corazón brincara de alegría pero… ¿quién podía asegurarle que continuaba siendo él? ¿Y qué si Jin coqueteaba con todo lo que se movía? Después de todo, ya era un hombre libre desde hacía tiempo, ¿cierto?
-Just a kiss –se estremeció cuando escuchó a Melody pedirle un beso.
-Don‟t, Melody –contestó Jin escuchándose muy débil.
-It‟s ok, I can be that girl… Just close your eyes and imagine I‟m her –Kame quiso salir de su escondite y gritarle que no lo hiciera, que no la besara ni bajara su guardia, pero continuaba paralizado.
-But you‟re not.
-She‟s so selfish… She knows you‟re suffering and she doesn‟t care! You‟re an idiot too but… I‟ll take good care of you. Just let me try… And try to love me back… I promise, you will end up falling in love with me soon…
-I…
-Mmm~… -algo le decía que ese gemido no era precisamente porque Jin la había alejado… pero… era posible que…
-I said stop –la voz de Jin se escuchaba molesta, casi a reclamo.
-Your lips are so soft, and you kiss pretty well. I liked it –entonces una daga se clavó en su pecho. Jin había… se había dejado… o lo había hecho…
Movió la cabeza negativamente cuantas veces se le antojó y decidió que era suficiente, Debía salir de ahí. No quería siquiera mirar qué era lo que estaban haciendo. Se giró sobre sus talones y no pudo evitar que unas lágrimas corrieran por sus mejillas.
Caminó rápidamente por los pasillos intentando calmarse, pero mientras más rápido avanzaba, más claras podía escuchar las palabras de Melody… ofreciéndosele a Jin para borrar a esa “chica” insensible de su mente y corazón.
-¡Hey, Kame-chan! ¿Qué pasa? –preguntó Maru al verlo correr fuera de su aula y tuvo qué detenerlo tomándolo de la muñeca.
-¡Suéltame! –dijo Kame logrando liberarse y Maru volvió a detenerlo.
-Tranquilo, ¿qué pasa?
-¡Me mentiste, Maru! –le espetó zafándose de nuevo, pero hablando con discreción para que los alumnos de alrededor no se percataran de lo que sucedía.
-¿De qué estás hablando? –preguntó alarmado de verle los ojos llenos de lágrimas.
-¡Dijiste que me amaba! ¡Dijiste que no podía olvidarse de mí! ¡Dijiste…! –por la mirada de Maru, Kame comprendió que no sabía a qué se refería y sin más rodeos, lo dijo- ¡Ahora ama a esa rubia desabrida y…! ¡Estoy harto!
-¡Kamenashi-sensei! –lo llamó cuando lo vio salir de nuevo huyendo, quizá hasta su salón de clases o quién sabe hasta donde- …Kame-chan… -no tenía idea de qué había visto para ponerse tan mal, pero era evidente que algo muy fuerte con Jefferson por sus palabras, además… de que ya sabía que el menor celaba mucho a Jin y sufría cuando los veía juntos, pues no era un secreto que Melody quería cortejar a su jefe.
-Quisiera arrancármelo del corazón, Tat-chan… -susurró Kame llorando en las rodillas de su mejor amigo.
Kame había ido a visitarlo por la noche porque ya había soportado demasiados encuentros Melody/Jin. Cada vez le parecía insoportable verlos juntos… incluso había comenzado a ser grosero con la profesora, quién también estaba despertando cierta apatía por el chico.
No pensó poder sentir semejante repulsión contra alguien. No la odiaba pero tampoco toleraba verla. La despreciaba tanto que quisiera escribir en su rostro que era una chica fea y sin ningún atractivo pero… No podía. Y cada que Jin hablaba con ella se le rompía el corazón en mil pedazos, y se volvía polvo cuando reían o se sonreían… Era horrible.
-Tranquilo… -le dijo Ueda acariciando su cabello.
-Quiero renunciar… Ya no puedo más… -susurró apretando la tela del pantalón de Ueda, hipando debido a la desesperación que sentía.
-Ya no llores… -le pidió Maru acercándose para acariciarle el hombro, contagiándole las ganas de llorar también- Te ayudaré a buscar una nueva escuela si de verdad quieres irte, pero no llores.
-Sí, yo también te ayudaré, Kame-chan. Estoy cansado de verte llorar todo el tiempo.
-¿Por qué tuve qué conocerlo?… ¿por qué? –continuaba tan amargamente, que Ueda no sabía cómo consolarlo ya.
-Avisaré que estás enfermo. Será mejor que te tomes unos días, Kame-chan… No puedes trabajar así –dijo Maru mirando a Ueda, quién asintió también.
-No quiero~
-Pero, Kame-chan… -Ueda le levantó el rostro y le acarició las mejillas para mimarlo un poco- no puedes ir así. Si ves mañana a Jin vas a quedar hecho pedazos…
-Si me quedo solo en casa me la pasaré llorando… No quiero…
Maru y Ueda se miraron, muy preocupados por lo que estaba sucediendo. Ya no sabían qué hacer para ayudar a Kame, sobre todo porque él quería mantenerse ocupado, estar al margen de Jin, pero debido al lugar donde se encontraba le era imposible concentrarse en algo diferente.
Una noche, después de una semana de haber encontrado a Jin con Jefferson, o mejor dicho, de escucharlos, Kame se encontraba mirando folletos de nuevas escuelas de idiomas a las que pudiera ir y donde le pagaran lo suficiente para poder mantenerse solo.
Maru y Ueda le habían propuesto vivir juntos hasta que encontrara un buen trabajo pero Kame no quería depender de los dos, además… bien decía el dicho que “Bulto arrimado a los dos días apesta”. No quería incomodar y además, tampoco quería interrumpir su vida privada e íntima.
-Oh… ésta se ve bien y el Director dijo que podía darme carta de recomendación en caso de necesitarla –murmuró el menor señalando una escuela muy lejos de ahí. Pensaba que mientras más retirada mejor. Extrañaría mucho a Maru y Ueda, pero necesita estar lo más lejos posible para olvidarse de Jin-. Mmm… Un campus también sería buena opción. Tendría mi habitación ahí mismo y no habría por qué salir de las instalaciones más que a cursos de capacitación… -pero de inmediato se dijo que tampoco iba a encerrarse como una monja.
Tres golpes a la puerta lo desconcertaron y dejó el pan que tenía en la boca. Lo puso en un plato y se paró para ir a abrir. No preguntó siquiera, solo abrió y se sobresaltó cuando vio a una persona inesperada al umbral.
-… Takako… san… -dijo Kame muy sorprendido de verla ahí, de pie y observándolo como si fuera la peor persona del mundo- ¿Qué ha…? –pero no lo dejó terminar porque le soltó una bofetada.
El contacto no había sido muy fuerte, pero se sintió mal por herirlo. Sin embargo, tenía qué aliviar su propio enfado de alguna manera y hacer reaccionar a Kame de otra.
A él le tembló la mandíbula cuando volteó a mirarla, aún de pie y observándolo como si lo que hizo fuera lo que se merecía. Y no iba a reprocharle nada, pues en realidad, se preguntaba por qué Takako nunca lo había buscado para reclamarle por quitarle a su novio.
Takako suspiró y llevó su mano para acariciarle la mejilla herida.
-Lo siento… pero te lo mereces por diversas cosas, Kazuya-kun –bajó la cabeza avergonzada y retiró su mano.
-Viniste solo para… -esbozó una mueca de dolor y las lágrimas se le vinieron. Su día, que había sido tranquilo, se convirtió en negro de repente por esa bofetada.
-No. Quisiera hablar contigo. ¿Me permites entrar? –odiaba verlo triste. Del poco tiempo que pasaron juntos como amigos, le gustaba mimarlo y verlo sonreír.
-… Sí… -se hizo a un lado y abrió más la puerta.
En pocos minutos estuvieron sentados en la sala, Kame le ofreció mil y un cosas para beber, pero la chica dijo que no se quedaría mucho tiempo y además, tampoco estaba de humor para compartir una bebida con él.
Claro que el menor comprendía su orgullo y también su humillación, pero de alguna manera merecía que Takako se desquitara por haber sido tan mal amigo (desde su punto de vista).
-¿Puedes responderme algo, Kazuya-kun? –comenzó Takako, sintiendo que los próximos minutos serán de los más difíciles de su vida.
-Sí –asintió débilmente sin animarse a verla.
-¿Qué es eso de que no andas con Jin? –Takako se cruzó de brazos y esperó pacientemente a que Kame respondiera.
Pero el menor solo pudo alzar la mirada y observarla, muy sorprendido por lo que estaba preguntándole. ¿No debería alegrarse porque no estaban juntos? ¿Porque a pensar de que ella tuvo qué dejarlo, al final no comenzaron una relación? ¿No debería alegrarse por eso?
-Respóndeme, Kazuya-kun –insistió Takako molesta.
-… Yo no puedo hacer eso, Takako-san… Me odio por haberte hecho daño y por destruir tu relación con senpai… No puedo… Me siento culpable y… No es como si no te conociera. No puedo simplemente quedarme con él e ignorar que no sufriste por mi culpa…
-El único que debería sentirse como basura es Jin, porque fue mi novio y estuvo coqueteándote. No creo que tú hayas estado insinuándote, Kazuya-kun. No eres así –lo interrumpió mirando la mesa muy seria.
-No me coqueteaba… -bueno, sí, un poco… pero tampoco quería dejar a Jin mal en frente de Takako.
-Lo único que quiero saber es… -lo miró fijamente, muy molesta y casi dejando notar completamente lo mucho que quería tomarlo de la solapa y espetarle lo siguiente- ¿te gusta humillarme?
-¿Cómo dices? –preguntó de inmediato, sin comprender a qué venía aquella pregunta- ¡No, no, Takako-san! ¡Yo nunca podría hacer eso!
-Créeme que a mí me tomó mucho tiempo hacerme a la idea que Jin ya no me amaba, para ahora enterarme que echas por la borda mis esfuerzos de dejar de lado mi orgullo y permitirle estar con la persona que ama –Kame sintió las palabras de Takako como más cuchillos perforando su corazón, haciéndolo sentir que todos sus esfuerzos por guardar respeto a Takako habían sido en vano porque no los valoraba de ese modo.
-… Pero yo… te respeto, Takako-san… Eres mi amiga… No podía estar con el ex novio de mi amiga y… -Takako puso una mano al frente y detuvo el discurso de Kame.
-¿Quién dijo que tú y yo éramos amigos, Kazuya-kun? –cuestionó reprendiéndose por decir cosas tan crueles. Claro que lo sentía su amigo, casi su hermano pequeño cada que lo mimaba. De verdad apreciaba mucho a Kame pero… no podía permitir que continuara haciéndose tal daño.
-… Takako-san… -el corazón de Kame se hizo más pequeño cuando la escuchó hablarle de ese modo.
-Tú y yo no pasamos el tiempo necesario para ser amigos.
-Pero… viniste a cuidarme cuando estaba enfermo y…
-Eso fue porque mi novio estaba aquí contigo –bajó la mirada arrepintiéndose de todo lo que estaba diciendo. Claro que se había preocupado por él cuando enfermó, pero sino le quitaba la idea de la cabeza de que eran amigos, entonces Kame no reaccionaría.
-… ¿Por qué me dices esas cosas tan crueles? –no pudo evitar dejar escapar unas lágrimas de profundo dolor porque Takako ahora lo odiaba.
-Porque así soy yo, Kazuya-kun. No soy la chica perfecta que andaba con Jin y sonreía a todo lo que hacías. Para serte sincera, no eres ni la mitad de lindo que te decía antes –era verdad. No era la chica perfecta, pero tampoco podía ser tan cruel y no dolerle en el alma todo lo que estaba diciendo.
-… De cualquier modo… -prefirió pasar a otro tema que enterarse con qué otras cosas había sido hipócrita- …puedes estar tranquila porque… aunque yo no ande con Jin, él ya encontró el consuelo en alguien más.
-¿Qué quieres decir con eso? –¡no, no! Ella no había dejado libre a Jin para que se largara con cualquier otra persona que se le ofreciera, porque había descubierto que de verdad su ex novio sentía algo muy profundo por Kame. Era ridículo que en dos meses de no saber nada de Jin, ahora hubiera cambiado tan rápido de parecer. Era como si le estuvieran hablando de otra persona.
-Han llegado nuevos profesores a la escuela –dijo Kame sintiéndose impotente ante la idea de que Jin buscara el consuelo en Melody-, uno de ellos es una mujer rubia y americana… Y pues… me parece que se gustan mutuamente… Supongo que pueden ser muy felices.
-¿Cómo dices? –volvió a enfadarse de verdad. No podía creer que Kame tuviera tan poca determinación para no defender el amor que sentía por Jin- ¿Y eso es todo? ¿Así se termina lo que sientes por él? ¿Así demuestras que lo amas? ¿No vas a pelear por lo que sientes?
-Lo que siento ha provocado que tú pierdas tu felicidad, Takako-san… -continuó con la cabeza baja. Ella no podía imaginarse el tremendo dolor que le causaba que Jin no estuviera a su lado y que, el otro día, los hubiera escuchado besarse.
-Y tu estúpida actitud de mártir está provocando que me sienta como una idiota, Kazuya-kun, que sienta que todo lo que hice fue en vano para ayudarlos a ambos –le espetó poniéndose de pie.
-¿Eh? –la miró sin entender su enojo.
-Después de que me costó casi la vida dejarlo ir para que fuera feliz contigo, ahora echas por tierra mis esfuerzos, permitiendo que se consuele con una mujer que ni siquiera lo conoce lo suficiente –apretó los puños para aguantarse el coraje que sentía en contra de ambos-. Conozco a Jin, Kazuya-kun, y sino te mueves rápidamente vas a perderlo por tu estúpido complejo de que me lo arrebataste. ¿Pero así no es la vida? Entre todos nos arrebatamos a la gente que aman otras personas… Jin puede estar enamorado de ti y viceversa, ¿y qué tal si alguien te ama con la misma profundidad, ¡pero tú no lo sabes?! Así es el amor, Kazuya-kun, buscar la felicidad del otro y la misma. ¿Te parece que Jin esté feliz con esa mujer? ¿Lo has escuchado decirle que la ama o algo parecido? ¿Al menos la mira como a ti? Solo porque… ¡¡No seas tonto!! ¡No me hagas sentir como una idiota por hacerme a un lado! ¡No me decepciones ni me hagas arrepentirme de pensar que tomé la mejor decisión para todos! ¡¡No te rías de mí!!
-¡No lo hago! –contestó Kame poniéndose en pie para que dejara de gritarle.
-¿Amas de verdad a Jin? –Kame no se atrevió a contestarle, así que bajó la mirada. No era capaz de negárselo… no a ella- ¡Entonces deja de hacerlo sufrir! Si está buscando la felicidad al lado de otra persona, de cualquier persona… ¿no te parece que está desesperado? ¿Piensas que te hace sufrir? ¿Por qué no inviertes los papeles? Piensa bien, cada que le has dicho que no, que se aleje, que lo rechazas, ¿crees que no le duele? ¡Por favor, Kazuya! ¡Deja de hacerle daño y a ti también! ¡Deja de hacerme sentir que me equivoqué y pelea a la persona que quieres! ¡¿Sabes cuántas veces tuve el mismo temor que tú?! ¡¿Sabes cuántas veces lloré porque a Jin llegaban a coquetearle muchas chicas?! ¡Muy pocas! ¡Porque supe defender lo que quería y tú no lo estás haciendo!
-Takako-san…
-Solo estás preocupado por tus sentimientos… ¿De verdad amas a Jin?
-¡Me preocupo por él primero que por mí! ¡No me pongas en duda! ¡¡Sí que lo quiero!! –se tapó la boca al darse cuenta que le había gritado y no solo eso, que había sido muy abierto con sus sentimientos con la persona que menos quería lastimar.
-Entonces defiéndelo. No lo dejes para esa persona… para esa rubia de la cuál estás tan celoso, Kazuya-kun –el tono de Takako se volvió tranquilo, pero dolido. No podía negarlo, escuchar de la boca de Kame, que estaba enamorado de su ex novio, cuando ella todavía lo quería y lo sentía tan amigo suyo… Era evidente que dolía, pero parecía que nadie podía hacerlo entrar en razón y… Sabía que algún día, la vida iba a retribuirle lo que estaba haciendo por Kame y Jin-. ¿Lo quieres? ¡Entonces díselo! ¡No te quedes llorando cada que lo ves hacer algo que te lastima! ¡Dile que lo quieres para ti, que estás enamorado, que lamentas hacerle daño! ¡Dile todo lo que sientes! ¡Haz el amor con él si tanto quieres, pero no lo lances fuera de tu vida solo porque alguien más llora por su causa! ¡Sé más egoísta y determinado!
-Takako-san… yo…
-¡¡No me digas que no puedes!! –no pudo más y tuvo qué desahogarse dejando escapar unas lágrimas que de inmediato limpió. Ahora podía comprender un poco a Kame, pero ella ya no estaba en posición de actuar como él- No me digas eso porque… me voy a enojar mucho contigo y… dejarás de ser como mi hermanito menor…
-Yo no puedo ni quiero hacerte más daño… -se acercó y le tomó los brazos para hacerla reaccionar.
-Entonces deja de reprimirte. Dile que lo quieres, que sea tu novio y sé muy feliz a su lado, porque de ante mano sé, que Jin va a serlo. No necesito pedírselo a Dios o a ti, porque sé que cuando ama a una persona disfruta tanto la vida y… créeme, te hará sentir tan querido y no querrás que nadie más te lo quite.
-Yo no quise quitártelo, Takako… -se apoyó en su pecho para disculparse- Yo…
-Lo sé, Kazuya-kun –se soltó y le acarició el cabello para tranquilizarlo-. Así es la vida, ya te lo dije.
-Perdóname… -necesitaba tanto escuchar el perdón de su amiga que apenas se daba cuenta que era eso lo que no lo dejaba continuar- De verdad lo siento…
-Está bien… no te guardo rencor, pero espero que entiendas que no puedo continuar siendo tu amiga…
-Pero… -la miró con súplica. No quería ser odiado.
-Jin no ha sido cualquier novio para mí y… necesito olvidarme de él antes de poder volver a verlos –le sonrió con ternura queriendo llorar de nuevo, pero debía ser fuerte para impulsar a Kame a quedarse con Jin.
-Lo siento…
-Deja de disculparte –se alejó de Kame y tomó su bolso para salir del apartamento-. Ah, sí… -Kame la miró- te advierto que si me entero de que estás perdiendo el tiempo de nuevo, y que está tonteando con esa mujer… entonces seré tu rival de nuevo, Kazuya-kun. Conozco todas las formas existentes de seducir y enamorar a Jin, y te lo aseguro, ésta vez no me voy a detener. Así que piénsalo dos veces antes de continuar rechazándolo.
-Takako-san… -esa amenaza le supo de verdad alarmante. Ya tenía suficiente con la rubia extranjera para que encima, Takako le advirtiera que sino cuidaba a Jin, ella misma se lo quitaría y sin darle cuartel. Eso era… muy peligroso. No quería perder el amor de Jin… no quería ya no tener la seguridad de que, aunque no estuvieran juntos, era suyo.
-Nos vemos algún día –se despidió sonriendo al ver la expresión de preocupación en Kame, lo cual le decía que no iba a permitir que se metiera entre ambos. Le dolía, pero estaba segura que Jin ya no estaría sufriendo.
Bueno espero que con esto conpense sus esperas hontoni gomen minna!!
aki tienes akame para rato!! XD
meiii.pindy- Mensajes : 77
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Localización : Santiago de Chile
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
Aki les dejo premio 2 caps mas
-¿Eh?
-… ¿Eh?
Preguntaron Maru y Ueda al mismo tiempo. Se miraron con una sincronización que a Kame le dio risa, pero se aguantó y después, volvieron la vista al menor.
-¿Estás hablando en serio? –preguntó Ueda muy preocupado.
-No puedo creerlo… -sin embargo, Maru no pudo esconder la gran sonrisa que le provocaba escuchar a su amigo.
-Sí… -contestó Kame encogiéndose de hombros, sintiéndose un poco avergonzado por lo que estaba pidiendo.
-… Pero… ¿qué te movió a cambiar de opinión, Kame-chan? –Ueda se acercó a Kame tomándole la mano. Pensaba que había perdido la razón o que al fin se había vuelto loco por culpa de Jin.
-Bueno… -bajó la cabeza mirando con timidez a sus dos amigos: Maru estaba casi sobre la mesa, esperando escuchar una historia emocionante, mientras que Ueda se parecía más a su madre, preocupado y al pendiente de cada palabra que pudiera salir de su boca- el otro día…
Entonces les contó sobre la visita de Takako. Había pasado ya una semana desde que ella fue a verlo, casi pidiéndole que le correspondiera a Jin como sintiera, que no se privara del amor que sentía por él y… además, les pidió perdón por no contárselos de inmediato, pues quería pensar las cosas sin que nadie más le moviera las ideas. Necesitaba tomar una decisión sin que segundas o terceras personas intervinieran en sus cavilaciones, por eso mismo, por siete días estuvo pensándolo detenidamente cuando tenía tiempo libre, cuando miraba a Jin, dando clases… incluso cuando comía. Lo había pensado muy bien, hasta jaqueca tuvo en una ocasión… y fue cuando pensó que lo mejor sería dejar de llorar y valorar el gran esfuerzo que Takako había puesto en ayudar a ambos… y también, en dejar de torturar a Jin, pues al final comprendió que últimamente quién más sufría era su superior por sus constantes rechazos.
-¿Pero estás seguro? –preguntó Ueda cortando el silencio incómodo que se formó después de que Kame terminó con su relato.
El menor solo asintió mirando a cada uno de reojo. Podía comprender por qué Maru se veía tan feliz, pero se asustó cuando Ueda puso una expresión de enfado y preocupación.
-No estoy seguro que sea lo mejor –se opuso rotundamente a la decisión.
-Tat-chan… -Kame sabía que Ueda estaría en contra, porque de verdad no aceptaba a Jin cerca.
-Ne, si es la decisión de Kame-chan debemos respetarla –le dijo Maru tomándolo del hombro, hablándole con seriedad.
-A ti te tiene feliz porque por fin Akanishi va a dejar de venir a llorarte, ¿cierto? –cuestionó Ueda enfadado por la actitud de Maru.
-¡Tat-chan! ¡No te pelees con Maru, por favor! –pidió el menor alarmado por el tono en que Ueda le hablaba a su novio.
-Tranquilo, Kame-chan –dijo el mayor aún mirando a Ueda a los ojos-. No mentiré diciendo que no me tiene feliz la decisión de Kame-chan, pero sobre todo creo que ya es hora de que ambos se den una oportunidad, ¿no crees? No solo ha sufrido Jin, sino también Kame. Creo que sería mejor que lo intentaran en vez de seguir haciéndose daño.
-Yo creo que ese tipo solo va a dejarlo peor –Ueda le volteó el rostro a Maru y se alejó un poco de su regazo para mostrar su desacuerdo.
-… Tat-chan… -apretó los puños sobre sus rodillas y pensó que sino decía nada al respecto, Ueda continuaría estando en contra, así que…- Ya no soy un niño, Tat-chan… Puedo decidir qué es lo que quiero hacer y lo que no… por eso… te lo pido –puso sus manos en el piso y agachó la cabeza hasta tocar el mismo, suplicándole a su mejor amigo que no le diera la espalda en una decisión así-, te lo suplico, Tat-chan… apóyame como siempre lo has hecho. Si voy a equivocarme, bien… pero no quiero sentir que huí de algo que pude disfrutar… por favor, Tat-chan.
-Espera… Kame-chan… No tienes qué hacer eso –se acercó a Kame para levantarlo por los hombros-. No me supliques –le sonrió apesadumbrado.
-¿Me ayudarás? –hizo un puchero esperando poder convencerlo. De verdad necesitaba a Ueda de su lado en ese momento, y en los que vinieran también.
-Yo… -no quería después tener qué verlo de nuevo triste y decepcionado. Solo estaba preocupado y no creía que fuera la mejor decisión que pudiera tomar… de hecho, pensaba que cambiarse de escuela era más conveniente pero…
-Sé que estás preocupado, Tat-chan, pero… -interrumpió Maru poniéndose del lado de Kame, tomándole el hombro a su novio- comprendo a Kame-chan. ¿No te das cuenta que él también se está muriendo de miedo por su decisión? Sabe cómo pueden empeorar las cosas, pero también pueden salir bien.
Kame agradeció el apoyo de Maru y sonrió un poco más para que Ueda se sintiera más seguro. Le asintió y se acercó un poco más para darle un abrazo al mayor, queriendo convencerlo de aquella manera.
-Kame-chan… -estaba profundamente preocupado, ya no quería verlo más y más triste… esperaba que solo hubiera sonrisas de ahora en adelante pero…- Una lágrima más que derrames por su causa… y te juro que lo mato… -respondió devolviéndole el abrazo, sintiendo una impotencia que le provocaba coraje y así mismo, se regañaba por acceder a tremenda petición.
-No, Tat-chan –dijo Kame separándose y sonriéndole juguetonamente-, si lo haces, dejarás solo a Maru y… no querrás que alguien aproveche tu estadía en prisión para robártelo, ¿ne?
-¡Kame-chan!~ -protestó frunciendo la boca y después, miró a Maru que también se reía- ¿Tú de qué te ríes?~ -esbozó un puchero y se acercó discretamente a él para que lo abrazara por la cintura, cosa que su novio hizo dándole un beso en la frente.
-Entonces… ¿cómo vas a comenzar, Kame-chan? –preguntó Maru emocionado por ver la cara de Jin al día siguiente.
-Mmm… La verdad es que no sé cómo hacerlo… Además, me siento avergonzado por todo lo que lo he hecho pasar… ¿Cómo debería comenzar a hablarle, Maru? –preguntó Kame sintiendo nerviosismo.
-Lo primero que deberías hacer es saludarlo por la mañana, pero del modo en que lo hacías antes –soltó a Ueda y se acomodó un poco más sobre el suelo. Se sacó más el cabello, imitando el peinado de Kame e imitó la boca del menor esbozando un pequeño puchero.
Ueda y Kame lo miraron con sumo interés mientras se preparaba…
-“¡Ohayou, senpai! ¿Cómo estás hoy?~” –dijo Maru en una perfecta imitación de la voz de Kame y el tono que empleaba el menor antes de que todo el problema estallara.
Ueda no pudo hacer otra cosa que tirarse a reír y Kame se sonrojó tanto que le tiró un manotazo a Maru, quien lo esquivó y también comenzó a reírse con ganas.
-¡¡Yo no hago eso!!~ -protestó Kame rojo como un jitomate.
-¡En serio que lo hacías! –se defendió el mayor divertido por las protestas.
-¡No es cierto! –insistió tomando un cojín y llevándoselo al rostro para tapar su vergüenza.
-De verdad, a Jin le gustaba mucho cómo lo saludabas todos los días –dijo Yuichi dejando de reírse y esperando que Kame asomara la cabeza un poco más tranquilo.
Y así fue. El menor se quitó poco a poco el cojín del rostro y lo observó con mucho interés, sin poder creer lo que estaba escuchando. ¿De verdad Jin se alucinaba cada que lo saludaba? Pero era solo eso, un saludo, nada en especial…
-… ¿En serio? –preguntó con timidez y un poco sonrojado.
-Sí.
-Mmm… yo creo que a parte de comportarte como antes, deberías agregarle un poco de dulzura e inocencia a tu comportamiento, Kame-chan –aconsejó Ueda yendo contra su voluntad, pero su mejor amigo le había pedido ayuda y no se la iba a negar.
-¿Más? –preguntó Maru sorprendido. ¿Acaso podía ser más tierno e inocente de lo que ya era?
-¡Claro! Kame-chan es el maestro de la ternura –abrazó al menor quién hizo un puchero de reclamo por eso.
-¿A qué te refieres con ser más tierno? –preguntó imaginándose a Kame con peluches alrededor y mirando a Jin. Definitivamente su amigo perdería la cordura si lo viera así.
-Tienes qué ser delicado con tus actos –le retiró un mechón de cabello de la frente a Kame y continuó hablando-. Dale miradas de soslayo, sonríele como antes lo hacías, déjalo que te toque de alguna manera, por ejemplo, la mano. Inspírale roces, dile cosas que quiera escuchar. De
seguro le encantará, pero tienes qué hacer todo con suma delicadeza para que se derrita solo con eso.
Kame y Maru se quedaron observándolo con los ojos muy abiertos. Era como si estuviera dándoles una cátedra de cómo ser príncipes o princesas…
-¿Qué? –preguntó Ueda desconcertado por el modo en que lo miraban.
-Me estoy preocupando… -dijo Maru frunciendo la boca.
-¿Darle roces? –murmuró Kame llevándose un dedo a la boca, pensando que eso sería muy arriesgado. Jin sería capaz de besarlo si lo tocaba.
-¡Exactamente así de lindo debes de verte! -dijo Ueda acercándose a Kame y abrazándolo. Cada que su amigo hacía esa expresión, no podía evitar pensar que era demasiado lindo como para permitir que alguien se le acercara.
-Pero… Tat-chan… actúas como mi hermano… –dijo el menor mirando a su amigo de reojo.
-¡Oh, cierto! –al músico se le ocurrió otra cosa más- Si te arreglas el cabello con suma delicadeza, vas a matarlo de un ataque cardiaco.
-Mmm… No entiendo… ¿Se trata de seducirlo o… de matar a Jin? –preguntó Maru preocupado por la seguridad de su amigo. No sabía si Ueda intentaba ayudar o estaba planeando vengarse de Jin.
-Las dos cosas –contestó Ueda sin ningún rastro de remordimiento.
-Amor, no creo que Kame-chan te agradezca si tiene qué estar presente en su funeral –movió la cabeza negativamente mientras suspiraba.
-¿Eh? –Kame se preocupó por las palabras de Maru.
-Yucci, estás asustándolo… -Ueda se acercó al menor y lo abrazó de nuevo- No se va a morir, confía en mí.
-¿No debería hablar con él antes de hacerle todo eso? –preguntó Kame con ingenuidad mientras se separaba poco a poco de Ueda.
-¿Para qué? Es muy aburrido hablar cuando estás atrayendo la atención de alguien. La intención es que se acerque a ti sin miedos, ¿ne? Entonces éste es el mejor método –se cruzó de brazos y se puso a pesar en más cosas que pudiera hacer el menor.
-¿Sabes, Maru?… creo que así fue como te sedujo a ti –dijo Kame hablándole en susurros al aludido.
-… Sí, comienzo a pensar que yo fui la víctima –contestó Maru asintiendo-. Aunque… sí hablamos mucho.
-¡Silencio! –dijo Ueda mirándolos con los ojos entrecerrados, fingiendo indignación- Se me ha ocurrido algo más. Será infalible ésta táctica.
Kame y Maru se miraron y después a Ueda, pensando que debería ser consejero amoroso y reunir parejas. Parecía que el método de Ueda era cien porciento infalible porque lo había usado con Ryo y Maru… y no había fallado. Comenzaban a sentir miedo.
-Le encanta fastidiarte con esa rubia desabrida, ¿cierto? –cuestionó Ueda sonriendo maliciosamente.
-Ah, no exactamente, Tat-chan, él…
-Silencio, Yuichi –dijo Ueda levantando una mano y poniéndola en la boca de su novio-. ¿Ne, Kame-chan?
-Mmm… Bueno… Jefferson-sensei es…
-Le devolverás la moneda –retiró la mano de la boca de Maru y se acercó más a Kame para susurrarle algo al oído.
-No le aconsejes lo que estoy pensando –le advirtió Maru cruzándose de brazos.
Ueda volteó y le sacó la lengua, para continuar hablándole al oído a su pequeño amigo.
Después de unos momentos, Kame se sonrojó y se retiró, Ueda sonreía ampliamente porque su plan maestro se pusiera en práctica.
-¡No-no, Tat-chan! ¡¿No te parece que ya lo he hecho sufrir mucho para que encima…?!
-Ay, Kame-chan, no será en serio –Ueda se encogió de hombros y rodó los ojos para darle menos importancia al asunto.
-Le aconsejaste darle celos con Tanaka-sensei, ¿verdad? –cuestionó Maru frunciendo el ceño.
-¿Verdad que es mala idea, Maru? –preguntó Kame muy preocupado por hacerle más daño a Jin.
-Ya lo creo que sí, no tanto por los sentimientos de Jin, sino por la seguridad de Tanaka-sensei –contestó el mayor asintiendo y descruzando sus brazos-. Tat-chan, no conoces a Jin celoso… es… Da miedo en verdad.
-Ahhh~… ¡Qué romántico! ¡Debes darle celos! –en realidad tampoco le gustaban los celos pero… era una forma linda de vengarse de Jin.
-¡Tat-chan!~ -se quejó Kame tomando muy en cuenta las palabras de Maru.
-Unos celos inocentes no van a matarlo, Kame-chan, y te asegurarás de que te deseé solo para él con más intensidad. Cuando ellos sienten que alguien más te está cortejando o se lleva mejor contigo, entonces su sistema de defensa posesiva se activa y… -miró a Maru de reojo que estaba con la ceja alzada y una mirada de reproche que sabía que tendría qué calmar de alguna manera después de que Kame se fuera- Sabrás de lo que hablo cuando lo veas por ti mismo –le palmeó la cabeza desviando la mirada hacia otra parte de la sala para no ponerle atención a Maru.
-Ya creo que alguien va a morir si te pones a darle celos a Jin –interrumpió Maru intentando convencer a Kame, que solo con portarse lindo y darle atención sería suficiente para reparar el daño hecho y poder hablar con más calma después.
-No creo que sea capaz de matar a la tortuguita que tanto le gusta –Ueda tomó a Kame por los hombros, como si así se defendiera de las palabras de Maru.
