SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
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Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
ESPACIO!
Ecatheriina- Mensajes : 268
Fecha de inscripción : 23/09/2011
Edad : 29
Localización : En la camita acurrucada con Kame ^^ <3
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
Ecatheriina escribió:ESPACIOOOO!
A QUE TE REFIERES CON ESPACIO?? ME LO HE PREGUNTADO HACE YA UN RATO XD KJAKJ
meiii.pindy- Mensajes : 77
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Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
CAP32 KANADA NAITOMEA
(Pesadilla Canadiense)
(Pesadilla Canadiense)
Maru intentaba concentrarse, después de todo, se había acostumbrado a la sola presencia de Ueda y ahora que se encontraba viviendo solo, sentía la habitación del hotel demasiado grande para él.
Miró hacia la cama, y el fantasma de su novio le sonrió para después desaparecer, burlándose de su sufrimiento por tener qué estar separados. Nunca creyó sentir tal necesidad por una persona, al grado de tener la ilusión de verlo en todos lados.
Suspiró. Era mejor no pensar demasiado en su novio ya que terminaría invocándolo o entrando en su mente. Era de la opinión de que si pensaba mucho en una persona, el susodicho terminaría haciendo lo mismo, de modo que no quería preocupar al menor. Aunque tampoco soportaba la idea de no estar en sus pensamientos.
Sin embargo, dicho tema salió de su cabeza en unos minutos, pues varios golpes a su puerta lo desconcertaron.
No tardó mucho en ir a abrir, pero se preguntaba quién podía ser. Esperaba que no fuera Ueda porque de lo contrario, no podría decirle que se marchara, lo extrañaba mucho como para no darle siquiera un abrazo al momento de tenerlo en frente.
-¿Jin? –preguntó sorprendido al verlo al pie de la puerta.
-Hey, Yucci, ¿cómo estás? –saludó Jin con una sonrisa fingida que Maru no se tragó.
-Bien, pero… -se hizo a un lado cuando vio que su mejor amigo tenía intenciones de entrar- creí que tenías clases extra. Kame-chan dijo que tú le pediste que regresar solo porque…
-Fue mentira –contestó de inmediato, interrumpiéndolo y caminando ya por la habitación.
-¿Qué?... ¿Por qué, Jin? –se sorprendió.
-Porque no puedo mirarlo sin sentirme tentado a hacerle tantas preguntas y… preocuparlo… -tampoco quería decirle lo que habló con el Director, y sentía mucho miedo de que hubiera hablado con Kame aprovechando su ausencia.
-¿A qué te refieres? –Maru cada vez entendía menos, pero accedió a sentarse en el suelo cuando Jin lo hizo.
-Yucci… -no sabía cómo comenzar. Era tanto lo que quería decir que no solo acertó a llevarse una mano a la frente y masajearse para darse tranquilidad.
-Tranquilo –Maru le puso una mano sobre el hombro para hacerlo sentir apoyado, y espero-. ¿Pelearon? –Jin negó- ¿Qué pasó entonces? Tú odias mentirle.
-Lo sé, pero créeme que ésta vez es muy necesario… -contestó sintiéndose pésimo por haberle dicho mentiras a su novio… y aún peor era que Kame se las hubiera creído regalándole una sonrisa y besándolo para despedirlo en el estacionamiento de la escuela (hacía unas semanas habían comprado el terreno baldío de la lado y confeccionado como aparcamiento).
-¿Por qué? ¿De qué hablas? ¿Qué ocurrió? –le apretó el hombro para impulsarlo a hablar.
-Todo es mi culpa, Yucci… pero también siento como si Kazu-chan me hubiera mentido todo este tiempo…
-¿Cómo podría Kame-chan hacer eso? –para Maru, Kame era un caprichoso, pero lograba ser comprensivo. Cuando se trataba de Jin era capaz de ser lo más maduro posible.
-Fui muy irresponsable –prefirió abordar el tema por partes, sino terminaría confundiendo a su amigo-. Yucci, el Director nos descubrió.
-¿Cómo? –comprendía a qué se refería, pero no podía creerlo- ¿Por qué eso ha de ser tu culpa? –cuestionó un poco molesto de que se echara toda la responsabilidad encima.
-Porque lo besé en Asahi TV y… no tuvimos suerte con las cámaras de seguridad –Maru no pudo decir nada, mientras que Jin sonreía por la ironía.
Sí, había sido muy imprudente, pensó Maru, pero no tenía caso decírselo si ya lo había entendido.
-Se lo dijeron al Director, pero él de primeras no lo creyó. Hasta que fue observándonos y… finalmente hoy habló conmigo.
-¿Te despidió? –preguntó al verlo suspirar.
-No, me suspendió –contestó Jin apretando los labios.
-¿Ya lo sabe Kame-chan? ¿Habló también con él? –Maru estaba realmente preocupado, pero también sorprendido. Sabía que si el Director los descubría, los reprendería por múltiples razones. Pero por otro lado, Kame era tan vulnerable a veces con ese tema, que tenía miedo de que tomara medidas desesperadas.
-No, le pedí que no le dijera nada. Aunque eso no me asegura que no vaya a hacerlo mientras yo esté ausente –volvió a suspirar y después se golpeó la cabeza-. ¡Soy un idiota!
-¡Tranquilízate! –le detuvo un segundo manotazo.
-¡Kamenashi-san me lo dijo y yo no lo entendí hasta ahora! ¡Ese era el fin de todo su discurso, incluso el de contarme su secreto! ¡Y yo no fui capaz de entenderlo!
-¿De qué hablas? –Maru estaba asustado, nunca había visto tan desesperado a Jin.
-Lo único que quiso decirme, aún sino estaba de acuerdo… era que tuviera cuidado, que fuéramos discretos… ¡¿Cómo no fui capaz de entenderlo?! –Jin golpeó el piso muy enfadado. Se sentía como el más inmaduro de la historia, y todo por amor…
-Escúchame, Jin. Debes calmarte –pidió Maru intentando pensar en algo.
-¡No puedo hacerlo! ¡Para colmo, termino enterándome que Kazuya se irá a Canadá dentro de seis meses! ¡Y no me dijo nada! –exclamó totalmente desilusionado, sintiendo cómo el corazón se le partía por tercera ocasión en el día (la primera había sido cuando el Director le dijo eso, la segunda fue cuando Kame lo besó en el estacionamiento).
-¡¿Cómo que se va?! ¿Quién te lo dijo? Kame-chan no me comentó nada tampoco –le parecía increíble todo lo que estaba escuchando, sobre todo porque Kame rara vez se guardaba las cosas.
-Me lo dijo el mismo Director, Kazu es parte del cuerpo docente que se mandará de intercambio cuando esté terminado el edificio de ILIJ en América… -contestó desanimado, sintiendo una enorme duda por el amor que Kame decía tenerle- También me dijo, que Kazu no ha dimitido sobre esa oferta y ya hace tiempo que se lo propusieron…
-Es mejor a que se lo hayan propuesto después de comenzar a andar contigo, ¿no te parece?
-Yucci, hablo en serio –dijo fastidiado, pensando que su amigo lo animaba de la peor forma.
-Yo también –puntualizó con seriedad-. Escúchame, quizá Kame lo ha olvidado o algo. Me niego a creer que siga pensando en irse. En segundo lugar… su relación es muy a parte del trabajo. Ambos se desempeñan muy bien, así que no deber ser una razón para echarlos.
-A menos que el Director sea homofóbico o algo así… -ironizó. Era lo único que les faltaba.
-No lo creo, es una persona que sabe muy bien lo que es el respeto. Sabes que mientras trabajes bien, tu vida personal no es un problema –negó Maru, esperando que Jin no se apuntara en el grupo de personas que estaba aludiendo indirectamente.
-Casi ocasionamos uno en Asahi TV… -contestó Jin tapándose los ojos.
-No digo que no tenga que sancionarlos por eso, Jin, solo digo que creo que el Director sabrá separar ambas cosas para tomar una decisión.
-Yucci… -después de quedarse callado por un rato, se le vino algo muy probable a la cabeza y por lo que tenía qué pedirle un favor a su mejor amigo- estoy casi seguro de que él querrá preguntarte sobre…
-Yo también lo creo –asintió suspirando-. No te preocupes, Jin, no pienso decirle nada de lo que sé, al menos no dentro de la escuela. Mucho menos pretendo contarle de que la “alergia” de Kame-chan fue mentira.
-Gracias, Yucci –sonrió apenado.
-Debes hablar con Kame-chan, Jin. Él no es tonto, de algún modo se enterará que te suspendieron. No vas a poder mantenerlo en secreto.
-Lo sé pero… -se tiró sobre la alfombra, cansado de todo lo que había pasado ese día- no sé cómo hacerlo sin que se sienta completamente responsable…
-Bueno, es responsable de todos modos –Maru se encogió de hombros, pensando que esa actitud era muy inusual en él, pero Jin no se la podía vivir cuidando y protegiendo a Kame todo el tiempo-. La relación es de dos, Jin, no me veas con esa cara –el mayor lo observaba incrédulo-. Al igual que tú, siempre he buscado que Tat-chan esté bien, quiero lo mejor para él. Pero recientemente me di cuenta que no estaba logrando nada con esa actitud, solo provoqué que se sintiera con la libertad de hacer lo que quisiera, ya que al final, estaría yo detrás suyo para sostenerlo si se caía… -sintió un poco feo al hablar así de su novio, pero de alguna manera era
algo que tenía mucha verdad- Tengo qué dejar que crezca y que resuelva sus problemas poco a poco y por sí mismo. Puedo apoyarlo, pero ha estado mal que esté detrás de él todo el tiempo, pendiente de que nada le ocurra. Solo lo hago dependiente de mí.
-No creo que eso sea algo malo… -susurró Jin levantándose y cruzándose de brazos.
-Yo tampoco pienso que sea malo mimarlos y protegerlos de vez en cuando, pero no debe ser siempre… -se quedó pensando en cómo estaría Ueda en ese momento… ¿Ya habría cenado?- Lo dejé por un tiempo porque quiero que entienda eso, Jin. Me duele no estar con él, pero Tat-chan va a comprenderlo. Lo sé, porque es muy listo y además, porque también me quiere como yo.
-El Director dijo… -en ese momento y debido a las palabras de Maru, Jin recordó una de las últimas cosas que lo hirieron de verdad- que no podía dejar que una manzana que está verde, eche a perder a todas las demás que tiene maduras.
-Y es normal que piense de ese modo, después de todo, él tiene qué proteger la escuela, Jin. Las relaciones entre empleados son difíciles de llevar porque si hay problemas, afecta a cierta área de trabajo… Ahora, si agregamos que esos dos trabajadores son… hombres… Si lo llegan a descubrir las familias de los alumnos, posiblemente perdamos mucha credibilidad y la reputación del Instituto se vaya a pique. Supongo que es la forma en cómo el Director ve la situación.
-Lo sé, y créeme que lo entiendo –respondió de inmediato-, pero tú sabes la historia. Quise contenerme y resultó peor. Al final, terminamos así, siendo una pareja.
-Te entiendo también a ti, Jin –asintió Maru muy tranquilo-, por eso es que debes decírselo a Kame-chan.
-No quiero que me deje, Yucci… -bajó la cabeza sintiendo mucho miedo ante esa posibilidad.
-No tiene por qué hacerlo… El jefe todavía no toma una determinación sobre qué pasará, ¿cierto? –Jin asintió- Entonces no te anticipes a los hechos. Es verdad que hay problemas, pero quizá y les permita seguir trabajando juntos con algunas condiciones. Pero en caso de no ser así, dudo mucho que…
-Yucci, él mismo me dijo que lo más probable era que enviara a Kazu a Canadá –lo interrumpió con aire pesimista.
-Pero… eso es decisión de Kame-chan, no del Director.
-Si el papeleo está listo… sabes que si Kazu se niega sería un problema…
-Escúchame bien… -se le acercó para quedar en frente de él y que lo mirara a los ojos, esperando que comprendiera y se le quedara bien grabado lo que tenía qué decirle- en este problema, sabes que el quedar juntos en la escuela no es una opción. Para el jefe es demasiado arriesgado, y estoy seguro, que muy en el fondo, vela por la carrera profesional de ambos, de lo contrario, los habría despedido sin plática alguna y no te habría dado en el gusto de no decirle nada a Kame-chan… todavía.
-¿Qué debo hacer, Yucci? –preguntó Jin tragando saliva por lo nervioso que se sentía.