-Obviamente no sería él la víctima, sino la persona de la que esté celoso.
-Ay, no seas aburrido, Yucci. Unos cuántos celos no matan a nadie –se encogió de hombros mientras Kame comprendía menos lo que tenía qué hacer.
Maru solo movió la cabeza en forma negativa y se puso de pie para irse a otra parte de la casa y evitar escuchar esa conversación que sabía que no iría a parar a nada bueno si Kame la tomaba en cuenta-. Qué amargado…
-¿Se enojó? –preguntó Kame preocupado.
-No, Kame-chan, solo no le agrada la idea pero no está enojado –le arregló el cabello de la frente y se colocó en frente suyo-. Estoy de acuerdo en que si vas a darle celos, no lo hagas muy cruelmente. Solo… algo sutil, así como las provocaciones, porque si lo haces de otro modo podrá pensar que estás jugando y… ahí podrías perderlo, ¿entiendes?
-¿Y si mejor hablo con él de una vez? –la verdad le daba mucho miedo, principalmente porque no se atrevía a verlo a los ojos y explicarle el montón de cosas que había sentido pero… creía que sería bueno darle una explicación. El problema era sentirse listo.
-Primero necesitas sentirte cómodo, sino todo será en vano.
-… Está bien, Tat-chan –esperaba que nada saliera mal, de lo contrario… no podría soportar que Jin lo odiara.
Pasado un rato, Kame se fue a su apartamento para practicar algunos roces que le había enseñado Ueda, y en cuya clase no había estado presente Maru.
Después de cerrar la puerta con llave, Ueda se dirigió a la habitación donde de seguro estaba su novio todavía molesto por los consejos escuchados, o quizá, tal vez trabajaba. Solía hacerlo cuando estaba molesto.
Se asomó por la puerta de forma tierna y adorable, pero esbozó un puchero cuando se dio cuenta que Maru estaba de pie frente a la ventana, hacia la gran ciudad que se alzaba bajo sus pies.
-Yucci~ -lo llamó melodiosamente mientras se recargaba en el umbral de la puerta, pero Maru no le hizo caso y continuó con la misma postura.
Ueda resaltó más el puchero anterior y se acercó a su novio sintiendo un poco de vergüenza por ser ignorado. Odiaba que no le prestaran atención, y mucho menos Yuichi porque era la persona de quién le fascinaba que siempre estuviera mirándolo.
-¡Yucci!~ -volvió a llamarlo mientras lo rodeaba con sus brazos por la cintura, apoyando su rostro en su espalda y sintiendo el calor de su cuerpo pero… había una sensación que no le gustaba… algo que Maru emanaba y no lo hacía sentir precisamente cómodo: sí, continuaba molesto.
No le respondió el abrazo y tampoco se movió, estaba muy pensativo y aunque había reparado en la presencia de Ueda desde el primer llamado, no tenía ganas de mimarlo ni hablarle como siempre. Era la primera vez que se sentía tan molesto con él.
-¿Ne, Yuichi? –lo llamó soltándolo y acercándose a su lado para mirar siquiera su perfil- ¿Sigues molesto? –ladeó la cabeza un poco preocupado, pues no era usual que se enfadara muy seguido. De hecho, el temperamental era él, no su novio- No te preocupes… Kame-chan no será capaz de hacerle daño a Akanishi-san –intentó tranquilizarlo mientras jalaba discretamente la manga de su camisa.
-No me tiene molesto eso –dijo finalmente, pero con un tono tan firme y serio, que a Ueda le corrió por todo el cuerpo, dándole la sensación de calosfríos y malas noticias.
-¿Entonces? –comenzó a sentir miedo, porque Maru no lo miraba siquiera y por lo tenso de su rostro, era evidente que estaba muy enfadado.
-No me gusta que hables así –contestó el mayor alejándose de la ventana para no tener qué ver a Ueda. Lo quería muchísimo, pero a veces hacía cosas que… lo impulsaban a no querer tenerlo en frente.
-¿Eh? ¿Así cómo? –lo siguió hasta la puerta de la habitación, deteniéndolo por el brazo casi colgándose de él- Ne, Yucci… Sea lo que sea que te haya molestado… te pido perdón, pero no te enfades conmigo… Siento muy feo cuando lo haces y me da miedo –bajó la cabeza acurrucándola en el brazo de su novio y acarició su mejilla en aquella zona, sintiéndose cada vez más preocupado por la situación.
-Tatsuya… tú no eres una prostituta, ¿entiendes? –quiso golpearse por decirle las cosas de aquella manera, pero no pensó antes de hablar- No te comportes como una.
-… Yu… cci… -se quedó sin aliento cuando escuchó esas palabras. Se separó un poco de Maru y lo miró como sino pudiera creer que aquello hubiera salido de su boca, pero… había escuchado bien y, no era precisamente lo que esperaba oír. Y francamente le dolía que lo comparara de ese modo con ese tipo de gente.
No lo pudo evitar lo empujó fuera de la habitación para encerrarse en ella y apoyarse contra la puerta, respirando agitadamente porque las lágrimas ya comenzaban a asomarse en sus ojos. Nadie lo había hecho llorar tan rápidamente, con solo unas cuantas palabras. Con menos de un discurso…
-¡Eres un idiota, Yuichi! ¡¡Te odio!! –dijo desde la habitación, sabiendo que el mayor estaría todavía de pie, a pocos centímetros de la puerta.
Maru suspiró. ¡Perfecto! Era la primera vez que le salía algo tan espontáneamente y lastimaba a alguien que quería, la diferencia era, que aquella persona era el novio que tanto cuidaba y al que estaba dispuesto a proteger incluso de sí mismo… ¿Por qué tenía qué lastimarlo así? Era la primera ocasión que le decía algo tan fuerte pero… no había podido evitarlo.
Escuchar a Ueda hablar de aquel modo con Kame, como si supiera controlar los sentimientos de las personas que seducía… hablando como sino se tratara de amor sino de pura lujuria… No pudo soportarlo, por eso se había ido.
Al mismo tiempo, también se había sentido ofendido, porque él amaba a Ueda. No se lo había dicho todavía, pero podía sentir que de verdad sus sentimientos eran tan fuertes por él y escucharlo hablar de ese modo… ¡claro que le había dolido! ¿Significaba que si quería, podía tenerlo comiendo de su mano usando aquellas tácticas que…?
Se aclaró la garganta y se fue de inmediato a la habitación de huéspedes convertida en un estudio de música para Ueda, sobre todo para que pudiera continuar dando sus clases sin tener qué regresar al apartamento de Kame (por seguridad para que Ryo no continuara buscándolo ahí). Al entrar, sintió un dolor horrible, porque hacía tanto por el otro y…
“Cuando ellos sienten que alguien más te está cortejando o se lleva mejor contigo, entonces su sistema de defensa posesiva se activa y…”
¿Era cuestión de presionar los botones indicados entonces? ¿Solo tenía qué comportarse de cierto modo para que hiciera todo por él? ¿Para que cada que lo besara pensara en una nueva forma de hacerlo sentir más amado?
No quería pensar que las cosas eran así. No quería hacerse a la idea que Ueda lo manipulaba de un modo tan cruel, pero cuando escuchó aquel discurso… no pudo evitar sentirse como un idiota que lo daba todo y… descubrir que… Ueda poseía el conocimiento necesario para estar
con quién y como quisiera, solo comportándose de ésta o aquella manera… Era horrible pensar que quizá no era correspondido, que tal vez lo amaba y…
Movió la cabeza negativamente y se sentó en el sofá que estaba en frente del piano. Se llevó las manos al rostro y quiso borrar todas aquellas especulaciones sobre su novio. No quería desconfiar pero…
Lo amaba tanto…
Por su parte, Ueda podía creer cada vez menos las palabras de su novio. ¿Cómo era eso de que…? ¡Es que estaba mal de la cabeza! No podía decirle esas cosas después de todo lo que habían pasado juntos, sobre todo, los múltiples ratos en los que se la pasaban abrazados, sin decir nada, sin hacer nada… simplemente abrazados y disfrutar del calor y del amor que se tenían mutuamente.
Le dolía mucho que Maru lo hubiera comparado con… “eso”. ¿Por qué lo había hecho? ¿Qué hizo para merecer esas palabras tan crueles? ¿Acaso…? ¡No, no podía ser que Maru tuviera celos de Kame! ¡Era ridículo porque en esa relación, el celoso siempre había sido él, no Maru! Su novio ni siquiera sentía celos de Ryo. Cuando Ueda lo mencionaba, Maru ponía especial atención, pero no porque se sintiera amenazado, sino porque quería saber todo de su pasado. Eso le había dicho y le creía porque era malo para decir mentiras.
¿Cuál era el problema entonces?
Se resbaló por la puerta y continuó llorando mientras se llevaba una mano a la frente, apoyándola en sus rodillas, las cuáles tenía flexionadas sobre su pecho. Era la primera vez que lloraba con ese dolor dentro de su pecho… era parecido al que Ryo le hacía sentir cada que le decía algo horrible… y es que era precisamente eso lo que había hecho Maru…¡Ni siquiera Ryo lo había comparado con algo tan denigrante y…!
Dio un golpe en el piso. Comprendía que la relación con su profesor de francés no podía ser cien porciento romance y felicidad pero…
-Eres un idiota, Yuichi… -susurró con el corazón hecho trizas, con la recriminación de Maru en su cabeza, repitiéndose una y otra vez, quizá no había sido su intención, pero…
Al día siguiente, mientras Kame despertaba nervioso porque sería el primer día en que intentaría tratar mejor a Jin, Maru cerró un sobre con una carta para Ueda. Había estado pensando toda la noche acerca de lo que le había dicho y llegó a una conclusión: fue muy cruel en con sus palabras y no encontraba la forma de disculparse. En varias ocasiones, por la madrugada, quiso tocar la puerta de la habitación pero no se atrevió a despertarlo porque quizá estuviera muy alterado.
Tenía bien entendido que podría perderlo con solo eso, después de todo, ¿a quién le gustaba que lo comparasen con una prostituta? ¡A nadie!
Quizá se había comportado muy arrogante diciendo esto y aquello sobre cómo atraer la atención de Jin, pero eso no quería decir que estuviera jugando con él… de muchas maneras se lo había demostrado, ¿cierto? Ni una sola vez parecía que estuviera teniendo una aventura con alguna otra persona… y además, el menor era tan entregado en cada detalle… Incluso cuando llegaba a la casa después de un día ajetreado en la escuela de idiomas, le tenía preparada la cena y lo recibía con una sonrisa, un beso y una mirada que le transmitía el profundo sentimiento que tenía para él. Siendo así las cosas… ¿por qué no lo había pensado la noche anterior que estaba molesto? Se había dejado cegar por su enfado y ahora, posiblemente Ueda tendría los ojos hinchados y no querría verlo… No lo culparía si quería terminar…
Sin embargo, de algún modo quería pedirle perdón, pero temeroso más por verlo y enfrentarlo, decidió escribirle en una carta todo lo que sentía. Tenía derecho a saber por qué le había dicho algo tan cruel.
Lo que Maru no sabía, era que Ueda estaba dormido en la puerta, aún sentado en el piso. La mueca de su rostro era de angustia. Se la había pasado toda la noche en vela, pensando en una razón… algo que le dijera por qué lo había atacado de ese modo. Pero al dar las cinco de la mañana, no pudo más… El llorar también cansaba y no pudo evitar que sus párpados se cerraran.
Estaba soñando con Maru, con la primera vez que lo había visto y cuando se besaron en el bar, pero… la historia era muy diferente. Él le decía que quería que fueran a un hotel, que necesitaba
poseer su hermoso cuerpo porque era mejor que el de una servidora sexual de Ginza. Decía que quería corroborar qué tan hermoso era en aquella zona prohibida. Entonces Ueda se asustaba y le pedía que lo dejara en paz, pero Maru se negaba y comenzaba a desvestirlo, mientras él gritaba el nombre de Kame pero nadie llegaba en su auxilio y…
Lo despertó el ruido inusual de algo arrastrándose por debajo de la puerta y se asustó. Se retiró de la misma y volvió a la calma cuando se dio cuenta que era un sobre con la caligrafía de su novio. Rezaba su nombre y una pequeña nota que decía: “Solo quiero que lo sepas…”
Tardó unos minutos en tomar consciencia de que era una carta… de parte de su novio. La tomó con manos temblorosas pasados unos segundos y la abrió dejando escapar una lágrima debido a la horrible pesadilla.
Sacó el papel doblado cuidadosamente, y por unos momentos, pudo percibir su aroma. ¿Sería que estaba muy alterado por lo que le había dicho antes? ¿O es que de verdad ya veía a Maru hasta en cualquier cosa que tocaba?
Comenzó a leer…
Tat-chan…
¿Cómo debería decirte esto?...
Me siento muy avergonzado… No sabes cómo he pensado ésta noche sobre lo que te dije ayer. De verdad lo siento, no quise herirte como lo hice pero… estaba tan enfadado que no supe cómo reaccionar y cuando menos esperé, esas palabras habían salido de mi boca… De verdad, lo siento mucho. Sobre todo porque te quiero es que me siento como el mayor idiota de toda la historia de tu vida, ¿y sabes cómo es eso para mí?... Un verdadero infierno.
Ni siquiera sabes por qué te dije eso y… Creo que debí haber hablado contigo en vez de dejar que mi boca se moviera por sí sola… pero me sentí tan dolido… Aún así, creo que nada justifica el dolor que te he hecho sentir con eso, ¿verdad?
En serio, perdóname. Tat-chan, yo te quiero bien. Sabes cuántas cosas he hecho por ti, lo que he arriesgado y ¿sabes una cosa? No me arrepiento de nada, porque todo lo he hecho con gusto, porque…
Estuve pensando toda la noche y… la verdad no sé cómo pedirte perdón, pero sí puedo decirte por qué me comporté como un idiota.
Tat-chan… te siento tan mío que me dolió tanto el pensar… que quizá… por la forma en que hablaste ayer… que tal vez tú estuvieras… usándome.
¡Por favor no te enojes! Compréndeme un poco. ¿Cómo te sentirías tú si yo dijera las mismas palabras que tú, en frente de ti, cuando te amo tanto…?
Ueda creyó estar soñando en ese momento. No podía creer lo que estaba leyendo. ¿Había usado la palabra “amor”? ¿La frase “te amo”?
Se llevó una mano a la boca sorprendido y sin poder evitar que más lágrimas salieran de sus ojos, manchando la hoja que todavía tenía más palabras para él. Sin embargo, se quedó en el mismo renglón, leyendo esa última oración una y otra vez, hasta que su corazón la creyó por completo. No dudaba que lo amara, sino que no esperó que ya lo hiciera y no se lo hubiera dicho todavía.
De verdad me sentí muy mal. No quería pensar así de ti, pero mientras más hablabas como si pudieras conseguirte a cualquier persona, como si el amor fuera tan fácil… como si… Sentí que lo nuestro había sido así, un juego donde presionaste los botones adecuados para que me quedara contigo y…
No puedo creerlo, como tampoco el que te haya herido tanto. Claro que ya no pienso siquiera en la posibilidad de que estuvieras jugando conmigo, pero en el momento me dolió muchísimo, porque eres la persona que más quiero, por quién he hecho muchas cosas y sin esperar recibir nada a cambio, tan solo tu presencia, tu cariño… Todo tú.
De verdad lo siento… Sé que el amor no es para ti un juego donde puedes convencer a una persona por medio de un simple cortejo. Tú mismo me lo has dicho: “es dar y recibir, aunque no esperes nada a cambio, siempre recibes cuando eres amado”. Discúlpame por olvidarme, por unos momentos, de esas preciosas palabras que te encanta decirme…
No tengo excusa para esto, por eso te pido perdón y también te explico. No pretendo defenderme diciendo que también tuviste la culpa, porque de haber hablado sin decirte… Quizá otra cosa hubiera sido… Tal vez, hubiéramos despertado juntos como siempre, ¿ne? Me habrías hecho el desayuno, te habría besado por eso y me habría ido al trabajo con la misma sonrisa que me inspiras cada que pienso en ti pero… Soy tan idiota que he arruinado eso…
Te quiero… Te quiero tanto que a veces no sé cómo hacértelo saber y me da miedo, que por eso mismo algún día te canses de mí. Y ahora siento más temor de perderte por herirte así…
No eres nada de lo que te dije. Ni siquiera te acercas a eso. El que seas coqueto no quiere decir que… Al menos me siento bien de no poder repetirlo ni por escrito. Pero no lo eres… y me aterra pensar que soy la primera persona que te dice ese tipo de cosas. Creo que ni siquiera Nishikido-san te dijo algo tan hiriente, ¿cierto?... De solo pensarlo me convenzo de que no soy esa persona especial que me dijiste el otro día… “Tu velita de la felicidad”.
Pero te amo.
Jin me dijo una vez, que cuando herimos a la persona que amamos, nos sentimos como si de verdad esa palabra… ese “te amo”, no tuviera valor porque hemos lastimado a quien queremos proteger. ¿Cómo podemos decirla después de haber herido?... Yo… no sé si seré capaz de decírtelo mirándote a los ojos, después de hacerte llorar, de romperte el corazón… No podré… No creo poder porque… me sentiría sin derecho a sentir tanto por ti cuando te…
Lo siento de verdad… Por favor, Tat-chan, espero que algún día puedas perdonarme y… no te culparé si quieres salir por esa puerta y nunca volver. Créeme que…
No lo soportó más. No iba a permitir que Maru se fuera de su lado. Es cierto que le había dolido pero no quería decir que lo fuera a botar de su vida y menos con tremendas palabras de su parte. ¿Cómo no se le había ocurrido antes que…? ¡Pensó en todo menos que, en medio de su emoción porque Kame le coqueteara a Jin, estuviera hiriéndolo! ¡Provocando que la impresión que tenía de él cambiara tan radicalmente! ¡Que se manchara!
No. No iba a permitir que se fuera. No quería leer la despedida de la carta. ¡No, no y no! Maru era suyo. Claro que le había dolido que… pero si estaba arrepentido de verdad… ¡Y no tenía por qué compararse con Ryo, porque no había cómo hacerlo! En primer lugar, Maru nunca le había puesto la mano encima más que para acariciarlo, complacerlo, hacerlo sentir amado y, lo que más le gustaba, ponerlo nervioso al punto de sonrojarse.
No iba a perder a una persona así. ¡NO!
Y negándose a hacerlo, se puso de pie con la carta en la mano y abrió rápidamente la puerta.
Maru se sobresaltó por el ruido y volteó de inmediato hacia donde estaba Ueda. Todavía no era hora de irse, así que estaba metiendo sus cosas en su portafolio, estando muy seguro de que Ueda no estaba leyendo la carta, sino durmiendo tranquilamente.
-… Tat-chan… -dijo en un susurro, comenzando a sentirse nervios y sobre todo, avergonzado de verlo en el umbral, con la carta en la mano y siendo observado con lágrimas en los ojos.
Desvió la mirada. No se sentía capaz de sostenerla mientras su novio estuviera dolido. También se quedó inmóvil, esperando cualquier cosa…
El menor sintió ternura de ver la pena que albergaba Maru y no pudo hacer más que acercarse rápidamente. No podía dejar que se sintiera tan culpable por algo que había propiciado también y además, quería perdonarlo.
-Yucci… -lo abrazó cuando lo tuvo a su alcance y lo estrechó lo más fuerte que pudo, queriendo trasmitirle que todavía quería seguir con él.
Maru sintió que el estómago le dio un vuelco y su corazón saltaba de incertidumbre. ¿Por qué lo abrazaba? ¿No se merecía más unos buenos golpes? Pero al sentir que el cuerpo de Ueda se estremecía con los sollozos, que se acurrucaba en su pecho y acariciaba su espalda con suma paciencia y delicadeza, no pudo evitar responderle aquel abrazo, haciéndolo de forma protectora para que Ueda no sintiera ningún tipo de rechazo. Escondió su boca en el cabello del menor, como le gustaba hacerlo y le masajeó uno de sus hombros para calmarlo.
-No llores… -pidió el mayor dándole un beso, sintiéndose muy mal por esas lágrimas.
-Yucci… -acarició el pecho de Maru con sus mejillas, sonrojándose por sentirlo cerca y recibir respuesta a su abrazo- ¿por qué eres así?...
-Lo lamento. Yo no quise… -escondió los labios retirándose un poco de Ueda y poder verlo a los ojos para poder pedirle el debido perdón, frente a frente.
-No me refiero a eso –esbozó una ligera sonrisa y le enseñó la carta que estaba un poco arrugada en su mano-. ¿Sabes cuántas veces me han pedido disculpas así?
Maru sintió miedo. Quizá ya se sabía ese tipo de disculpas y ahora solo quería hacerle saber, de alguna manera, que ya se sabía todas esas palabras y que tendría qué hacer algo más para que lo disculpara pero…
-NINGUNA –contestó al ver el miedo en los ojos de su novio y de inmediato se acercó a sus labios, besándolos y colgándose de su cuello para evitar que Maru se alejara. Estaba tan emocionado, tan feliz y a la vez tan molesto, que no sabía cómo debía expresarlo-. Ninguna, Yuichi… Ninguna…
-Tat-chan… -le respondió el beso abrazándolo por la cintura y sintiendo la necesidad de no separarse nunca de él, de darle el beso más profundo y lleno de amor que podía… pero no se le ocurría cómo- Lo siento…
-No… perdóname… tú a mí… -no podía alejarse de sus labios. No cuando todo aquello había sucedido. Solo quería abrazarlo y olvidarse de todo el problema. Unas cuántas palabras… que él mismo también había incitado de alguna manera, no iban a borrar todo el cariño que tenía hacia esa persona- yo debí… debí ima… ginar que… Lo siento… debí pensar… en cómo te… sentirías…
Maru negó dos veces con la cabeza y volvió a besarlo, estrechándolo más contra su cuerpo, sintiendo una necesidad casi salvaje de hacerle entender cuán arrepentido estaba… Y podía sentir el mismo instinto de parte de Ueda, que movía sus manos detrás de su cuello con desesperación, masajeando también su cuello, mejillas y cabello mientras no permitía que su novio se alejara bajo ninguna circunstancia.
-Dímelo… -pidió Ueda separándose casi a la fuerza, sintiendo también las ganas de volver a unirse a los labios de Maru de inmediato. ¿Por qué de repente sentía ese deseo tan…? No podía contenerlo.
-¿Eh?... –preguntó Maru con sumo desconcierto. Dudaba que quería que le repitiera esa frase tan horrible que le había dicho la noche pasada pero…
-Je t‟aime –observó su rostro. Paseó su mirada por el mismo sin perderse de cada detalle de la expresión de su novio, el cuál estaba tan impresionado de escucharlo hablar francés, que por poco pierde el control y se tira sobre él, respondiéndole de la misma manera-. Dímelo, Yucci… No quiero que solo lo digas por carta, ni tampoco en otro idioma… Quiero escucharlo… -no se aguantó más y volvió a besarlo con avidez, desesperado por escuchar esas dos palabras que había leído.
-Tat-chan… -no podía concentrarse y menos cuando el menor lo halaba delicadamente hacia atrás, dirigiéndose a algún lugar que no podía ver debido a que tenía los ojos cerrados.
-No te vas… hasta que me lo digas –calculó a memoria la puerta de la habitación y tocando a ciegas a los lados, se dio cuenta que ya estaba debajo del umbral. Solo necesitaba caminar unos metros más para chocar contra la cama.
-Demo… tengo qué… -Ueda le buscó en la gabardina beige el celular y lo encontró.
Se separó de Maru y se lo enseñó. El mayor supo inmediatamente lo que quería decir con eso y de inmediato, creyó que era una locura… más que eso era un capricho pero… no podía negar que quería quedarse todo el día, teniendo una reconciliación con letras mayúsculas.
-Diles que no vas… Que estás enfermo…
-Pero… Ya es tarde y…
-Yucci, parece que no entiendes que hoy no vas a trabajar –lo volteó contra la cama y se dejó caer sobre él, mientras que Maru lo tomaba de la cintura para que la caída no fuera tan brusca y cuidar que Ueda no se hiciera ningún daño.
-¿Y por qué no? –preguntó Maru juguetonamente mientras tomaba el aparato.
-Porque te voy a dejar tan cansado… que me vas a pedir una tregua de por lo menos unos segundos… -lo amenazó mirándolo con un deseo que Maru pudo comprender… El deseo de escuchar y sentir que era amado.
-Tat-chan… -lo dejaba sin aliento. No podía creer que estuviera comportándose tan…
-¿Llamas tú o lo hago yo? –estaba comenzando a impacientarse, y Maru bien sabía que cuando eso ocurría, le entraba el mal humor.
-Bien, bien… pero espera a que termine la llamada, ¿ne? –pidió mientras marcaba el número de Jin.
-No quiero –el tono de Ueda fue tan determinado y caprichoso, que al mayor le sorprendió cuando lo vio en seguida volver a besarlo y jalarlo desde su cuello para continuar besándolo en todo el rostro, esperando que la llamada terminara rápidamente para poder sellar sus labios nuevamente.
-Tat-chan… espera…
-Hai. Jin desu –se escuchó del otro lado de la línea cuando Ueda bajó hasta el cuello de Maru, comenzando a hacerle un moretón para marcarlo como suyo. Ya no le importaba si se veía o no…
-Ji-Jin… Soy yo… -se mordió los labios cuando Ueda le besaba el mentón entre la delicadeza y la provocación.
-Nakamaru-sensei, ¿qué ocurre? –preguntó con seriedad. Debía estar en frente de algún superior para llamarlo de un modo tan formal.
-Lo siento pero… ¿podrían cancelar todas mis clases o cubrirlas?... –tapó el teléfono y tuvo qué cumplirle el capricho a Ueda de darle un beso corto- Me siento un poco… en-enfermo…
-¿Eh?... Espera un segundo… -Maru y Ueda aprovecharon para cambiar posiciones en la cama y el mayor quedar arriba para dominar un poco a su novio, el cuál lo miró con un lindo puchero de reclamo, que Maru no pudo evitar besar- Ya. ¿Cómo es eso de que estás enfermo?
-Ayer… Tat-chan y yo salimos a cenar y… él no llevaba suéter así que le presté el mío… -volvió a cubrir el teléfono- Tat-chan… dame un segundo, ¿quieres? –le susurró dándole un prolongado beso en los labios, mientras el menor no dejaba de masajear su rostro, calmándose un poco.
-¿Yucci? ¿Estás ahí? ¿Te sientes bien? –preguntó Jin preocupado al no escuchar nada más.
-Sí, sí, perdón… -se separó difícilmente y continuó hablando mientras Ueda le acariciaba las mejillas con su nariz- Bueno… me resfríe un poco. Tengo algo de fiebre y me duele la cabeza… -hizo una mueca de dolor cuando Ueda le mordió la mejilla juguetonamente- ¿Po-podrías disculparme con Lafountaine-sensei?
-Claro, Yucci –respondió Jin en seguida, mientras Maru peinaba el cabello de su novio, quién lo miraba esperando que le dijera “te amo”-. Supongo que Ueda-san estará ahí para cuidarte, ¿ne? Por la noche pasaré a verte.
-No te preocupes… Seguramente mañana iré –respondió al ver el puchero de protesta de parte del otro.
-¿Seguro? –Ueda se cruzó de brazos al ver que Maru tardaba demasiado con ese teléfono.
-Sí, sí, Jin. No te preocupes. Nos vemos mañana, ¿ne? –le besó la punta de la nariz a Ueda y éste lo rodeó con sus brazos por el cuello para permanecer muy cerca.
-Está bien. Cuídate entonces y nos vemos mañana, ¿ne? Que te mejores.
-Hai –fue lo único que alcanzó a decir, porque Ueda le quitó el teléfono y colgó. Lo apagó y lo arrojó fuera de la cama, provocando un ruido sordo al chocar contra la moqueta-. Tat-chan… eso no era necesario –le sonrió con ternura.
-Quiero que lo digas~ -volvió a abrazarlo por el cuello haciendo un puchero.
-Lo diré muchas veces hoy, te lo prometo –le aseguró besándole la frente y después el puchero.
-Yo quiero ahora~ -insistió volteando los lugares y sellando los labios de su novio para incitarlo a decírselo.
-Estás malcriado, Tat-chan… -susurró moviéndose con agilidad para acomodarse sobre la cama y volviendo a cambiar lugares, quedando nuevamente sobre Ueda.
-¡¡¡Yucci!!!~ -se quejó haciendo una mueca de indignación- No es cierto~…
-Sí que lo es… -coló sus manos por debajo de la camisa de Ueda y se acercó de nuevo para darle un beso en la comisura de los labios, sonriendo por lo lindo que era.
-Solo un poquito… -tomó su rostro para acariciarlo con su nariz, para al final hacerlo con la suya.
-No me estoy quejando… -le susurró cerrando sus ojos, y Ueda lo imitó.
-Ne… No volveré a decir esas cosas… -lo miró muy preocupado. Nunca creyó que esa actitud le fuera a costar tan caro.
-Tranquilo… -besó su nariz y continuó en un susurro- Solo no hables de ese modo… Eres demasiado lindo para arruinarte con esas expresiones. Dilo de otro modo y no habrá problema. Me preocupa que de vulgarices, amor…
-Sí, Yucci… -asintió con una sonrisa más animada, sonrojándose por la forma en que Maru siempre lo cuidaba.
Su novio besó su frente y fue entonces cuando sintió que su corazón iba a salírsele del pecho. ¿Por qué Maru siempre tenía qué ser tan sutil y tierno con sus gestos, estuvieran en la situación donde se encontraran? Y pensar que por poco lo pierde…
-Yucci… yo también te amo –dijo sin poder aguantarse ni un solo minuto más-. ¡Te amo, te amo, te amo, te amo!… -hizo un puchero de vergüenza y se sonrojó- Te amo…
Maru sonrió enternecido y comenzó a besarlo con ternura y paciencia, provocándole cosquillas en el estómago a Ueda, quién solo pudo responderlos y subir sus manos arriba de su cabeza para después abrazarlo por el cuello, continuando con el pasivo beso.
-Yo también, Tat-chan… -acarició de nuevo la nariz de Ueda con la suya y le sonrió admirando al mismo tiempo su linda sonrisa- Te amo mucho…
-Y solo a mí~
-Solo a ti…
AISHITERU
(Te amo)-
(Te amo)-
-¿Eh?
-… ¿Eh?
Preguntaron Maru y Ueda al mismo tiempo. Se miraron con una sincronización que a Kame le dio risa, pero se aguantó y después, volvieron la vista al menor.
-¿Estás hablando en serio? –preguntó Ueda muy preocupado.
-No puedo creerlo… -sin embargo, Maru no pudo esconder la gran sonrisa que le provocaba escuchar a su amigo.
-Sí… -contestó Kame encogiéndose de hombros, sintiéndose un poco avergonzado por lo que estaba pidiendo.
-… Pero… ¿qué te movió a cambiar de opinión, Kame-chan? –Ueda se acercó a Kame tomándole la mano. Pensaba que había perdido la razón o que al fin se había vuelto loco por culpa de Jin.
-Bueno… -bajó la cabeza mirando con timidez a sus dos amigos: Maru estaba casi sobre la mesa, esperando escuchar una historia emocionante, mientras que Ueda se parecía más a su madre, preocupado y al pendiente de cada palabra que pudiera salir de su boca- el otro día…
Entonces les contó sobre la visita de Takako. Había pasado ya una semana desde que ella fue a verlo, casi pidiéndole que le correspondiera a Jin como sintiera, que no se privara del amor que sentía por él y… además, les pidió perdón por no contárselos de inmediato, pues quería pensar las cosas sin que nadie más le moviera las ideas. Necesitaba tomar una decisión sin que segundas o terceras personas intervinieran en sus cavilaciones, por eso mismo, por siete días estuvo pensándolo detenidamente cuando tenía tiempo libre, cuando miraba a Jin, dando clases… incluso cuando comía. Lo había pensado muy bien, hasta jaqueca tuvo en una ocasión… y fue cuando pensó que lo mejor sería dejar de llorar y valorar el gran esfuerzo que Takako había puesto en ayudar a ambos… y también, en dejar de torturar a Jin, pues al final comprendió que últimamente quién más sufría era su superior por sus constantes rechazos.
-¿Pero estás seguro? –preguntó Ueda cortando el silencio incómodo que se formó después de que Kame terminó con su relato.
El menor solo asintió mirando a cada uno de reojo. Podía comprender por qué Maru se veía tan feliz, pero se asustó cuando Ueda puso una expresión de enfado y preocupación.
-No estoy seguro que sea lo mejor –se opuso rotundamente a la decisión.
-Tat-chan… -Kame sabía que Ueda estaría en contra, porque de verdad no aceptaba a Jin cerca.
-Ne, si es la decisión de Kame-chan debemos respetarla –le dijo Maru tomándolo del hombro, hablándole con seriedad.
-A ti te tiene feliz porque por fin Akanishi va a dejar de venir a llorarte, ¿cierto? –cuestionó Ueda enfadado por la actitud de Maru.
-¡Tat-chan! ¡No te pelees con Maru, por favor! –pidió el menor alarmado por el tono en que Ueda le hablaba a su novio.
-Tranquilo, Kame-chan –dijo el mayor aún mirando a Ueda a los ojos-. No mentiré diciendo que no me tiene feliz la decisión de Kame-chan, pero sobre todo creo que ya es hora de que ambos se den una oportunidad, ¿no crees? No solo ha sufrido Jin, sino también Kame. Creo que sería mejor que lo intentaran en vez de seguir haciéndose daño.
-Yo creo que ese tipo solo va a dejarlo peor –Ueda le volteó el rostro a Maru y se alejó un poco de su regazo para mostrar su desacuerdo.