-Primero… organizar tus ideas. Calmarte y… hablar con él.
Jin quiso negarse pero no serviría de nada, pues después de todo, Maru tenía razón. De una forma u otra, Kame terminaría enterándose de que el Director ya sabía sobre su relación y lo que era peor… que estaba buscando la solución a ese “problema”.
-Na, na, na~ -canturreó Kame mientras preparaba la cena.
Miró hacia el reloj de cocina y se dio cuenta que ya pasaban de las nueve de la noche. Posiblemente Jin estaría de regreso en unos minutos, sino es que ya estaba en camino. No podía esperar para recibirlo y darle la sorpresa de que había preparado su platillo favorito. Además, él no era tonto, sabía que algo le pasaba a su novio porque después de haber hablado con el Director, se había comportado más serio y poco mostró su sonrisa.
Probó la sopa y sonrió mientras se sonrojaba, emocionado porque le había quedado deliciosa. Sabía que Jin la disfrutaría mucho…
-Tadaima… -se anunció Jin al cerrar la puerta.
-¡Jin! –dijo el menor acercándose, tan sonriente como siempre.
-Hey, you. How are you? –le respondió mientras se quitaba los zapatos y caminaba a su novio, quién se le echó a los brazos y apoyó su mentón en su pecho.
-Fiiiine~ -contestó haciendo un puchero adorable que Jin no pudo evitar besar- ¿Cómo te fue? ¿Qué era eso tan urgente que tenías qué hacer para el jefe? –preguntó muy interesado.
-Puro papeleo burocrático con la Secretaría de Educación –mintió descaradamente, pero en poco tiempo le diría la verdad, solo quería sentarse y relajarse un poco antes de soltarle la bomba al menor-. Era por lo del maestro nuevo, amor.
-¿Problemas? –ladeó la cabeza preocupado.
-Mmm… Algo así –dejó su maletín al final del pasillo y tomó la mano de Kame para caminar juntos hasta la sala-. Quiero hablar contigo.
-¿Eh? –ese tono no le gustaba. Cuando Jin lo empleaba, quería decir que había algo muy importante y serio que debían tratar, y hasta cierto modo, eran cosas que estaban molestándolo- Hai… -susurró asintiendo, dejándose guiar por Jin hasta el sofá y sentándolo- Pero antes déjame apagar el fuego. Estaba cocinando.
-Claro. Te espero –contestó el mayor con una sonrisa.
Observó a Kame caminar rápidamente hasta la cocina y mover algunas cosas en la misma. Tenía poco tiempo para pensar en qué hacer con lo que tenía planeado. Maru tenía razón, no podía esconderle el hecho de que ya no era un secreto más para el Director, pero sí para sus demás compañeros de trabajo, quiénes los veían con buenos ojos “familiares”. Debía advertirle por si su jefe lo agarraba desprevenido y que no perdiera el control, pues a diferencia suya, Kame era muy emocional y quizá terminaría llorando. No quería no estar ahí para cuando eso sucediera, pero nadie podía asegurarle que no pasaría porque… estaba suspendido.
Cierto, también debía comentarle ese detalle. Su suspensión… que quizá era culpa de ambos, pero no permitiría que Kame pensara que todo era responsabilidad suya. Era cierto que habían sido demasiado descuidados, pero afortunadamente el asunto no había ido demasiado lejos… todavía.
-¿Jin? –escuchó que Kame lo llamaba mientras continuaba pensando- ¿Estás bien? –preguntó el menor al verlo tan concentrado y mordiéndose una uña, cosa de la que Jin no se dio cuenta.
El mayor volteó de inmediato con su novio y le sonrió. Le extendió la mano y Kame accedió a sentarse a su lado, venciendo el impulso de hacerlo sobre sus piernas y refugiarse en su regazo. Le gustaba hacer eso cuando veía a Jin inseguro, cansado, preocupado, etc. Era su manera de apoyarlo mimándose con él.
-¿Qué tienes? –preguntó de nuevo- Desde en la tarde estás así, ¿qué pasa? Lo noté cuando te fuiste. De hecho fue después de que saliste de la oficina del Director…
-Quiero que escuches bien lo que voy a decirte y que lo tomes con calma, por favor –pidió Jin después de suspirar. Tomó sus manos para relajarlo al momento de decirle la verdad, pero notó que Kame ya estaba poniéndose tenso-. Tranquilo… -le sonrió con ternura.
El menor sonrió un poco más relajado y decidió escuchar a Jin antes de dejar salir sus especulaciones.
Y sin darle más vueltas al asunto, lo dejó ir…
-El Director no habló conmigo porque tuviera un problema con el traslado del nuevo profesor de inglés… Fue por otra cosa más… personal.
Kame no entendía. Podían ser mil y un cosas las que su jefe le confiaba a Jin, porque sabía de ante mano, que ellos manejaban una relación de maestro y alumno por todo lo que había aprendido del jefe pero… lo que decía Jin era demasiado general.
-Kazu… -masajeó sus manos y deseó, por una fracción de segundo, que fuera una mentira lo que tenía qué decirle- Me suspendió.
-¡¿Eh?! ¡¿Por qué, Jin?! ¡No has hecho nada malo, ¿o sí?! –preguntó sorprendido y desconcertado. Aunque no entendía qué tenía qué ver una cosa con la otra, pero lo primordial era que, para él, su novio no había cometido faltas que acreditaran una suspensión.
-Me preguntó qué tipo de relación tengo contigo –habló tranquilo, como si le comentara que la escuela cruzaba por problemas financieros o algo menos grave (personal, obviamente).
Fue entonces cuando Kame comprendió todo. Sintió mucho miedo, sobre todo porque Jin ya no lo miraba a los ojos, pero continuaba acariciándole las manos con delicadeza. Para que hubieran suspendido a Jin…
-¿Se lo dijiste? –estaba muy asustado. Sabía que ese día podía llegar, pero jamás se imaginó que sería tan pronto.
Jin asintió, pero no dijo nada más. Y Kame podía comprender por qué Jin lo había hecho. Sabía perfectamente lo que el jefe representaba para su novio, y también, entendía que llegado el momento, Jin no podría negar sus sentimientos… No le gustaba hacer ese tipo de cosas, decía que sentía como si estuviera traicionándolo además, él no tenía por qué avergonzarse de estar con la persona que de verdad amaba… ni siquiera porque fueran diferentes.
-¿Te suspendió por eso? –había querido decir otra cosa: espetarle por qué había tenido qué decir la verdad, que mentir era mejor que haberse ganado una suspensión, pero posiblemente Jin ya sabía esas cosas y no quería tampoco hacerlo sentir peor de lo que ya se veía.
-No exactamente –corrigió su garganta y prosiguió-. A decir verdad, yo tuve mucha de la culpa de lo que pasó.
-¿Qué quieres decir? –aún se preguntaba cómo es que el Director había sospechado de ellos, pero esperaría a escuchar la versión completa.
-Aquel día donde te dije que… esperaba que el guardia de seguridad de Asahi TV estuviera mirando hacia otro lado… -no prosiguió y se animó a mirarlo a los ojos- Perdóname… Fui muy irresponsable y…
-¡No te disculpes, Jin! –se lanzó a su cuello para abrazarlo.
La culpa no solo recaía en Jin, sino también por no haberlo detenido, y es que se día lo había provocado descaradamente para eso. Era obvio que no iba a contenerse después de haberlo escuchado hablar tan bonito sobre vivir juntos… así que la culpa completa no era de Jin, sino también suya.
-¿Y qué va a pasar? –preguntó Kame al separarse un poco de su novio, mirándolo a los ojos con suma preocupación.
Jin quiso responderle con la verdad, pero al ver los ojitos del otro… no pudo hacer mucho al respecto, solo sonreírle angustiado. Le acarició el cabello tratando de tranquilizarlo y continuó.
-Está molesto por nuestra indiscreción, pero dudo mucho que tome medidas drásticas porque la principal causa fue que actuamos con muy poca ética y… hasta ese grado lo entiendo. Sé que hicimos mal y… debemos cuidar que no se vuelva a repetir –contestó con ternura mientras le acariciaba la cabeza.
-¿Eso es todo? –alzó la ceja confundido. Conociendo lo estricto que era su jefe, pensaba que habría más detrás de todo eso- ¿Por qué no me llamó a mí para reprenderme también?
-Mmm… -frunció la boca haciendo una mueca de no saber cómo responder a eso- ¿Quizá porque eres demasiado lindo para ser reprendido? –contestó con tono poco convincente.
-Jin –estaba molesto. Sabía que Jin era capaz de pedirle, casi rogarle que no lo regañara y eso lo enojaba-. No es justo que te lleves todo el regaño. Además, ¡te suspendieron!
-Será por pocos días, Kazu-chan. No te preocupes por eso.
-Jin, es que no se trata de eso –Kame movió negativamente la cabeza-. No puedo permitir que te regañe solo a ti cuando yo también soy responsable.
-El Director no te suspenderá de todos modos –dijo serio.
-¿Por qué no?
-Porque él me dijo que sería demasiado sospechoso. En todo caso, comprendo por qué me castigue solo a mí. Es una forma de regañarme por haberme olvidado de mi ética profesional, de no haber sido capaz de separar mi vida personal dentro de mis horarios de trabajo –y mejor no añadía lo de la manzana verde, porque no quería ver su carita de tristeza al enterarse cómo es que su jefe lo veía.
-Pero… insisto que debería decirme algo a mí también. ¡No soy una víctima!
-Sí hablará contigo –era mejor decírselo, además de alertarlo, para que estuviera tranquilo y dejara de protestar porque no fue reprendido-, no me dijo cuándo, pero estoy seguro que lo hará.
-Menos mal… Eso me hace sentir mejor, aunque se escuche raro –sonrió un poco temeroso pero no podía negar que estaba infinitamente agradecido de que su jefe no fuera imparcial.
Jin no pudo evitar sonreírle y sentir mucha ternura por sus palabras, así que lo acercó rodeándole la cintura y comenzó un beso lento que Kame le respondió acariciando una de sus mejillas.
Mientras lo besaba, no pudo evitar pensar en lo que había hablado con Maru. No le había dicho todo a Kame, pero tampoco estaba mintiéndole… Solo le ocultaba la verdad y… aunque se sentía mal por eso, no tenía el valor de abordar el tema de Canadá. Aún sino lo demostraba,
estaba muy afectado por la pelea con el Director, y es que para él era una figura que seguir desde el primer momento en que lo vio dar clases, haberlo defraudado no era fácil de asimilar… por lo que tampoco era muy llevadero es que tuviera que pensar en Kame lejos de su lado, y por lo tanto, no sabía cómo preguntar, hablarlo, etc. Era mejor tranquilizarse, sentirse seguro y después, hablarlo con su novio.
-¡¿Cómo que no le dijiste nada?! –preguntó Maru molesto por la poca voluntad de Jin.
-… No me siento fuerte para hablarlo todavía, Maru… Además, aún no pasa nada y es dentro de seis meses. Estuve pensándolo y puede ser como tú dices, que Kazu lo haya olvidado –vio al menor con intenciones de hablar y continuó-. ¡Es probable! Recuerda que una vez olvidó que lo cité aquí antes de las siete de la mañana.
-Jin, pero eso…
-¿De qué hablan? –preguntó Kame mientras llegaba a sentarse con ellos en la cafetería, a la hora del almuerzo.
-Ah… -Maru tuvo qué cerrar la boca aunque no estaba de acuerdo en quedarse con todo dentro, pero era problema de Jin y él no podía intervenir.
-Recordamos viejos tiempos, ¿ne, Maru? –Jin pidió su apoyó y el otro solo asintió, continuando con su comida.
-No te ves de buen humor hoy, Maru. ¿Pasó algo? –preguntó Kame sacando los palillos de su estuche.
-Le decía a Jin que las mentiras son horribles, y más entre pareja –miró de reojo al aludido, casi queriendo encajarle el tenedor en los ojos (una reacción poco usual en él).
-¿Mmm? ¿Por qué hablan de eso? –ladeó la cabeza sin entender, mirando a Jin.
-Me contaba que una de sus alumnas mintió sobre haber hecho el ensayo para el concurso de oratoria por ella misma… -guardó silencio cuando Maru le clavó aún más intensamente la mirada. Era otra mentira.
-Ahh… eso no es justo, Maru. Deberías echarla de la lista –comentó Kame haciendo un puchero.
-Sí, ¿verdad? –no dejó de mirar a Jin, haciéndole señas de que cortara ese rollo de mentiras y no lo embarrara.