-… Tat-chan… -apretó los puños sobre sus rodillas y pensó que sino decía nada al respecto, Ueda continuaría estando en contra, así que…- Ya no soy un niño, Tat-chan… Puedo decidir qué es lo que quiero hacer y lo que no… por eso… te lo pido –puso sus manos en el piso y agachó la cabeza hasta tocar el mismo, suplicándole a su mejor amigo que no le diera la espalda en una decisión así-, te lo suplico, Tat-chan… apóyame como siempre lo has hecho. Si voy a equivocarme, bien… pero no quiero sentir que huí de algo que pude disfrutar… por favor, Tat-chan.
-Espera… Kame-chan… No tienes qué hacer eso –se acercó a Kame para levantarlo por los hombros-. No me supliques –le sonrió apesadumbrado.
-¿Me ayudarás? –hizo un puchero esperando poder convencerlo. De verdad necesitaba a Ueda de su lado en ese momento, y en los que vinieran también.
-Yo… -no quería después tener qué verlo de nuevo triste y decepcionado. Solo estaba preocupado y no creía que fuera la mejor decisión que pudiera tomar… de hecho, pensaba que cambiarse de escuela era más conveniente pero…
-Sé que estás preocupado, Tat-chan, pero… -interrumpió Maru poniéndose del lado de Kame, tomándole el hombro a su novio- comprendo a Kame-chan. ¿No te das cuenta que él también se está muriendo de miedo por su decisión? Sabe cómo pueden empeorar las cosas, pero también pueden salir bien.
Kame agradeció el apoyo de Maru y sonrió un poco más para que Ueda se sintiera más seguro. Le asintió y se acercó un poco más para darle un abrazo al mayor, queriendo convencerlo de aquella manera.
-Kame-chan… -estaba profundamente preocupado, ya no quería verlo más y más triste… esperaba que solo hubiera sonrisas de ahora en adelante pero…- Una lágrima más que derrames por su causa… y te juro que lo mato… -respondió devolviéndole el abrazo, sintiendo una impotencia que le provocaba coraje y así mismo, se regañaba por acceder a tremenda petición.
-No, Tat-chan –dijo Kame separándose y sonriéndole juguetonamente-, si lo haces, dejarás solo a Maru y… no querrás que alguien aproveche tu estadía en prisión para robártelo, ¿ne?
-¡Kame-chan!~ -protestó frunciendo la boca y después, miró a Maru que también se reía- ¿Tú de qué te ríes?~ -esbozó un puchero y se acercó discretamente a él para que lo abrazara por la cintura, cosa que su novio hizo dándole un beso en la frente.
-Entonces… ¿cómo vas a comenzar, Kame-chan? –preguntó Maru emocionado por ver la cara de Jin al día siguiente.
-Mmm… La verdad es que no sé cómo hacerlo… Además, me siento avergonzado por todo lo que lo he hecho pasar… ¿Cómo debería comenzar a hablarle, Maru? –preguntó Kame sintiendo nerviosismo.
-Lo primero que deberías hacer es saludarlo por la mañana, pero del modo en que lo hacías antes –soltó a Ueda y se acomodó un poco más sobre el suelo. Se sacó más el cabello, imitando el peinado de Kame e imitó la boca del menor esbozando un pequeño puchero.
Ueda y Kame lo miraron con sumo interés mientras se preparaba…
-“¡Ohayou, senpai! ¿Cómo estás hoy?~” –dijo Maru en una perfecta imitación de la voz de Kame y el tono que empleaba el menor antes de que todo el problema estallara.
Ueda no pudo hacer otra cosa que tirarse a reír y Kame se sonrojó tanto que le tiró un manotazo a Maru, quien lo esquivó y también comenzó a reírse con ganas.
-¡¡Yo no hago eso!!~ -protestó Kame rojo como un jitomate.
-¡En serio que lo hacías! –se defendió el mayor divertido por las protestas.
-¡No es cierto! –insistió tomando un cojín y llevándoselo al rostro para tapar su vergüenza.
-De verdad, a Jin le gustaba mucho cómo lo saludabas todos los días –dijo Yuichi dejando de reírse y esperando que Kame asomara la cabeza un poco más tranquilo.
Y así fue. El menor se quitó poco a poco el cojín del rostro y lo observó con mucho interés, sin poder creer lo que estaba escuchando. ¿De verdad Jin se alucinaba cada que lo saludaba? Pero era solo eso, un saludo, nada en especial…
-… ¿En serio? –preguntó con timidez y un poco sonrojado.
-Sí.
-Mmm… yo creo que a parte de comportarte como antes, deberías agregarle un poco de dulzura e inocencia a tu comportamiento, Kame-chan –aconsejó Ueda yendo contra su voluntad, pero su mejor amigo le había pedido ayuda y no se la iba a negar.
-¿Más? –preguntó Maru sorprendido. ¿Acaso podía ser más tierno e inocente de lo que ya era?
-¡Claro! Kame-chan es el maestro de la ternura –abrazó al menor quién hizo un puchero de reclamo por eso.
-¿A qué te refieres con ser más tierno? –preguntó imaginándose a Kame con peluches alrededor y mirando a Jin. Definitivamente su amigo perdería la cordura si lo viera así.
-Tienes qué ser delicado con tus actos –le retiró un mechón de cabello de la frente a Kame y continuó hablando-. Dale miradas de soslayo, sonríele como antes lo hacías, déjalo que te toque de alguna manera, por ejemplo, la mano. Inspírale roces, dile cosas que quiera escuchar. De
seguro le encantará, pero tienes qué hacer todo con suma delicadeza para que se derrita solo con eso.
Kame y Maru se quedaron observándolo con los ojos muy abiertos. Era como si estuviera dándoles una cátedra de cómo ser príncipes o princesas…
-¿Qué? –preguntó Ueda desconcertado por el modo en que lo miraban.
-Me estoy preocupando… -dijo Maru frunciendo la boca.
-¿Darle roces? –murmuró Kame llevándose un dedo a la boca, pensando que eso sería muy arriesgado. Jin sería capaz de besarlo si lo tocaba.
-¡Exactamente así de lindo debes de verte! -dijo Ueda acercándose a Kame y abrazándolo. Cada que su amigo hacía esa expresión, no podía evitar pensar que era demasiado lindo como para permitir que alguien se le acercara.
-Pero… Tat-chan… actúas como mi hermano… –dijo el menor mirando a su amigo de reojo.
-¡Oh, cierto! –al músico se le ocurrió otra cosa más- Si te arreglas el cabello con suma delicadeza, vas a matarlo de un ataque cardiaco.
-Mmm… No entiendo… ¿Se trata de seducirlo o… de matar a Jin? –preguntó Maru preocupado por la seguridad de su amigo. No sabía si Ueda intentaba ayudar o estaba planeando vengarse de Jin.
-Las dos cosas –contestó Ueda sin ningún rastro de remordimiento.
-Amor, no creo que Kame-chan te agradezca si tiene qué estar presente en su funeral –movió la cabeza negativamente mientras suspiraba.
-¿Eh? –Kame se preocupó por las palabras de Maru.
-Yucci, estás asustándolo… -Ueda se acercó al menor y lo abrazó de nuevo- No se va a morir, confía en mí.
-¿No debería hablar con él antes de hacerle todo eso? –preguntó Kame con ingenuidad mientras se separaba poco a poco de Ueda.
-¿Para qué? Es muy aburrido hablar cuando estás atrayendo la atención de alguien. La intención es que se acerque a ti sin miedos, ¿ne? Entonces éste es el mejor método –se cruzó de brazos y se puso a pesar en más cosas que pudiera hacer el menor.
-¿Sabes, Maru?… creo que así fue como te sedujo a ti –dijo Kame hablándole en susurros al aludido.
-… Sí, comienzo a pensar que yo fui la víctima –contestó Maru asintiendo-. Aunque… sí hablamos mucho.
-¡Silencio! –dijo Ueda mirándolos con los ojos entrecerrados, fingiendo indignación- Se me ha ocurrido algo más. Será infalible ésta táctica.
Kame y Maru se miraron y después a Ueda, pensando que debería ser consejero amoroso y reunir parejas. Parecía que el método de Ueda era cien porciento infalible porque lo había usado con Ryo y Maru… y no había fallado. Comenzaban a sentir miedo.
-Le encanta fastidiarte con esa rubia desabrida, ¿cierto? –cuestionó Ueda sonriendo maliciosamente.
-Ah, no exactamente, Tat-chan, él…
-Silencio, Yuichi –dijo Ueda levantando una mano y poniéndola en la boca de su novio-. ¿Ne, Kame-chan?
-Mmm… Bueno… Jefferson-sensei es…
-Le devolverás la moneda –retiró la mano de la boca de Maru y se acercó más a Kame para susurrarle algo al oído.
-No le aconsejes lo que estoy pensando –le advirtió Maru cruzándose de brazos.
Ueda volteó y le sacó la lengua, para continuar hablándole al oído a su pequeño amigo.
Después de unos momentos, Kame se sonrojó y se retiró, Ueda sonreía ampliamente porque su plan maestro se pusiera en práctica.
-¡No-no, Tat-chan! ¡¿No te parece que ya lo he hecho sufrir mucho para que encima…?!
-Ay, Kame-chan, no será en serio –Ueda se encogió de hombros y rodó los ojos para darle menos importancia al asunto.
-Le aconsejaste darle celos con Tanaka-sensei, ¿verdad? –cuestionó Maru frunciendo el ceño.
-¿Verdad que es mala idea, Maru? –preguntó Kame muy preocupado por hacerle más daño a Jin.
-Ya lo creo que sí, no tanto por los sentimientos de Jin, sino por la seguridad de Tanaka-sensei –contestó el mayor asintiendo y descruzando sus brazos-. Tat-chan, no conoces a Jin celoso… es… Da miedo en verdad.
-Ahhh~… ¡Qué romántico! ¡Debes darle celos! –en realidad tampoco le gustaban los celos pero… era una forma linda de vengarse de Jin.
-¡Tat-chan!~ -se quejó Kame tomando muy en cuenta las palabras de Maru.
-Unos celos inocentes no van a matarlo, Kame-chan, y te asegurarás de que te deseé solo para él con más intensidad. Cuando ellos sienten que alguien más te está cortejando o se lleva mejor contigo, entonces su sistema de defensa posesiva se activa y… -miró a Maru de reojo que estaba con la ceja alzada y una mirada de reproche que sabía que tendría qué calmar de alguna manera después de que Kame se fuera- Sabrás de lo que hablo cuando lo veas por ti mismo –le palmeó la cabeza desviando la mirada hacia otra parte de la sala para no ponerle atención a Maru.
-Ya creo que alguien va a morir si te pones a darle celos a Jin –interrumpió Maru intentando convencer a Kame, que solo con portarse lindo y darle atención sería suficiente para reparar el daño hecho y poder hablar con más calma después.
-No creo que sea capaz de matar a la tortuguita que tanto le gusta –Ueda tomó a Kame por los hombros, como si así se defendiera de las palabras de Maru.
-Obviamente no sería él la víctima, sino la persona de la que esté celoso.
-Ay, no seas aburrido, Yucci. Unos cuántos celos no matan a nadie –se encogió de hombros mientras Kame comprendía menos lo que tenía qué hacer.
Maru solo movió la cabeza en forma negativa y se puso de pie para irse a otra parte de la casa y evitar escuchar esa conversación que sabía que no iría a parar a nada bueno si Kame la tomaba en cuenta-. Qué amargado…
-¿Se enojó? –preguntó Kame preocupado.
-No, Kame-chan, solo no le agrada la idea pero no está enojado –le arregló el cabello de la frente y se colocó en frente suyo-. Estoy de acuerdo en que si vas a darle celos, no lo hagas muy cruelmente. Solo… algo sutil, así como las provocaciones, porque si lo haces de otro modo podrá pensar que estás jugando y… ahí podrías perderlo, ¿entiendes?
-¿Y si mejor hablo con él de una vez? –la verdad le daba mucho miedo, principalmente porque no se atrevía a verlo a los ojos y explicarle el montón de cosas que había sentido pero… creía que sería bueno darle una explicación. El problema era sentirse listo.
-Primero necesitas sentirte cómodo, sino todo será en vano.
-… Está bien, Tat-chan –esperaba que nada saliera mal, de lo contrario… no podría soportar que Jin lo odiara.
Pasado un rato, Kame se fue a su apartamento para practicar algunos roces que le había enseñado Ueda, y en cuya clase no había estado presente Maru.
Después de cerrar la puerta con llave, Ueda se dirigió a la habitación donde de seguro estaba su novio todavía molesto por los consejos escuchados, o quizá, tal vez trabajaba. Solía hacerlo cuando estaba molesto.
Se asomó por la puerta de forma tierna y adorable, pero esbozó un puchero cuando se dio cuenta que Maru estaba de pie frente a la ventana, hacia la gran ciudad que se alzaba bajo sus pies.
-Yucci~ -lo llamó melodiosamente mientras se recargaba en el umbral de la puerta, pero Maru no le hizo caso y continuó con la misma postura.
Ueda resaltó más el puchero anterior y se acercó a su novio sintiendo un poco de vergüenza por ser ignorado. Odiaba que no le prestaran atención, y mucho menos Yuichi porque era la persona de quién le fascinaba que siempre estuviera mirándolo.
-¡Yucci!~ -volvió a llamarlo mientras lo rodeaba con sus brazos por la cintura, apoyando su rostro en su espalda y sintiendo el calor de su cuerpo pero… había una sensación que no le gustaba… algo que Maru emanaba y no lo hacía sentir precisamente cómodo: sí, continuaba molesto.
No le respondió el abrazo y tampoco se movió, estaba muy pensativo y aunque había reparado en la presencia de Ueda desde el primer llamado, no tenía ganas de mimarlo ni hablarle como siempre. Era la primera vez que se sentía tan molesto con él.
-¿Ne, Yuichi? –lo llamó soltándolo y acercándose a su lado para mirar siquiera su perfil- ¿Sigues molesto? –ladeó la cabeza un poco preocupado, pues no era usual que se enfadara muy seguido. De hecho, el temperamental era él, no su novio- No te preocupes… Kame-chan no será capaz de hacerle daño a Akanishi-san –intentó tranquilizarlo mientras jalaba discretamente la manga de su camisa.
-No me tiene molesto eso –dijo finalmente, pero con un tono tan firme y serio, que a Ueda le corrió por todo el cuerpo, dándole la sensación de calosfríos y malas noticias.
-¿Entonces? –comenzó a sentir miedo, porque Maru no lo miraba siquiera y por lo tenso de su rostro, era evidente que estaba muy enfadado.
-No me gusta que hables así –contestó el mayor alejándose de la ventana para no tener qué ver a Ueda. Lo quería muchísimo, pero a veces hacía cosas que… lo impulsaban a no querer tenerlo en frente.
-¿Eh? ¿Así cómo? –lo siguió hasta la puerta de la habitación, deteniéndolo por el brazo casi colgándose de él- Ne, Yucci… Sea lo que sea que te haya molestado… te pido perdón, pero no te enfades conmigo… Siento muy feo cuando lo haces y me da miedo –bajó la cabeza acurrucándola en el brazo de su novio y acarició su mejilla en aquella zona, sintiéndose cada vez más preocupado por la situación.
-Tatsuya… tú no eres una prostituta, ¿entiendes? –quiso golpearse por decirle las cosas de aquella manera, pero no pensó antes de hablar- No te comportes como una.
-… Yu… cci… -se quedó sin aliento cuando escuchó esas palabras. Se separó un poco de Maru y lo miró como sino pudiera creer que aquello hubiera salido de su boca, pero… había escuchado bien y, no era precisamente lo que esperaba oír. Y francamente le dolía que lo comparara de ese modo con ese tipo de gente.
No lo pudo evitar lo empujó fuera de la habitación para encerrarse en ella y apoyarse contra la puerta, respirando agitadamente porque las lágrimas ya comenzaban a asomarse en sus ojos. Nadie lo había hecho llorar tan rápidamente, con solo unas cuantas palabras. Con menos de un discurso…
-¡Eres un idiota, Yuichi! ¡¡Te odio!! –dijo desde la habitación, sabiendo que el mayor estaría todavía de pie, a pocos centímetros de la puerta.
Maru suspiró. ¡Perfecto! Era la primera vez que le salía algo tan espontáneamente y lastimaba a alguien que quería, la diferencia era, que aquella persona era el novio que tanto cuidaba y al que estaba dispuesto a proteger incluso de sí mismo… ¿Por qué tenía qué lastimarlo así? Era la primera ocasión que le decía algo tan fuerte pero… no había podido evitarlo.
Escuchar a Ueda hablar de aquel modo con Kame, como si supiera controlar los sentimientos de las personas que seducía… hablando como sino se tratara de amor sino de pura lujuria… No pudo soportarlo, por eso se había ido.
Al mismo tiempo, también se había sentido ofendido, porque él amaba a Ueda. No se lo había dicho todavía, pero podía sentir que de verdad sus sentimientos eran tan fuertes por él y escucharlo hablar de ese modo… ¡claro que le había dolido! ¿Significaba que si quería, podía tenerlo comiendo de su mano usando aquellas tácticas que…?
Se aclaró la garganta y se fue de inmediato a la habitación de huéspedes convertida en un estudio de música para Ueda, sobre todo para que pudiera continuar dando sus clases sin tener qué regresar al apartamento de Kame (por seguridad para que Ryo no continuara buscándolo ahí). Al entrar, sintió un dolor horrible, porque hacía tanto por el otro y…
“Cuando ellos sienten que alguien más te está cortejando o se lleva mejor contigo, entonces su sistema de defensa posesiva se activa y…”
¿Era cuestión de presionar los botones indicados entonces? ¿Solo tenía qué comportarse de cierto modo para que hiciera todo por él? ¿Para que cada que lo besara pensara en una nueva forma de hacerlo sentir más amado?
No quería pensar que las cosas eran así. No quería hacerse a la idea que Ueda lo manipulaba de un modo tan cruel, pero cuando escuchó aquel discurso… no pudo evitar sentirse como un idiota que lo daba todo y… descubrir que… Ueda poseía el conocimiento necesario para estar
con quién y como quisiera, solo comportándose de ésta o aquella manera… Era horrible pensar que quizá no era correspondido, que tal vez lo amaba y…
Movió la cabeza negativamente y se sentó en el sofá que estaba en frente del piano. Se llevó las manos al rostro y quiso borrar todas aquellas especulaciones sobre su novio. No quería desconfiar pero…
Lo amaba tanto…
Por su parte, Ueda podía creer cada vez menos las palabras de su novio. ¿Cómo era eso de que…? ¡Es que estaba mal de la cabeza! No podía decirle esas cosas después de todo lo que habían pasado juntos, sobre todo, los múltiples ratos en los que se la pasaban abrazados, sin decir nada, sin hacer nada… simplemente abrazados y disfrutar del calor y del amor que se tenían mutuamente.
Le dolía mucho que Maru lo hubiera comparado con… “eso”. ¿Por qué lo había hecho? ¿Qué hizo para merecer esas palabras tan crueles? ¿Acaso…? ¡No, no podía ser que Maru tuviera celos de Kame! ¡Era ridículo porque en esa relación, el celoso siempre había sido él, no Maru! Su novio ni siquiera sentía celos de Ryo. Cuando Ueda lo mencionaba, Maru ponía especial atención, pero no porque se sintiera amenazado, sino porque quería saber todo de su pasado. Eso le había dicho y le creía porque era malo para decir mentiras.
¿Cuál era el problema entonces?
Se resbaló por la puerta y continuó llorando mientras se llevaba una mano a la frente, apoyándola en sus rodillas, las cuáles tenía flexionadas sobre su pecho. Era la primera vez que lloraba con ese dolor dentro de su pecho… era parecido al que Ryo le hacía sentir cada que le decía algo horrible… y es que era precisamente eso lo que había hecho Maru…¡Ni siquiera Ryo lo había comparado con algo tan denigrante y…!
Dio un golpe en el piso. Comprendía que la relación con su profesor de francés no podía ser cien porciento romance y felicidad pero…
-Eres un idiota, Yuichi… -susurró con el corazón hecho trizas, con la recriminación de Maru en su cabeza, repitiéndose una y otra vez, quizá no había sido su intención, pero…
Al día siguiente, mientras Kame despertaba nervioso porque sería el primer día en que intentaría tratar mejor a Jin, Maru cerró un sobre con una carta para Ueda. Había estado pensando toda la noche acerca de lo que le había dicho y llegó a una conclusión: fue muy cruel en con sus palabras y no encontraba la forma de disculparse. En varias ocasiones, por la madrugada, quiso tocar la puerta de la habitación pero no se atrevió a despertarlo porque quizá estuviera muy alterado.
Tenía bien entendido que podría perderlo con solo eso, después de todo, ¿a quién le gustaba que lo comparasen con una prostituta? ¡A nadie!
Quizá se había comportado muy arrogante diciendo esto y aquello sobre cómo atraer la atención de Jin, pero eso no quería decir que estuviera jugando con él… de muchas maneras se lo había demostrado, ¿cierto? Ni una sola vez parecía que estuviera teniendo una aventura con alguna otra persona… y además, el menor era tan entregado en cada detalle… Incluso cuando llegaba a la casa después de un día ajetreado en la escuela de idiomas, le tenía preparada la cena y lo recibía con una sonrisa, un beso y una mirada que le transmitía el profundo sentimiento que tenía para él. Siendo así las cosas… ¿por qué no lo había pensado la noche anterior que estaba molesto? Se había dejado cegar por su enfado y ahora, posiblemente Ueda tendría los ojos hinchados y no querría verlo… No lo culparía si quería terminar…
Sin embargo, de algún modo quería pedirle perdón, pero temeroso más por verlo y enfrentarlo, decidió escribirle en una carta todo lo que sentía. Tenía derecho a saber por qué le había dicho algo tan cruel.
Lo que Maru no sabía, era que Ueda estaba dormido en la puerta, aún sentado en el piso. La mueca de su rostro era de angustia. Se la había pasado toda la noche en vela, pensando en una razón… algo que le dijera por qué lo había atacado de ese modo. Pero al dar las cinco de la mañana, no pudo más… El llorar también cansaba y no pudo evitar que sus párpados se cerraran.
Estaba soñando con Maru, con la primera vez que lo había visto y cuando se besaron en el bar, pero… la historia era muy diferente. Él le decía que quería que fueran a un hotel, que necesitaba
poseer su hermoso cuerpo porque era mejor que el de una servidora sexual de Ginza. Decía que quería corroborar qué tan hermoso era en aquella zona prohibida. Entonces Ueda se asustaba y le pedía que lo dejara en paz, pero Maru se negaba y comenzaba a desvestirlo, mientras él gritaba el nombre de Kame pero nadie llegaba en su auxilio y…
Lo despertó el ruido inusual de algo arrastrándose por debajo de la puerta y se asustó. Se retiró de la misma y volvió a la calma cuando se dio cuenta que era un sobre con la caligrafía de su novio. Rezaba su nombre y una pequeña nota que decía: “Solo quiero que lo sepas…”
Tardó unos minutos en tomar consciencia de que era una carta… de parte de su novio. La tomó con manos temblorosas pasados unos segundos y la abrió dejando escapar una lágrima debido a la horrible pesadilla.
Sacó el papel doblado cuidadosamente, y por unos momentos, pudo percibir su aroma. ¿Sería que estaba muy alterado por lo que le había dicho antes? ¿O es que de verdad ya veía a Maru hasta en cualquier cosa que tocaba?
Comenzó a leer…
Tat-chan…
¿Cómo debería decirte esto?...
Me siento muy avergonzado… No sabes cómo he pensado ésta noche sobre lo que te dije ayer. De verdad lo siento, no quise herirte como lo hice pero… estaba tan enfadado que no supe cómo reaccionar y cuando menos esperé, esas palabras habían salido de mi boca… De verdad, lo siento mucho. Sobre todo porque te quiero es que me siento como el mayor idiota de toda la historia de tu vida, ¿y sabes cómo es eso para mí?... Un verdadero infierno.
Ni siquiera sabes por qué te dije eso y… Creo que debí haber hablado contigo en vez de dejar que mi boca se moviera por sí sola… pero me sentí tan dolido… Aún así, creo que nada justifica el dolor que te he hecho sentir con eso, ¿verdad?
En serio, perdóname. Tat-chan, yo te quiero bien. Sabes cuántas cosas he hecho por ti, lo que he arriesgado y ¿sabes una cosa? No me arrepiento de nada, porque todo lo he hecho con gusto, porque…
Estuve pensando toda la noche y… la verdad no sé cómo pedirte perdón, pero sí puedo decirte por qué me comporté como un idiota.
Tat-chan… te siento tan mío que me dolió tanto el pensar… que quizá… por la forma en que hablaste ayer… que tal vez tú estuvieras… usándome.
¡Por favor no te enojes! Compréndeme un poco. ¿Cómo te sentirías tú si yo dijera las mismas palabras que tú, en frente de ti, cuando te amo tanto…?
Ueda creyó estar soñando en ese momento. No podía creer lo que estaba leyendo. ¿Había usado la palabra “amor”? ¿La frase “te amo”?
Se llevó una mano a la boca sorprendido y sin poder evitar que más lágrimas salieran de sus ojos, manchando la hoja que todavía tenía más palabras para él. Sin embargo, se quedó en el mismo renglón, leyendo esa última oración una y otra vez, hasta que su corazón la creyó por completo. No dudaba que lo amara, sino que no esperó que ya lo hiciera y no se lo hubiera dicho todavía.
De verdad me sentí muy mal. No quería pensar así de ti, pero mientras más hablabas como si pudieras conseguirte a cualquier persona, como si el amor fuera tan fácil… como si… Sentí que lo nuestro había sido así, un juego donde presionaste los botones adecuados para que me quedara contigo y…
No puedo creerlo, como tampoco el que te haya herido tanto. Claro que ya no pienso siquiera en la posibilidad de que estuvieras jugando conmigo, pero en el momento me dolió muchísimo, porque eres la persona que más quiero, por quién he hecho muchas cosas y sin esperar recibir nada a cambio, tan solo tu presencia, tu cariño… Todo tú.
De verdad lo siento… Sé que el amor no es para ti un juego donde puedes convencer a una persona por medio de un simple cortejo. Tú mismo me lo has dicho: “es dar y recibir, aunque no esperes nada a cambio, siempre recibes cuando eres amado”. Discúlpame por olvidarme, por unos momentos, de esas preciosas palabras que te encanta decirme…
No tengo excusa para esto, por eso te pido perdón y también te explico. No pretendo defenderme diciendo que también tuviste la culpa, porque de haber hablado sin decirte… Quizá otra cosa hubiera sido… Tal vez, hubiéramos despertado juntos como siempre, ¿ne? Me habrías hecho el desayuno, te habría besado por eso y me habría ido al trabajo con la misma sonrisa que me inspiras cada que pienso en ti pero… Soy tan idiota que he arruinado eso…
Te quiero… Te quiero tanto que a veces no sé cómo hacértelo saber y me da miedo, que por eso mismo algún día te canses de mí. Y ahora siento más temor de perderte por herirte así…
No eres nada de lo que te dije. Ni siquiera te acercas a eso. El que seas coqueto no quiere decir que… Al menos me siento bien de no poder repetirlo ni por escrito. Pero no lo eres… y me aterra pensar que soy la primera persona que te dice ese tipo de cosas. Creo que ni siquiera Nishikido-san te dijo algo tan hiriente, ¿cierto?... De solo pensarlo me convenzo de que no soy esa persona especial que me dijiste el otro día… “Tu velita de la felicidad”.
Pero te amo.
Jin me dijo una vez, que cuando herimos a la persona que amamos, nos sentimos como si de verdad esa palabra… ese “te amo”, no tuviera valor porque hemos lastimado a quien queremos proteger. ¿Cómo podemos decirla después de haber herido?... Yo… no sé si seré capaz de decírtelo mirándote a los ojos, después de hacerte llorar, de romperte el corazón… No podré… No creo poder porque… me sentiría sin derecho a sentir tanto por ti cuando te…
Lo siento de verdad… Por favor, Tat-chan, espero que algún día puedas perdonarme y… no te culparé si quieres salir por esa puerta y nunca volver. Créeme que…
No lo soportó más. No iba a permitir que Maru se fuera de su lado. Es cierto que le había dolido pero no quería decir que lo fuera a botar de su vida y menos con tremendas palabras de su parte. ¿Cómo no se le había ocurrido antes que…? ¡Pensó en todo menos que, en medio de su emoción porque Kame le coqueteara a Jin, estuviera hiriéndolo! ¡Provocando que la impresión que tenía de él cambiara tan radicalmente! ¡Que se manchara!
No. No iba a permitir que se fuera. No quería leer la despedida de la carta. ¡No, no y no! Maru era suyo. Claro que le había dolido que… pero si estaba arrepentido de verdad… ¡Y no tenía por qué compararse con Ryo, porque no había cómo hacerlo! En primer lugar, Maru nunca le había puesto la mano encima más que para acariciarlo, complacerlo, hacerlo sentir amado y, lo que más le gustaba, ponerlo nervioso al punto de sonrojarse.
No iba a perder a una persona así. ¡NO!
Y negándose a hacerlo, se puso de pie con la carta en la mano y abrió rápidamente la puerta.
Maru se sobresaltó por el ruido y volteó de inmediato hacia donde estaba Ueda. Todavía no era hora de irse, así que estaba metiendo sus cosas en su portafolio, estando muy seguro de que Ueda no estaba leyendo la carta, sino durmiendo tranquilamente.
-… Tat-chan… -dijo en un susurro, comenzando a sentirse nervios y sobre todo, avergonzado de verlo en el umbral, con la carta en la mano y siendo observado con lágrimas en los ojos.
Desvió la mirada. No se sentía capaz de sostenerla mientras su novio estuviera dolido. También se quedó inmóvil, esperando cualquier cosa…
El menor sintió ternura de ver la pena que albergaba Maru y no pudo hacer más que acercarse rápidamente. No podía dejar que se sintiera tan culpable por algo que había propiciado también y además, quería perdonarlo.
-Yucci… -lo abrazó cuando lo tuvo a su alcance y lo estrechó lo más fuerte que pudo, queriendo trasmitirle que todavía quería seguir con él.
Maru sintió que el estómago le dio un vuelco y su corazón saltaba de incertidumbre. ¿Por qué lo abrazaba? ¿No se merecía más unos buenos golpes? Pero al sentir que el cuerpo de Ueda se estremecía con los sollozos, que se acurrucaba en su pecho y acariciaba su espalda con suma paciencia y delicadeza, no pudo evitar responderle aquel abrazo, haciéndolo de forma protectora para que Ueda no sintiera ningún tipo de rechazo. Escondió su boca en el cabello del menor, como le gustaba hacerlo y le masajeó uno de sus hombros para calmarlo.
-No llores… -pidió el mayor dándole un beso, sintiéndose muy mal por esas lágrimas.
-Yucci… -acarició el pecho de Maru con sus mejillas, sonrojándose por sentirlo cerca y recibir respuesta a su abrazo- ¿por qué eres así?...
-Lo lamento. Yo no quise… -escondió los labios retirándose un poco de Ueda y poder verlo a los ojos para poder pedirle el debido perdón, frente a frente.
-No me refiero a eso –esbozó una ligera sonrisa y le enseñó la carta que estaba un poco arrugada en su mano-. ¿Sabes cuántas veces me han pedido disculpas así?
Maru sintió miedo. Quizá ya se sabía ese tipo de disculpas y ahora solo quería hacerle saber, de alguna manera, que ya se sabía todas esas palabras y que tendría qué hacer algo más para que lo disculpara pero…
-NINGUNA –contestó al ver el miedo en los ojos de su novio y de inmediato se acercó a sus labios, besándolos y colgándose de su cuello para evitar que Maru se alejara. Estaba tan emocionado, tan feliz y a la vez tan molesto, que no sabía cómo debía expresarlo-. Ninguna, Yuichi… Ninguna…
-Tat-chan… -le respondió el beso abrazándolo por la cintura y sintiendo la necesidad de no separarse nunca de él, de darle el beso más profundo y lleno de amor que podía… pero no se le ocurría cómo- Lo siento…
-No… perdóname… tú a mí… -no podía alejarse de sus labios. No cuando todo aquello había sucedido. Solo quería abrazarlo y olvidarse de todo el problema. Unas cuántas palabras… que él mismo también había incitado de alguna manera, no iban a borrar todo el cariño que tenía hacia esa persona- yo debí… debí ima… ginar que… Lo siento… debí pensar… en cómo te… sentirías…
Maru negó dos veces con la cabeza y volvió a besarlo, estrechándolo más contra su cuerpo, sintiendo una necesidad casi salvaje de hacerle entender cuán arrepentido estaba… Y podía sentir el mismo instinto de parte de Ueda, que movía sus manos detrás de su cuello con desesperación, masajeando también su cuello, mejillas y cabello mientras no permitía que su novio se alejara bajo ninguna circunstancia.
-Dímelo… -pidió Ueda separándose casi a la fuerza, sintiendo también las ganas de volver a unirse a los labios de Maru de inmediato. ¿Por qué de repente sentía ese deseo tan…? No podía contenerlo.
-¿Eh?... –preguntó Maru con sumo desconcierto. Dudaba que quería que le repitiera esa frase tan horrible que le había dicho la noche pasada pero…
-Je t‟aime –observó su rostro. Paseó su mirada por el mismo sin perderse de cada detalle de la expresión de su novio, el cuál estaba tan impresionado de escucharlo hablar francés, que por poco pierde el control y se tira sobre él, respondiéndole de la misma manera-. Dímelo, Yucci… No quiero que solo lo digas por carta, ni tampoco en otro idioma… Quiero escucharlo… -no se aguantó más y volvió a besarlo con avidez, desesperado por escuchar esas dos palabras que había leído.