-A propósito –Kame cambió el tema sin darse cuenta de las señas que se hacían Maru y Jin por estar ocupado con su comida-, el otro día hablé con Tat-chan.
Y al escuchar ese nombre, Maru cortó todo su enfado de raíz y en su corazón solo hubo preocupación y amor. Escuchar el nombre de su novio en el día era algo que lo hacía feliz, pero también melancólico porque no sabía cómo se encontraba últimamente.
-Está bien –le sonrió para tranquilizarlo y continuó-. Aunque te extraña a horrores, Maru. Deberías regresar ya con él, ¿no te parece?
-Yo… -la verdad es que él ni siquiera sabía cuándo era hora de regresar con él. Apenas había pasado una semana y… ¿era poco tiempo cierto? Aunque a él le sabía a eternidad.
-Ha conseguido hacerse de clases particulares. No ha visto a Ryo y disfruta mucho a sus nuevos alumnos –esperó alguna reacción del mayor-. ¿Recuerdas a Rika-chan? Ella volvió a ser su alumna. Esa niña ha estudiado con Tat-chan de recién que él terminó la universidad, así que le tiene mucha fe porque siente que es el único profesor que la entiende y puede llevarla a un ritmo que no la estrese, debido a que su aprendizaje es lento.
-Sí, la recuerdo –asintió sonriente. Rika era una niña que sonreía todo el tiempo y era graciosa, decía cosas divertidas y se revolvía el cabello cuando sus dedos no se movían como ella quería-. Iba todos los días a clases. Tat-chan le daba un trato especial.
-Me comentó que Rika-chan preguntó por ti –Maru le dirigió una mirada a Kame, sorprendido por el dato-. Aunque sea de aprendizaje lento es muy perceptiva, ¿sabes? Ella sabía que tú y… A Tat-chan le dio risa cuando Rika-chan dijo de repente “¿Dónde está tu novio, Ueda-sensei?”
-Vaya confianza… -comentó Jin sonriente al ver el sonrojo de Maru.
-Y también dijo… que sino te apresurabas a volver, entonces seduciría a Tat-chan –eso último no era verdad, pero quería ver la reacción del mayor.
-Los adolescentes tienen ideas muy extrañas… -sin embargo, por más que sonriera y el asunto le pareciera curioso, Maru no podía dejar de sentir celos debido a esa amenaza.
-¿Por qué no vas a verlo, Maru? No digo que regreses sino quieres pero… al menos hablen para saber qué tal están, ¿no crees? –alargó su mano y la puso sobre la de Maru, intentando darle apoyo.
-Creo que Kazu tiene razón, Maru. Ve a verlo.
-No lo sé… Lo voy a pensar, ¿ne? Mientras tú deberías ir ya con el Director –Jin no estaba ahí por diversión, mucho menos porque lo hubieran admitido de nuevo, sino porque el jefe lo había llamado y quería verlo después del almuerzo.
-Es cierto, Jin. Mejor ve de una vez –apoyó Kame.
-De acuerdo, de acuerdo. Ya voy –se puso de pie y corrió su silla para dejarla acomodada-. Pero tú ve con Ueda-kun, ¿entendiste?
-Ya dije que voy a pensarlo.
Cuando Jin se fue, Kame y Maru se quedaron completamente a solas. No dijeron nada porque continuaban comiendo y además, de alguna manera, el menor sentía que algo estaba incomodando mucho a su amigo, pero no sabía exactamente qué podía ser.
-Maru… ¿puedo preguntarte algo? –se animó a preguntar pero no muy convencido.
-Seguro. Dime –movió los camarones que parecían estar caducados y se dedicó a su arroz. Después se quejaría con la cocinera.
-A parte de Tat-chan, ¿hay algo que te esté incomodando? –preguntó apretando los labios, esperando que no fuera a enojarse.
-¿Por qué preguntas? –sonrió nervioso.
-Porque te noto muy nervioso. Estresado, mejor dicho. Yo sé que confías mucho en Jin, y por más que yo sea… Puedes apoyarte en mi también, Maru.
-Gracias, Kame-chan –le sonrió con ternura al darse cuenta de lo lindas que se escuchaban esas palabras.
-¿Entonces tienes algún problema más? –ladeó la cabeza comprendido que Maru tenía más cosas en la cabeza de las que podía adivinar.
-Solo me preguntaba… -¿Por qué nunca nos dijiste que te habías enlistado en el proyecto de Occidente?- No, no es nada. No te preocupes –movió negativamente la cabeza. No podía preguntar algo así sin sonar a reclamo.
-¿Seguro? –no lo convencía del todo, pero si Maru no quería hablar, no lo presionaría.
-Hai. Anda, termina tu comida porque quedan quince minutos para volver al trabajo –palmeó la mano de Kame y él continuó con su arroz, extrañando mucho la rica comida casera de su novio.
Jin abrió sigilosamente la puerta del despacho del Director y se encontró con el mismo hablando por teléfono. Parecía una llamada de larga distancia porque respondía en inglés, por lo que se puso un poco tenso. Algo le decía que “Canadá” tenía mucho qué ver.
Cuando su jefe se volteó, vio al profesor suspendido, de pie y con las manos juntas en su regazo. Lo observó por breves instantes y titubeó antes de contestar al teléfono. Volvió a darle la espalda a Jin y siguió hablando por otros quince largos minutos, en los cuáles el chico no se movió y esperó nuevamente.
Al finalizar la llamada, le Director se sentó en su silla y comenzó a hacer anotaciones en su agenda, indicándole con voz leve a Jin de que tomara asiento.
-Aún no he resuelto qué voy a hacer contigo –dijo en cuanto Jin se sentó-, tampoco con Kamenashi-sensei. Sin embargo, tus demás compañeros no pueden cubrirte por siempre y tampoco quiero contratar a alguien más, por lo que a fin de mes regresarás a trabajar.
Jin no dijo nada y esperó a que continuara hablando. Sabía que había más cosas que tenía qué decirle, así que no lo interrumpiría.
-En la primera quincena de junio llega Jeremy Saunders, así que quiero que comiences a hacer los preparativos para recibirlo. El chico estará abarcando clases en todos los idiomas que sabe, por lo que estaré abriendo un nuevo curso de chino. Esperemos que se llene el cupo de aquí a que llegue, ya que cancelamos el idioma el año pasado, ¿recuerdas? Antes de que Kamenashi-sensei llegara –hablaba con naturalidad, como si nada hubiera pasado hacía una semana, y eso, de alguna manera no tranquilizaba a Jin. Sabía que el Director era de esas personas que cuando algo le molestaba, no lo olvidaba en cuestión de días-. Aunque ya ha dado clases, el Occidente y el Oriente son completamente diferentes, por lo que quiero que le ayudes a acostumbrarse.
-Sí, señor –contestó Jin inclinando un poco la cabeza.
-Volverás a dar clases en Asahi TV –anotó ese dato en su agenda y sin mirarlo, continuó-. Removeré a Kamenashi-sensei de esa actividad y Saunders-sensei tomará su lugar –Jin levantó la cabeza rápidamente, mirando a su jefe como sino pudiera creerlo-. ¿Alguna objeción? –cuestionó como si pudiera ver su reacción aún si ni siquiera lo miraba.
El profesor de inglés no pudo decir nada. Comprendía por qué lo hacía y de estar en su lugar sabía que tomaría las mismas medidas, pero de cualquier modo le molestaba. Él quería comenzar de nuevo. Volver a ser como antes con Kame, formal, estricto, etc. Estaba dispuesto a todas esas cosas con tal de recuperar su credibilidad, pero lo que hacía su jefe era castigarlo solamente.
Eran comprensibles sus acciones pero… no quería dejar de trabajar con su novio en Asahi TV. No porque estuviera encaprichado en estar con él a solas en alguna parte de la empresa o lanzarse coqueteos discretos, sino porque estaba acostumbrado a trabajar con él esas clases particulares y además, hacer un cambio con un profesor que era novato en Oriente era un cambio muy radical.
-Bien –se corrigió la garganta al no escuchar ninguna queja de parte de Jin-. Hablaré con Kamenashi-sensei para decirle sus actividades a partir del mes de Junio y… -entrelazó las manos muy serio- Supongo que ya habrás hablado con él, ¿verdad? –Jin solo asintió- Perfecto, te veré entonces el último lunes del mes –y sin estrecharle la mano como solía hacerlo, volvió a dirigir la mirada hacia sus pendientes.
Se levantó con pesadez de la silla y quiso decir algo antes de irse, pero no sabía exactamente qué. Era obvio que el Director hablaría con Kame ese mismo día y ya podía imaginarse cómo llegaría el menor a casa: triste, deprimido, enfadado… con puros sentimientos negativos y eso lo hacía sentir miedo. No porque pensara que Kame pudiera dejarlo, sino porque odiaba verlo con lágrimas en sus ojos.
Al tomar la perilla de la puerta, se detuvo ya sin poder contenerse y volteó de inmediato, observando que su jefe leí un reporte.
-Señor… -lo llamó aún sino obtuvo respuesta- ¿puedo hacerle una pregunta? –de nuevo su respuesta fue el silencio- No… No es nada… -se dio cuenta que no valdría la pena hacer ningún cuestionamiento porque tendría la misma contestación: NADA- Shitsureishimasu… -abrió la puerta y se fue, sintiendo una serie de emociones encontradas: la felicidad con la tristeza, el enfado con la alegría… etc.
La pregunta que quiso hacer era la siguiente: “Señor, ¿espera que le enseñe a Saunders-san como lo hice con Kamenashi-sensei?”. Y la respuesta era evidente, ¿cierto?
-Sit down, please –pidió Kame de forma gentil a una alumna que se había puesto de pie para dar su respuesta-. Now, the adjetives and superlatives are kind of similar, as japanese and any language I heard of. But… -se quedó callado cuando vio pasar a Jin casi con prisa y con una cara de pocos amigos- Wait a minute… Practice conversation -ordenó de inmediato al notar que el paso de Jin era inusual: estaba enfadado.
El alumnado se quedó mirándose entre sí, pero accedieron y observaron cómo su profesor salió presuroso también. Ya antes lo habían visto hacer lo mismo, pero parecía que en esa ocasión tenía aún más prisa.
Caminó rápidamente por el pasillo y siguiendo más su instinto porque no logró ver por qué pasillo había doblado su novio, llegó hasta los servicios donde casi se besan por primera vez. Quizá, en otro momento se habría sonrojado por el recuerdo, pero ahora estaba tan preocupado por Jin que importaba poco lo que antes hubiera sucedido ahí.
-¿Jin? –preguntó al cruzar la puerta- Jin… -lo vio sosteniéndose del lavamanos y con la cara mojada, aguantándose quizá las ganas de golpear algo o estallar en cólera- ¿Qué pasó? Fuiste a hablar con el Director, ¿cierto? ¿Qué te dijo? –se acercó cuidadosamente, como si pudiera causarle daño, queriendo darle su espacio.
-Regrese a sus clases, Kamenashi-sensei –fue lo único que Jin respondió mientras el rostro le goteaba, aún sostenido en el lavamanos.
Kame no pudo decir nada. Sintió como si aquel “formal” le perforaba el corazón y le diera a entender que algo muy malo había sucedido, porque su novio ahora… lo trataba de forma fría y autoritaria como… como cuando recién se conocieron.
No se aguantó y se acercó rápidamente para rodearlo con sus brazos por medio de la cintura, apoyando su rostro en su hombro. Sino hacía eso sentiría que lo perdería.
-No me llames así… -pidió Kame preocupado y herido. No soportaba escuchar formal de parte de Jin. Lo había acostumbrado a ser informal en todas partes y…- No quiero regresar atrás…
-Suélteme… -susurró Jin no queriendo mirarlo, pues de lo contrario sus sentimientos se apoderarían de él y terminaría rodeándolo, besándolo y hablándole bonito como siempre.
-No quiero… -negó aún recargado en su hombro.
-Le digo que…
-No… -continuó negando, apretando más su abrazo- porque cuando me llamabas así… estabas con Uehara-san y… no quiero…
-Kame…
-¡Kazu! –lo corrigió sin dejarlo terminar- Kazu… Me gusta que me llames así… Los demás nombres me dan… miedo… -Jin no dijo nada y se quedó observando a Kame, que continuaba aferrado a él, con el rostro cubierto por su hombro- No sé qué te haya dicho el Director pero… no me trates tan frío… -no volvió a responderle. Era necesario volver a ser formales porque estaban dentro de un área de trabajo, y dentro debían ser como antes: superior y kohai, no enamorados.
-No puedo darte un trato especial –aún estaba suspendido, así que podía hablarle bien. De cualquier modo, tenía qué tranquilizarlo y hacerlo entender. No era que de verdad fuera a ser frío hasta en casa, pero debía entender que así iba a ser el trato de ahora en adelante-. Eso provocó que nos descubrieran, Kazu… Entiende que solo quiero protegernos.
-Lo-lo entiendo, pero… -Jin lo retiró con suavidad y tomó sus mejillas- me gusta ser consentido por ti.
-Y yo adoro hacerlo, lo sabes… -le besó la frente y por fin le sonrió como Kame reconocía- Pero tenemos qué estar conscientes de que eso nos trajo problemas. No quiero que pase nada más. El Director ha decidido darme una segunda oportunidad y tengo qué poner todo de mí para que funcione y no decepcionarlo, ¿comprendes?
-¿Y yo? –cuestionó con un dejo de egoísmo.
-Kazu-chan, tú siempre vas a ser la persona que amo. Dentro y fuera del trabajo, pero tienes qué entender que no puede ser igual que todos lados –acarició sus mejillas, sonriéndole con pesar-, ya que si seguimos así, no solamente el jefe será el único que lo sepa… sino todos los demás.
-Nuestra relación no debería importarles sino nuestro desempeño en el trabajo –hizo un puchero de enfado y desvió la mirada.
-Escúchame… -besó sus labios con dulzura para hacerlo reaccionar- estoy de acuerdo con eso, pero debes aceptar que, de alguna manera, todo ha perjudicado nuestro trabajo, así que no hables así.
-¿Estás de acuerdo en que…? –nos separen…
-Me costó mucho tenerte, y sé que a ti te fue muy difícil tomar la decisión de estar conmigo. Te amo y no pienso dejarte. Entiéndeme, Kazu-chan. Eres la persona que amo, con la que me gusta vivir y por la que daría muchas cosas… por eso debo proteger lo que hemos logrado hasta ahora… y una de las formas es… no abandonando mi ética profesional. Sabes, muy en el fondo, que el Director tiene razones para estar enojado. Yo lo único que quiero es recuperar su confianza y…
-A costa de la mía, ¿verdad? –se soltó de Jin y se cruzó de brazos, mirando hacia otro lado.
-Kazu… -se estaba cansando. Sentía mucha fatiga por todo el estrés acumulado de aquella semana. De estar reflexionando, de hablar con el Director, con Kame, con Maru… incluso con su madre.
-No, mira… está bien, entiendo –Kame dio unos pasos hacia atrás, queriendo parecer compasivo, pero al mismo tiempo, intentando escapar de las decisiones de su novio-. Si te parece que esto ha terminado con tu carrera, entonces podemos dejarlo aquí.
-¡Es que yo no…! –pero ya no terminó de decir nada porque Kame se dio la media vuelta y se fue, con la cabeza baja y una mueca de profunda decepción- ¡Kazuya! –pero de nuevo, no
obtuvo respuesta… y era otra persona de las que realmente apreciaba, que lo dejaba con la palabra en la boca.
Apretó los labios y se fue en la misma dirección que Kame. Quería dejarle claro que no estaba haciendo las cosas a costa de nadie y que solo buscaba una solución para todo ese asunto, después de todo, querer seguir como hasta ahora solo acarreaba problemas y era una actitud infantil.
Sin embargo, cuando ya no hubo ruido dentro del baño, una de las puertas se abrió, y del interior del cubículo el rostro sorprendido de Tanaka Koki se apareció. Parecía que había visto a un fantasma, pero era la impresión de enterarse que, el respetable y tan adorado Akanishi Jin, sostenía un romance con el tan mimado y lindo Kamenashi Kazuya.
-Sou… ka… -fue lo único capaz de decir ante no poder asimilar el hecho.
Jugueteando con su lápiz, aún cuando ya había pasado su hora de salida, Kame pensaba en la plática tan amarga, y que lógicamente había terminado en discusión, que tuvo con su novio. Odiaba discutir con él. Entendía que se había comportado poco comprensivo pero también estaba asustado. Desde que Jin le dijo que los habían descubierto, no podía siquiera concentrarse bien, se ponía de mal humor con rapidez y a veces quería entrar en le despacho del Director y gritarle que no entendía nada. Pero al final… Jin tenía razón, la culpa la habían tenido ambos por ser tan poco discretos… y comprendía que tenían qué volver a lo de antes sino querían que los demás se enteraran pero… era tan difícil…
“Yo lo único que quiero es recuperar su confianza y…”
Eso sí que lo había hecho enfadar.
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Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
-Otsukaresama –Maru se puso de pie y se fue, despidiéndose de todos mientras que los demás le deseaban buenas noches.
Kame se mordió el labio inferior y se puso de pie. No estaba dispuesto a que su relación con Jin se fuera por la borda. No. Él tenía razón, después de todo lo que habían pasado juntos, no podían dejar que las cosas empeoraran solo porque estaban comportándose como adolescentes con la hormona que bailaba de emoción. Debía ser más responsable. Ya era un adulto y hacía poco le había hecho una escena tonta a su novio, provocando que se fuera a casa peor de lo que se sentía.
Guardó sus cosas y tomó su maletín, pero antes de salir de las oficinas, se dirigió con paso decidido hacia la oficina de su jefe. Le dio tres golpes a la puerta y cuando escuchó el consentimiento de que entrara, lo hizo sin ningún reparo. Al cerrar la puerta, se inclinó de inmediato.
-Ah, Kamenashi-sensei, creía que ya se había ido porque su hora de salida fue hace como una hora, ¿cierto? –comentó el Director extrañado- ¿Trabajando horas extras?
-No exactamente –contestó muy serio.
-¿En qué puedo ayudarte? –notaba algo en el tono de su empleado y supo de inmediato que quizá quería hablar sobre el tema de Jin.
-Jefe… -Kame se sentó para tener un apoyo y no abandonarse a la ira- Hay algo que he estado pensando desde hace unos meses… -era cierto, hacía mucho lo estuvo pensando sin decírselo a nadie porque no quería tener de por medio comentarios de ciertas personas. Solo se lo había comentado a Yuichiro y lo único que recibió fue una sencilla frase: “Haz lo que creas correcto, pero no resuelvas las cosas por capricho”- Quiero cancelar mi contrato en Canadá.
-… ¿Cómo dices? –preguntó el Director casi en estado de shock. Sí, Jin tenía qué ver con eso, algo se lo decía. Si al menos no directa, indirectamente.
-No quiero cambiar de residencia –contestó más directamente.
-¿Esto tiene qué ver con Akanishi-sensei? –si Jin lo había convencido para no irse, entonces tendría una verdadera razón para despedirlos a los dos.
-No. Akanishi-sensei no tiene nada qué ver con esto, señor –le sostuvo la mirada aún si sentía que el Director quería matarlo con la suya-. Estoy enterado de los últimos acontecimientos y solo quiero decirle, que no voy a dejar de quererlo ni aunque me manden a África, pero esa no
es la razón por la que deseo quedarme –tampoco pretendía pedirle perdón por la indiscreción, aunque sabía que el Director se la tenía bien merecido.
-¿Dónde quedó tu deseo de crecer fuera de Japón? –cuestionó armándose de paciencia.
-Enseñar es enseñar, ¿cierto? Dentro y fuera de tu país natal o extranjero. Akanishi-sensei me ha hecho verlo así –Kame no se daba cuenta de lo que estaba diciendo. Estaba dándole pautas a su jefe de cuáles eran sus verdaderos sentimientos, de todo el amor que sentía por su pareja y de que no era capaz de dejarlo ni aunque tuviera qué dejar atrás sus proyectos-. Me gusta mi trabajo, me gusta estar aquí… y si cometimos un error creo que merecemos ser castigados… LOS DOS.
-¿Estás dándome a entender que quieres que te suspenda también a ti? –sonrió desconcertado.
-Si piensa que es el castigo que merezco, entonces no me opondré –contestó sin dudar.
-Tienes agallas, Kamenashi-sensei –alzó la ceja y se levantó de la silla admirando la forma tan firme con la que hablaba, pero también, causándole un poco de tristeza el ver cómo es que se dejaba llevar tanto por sus emociones-. Tanto para decirme que estás enamorado de tu superior, como para pedirme un castigo por su irresponsabilidad… pero no las tienes para disculparte.
-No siento que hayamos hecho algo malo –y al ver que su jefe se volteaba de inmediato con los ojos inyectados de furia, se apresuró a completar-, salvo la indiscreción en Asahi TV –y dejando atrás su creencia de que no le pediría una disculpa, se puso de pie y se inclinó con firmeza, rezando la frase de disculpa de cualquier empleado.
-… Akanishi-sensei sí que te subestima… -fue lo único que le escuchó decir cuando volvieron a tomar asiento.
-¿Qué quiere decir? –preguntó Kame sin entender.
-Él me pidió que no te dijera nada porque quizá te tirarías a llorar aquí y terminarías sintiéndote totalmente responsable del asunto porque… comentó que no fuiste tú el que quiso comenzar con… Bueno, eso es su vida personal, algo en lo que no me meteré. Ustedes saben en quién se fijan pero… -juntó sus dedos pensando que él también había subestimado a Kame, pero ya no lo haría más.
-Y claro que me siento culpable, después de todo, yo también fui irresponsable.
-Me alegra que lo comprendas –se sorprendía por la tranquilidad con la que hablaba con Kame, cuando a Jin le había gritado. Quizá era porque había pasado ya cierto tiempo y se sentía más tranquilo, pero no por eso menos enojado-. De todos modos ya he decidido el castigo que voy a imponerte.
-¿Cuál es?
-Te removeré de tus actividades como profesor de clases intensivas –Kame guardó su sorpresa para su interior, pero de verdad le dolían esas medidas, ya que además de que su salario sería recortado, no podría seguir aprendiendo de Jin… sin mencionar el tiempo que pasaban juntos en la televisora-. No puedo obligarte a ir a Occidente sino lo quieres, pero sí puedo transferirte de plantel, Kamenashi-sensei. No me des un motivo para hacerlo.
-… ¿Qué quiere decir?
-Un escándalo más… y te mando a Yokohama.
La resolución del Director había sido muy clara: o se comportan o los separo. Así de sencillo, sin más rodeos, ni señales, ni palabras de más. Tan sencillo como decir: “Tengo el control”. Y es que esa era la realidad, en todos los trabajos era lo mismo: no obedeces, pagas de alguna forma… y le estaban dando donde más le dolía.
Era cierto que había dicho que no dejaría de querer a Jin ni aunque lo mandarán fuera, pero el hecho de estar lejos, de no poder verlo todos los días o vivir con él, de no abrazarlo, besarlo, simplemente estar a su lado… era una prueba que quizá no podría superar.
¿Escándalo? Ni que fueran artistas del medio del espectáculo o algo así, pero lo cierto era que sí tenía el poder de mandarlo a otro lugar, ya que seguía siendo el Director y sabía que había diferentes cedes de la misma escuela en todo el país. No por nada se iba a inaugurar el primer plantel en Canadá.
“Me costó mucho tenerte, y sé que a ti te fue muy difícil tomar la decisión de estar conmigo. Te amo y no pienso dejarte. Entiéndeme, Kazu-chan. Eres la persona que amo, con la que me
gusta vivir y por la que daría muchas cosas… por eso debo proteger lo que hemos logrado hasta ahora… y una de las formas es… no abandonando mi ética profesional. Sabes, muy en el fondo, que el Director tiene razones para estar enojado. Yo lo único que quiero es recuperar su confianza y…”
Otra vez esa maldita discusión en su cabeza. Parecía disco rayado en su mente y estaba cansándose de escucharla desde que Jin se fue de la oficina.
Seguramente lo esperaba en casa o quizá estaba enfadado por su comportamiento… pero es que sintió tanto miedo que lo único que pudo hacer fue comportarse como un idiota celoso, temeroso y sobre todo, indignado. Lo que más le molestaba, era comprender que había sido egoísta… y más aún estaba enojado el darse cuenta que era su forma de defenderse cuando se sentía amenazado: comportarse como un niño.
Ueda tenía razón… ¡hasta cuándo iba a convertirse en un adulto responsable!
-Tadaima… -se anunció al abrir la puerta con pesadez y entrar en el pasillo-recibidor casi arrastrando los pies.