-Tat-chan… -no podía concentrarse y menos cuando el menor lo halaba delicadamente hacia atrás, dirigiéndose a algún lugar que no podía ver debido a que tenía los ojos cerrados.
-No te vas… hasta que me lo digas –calculó a memoria la puerta de la habitación y tocando a ciegas a los lados, se dio cuenta que ya estaba debajo del umbral. Solo necesitaba caminar unos metros más para chocar contra la cama.
-Demo… tengo qué… -Ueda le buscó en la gabardina beige el celular y lo encontró.
Se separó de Maru y se lo enseñó. El mayor supo inmediatamente lo que quería decir con eso y de inmediato, creyó que era una locura… más que eso era un capricho pero… no podía negar que quería quedarse todo el día, teniendo una reconciliación con letras mayúsculas.
-Diles que no vas… Que estás enfermo…
-Pero… Ya es tarde y…
-Yucci, parece que no entiendes que hoy no vas a trabajar –lo volteó contra la cama y se dejó caer sobre él, mientras que Maru lo tomaba de la cintura para que la caída no fuera tan brusca y cuidar que Ueda no se hiciera ningún daño.
-¿Y por qué no? –preguntó Maru juguetonamente mientras tomaba el aparato.
-Porque te voy a dejar tan cansado… que me vas a pedir una tregua de por lo menos unos segundos… -lo amenazó mirándolo con un deseo que Maru pudo comprender… El deseo de escuchar y sentir que era amado.
-Tat-chan… -lo dejaba sin aliento. No podía creer que estuviera comportándose tan…
-¿Llamas tú o lo hago yo? –estaba comenzando a impacientarse, y Maru bien sabía que cuando eso ocurría, le entraba el mal humor.
-Bien, bien… pero espera a que termine la llamada, ¿ne? –pidió mientras marcaba el número de Jin.
-No quiero –el tono de Ueda fue tan determinado y caprichoso, que al mayor le sorprendió cuando lo vio en seguida volver a besarlo y jalarlo desde su cuello para continuar besándolo en todo el rostro, esperando que la llamada terminara rápidamente para poder sellar sus labios nuevamente.
-Tat-chan… espera…
-Hai. Jin desu –se escuchó del otro lado de la línea cuando Ueda bajó hasta el cuello de Maru, comenzando a hacerle un moretón para marcarlo como suyo. Ya no le importaba si se veía o no…
-Ji-Jin… Soy yo… -se mordió los labios cuando Ueda le besaba el mentón entre la delicadeza y la provocación.
-Nakamaru-sensei, ¿qué ocurre? –preguntó con seriedad. Debía estar en frente de algún superior para llamarlo de un modo tan formal.
-Lo siento pero… ¿podrían cancelar todas mis clases o cubrirlas?... –tapó el teléfono y tuvo qué cumplirle el capricho a Ueda de darle un beso corto- Me siento un poco… en-enfermo…
-¿Eh?... Espera un segundo… -Maru y Ueda aprovecharon para cambiar posiciones en la cama y el mayor quedar arriba para dominar un poco a su novio, el cuál lo miró con un lindo puchero de reclamo, que Maru no pudo evitar besar- Ya. ¿Cómo es eso de que estás enfermo?
-Ayer… Tat-chan y yo salimos a cenar y… él no llevaba suéter así que le presté el mío… -volvió a cubrir el teléfono- Tat-chan… dame un segundo, ¿quieres? –le susurró dándole un prolongado beso en los labios, mientras el menor no dejaba de masajear su rostro, calmándose un poco.
-¿Yucci? ¿Estás ahí? ¿Te sientes bien? –preguntó Jin preocupado al no escuchar nada más.
-Sí, sí, perdón… -se separó difícilmente y continuó hablando mientras Ueda le acariciaba las mejillas con su nariz- Bueno… me resfríe un poco. Tengo algo de fiebre y me duele la cabeza… -hizo una mueca de dolor cuando Ueda le mordió la mejilla juguetonamente- ¿Po-podrías disculparme con Lafountaine-sensei?
-Claro, Yucci –respondió Jin en seguida, mientras Maru peinaba el cabello de su novio, quién lo miraba esperando que le dijera “te amo”-. Supongo que Ueda-san estará ahí para cuidarte, ¿ne? Por la noche pasaré a verte.
-No te preocupes… Seguramente mañana iré –respondió al ver el puchero de protesta de parte del otro.
-¿Seguro? –Ueda se cruzó de brazos al ver que Maru tardaba demasiado con ese teléfono.
-Sí, sí, Jin. No te preocupes. Nos vemos mañana, ¿ne? –le besó la punta de la nariz a Ueda y éste lo rodeó con sus brazos por el cuello para permanecer muy cerca.
-Está bien. Cuídate entonces y nos vemos mañana, ¿ne? Que te mejores.
-Hai –fue lo único que alcanzó a decir, porque Ueda le quitó el teléfono y colgó. Lo apagó y lo arrojó fuera de la cama, provocando un ruido sordo al chocar contra la moqueta-. Tat-chan… eso no era necesario –le sonrió con ternura.
-Quiero que lo digas~ -volvió a abrazarlo por el cuello haciendo un puchero.
-Lo diré muchas veces hoy, te lo prometo –le aseguró besándole la frente y después el puchero.
-Yo quiero ahora~ -insistió volteando los lugares y sellando los labios de su novio para incitarlo a decírselo.
-Estás malcriado, Tat-chan… -susurró moviéndose con agilidad para acomodarse sobre la cama y volviendo a cambiar lugares, quedando nuevamente sobre Ueda.
-¡¡¡Yucci!!!~ -se quejó haciendo una mueca de indignación- No es cierto~…
-Sí que lo es… -coló sus manos por debajo de la camisa de Ueda y se acercó de nuevo para darle un beso en la comisura de los labios, sonriendo por lo lindo que era.
-Solo un poquito… -tomó su rostro para acariciarlo con su nariz, para al final hacerlo con la suya.
-No me estoy quejando… -le susurró cerrando sus ojos, y Ueda lo imitó.
-Ne… No volveré a decir esas cosas… -lo miró muy preocupado. Nunca creyó que esa actitud le fuera a costar tan caro.
-Tranquilo… -besó su nariz y continuó en un susurro- Solo no hables de ese modo… Eres demasiado lindo para arruinarte con esas expresiones. Dilo de otro modo y no habrá problema. Me preocupa que de vulgarices, amor…
-Sí, Yucci… -asintió con una sonrisa más animada, sonrojándose por la forma en que Maru siempre lo cuidaba.
Su novio besó su frente y fue entonces cuando sintió que su corazón iba a salírsele del pecho. ¿Por qué Maru siempre tenía qué ser tan sutil y tierno con sus gestos, estuvieran en la situación donde se encontraran? Y pensar que por poco lo pierde…
-Yucci… yo también te amo –dijo sin poder aguantarse ni un solo minuto más-. ¡Te amo, te amo, te amo, te amo!… -hizo un puchero de vergüenza y se sonrojó- Te amo…
Maru sonrió enternecido y comenzó a besarlo con ternura y paciencia, provocándole cosquillas en el estómago a Ueda, quién solo pudo responderlos y subir sus manos arriba de su cabeza para después abrazarlo por el cuello, continuando con el pasivo beso.
-Yo también, Tat-chan… -acarició de nuevo la nariz de Ueda con la suya y le sonrió admirando al mismo tiempo su linda sonrisa- Te amo mucho…
-Y solo a mí~
-Solo a ti…
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Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
SHINPAISHINAIDE. KIMI NO SOBA GA IRU
(No te preocupes. Estoy a tu lado)
(No te preocupes. Estoy a tu lado)
-¿Quién llamó? –preguntó el Director que pasaba de casualidad en frente de Jin.
-Era Nakamaru-sensei, jefe. Se encuentra enfermo –contestó siguiéndolo Director. Debía darle los pormenores de la nueva clase que tenía entre semana con la nueva empresa que lo contrató.
Kame volteó en ese momento con los dos hombres, preguntándose cómo se sentiría Maru. Él lo había visto perfectamente bien la noche pasada. Se preguntaba cómo era que se había enfermado.
-Kamenashi-sensei –lo llamó Koki que estaba al lado suyo.
-¿Uh? –volteó con su jefe quién le indicó la tabla de horarios.
-Tienes clase dentro de dos minutos, ¿sabías?
-¡Ah! ¡¡No, no!! –se puso de pie de inmediato y tomó sus cosas para salir corriendo de aquel sitio.
Koki movió la cabeza en forma negativa y continuó con su trabajo. Había notado que el chico estaba distraído desde que había llegado, y que además, no le quitaba de encima la mirada a Jin. Quizá ese tipo le había hecho algo…
Suspiró de regreso a las oficinas docentes. No había llegado tarde a su clase pero por poco y sus alumnos reportaban su retraso. No quería que lo reprendieran porque sabía que el Director era muy estricto en eso de la puntualidad, lo había vivido en carne propia, no quería volver a ser víctima de nuevo.
-Yeah, but you need to fix this because it sounds kind of weird –escuchó el acentó inglés tan peculiar que tenía… su superior.
Miró a su alrededor y se dio cuenta que estaba cerca del aula A-9, que era donde estudiaban los chicos de Avanzado 3, es decir, una de las clases más numerosas de Jin y los cuáles estaban a punto de entrar al grado de Experto 1… impartido por el Director.
-But, teacher, I heard it in a movie… It‟s wrong even if…
-Sometimes, when we talk, we don‟t follow the grammar, so… you don‟t have to trust in movies so much –le aclaró Jin acompañando al alumno fuera del salón, hablándole tranquila y pacientemente.
Kame podía verlos desde la espalda de Jin. Por el tono empleado, supo que su superior se encontraba de muy bien humor ese día.
-Don‟t worry. You want to be an English teacher, right? This kind of mistakes are really helpful as an experience; maybe when you become a teacher, an student would come and ask you the same. Now you know how to answer –Kame adivinó que Jin estaba sonriendo, más que nada por cómo hablaba y animaba a su alumno, así que él también sonrió complacido de saber que estaba de buenas y que además, le daría la linda sorpresa de no rechazarlo más.
-You‟re right, teacher!! Thank you very much!! –dijo el chico muy emocionado y se inclinó- I would like you‟ll be our teacher in Expert 1. I‟ll miss you so much.
-Stop it. You‟ll make me cry –bromeó Jin dejando escapar una sonrisa apenada-. Don‟t worry, if you need me, you can find me in the office, and I‟m sure you won‟t miss me that much because the Director is a very, very, very good teacher. You‟ll love him –le dio una palmada en el brazo y el chico se quejó, diciendo que él no tenía ese tipo de intereses.
Kame sonrió aún más cuando escuchó a Jin reírse con naturalidad. ¿Hacía cuánto no lo escuchaba así?
-Oh, Kamenashi-sensei, good morning! –saludó el alumno mirando por un lado de Jin.
El más alto se estremeció al escuchar ese nombre y volteó rápidamente para asegurarse de poder verlo.
Mientras que Kame se inclinaba un poco para saludarlos a ambos. Pensó en qué debería hacer ahora y recordó las palabras de sus amigos: solo comportarse como antes para hacerle saber a Jin que estaba ahí correspondiéndole de alguna manera, pero primero debía deshacerse del miedo que sentía el mayor por verlo huir cada que se encontraban, es decir, tenía qué hacerlo sentir seguro.
-Good morning –saludó sintiéndose muy nervioso mientras se acercaba a ambos.
No pudo evitar bajar un poco la cabeza sonrojándose con discreción y mirando de reojo a Jin, quién no había cambiado en nada: seguía observándolo como si fuera lo más lindo del día.
-I was talking with my teacher. I told him that I‟ll miss him in Expert 1, but he says that I surely won‟t do. That‟s kind of cruel, don‟t you think? –dijo el alumno queriendo jugar una broma a Jin, pero… se dio cuenta que ninguno de los dos estaba poniéndole atención, pues se dedicaban a mirarse como si tuvieran un problema o algo así… No podía decirlo con exactitud, porque nunca había visto a su profesor de inglés con esa cara de… ¿bobo?- Welll… I guess I must go… See ya‟! –de verdad, el ambiente lo había hecho huir, pero mejor se desharía de la impresión que le dieron…
De inmediato se creó un silencio muy incómodo entre ambos: Jin mirándolo, esperando a que dijera algo, sorprendido de que no se hubiera ido, contrariado de verlo todavía a su lado cuando estaban completamente solos… Y Kame abrazando sus libros, mirando todavía al piso y, de vez en cuando, a Jin. También estaba nervioso porque no sabía qué decirle, porque al mismo tiempo, quería hablarle de algo y además, ansiaba sonreír pero… sentía miedo de que Jin le saltara encima.
-… Did you finish with your class? –preguntó Jin aún observándolo con mucha ternura, maravillado de que continuara a su lado… y es que eso ya era todo un logro para él.
-Sí –contestó débilmente aún con la mirada baja. Nunca se imaginó que después de aceptar enteramente sus sentimientos y decidirse a hacer algo, su corazón pudiera latir con tanta fuerza y fuera capaz de comportarse como un escolar a su lado.
-On time? –se refería a que si había llegado a tiempo.
-Hai –asintió abrazando más sus libros.
-Did you get lost? –quiso abrazarlo al verlo tan nervioso, pues hasta emanaba ese sentimiento, pero se contuvo.
-Senpai… No soy un tonto~ -se quejó esbozando un puchero pero al mismo tiempo, pudo sonreír divertido por la insistencia de su superior.
-Mmm… Hold a second. I want to walk you to the office. I mean… this is a dream you didn‟t runaway from me! I‟m very happy –no lo dejó responder y se metió al salón por sus cosas.
Kame por fin fue capaz de voltear con Jin mientras lo vio de espaldas arreglar sus cosas para regresar a las oficinas. Ninguno de los dos tenía clases en la siguiente hora, además de que Jin tenía qué irse a la nueva empresa que lo había contratado.
Metió sus libros lo más lento posible, quería alargar el tiempo con Kame antes de que el menor recuperar la cordura y se fuera corriendo. ¿Qué le habría picado para estar tan amigable ese día?
-… Senpai –lo llamó por fin, temblándole la voz y metiéndose un poco en el salón de clases, donde no había ni un alma.
-Yes? –preguntó Jin volteando con él, pareciéndole más lindo que antes con la mirada tan discreta que le daba.
-Estaba pensando… Ahm… -escondió su labio inferior con el superior y se dio ánimos mentalmente. Debía ser cuidadoso con sus palabras para no emocionar mucho a Jin y perder el control sobre la situación- Hay algo que… Yo… -bajó la cabeza y pensó que a pesar de tener aire acondicionado, hacía mucho calor en ese sitio- ¿Después puedo… ha-hablar con… tigo?
¡Sí, sí! Ueda le había dicho que no era necesario hablar si lo que buscaba era seducir a Jin, pero si querían que fuera lindo… hablando era bastante bueno y además, también quería hacer las cosas a su manera. Al menos quería pedirle algo a su superior.
-Sure… About what? –se puso el portafolio en el hombro con ayuda del tirante y se acercó a Kame, inclinándose hasta su altura y hablándole muy cerca de su rostro.
-N-n-no te me… acerques… tanto –pidió guardando su distancia retrocediendo dos pasos.
-It‟s my imagination or… you‟re pretty nervous? –preguntó Jin sonriendo, enternecido. ¿Cómo era posible que Kame fuera tan lindo con solo taparse la boca y sonrojarse a unos pasos de él?
-Deja de hablar en inglés… -dijo Kame mirándolo de reojo.
-Why? –se acercó un paso divertido con las expresiones de Kame, quién volvió a retroceder.
-Porque… siento… cosas cuando… -¡no, no! Demasiada información para Jin, así que prefirió cambiar su argumento- Porque lo hablas muy bien…
-Is that bad? –arqueó una ceja desconcertado, creía haber notado que Kame amaba escucharlo hablar inglés, pero ahora se daba cuenta que podía estarse engañando y… ¡Nah! Kame no era envidioso en ese sentido.
-N-no… -se animó a voltear con él en seguida que sintió su mentón apoyado en su hombro, muy sutilmente. Estando Jin tan cercan…
Giró de nuevo su rostro y miró hacia las ventanas, casi evitando mirarlo por completo. Su corazón latía rápidamente y, por alguna razón, no quería que dieran un paso más allá, es decir, que Jin lo abrazara o besara… Le daba pánico porque… ¿Por qué?
-Then… why? –no se alejó y observó la nuca de su kohai, llegándole el dulce aroma del champú que utilizaba… y si su memoria era buena, tenía un delicado y suave olor a… ¿cuál era esa flor? No podía distinguirla- Kame-chan?
-Porque me gusta escucharte hablarlo… po-po-por eso… -se sintió como Maru cuando era acosado por Ueda (mejor dicho, seducido). No entendía por qué sentía tantos nervios pero… Ueda le había dicho que Jin se sentiría halagado si decía cosas que quería escuchar y… de seguro esa sería una de ellas porque era algo que le gustaba de él.
-… ¿Cómo dijiste? –preguntó Jin retirándose un poco, muy impresionado por sus palabras.
-Na-nada –dijo inmediatamente, listo para huir con la cara completamente roja.
-¡Espera! –lo detuvo por el brazo y lo hizo mirarlo tomándole con delicadeza una de sus mejillas para girar gentilmente su rostro- No lo hagas de nuevo… No me digas algo que me hace sentir feliz y después huyas… Repítelo, Kame-chan… -le pidió retirándole unos mechones de cabello del rostro para poder verle bien los ojos, pero lo que más le gustó, lo que más le fascinó y deseó que nunca se borrara, era aquel rubor discreto de sus mejillas y el brillo de sus ojos, solo para él.
-Y-yo…
-Yeah, yeah! And then I told him that I‟m gonna make him fall in love with me. Believe me, I‟m gonna make it true! –escucharon la voz de Melody por el pasillo, muy cerca de la puerta y tuvieron qué alejarse para ser más discretos.
-Melody… I‟m warning you, Akanishi is not in love with you and you‟re just gonna freak him out –dijo Smith con tono cansino.
-Just watch and learn… I… -pero la mujer se quedó callada cuando se dio cuenta que, el salón por donde pasaban no estaba solo, sino que Kame y Jin estaban dentro y los observaban como si hubieran interrumpido algo muy importante- Jin, sweetheart!! I though you were in the office! What about lunch together? –preguntó la mujer entrando en el salón y haciendo a un lado a Kame de un empujón… lo que Jin notó porque el menor se quejó ligeramente del golpe.
-Jefferson, watch your step. You pushed Kamenashi –la reprendió con un tono de voz muy serio.
-Oh, I‟m sorry –Melody se encogió de hombros mirando a Kame de soslayo y el chico infló las mejillas sintiendo un gran odio hacia esa mujer. De verdad no pensaba ser capaz de tener tales sentimientos negativos hacia una persona-. What do you say? Let‟s eat together.
-Melody, I… -Jin quiso soltarse cuando la profesora le rodeó el brazo con los suyos, más que nada porque estaban en frente de Kame y lo había presenciado todo.
Fue definitivo para el chico. No iba a soportar verlos juntos y hablarse de ese modo tan familiar. Le hervía la sangre cuando Jin la llamaba por su nombre de pila y encima, ella le coqueteaba indiscretamente, importándole poco si alguien más los veía. ¡Por ellos estaba bien porque eran hombre y mujer pero…!
-I‟m sorry, but senpai already said that he will have lunch with me. We have an issue to talk about. Right, SENPAI? –enfatizó lo ultimo queriendo que Melody se separara de una vez porque parecía sanguijuela.
Sí, había pensado en irse pero… No le iba a dejar tan fácil el camino a su compañera. Estaba harto de verla pegado a él todo el tiempo y además, recordó la amenaza de Takako, no iba a permitir que nadie le quitara a Jin ahora que estaba decidido a quedarse a su lado.
-Eh? –preguntaron Melody y Jin sorprendidos.
La primera porque Kame nunca se había atrevido a contradecirle algo con respecto a Jin y el segundo porque jamás había aceptado almorzar con Kame. Claro que no se negaría pero… ese sueño era demasiado bueno para ser verdad… simplemente Kame estaba celoso y lo reclamaba como suyo de alguna manera.
-Is that true? –preguntó Melody desanimada, mirando a Jin con un rayo de esperanza.
-Ah… -¿cómo responder cuando estaba tan impresionado por la reacción del menor?
-I‟ll wait for you in the cafe. See you later, senpai –quería dejar en claro que era menor que Jin y que, por lo tanto, ese sufijo era mucho más sensual que cualquier otro. Además, Melody era más grande que Jin y por lo tanto, no podía decirle senpai… A decir verdad sí porque era su superior en el trabajo, pero no se lo diría.
Se dio media vuelta y salió del salón casi echando chispas de los celos que sentía. Jamás, nunca, ni siquiera a Yoko la había celado de ese modo. No había sido grosero con nadie, pero es que de verdad a Melody no la toleraba y mucho menos porque prácticamente se arrastraba para que Jin le hiciera caso.
-Ah?! What‟s wrong with him! –dijo Melody muy ofendida por lo engreído que se portaba ese enano.
-Kame-chan… -susurró y se soltó de la aprensión de su compañera de trabajo para ir detrás de él. No podía creerlo… Simplemente era demasiado bueno para ser verdad. ¿Qué mosco le había picado a Kame? ¿Por qué se portaba tan lindo y posesivo?
No iba a desperdiciar la oportunidad de preguntar la razón, y si su corazón le decía la verdad, entonces tampoco iba a aguantarse de preguntar si es que estaba dándole una oportunidad.
-¡Kame-chan! ¡Hey! ¡Espera! –lo llamó cuando lo vio al final del corredor para entrar al elevador.
Aunque el menor escuchó sus peticiones, no quería detenerse porque era evidente que iba a preguntarle muchas cosas y… no estaba muy cuerdo para un interrogatorio. Cierto, le había dicho que quería comer con él pero… debía dejarlo respirar después de haber hecho lo que nunca en su vida.
-¡Te alcancé! –dijo impidiendo que las puertas del elevador se cerraran y metiéndose para hablar más en privado- ¿Qué intentas?... –le tomó las mejillas juntando sus frentes, dejando que se cerraran las puertas.
-¿Yo? –preguntó Kame ladeando la cabeza, intentando hacerse el inocente y recordando las palabras de Ueda, sobre hacerse más lindo e inocente de lo normal.
-Sí, tú… ¿Qué es eso de montar una escena de celos así, eh? –le acarició las mejillas, complacido.
-No hice una escena de celos… -contestó Kame bajando la cabeza y esbozando un puchero.
-Sí que la hiciste… Dejaste helada a Melody… -sonrió enternecido y halagado de descubrir que de verdad no toleraba verlo con ella.
-Melody… Odio ese nombre… -contestó desviando la mirada.
-Tranquilo… No hay nada entre nosotros… -le aseguró buscándole la mirada, pero al ver que Kame no respondía, continuó hablando- ¿De verdad quieres que nos veamos para almorzar?
Aún sin verlo, le asintió sonrojándose nuevamente, cosa que hizo sentir a Jin más encantado y con ganas de darle un dulce beso en los labios, pero había tantas cosas que quería preguntarle y…
-Quiero… -Jin tuvo qué esperar y calmar sus ansias. No quería asustarlo y arruinar todo, pero parecía que sus manos se habían pegado a su rostro, pues se negaba a soltarlo.
-¿Mmm? –lo incitó a continuar.
-Yo quiero… que… -quería muchas cosas y no podía decirle exactamente qué- Te extraño… -fue lo único cuerdo que pudo decir y volvió su mirada a Jin, quién no pudo evitar atraerlo para abrazarlo.
-Yo también… Te extraño tanto que apenas soy feliz mirándote… -le susurró acariciándole el cabello y depositando un delicado beso en el mismo.
-Una vez dijiste que… era demasiado lindo… y que… si la gente me veía… demasiado me… gas… gas… gasta… ba –le dio tanta pena repetir esas palabras que mejor escondió el rostro en el hombro de Jin, percibiendo la loción del profesor: seguramente era Bvlgari Black.
-Y es verdad…
-Senpai~ -se sintió más nervioso y se aferró más al saco de Jin.
-Oye… -lo retiró de su regazo y volvió a juntar su frente con la suya, acariciándole los labios con sus dedos- ¿puedo besarte?...
-¡M…! –no podía decirle que sí o que no, pero tampoco quería avanzar tan rápido- Yo quisiera que lo hicieras pero… -le tapó la boca con una mano y se alejó un poco más cuando escuchó el “¡DING!” del ascensor- ¿Qué te parece si comenzamos desde cero?
-¿Eh? –ladeó la cabeza irguiéndose un poco, temiendo que fuera a rechazarlo.
-Siendo amigos y… después dar el paso, ¿ne? –lo miró sonriendo sutilmente, mientras que las puertas del elevador se abrían.
-Pero… yo te quiero y tú… también… ¿entonces? –estaba confundido por lo que quería el menor… De hecho se la había pasado así desde que comenzó a sentir algo por él. Era como… una regla para amar a Kame.
-Solo quiero que lo hagamos como una pareja normal, olvidando lo que pasó, ¿ne? –ahí estaba el peligro de todo. Sabía que lo ocurrido no era fácil de dejar atrás, pero quería saber cómo es que iba a reaccionar y si estaba dispuesto a continuar con él después de todo lo que lo hizo sufrir.
-¿Me estás dando una oportunidad? –preguntó sonriendo. Para Jin, eso era un motivo de felicidad.
-Sí –asintió al verlo tan feliz.
Jin no pudo aguantarse. Por fin, sus esfuerzos daban frutos o… sea lo que lo hizo cambiar de opinión, se lo agradecía profundamente.
No había forma de poder soportarlo más, así que rompiendo la primera petición de Kame, lo atrajo por la cintura y le dio un tierno beso en los labios, tan solo presionándolos y sintiendo que el menor colocaba sus manos en sus hombros, para después de unos momentos empujarlo.
-… Senpai… -hizo un puchero de reproche… un gesto que Jin adoró.
-… Lo siento, no me aguanté –lo soltó sonrojándose por su impaciencia y puso un pie para que las puertas no se cerraran-. Saliendo de aquí, te aseguro que me comportaré como un amigo y… también… que dentro de poco estarás cogiendo mi mano… -le guiñó el ojo sonriéndole con una seguridad que le daba miedo.
Kame no pudo hacer nada más que desviar la mirada y sonreír halagado. Claro que no iba a oponerse, pero estaba ansioso por saber cuáles eran las tácticas de Jin para conquistarlo y hacerlo caer en sus redes. Estaba seguro que no le costaría trabajo, porque más enamorado no podía estar.
-Vamos, Kame-chan –dijo el mayor saliendo del ascensor.
Sin embargo, el menor no lo siguió enseguida, sino que esperó unos segundos, en los cuáles pensó si había sido buena idea pedirle indirectamente que lo cortejara, que lo hiciera desear ser su pareja, pues sabía por experiencia que Jin podía ser todo lo que se propusiera por hacer sentir bien a la persona que quería.
Reaccionó agitando la cabeza y siguiéndolo con rapidez antes de que la puerta del ascensor se cerrara y se acopló a su paso para preguntarle qué había llevado para el almuerzo.
Siguiendo otro de los consejos de Ueda, rozó su mano con la propia y Jin no pudo esconder la sonrisa que le causaba aquella caricia.
Cuando entraron a la oficina, vio al equipo de maestros aglomerado al centro. El Director seguramente los esperaba para dar alguna clase de aviso, así que ambos avanzaron rápidamente para enterarse y se recargaron en un escritorio para escuchar las indicaciones.
Sin embargo, solo lograron oírlas, porque no prestaban atención a nada de lo que decía su jefe, y es que sentir la presencia del otro era imposible de pasar por alto, y más después de los acontecimientos de los últimos minutos…
Kame continuaba en las nubes después del beso de Jin. Estaba feliz pero al mismo tiempo se sentía como un idiota porque no era posible que con un solo beso dejara a sus hormonas bailando de alegría y a sus neuronas muertas o fundidas. Ya no sabía ni qué diablos estaba pensando, y cuando recibió una mirada del Director, sonriéndole, no hizo otra cosa que devolver el gesto de forma torpe. ¿Qué rayos había dicho para dirigirle ese tipo de gestos?... Bien, ahora se sentía más tonto por actuar como una colegiala.
Por su parte, Jin no se quedaba atrás. Apretó los labios al darse cuenta que no entendía nada de lo que el Director estaba diciendo. Solo era “bla, bla, bla y más bla”, como escuchando a la profesora de Charlie Brown. Discretamente se dirigió una mano para rascarse el tabique de la
nariz, escondiendo su evidente sonrojo por el poder que tenía la sola presencia de Kame para distraerlo.
Miró al menor de reojo y se dio cuenta que tenía la vista puesta en el jefe, pero era obvio que no prestaba atención. Estaba perdido… lo sabía. Quizá revivía el momento en que se besaron en el elevador y eso lo hacía sentir orgulloso. Era un punto a su favor porque se daba cuenta que sus besos le gustaban a su pupilo… aunque no sabía qué era más absurdo, que él lo dejara así con solo un beso… o que Kame dejara su razón tirada en el piso de su cerebro, convulsionándose de alegría por el “sí” que escuchó.
Discretamente, llevó su mano que tenía en el bolsillo hacia atrás y la posó sobre el escritorio, cosa que no notó nadie, y Kame hacía un gran esfuerzo por poner atención a las recomendaciones del Director. Deslizó la mano fugitiva por la superficie del mueble hasta llegar a la mitad de la espalda de Kame, dejándola ahí por breves segundos. Luego, con su dedo índice y cordial, asemejó a dos piernas que iban caminando hasta detenerse del otro extremo, sin dejar que se notara.
Se movió con naturalidad, sin llamar la atención de los demás y lentamente, metió su mano por debajo del saco de Kame y la dejó sobre su cintura, provocando que el menor se estremeciera y sonrojara inmediatamente.
-¿Pasa algo Kamenashi-sensei? –preguntó el Director cuando el pequeño quejido de sorpresa del novato llamó la atención de todos.
-Ah… N-no… -negó dos veces con la cabeza, siendo más discreto y esperando que nadie se diera cuenta de lo que hacía Jin- So-solo sentí calosfríos, es todo –aseguró fingiendo tranquilidad y en seguida la plática se retomó.
Jin sonrió divertido por su juego indiscreto y parecía que sus años de experiencia con Takako funcionaban también con Kame. Nadie se dio cuenta de que lo tenía abrazado por la cintura y él solo podía sentirse victorioso al ver cuán sonrojado estaba el menor debido a dicha posición.
El chico quería quitarse la mano de Jin de encima, porque era demasiado arriesgado que hiciera ese tipo de cosas. Podía argumentar demencia, Jin era bueno haciendo bromas pero… no quería que causaran problemas, y tampoco se imaginaba que fuera a comenzar tan rápido a cortejarlo. De modo que para proteger el detalle de su superior, Kame sostuvo sus manos a la altura de su estómago para que no se pudiera apreciar el pequeño bulto que se formaba del lado izquierdo de su cintura… Y durante toda la pequeña junta que se sostuvo, Kame se estrujó las manos, nervioso porque pudieran notar lo que hacía Jin.
-¿Alguna pregunta? –dijo el Director después de explicar.
-Señor –respondió Jin de inmediato. Ni de loco iba a dejar que la junta terminara tan rápido. Apenas habían pasado diez minutos y deseaba continuar abrazando a Kame en secreto… y esa pequeña reunión era una buena excusa-, me queda claro todo el proyecto, ¿pero eso quiere decir que se someterá a construcción el edificio? ¿Cuándo lo ha decidido la Junta Directiva?
-Bueno, no tengo entendido que se vayan a ampliar las instalaciones pero… es un buen punto el que tocas, Akanishi-sensei, porque necesitaremos más aulas –comentó el regordete e ingenuo jefe acariciándose el mentón… a lo que Jin sonrió victorioso por lograr su objetivo.
Kame sintió comezón en la nuca y no pudo rascarse por temor a que los descubrieran, además no podía negarlo, aún si estaba poniéndose en extremo nervioso, le gustaba la forma en que Jin le demostraba que lo quería… Aunque eso estaba muy lejos de ser lo que hablaron en el ascensor…
Horas más tarde, cuando las clases finalizaron, Jin continuaba trabajando en su lugar. Ese día le salieron tantos pendientes que le era imposible irse a casa temprano… y estaba enfadado porque quería llevar a Kame a cenar como en aquella ocasión.
-Otsukare! –dijo Machiko despidiéndose de todos y saliendo de las oficinas.
Kame también estaba listo para irse, de hecho mucho antes que Machiko, pero quería… solo quería ver a Jin y además, era su pequeño secreto: verlo trabajando y serio era una atracción que podía disfrutar por horas y horas. Quizá era demasiado raro, pero le parecía muy… apuesto el verlo ahí con esas muecas tan… ¿sexy?
El menor negó enérgicamente con la cabeza y no pudo evitar sonrojarse nuevamente. ¡Genial! ¡Él y sus estúpidas mejillas que siempre atraían el color carmín cuando estaba enamorado!... Las odiaba, además de feas, gorditas y con marcas de acné, indiscretas.
-Tontas… -blasfemó Kame haciendo un puchero.
-¡Ahh!~… -el Director salió de su oficina mientras se estiraba, llamando la atención de Kame y Jin- El día ha terminado~…
-Otsukaresama –dijo Jin sonriendo ante lo simple que a veces era su jefe.
-Lo mismo para ambos… Oh, Kamenashi-sensei, creí que ya se habría ido –comentó el hombre desconcertado.
-Ah… me-me quedé adelantando un poco mi trabajo –aseguró un tanto nervioso.
-Entiendo. Qué eficiente es usted, ¿ne? –sonrió orgulloso del menor.