La luz estaba encendida, lo que quería decir que Jin estaba en casa. Quizá mirando la TV, o tal vez haciendo la comida… pero estaba en casa. Aún después de discutir, aunque le hubiera dicho palabras tan crueles separarse o lo indirecto a eso. Jin estaba ahí… en casa… esperándolo como siempre… como siempre…
-Kazu-chan, okaeri –Jin se asomó al final del recibidor, con el traje todavía puesto, incluso el saco. ¿No era casi verano para estar usando un atuendo tan cubierto? Ni siquiera estaba encendida la calefacción.
-Jin… -dejó caer sus cosas sin importarle que dentro traía el celular, el cual se estropeó de la pantalla.
Quitándose los zapatos, caminó rápidamente a él para refugiarse en sus brazos y rodearle la cintura.
Sus movimientos no desconcertaron al mayor, pero sí se preguntó por qué le daba un recibimiento así después de la pelea tan fea que habían tenido en la escuela. Sin embargo, también rodeó su cintura y besó su cabello, sintiéndose aliviado de que estuvieran reconciliándose con ese abrazo.
-Debes estar cansado… ¿Quieres…? –pero Kame no lo dejó terminar la sugerencia y comenzó a besarlo apasionadamente… No. No era un beso apasionado, porque de inmediato Jin pudo notar que había otro sentimiento… preocupación.
-Jin… -susurró entre besos. Liberó a Jin de su abrazó y comenzó a deshacerle el nudo de la corbata con tanta rapidez que el mayor se asustaba un poco por la impaciencia que estaba viendo en Kame… pero aún así no lo detuvo.
-Ka-Kazu-chan… ¿qué…? –pero de nuevo no lo dejó preguntar nada porque volvió a sellar sus labios, besándolo con el mismo ímpetu y sentimiento de antes.
Ésta vez, Kame no dijo nada. Continuó besando a Jin una y otra vez, sin darle tregua y logrando contagiarle la pasión con aquellos besos frenéticos, casi salvajes que le arrancaba hasta dejar sus labios hinchados en unos minutos, en los cuales, Kame logró sacarle la corbata, el saco y la camisa, dirigiéndolo al cuarto y tomando el control, cosa que excitaba a Jin.
El mayor lo tomó por la cintura para así sentir que tenía algo con lo qué mandar, pero en los besos no estaba mandando. Y sin darse cuenta, él también había casi desnudado a Kame, dejándolo solo con sus pantalones, al igual que él.
De repente, el menor lo empujó sobre la cama y se posicionó sobre él. Eso le parecía tremendamente familiar: ¿no era lo que él hacía cuando iban a comenzar a…? Pero los papeles estaban invertidos… y de alguna manera, sintió todo muy extraño. Sabía que esa vez no era parecida a ninguna otra.
-Ka-Kazu… espera… -suspiró cuando sintió que Kame comenzaba besar su cuello con desesperación- Kazu… e-escúchame… Ka-Kazu… -se mordió el labio inferior gozando cómo su novio bajaba los besos hasta su pecho y una de sus manos se desviaba al cinturón para desabrocharlo.
¡Muy bien, suficiente!
-¡Basta! –Jin volteó lugares rápidamente. Le encantaba sentir que Kame lo deseaba pero… no de esa manera. Era como si estuviera buscando la salida a algo, lo conocía a tal grado de poder decir con seguridad, que algo le pasaba y quería olvidarlo con SEXO, no haciendo el amor- ¿Vas a decirme qué pasa contigo? –preguntó bufando del placer contenido y las ansias de continuar, tomándole la muñecas para evitar que intentara escapar.
-… Solo quiero…
-¡No, tú lo que quieres es huir! No te atrevas a mentirme, Kazuya –lo interrumpió casi alzándole la voz. Estaba enfadado, porque si algo odiaba era sentirse como un objeto o alguien que era capaz de hacer que las preocupaciones se desvanecieran… No le gustaba tener sexo con Kame, por ser pareja, quería hacer el amor… no el simple acto de satisfacción y ¡listo!
-Lo siento… -contestó el menor haciendo un puchero, pensando que podría engañarlo.
-No te hagas el lindo –dijo con severidad.
-Es que yo solo… -comprendió que no podría convencer a Jin con sus pucheros.
-¿Me vas a decir por qué llegaste así? –liberó un poco las muñecas del menor al ver en sus ojos que había comprendido.
-Y-yo… -apretó lo labios. Había tantas cosas en su cabeza que no sabía cómo comenzar, así que solo desvió la mirada y volvió a hacer un puchero, ésta vez de forma inconsciente- solo quería decirte…
-¡¿El qué?! –casi le gritó poniéndose de pie. Era la primera vez que se sentía usado por Kame de manera sexual.
-Jin… -se recargó en sus codos sobre el colchón, mirando a su novio con mucho miedo. Sabía que enojado daba mucho miedo, pero esa era la primera vez que lo veía tan enfadado… y era por su causa.
-Olvídalo… -se dirigió a la puerta de la habitación para salir, mientras se abrochaba el cinturón que Kame había logrado deshacer. Tomó su camisa del umbral de la puerta y la vistió de nuevo.
-Matte!! –Kame se puso de pie pero Jin no le hizo caso y se cerró los botones para después entrar en la sala y sentarse en el sofá, encendiendo el televisor, decidido a calmarse porque sino comenzaría a decirle estupideces.
El menor lo vio desde el umbral, mirando la televisión con su cabeza recargada en la palma de su mano.
“La hiciste buena, Kamenashi, solo observa lo tenso que está su cuerpo”
No se atrevía a decir nada, ni siquiera a acercarse por temor a hacerlo enojar más. Tenía muchas cosas qué decirle, sobre todo, explicarle por qué se había comportado así pero… no se animaba a hacerlo y no sabía por qué.
-No… -corrigió- Tampoco… -tachó- Quizá… -volvió a borrar.
Anotó varias frases en francés sobre las líneas negras de las hojas. Se le había hecho una costumbre y muchos le preguntaban por qué lo hacía. Era maestro, tenía qué poner anotaciones, ¿cierto? A lo que después volvían a preguntarle por qué en francés. Entonces solo sonreía…
-¡Voy! –contestó de inmediato, quitándose los anteojos y poniéndose de pie para ir a abrir la puerta.
Ese día tenía una inspiración tan impresionante, que quería pasar el menos tiempo posible lejos de sus partituras. Había pensado en hacer una canción, y aunque no tenía la letra todavía, sabía del significado. Eso era suficiente para él.
-Hai? –preguntó abriendo y quedándose estático al ver quién era la persona que estaba en el umbral, con las manos en los bolsillos de la gabardina y escondiendo sus labios- Yucci… -suspiró el menor sorprendido. No lo esperaba, aún si hacía varias noches que esperaba que tocaran su puerta y fuera él, o que llegara a casa después de comprar la cena y encontrara a Maru haciendo de comer.
-Konbanwa… Genki? –preguntó un poco temeroso de cómo comenzar una conversación.
-Hai… Genki –no pudo evitar sonreír y acercarse para abrazarlo con fuerza-. Demo… ima wa ureshiku natteru… -susurró cerrando los ojos, sin ser capaz de esperar a que Maru entrara al departamento- Yucci… Aishiteru…
-Boku mo… -contestó sonriendo por lo cálido que se sentía Ueda… Como siempre.
-¡Ah, pasa, pasa! –lo soltó rápidamente y se hizo a un lado para dejarlo pasar.
-Gracias –se quitó los zapatos pero antes de adentrarse en el departamento que tanto extrañaba, volteó con Ueda y le dio un profundo beso en los labios, que el menor le respondió con una dulce sonrisa y acariciando sus mejillas-. No he venido a quedarme… -susurró después de separarse de aquel beso, y entonces le supo amargo cómo fue que la sonrisa de su novio se desvaneció- Quería verte… Asegurarme de que estás bien y sobre todo… que ninguna adolescente esté seduciéndote… -susurró bromeando.
-¿Cómo? –esa ocurrencia le supo un poco divertida, por lo que soltó una risita divertida.
-Ah… Na-nada, olvídalo… Creo que se me pega lo baka de Jin… -se rascó la nuca muy avergonzado por no haberse tragado esas últimas palabras, pero al mismo tiempo agradecía que estuviera riéndose.
-¿De dónde sacas esas cosas, Yucci? –continuó riéndose.
-Mejor no me preguntes –continuó sonrojado.
-Me gustaría mucho que te quedaras pero… dije que iba a aceptar esto del tiempo y… he intentado llevarlo lo mejor posible –le regaló una sonrisa animada y Maru se sintió un poco más aliviado. Le sorprendía que no le hiciera un berrinche, pues había pasado una hora afuera del edificio, pensando en cómo decirle que estaba ahí para saber cómo estaba más no para quedarse… y ya podía ver la respuesta de Ueda, presionándolo para que saliera o quizá cerrándole la puerta en la cara.
-¿Cómo te ha ido? Kame-chan me comentó que tienes ya algunas clases –preguntó con ternura mientras le acariciaba el contorno del rostro.
-Sí, estoy muy feliz con eso –le tomó la mano, sin sentir que hiciera algo malo y lo guió al interior del departamento-. Con el tiempo volveré a tener todos los horarios que antes abarcaba pero quiero ir de poco a poco.
-Es buena idea –contestó al verlo cerrando la compuerta que cubría las teclas del piano negro-. ¡Espera! –se apresuró para detenerlo, poniendo sus manos en las de Ueda, quién lo miró ladeando la cabeza sin entender qué pasaba- ¿Podrías tocar un poco? Extraño escucharte y… escuchar música clásica no es lo mismo que tenerla en vivo… y menos de ti…
El menor se sonrojó y sonrió halagado. Le alcanzó los labios con facilidad y casi de inmediato se separó.
Ambos sonrieron debido a que no podían creer que se comportaran como una pareja que no había tenido un gran problema anteriormente. Aún si Maru se sentía un poco dolido todavía, no podía evitar sentir tanto amor estando a su alrededor, y lo mismo Ueda.
-Siéntate conmigo –propuso el pianista mientras se sentaba en el banquillo negro.
Maru lo imitó mientras se quitaba la gabardina y el saco del traje. Siempre que estaba cerca de Ueda, por alguna extraña razón, no sentía frío.
-No, no. Aquí –indicó detrás suyo, haciéndole un espacio como solía hacerlo cuando Maru quería observarlo tocando el piano, moviendo sus manos con rapidez por las teclas o con suavidad cuando tocaba alguna Serenade.
Pensando que quizá no era buena idea ir tan rápido, se quedó pensativo por unos momentos pero al final se sentó detrás de su novio.
-Pon tus manos sobre las mías –se estrechó más contra el cuerpo de Maru, hablándole en tono íntimo.
-¿Así? –obedeció sin dudar más y las colocó sobre las de su novio, dándose cuenta que eran más grandes.
-Sí… Solo… recórrelas un poco porque sino me equivocaré y sentiré más pesadas mis manos… -Maru obedeció y dejó sus dedos al ras de los de Ueda, quién sonrió satisfecho y comenzó a teclear al azar, como si estuviera calculando la pesadez de esas dos extremidades.
-¿Puedes tocar así? –preguntó Maru acercándose al oído el menor, sin darse cuenta que la posición era muy íntima.
-Claro que sí, solo no te pongas pesado, ¿de acuerdo? Relájate porque sino voy a terminar tocando tonos que no son –asintió sin voltear a mirarlo, y no es que Maru estuviera mirándolo tampoco, sino que estaba completamente absorto con sus manos sobre las de su novio.
Maru no respondió nada más y suspiró. Quiso cerrar los ojos para lograr una mejor relajación, pero no quería perderse ningún movimiento de las manos expertas de Ueda. Le fascinaba cómo se veía tocando el piano.
Y al poco tiempo de practicar con peso sobre sus manos, Ueda comenzó una dulce y lenta melodía que Maru reconoció como Nocturne, de Frédéric Chopin. Sabía que le gustaba mucho esa pieza, porque la tocaba casi todos los días y además, animaba a sus alumnos a aprenderla cuando ya eran muy avanzados.
Podía sentir como si él mismo estuviera tocando: le gentileza de Ueda al mover sus manos, al presionar las teclas, hacer los forte, etc. Algunas notas eran como una caricia y otras como una bofetada. Conocía esas dos cosas, porque ya las había vivido en carne propia. La forma de ser de Ueda… su sutileza al moverse, al hablar… todo eso podía leerlo por la manera en que interpretaba. Comprendía por qué la música era la pasión de su novio…
De pronto, una sola nota lo hizo recordar algo que nada tenía qué ver con música, pero sí con Ueda (comenzaba a pensar que, música y Ueda Tatsuya eran la misma cosa en su vida). Volvió a sentir la misma nota… y una sensación familiar recorrió su cuerpo y se albergó deliciosamente en su estómago: un beso.
Ya no puso tanta atención a sus manos, que hablaban por sí solas, sino al rostro concentrado y ligeramente sonriente que presentaba Ueda. Definitivamente, si aquella noche en donde se conocieron, lo hubiera visto tocar el piano, permitiéndole sentir cómo lo hacía, habría caído rendido, perdidamente enamorado por la forma en que se expresaba por medio de la música. Y es que si bien Ueda era coqueto con palabras, usando el piano era la persona más maravillosa y delicada de todas.
-Tat-chan… -lo llamó casi en un suspiro.
-¿Mmm?... –preguntó casi ido, pues ponía más atención a la melodía que a lo que hubiera en su alrededor.
-Para, por favor…
-¿Eh? –y perdiendo toda concentración, a unas cuantas notas de terminar toda la pieza, Ueda se detuvo sintiendo algo horrible en su pecho. Maru nunca le había pedido detenerse- ¿No te… gustó? –volteó a mirarlo preocupado y temeroso por su respuesta.
-… Por favor, Tat-chan… -contestó sonriéndole como si lo que dijera fuera un chiste muy malo, y en seguida guió una de sus manos para tomarle la mejilla y comenzar a besarlo con ternura y paciencia.
Ueda suspiró dentro del beso, debido a lo inesperado del mismo. De inmediato tomó la mano que Maru tenía en su mejilla y la dirigió hacia su cintura, para que el mayor la afianzara y él pudiera sostenerse mejor de su cuello. Y no pasó mucho tiempo antes de que se sentara completamente sobre las piernas de Maru, sin siquiera romper el beso.
Pasaron varios minutos así, sin tocarse, pero acariciándose partes inocentes de su cuerpo. Continuaron besándose pacientemente y liberando pequeños suspiros, respirando de vez en cuando y uniendo sus bocas de nueva cuenta.
Un pensamiento, un “te amo”, un “gracias”, sus nombres. No sabían exactamente qué decir ni por qué estaban tan… tranquilos después de todo lo que estaba sucediendo entre ellos, viviendo separados, sin haberse visto en una semana y ahora se comportaban como un par de adolescentes que apenas comenzaban a vivir el primer beso largo.
-Ya… ya debo irme… -interrumpió Maru al momento de sentir que quería llevárselo a cuarto y continuar. No hacerle el amor, o quizá sí… pero solo quería recostarlo y continuar mimándolo.
-No… -contestó Ueda estrechándose más a su novio, encaprichándose con sus labios y mejillas.
-Tat-chan… se hará tarde… -pidió no poniendo mucho de su parte, pues aún tenía su cintura bien rodeada con ambos brazos.
-Quédate… -cuando por fin se separó y lo miró a los ojos, intensificó su mirada, esperando que así pudiera convencerlo- Por favor… solo ésta noche…
-No, Tat-chan… porque si lo hago, mañana querré hacerlo… y pasado también… y así hasta que se me vuelva un vicio –respiró un poco agitado por la adrenalina que sentía.
-Entonces quédate ésta semana… y la que viene… El mes entero… Todo el año… -cerró los ojos y apoyó su frente en el mentón de Maru, suspirando porque dijera que sí- Por favor,
amor… no te vayas… No después de lo lindo que lo hemos pasado, aún si solo han sido unos minutos…
-No puedo… -también cerró los ojos y acarició su cintura. Solo había estado ahí por quince minutos, pero le parecía que habían sido horas.
-Te amo, Yucci… Mucho. Por favor, quédate…
-Pórtate bien, ¿quieres? –besó su frente para hacer definitivo el irse. Sus ganas de quedarse a dormir lo estaban venciendo y… tenía qué continuar. Ueda estaba llevando bien la prueba aún estando solo, por eso no podía quedarse. Aún faltaba poco… pero muy POCO.
-¿Si me porto mal, vendrás a regañarme? –alzó la mirada, observándolo con ojitos de cachorro.
-Sí, mucho –volvió a besar su frente.
-Entonces puedo comenzar desde ahora para que no tengas qué irte –sonrió con picardía.
-Tat-chan… -el melodioso tono con el que lo llamó, le pareció tan dulce y sincero a Ueda, que no pudo evitar sonrojarse y suspirar derrotado. No estaba bien imponer sus deseos y olvidarse de lo que quizá tenía Maru en la cabeza.
-Bien, bien… -se puso de pie en contra de sus deseos y dejó que el mayor también lo hiciera- ¿Cuándo vienes de nuevo? –se llevó las manos atrás para vencer las ganas de colgarse a su cuello y volver a besarlo.
-Pronto –sonrió asintiendo.
-¿Qué tanto? –se ilusionó con la idea de verlo la próxima semana.
-Quizá el próximo mes –bromeó poniéndose el saco y la gabardina.
-¡Yucci!~ -se quejó el menor haciendo un puchero.
-Bromeo, Tat-chan… -se inclinó para besar su mejilla- No sé decirte, pero falta poco.
-Es que quería preparar tu cena favorita… -susurró jugueteando con sus dedos.
-¿Ah, sí? Entonces, cuando venga de nuevo, saldremos juntos a hacer la compra, ¿te parece bien? Y después cenaremos –le tomó la mano para que lo acompañara al recibidor.
-¡Y ese día te quedarás, ¿ne?! –preguntó emocionado, queriendo ser lo más insistente para lograr siquiera un “tal vez”.
-Ese día… -se acercó a su oído y le murmuró algo por lo que Ueda se sonrojó levemente.
-Yucci…
-¿No? –se alejó no sin antes acariciar la mejilla de su novio y calzar sus zapatos.
-Ya lo pensaré –sonrió casi diciéndole que “sí” con la mirada.
-Oyasumi, Tat-chan.
-Oyasumi, Yucci –lo tomó de la solapa de la gabardina y lo acercó para darle un último beso corto en los labios, arreglándole la corbata que, de forma descuidada, había enchuecado a causa de los besos.
Pasadas la una de la madrugada, Jin apagó el televisor y se puso de pie. Se dirigió al dormitorio para descansar de una buena vez, aunque le supo mal acostarse solo, ya que Kame estaba profundamente dormido en su lado de la cama (a las doce de la noche se asomó a la sala para decirle que se iba a dormir, pero Jin no le respondió).
Ya cambiado y recorriendo las sábanas y frazadas de ese extremo de la cama, se metió en la misma. Al recostarse apagó la luz de la pequeña lamparita que tenía de su lado de la cama y cerró los ojos, acostándose de lado.
Casi de inmediato cuando dejó de moverse, sintió movimiento, pero no abrió los ojos. Suponía que Kame estaba acomodándose en sueños. Era muy raro que se moviera al dormir, pues era muy tranquilo la mayor parte del tiempo. Sin embargo, cada vez sintió un poco de más movimiento, como si estuviera acercándose y… no se equivocó, porque en seguida sintió cómo un brazo de su novio le rodeó la cintura, además de sentir su delicada nariz encajándose suavemente en su espalda.
-Jin… -lo llamó Kame en un susurro.
Pero el mayor no estaba de humor para atender sus mimos… y mucho menos después de lo que había pasado hacía unas horas. Así que, muy a su pesar, se quitó la mano de Kame de su cintura y cerró los ojos, aún sintiendo su nariz en su espalda.
Kame hizo una mueca de profundo dolor por el rechazo de su novio, pero comprendía que Jin estuviera todavía enojado, después de todo, podía comprender cómo lo había hecho sentir. De
modo que solo se quedó apoyando su frente y nariz en la espalda de Jin, aguatándose las ganas de abrazarlo y dormirse en su espalda o regazo.
-El Director habló conmigo… -susurró después de unos minutos del rechazo, más para sí que para Jin, como si estuviera dándole los por menores del asunto, pero sabía que Jin probablemente ya estaba dormido.
El mayor no estaba dormido, por lo que abrió los ojos al escucharlo y esperó a que continuara hablando. Sentía preocupación por lo que fuera que el jefe le hubiera dicho, pero aún estaba enfadado. Ni aunque llorara podría lograr convencerlo.
-Me relevó de las clases particulares… -dijo más apesadumbrado. De verdad le dolía que lo hubieran degradado porque pensaba que algún día podría dar clases intensivas solo, sin necesidad de supervisión.
Jin apretó los labios. Ya lo sabía, y también se sentía mal porque Kame estaba aprendiendo mucho y muy rápido. De alguna manera, se sentía culpable de lo que estaba sucediéndole.
-Jin, ¿estás despierto? –preguntó el menor esperando escuchar algún sonido de parte de su novio, pero solo pudo ver la respiración profunda del otro… entonces supo que estaba profundamente dormido- Sí, tienes razón… Es hora de dormir… -sin embargo, ni siquiera se acomodó para eso- Yo no… te culpo de nada… ni tampoco creo que tener una relación sea lo que esté acabando con nosotros. Siento haberte dicho esas cosas en la mañana… Estaba enfadado y a la vez asustado. Sentía que preferías tu trabajo que a mí… Bueno, más que a tu trabajo, al Director y… No es que me dieran celos… me sentí inseguro y… -bajó la mirada avergonzado- eso me hace enfadar mucho conmigo mismo, ¿sabes? Odio… ser egoísta y lo he estado siendo contigo… -Jin paseó la vista en varias direcciones, escuchando atentamente cada una de las palabras de Kame- Llegué así… porque me sentía asfixiado, ¿sabes? Porque… el jefe dijo, que si cometía otra indiscreción, me mandaría a Yokohama y… No quiero… -se acercó más para estrecharse más contra la espalda de su novio, aún si no recibía ningún mimo- Entiendo lo que dijiste… sobre ser más cuidadosos, sobre control… y aunque me duela, vamos a tener qué regresar a lo que éramos antes, ¿ne? Senpai to kohai… con un trato de mero respeto… Nada de juegos, nada de complicidad, nada de ser los “mejores amigos” a ojos de todos… Nada de… miradas… -no pudo evitar que unas lágrimas salieran de sus mejillas y, fue entonces, cuando comprendió las acciones de Maru con Ueda- No me gusta…
Jin quiso voltearse y rodearlo. Abrazarlo para hacerlo sentir mejor, acompañado, tranquilo, asegurándole que no dejaría de quererlo aún si en el trabajo tenía qué comportarse como siempre debió ser.
-Aún si en casa podemos estar juntos. El tiempo que pasemos juntos no será el mismo, ¿cierto? –se mordió el labio. De nuevo estaba siendo demasiado egoísta- Pero… así son la mayoría de las parejas, ¿cierto? Solo se ven por la noche, en días libres o muy temprano por las mañanas, es decir, aquellas que viven juntas. Al menos nosotros tenernos ese punto a favor, ¿ne? Que podemos vernos a cualquier hora en casa o afuera… -se estaba saliendo del tema. Había algo que quería decirle a parte de cómo se sentía al respecto de aquella decisión que tenían qué tomar los dos- Pero lo haré, Jinjin… me esforzaré por volver a ser el chico de antes… para volver a tratarte como mi superior y… quererte al mismo tiempo. Va a ser muy difícil pero… confío en que… podamos lograrlo, ¿ne? Me-me esforzaré. Lo prometo –sus lágrimas no dejaban de caer, y su voz ya estaba quebrada, pero quería decir todo lo que tenía dentro de su pecho-, porque no quiero que me separen de ti, porque no quiero que me reprendan y termines perdiendo toda la credibilidad del Director… porque tu trabajo te ha costado tanto que no es justo que por mi culpa lo pierdas… -aferró sus manos a la camisa de dormir de su novio y cerró los ojos con fuerza, aguantándose un sollozo por la sola imagen de verse lejos de Jin- Sería fácil decir, que habría sido mejor no ceder contigo pero… pero… -apretó sus labios sin poder esconder un suspiro de dolor por el llanto- pero no puedo… porque… porque eres…
Al ver que Jin se movía, guardó silencio. Creía que estaba removiéndose en la cama pero… cuando se volteó enseguida y lo rodeó con sus brazos para aprisionarlo en su pecho y acariciar gentilmente su cabello y espalda, queriéndolo consolar por todo el dolor que expresaba, supo que su novio lo había estado escuchando todo el tiempo.