-Ah… yo no… -Kame movió una mano en forma negativa. Que lo halagaran era un poco vergonzoso.
-Akanishi-sensei, ¿mucho trabajo? –preguntó al otro que estaba todavía sentado en su lugar.
-Sí, señor. Me quedaré un par de horas más –respondió un poco cansado. Se quitó las gafas y se masajeó el tabique de la nariz.
-Bien. Entonces te tocará cerrar la puerta principal. No pretendo pedirle a la recepcionista que te espere tan tarde.
-Sí, señor.
-Kamenashi-sensei, vámonos –dijo el Director pensando que el menor se iría también.
-Ah… Sí… yo… -Kame buscó una excusa rápidamente para quedarse un poco más y apuntó en varias direcciones sin saber en qué decir- so-solo terminaré de guardar mis cosas y me iré –sintió mucho alivio cuando su jefe asintió.
-No te vayas muy tarde, Akanishi-sensei. No quiero volver a enterarme que pasaste la noche aquí –le advirtió saliendo de la oficina.
Kame observó cómo su jefe se marchaba y al mismo tiempo, se quedaba pensando en sus palabras. ¿Jin había pasado antes una noche ahí trabajando? Sin duda era muy dedicado a sus labores y ahora entendía por qué tenía ese puesto. Inconscientemente ladeó la cabeza: ¿cuántos años tenía su senpai? Él había revelado su edad de inmediato que entró a la escuela y también cuando se lo preguntaron en la reunión de bienvenida, pero jamás se le ocurrió saber el mismo dato de parte del otro. Aunque… no parecía demasiado grande, pero siendo el Vicedirector…
-¿Qué pasa? –escuchó la suave voz de Jin a su lado. Ni siquiera se dio cuenta cuando se acercó.
-Ah… No es nada –sonrió apenado por haberse puesto a pensar en medio de la oficina. Dio unos pasos hacia atrás para alejarse de Jin o de lo contrario comenzaría a coquetearle-. Ahm… Senpai…
-Dime –Jin se recargó en el escritorio de Kame y mantuvo la distancia. Sentía un poco de rechazo pero podía comprenderlo.
-Yo sé que es tonto, pero… -y no entendió por qué le costó la vida preguntarlo- ¿cuántos años tienes?
-¿Eh? –se rió por lo inesperada y común de la cuestión. No era tonto, no entendía por qué lo decía- ¿Por qué me preguntas eso?
-Mmm… -escondió los labios y se animó a mirarlo a los ojos- es que estaba pensando… que tu puesto es importante y… bueno, no es fácil ganarlo, lo sé… y los vicedirectores que he conocido son personas superiores a los treinta años. Entonces…
-… ¿Estabas pensando en mí? –preguntó alucinado cuando escuchó de la boca de Kame afirmarlo indirectamente.
-¿Ah? –dejó de lado su explicación al ver la sonrisa boba de su superior… pero entonces comprendió la razón de su evidente felicidad, y además, ni siquiera se había dado cuenta. En realidad había tenido a Jin en la cabeza desde aquel beso en el elevador. Incluso en clase, por poco escribe el nombre de Jin en un ejemplo- Etto… hai…
-Debería besarte por eso –dijo inesperadamente, aguantándose las ganas de hacerlo.
-E-es que… -bajó la mirada avergonzado, sin saber cómo salir de aquella situación tan… Ya no estaba seguro de querer dejar de hablar de “ellos”.
-Veintiocho –respondió sin rodeos, metiéndose las manos en los bolsillos de su pantalón para dejarlas en paz porque en cualquier momento querría abrazarlo.
-¿Eh? –preguntó sin entender, pero después reaccionó- Hontou?
-Sí, ya pronto seré un anciano con problemas capilares –respondió divertido, esperando que ese dato no desanimara a Kame y lo hiciera ver menos interesante.
-… Eres cinco años mayor que yo… -Kame se llevó una mano a los labios, pensando en que cuando Jin jugaba en el jardín de infancia, él apenas estaba naciendo.
-Ya lo había notado –sonrió un poco incómodo porque el otro parecía ausente, pero sin duda amaba esa carita tan tierna que tenía al momento de pensar-. Oye…
-Hai? –preguntó el menor saliendo de sus cavilaciones.
-¿Siempre te ves tan bonito al momento de meditar? –cuestionó enternecido.
-¿E-eh? –tartamudeó ahora sí muy nervioso por su pregunta. Ueda le había dicho que se comportara más lindo, que coqueteara, que le diera señales y roces, pero jamás creyó que Jin cayera con algo que hacía a inconsciencia- Etto…
-¿Por qué querías saber mi edad? –preguntó despachando el tema de halagarlo, apenas recordaba que eso hacía sentir mal a Kame porque odiaba “ser lindo”.
-Solo tenía curiosidad –contestó el menor sonriendo más tranquilo-. Tú ya sabías la mía pero yo no la tuya. Además no la aparentas, senpai… y tampoco serás un anciano al llegar a los treinta.
-¡Nooo lo mencioneeees! –dijo Jin tapándose los oídos y actuando como si la sola alusión al tema fuera aterradora.
-Ah… Gomen… -pensó que de verdad había dicho algo malo.
-¡Ahora ya no te gustará éste anciano!~ -se llevó la mano al corazón, fingiendo que estaba destrozado.
-¡Ah, y-yo…! -¿de verdad había dicho algo tan malo?- N-no creo que sea algo tan feo, ¿sabes? Pienso que las personas que pasan de los treinta son jóvenes todavía…
-Lo dices porque eres un bebé –se defendió el mayor cruzándose de brazos-, pero espera a que llegues a los veinticinco y ya no será divertido.
Kame ya no dijo nada y terminó sonriendo, le parecía divertida la forma en que Jin se estresaba por su edad. Pensaba que eso solo sucedía con las chicas pero al parecer, los hombres como su senpai también tenían su vanidad.
-¿De qué te ríes? –cuestionó Jin frunciendo la boca.
-De ti –respondió encogiéndose de hombros.
-Ah… ¿sí? –entrecerró los ojos, fingiendo enfado- Qué cruel~ Juegas con mis sentimientos… -dramatizó.
-Solo un poquito –respondió llevándose las manos atrás.
-Ah… -alzó una ceja bastante impresionado- ¿dónde quedó tu pena de estar a solas conmigo?
-Ah… -Kame se rascó el labio superior y desvió la mirada.
-Anda, regresa a tu casa –apreciaba el tiempo que se había quedado con él, pero tenía qué terminar de trabajar y no iba a permitir que Kame se quedara más tarde-. Te llevaría pero tengo qué continuar.
-¡Ah, no, no! ¡No tienes qué hacerlo! –entonces pensó algo más- ¿Quieres que te ayude?
-No, no –Jin no quería que se fuera tarde. Sabía que no tenía automóvil y Tokio no era precisamente seguro de noche-. Mejor vete a descansar, ¿ne? Nos veremos mañana.
Sin embargo, Kame notó algo de lo que antes no se dio cuenta: Jin tenía ojeras muy marcadas, además le había dicho al Director que tenía mucho trabajo y se quedaría horas extras para terminarlo.
-Senpai… -sintió algo de pena debido a lo que iba a hacer, pero se acercó y llevó una de sus manos una mejilla de Jin, acariciándola suavemente- te ves muy cansado… -vio cómo Jin cerraba los ojos, como si lo relajara el solo contacto.
-Estoy bien, ¿ne?... No te preocupes… -contestó sonriendo mientras tomaba la mano de Kame sin soltarla después de alejarla de su rostro.
-Demo… -quiso insistir porque en realidad Jin no tenía buen aspecto.
-De verdad. No pasa nada…
-Pero… pretendes trabajar horas extras… ¿Por qué no dejas las cosas como están y te vas también a descansar? Mañana las adelantarás, senpai –dijo el menor esperando convencerlo.
-… ¿Estás preocupado por mí? –preguntó tratando de poner nervioso a Kame para ganar la discusión y hacer que se fuera.
-Sí –su respuesta fue tan sincera, que Jin dejó de sonreír. Esperaba otra reacción. Sin duda Kame estaba lleno de sorpresas-. Además… el Director dijo que no quería que te quedaras hasta tarde, mucho menos que te durmieras aquí…
-No dormí, en esa ocasión estuve trabajando toda la noche –aclaró aún con la mano de Kame en la suya, acariciándole el dorso suavemente-. Pero deja de preocuparte, no es el caso el día de hoy.
-Es que no se trata de si es el caso o no… -Kame hizo un puchero inconscientemente.
-Ven… -Jin dejó de recargarse en el escritorio y haló suavemente a su pupilo de la mano, lo atrajo a su cuerpo y lo rodeó por la cintura, provocando que el menor se sonrojara pero no parecía oponerse ni sentirse incómodo- Escúchame bien… sino termino esto para mañana, tendré problemas con el Director porque es algo que me ha pedido, sino lo tengo listo me reprenderá.
-E-eso lo entiendo… -se sentía tan nervioso siendo abrazado por Jin que no podía pensar sobre lo que quería decir. De repente recordó su abrazo indiscreto en la junta y a continuación, su petición en el elevador- No deberíamos hacer esto…
-¿Qué cosa? –preguntó Jin ladeando la cabeza.
-Esto –bajó un poco la mirada, sintiéndose un poco tonto por lo incoherentes que eran sus palabras, pues continuaba con sus manos sobre el pecho de su superior, cuando él mismo pidió que esperaran un tiempo y no se comportaran como una pareja de inmediato.
-¿Crees que está mal? ¿Te hago sentir incómodo? –preguntó desconcertado.
-¡No! –Kame le devolvió la mirada y después volvió a sonrojarse. Debido a la pena que sentía, recargó su rostro en el hombro de Jin, suspirando por lo increíblemente cómodo que estaba en ese abrazo- No me… incomoda… es solo que…
-¿Qué? –él también recordaba las condiciones que pusieron antes, pero sentía tanto por Kame que le era imposible dejar sus manos quietas o tenerlo lejos. Sí iba a cumplirlo, pero… necesitaba portarse así tan siquiera ese día porque estaba tan feliz que no iba a contenerse solo por algo que decidieron y que en realidad, ninguno de los dos sentía. Además, era obvio que el menor quería lo mismo.
Entonces Kame perdió la concentración. Algo estaba distrayéndolo sobremanera porque, de un momento a otro, dejó de escuchar la voz de Jin haciéndole preguntas… ¿Qué era ese aroma? Le sentaba muy bien… le gustaba el olor que despedía. Ya lo había percibido antes, pero ahora que estaba recargado en su hombro, con los ojos cerrados y disfrutando de la cercanía de su senpai, esa esencia era más fuerte.
-… Qué bien hueles, senpai… -suspiró Kame exhalando un suspiro de confort.
-¿Eh? –Jin, que también había cerrado los ojos para disfrutar más de ese abrazo, lo descolocó la observación del menor. No lo incomodaba… lo tomaba por sorpresa- ¿Te gusta?... –sintió que asentía lentamente y ahora sonrió victorioso por saberlo, así que lo estrechó con más fuerza.
-Senpai… -lo llamó casi en un susurro- quiero que descanses…
-¿Sabes lo que yo quiero?... –se separó un poco de Kame y lo vio ladear la cabeza, preguntando con ese gesto qué era lo que tenía en mente- Quiero darte un beso… -y vio cómo las mejillas del menor se encendieron pero no dejó de mirarlo- largo… lento… como tú te lo mereces…
-Pero…
-¡Lo sé! –se apresuró a decir para no escuchar una negativa- Solo… Kame-chan… solo el día de hoy… solo… uno y… ma-mañana te aseguro que me portaré bien, ¿ne? –pidió queriendo besarlo de inmediato, pero no se atrevía a solo hacer su voluntad y pasar por alto la de Kame.
El menor se quedó pensando. Lo que decía Jin tenía mucho sentido. Comprendía cómo se sentía porque él estaba exactamente igual de ansioso, solo que intentaba comportarse porque de lo contrario… esas cosas pasarían.
-Bien… -contestó casi en un susurro. No pasaba nada si solo se daban un beso y ya, después de todo no había nadie ya en las oficinas y ambos lo deseaban.
Jin no respondió y casi de inmediato de escuchar su respuesta, le tomó las mejillas y selló sus labios por breves segundos, siendo lo más tierno posible para hacer suspirar a Kame, lo cuál logró en cuanto se separó.
El menor había recibido diversos besos, pero ninguno como ese y además, sentía que dentro de poco sus rodillas le fallarían debido a todas las sensaciones que experimentó con solo la sobre posición de sus labios… Sugoii... No había otra palabra para describir el gesto de Jin.
-Kazu… -susurró Jin antes de volver a sellarle los labios, y por breves momentos observó el rostro pasivo del menor: tenía los ojos cerrados y la boca ligeramente abierta, con sus mejillas sonrojadas y esperando un beso como Jin le había prometido, largo y lento.
-Jin… -suspiró antes de sentir cómo el otro comenzaba a cumplir su palabra.
El mayor comenzó a besarle los labios, sumamente emocionado por escucharlo llamarlo por su nombre de pila y no más senpai, superior, etc. Se escuchaba tan bonito cuando Kame lo decía… además… además estaban compartiendo un momento tan íntimo que le halagaba saber que Kame lo comprendiera de ese modo, ya que hablarse con respeto lo haría sentir un poco fuera de sitio.
No pudo evitar rodearle el cuello cuando sintió las manos de Jin sobre su cintura, atrayéndolo para hacer más corta la distancia entre sus cuerpos, tomándose toda la paciencia del mundo para hacerlo desear que continuara besando sus labios… y no eran besos profundos… Quizá era lo que más le conmovía de la forma de besar de su superior… que era lo suficientemente delicado como para saber qué tipo de gestos eran los apropiados en cada momento.
-I love you… -susurró Jin antes de volver a sellar sus labios cuando se detuvo por unos momentos a tomar aire.
-Me too… -respondió dejándose besar por segunda vez.
Sí… Jin había dicho UN BESO… pero no podían culparlo por perder la razón y la memoria en ese preciso instante… Su superior era… increíblemente bueno besando. No podía dar crédito a que sintiera tanto con uno solo aunque fuera lento y tan inocente, porque ni siquiera se veían intenciones de parte de Jin por internar su lengua. Tal vez era solo porque estaba enamorado.
Jin no dijo nada más y se dedicó a alargar los besos tanto como quiso y sin poder evitar abrir un poco los ojos de vez en cuando, esperando que no fuera ninguna otra persona o que estuviera alucinando que estaban en plena oficina, por segunda vez a solas con Kame, entregando por fin sus labios sin sentir remordimientos.
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Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
dE BUENA QUE SOY Y PORQUE LAS HE ECHO ESPERAR BASTANTE AKI LES DEJO UNO MAS ^U^
Miró el tablón de horarios. Un nuevo curso de inglés y japonés se había abierto en la escuela. Lo que significaba que tenía más trabajo. Quizá debía decirle al Director que harían falta más profesores de japonés… e instalaciones más grandes.
Su atención se distrajo hacia los cuadros que rezaban “Akanishi”. Él no tenía clases sino hasta medio día. Ahora impartía sesiones con Asahi TV. El curso intensivo con Glico había terminado hacía apenas una semana y ya tenía otro para otra cadena importante de empresas. Sin duda, su superior era una persona que destacaba mucho… y eso le fascinaba de él.
En ese momento recordó su plática con Takako y se sonrojó de inmediato.
Había pasado una semana desde que arregló las cosas con Jin y ahora ambos estaban más tranquilos… mejor dicho, felices.
Sin duda, Takako le tenía mucha fe para encomendarle la felicidad de la persona que amaba, aunque seguía doliéndole el hecho de que ella aún lo quería y tenía qué dejarlo ir, pero se había prometido que por cada lágrima que Takako derramara, él haría sonreír a Jin diez veces más.
-¿Qué pasa, Kame-chan? ¿Aburrido? –preguntó Maru colocándose a su lado.
Él ya sabía las buenas nuevas, sobre todo de parte de Jin, porque lo había llamado emocionado esa misma noche cuando Kame le dijo que le daría una oportunidad… y aunque estaba cansado por el día intenso con Ueda, escuchó la historia desde el principio hasta el final, sintiéndose tranquilo de que Kame no le hubiera dado celos con Koki.
El menor negó con la cabeza sin quitarle la vista a los horarios.
-¿Estás bien? –el mayor se preocupó al verlo tan ido.
-Sí –fue lo único que dijo mientras observaba con más detenimiento los kanji del nombre de Jin… Era ridículo porque acababa de pensar que incluso eran atractivos.
-Akanishi-sensei is amazing, ne? He has another class out of school –comentó Melody mirando el tablón de horarios-. I wish he was my husband. I‟m very sure I would always find another reason to be in love with him –se llevó las manos al pecho y se imaginó emocionada siendo esposa de Jin.
-Sure. He is amazing –contestó Maru mirando de reojo a Kame, quién había bajado la cabeza haciendo un puchero de profundo enfado. Debía hacer algo para ayudarlo y que Melody dejara de decir esas cosas en frente de ambos-. But he has someone to love, and I think he really wants to get married with “her”… even if “she” made him suffer… -volteó un poco con Kame quién lo miró sorprendido por sus palabras y se sonrojó. Bajó la cabeza y se retiró del lugar, sintiendo una gran vergüenza por sus palabras.
-I‟m still thinking that is a waste –fue lo único que dijo la americana y se fue a su lugar a continuar trabajando.
Kame estaba sentado en su lugar, intentando calmarse por las palabras de Maru e intentando concentrarse en su trabajo. No podía evitar sonreír por la observación del mayor… De verdad estaba ilusionado y más después de que las cosas con Jin funcionaran tan bien. Debía aceptar que de vez en cuando, ambos se ponían a coquetear descaradamente pero… ninguno se detenía.
-¡Woa! Hoy te ves radiante, Kame-kun. ¿Pasó algo bueno? –preguntó Koki sentándose a su lado para comenzar a trabajar.
-¿Eh? Ah… sí, hubo algo… -asintió sonrojándose notoriamente.
-Ah… ¿novia nueva? –preguntó Koki muy interesado.
-Aún no lo sé… -se emocionó y no quiso voltear con su superior.
-¡Woa! ¡¡Felicidades!! ¡Por fin te veré brillar en todo tu esplendor entonces!
-Tanaka-sensei… -se encogió de hombros sintiéndose avergonzado de lo que estaba diciendo su superior, pero estaba en lo cierto, finalmente podía sonreír un poco menos apesadumbrado y más ilusionado de tener a Jin para él.
-Boun Giorno!! –saludó Jin mientras entraba en las oficinas cargando sus cosas.
-Good morning, boss! You‟re in a good mood in these days. I‟m glad! –dijo Machiko acercándose al lugar de Jin con unas hojas que necesitaba que firmara.
-Yes, I am –contestó Jin tomándolas.
-I was wondering… I‟m going to get married next year so… I wanted to tell you now and of course, to invite you –dijo Machiko llevando sus manos hacia atrás y meciéndose lentamente.
-Eh?! Really?! Congratulations, bambina!! –contestó Jin poniéndose de pie para darle un abrazo- Of course I‟ll go!
-You‟ll be pretty in your wedding dress –dijo Sonoda acercándose a la mesa.
-Arigatou!! –dijo Machiko emocionada por los ánimos que le daban sus superiores.
-Espero que seas muy feliz, Hiromiya-sensei –Kame se unión a las felicitaciones.
-¡Gracias! -se inclinó cuando todos comenzaron a felicitarla.
-¿Eso significa que tengo qué buscar una profesora nueva de inglés? –interrumpió el Director, que había salido de su oficina al escuchar el ajetreo de su personal.
-¡No, no! No pretendo tener hijos sino hasta más adelante. Quiero continuar enseñando, si es posible, aún después de tener hijos –asintió sonrojándose y sus demás compañeros de trabajo celebraron el que no tuviera qué irse.
-We must do a party, but just for women –dijo Melody emocionada.
Kame volteó el rostro e hizo muecas discretas para que su compañera de trabajo no lo descubriera, ni tampoco los demás. Ahora ya no podía siquiera escuchar su voz. ¡¡De verdad que le caía muy mal!!
Jin notó el incomodo de Kame y sonrió divertido por sus caras. Se veía lindo inconformándose por la idea, así que se acercó un poco a su oído para murmurarle, cuidando no ser indiscreto…
-Da gracias que no soy mujer y no tengo qué ir –Kame volteó de inmediato con Jin con una expresión que casi podía leerse como “Ni lo sueñes”, por lo que Jin tuvo qué contenerse la risa y el menor desvió la mirada para intentar escuchar la conversación de los demás profesores emocionados por la feliz noticia.
-Bueno, tendrás qué decirnos la fecha para hacerte una fiesta de parte de la escuela, y también estoy seguro que tus alumnos querrán saberlo –dijo el Director mientras los demás apoyaban la idea y Machiko les decía que no era necesario.
Después de todo el relajo de las felicitaciones, cada quién regresó a sus lugares para continuar trabajando. Mientras Jin guardaba unos libros en su portafolio, preparándose para irse a Asahi TV, Kame arreglaba las notas de una de las listas de las clases de inglés.
Miró el reloj que pronto marcaría las diez de la mañana. Ese día iba a almorzar con Maru, porque Jin regresaría hasta pasadas las tres de la tarde debido a que el edificio de la televisora se encontraba lejos.
Suspiró derrotado porque no podía hacer nada contra eso y volvió a la lista de notas que tenía en frente.
-Akanishi-sensei, ya tengo firmada la hoja que nos pidieron los de la televisora –el Director salió de su despacho con el sobre en la mano y Jin se acercó rápidamente para tomarlo.
-Jefe, quisiera pedirle algo –aprovechó para poner en práctica algo que tenía tramado desde hacía tiempo y que era más una excusa que de verdad una necesidad.
-¿Qué ocurre?
-Verá… -corrigió su garganta y se rascó la cabeza esperando que no fuera a negarle la petición- estos días que he estado con el personal de Asahi TV han sido muy duros para mí solo. Como es un grupo muy numeroso estoy perdiendo tiempo valioso y… No puedo hacerlo, es demasiado trabajo para una sola persona.
-Comprendo –el Director se llevó una mano al mentón y continuó escuchando.
En ese momento, Kame levantó la vista y observó a ambos superiores… ¿Sería posible que Jin estuviera… buscando una excusa para llevárselo a las clases de la empresa? ¡Nah! No era tan poco profesional, así que volvió la atención a su trabajo.
-No estoy diciendo que sea incapaz de continuar, sino que quisiera un poco de apoyo en las clases –agregó Jin tallándose las palmas de las manos en significado de nerviosismo.
Ok… quizá había sobreestimado a Jin y… lo peor de todo es que estaba sonriendo por entender las intenciones del mayor.
-¿Y quieres que un maestro te acompañe?
-Así es –se mordió el labio inferior, sabiendo que su jefe era un poco especial con ese tipo de peticiones, ya que prefería tener a su personal en las instalaciones que fuera.
-Entiendo –se quedó pensativo un momento y volvió la vista a Jin-. Veré a quién contrato, Akanishi-sensei. Me han llegado algunas solicitudes de trabajo últimamente y además, necesitamos uno o dos profesores más para satisfacer la demanda de clases de últimamente.
-Más que tener a un novato quisiera a alguien ya con experiencia, señor. Sobre todo porque es una empresa y las clases son intensivas –sí, claro… ¡Puras excusas! Pero él sabía cómo hablarle al Director para tener lo que quería y parecía que ésa no sería la excepción.
Kame dejó escapar una risita que amortiguó convirtiéndola en tos. No podía creer que Jin fuera tan… persuasivo. Recordaba que hacía dos días lo había convencido de quedarse platicando en un salón vacío, tan solo para tomarle la mano y acariciársela durante toda esa hora que tenían libre… Al principio Kame no quería, le parecía muy arriesgado pero… el mayor terminó por convencerlo, diciéndole que si escuchaban algún ruido tomarían sus distancias.
-En eso tienes razón… -el jefe se quedó pensativo de nuevo, acariciándose la barbilla- Bien, ¿a quién me estás pidiendo, Akanishi-sensei?
-A Kamenashi-sensei –contestó de inmediato permaneciendo serio, cosa que le costó mucho trabajo aún si había ganado en su propio juego, convenciendo a su jefe y sin que sospechara que todo estaba planeado para pasar el mayor tiempo posible con Kame.
El aludido se sorprendió de inmediato y levantó la mirada, sorprendido de que Jin lo dijera sin más ni menos.
Los demás profesores también voltearon, no porque estuvieran sorprendidos, sino porque algunas clases de Kame se cruzaban con las sesiones de Jin, además, eran clases extensas, no de una hora, lo que quería decir que tendrían qué cancelar muchas o bien, pasarlas a otro profesor.
-¡Espere un momento, Akanishi! –de inmediato protestó Koki poniéndose de pie.
-¿Qué pasa? –preguntó Jin sabiendo de ante mano que el Presidente de Japonés iba a quejarse, así que guardó la calma aún si quería espetarle que se callara.
-Kamenashi tiene clases muy importantes a esas horas, en especial hoy. No puedes solo decir “lo quiero” y ya. No es un objeto.
Maru alzó las cejas y mejor volvió a su trabajo. Ya se imaginaba cómo iba a quedar el campo de batalla si es que Koki llegaba a colmarle el plato a Jin.
-Bueno… se pueden cubrir los horarios de Kamenashi-sensei –dijo el Director con suma tranquilidad-. He dicho que quiero contratar más personal, así que mientras arreglo eso, me parece que Smith-sensei y Jefferson-sensei podrían encargarse de los pendientes de Kamenashi, ¿no le parece?
Los aludidos se miraron entre sí, pero no reprocharon nada, después de todo, conocían los grupos de Kame. No tendrían ningún inconveniente.
-¿Y qué hay de los cursos de japonés que cubre? Solo somos él y yo –insistió acercándose al dúo de hombres que estaban alterando toda su agenda.
-En ese caso le dejo la tarea de cambiar los horarios, Tanaka-sensei. Si los alumnos no tienen inconveniente en asistir otro día o a otra hora, entonces no habrá ningún problema… A menos que Kamenashi-sensei no quiera ayudar, ¿ne?
-¿Eh? –preguntó inmediatamente el menor siendo tomado por sorpresa.
Todos los ojos estaban puestos en él y no era que quisiera negarse, pero tampoco podía dejar a Koki solo con toda la carga de las clases aunque… el Director tenía razón en que podía cambiarlas y ya. No había ningún problema.
-Hai… -contestó asintiendo lentamente mientras que Koki movía la cabeza pensando que no podía ser cierto aquello. Entendía cada vez menos a su subordinado porque decía que ya no era amigo de Jin y… en cambio, se la pasaban todo el tiempo juntos. Ahora resultaba que prefería dar clases con Jin que continuar con las de japonés. ¡Era increíble!
-De cualquier modo, no todas las clases que tiene Kamenashi-sensei se cruzan con el horario de Akanishi-sensei –interrumpió Sonoda mirando la pizarra-. Solamente tres y todas pueden cambiarse para otro día en la semana. Los espacios que dejen, pueden ser rellenados con los nuevos cursos que se abran, ¿ne?
-It‟s a good idea –dijo Smith asintiendo.
-Sí, ya había pensado en esa posibilidad también –agregó Jin esperando que el Director no rechazara la idea.
Kame ladeó la cabeza sin poder evitar sonrojarse muy discretamente, porque se dio cuenta que Jin tenía todo planeado para poder llevárselo a la televisora. ¿Tanto lo quería a su lado? Y era evidente que para ellos era conveniente porque al menos en aquella empresa podrían estar a solas aunque… debía haber cámaras de seguridad.
-Además, hacemos un buen equipo –agregó Jin cruzándose de brazos mirando a Kame de reojo-. Cuando estuve enseñándole a dar clases, era muy cooperativo y en varias ocasiones le cedía el mando por unos minutos. Sabe tener control de una situación si se le encomienda. Me gusta trabajar con él –esbozó una sonrisa que a Kame le supo como si estuviera advirtiéndole que no iba a ceder hasta que le permitieran llevárselo.
-Sí, comprendo. Ustedes dos congenian muy bien aunque… sinceramente no sé qué pasó hacía unos meses que ni siquiera se hablaban –comentó el Director mientras que Jin no dejaba de mirar a Kame y viceversa-, pero me da gusto que hayan arreglado sus diferencias.
-Yo puedo cubrir la clase de las nueve de la mañana los viernes –dijo Machiko de inmediato-. Tengo muerta esa hora y mientras cambian el horario estoy disponible.
-Ahora arreglaremos eso, Hiromiya-sensei –dijo el Director asintiendo bastante complacido de que sus empleados cooperaran tan rápido.
-¿Entonces me lo puedo robar desde ahora? –bromeó Jin con el Director, quién se quedó pensando otro momento.
Kame bajó el rostro y tuvo qué voltear un poco la cabeza para que nadie notara que se había sonrojado indiscretamente, pero todo era culpa de Jin por mencionar esa palabra tan… atractiva para ambos. Sabía que lo había hecho a propósito… él era así. Siempre diciendo cosas imprudentes…
Jin estaba impaciente por tener sus sesiones en Asahi TV al lado de Kame y poder cortejarlo incluso en las clases, de la misma manera en que estaba haciéndolo ahora mismo, en frente de todos. Lo más gracioso es que ninguno se imaginaba que tenía una doble intención, tanto sus palabras como sus acciones.
-Si sientes que es urgente su presencia, entonces puede ser desde hoy, pero sino…
-Preferiría que fuera acostumbrándose ya al ambiente de las clases intensivas, jefe –dijo de inmediato, gozando con el rostro molesto de Koki, que estaba echando chispas porque Kame tenía una clase de dos horas de japonés después de que se fuera… ¡Oh, sí! La venganza era muy dulce…
-¿Lo dices por lo que me dijiste el otro día? –preguntó el Director comprendiendo la prisa de Jin… una prisa que era el disfraz del deseo de estar con Kame y salirse con la suya.
-Así es, señor –contestó Jin asintiendo con tranquilidad-. Creo que él tiene la posibilidad de dar cursos intensivos de inglés a parte de mí y Sonoda-sensei –miró al aludido que se sorprendió tanto que dejó caer las hojas que tenía en las manos.
-¡Kamenashi-sensei! –Machiko no pudo evitar reír y se acercó para ayudarle a levantarlas.
-Gomen! –Kame se inclinó a tomarlas aún sin poder creer lo que estaba escuchando. ¿Él? ¿Dando clases intensivas? ¡Eran muy bien pagadas!
-Pues ni hablar, Akanishi-sensei, yo confío en tu criterio –sonrió complacido de tener una mano derecha tan eficiente.
-Gracias, jefe –Jin se inclinó para agradecerle y de inmediato se fue a su sitio para continuar arreglando su portafolio antes de partir-. Kamenashi-sensei, nos iremos en cinco minutos.
-¿Eh?... Ah, hai! –contestó el menor guardando los papeles que dejó caer y buscó desesperadamente lo necesario para ayudar a Jin en las clases particulares pero… ¿qué debía llevarse? Su superior de seguro tenía todo lo necesario en el portafolio.
Koki miró a ambos con cierto recelo. Estaba de verdad molesto porque Jin pidiera a Kame y que el menor aceptara a irse en ese preciso momento, cuando había tantas cosas qué dejar listas. No podía saltar solo como conejo feliz y largarse… aunque estaba claro que si Jin lo deseaba, se hacía, pues el Director no objetó nada.
-Gracias por cubrirme –dijo Kame antes de salir de la oficina, cuando Jin ya se había ido a toda prisa porque un minuto más o menos, sería definitivo en llegar tarde.
-¡Aprende mucho, Kamenashi-sensei! –dijo Machiko agitando su mano.
Maru suspiró y movió la cabeza negativamente, pensando si de verdad Jin estaba haciendo eso porque en serio creía que Kame tenía aptitudes para ser profesor ejecutivo, o solo lo movía el
deseo de tenerlo cerca y hacer rabiar a Koki. Daba igual, se había salido con la suya y eso le provocaba gracia.
En segundos estuvieron en el ascensor. Kame aún estaba sorprendido por lo que acababa de suceder. Hacía unos minutos estaba lamentándose porque no podía comer con Jin… y ahora resultaba que iba a pasar las siguientes horas ayudando a su superior, lo que era equivalente a estar más tiempo a su lado.
No lo engañaba. Kame sabía perfectamente que lo hizo a propósito y Jin no podía negárselo debido a la gran sonrisa que tenía en el semblante, aquella que denotaba que había ganado una batalla con un rival muy difícil de vencer.
-Senpai… no sé si esto es ser profesional o no –comentó Kame un poco preocupado al momento en que las puertas se cerraron.
-¿Por qué no? No he mentido en ningún momento –dijo Jin encogiéndose de hombros.
-Sabes perfectamente que Hiromiya-sensei se merecía más el puesto que yo. Ella tiene más experiencia y ya da clases a nivel Avanzado, Jin –Kame de verdad se sentía emocionado pero no del todo contento porque sabía que el lugar se lo había ganado solo porque Jin lo quería a su lado, lo más cercano posible.
-¿Jin? –preguntó el mayor fascinado de escuchar su nombre sin sufijo. Acercó su rostro al de Kame mientras le acariciaba el mentón- ¿Acaso estás enojado?
-No es momento para que te alucines, senpai –contestó Kame desviando su mirada y sonrojándose un poco por la cercanía, pero eso no quería decir que no estuviera molesto.
-Creo que te haré enojar más seguido, para que me llames más por mi nombre.
-Senpai –se quejó el menor de nueva cuenta.
-Y también te ves tan bonito enojado –agregó sonriendo como bobo.
-Senpai –el tono de su voz se escuchó más serio y tuvo qué alejarse para que su superior recobrara la cordura.
-Está bien, está bien. Ya me callo –Jin le soltó el mentón y se recargó en la pared metálica, suponiendo que con cortejos solo lo haría enfadar de verdad y no le hablaría en todo el día.
-Hablo en serio, senpai… No quiero que hagas este tipo de cosas porque me hace sentir que tengo méritos que no merezco –él también se recargó contra la pared y pensó en que apenas llevaba cuatro meses en la escuela. No podía ser que ya fuera capaz o estuviera calificado para dar clases intensivas a empresas importantes.
-Pero te he dicho que no he mentido en nada –el timbre del ascensor se escuchó y se abrieron las puertas de inmediato.
-Estás loco. Yo no puedo dar clases intensivas –contestó el menor sintiéndose nervioso de solo pensarlo.
-¿Cómo estás tan seguro de eso? –Jin fue el primero en salir, cargando el pesado portafolio en el hombro y sin voltear a ver a su pupilo, mientras que el otro lo seguía muy de cerca.
-Porque no llevo ni seis meses enseñando aquí –Kame ni siquiera le contestó la despedida a la recepcionista que muy amablemente los saludó al verlos.
-Eso es relativo, Kame-chan –abrió la puerta principal de la escuela y esperó a que el menor saliera para soltarla y que se cerrara sola-. No te subestimes. Tienes todo para pararte en frente de un montón de empresarios que les da miedo el alfabeto inglés.
-No hables así –dijo Kame haciendo un puchero de inconformidad.
-Es la verdad –sacó las llaves de su automóvil y presionó el botón de la alarma, la cuál se escuchó a pocos metros.
El menor se detuvo a unos pasos. Hacía mucho tiempo que no se subía en él. La última vez fue cuando se enfermó y de ahí en fuera… nada más. No comprendía por qué se sentía tan nervioso por volver a montarlo.
-¿Qué pasa? –preguntó Jin mirándolo desde la portezuela del copiloto, abriéndola para que entrara.
-Ah, nada –negó con la cabeza y avanzó sintiéndose más tranquilo, olvidándose de los ridículos nervios.
Entró y Jin cerró la puerta. Rodeó el vehículo y recordó cuando Jin había hecho lo mismo la noche en qué se enfermó. Entonces no pudo evitar sonrojarse porque en ese entonces su superior
había sido muy atento. Incluso lo había cuidado en su casa, regresando muy tarde a su departamento cuando se aseguró de que estuvo mejor.
-Te digo la verdad –retomó la plática con seriedad cuando estuvo dentro y cerró la puerta-. No le dije mentiras al Director -se ajustó el cinturón y rápidamente puso el coche en marcha, saliendo a la calle para conducir hasta el otro extremo de Tokio-. Es cierto que quiero tenerte cerca, pero también quiero que recuperes tu lugar en la escuela. Perdiste tu puesto porque estuviste pensando en otras cosas, así que quiero que lo recuperes de alguna manera, Kame-chan. Si ganas más experiencia de otras formas, quizá y hasta podrías quitárselo a Sonoda-sensei.
-¿Eh? Pero no estoy buscando eso, senpai –Kame no quería estar arrebatando lugares que sus compañeros se habían esforzado en tener.
-Perdón, no quise decirlo así. Me refiero a que tienes qué ascender, ¿o quieres quedarte siempre en el mismo lugar, siendo un subordinado? –cuestionó conduciendo con precaución pero poniéndole especial atención a Kame.
-… No –contestó el menor bajando un poco la cabeza, sintiéndose un poco incómodo de verse en un futuro siguiendo las órdenes de Koki… aunque de Jin no le molestaba mucho.
-Entonces confía en mí –acercó su mano sin despegar la mirada del camino, acariciándole una mejilla, haciéndolo sonrojar-. No lo hago solo por capricho.
-Gracias, Jin –dijo escondiendo sus labios y sin poder evitar sonreír.
En aproximadamente una hora llegaron a su destino, donde se alzó el edificio medio circular de Asahi TV, junto con la escultura que parecía más un wobophet de Pokemon. Kame nunca supo qué era esa escultura y tampoco era que le interesara demasiado.
Jin también se bajó del automóvil y puso la alarma cuando cerró su puerta. Se acercó a Kame que caminó unos pasos sobre la explanada de la televisora, varios metros antes de la entrada.
-Vamos o llegaremos tarde. Todavía tenemos qué subir todos esos pisos porque la sala de juntas está en el último –dijo Jin colgándose el portafolio nuevamente al hombro.
-Ah, ¿no quieres que te ayude? –preguntó Kame siguiéndolo de inmediato.
-Estoy bien. Soy fuerte –contestó volteando con él y alzando los brazos imitando a un físico culturista que presumía sus músculos.
-¿Pero no está muy pesado? –sabía que si cargaba de más, seguramente padecería de algún dolor intenso en la columna o la espalda.
-Nada que un profesor de inglés no pueda llevar –comentario del cuál Kame soltó una ligera risita, haciendo sentir a Jin satisfecho.
-¿Qué tan grande es el grupo de gente, senpai? –preguntó Kame entrando después de que las puertas corredizas se hicieron a un lado para dejarlos pasar.
-Son diez interesantes empresarios –de inmediato mostró una postura más adecuada, como si también fuera una parte más de la empresa, caminando con suficiencia por el gran recibidor de la televisora-. Escuche, Kamenashi-sensei –lo llamó Jin cambiando también su tono de voz por uno más dominante-, esto no es como las clases en la escuela. Los cursos intensivos son muy diferentes a los que usted da a alumnos de escasos veinte años –Kame le siguió el paso con dificultad, pues su superior daba zancadas muy grandes-. Primera regla para cuando trabajes en un lugar como este…
El menor ladeó la cabeza al llegar a la recepción, sin poder quitarle la vista de encima.
-Buenos días, señor. ¿En qué puedo ayudarle? –preguntó la secretaria haciendo una reverencia muy solemne.
-Mi nombre es Akanishi Jin. Soy el profesor de inglés –se anunció con acento fuerte y firme, casi como si estuviera ordenándole a la mujer.
-Seguro, señor. Los ejecutivos ya están esperándolo en la sala de juntas. Ha llegado impresionantemente puntual, sensei –adhirió la mujer con una sonrisa de “buenas relaciones”.
-¿Por el ascensor? –preguntó después de responderle con una reverencia y Kame lo imitó.
-Así es, sensei. Lo anunciaré enseguida –la chica volteó con Kame observándolo como si fuera otra persona independiente de Jin-. ¿Quién es el caballero que lo acompaña?
-Kamenashi-sensei. Va a asistirme en las clases –contestó Jin.
Kame se inclinó para saludar y la secretaria volvió a hacerlo con sumo cuidado, sonriéndole también, ahora como si fuera parte de la empresa.
-Pasen, por favor. Los anunciaré en un momento con el gerente –la secretaria les indicó el camino de la derecha y ambos profesores volvieron a inclinarse para dar las gracias y se fueron en la dirección indicada.
-Tiene qué caminar como si fuera parte de la empresa, casi debe qué fingir que es parte de éste círculo, aunque le haga sentir incómodo –agregó Jin cuando llegaron al ascensor. Había varias personas ya esperando, los cuáles los vieron y voltearon la mirada ocupados en sus propios asuntos
-Pero… -el elevador se abrió y Jin tomó a Kame de la muñeca para adentrarlo antes de que los demás empresarios lo hicieran. Se apretaron contra la parte trasera del lujoso elevador de cristales, y permanecieron quietos hasta que uno a uno, los hombres de traje fueron desocupando el aparato conforme se iba deteniendo en los demás pisos.
-Sino muestra una cara y conducta de que es una persona seria, estricta y determinada, entonces lo comerán en un sitio como este –las puertas del ascensor se cerraron y ahora podían hablar con tranquilidad. Jin debía darle los consejos necesarios, porque impartir clases a un montón de hombres de traje no era lo mismo que enseñar a chicos con uniforme.
-¿Por qué, senpai? Son gente educada y refinada, ¿cierto? –Kame ladeó la cabeza desconcertado.
-Sí, lo son –contestó el mayor mirando su reloj de muñeca: en poco tiempo daría la hora indicada-, pero solo es una fachada, Kamenashi-sensei. Son personas que están acostumbradas a siempre tener la razón. Como son las cabezas de toda una empresa, suelen ser déspotas, engreídos y sobre todo, siempre irán en tu contra si vas a corregirles algo. Al menos eso he podido darme cuenta con este grupo. En Glico llegué a llevarme bien –comentó mirando el contador de pisos.
-¿Eh?... –él no había trabajado nunca con gente así, por lo que se sintió nervioso, pues le había costado mucho trabajo dominar a los estudiantes del institutito.
-No debes doblarte si alguno te ofende de alguna manera indirecta. Suelen hacerlo. Son astutos, Kamenashi-sensei. Si te dijera cuántas veces me han llamado “estúpido profesor”, no me lo creerías –Jin esbozó una sonrisa recordando las últimas veces que había tenido qué soportar a gente déspota.
-Pero no deben hacer eso –insistió Kame sin comprender por qué había gente así.
-Tienes razón pero… -volteó y quiso tomarle las mejillas para darle una dulce caricia, pero no estaba seguro si había cámaras de seguridad en ese ascensor. Suponía que sí- Kame, quiero que estés atento en las clases, por favor… Si llegan a faltarte al respeto, no voy a tolerarlo –discretamente, le tomó la mano acercándose, escondiendo la caricia detrás de sus piernas.
-Senpai… No me digas esas cosas… -desvió la mirada, bajando la cabeza también y sonrojándose, pues el tono empleado por su superior había sido tan suave y gentil, que no podía evitar sentir que era afortunado de tener a alguien que lo cuidara de esa manera.
-Quiero que te cuides, ¿entiendes? –pidió de nueva cuenta haciendo aún más dulce su tono.
-Hai… -asintió aún sintiéndose muy feliz como para poder mirarlo a los ojos y se soltó de la mano de Jin sin ser muy brusco, queriendo hacerle saber que comprendía perfectamente sus consejos.
-Ya hemos llegado –Jin volvió a consultar su reloj: estaban muy a tiempo. Su puntualidad le daba un plus a la felicidad que sentía de ver que sus cortejos gustaban a Kame. No dudaba que en poco podría besarlo sin que lo retirara pidiéndole que no fueran tan rápido (porque ya había pasado anteriormente. Es que no podía pedirle que se estuviera quieto cuando era tan lindo).
Kame apretó los labios cuando el timbre del ascensor se escuchó y las puertas se abrieron. Pudo ver un pasillo arreglado con pinturas y una alfombra gris, también emanaba un discreto olor a pino y había plantas acomodadas a lo largo del mismo.
En cuestión de segundos, algunos empleados comenzaron a abarrotarse en frente de la puerta y Jin tomó a Kame de la muñeca para sacarlo de aquel lugar, de otro modo, volverían a quedar atrapados entre los empleados y no habría forma de volver a subir sino hasta que pudieran llegar a los botones nuevamente.
No supo cómo, sino hasta que vio hacia atrás: el ascensor se alejaba conforme ellos avanzaban por el largo pasillo principal. El menor pensó que era una verdadera odisea trabajar en un lugar tan grande y se preguntó cómo era que Jin había logrado sobrevivir.
-Recuerde, Kamenashi-sensei. Le dije que estuviera alerta –dijo Jin que ya no tiraba de su mano.
-Hai –siguió a su senpai frunciendo la boca debido a los nervios y además, porque odiaba que Jin le hablara en formal. Estaba tan acostumbrado al informal entre ellos que le parecía a veces muy triste tener qué tratarse con el debido respeto.
Jin dobló en otro pasillo antes de llegar al final del mismo y Kame lo siguió apresuradamente. Después, el mayor se detuvo en frente de una pared y miró hacia arriba, cosa que desconcertó a su pupilo. Se quedó detrás de él con una ceja alzada y espero.
De pronto, Jin volteó con Kame y tiró de su muñeca con rapidez después de mirar a todos lados. Le tomó las mejillas con dulzura y antes de que Kame pudiera reaccionar, Jin le había dado un dulce beso en la frente para después acariciar su rostro con sus pulgares.
-Ganbatte ne –dijo con tono tierno y una sonrisa que por poco hace que Kame se lance a su cuello para abrazarlo, pero en vez de eso, se alejó con rapidez e intentó borrar le rubor de sus mejillas.
-No hagas esto, senpai. Es muy peligroso aquí –dijo el menor mirando a todos lados.
-Me sé los puntos muertos de las cámaras, Kame-chan –le dijo en voz baja y apuntó arriba suyo: había un aparato que se movía de lado a lado pero no hacia abajo, entonces, era evidente que no podía grabar en esa dirección.
-De todos modos es peligroso, senpai –sonrió el menor halagado de que pensara en todos los pequeños detalles para poder darle un beso de buena suerte.
-¿Me vas a decir que no te gustó? –Jin se acercó y Kame volvió a retroceder para sentirse seguro de sus propios sentimientos.
-No he dicho tal cosa… -aseguró sin siquiera mirarlo.
-Te lo dije, ¿recuerdas? Vas a estar caminando de mi mano en poco tiempo, y no es que sea engreído, es que te quiero a mí lado y solo conmigo. Vas a ser mío.
Ésta vez, Kame tuvo qué mirarlo para creer al cien porciento que lo que había dicho, había salido de la boca Jin. Era evidente, porque el mayor tenía una sonrisa tan segura que tuvo qué volver a desviar su mirada para apaciguar el constante palpitar de su corazón.
-Te-tengo qué ir a… -necesitaba agua fría a su cara o de otro modo no podría concentrarse en las clases.
-No hay tiempo para eso, Kame-chan –dijo Jin caminando por el pasillo hacia un portón negro.
-Demo…! –lo siguió presuroso e intentando calmarse- Necesito ir porque… -miró a Jin con súplica pero su superior estaba observando la puerta sin quitarle los ojos de encima- Tú tendrás la culpa si me distraigo… No debiste ponerme nervioso…
-¿Y tú crees que me siento precisamente tranquilo teniéndote a mi lado? –lo cuestionó frunciendo la boca, pero manteniendo la vista al frente.
-No lo demuestras… -hizo un puchero de indignación y le volteó el rostro.
-Otra cosa que debes controlar, Kame: tus nervios –llegaron al frente del portón y vio una pequeña recepción al lado.
-Bienvenido, Akanishi-sensei, Kamenashi-sensei –saludó la secretaria inclinándose de inmediato y dirigiéndose al portón, tomando la manija de metal-. Los ejecutivos ya los esperan. Permítanme anunciarlos.
-Gracias –dijeron ambos de inmediato, uno muy seguro y el otro temblándole la voz.
-Kamenashi-sensei… pon en práctica lo que te he dicho… -murmuró Jin cuando la mujer entró en la sala.
-Sumimasen, senpai –se disculpó Kame intentando borrar las anteriores palabras de Jin sobre quererlo solo y para él.
-Adelante, por favor –dijo la mujer al regresar con ellos.
Jin fue el primero en dar el paso y Kame detrás suyo. Ambos volvieron a agradecer a la secretaria, quién se metió también a la sesión de inglés, como lo había hecho desde el primer día.
Cuando la clase comenzó, lo primero que hizo Jin fue presentar a Kame. Ya antes había hablado con los ejecutivos de tener a otro profesor dentro de la sala y no se habían opuesto: decían que habiendo dos las clases irían más rápido y se agilizaría el aprendizaje al momento de tener una duda individual. Y claro que el menor iba a tener un sueldo también.
Dejando de lado las formalidades, y después de que la secretaria repartiera las tazas de café, pusiera en el centro las galletas y diera una botella de agua a Kame y Jin, la sesión dio inicio.
El menor ya había visto a Jin dar clases, pero nunca intensivas. Nunca se imaginó a sí mismo yendo al mismo ritmo que Jin, explicando y haciendo que la clase entendiera perfectamente bien aún si iba a la velocidad del rayo con algunos temas y puntos a tomar en cuenta.
El trabajo de Kame consistía, principalmente, en pasar por los lugares y verificar que cada uno de los ejecutivos estuviera entendiendo bien lo dicho por Jin, y en caso de presentarse alguna duda, él tenía qué explicarla de forma rápida, concisa y fácil para que no se atrasaran y poder seguir al paso de Jin.
Había cosas que no comprendía muy bien, porque apenas estaba dando clases a nivel básico en la escuela. Claro que las sabía porque las aplicaba al momento de hablar, pero como nunca las había dado en una clase, hubo detalles que le tomó más tiempo explicar… y eso comenzaba a ponerlo un poco nervioso.
La sesión duraba alrededor de dos o dos horas y media, todo dependía del grupo, es decir, de qué tan bien entendido quedaba todo. Normalmente, Jin tardaba lo necesario: dos horas. Se extendía más cuando había demasiadas dudas, y esperaba que estando Kame ayudándolo, esas dos horas disminuyeran a quince minutos menos, pero se equivocó. Debido a la poca experiencia del menor, estaban tardando un poco más de lo esperado.
No obstante, ninguno de los empresarios se quejó, pero tampoco podía vérseles demasiado satisfechos con el desempeño del novato.
Al darles un receso de veinte minutos, donde los hombres de negocios salieron por un momento de la sala de juntas para estirar las piernas, Kame por fin se sintió un poco más libre, menos tenso y relajó sus hombros. Era demasiada presión. Se preguntaba si Jin trabajaba así a menudo.
-¿Cansado? –preguntó el mayor extendiéndole la botella de agua.
El menor movió la cabeza en forma negativa y aceptó el ofrecimiento, destapándola para beber un poco, pues repentinamente sentía mucha sed.
-Es difícil seguirte el paso, senpai. Vas muy rápido –contestó Kame sonriendo avergonzado.
-Es cuestión de que te acostumbres –dijo Jin sintiendo un poco de pena por él. Quiso disculparse, pero no podía hacerlo porque ese era más o menos el ritmo que debía seguir si quería dar clases intensivas-. Y eso que no has trabajado con el Director. Es aún más loco que yo –agregó tomando el borrador para pizarrón blanco y pasándolo por todos los apuntes dejados en la primera parte de la sesión.
-No quiero ni imaginarlo –tomó un poco de agua y miró la letra en romaji de Jin. A veces era difícil entender lo que decía debido a la velocidad con la que escribía.
-Yo aprendí de él –comentó dejando el borrador de lado y tomando la botella de Kame-. Fue muy difícil si quieres saberlo.
-Me lo imagino –lo vio beber agua y se preguntó si Jin tuvo los mismos problemas que él la primera clase… pero seguramente no porque… bueno, porque Jin era un maestro ejemplar. Un genio para los idiomas. No cualquiera era políglota.
-Ups! –dijo Jin tapándose la boca y mirando la botella de agua.
-¿Qué? –preguntó el menor saliendo de sus pensamientos.
-Besé indirectamente a Kame-chan… Gomen ne~ -pero por la sonrisa y el tono de voz empleado, Kame supo que no estaba del todo arrepentido y que lo había hecho a propósito.
-Baka –era la primera vez que se atrevía a insultarlo, pero estaba bromeando.
-Ahhh~… ¿Ya tenemos más confianza, Kame-chan? –preguntó Jin alzando una ceja, pero por dentro ese “baka” lo hacía feliz.
-Lo siento, senpai –bajó la cabeza avergonzado por haberlo ofendido, después de todo, continuaban en horas de trabajo y Jin no dejaba de ser su superior, aún si hacía muchas cosas tontas que ameritaban que le llamara “tonto”.
-Solo ten cuidado que nadie en la escuela ni aquí te escuche decirme eso –cerró la botellita y la dejó en la silla que tenían a un lado-. No quiero que te reprendan.
-Deberías estar más preocupado porque alguien más te falte al respeto, senpai –dijo Kame levantando un poco la mirada.
-A mí solo me preocupa tener tu atención y que estés bien –sonrió sin poder evitar acariciarle el mentón.
-Ya~… Vas a provocar que no me concentre en la segunda parte de la sesión y eso que lo logré en la primera –Kame se alejó sonriente, pues le encantaban las caricias de Jin, pero a menudo se preguntaba si debía permitirlo o no… después de todo eran “amigos” y no debía haber ese tipo de toqueteo.
-Eso debería hacerme sentir culpable, pero saber que te pongo nervioso me hace continuar mimándote.
-Senpai, los amigos no se coquetean –le dijo con una sonrisa avergonzada.
-Yo soy más que un amigo para ti, Kame-chan. El título tú se lo pusiste pero… sabes que yo te quiero –le acarició la mano con discreción y el menor lo miró sintiendo algo diferente en su pecho.
Aún si estaba emocionado por las palabras de Jin, había algo que lo hizo recordarse a sí mismo con Yoko.
-Jin…
-¿Dime? –preguntó el mayor desconcertado por ver la carita de Kame con una expresión diferente. Era como si sus palabras le hubieran hecho algún tipo de daño.
-No hables de nosotros como si fuéramos un free –pidió alejándose después de decir esas palabras.
-¿Eh? ¡Espe…! –pero guardó silencio cuando vio que los empresarios volvía a la sala, sonriendo y conversando sobre algún tema que ambos profesores de inglés desconocían.
Kame se quedó en un extremo de la mesa, con una carita de tristeza que hizo sentir a Jin como un idiota. A veces sentía que iba un paso adelante… pero después, cometía un error y no podía evitar sentir miedo por dar dos hacia atrás, de no estarlo cortejándolo sino hiriéndolo más. Y eso le desconcertaba, porque él buscaba cuidarlo, no ofenderlo ni dañarlo.
Y con esa sensación de decepción de su parte, continuó la sesión con un poco menos de ánimo pero con el mismo tono firme de siempre. Quería mandar al demonio las clases y tomar a Kame de la mano para hablar en privado, pero no podía comportarse como un adolescente desesperado.
Por su parte, Kame se sentía como un tonto por haberle dicho eso, porque después de todo era verdad: ambos eran amigos con derecho porque se la pasaban coqueteándose todo el tiempo. Él haciéndose el lindo, dándole roces, provocándolo a estar solos para hablar de cualquier cosa o simplemente para mirarse (aunque cuando pasaba eso, Kame no podía evitar sentirse nervioso y alejarse un poco porque sino se lanzaría a sus brazos o le pediría que lo besara y… aún no quería que dieran ese paso. Quería hacerlo sentir más impaciente). Mientras que Jin, buscaba los momentos más adecuados para estar solos, le tomaba la mano con tanta delicadeza y discreción que el menor no podía negarse, le decía cosas lindas que lo hacían volar de inmediato, lo mimaba, acariciaba… tenía una facilidad enorme para hacerlo sonrojar y sonreír que le daba miedo. Prácticamente, a veces pensaba que Jin tenía mucho poder sobre él, y no sabía si eso era bueno o malo, pero disfrutaba mucho cuando lo abrazaba, diciéndole que solo eran “coincidencias”. ¡Y qué decir cuando Jin por poco lo besaba!
Si eso no era ser amigos con derecho, es decir, un free, entonces no sabía qué diablos eran. Novios no porque él pedía aún más tiempo…
-Si tiene alguna duda, no se detenga a aclararla. Su inglés será mejor si pregunta todo lo que le venga a la mente –dijo Jin a una mujer que se había acercado a despejar una duda, la cuál había consultado con Kame, pero de nueva cuenta, no comprendió.
-Gracias, sensei –dijo la mujer inclinándose y cerrando su recopilador para regresar a su lugar y tomas sus cosas.
El menor no se dio cuenta cuando la clase terminó por andar cavilando sobre el asunto, y cuando la sala de juntas se despejó por completo, quedó a solas con Jin nuevamente… pero en ésta ocasión no se sentía emocionado, sino preocupado por lo que el mayor pudiera decirle del asunto, porque era obvio que quería hablarlo.
-Kame…
-Tengo clases en el Instituto, senpai. Vámonos ya –dijo de inmediato para evitarlo. Se sentía tan idiota con Jin que por el momento no podía siquiera disculparse.
-… Sí, tienes razón. Es hora de irnos –dijo preocupado por no poder arreglar las cosas enseguida, y por la mirada de Kame, sentía que tendría qué pasar más que solo minutos para poder hablar.
Ambos tomaron sus cosas y salieron de la sala de juntas, siguiendo a sus alumnos-adultos que hablaban ahora sobre los deberes que debían atender en la televisora. Parecía como si fueran unos locos que habían perdido los estribos debido a los raitings de sus programas.
Sin embargo, si fuera por Jin, ellos podían arrancarse los cabellos si tanto querían. Él estaba más preocupado por otra cosa y no era precisamente la novela de las diez de la noche. Miró de reojo a Kame que continuaba caminando a su lado, con su portafolio al hombro y distraído. Era obvio que pensaba en lo que ocurrido hacía una hora.
Se dijo que cómo podía ser tan idiota de haber echado todo a perder, cuando hacía unas horas, Kame le dijo que estaba tan nervioso que no podía concentrarse para la clase. No tenía idea de lo feliz que había sido escuchándolo… y se estaba privando de muchas cosas.
-Sensei, adelante –dijo uno de los empresarios que impidió que las puertas del ascensor se cerraran-. Todavía ha espacio para ambos.
-Primero ustedes –dijo Jin con una sonrisa-. No es seguro que el elevador vaya tan cargado.
Ninguno reprochó y se despidieron del profesor, agradeciendo la clase y esperando la próxima. Ambos respondieron inclinándose y fue todo. Las puertas se cerraron y no hubo nada más que hacer. La secretaria también bajó con sus superiores, pues no había nada más que hacer ahí porque no había reuniones futuras ese día. El piso se había quedado solo, con Kame y Jin.
-Kame-chan… -no iba a perder el tiempo. Tampoco iba a permitir que Kame diera clases en el instituto estando triste. ¡No, señor! Ya lo había pasado antes y no volvería a suceder. De su cuenta corría que Kame no estuviera de nuevo triste en esos pasillos.
-Hace días que estoy pensando… -lo interrumpió Kame sin poder mirarlo- ¿por qué ya no me llamas “Kazu”? –en ésta ocasión sí se animó a mirarlo, pero lo hizo con tanta timidez y vergüenza que Jin quiso abrazarlo para protegerlo de esos sentimientos.
-Pe-pensé que si lo hacías ibas a… sentirte presionado. No quería eso –contestó Jin preocupado.
-Me gustaba cuando me decías “Kazu-chan”…
-Yo… -quiso enmendar de inmediato el haber pasado por alto ese detalle, pero Kame no lo dejó continuar.
-Lo siento –dijo por fin bajando la cabeza formando un puchero de vergüenza-. No debí enfadarme hace rato… Después de todo, eso somos, ¿cierto? Un… free… -Jin iba a abrir la boca, molesto por las palabras de la persona que quería- Pero… no me hace sentir tan mal, quiero decir… No me importa ser eso, tu novio, tu amante… lo que sea, porque… yo solo quiero estar contigo –se sonrojó tanto que esperaba que su cabello le cubriera el rostro.
-Kazu… -Jin suspiró al escucharlo hablar de esa manera y recordó lo que él mismo le había dicho a Maru: que no le importaba ser solo amigo de Kame, porque solo quería estar a su lado.
-Tú no has hecho nada, Jin… De hecho me tratas muy bien y me gusta. Aún si me haces sentir nervioso, eso me gusta… No haces nada mal, Jin… Creo que, yo soy el único acomplejado aquí y…
-Basta –lo interrumpió tapándole la boca con su mano y haciéndolo voltear completamente-. Es suficiente. No quiero escuchar más.
Los ojos de Kame reflejaron tal angustia y preocupación, casi una expresión de autocompasión que el mayor sintió la necesidad de abrazarlo, de protegerlo, de regañarse así mismo y autocalificarse como una persona poco comprensiva.
Alargó la mano que tenía libre para presionar el botón del ascensor y no dijo nada más.
-¿Senpai? –lo llamó después de que Jin retirara su mano.
-Kazu, no eres ningún tonto si es lo que intentabas decir –respondió Jin esperando a que la puerta se abriera-. Es normal que sientas miedo por lo que piensas, pero quiero que sepas que yo no te tomo a la ligera como lo hizo aquella mujer –apretó los puños y se aguantó de lanzar su ira con cualquier cosa que tuviera en frente-. Solo sé que eres la persona que quiero a mi lado, y no me importa el tipo de título que tengamos –se abrieron las puertas dejando escapar un discreto sonido de deslizamiento y ofreciendo la panorámica por medio de sus paredes de cristal-. Puedes ponerle el que tú quieras, ten por seguro que yo seguiré pensando igual sobre ti –finalizado esto, entró al ascensor, esperando a Kame dentro.
-Senpai… -Jin no podía hablarle de ese modo. Lo hacía sentir tremendamente conmovido, amado y sobre todo, olvidaba todos sus miedos con respecto a la relación que pudiera florecer al lado de su superior.
“No te preocupes. Encontrarás a alguien. No te desesperes…”
Jin mismo le había dicho esas palabras y curiosamente, encontró a la persona que esperaba. Aquel que lo quisiera incondicionalmente, sin importar qué tipo de relación llevaran, pero evidentemente, manteniendo el respeto a sus sentimientos.
La felicidad que sentía en ese momento, era imposible expresarla con una sonrisa, pero todo su cuerpo podía sentir la emoción. El corazón le exigía que hiciera algo, que respondiera a tan linda declaración de su senpai.
-¡Jin! –se apresuró a entrar en el elevador, y sorprendiendo al otro, se tiró a sus brazos para abrazarlo por la espalda y recargar su mejilla en su brazo, sonrojándose por las recientes palabras y los sentimientos que tenía para él. En su vida se había sentido tan nervioso y feliz al mismo tiempo.
Su senpai no dijo nada y respondió el abrazo tan rápidamente como pudo, presionando el cuerpo de Kame gentilmente contra el suyo, sintiendo la necesidad de cuidarlo, hacerlo entender que de verdad lo quería a su lado sin importar cómo fuera.
-Arigatou… -fue lo único que Kame fue capaz de decir al sentir que se le iba la voz debido a su emoción.
-¿Eh? –Jin tuvo qué retirarlo un poco de su regazo, aún sino quería hacerlo- ¿Qué quieres decir? –le tomó el rostro con ambas manos y le acarició las mejillas, preocupado por la expresión de angustia que tenía su pequeño Kame.
-Tú sí has sido capaz de quererme… de la misma forma en que yo te quiero y espero que me respondas –le sonrió sin poder evitar observar su rostro con detenimiento-. No me ves solo como alguien lindo, sino que amas esa parte de mí. Me quieres a tu lado como tu pareja, correspondes a lo que siento por ti y… me haces sentir… tan… bien… Jin…
-No llores… -pidió cuando se dio cuenta que una lágrima fugitiva salía de los ojos del menor. La limpió con su pulgar y besó aquel recorrido en su mejilla- Ya no llores… No quiero verte hacerlo más. Cálmate…
-No estoy triste –continuó sonriendo, juntando su frente con los labios de Jin-. Gracias por hacerme sentir tan querido, Jin… Gracias, porque contigo sí me siento feliz…
-Kazu-chan… -no pudo hacer más que mirarlo de reojo pues no quería moverse debido a que parecía que Kame estaba muy a gusto en esa posición.
-Jin… Te quiero… -se separó un poco para poder mirarlo a los ojos, diciéndole esas dos últimas palabras, observando su expresión.
Jin no pudo hacer más que sonreír y besarle muy delicadamente la frente, tomándole los brazos y juntando su nariz con la de Kame, quién cerró los ojos queriendo sentir los mimos de Jin estando más aislado de todo su alrededor. Le besó cada uno de sus ojos, volviendo con su nariz y acariciándole las mejillas con la misma.
Se mordió el labio inferior, saboreándose los de Kame, los cuáles estaban a su disposición, ligeramente abiertos, casi gritándole que los besara y no estuviera perdiendo el tiempo con las demás partes de su cuerpo. Aquellos que parecían tan suaves… rosados… los que esbozaban un pequeño puchero… los que hacían las muecas que tanto adoraba verle, por fin estaban dispuestos a dejarse hacer lo que fuera por los de Jin… Era como si, en ese momento, los labios de ambos tuvieran vida propia, esperando unirse en medio de una aceptación entre sí, declarándose los unos a los otros, en un juego dulce del “acepto”.
Sintió sus mejillas rojas cuando escuchó a Kame liberar un suspiro, que más parecía ser un gemido de impaciencia, acompañado de su nombre. No estaba seguro si lo hacía porque quería que lo besara o solo porque estaba disfrutando de la cercanía. No quería equivocarse y asustarlo de nuevo pero…
Llevó su mano a la cintura de Kame para atraerlo por la misma y debido a eso, Kame abrió ligeramente sus ojos, encontrándose con los de Jin demasiado cerca, lo que provocó que sus mejillas se encendieran con el color carmín que a Jin le encantaba ver.
-Eres tan lindo cuando te sonrojas… -le sonrió con galantería, esperando a que hiciera un puchero, y lo consiguió, agregando un poco más de color a su rostro, lo cuál amó.
-No me molesta que tú me digas que soy lindo. Puedes decírmelo todo el tiempo y no me canso –se atrevió a poner sus manos a la altura de los hombros de Jin y dejarlas ahí, sintiéndose nervioso por el contacto de su cuerpo con el de su superior.
-También tu voz es tan linda… Tus ojos… tu nariz… tus mejillas… tu frente… tu cabello… tus labios… -a medida que le daba más halagos, Jin observaba con suma satisfacción, que el rostro de Kame cambiaba de una sonrisa a una expresión de completo nerviosismo.
-No soy tan, tan lindo –contestó bajando un poco su mirada, sonrojándose completamente.
-Claro que lo eres –sonrió dándole un dulce beso en una de sus mejillas, haciéndolo cerrar los ojos en el tiempo que duró.
-Senpai… -lo llamó aferrándose un poco a su ropa.
-¿Mmm?