-Por tu culpa no voy a perder mi trabajo –susurró el mayor aún con los ojos cerrados, agradecido de que Kame pensara tanto en él y estuviera dispuesto a cambiar la relación en el
trabajo-. Tampoco van a cambiar mis sentimientos porque tenga qué hablarte como tu superior, ni mucho menos tenemos qué dejar de aparentar que nos llevamos bien, porque es la verdad Kazu… Si somos una pareja, es normal llevarnos como amigos, ¿no crees?
-Jin… -Kame se aferró a su pecho, cerrando también los ojos y derramando algunas lágrimas.
-No llores… -besó su cabello para tranquilizarlo- Imaginé que esas serían sus medidas para que nos comportáramos. Debes aceptar que también tenemos la culpa.
-Hai –asintió con debilidad.
-Tranquilo… No me iré ni permitiré que te vayas a ninguna parte –sonrió al sentirlo menos tenso.
-Hontou? –se separó un poco para mirarlo y Jin asintió besándolo en la frente.
-Te lo prometo.
-Hai… -volvió a asentir débilmente y se acurrucó en el pecho de Jin, sintiéndose más seguro y menos preocupado que antes- Perdóname, Jinjin…
-Descuida… No vuelvas a hacerlo… -sabía que Kame se refería al mal rato que habían pasado cuando llegó, pero también el menor podía equivocarse. No era perfecto aunque a veces lo pareciera- La próxima vez, dime qué te pasa, ¿de acuerdo?
-Sí, Jinjin… -volvió a asentir, usando un tono de niño pequeño.
-¿No te regañó mucho el Director? –preguntó comenzando un juego de caricias en su espalda para arrullarlo y que terminara durmiéndose.
Kame solo negó con la cabeza y continuó tranquilo en los brazos de Jin, liberando pequeños suspiros por las caricias de su novio. Adoraba cuando quería hacerlo dormir, pero lejos de eso, solo provocaba que se quedara despierto debido a lo deliciosas que eran.
-Jin… -lo llamó antes de quedarse dormido, sino se le olvidaría decírselo.
-¿Mmm?
-¿El jefe te habló del proyecto en Canadá? –Jin sintió mucho miedo por la pregunta tan repentina, pero al mismo tiempo, se agradecía a sí mismo por haber sido paciente y esperar a que el menor abordara el tema.
-Sí. Habrá una cede allá.
-Me invitó hace algún tiempo y le dije que sí pero… -se separó de inmediato para mirarlo a los ojos y que se cerciorara de que decía la verdad- pero me he dado de baja.
-¿Por qué lo has hecho? Pensé que tu sueño era irte a dar clases en el extranjero, ¿cierto? Viajar por el mundo… -le sonrió apenado. De algún modo, sentía que era su culpa que hubiera olvidado su sueño de irse.
-No lo quiero si tengo qué estar lejos de ti… -hizo un puchero. Y esa era la verdad. Si al Director le había dicho que Jin no tenía nada qué ver con eso, al final era una vil mentira, porque se sentía tan dependiente de su novio que no quería dejarlo atrás. Una relación a larga distancia terminaría con sus nervios.
-Kazu… no creo que sea bueno que dejes tus sueños por mí…
-¿Es que no lo entiendes? –le tomó el rostro- Jin… estar contigo es mi sueño…
-Kazu…
-Es cierto que dije antes, que no me preocupaba encontrar el amor porque quería irme y si tenía a alguien a quién querer sería algo difícil, pero… es porque yo nunca había amado como te amo a ti… -se animó a acercarse y besarlo en los labios- Quizá me escuché como una persona… dependiente pero… quiero hacer mi vida contigo… quiero continuar siendo maestro, aprendiendo de mi senpai, enseñando a los chicos, preparar a aquellos que se interesan por el inglés y japonés… No importa si es en Estados Unidos, Japón, Rusia, África, ¡incluso en la Luna! Jin… no me importa… porque he encontrado mi forma de vida.
-¿E-e-estás seguro de que es lo que quieres? ¿No te arrepentirás después? –le acarició su rostro, preocupado porque estuviera dejándose llevar por el estrés.
-Te lo dije en otra ocasión, ¿recuerdas? En las aguas termales… De lo único que podría arrepentirme ahora es… de no estar contigo.
-¿Y después? ¿No te pasará después?
-No sé tú… pero a mí me importa el ahora, y ese es el que me amas y yo a ti –agregó otro beso que dejó a Jin en las nubes-. Si en el futuro nos separamos, espero que sea por fuerzas mayores y no por desamor.
El mayor no pudo decir nada y lo acercó lo más que pudo para besarlo por largo rato, posicionándose sobre su novio sin ningún otro fin que tomar control sobre la situación y continuar con aquellos besos hasta que se cansaran.
-My Little Teacher… -suspiró después de separarse de los labios de Kame.
-Hacía mucho que no me llamabas así –se sonrojó debido a los recuerdos que conllevaba ese sobrenombre y después le sonrió, muy halagado-. Senpai…
Jin volvió a besarlo para después recostarse mejor y tomarlo entre sus brazos. Se acurrucaron como mejor se sintieron y cerraron los ojos para por fin dormir.
Kame se sentía más tranquilo porque ya no era rechazado y podía acomodarse en la cama como siempre lo hacía, entre los brazos de su novio y sentir su calor aún si estaban entrando en verano y después sería un poco insoportable dormir tan pegados debido a la temperatura pero… pensó que sería conveniente después poner la calefacción baja para así tener una excusa de dormir tan cerca.
Por su parte, Jin quería que las palabras de Kame se hicieran realidad. No podía esperar para contar los años que llevaban juntos y además, dentro de poco su novio cumpliría un año dentro de la escuela. ¿Acaso el tiempo pasaba rápido?
Recordó aquellos meses donde Kame se negaba siquiera a hablarle. Esos días habían pasado lentos, pero después de vivir el primer beso con él, se dio cuenta que el tiempo volaba. Los minutos parecían segundos, y las horas, minutos.
-Te amo… Mi Kazu… -Kame respondió con un gemido mimoso y ambos dejaron de hablar para conciliar el sueño.
Kame se mordió el labio inferior y se puso de pie. No estaba dispuesto a que su relación con Jin se fuera por la borda. No. Él tenía razón, después de todo lo que habían pasado juntos, no podían dejar que las cosas empeoraran solo porque estaban comportándose como adolescentes con la hormona que bailaba de emoción. Debía ser más responsable. Ya era un adulto y hacía poco le había hecho una escena tonta a su novio, provocando que se fuera a casa peor de lo que se sentía.
Guardó sus cosas y tomó su maletín, pero antes de salir de las oficinas, se dirigió con paso decidido hacia la oficina de su jefe. Le dio tres golpes a la puerta y cuando escuchó el consentimiento de que entrara, lo hizo sin ningún reparo. Al cerrar la puerta, se inclinó de inmediato.
-Ah, Kamenashi-sensei, creía que ya se había ido porque su hora de salida fue hace como una hora, ¿cierto? –comentó el Director extrañado- ¿Trabajando horas extras?
-No exactamente –contestó muy serio.
-¿En qué puedo ayudarte? –notaba algo en el tono de su empleado y supo de inmediato que quizá quería hablar sobre el tema de Jin.
-Jefe… -Kame se sentó para tener un apoyo y no abandonarse a la ira- Hay algo que he estado pensando desde hace unos meses… -era cierto, hacía mucho lo estuvo pensando sin decírselo a nadie porque no quería tener de por medio comentarios de ciertas personas. Solo se lo había comentado a Yuichiro y lo único que recibió fue una sencilla frase: “Haz lo que creas correcto, pero no resuelvas las cosas por capricho”- Quiero cancelar mi contrato en Canadá.
-… ¿Cómo dices? –preguntó el Director casi en estado de shock. Sí, Jin tenía qué ver con eso, algo se lo decía. Si al menos no directa, indirectamente.
-No quiero cambiar de residencia –contestó más directamente.
-¿Esto tiene qué ver con Akanishi-sensei? –si Jin lo había convencido para no irse, entonces tendría una verdadera razón para despedirlos a los dos.
-No. Akanishi-sensei no tiene nada qué ver con esto, señor –le sostuvo la mirada aún si sentía que el Director quería matarlo con la suya-. Estoy enterado de los últimos acontecimientos y solo quiero decirle, que no voy a dejar de quererlo ni aunque me manden a África, pero esa no
es la razón por la que deseo quedarme –tampoco pretendía pedirle perdón por la indiscreción, aunque sabía que el Director se la tenía bien merecido.
-¿Dónde quedó tu deseo de crecer fuera de Japón? –cuestionó armándose de paciencia.
-Enseñar es enseñar, ¿cierto? Dentro y fuera de tu país natal o extranjero. Akanishi-sensei me ha hecho verlo así –Kame no se daba cuenta de lo que estaba diciendo. Estaba dándole pautas a su jefe de cuáles eran sus verdaderos sentimientos, de todo el amor que sentía por su pareja y de que no era capaz de dejarlo ni aunque tuviera qué dejar atrás sus proyectos-. Me gusta mi trabajo, me gusta estar aquí… y si cometimos un error creo que merecemos ser castigados… LOS DOS.
-¿Estás dándome a entender que quieres que te suspenda también a ti? –sonrió desconcertado.
-Si piensa que es el castigo que merezco, entonces no me opondré –contestó sin dudar.
-Tienes agallas, Kamenashi-sensei –alzó la ceja y se levantó de la silla admirando la forma tan firme con la que hablaba, pero también, causándole un poco de tristeza el ver cómo es que se dejaba llevar tanto por sus emociones-. Tanto para decirme que estás enamorado de tu superior, como para pedirme un castigo por su irresponsabilidad… pero no las tienes para disculparte.
-No siento que hayamos hecho algo malo –y al ver que su jefe se volteaba de inmediato con los ojos inyectados de furia, se apresuró a completar-, salvo la indiscreción en Asahi TV –y dejando atrás su creencia de que no le pediría una disculpa, se puso de pie y se inclinó con firmeza, rezando la frase de disculpa de cualquier empleado.
-… Akanishi-sensei sí que te subestima… -fue lo único que le escuchó decir cuando volvieron a tomar asiento.
-¿Qué quiere decir? –preguntó Kame sin entender.
-Él me pidió que no te dijera nada porque quizá te tirarías a llorar aquí y terminarías sintiéndote totalmente responsable del asunto porque… comentó que no fuiste tú el que quiso comenzar con… Bueno, eso es su vida personal, algo en lo que no me meteré. Ustedes saben en quién se fijan pero… -juntó sus dedos pensando que él también había subestimado a Kame, pero ya no lo haría más.
-Y claro que me siento culpable, después de todo, yo también fui irresponsable.
-Me alegra que lo comprendas –se sorprendía por la tranquilidad con la que hablaba con Kame, cuando a Jin le había gritado. Quizá era porque había pasado ya cierto tiempo y se sentía más tranquilo, pero no por eso menos enojado-. De todos modos ya he decidido el castigo que voy a imponerte.
-¿Cuál es?
-Te removeré de tus actividades como profesor de clases intensivas –Kame guardó su sorpresa para su interior, pero de verdad le dolían esas medidas, ya que además de que su salario sería recortado, no podría seguir aprendiendo de Jin… sin mencionar el tiempo que pasaban juntos en la televisora-. No puedo obligarte a ir a Occidente sino lo quieres, pero sí puedo transferirte de plantel, Kamenashi-sensei. No me des un motivo para hacerlo.
-… ¿Qué quiere decir?
-Un escándalo más… y te mando a Yokohama.
La resolución del Director había sido muy clara: o se comportan o los separo. Así de sencillo, sin más rodeos, ni señales, ni palabras de más. Tan sencillo como decir: “Tengo el control”. Y es que esa era la realidad, en todos los trabajos era lo mismo: no obedeces, pagas de alguna forma… y le estaban dando donde más le dolía.
Era cierto que había dicho que no dejaría de querer a Jin ni aunque lo mandarán fuera, pero el hecho de estar lejos, de no poder verlo todos los días o vivir con él, de no abrazarlo, besarlo, simplemente estar a su lado… era una prueba que quizá no podría superar.
¿Escándalo? Ni que fueran artistas del medio del espectáculo o algo así, pero lo cierto era que sí tenía el poder de mandarlo a otro lugar, ya que seguía siendo el Director y sabía que había diferentes cedes de la misma escuela en todo el país. No por nada se iba a inaugurar el primer plantel en Canadá.