-Si te parecen tan lindos mis labios… -se enfocó en los de Jin, sintiendo una necesidad enorme de que estuvieran juntos, viviendo de nuevo la sensación de besarse, pero ésta vez, sin ningún remordimiento.
El mayor escuchó atentamente. Sabía lo que iba a pedirle pero quería esperar hasta escucharlo. Necesitaba ver de sus labios, que quería besarlo… Sería un plus para su inspiración, para darle el más dulce beso que se le ocurriera, porque Kame lo valía.
-¿Por qué no me besas? –para calmar sus ansias, Kame tuvo qué rodear por completo el cuello de Jin y así sentirlo más cerca, pero eso no apaciguaba el querer besarlo de inmediato.
-¿Puedo? –preguntó soñadoramente, sonriéndole encantado con la petición.
-Sí… -asintió, descubriendo que Jin también era… No, Jin no era lindo. Él era… tan atractivo que lo hacía sentirse nervioso de verlo tan cerca.
-Itadakimasu~ -dijo sonriente antes de acercarse más a los labios de su pupilo.
-Baka… -respondió el menor sonriendo y dejando escapar una ligera risita ante “el grito de triunfo de Jin”.
-Se les informa a todos los empleados de Asahi TV, que dentro de quince minutos habrá una junta general de cada departamento, por favor, pasar a sus respectivos puestos para recibir indicaciones. Repito… -la voz melodiosa de una mujer los sacó de concentración, recordando que estaban en el elevador de la televisora y… ese aviso también quería decir que habría gente que detendría el ascensor para regresar a la sala de juntas del último piso.
Kame hizo un pequeño puchero de decepción y se alejó un poco de Jin. Lamentó no haber podido probar de nuevo los labios de su superior y que, cada que podían tener la oportunidad de un beso, algo o alguien los interrumpía. ¡¿Por qué?!
-Gomen, Kazu –dijo Jin dándole un beso en la comisura sus labios-. Si comienzo ahora, no me voy a detener después… -con dificultad, deshizo el abrazo de su cintura y le arregló el saco a Kame, quién continuaba con el puchero de enfado- ¿Qué?
-Yo quería un beso~ -contestó el menor aún mirándolo a los ojos decepcionado.
-No es seguro aquí. No te preocupes, después tendremos mucho tiempo –le aseguró acariciándole las mejillas.
-Demo~… -bajó un poco la mirada- nos iremos a la escuela y ahí no hay tiempo. Tienes toda la tarde saturada de clases y…
-¿Entonces te parece si te invito a cenar en mi departamento? –le levantó el rostro adorando la expresión tan tierna y de niño enfadado de su… ¿novio?
-¡¿En serio?! –de inmediato, su enfado se borró y se emocionó por poder tener la atención de Jin por varias horas después de la escuela.
-Sí. Te cocinaré algo. ¿Qué quieres cenar?
-¡Quiero croquetas de calamar! –dijo enseguida dando un pequeño saltito en su lugar.
-Tendrás qué ayudarme entonces, porque sino las quemaré. Siempre me pasa –sonrió enternecido por verlo tan emocionado y más que nada, por ese brinquito tan espontáneo. ¿Cómo podía decir Kame que no era tan lindo?
-Pero yo soy la visita~. No deberías ponerme a cocinar, senpai –se quejó Kame fingiendo que no quería hacerlo, cuando por dentro estaba ansioso de tener la experiencia juntos.
-Mmm… -Jin se quedó pensando por un momento. Quería hacer él mismo la comida, pero temía darle algo quemado.
-Bromeó, Jin… -sonrió colgándose de su cuello nuevamente- Claro que te ayudaré… Quiero que tú también comas algo que yo haga.
-Qué sexy suena eso, Kame-chan –le tomó la cintura, mirando los pisos, dándose cuenta que pronto llegarían a la planta baja-. It‟s time, sweety… We almost arrive –le susurró Jin al oído después de recargar su mentón en su hombro.
-Jin~… No hables en inglés~ -se aferró más a su cuello queriendo besarlo, pero se contuvo.
-I‟m sorry… but now I know you LOVE me speaking English, I guess you‟ll hear me more often –besó su hombro cerrando sus ojos. Solo cinco pisos más… Solo un poco más. Quería aprovechar ese tiempo a solas con Kame un poco más.
-Jin… -lo llamó sonrojándose, imaginando cómo sería besarlo mientras le hablaba en inglés-. No vuelvas a besar a Jefferson-sensei… -en seguida se sintió un poco amenazado por esa mujer, porque Jin siempre hablaba con ella en inglés y no le gustaba que lo hiciera. Con cualquier otra persona estaba bien, pero con esa mujer NO.
-¡Eh! –se separó de inmediato de Kame y lo miró muy asustado, como si hubiera sido descubierto siendo infiel- ¿De-de qué hablas? –se hizo el tonto, pensando que quizá lo habría adivinado.
-No te hagas el tonto… -hizo un puchero de celos- Te escuché hace unos días y esa mujer… Yo sé que no fue tu culpa pero… No dejarás que vuelva a besarte, ¿verdad? –lo miró preocupado porque el incidente pudiera repetirse, sabiendo de ante mano, que de enterarse que la situación se repetía, quizá lloraría más amargamente- No permitirás que se acerque tanto a ti de nuevo, ¿cierto? No me gusta que lo haga. No volverá a suceder, ¿ne?
-No, no ocurrirá –le tomó las manos y las besó preocupado porque Kame pudiera sentirse decepcionado de su poca voluntad en ese momento-. Lamento que hayas tenido qué enterarte, pero te juro… te aseguro, por el amor que te tengo, que no disfruté nada de ese beso y tampoco quise concederlo. Ella me tomó por sorpresa y…
-Lo sé. Maru me lo explicó –sonrió sonrojándose al sentir los labios de Jin en sus manos, deseando sentirlos de nuevo en sus labios-. Por eso no quiero que te le acerques… Sé que te llama la atención de alguna forma y…
-Yo no… -sentía que debía mentirle en eso, porque de aceptarlo podría herirlo y no quería hacerlo más.
-No me gusta porque me siento celoso de ella, Jin –la preocupación del menor era real, y más porque él mismo aceptaba que Melody era muy hermosa… No podía culpar a Jin, porque después de todo era hombre, pero cumpliría su promesa con Takako. No dejaría que una simple rubia le arrebatara a Jin.
-No tienes por qué… No me interesa para nada. No la menciones ni le tengas miedo y más a partir de ahora, que me has hecho pensar que no tengo razón para mirar a alguien más –le sonrió acariciándole las mejillas y también su nariz con la propia, para darle seguridad.
-¿En serio?~
-Sí… No pongas esa carita. No pasará nada, lo prometo –le soltó las mejillas y miró el contador. Ya estaban en el primer piso-. Y ahora… a trabajar, ¿ne?
-Hai –contestó mirando también el contador y poniéndose al lado de Jin. En seguida, “PB” se vio en la pantallita.
Antes de que las puertas se abrieran, Jin le dio un beso en la frente y Kame volteó ligeramente sonrojado, regalándole una risita divertida y de complicidad.
Bueno xikas que disfrtuen el akame!! miren que de este FIC deka muchisisisisismoo!!! ^u^ Enjoy!!
KOUHAI WO YUUWAKU SHIYO
(Voy a seducir a mi kouhai)
(Voy a seducir a mi kouhai)
Miró el tablón de horarios. Un nuevo curso de inglés y japonés se había abierto en la escuela. Lo que significaba que tenía más trabajo. Quizá debía decirle al Director que harían falta más profesores de japonés… e instalaciones más grandes.
Su atención se distrajo hacia los cuadros que rezaban “Akanishi”. Él no tenía clases sino hasta medio día. Ahora impartía sesiones con Asahi TV. El curso intensivo con Glico había terminado hacía apenas una semana y ya tenía otro para otra cadena importante de empresas. Sin duda, su superior era una persona que destacaba mucho… y eso le fascinaba de él.
En ese momento recordó su plática con Takako y se sonrojó de inmediato.
Había pasado una semana desde que arregló las cosas con Jin y ahora ambos estaban más tranquilos… mejor dicho, felices.
Sin duda, Takako le tenía mucha fe para encomendarle la felicidad de la persona que amaba, aunque seguía doliéndole el hecho de que ella aún lo quería y tenía qué dejarlo ir, pero se había prometido que por cada lágrima que Takako derramara, él haría sonreír a Jin diez veces más.
-¿Qué pasa, Kame-chan? ¿Aburrido? –preguntó Maru colocándose a su lado.
Él ya sabía las buenas nuevas, sobre todo de parte de Jin, porque lo había llamado emocionado esa misma noche cuando Kame le dijo que le daría una oportunidad… y aunque estaba cansado por el día intenso con Ueda, escuchó la historia desde el principio hasta el final, sintiéndose tranquilo de que Kame no le hubiera dado celos con Koki.
El menor negó con la cabeza sin quitarle la vista a los horarios.
-¿Estás bien? –el mayor se preocupó al verlo tan ido.
-Sí –fue lo único que dijo mientras observaba con más detenimiento los kanji del nombre de Jin… Era ridículo porque acababa de pensar que incluso eran atractivos.
-Akanishi-sensei is amazing, ne? He has another class out of school –comentó Melody mirando el tablón de horarios-. I wish he was my husband. I‟m very sure I would always find another reason to be in love with him –se llevó las manos al pecho y se imaginó emocionada siendo esposa de Jin.
-Sure. He is amazing –contestó Maru mirando de reojo a Kame, quién había bajado la cabeza haciendo un puchero de profundo enfado. Debía hacer algo para ayudarlo y que Melody dejara de decir esas cosas en frente de ambos-. But he has someone to love, and I think he really wants to get married with “her”… even if “she” made him suffer… -volteó un poco con Kame quién lo miró sorprendido por sus palabras y se sonrojó. Bajó la cabeza y se retiró del lugar, sintiendo una gran vergüenza por sus palabras.
-I‟m still thinking that is a waste –fue lo único que dijo la americana y se fue a su lugar a continuar trabajando.
Kame estaba sentado en su lugar, intentando calmarse por las palabras de Maru e intentando concentrarse en su trabajo. No podía evitar sonreír por la observación del mayor… De verdad estaba ilusionado y más después de que las cosas con Jin funcionaran tan bien. Debía aceptar que de vez en cuando, ambos se ponían a coquetear descaradamente pero… ninguno se detenía.
-¡Woa! Hoy te ves radiante, Kame-kun. ¿Pasó algo bueno? –preguntó Koki sentándose a su lado para comenzar a trabajar.
-¿Eh? Ah… sí, hubo algo… -asintió sonrojándose notoriamente.
-Ah… ¿novia nueva? –preguntó Koki muy interesado.
-Aún no lo sé… -se emocionó y no quiso voltear con su superior.
-¡Woa! ¡¡Felicidades!! ¡Por fin te veré brillar en todo tu esplendor entonces!
-Tanaka-sensei… -se encogió de hombros sintiéndose avergonzado de lo que estaba diciendo su superior, pero estaba en lo cierto, finalmente podía sonreír un poco menos apesadumbrado y más ilusionado de tener a Jin para él.
-Boun Giorno!! –saludó Jin mientras entraba en las oficinas cargando sus cosas.
-Good morning, boss! You‟re in a good mood in these days. I‟m glad! –dijo Machiko acercándose al lugar de Jin con unas hojas que necesitaba que firmara.
-Yes, I am –contestó Jin tomándolas.
-I was wondering… I‟m going to get married next year so… I wanted to tell you now and of course, to invite you –dijo Machiko llevando sus manos hacia atrás y meciéndose lentamente.
-Eh?! Really?! Congratulations, bambina!! –contestó Jin poniéndose de pie para darle un abrazo- Of course I‟ll go!
-You‟ll be pretty in your wedding dress –dijo Sonoda acercándose a la mesa.
-Arigatou!! –dijo Machiko emocionada por los ánimos que le daban sus superiores.
-Espero que seas muy feliz, Hiromiya-sensei –Kame se unión a las felicitaciones.
-¡Gracias! -se inclinó cuando todos comenzaron a felicitarla.
-¿Eso significa que tengo qué buscar una profesora nueva de inglés? –interrumpió el Director, que había salido de su oficina al escuchar el ajetreo de su personal.
-¡No, no! No pretendo tener hijos sino hasta más adelante. Quiero continuar enseñando, si es posible, aún después de tener hijos –asintió sonrojándose y sus demás compañeros de trabajo celebraron el que no tuviera qué irse.
-We must do a party, but just for women –dijo Melody emocionada.
Kame volteó el rostro e hizo muecas discretas para que su compañera de trabajo no lo descubriera, ni tampoco los demás. Ahora ya no podía siquiera escuchar su voz. ¡¡De verdad que le caía muy mal!!
Jin notó el incomodo de Kame y sonrió divertido por sus caras. Se veía lindo inconformándose por la idea, así que se acercó un poco a su oído para murmurarle, cuidando no ser indiscreto…
-Da gracias que no soy mujer y no tengo qué ir –Kame volteó de inmediato con Jin con una expresión que casi podía leerse como “Ni lo sueñes”, por lo que Jin tuvo qué contenerse la risa y el menor desvió la mirada para intentar escuchar la conversación de los demás profesores emocionados por la feliz noticia.
-Bueno, tendrás qué decirnos la fecha para hacerte una fiesta de parte de la escuela, y también estoy seguro que tus alumnos querrán saberlo –dijo el Director mientras los demás apoyaban la idea y Machiko les decía que no era necesario.
Después de todo el relajo de las felicitaciones, cada quién regresó a sus lugares para continuar trabajando. Mientras Jin guardaba unos libros en su portafolio, preparándose para irse a Asahi TV, Kame arreglaba las notas de una de las listas de las clases de inglés.
Miró el reloj que pronto marcaría las diez de la mañana. Ese día iba a almorzar con Maru, porque Jin regresaría hasta pasadas las tres de la tarde debido a que el edificio de la televisora se encontraba lejos.
Suspiró derrotado porque no podía hacer nada contra eso y volvió a la lista de notas que tenía en frente.
-Akanishi-sensei, ya tengo firmada la hoja que nos pidieron los de la televisora –el Director salió de su despacho con el sobre en la mano y Jin se acercó rápidamente para tomarlo.
-Jefe, quisiera pedirle algo –aprovechó para poner en práctica algo que tenía tramado desde hacía tiempo y que era más una excusa que de verdad una necesidad.
-¿Qué ocurre?
-Verá… -corrigió su garganta y se rascó la cabeza esperando que no fuera a negarle la petición- estos días que he estado con el personal de Asahi TV han sido muy duros para mí solo. Como es un grupo muy numeroso estoy perdiendo tiempo valioso y… No puedo hacerlo, es demasiado trabajo para una sola persona.
-Comprendo –el Director se llevó una mano al mentón y continuó escuchando.
En ese momento, Kame levantó la vista y observó a ambos superiores… ¿Sería posible que Jin estuviera… buscando una excusa para llevárselo a las clases de la empresa? ¡Nah! No era tan poco profesional, así que volvió la atención a su trabajo.
-No estoy diciendo que sea incapaz de continuar, sino que quisiera un poco de apoyo en las clases –agregó Jin tallándose las palmas de las manos en significado de nerviosismo.
Ok… quizá había sobreestimado a Jin y… lo peor de todo es que estaba sonriendo por entender las intenciones del mayor.
-¿Y quieres que un maestro te acompañe?
-Así es –se mordió el labio inferior, sabiendo que su jefe era un poco especial con ese tipo de peticiones, ya que prefería tener a su personal en las instalaciones que fuera.
-Entiendo –se quedó pensativo un momento y volvió la vista a Jin-. Veré a quién contrato, Akanishi-sensei. Me han llegado algunas solicitudes de trabajo últimamente y además, necesitamos uno o dos profesores más para satisfacer la demanda de clases de últimamente.
-Más que tener a un novato quisiera a alguien ya con experiencia, señor. Sobre todo porque es una empresa y las clases son intensivas –sí, claro… ¡Puras excusas! Pero él sabía cómo hablarle al Director para tener lo que quería y parecía que ésa no sería la excepción.
Kame dejó escapar una risita que amortiguó convirtiéndola en tos. No podía creer que Jin fuera tan… persuasivo. Recordaba que hacía dos días lo había convencido de quedarse platicando en un salón vacío, tan solo para tomarle la mano y acariciársela durante toda esa hora que tenían libre… Al principio Kame no quería, le parecía muy arriesgado pero… el mayor terminó por convencerlo, diciéndole que si escuchaban algún ruido tomarían sus distancias.
-En eso tienes razón… -el jefe se quedó pensativo de nuevo, acariciándose la barbilla- Bien, ¿a quién me estás pidiendo, Akanishi-sensei?
-A Kamenashi-sensei –contestó de inmediato permaneciendo serio, cosa que le costó mucho trabajo aún si había ganado en su propio juego, convenciendo a su jefe y sin que sospechara que todo estaba planeado para pasar el mayor tiempo posible con Kame.
El aludido se sorprendió de inmediato y levantó la mirada, sorprendido de que Jin lo dijera sin más ni menos.
Los demás profesores también voltearon, no porque estuvieran sorprendidos, sino porque algunas clases de Kame se cruzaban con las sesiones de Jin, además, eran clases extensas, no de una hora, lo que quería decir que tendrían qué cancelar muchas o bien, pasarlas a otro profesor.
-¡Espere un momento, Akanishi! –de inmediato protestó Koki poniéndose de pie.
-¿Qué pasa? –preguntó Jin sabiendo de ante mano que el Presidente de Japonés iba a quejarse, así que guardó la calma aún si quería espetarle que se callara.
-Kamenashi tiene clases muy importantes a esas horas, en especial hoy. No puedes solo decir “lo quiero” y ya. No es un objeto.
Maru alzó las cejas y mejor volvió a su trabajo. Ya se imaginaba cómo iba a quedar el campo de batalla si es que Koki llegaba a colmarle el plato a Jin.
-Bueno… se pueden cubrir los horarios de Kamenashi-sensei –dijo el Director con suma tranquilidad-. He dicho que quiero contratar más personal, así que mientras arreglo eso, me parece que Smith-sensei y Jefferson-sensei podrían encargarse de los pendientes de Kamenashi, ¿no le parece?
Los aludidos se miraron entre sí, pero no reprocharon nada, después de todo, conocían los grupos de Kame. No tendrían ningún inconveniente.
-¿Y qué hay de los cursos de japonés que cubre? Solo somos él y yo –insistió acercándose al dúo de hombres que estaban alterando toda su agenda.
-En ese caso le dejo la tarea de cambiar los horarios, Tanaka-sensei. Si los alumnos no tienen inconveniente en asistir otro día o a otra hora, entonces no habrá ningún problema… A menos que Kamenashi-sensei no quiera ayudar, ¿ne?
-¿Eh? –preguntó inmediatamente el menor siendo tomado por sorpresa.
Todos los ojos estaban puestos en él y no era que quisiera negarse, pero tampoco podía dejar a Koki solo con toda la carga de las clases aunque… el Director tenía razón en que podía cambiarlas y ya. No había ningún problema.
-Hai… -contestó asintiendo lentamente mientras que Koki movía la cabeza pensando que no podía ser cierto aquello. Entendía cada vez menos a su subordinado porque decía que ya no era amigo de Jin y… en cambio, se la pasaban todo el tiempo juntos. Ahora resultaba que prefería dar clases con Jin que continuar con las de japonés. ¡Era increíble!
-De cualquier modo, no todas las clases que tiene Kamenashi-sensei se cruzan con el horario de Akanishi-sensei –interrumpió Sonoda mirando la pizarra-. Solamente tres y todas pueden cambiarse para otro día en la semana. Los espacios que dejen, pueden ser rellenados con los nuevos cursos que se abran, ¿ne?
-It‟s a good idea –dijo Smith asintiendo.
-Sí, ya había pensado en esa posibilidad también –agregó Jin esperando que el Director no rechazara la idea.
Kame ladeó la cabeza sin poder evitar sonrojarse muy discretamente, porque se dio cuenta que Jin tenía todo planeado para poder llevárselo a la televisora. ¿Tanto lo quería a su lado? Y era evidente que para ellos era conveniente porque al menos en aquella empresa podrían estar a solas aunque… debía haber cámaras de seguridad.
-Además, hacemos un buen equipo –agregó Jin cruzándose de brazos mirando a Kame de reojo-. Cuando estuve enseñándole a dar clases, era muy cooperativo y en varias ocasiones le cedía el mando por unos minutos. Sabe tener control de una situación si se le encomienda. Me gusta trabajar con él –esbozó una sonrisa que a Kame le supo como si estuviera advirtiéndole que no iba a ceder hasta que le permitieran llevárselo.
-Sí, comprendo. Ustedes dos congenian muy bien aunque… sinceramente no sé qué pasó hacía unos meses que ni siquiera se hablaban –comentó el Director mientras que Jin no dejaba de mirar a Kame y viceversa-, pero me da gusto que hayan arreglado sus diferencias.
-Yo puedo cubrir la clase de las nueve de la mañana los viernes –dijo Machiko de inmediato-. Tengo muerta esa hora y mientras cambian el horario estoy disponible.
-Ahora arreglaremos eso, Hiromiya-sensei –dijo el Director asintiendo bastante complacido de que sus empleados cooperaran tan rápido.
-¿Entonces me lo puedo robar desde ahora? –bromeó Jin con el Director, quién se quedó pensando otro momento.
Kame bajó el rostro y tuvo qué voltear un poco la cabeza para que nadie notara que se había sonrojado indiscretamente, pero todo era culpa de Jin por mencionar esa palabra tan… atractiva para ambos. Sabía que lo había hecho a propósito… él era así. Siempre diciendo cosas imprudentes…
Jin estaba impaciente por tener sus sesiones en Asahi TV al lado de Kame y poder cortejarlo incluso en las clases, de la misma manera en que estaba haciéndolo ahora mismo, en frente de todos. Lo más gracioso es que ninguno se imaginaba que tenía una doble intención, tanto sus palabras como sus acciones.
-Si sientes que es urgente su presencia, entonces puede ser desde hoy, pero sino…
-Preferiría que fuera acostumbrándose ya al ambiente de las clases intensivas, jefe –dijo de inmediato, gozando con el rostro molesto de Koki, que estaba echando chispas porque Kame tenía una clase de dos horas de japonés después de que se fuera… ¡Oh, sí! La venganza era muy dulce…
-¿Lo dices por lo que me dijiste el otro día? –preguntó el Director comprendiendo la prisa de Jin… una prisa que era el disfraz del deseo de estar con Kame y salirse con la suya.
-Así es, señor –contestó Jin asintiendo con tranquilidad-. Creo que él tiene la posibilidad de dar cursos intensivos de inglés a parte de mí y Sonoda-sensei –miró al aludido que se sorprendió tanto que dejó caer las hojas que tenía en las manos.
-¡Kamenashi-sensei! –Machiko no pudo evitar reír y se acercó para ayudarle a levantarlas.
-Gomen! –Kame se inclinó a tomarlas aún sin poder creer lo que estaba escuchando. ¿Él? ¿Dando clases intensivas? ¡Eran muy bien pagadas!
-Pues ni hablar, Akanishi-sensei, yo confío en tu criterio –sonrió complacido de tener una mano derecha tan eficiente.
-Gracias, jefe –Jin se inclinó para agradecerle y de inmediato se fue a su sitio para continuar arreglando su portafolio antes de partir-. Kamenashi-sensei, nos iremos en cinco minutos.
-¿Eh?... Ah, hai! –contestó el menor guardando los papeles que dejó caer y buscó desesperadamente lo necesario para ayudar a Jin en las clases particulares pero… ¿qué debía llevarse? Su superior de seguro tenía todo lo necesario en el portafolio.
Koki miró a ambos con cierto recelo. Estaba de verdad molesto porque Jin pidiera a Kame y que el menor aceptara a irse en ese preciso momento, cuando había tantas cosas qué dejar listas. No podía saltar solo como conejo feliz y largarse… aunque estaba claro que si Jin lo deseaba, se hacía, pues el Director no objetó nada.
-Gracias por cubrirme –dijo Kame antes de salir de la oficina, cuando Jin ya se había ido a toda prisa porque un minuto más o menos, sería definitivo en llegar tarde.
-¡Aprende mucho, Kamenashi-sensei! –dijo Machiko agitando su mano.
Maru suspiró y movió la cabeza negativamente, pensando si de verdad Jin estaba haciendo eso porque en serio creía que Kame tenía aptitudes para ser profesor ejecutivo, o solo lo movía el
deseo de tenerlo cerca y hacer rabiar a Koki. Daba igual, se había salido con la suya y eso le provocaba gracia.
En segundos estuvieron en el ascensor. Kame aún estaba sorprendido por lo que acababa de suceder. Hacía unos minutos estaba lamentándose porque no podía comer con Jin… y ahora resultaba que iba a pasar las siguientes horas ayudando a su superior, lo que era equivalente a estar más tiempo a su lado.
No lo engañaba. Kame sabía perfectamente que lo hizo a propósito y Jin no podía negárselo debido a la gran sonrisa que tenía en el semblante, aquella que denotaba que había ganado una batalla con un rival muy difícil de vencer.
-Senpai… no sé si esto es ser profesional o no –comentó Kame un poco preocupado al momento en que las puertas se cerraron.
-¿Por qué no? No he mentido en ningún momento –dijo Jin encogiéndose de hombros.
-Sabes perfectamente que Hiromiya-sensei se merecía más el puesto que yo. Ella tiene más experiencia y ya da clases a nivel Avanzado, Jin –Kame de verdad se sentía emocionado pero no del todo contento porque sabía que el lugar se lo había ganado solo porque Jin lo quería a su lado, lo más cercano posible.
-¿Jin? –preguntó el mayor fascinado de escuchar su nombre sin sufijo. Acercó su rostro al de Kame mientras le acariciaba el mentón- ¿Acaso estás enojado?
-No es momento para que te alucines, senpai –contestó Kame desviando su mirada y sonrojándose un poco por la cercanía, pero eso no quería decir que no estuviera molesto.
-Creo que te haré enojar más seguido, para que me llames más por mi nombre.
-Senpai –se quejó el menor de nueva cuenta.
-Y también te ves tan bonito enojado –agregó sonriendo como bobo.
-Senpai –el tono de su voz se escuchó más serio y tuvo qué alejarse para que su superior recobrara la cordura.
-Está bien, está bien. Ya me callo –Jin le soltó el mentón y se recargó en la pared metálica, suponiendo que con cortejos solo lo haría enfadar de verdad y no le hablaría en todo el día.
-Hablo en serio, senpai… No quiero que hagas este tipo de cosas porque me hace sentir que tengo méritos que no merezco –él también se recargó contra la pared y pensó en que apenas llevaba cuatro meses en la escuela. No podía ser que ya fuera capaz o estuviera calificado para dar clases intensivas a empresas importantes.
-Pero te he dicho que no he mentido en nada –el timbre del ascensor se escuchó y se abrieron las puertas de inmediato.
-Estás loco. Yo no puedo dar clases intensivas –contestó el menor sintiéndose nervioso de solo pensarlo.
-¿Cómo estás tan seguro de eso? –Jin fue el primero en salir, cargando el pesado portafolio en el hombro y sin voltear a ver a su pupilo, mientras que el otro lo seguía muy de cerca.
-Porque no llevo ni seis meses enseñando aquí –Kame ni siquiera le contestó la despedida a la recepcionista que muy amablemente los saludó al verlos.
-Eso es relativo, Kame-chan –abrió la puerta principal de la escuela y esperó a que el menor saliera para soltarla y que se cerrara sola-. No te subestimes. Tienes todo para pararte en frente de un montón de empresarios que les da miedo el alfabeto inglés.
-No hables así –dijo Kame haciendo un puchero de inconformidad.
-Es la verdad –sacó las llaves de su automóvil y presionó el botón de la alarma, la cuál se escuchó a pocos metros.
El menor se detuvo a unos pasos. Hacía mucho tiempo que no se subía en él. La última vez fue cuando se enfermó y de ahí en fuera… nada más. No comprendía por qué se sentía tan nervioso por volver a montarlo.
-¿Qué pasa? –preguntó Jin mirándolo desde la portezuela del copiloto, abriéndola para que entrara.
-Ah, nada –negó con la cabeza y avanzó sintiéndose más tranquilo, olvidándose de los ridículos nervios.
Entró y Jin cerró la puerta. Rodeó el vehículo y recordó cuando Jin había hecho lo mismo la noche en qué se enfermó. Entonces no pudo evitar sonrojarse porque en ese entonces su superior
había sido muy atento. Incluso lo había cuidado en su casa, regresando muy tarde a su departamento cuando se aseguró de que estuvo mejor.
-Te digo la verdad –retomó la plática con seriedad cuando estuvo dentro y cerró la puerta-. No le dije mentiras al Director -se ajustó el cinturón y rápidamente puso el coche en marcha, saliendo a la calle para conducir hasta el otro extremo de Tokio-. Es cierto que quiero tenerte cerca, pero también quiero que recuperes tu lugar en la escuela. Perdiste tu puesto porque estuviste pensando en otras cosas, así que quiero que lo recuperes de alguna manera, Kame-chan. Si ganas más experiencia de otras formas, quizá y hasta podrías quitárselo a Sonoda-sensei.
-¿Eh? Pero no estoy buscando eso, senpai –Kame no quería estar arrebatando lugares que sus compañeros se habían esforzado en tener.
-Perdón, no quise decirlo así. Me refiero a que tienes qué ascender, ¿o quieres quedarte siempre en el mismo lugar, siendo un subordinado? –cuestionó conduciendo con precaución pero poniéndole especial atención a Kame.
-… No –contestó el menor bajando un poco la cabeza, sintiéndose un poco incómodo de verse en un futuro siguiendo las órdenes de Koki… aunque de Jin no le molestaba mucho.
-Entonces confía en mí –acercó su mano sin despegar la mirada del camino, acariciándole una mejilla, haciéndolo sonrojar-. No lo hago solo por capricho.
-Gracias, Jin –dijo escondiendo sus labios y sin poder evitar sonreír.
En aproximadamente una hora llegaron a su destino, donde se alzó el edificio medio circular de Asahi TV, junto con la escultura que parecía más un wobophet de Pokemon. Kame nunca supo qué era esa escultura y tampoco era que le interesara demasiado.
Jin también se bajó del automóvil y puso la alarma cuando cerró su puerta. Se acercó a Kame que caminó unos pasos sobre la explanada de la televisora, varios metros antes de la entrada.
-Vamos o llegaremos tarde. Todavía tenemos qué subir todos esos pisos porque la sala de juntas está en el último –dijo Jin colgándose el portafolio nuevamente al hombro.
-Ah, ¿no quieres que te ayude? –preguntó Kame siguiéndolo de inmediato.
-Estoy bien. Soy fuerte –contestó volteando con él y alzando los brazos imitando a un físico culturista que presumía sus músculos.
-¿Pero no está muy pesado? –sabía que si cargaba de más, seguramente padecería de algún dolor intenso en la columna o la espalda.
-Nada que un profesor de inglés no pueda llevar –comentario del cuál Kame soltó una ligera risita, haciendo sentir a Jin satisfecho.
-¿Qué tan grande es el grupo de gente, senpai? –preguntó Kame entrando después de que las puertas corredizas se hicieron a un lado para dejarlos pasar.
-Son diez interesantes empresarios –de inmediato mostró una postura más adecuada, como si también fuera una parte más de la empresa, caminando con suficiencia por el gran recibidor de la televisora-. Escuche, Kamenashi-sensei –lo llamó Jin cambiando también su tono de voz por uno más dominante-, esto no es como las clases en la escuela. Los cursos intensivos son muy diferentes a los que usted da a alumnos de escasos veinte años –Kame le siguió el paso con dificultad, pues su superior daba zancadas muy grandes-. Primera regla para cuando trabajes en un lugar como este…
El menor ladeó la cabeza al llegar a la recepción, sin poder quitarle la vista de encima.
-Buenos días, señor. ¿En qué puedo ayudarle? –preguntó la secretaria haciendo una reverencia muy solemne.
-Mi nombre es Akanishi Jin. Soy el profesor de inglés –se anunció con acento fuerte y firme, casi como si estuviera ordenándole a la mujer.
-Seguro, señor. Los ejecutivos ya están esperándolo en la sala de juntas. Ha llegado impresionantemente puntual, sensei –adhirió la mujer con una sonrisa de “buenas relaciones”.
-¿Por el ascensor? –preguntó después de responderle con una reverencia y Kame lo imitó.
-Así es, sensei. Lo anunciaré enseguida –la chica volteó con Kame observándolo como si fuera otra persona independiente de Jin-. ¿Quién es el caballero que lo acompaña?
-Kamenashi-sensei. Va a asistirme en las clases –contestó Jin.
Kame se inclinó para saludar y la secretaria volvió a hacerlo con sumo cuidado, sonriéndole también, ahora como si fuera parte de la empresa.
-Pasen, por favor. Los anunciaré en un momento con el gerente –la secretaria les indicó el camino de la derecha y ambos profesores volvieron a inclinarse para dar las gracias y se fueron en la dirección indicada.
-Tiene qué caminar como si fuera parte de la empresa, casi debe qué fingir que es parte de éste círculo, aunque le haga sentir incómodo –agregó Jin cuando llegaron al ascensor. Había varias personas ya esperando, los cuáles los vieron y voltearon la mirada ocupados en sus propios asuntos
-Pero… -el elevador se abrió y Jin tomó a Kame de la muñeca para adentrarlo antes de que los demás empresarios lo hicieran. Se apretaron contra la parte trasera del lujoso elevador de cristales, y permanecieron quietos hasta que uno a uno, los hombres de traje fueron desocupando el aparato conforme se iba deteniendo en los demás pisos.
-Sino muestra una cara y conducta de que es una persona seria, estricta y determinada, entonces lo comerán en un sitio como este –las puertas del ascensor se cerraron y ahora podían hablar con tranquilidad. Jin debía darle los consejos necesarios, porque impartir clases a un montón de hombres de traje no era lo mismo que enseñar a chicos con uniforme.
-¿Por qué, senpai? Son gente educada y refinada, ¿cierto? –Kame ladeó la cabeza desconcertado.
-Sí, lo son –contestó el mayor mirando su reloj de muñeca: en poco tiempo daría la hora indicada-, pero solo es una fachada, Kamenashi-sensei. Son personas que están acostumbradas a siempre tener la razón. Como son las cabezas de toda una empresa, suelen ser déspotas, engreídos y sobre todo, siempre irán en tu contra si vas a corregirles algo. Al menos eso he podido darme cuenta con este grupo. En Glico llegué a llevarme bien –comentó mirando el contador de pisos.
-¿Eh?... –él no había trabajado nunca con gente así, por lo que se sintió nervioso, pues le había costado mucho trabajo dominar a los estudiantes del institutito.
-No debes doblarte si alguno te ofende de alguna manera indirecta. Suelen hacerlo. Son astutos, Kamenashi-sensei. Si te dijera cuántas veces me han llamado “estúpido profesor”, no me lo creerías –Jin esbozó una sonrisa recordando las últimas veces que había tenido qué soportar a gente déspota.
-Pero no deben hacer eso –insistió Kame sin comprender por qué había gente así.
-Tienes razón pero… -volteó y quiso tomarle las mejillas para darle una dulce caricia, pero no estaba seguro si había cámaras de seguridad en ese ascensor. Suponía que sí- Kame, quiero que estés atento en las clases, por favor… Si llegan a faltarte al respeto, no voy a tolerarlo –discretamente, le tomó la mano acercándose, escondiendo la caricia detrás de sus piernas.
-Senpai… No me digas esas cosas… -desvió la mirada, bajando la cabeza también y sonrojándose, pues el tono empleado por su superior había sido tan suave y gentil, que no podía evitar sentir que era afortunado de tener a alguien que lo cuidara de esa manera.
-Quiero que te cuides, ¿entiendes? –pidió de nueva cuenta haciendo aún más dulce su tono.
-Hai… -asintió aún sintiéndose muy feliz como para poder mirarlo a los ojos y se soltó de la mano de Jin sin ser muy brusco, queriendo hacerle saber que comprendía perfectamente sus consejos.
-Ya hemos llegado –Jin volvió a consultar su reloj: estaban muy a tiempo. Su puntualidad le daba un plus a la felicidad que sentía de ver que sus cortejos gustaban a Kame. No dudaba que en poco podría besarlo sin que lo retirara pidiéndole que no fueran tan rápido (porque ya había pasado anteriormente. Es que no podía pedirle que se estuviera quieto cuando era tan lindo).
Kame apretó los labios cuando el timbre del ascensor se escuchó y las puertas se abrieron. Pudo ver un pasillo arreglado con pinturas y una alfombra gris, también emanaba un discreto olor a pino y había plantas acomodadas a lo largo del mismo.
En cuestión de segundos, algunos empleados comenzaron a abarrotarse en frente de la puerta y Jin tomó a Kame de la muñeca para sacarlo de aquel lugar, de otro modo, volverían a quedar atrapados entre los empleados y no habría forma de volver a subir sino hasta que pudieran llegar a los botones nuevamente.
No supo cómo, sino hasta que vio hacia atrás: el ascensor se alejaba conforme ellos avanzaban por el largo pasillo principal. El menor pensó que era una verdadera odisea trabajar en un lugar tan grande y se preguntó cómo era que Jin había logrado sobrevivir.
-Recuerde, Kamenashi-sensei. Le dije que estuviera alerta –dijo Jin que ya no tiraba de su mano.
-Hai –siguió a su senpai frunciendo la boca debido a los nervios y además, porque odiaba que Jin le hablara en formal. Estaba tan acostumbrado al informal entre ellos que le parecía a veces muy triste tener qué tratarse con el debido respeto.
Jin dobló en otro pasillo antes de llegar al final del mismo y Kame lo siguió apresuradamente. Después, el mayor se detuvo en frente de una pared y miró hacia arriba, cosa que desconcertó a su pupilo. Se quedó detrás de él con una ceja alzada y espero.
De pronto, Jin volteó con Kame y tiró de su muñeca con rapidez después de mirar a todos lados. Le tomó las mejillas con dulzura y antes de que Kame pudiera reaccionar, Jin le había dado un dulce beso en la frente para después acariciar su rostro con sus pulgares.
-Ganbatte ne –dijo con tono tierno y una sonrisa que por poco hace que Kame se lance a su cuello para abrazarlo, pero en vez de eso, se alejó con rapidez e intentó borrar le rubor de sus mejillas.
-No hagas esto, senpai. Es muy peligroso aquí –dijo el menor mirando a todos lados.
-Me sé los puntos muertos de las cámaras, Kame-chan –le dijo en voz baja y apuntó arriba suyo: había un aparato que se movía de lado a lado pero no hacia abajo, entonces, era evidente que no podía grabar en esa dirección.
-De todos modos es peligroso, senpai –sonrió el menor halagado de que pensara en todos los pequeños detalles para poder darle un beso de buena suerte.
-¿Me vas a decir que no te gustó? –Jin se acercó y Kame volvió a retroceder para sentirse seguro de sus propios sentimientos.
-No he dicho tal cosa… -aseguró sin siquiera mirarlo.
-Te lo dije, ¿recuerdas? Vas a estar caminando de mi mano en poco tiempo, y no es que sea engreído, es que te quiero a mí lado y solo conmigo. Vas a ser mío.
Ésta vez, Kame tuvo qué mirarlo para creer al cien porciento que lo que había dicho, había salido de la boca Jin. Era evidente, porque el mayor tenía una sonrisa tan segura que tuvo qué volver a desviar su mirada para apaciguar el constante palpitar de su corazón.
-Te-tengo qué ir a… -necesitaba agua fría a su cara o de otro modo no podría concentrarse en las clases.
-No hay tiempo para eso, Kame-chan –dijo Jin caminando por el pasillo hacia un portón negro.
-Demo…! –lo siguió presuroso e intentando calmarse- Necesito ir porque… -miró a Jin con súplica pero su superior estaba observando la puerta sin quitarle los ojos de encima- Tú tendrás la culpa si me distraigo… No debiste ponerme nervioso…
-¿Y tú crees que me siento precisamente tranquilo teniéndote a mi lado? –lo cuestionó frunciendo la boca, pero manteniendo la vista al frente.
-No lo demuestras… -hizo un puchero de indignación y le volteó el rostro.
-Otra cosa que debes controlar, Kame: tus nervios –llegaron al frente del portón y vio una pequeña recepción al lado.
-Bienvenido, Akanishi-sensei, Kamenashi-sensei –saludó la secretaria inclinándose de inmediato y dirigiéndose al portón, tomando la manija de metal-. Los ejecutivos ya los esperan. Permítanme anunciarlos.
-Gracias –dijeron ambos de inmediato, uno muy seguro y el otro temblándole la voz.
-Kamenashi-sensei… pon en práctica lo que te he dicho… -murmuró Jin cuando la mujer entró en la sala.
-Sumimasen, senpai –se disculpó Kame intentando borrar las anteriores palabras de Jin sobre quererlo solo y para él.
-Adelante, por favor –dijo la mujer al regresar con ellos.
Jin fue el primero en dar el paso y Kame detrás suyo. Ambos volvieron a agradecer a la secretaria, quién se metió también a la sesión de inglés, como lo había hecho desde el primer día.
Cuando la clase comenzó, lo primero que hizo Jin fue presentar a Kame. Ya antes había hablado con los ejecutivos de tener a otro profesor dentro de la sala y no se habían opuesto: decían que habiendo dos las clases irían más rápido y se agilizaría el aprendizaje al momento de tener una duda individual. Y claro que el menor iba a tener un sueldo también.
Dejando de lado las formalidades, y después de que la secretaria repartiera las tazas de café, pusiera en el centro las galletas y diera una botella de agua a Kame y Jin, la sesión dio inicio.
El menor ya había visto a Jin dar clases, pero nunca intensivas. Nunca se imaginó a sí mismo yendo al mismo ritmo que Jin, explicando y haciendo que la clase entendiera perfectamente bien aún si iba a la velocidad del rayo con algunos temas y puntos a tomar en cuenta.
El trabajo de Kame consistía, principalmente, en pasar por los lugares y verificar que cada uno de los ejecutivos estuviera entendiendo bien lo dicho por Jin, y en caso de presentarse alguna duda, él tenía qué explicarla de forma rápida, concisa y fácil para que no se atrasaran y poder seguir al paso de Jin.
Había cosas que no comprendía muy bien, porque apenas estaba dando clases a nivel básico en la escuela. Claro que las sabía porque las aplicaba al momento de hablar, pero como nunca las había dado en una clase, hubo detalles que le tomó más tiempo explicar… y eso comenzaba a ponerlo un poco nervioso.
La sesión duraba alrededor de dos o dos horas y media, todo dependía del grupo, es decir, de qué tan bien entendido quedaba todo. Normalmente, Jin tardaba lo necesario: dos horas. Se extendía más cuando había demasiadas dudas, y esperaba que estando Kame ayudándolo, esas dos horas disminuyeran a quince minutos menos, pero se equivocó. Debido a la poca experiencia del menor, estaban tardando un poco más de lo esperado.
No obstante, ninguno de los empresarios se quejó, pero tampoco podía vérseles demasiado satisfechos con el desempeño del novato.
Al darles un receso de veinte minutos, donde los hombres de negocios salieron por un momento de la sala de juntas para estirar las piernas, Kame por fin se sintió un poco más libre, menos tenso y relajó sus hombros. Era demasiada presión. Se preguntaba si Jin trabajaba así a menudo.
-¿Cansado? –preguntó el mayor extendiéndole la botella de agua.
El menor movió la cabeza en forma negativa y aceptó el ofrecimiento, destapándola para beber un poco, pues repentinamente sentía mucha sed.
-Es difícil seguirte el paso, senpai. Vas muy rápido –contestó Kame sonriendo avergonzado.
-Es cuestión de que te acostumbres –dijo Jin sintiendo un poco de pena por él. Quiso disculparse, pero no podía hacerlo porque ese era más o menos el ritmo que debía seguir si quería dar clases intensivas-. Y eso que no has trabajado con el Director. Es aún más loco que yo –agregó tomando el borrador para pizarrón blanco y pasándolo por todos los apuntes dejados en la primera parte de la sesión.
-No quiero ni imaginarlo –tomó un poco de agua y miró la letra en romaji de Jin. A veces era difícil entender lo que decía debido a la velocidad con la que escribía.
-Yo aprendí de él –comentó dejando el borrador de lado y tomando la botella de Kame-. Fue muy difícil si quieres saberlo.
-Me lo imagino –lo vio beber agua y se preguntó si Jin tuvo los mismos problemas que él la primera clase… pero seguramente no porque… bueno, porque Jin era un maestro ejemplar. Un genio para los idiomas. No cualquiera era políglota.
-Ups! –dijo Jin tapándose la boca y mirando la botella de agua.
-¿Qué? –preguntó el menor saliendo de sus pensamientos.
-Besé indirectamente a Kame-chan… Gomen ne~ -pero por la sonrisa y el tono de voz empleado, Kame supo que no estaba del todo arrepentido y que lo había hecho a propósito.
-Baka –era la primera vez que se atrevía a insultarlo, pero estaba bromeando.
-Ahhh~… ¿Ya tenemos más confianza, Kame-chan? –preguntó Jin alzando una ceja, pero por dentro ese “baka” lo hacía feliz.
-Lo siento, senpai –bajó la cabeza avergonzado por haberlo ofendido, después de todo, continuaban en horas de trabajo y Jin no dejaba de ser su superior, aún si hacía muchas cosas tontas que ameritaban que le llamara “tonto”.
-Solo ten cuidado que nadie en la escuela ni aquí te escuche decirme eso –cerró la botellita y la dejó en la silla que tenían a un lado-. No quiero que te reprendan.
-Deberías estar más preocupado porque alguien más te falte al respeto, senpai –dijo Kame levantando un poco la mirada.
-A mí solo me preocupa tener tu atención y que estés bien –sonrió sin poder evitar acariciarle el mentón.
-Ya~… Vas a provocar que no me concentre en la segunda parte de la sesión y eso que lo logré en la primera –Kame se alejó sonriente, pues le encantaban las caricias de Jin, pero a menudo se preguntaba si debía permitirlo o no… después de todo eran “amigos” y no debía haber ese tipo de toqueteo.
-Eso debería hacerme sentir culpable, pero saber que te pongo nervioso me hace continuar mimándote.
-Senpai, los amigos no se coquetean –le dijo con una sonrisa avergonzada.
-Yo soy más que un amigo para ti, Kame-chan. El título tú se lo pusiste pero… sabes que yo te quiero –le acarició la mano con discreción y el menor lo miró sintiendo algo diferente en su pecho.
Aún si estaba emocionado por las palabras de Jin, había algo que lo hizo recordarse a sí mismo con Yoko.
-Jin…
-¿Dime? –preguntó el mayor desconcertado por ver la carita de Kame con una expresión diferente. Era como si sus palabras le hubieran hecho algún tipo de daño.
-No hables de nosotros como si fuéramos un free –pidió alejándose después de decir esas palabras.
-¿Eh? ¡Espe…! –pero guardó silencio cuando vio que los empresarios volvía a la sala, sonriendo y conversando sobre algún tema que ambos profesores de inglés desconocían.
Kame se quedó en un extremo de la mesa, con una carita de tristeza que hizo sentir a Jin como un idiota. A veces sentía que iba un paso adelante… pero después, cometía un error y no podía evitar sentir miedo por dar dos hacia atrás, de no estarlo cortejándolo sino hiriéndolo más. Y eso le desconcertaba, porque él buscaba cuidarlo, no ofenderlo ni dañarlo.
Y con esa sensación de decepción de su parte, continuó la sesión con un poco menos de ánimo pero con el mismo tono firme de siempre. Quería mandar al demonio las clases y tomar a Kame de la mano para hablar en privado, pero no podía comportarse como un adolescente desesperado.
Por su parte, Kame se sentía como un tonto por haberle dicho eso, porque después de todo era verdad: ambos eran amigos con derecho porque se la pasaban coqueteándose todo el tiempo. Él haciéndose el lindo, dándole roces, provocándolo a estar solos para hablar de cualquier cosa o simplemente para mirarse (aunque cuando pasaba eso, Kame no podía evitar sentirse nervioso y alejarse un poco porque sino se lanzaría a sus brazos o le pediría que lo besara y… aún no quería que dieran ese paso. Quería hacerlo sentir más impaciente). Mientras que Jin, buscaba los momentos más adecuados para estar solos, le tomaba la mano con tanta delicadeza y discreción que el menor no podía negarse, le decía cosas lindas que lo hacían volar de inmediato, lo mimaba, acariciaba… tenía una facilidad enorme para hacerlo sonrojar y sonreír que le daba miedo. Prácticamente, a veces pensaba que Jin tenía mucho poder sobre él, y no sabía si eso era bueno o malo, pero disfrutaba mucho cuando lo abrazaba, diciéndole que solo eran “coincidencias”. ¡Y qué decir cuando Jin por poco lo besaba!
Si eso no era ser amigos con derecho, es decir, un free, entonces no sabía qué diablos eran. Novios no porque él pedía aún más tiempo…
-Si tiene alguna duda, no se detenga a aclararla. Su inglés será mejor si pregunta todo lo que le venga a la mente –dijo Jin a una mujer que se había acercado a despejar una duda, la cuál había consultado con Kame, pero de nueva cuenta, no comprendió.
-Gracias, sensei –dijo la mujer inclinándose y cerrando su recopilador para regresar a su lugar y tomas sus cosas.
El menor no se dio cuenta cuando la clase terminó por andar cavilando sobre el asunto, y cuando la sala de juntas se despejó por completo, quedó a solas con Jin nuevamente… pero en ésta ocasión no se sentía emocionado, sino preocupado por lo que el mayor pudiera decirle del asunto, porque era obvio que quería hablarlo.
-Kame…
-Tengo clases en el Instituto, senpai. Vámonos ya –dijo de inmediato para evitarlo. Se sentía tan idiota con Jin que por el momento no podía siquiera disculparse.
-… Sí, tienes razón. Es hora de irnos –dijo preocupado por no poder arreglar las cosas enseguida, y por la mirada de Kame, sentía que tendría qué pasar más que solo minutos para poder hablar.
Ambos tomaron sus cosas y salieron de la sala de juntas, siguiendo a sus alumnos-adultos que hablaban ahora sobre los deberes que debían atender en la televisora. Parecía como si fueran unos locos que habían perdido los estribos debido a los raitings de sus programas.
Sin embargo, si fuera por Jin, ellos podían arrancarse los cabellos si tanto querían. Él estaba más preocupado por otra cosa y no era precisamente la novela de las diez de la noche. Miró de reojo a Kame que continuaba caminando a su lado, con su portafolio al hombro y distraído. Era obvio que pensaba en lo que ocurrido hacía una hora.
Se dijo que cómo podía ser tan idiota de haber echado todo a perder, cuando hacía unas horas, Kame le dijo que estaba tan nervioso que no podía concentrarse para la clase. No tenía idea de lo feliz que había sido escuchándolo… y se estaba privando de muchas cosas.
-Sensei, adelante –dijo uno de los empresarios que impidió que las puertas del ascensor se cerraran-. Todavía ha espacio para ambos.
-Primero ustedes –dijo Jin con una sonrisa-. No es seguro que el elevador vaya tan cargado.
Ninguno reprochó y se despidieron del profesor, agradeciendo la clase y esperando la próxima. Ambos respondieron inclinándose y fue todo. Las puertas se cerraron y no hubo nada más que hacer. La secretaria también bajó con sus superiores, pues no había nada más que hacer ahí porque no había reuniones futuras ese día. El piso se había quedado solo, con Kame y Jin.
-Kame-chan… -no iba a perder el tiempo. Tampoco iba a permitir que Kame diera clases en el instituto estando triste. ¡No, señor! Ya lo había pasado antes y no volvería a suceder. De su cuenta corría que Kame no estuviera de nuevo triste en esos pasillos.
-Hace días que estoy pensando… -lo interrumpió Kame sin poder mirarlo- ¿por qué ya no me llamas “Kazu”? –en ésta ocasión sí se animó a mirarlo, pero lo hizo con tanta timidez y vergüenza que Jin quiso abrazarlo para protegerlo de esos sentimientos.
-Pe-pensé que si lo hacías ibas a… sentirte presionado. No quería eso –contestó Jin preocupado.
-Me gustaba cuando me decías “Kazu-chan”…
-Yo… -quiso enmendar de inmediato el haber pasado por alto ese detalle, pero Kame no lo dejó continuar.
-Lo siento –dijo por fin bajando la cabeza formando un puchero de vergüenza-. No debí enfadarme hace rato… Después de todo, eso somos, ¿cierto? Un… free… -Jin iba a abrir la boca, molesto por las palabras de la persona que quería- Pero… no me hace sentir tan mal, quiero decir… No me importa ser eso, tu novio, tu amante… lo que sea, porque… yo solo quiero estar contigo –se sonrojó tanto que esperaba que su cabello le cubriera el rostro.
-Kazu… -Jin suspiró al escucharlo hablar de esa manera y recordó lo que él mismo le había dicho a Maru: que no le importaba ser solo amigo de Kame, porque solo quería estar a su lado.
-Tú no has hecho nada, Jin… De hecho me tratas muy bien y me gusta. Aún si me haces sentir nervioso, eso me gusta… No haces nada mal, Jin… Creo que, yo soy el único acomplejado aquí y…
-Basta –lo interrumpió tapándole la boca con su mano y haciéndolo voltear completamente-. Es suficiente. No quiero escuchar más.
Los ojos de Kame reflejaron tal angustia y preocupación, casi una expresión de autocompasión que el mayor sintió la necesidad de abrazarlo, de protegerlo, de regañarse así mismo y autocalificarse como una persona poco comprensiva.
Alargó la mano que tenía libre para presionar el botón del ascensor y no dijo nada más.
-¿Senpai? –lo llamó después de que Jin retirara su mano.
-Kazu, no eres ningún tonto si es lo que intentabas decir –respondió Jin esperando a que la puerta se abriera-. Es normal que sientas miedo por lo que piensas, pero quiero que sepas que yo no te tomo a la ligera como lo hizo aquella mujer –apretó los puños y se aguantó de lanzar su ira con cualquier cosa que tuviera en frente-. Solo sé que eres la persona que quiero a mi lado, y no me importa el tipo de título que tengamos –se abrieron las puertas dejando escapar un discreto sonido de deslizamiento y ofreciendo la panorámica por medio de sus paredes de cristal-. Puedes ponerle el que tú quieras, ten por seguro que yo seguiré pensando igual sobre ti –finalizado esto, entró al ascensor, esperando a Kame dentro.
-Senpai… -Jin no podía hablarle de ese modo. Lo hacía sentir tremendamente conmovido, amado y sobre todo, olvidaba todos sus miedos con respecto a la relación que pudiera florecer al lado de su superior.
“No te preocupes. Encontrarás a alguien. No te desesperes…”
Jin mismo le había dicho esas palabras y curiosamente, encontró a la persona que esperaba. Aquel que lo quisiera incondicionalmente, sin importar qué tipo de relación llevaran, pero evidentemente, manteniendo el respeto a sus sentimientos.
La felicidad que sentía en ese momento, era imposible expresarla con una sonrisa, pero todo su cuerpo podía sentir la emoción. El corazón le exigía que hiciera algo, que respondiera a tan linda declaración de su senpai.
-¡Jin! –se apresuró a entrar en el elevador, y sorprendiendo al otro, se tiró a sus brazos para abrazarlo por la espalda y recargar su mejilla en su brazo, sonrojándose por las recientes palabras y los sentimientos que tenía para él. En su vida se había sentido tan nervioso y feliz al mismo tiempo.
Su senpai no dijo nada y respondió el abrazo tan rápidamente como pudo, presionando el cuerpo de Kame gentilmente contra el suyo, sintiendo la necesidad de cuidarlo, hacerlo entender que de verdad lo quería a su lado sin importar cómo fuera.
-Arigatou… -fue lo único que Kame fue capaz de decir al sentir que se le iba la voz debido a su emoción.
-¿Eh? –Jin tuvo qué retirarlo un poco de su regazo, aún sino quería hacerlo- ¿Qué quieres decir? –le tomó el rostro con ambas manos y le acarició las mejillas, preocupado por la expresión de angustia que tenía su pequeño Kame.
-Tú sí has sido capaz de quererme… de la misma forma en que yo te quiero y espero que me respondas –le sonrió sin poder evitar observar su rostro con detenimiento-. No me ves solo como alguien lindo, sino que amas esa parte de mí. Me quieres a tu lado como tu pareja, correspondes a lo que siento por ti y… me haces sentir… tan… bien… Jin…
-No llores… -pidió cuando se dio cuenta que una lágrima fugitiva salía de los ojos del menor. La limpió con su pulgar y besó aquel recorrido en su mejilla- Ya no llores… No quiero verte hacerlo más. Cálmate…
-No estoy triste –continuó sonriendo, juntando su frente con los labios de Jin-. Gracias por hacerme sentir tan querido, Jin… Gracias, porque contigo sí me siento feliz…
-Kazu-chan… -no pudo hacer más que mirarlo de reojo pues no quería moverse debido a que parecía que Kame estaba muy a gusto en esa posición.
-Jin… Te quiero… -se separó un poco para poder mirarlo a los ojos, diciéndole esas dos últimas palabras, observando su expresión.
Jin no pudo hacer más que sonreír y besarle muy delicadamente la frente, tomándole los brazos y juntando su nariz con la de Kame, quién cerró los ojos queriendo sentir los mimos de Jin estando más aislado de todo su alrededor. Le besó cada uno de sus ojos, volviendo con su nariz y acariciándole las mejillas con la misma.
Se mordió el labio inferior, saboreándose los de Kame, los cuáles estaban a su disposición, ligeramente abiertos, casi gritándole que los besara y no estuviera perdiendo el tiempo con las demás partes de su cuerpo. Aquellos que parecían tan suaves… rosados… los que esbozaban un pequeño puchero… los que hacían las muecas que tanto adoraba verle, por fin estaban dispuestos a dejarse hacer lo que fuera por los de Jin… Era como si, en ese momento, los labios de ambos tuvieran vida propia, esperando unirse en medio de una aceptación entre sí, declarándose los unos a los otros, en un juego dulce del “acepto”.
Sintió sus mejillas rojas cuando escuchó a Kame liberar un suspiro, que más parecía ser un gemido de impaciencia, acompañado de su nombre. No estaba seguro si lo hacía porque quería que lo besara o solo porque estaba disfrutando de la cercanía. No quería equivocarse y asustarlo de nuevo pero…
Llevó su mano a la cintura de Kame para atraerlo por la misma y debido a eso, Kame abrió ligeramente sus ojos, encontrándose con los de Jin demasiado cerca, lo que provocó que sus mejillas se encendieran con el color carmín que a Jin le encantaba ver.
-Eres tan lindo cuando te sonrojas… -le sonrió con galantería, esperando a que hiciera un puchero, y lo consiguió, agregando un poco más de color a su rostro, lo cuál amó.
-No me molesta que tú me digas que soy lindo. Puedes decírmelo todo el tiempo y no me canso –se atrevió a poner sus manos a la altura de los hombros de Jin y dejarlas ahí, sintiéndose nervioso por el contacto de su cuerpo con el de su superior.
-También tu voz es tan linda… Tus ojos… tu nariz… tus mejillas… tu frente… tu cabello… tus labios… -a medida que le daba más halagos, Jin observaba con suma satisfacción, que el rostro de Kame cambiaba de una sonrisa a una expresión de completo nerviosismo.
-No soy tan, tan lindo –contestó bajando un poco su mirada, sonrojándose completamente.
-Claro que lo eres –sonrió dándole un dulce beso en una de sus mejillas, haciéndolo cerrar los ojos en el tiempo que duró.
-Senpai… -lo llamó aferrándose un poco a su ropa.
-¿Mmm?
-Si te parecen tan lindos mis labios… -se enfocó en los de Jin, sintiendo una necesidad enorme de que estuvieran juntos, viviendo de nuevo la sensación de besarse, pero ésta vez, sin ningún remordimiento.
El mayor escuchó atentamente. Sabía lo que iba a pedirle pero quería esperar hasta escucharlo. Necesitaba ver de sus labios, que quería besarlo… Sería un plus para su inspiración, para darle el más dulce beso que se le ocurriera, porque Kame lo valía.
-¿Por qué no me besas? –para calmar sus ansias, Kame tuvo qué rodear por completo el cuello de Jin y así sentirlo más cerca, pero eso no apaciguaba el querer besarlo de inmediato.
-¿Puedo? –preguntó soñadoramente, sonriéndole encantado con la petición.
-Sí… -asintió, descubriendo que Jin también era… No, Jin no era lindo. Él era… tan atractivo que lo hacía sentirse nervioso de verlo tan cerca.
-Itadakimasu~ -dijo sonriente antes de acercarse más a los labios de su pupilo.
-Baka… -respondió el menor sonriendo y dejando escapar una ligera risita ante “el grito de triunfo de Jin”.
-Se les informa a todos los empleados de Asahi TV, que dentro de quince minutos habrá una junta general de cada departamento, por favor, pasar a sus respectivos puestos para recibir indicaciones. Repito… -la voz melodiosa de una mujer los sacó de concentración, recordando que estaban en el elevador de la televisora y… ese aviso también quería decir que habría gente que detendría el ascensor para regresar a la sala de juntas del último piso.
Kame hizo un pequeño puchero de decepción y se alejó un poco de Jin. Lamentó no haber podido probar de nuevo los labios de su superior y que, cada que podían tener la oportunidad de un beso, algo o alguien los interrumpía. ¡¿Por qué?!
-Gomen, Kazu –dijo Jin dándole un beso en la comisura sus labios-. Si comienzo ahora, no me voy a detener después… -con dificultad, deshizo el abrazo de su cintura y le arregló el saco a Kame, quién continuaba con el puchero de enfado- ¿Qué?
-Yo quería un beso~ -contestó el menor aún mirándolo a los ojos decepcionado.
-No es seguro aquí. No te preocupes, después tendremos mucho tiempo –le aseguró acariciándole las mejillas.
-Demo~… -bajó un poco la mirada- nos iremos a la escuela y ahí no hay tiempo. Tienes toda la tarde saturada de clases y…
-¿Entonces te parece si te invito a cenar en mi departamento? –le levantó el rostro adorando la expresión tan tierna y de niño enfadado de su… ¿novio?
-¡¿En serio?! –de inmediato, su enfado se borró y se emocionó por poder tener la atención de Jin por varias horas después de la escuela.
-Sí. Te cocinaré algo. ¿Qué quieres cenar?
-¡Quiero croquetas de calamar! –dijo enseguida dando un pequeño saltito en su lugar.
-Tendrás qué ayudarme entonces, porque sino las quemaré. Siempre me pasa –sonrió enternecido por verlo tan emocionado y más que nada, por ese brinquito tan espontáneo. ¿Cómo podía decir Kame que no era tan lindo?
-Pero yo soy la visita~. No deberías ponerme a cocinar, senpai –se quejó Kame fingiendo que no quería hacerlo, cuando por dentro estaba ansioso de tener la experiencia juntos.
-Mmm… -Jin se quedó pensando por un momento. Quería hacer él mismo la comida, pero temía darle algo quemado.
-Bromeó, Jin… -sonrió colgándose de su cuello nuevamente- Claro que te ayudaré… Quiero que tú también comas algo que yo haga.
-Qué sexy suena eso, Kame-chan –le tomó la cintura, mirando los pisos, dándose cuenta que pronto llegarían a la planta baja-. It‟s time, sweety… We almost arrive –le susurró Jin al oído después de recargar su mentón en su hombro.
-Jin~… No hables en inglés~ -se aferró más a su cuello queriendo besarlo, pero se contuvo.
-I‟m sorry… but now I know you LOVE me speaking English, I guess you‟ll hear me more often –besó su hombro cerrando sus ojos. Solo cinco pisos más… Solo un poco más. Quería aprovechar ese tiempo a solas con Kame un poco más.
-Jin… -lo llamó sonrojándose, imaginando cómo sería besarlo mientras le hablaba en inglés-. No vuelvas a besar a Jefferson-sensei… -en seguida se sintió un poco amenazado por esa mujer, porque Jin siempre hablaba con ella en inglés y no le gustaba que lo hiciera. Con cualquier otra persona estaba bien, pero con esa mujer NO.
-¡Eh! –se separó de inmediato de Kame y lo miró muy asustado, como si hubiera sido descubierto siendo infiel- ¿De-de qué hablas? –se hizo el tonto, pensando que quizá lo habría adivinado.
-No te hagas el tonto… -hizo un puchero de celos- Te escuché hace unos días y esa mujer… Yo sé que no fue tu culpa pero… No dejarás que vuelva a besarte, ¿verdad? –lo miró preocupado porque el incidente pudiera repetirse, sabiendo de ante mano, que de enterarse que la situación se repetía, quizá lloraría más amargamente- No permitirás que se acerque tanto a ti de nuevo, ¿cierto? No me gusta que lo haga. No volverá a suceder, ¿ne?
-No, no ocurrirá –le tomó las manos y las besó preocupado porque Kame pudiera sentirse decepcionado de su poca voluntad en ese momento-. Lamento que hayas tenido qué enterarte, pero te juro… te aseguro, por el amor que te tengo, que no disfruté nada de ese beso y tampoco quise concederlo. Ella me tomó por sorpresa y…
-Lo sé. Maru me lo explicó –sonrió sonrojándose al sentir los labios de Jin en sus manos, deseando sentirlos de nuevo en sus labios-. Por eso no quiero que te le acerques… Sé que te llama la atención de alguna forma y…
-Yo no… -sentía que debía mentirle en eso, porque de aceptarlo podría herirlo y no quería hacerlo más.
-No me gusta porque me siento celoso de ella, Jin –la preocupación del menor era real, y más porque él mismo aceptaba que Melody era muy hermosa… No podía culpar a Jin, porque después de todo era hombre, pero cumpliría su promesa con Takako. No dejaría que una simple rubia le arrebatara a Jin.
-No tienes por qué… No me interesa para nada. No la menciones ni le tengas miedo y más a partir de ahora, que me has hecho pensar que no tengo razón para mirar a alguien más –le sonrió acariciándole las mejillas y también su nariz con la propia, para darle seguridad.
-¿En serio?~
-Sí… No pongas esa carita. No pasará nada, lo prometo –le soltó las mejillas y miró el contador. Ya estaban en el primer piso-. Y ahora… a trabajar, ¿ne?
-Hai –contestó mirando también el contador y poniéndose al lado de Jin. En seguida, “PB” se vio en la pantallita.
Antes de que las puertas se abrieran, Jin le dio un beso en la frente y Kame volteó ligeramente sonrojado, regalándole una risita divertida y de complicidad.
Bueno xikas que disfrtuen el akame!! miren que de este FIC deka muchisisisisismoo!!! ^u^ Enjoy!!
meiii.pindy- Mensajes : 77
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Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
AMO ESTE FIC !!!!!
muchas gracias por las contis *-*
no me cepare del celular hasta terminar de leer todo xDDDD
hontouni arigatou gozaimasuu
Saku-chan- Mensajes : 62
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Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
por fin veo la contiii!!! garcias, ahora a leer!!
Princesa Saranini de Ueda- Mensajes : 2587
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Jue Feb 13, 2014 3:11 pm por smily23
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