“Me costó mucho tenerte, y sé que a ti te fue muy difícil tomar la decisión de estar conmigo. Te amo y no pienso dejarte. Entiéndeme, Kazu-chan. Eres la persona que amo, con la que me
gusta vivir y por la que daría muchas cosas… por eso debo proteger lo que hemos logrado hasta ahora… y una de las formas es… no abandonando mi ética profesional. Sabes, muy en el fondo, que el Director tiene razones para estar enojado. Yo lo único que quiero es recuperar su confianza y…”
Otra vez esa maldita discusión en su cabeza. Parecía disco rayado en su mente y estaba cansándose de escucharla desde que Jin se fue de la oficina.
Seguramente lo esperaba en casa o quizá estaba enfadado por su comportamiento… pero es que sintió tanto miedo que lo único que pudo hacer fue comportarse como un idiota celoso, temeroso y sobre todo, indignado. Lo que más le molestaba, era comprender que había sido egoísta… y más aún estaba enojado el darse cuenta que era su forma de defenderse cuando se sentía amenazado: comportarse como un niño.
Ueda tenía razón… ¡hasta cuándo iba a convertirse en un adulto responsable!
-Tadaima… -se anunció al abrir la puerta con pesadez y entrar en el pasillo-recibidor casi arrastrando los pies.
La luz estaba encendida, lo que quería decir que Jin estaba en casa. Quizá mirando la TV, o tal vez haciendo la comida… pero estaba en casa. Aún después de discutir, aunque le hubiera dicho palabras tan crueles separarse o lo indirecto a eso. Jin estaba ahí… en casa… esperándolo como siempre… como siempre…
-Kazu-chan, okaeri –Jin se asomó al final del recibidor, con el traje todavía puesto, incluso el saco. ¿No era casi verano para estar usando un atuendo tan cubierto? Ni siquiera estaba encendida la calefacción.
-Jin… -dejó caer sus cosas sin importarle que dentro traía el celular, el cual se estropeó de la pantalla.
Quitándose los zapatos, caminó rápidamente a él para refugiarse en sus brazos y rodearle la cintura.
Sus movimientos no desconcertaron al mayor, pero sí se preguntó por qué le daba un recibimiento así después de la pelea tan fea que habían tenido en la escuela. Sin embargo, también rodeó su cintura y besó su cabello, sintiéndose aliviado de que estuvieran reconciliándose con ese abrazo.
-Debes estar cansado… ¿Quieres…? –pero Kame no lo dejó terminar la sugerencia y comenzó a besarlo apasionadamente… No. No era un beso apasionado, porque de inmediato Jin pudo notar que había otro sentimiento… preocupación.
-Jin… -susurró entre besos. Liberó a Jin de su abrazó y comenzó a deshacerle el nudo de la corbata con tanta rapidez que el mayor se asustaba un poco por la impaciencia que estaba viendo en Kame… pero aún así no lo detuvo.
-Ka-Kazu-chan… ¿qué…? –pero de nuevo no lo dejó preguntar nada porque volvió a sellar sus labios, besándolo con el mismo ímpetu y sentimiento de antes.
Ésta vez, Kame no dijo nada. Continuó besando a Jin una y otra vez, sin darle tregua y logrando contagiarle la pasión con aquellos besos frenéticos, casi salvajes que le arrancaba hasta dejar sus labios hinchados en unos minutos, en los cuales, Kame logró sacarle la corbata, el saco y la camisa, dirigiéndolo al cuarto y tomando el control, cosa que excitaba a Jin.
El mayor lo tomó por la cintura para así sentir que tenía algo con lo qué mandar, pero en los besos no estaba mandando. Y sin darse cuenta, él también había casi desnudado a Kame, dejándolo solo con sus pantalones, al igual que él.
De repente, el menor lo empujó sobre la cama y se posicionó sobre él. Eso le parecía tremendamente familiar: ¿no era lo que él hacía cuando iban a comenzar a…? Pero los papeles estaban invertidos… y de alguna manera, sintió todo muy extraño. Sabía que esa vez no era parecida a ninguna otra.
-Ka-Kazu… espera… -suspiró cuando sintió que Kame comenzaba besar su cuello con desesperación- Kazu… e-escúchame… Ka-Kazu… -se mordió el labio inferior gozando cómo su novio bajaba los besos hasta su pecho y una de sus manos se desviaba al cinturón para desabrocharlo.
¡Muy bien, suficiente!
-¡Basta! –Jin volteó lugares rápidamente. Le encantaba sentir que Kame lo deseaba pero… no de esa manera. Era como si estuviera buscando la salida a algo, lo conocía a tal grado de poder decir con seguridad, que algo le pasaba y quería olvidarlo con SEXO, no haciendo el amor- ¿Vas a decirme qué pasa contigo? –preguntó bufando del placer contenido y las ansias de continuar, tomándole la muñecas para evitar que intentara escapar.
-… Solo quiero…
-¡No, tú lo que quieres es huir! No te atrevas a mentirme, Kazuya –lo interrumpió casi alzándole la voz. Estaba enfadado, porque si algo odiaba era sentirse como un objeto o alguien que era capaz de hacer que las preocupaciones se desvanecieran… No le gustaba tener sexo con Kame, por ser pareja, quería hacer el amor… no el simple acto de satisfacción y ¡listo!
-Lo siento… -contestó el menor haciendo un puchero, pensando que podría engañarlo.
-No te hagas el lindo –dijo con severidad.
-Es que yo solo… -comprendió que no podría convencer a Jin con sus pucheros.
-¿Me vas a decir por qué llegaste así? –liberó un poco las muñecas del menor al ver en sus ojos que había comprendido.
-Y-yo… -apretó lo labios. Había tantas cosas en su cabeza que no sabía cómo comenzar, así que solo desvió la mirada y volvió a hacer un puchero, ésta vez de forma inconsciente- solo quería decirte…
-¡¿El qué?! –casi le gritó poniéndose de pie. Era la primera vez que se sentía usado por Kame de manera sexual.
-Jin… -se recargó en sus codos sobre el colchón, mirando a su novio con mucho miedo. Sabía que enojado daba mucho miedo, pero esa era la primera vez que lo veía tan enfadado… y era por su causa.
-Olvídalo… -se dirigió a la puerta de la habitación para salir, mientras se abrochaba el cinturón que Kame había logrado deshacer. Tomó su camisa del umbral de la puerta y la vistió de nuevo.
-Matte!! –Kame se puso de pie pero Jin no le hizo caso y se cerró los botones para después entrar en la sala y sentarse en el sofá, encendiendo el televisor, decidido a calmarse porque sino comenzaría a decirle estupideces.
El menor lo vio desde el umbral, mirando la televisión con su cabeza recargada en la palma de su mano.
“La hiciste buena, Kamenashi, solo observa lo tenso que está su cuerpo”
No se atrevía a decir nada, ni siquiera a acercarse por temor a hacerlo enojar más. Tenía muchas cosas qué decirle, sobre todo, explicarle por qué se había comportado así pero… no se animaba a hacerlo y no sabía por qué.
-No… -corrigió- Tampoco… -tachó- Quizá… -volvió a borrar.
Anotó varias frases en francés sobre las líneas negras de las hojas. Se le había hecho una costumbre y muchos le preguntaban por qué lo hacía. Era maestro, tenía qué poner anotaciones, ¿cierto? A lo que después volvían a preguntarle por qué en francés. Entonces solo sonreía…
-¡Voy! –contestó de inmediato, quitándose los anteojos y poniéndose de pie para ir a abrir la puerta.
Ese día tenía una inspiración tan impresionante, que quería pasar el menos tiempo posible lejos de sus partituras. Había pensado en hacer una canción, y aunque no tenía la letra todavía, sabía del significado. Eso era suficiente para él.
-Hai? –preguntó abriendo y quedándose estático al ver quién era la persona que estaba en el umbral, con las manos en los bolsillos de la gabardina y escondiendo sus labios- Yucci… -suspiró el menor sorprendido. No lo esperaba, aún si hacía varias noches que esperaba que tocaran su puerta y fuera él, o que llegara a casa después de comprar la cena y encontrara a Maru haciendo de comer.
-Konbanwa… Genki? –preguntó un poco temeroso de cómo comenzar una conversación.
-Hai… Genki –no pudo evitar sonreír y acercarse para abrazarlo con fuerza-. Demo… ima wa ureshiku natteru… -susurró cerrando los ojos, sin ser capaz de esperar a que Maru entrara al departamento- Yucci… Aishiteru…
-Boku mo… -contestó sonriendo por lo cálido que se sentía Ueda… Como siempre.
-¡Ah, pasa, pasa! –lo soltó rápidamente y se hizo a un lado para dejarlo pasar.
-Gracias –se quitó los zapatos pero antes de adentrarse en el departamento que tanto extrañaba, volteó con Ueda y le dio un profundo beso en los labios, que el menor le respondió con una dulce sonrisa y acariciando sus mejillas-. No he venido a quedarme… -susurró después de separarse de aquel beso, y entonces le supo amargo cómo fue que la sonrisa de su novio se desvaneció- Quería verte… Asegurarme de que estás bien y sobre todo… que ninguna adolescente esté seduciéndote… -susurró bromeando.
-¿Cómo? –esa ocurrencia le supo un poco divertida, por lo que soltó una risita divertida.
-Ah… Na-nada, olvídalo… Creo que se me pega lo baka de Jin… -se rascó la nuca muy avergonzado por no haberse tragado esas últimas palabras, pero al mismo tiempo agradecía que estuviera riéndose.
-¿De dónde sacas esas cosas, Yucci? –continuó riéndose.
-Mejor no me preguntes –continuó sonrojado.
-Me gustaría mucho que te quedaras pero… dije que iba a aceptar esto del tiempo y… he intentado llevarlo lo mejor posible –le regaló una sonrisa animada y Maru se sintió un poco más aliviado. Le sorprendía que no le hiciera un berrinche, pues había pasado una hora afuera del edificio, pensando en cómo decirle que estaba ahí para saber cómo estaba más no para quedarse… y ya podía ver la respuesta de Ueda, presionándolo para que saliera o quizá cerrándole la puerta en la cara.
-¿Cómo te ha ido? Kame-chan me comentó que tienes ya algunas clases –preguntó con ternura mientras le acariciaba el contorno del rostro.
-Sí, estoy muy feliz con eso –le tomó la mano, sin sentir que hiciera algo malo y lo guió al interior del departamento-. Con el tiempo volveré a tener todos los horarios que antes abarcaba pero quiero ir de poco a poco.
-Es buena idea –contestó al verlo cerrando la compuerta que cubría las teclas del piano negro-. ¡Espera! –se apresuró para detenerlo, poniendo sus manos en las de Ueda, quién lo miró ladeando la cabeza sin entender qué pasaba- ¿Podrías tocar un poco? Extraño escucharte y… escuchar música clásica no es lo mismo que tenerla en vivo… y menos de ti…
El menor se sonrojó y sonrió halagado. Le alcanzó los labios con facilidad y casi de inmediato se separó.
Ambos sonrieron debido a que no podían creer que se comportaran como una pareja que no había tenido un gran problema anteriormente. Aún si Maru se sentía un poco dolido todavía, no podía evitar sentir tanto amor estando a su alrededor, y lo mismo Ueda.
-Siéntate conmigo –propuso el pianista mientras se sentaba en el banquillo negro.
Maru lo imitó mientras se quitaba la gabardina y el saco del traje. Siempre que estaba cerca de Ueda, por alguna extraña razón, no sentía frío.
-No, no. Aquí –indicó detrás suyo, haciéndole un espacio como solía hacerlo cuando Maru quería observarlo tocando el piano, moviendo sus manos con rapidez por las teclas o con suavidad cuando tocaba alguna Serenade.
Pensando que quizá no era buena idea ir tan rápido, se quedó pensativo por unos momentos pero al final se sentó detrás de su novio.
-Pon tus manos sobre las mías –se estrechó más contra el cuerpo de Maru, hablándole en tono íntimo.
-¿Así? –obedeció sin dudar más y las colocó sobre las de su novio, dándose cuenta que eran más grandes.
-Sí… Solo… recórrelas un poco porque sino me equivocaré y sentiré más pesadas mis manos… -Maru obedeció y dejó sus dedos al ras de los de Ueda, quién sonrió satisfecho y comenzó a teclear al azar, como si estuviera calculando la pesadez de esas dos extremidades.
-¿Puedes tocar así? –preguntó Maru acercándose al oído el menor, sin darse cuenta que la posición era muy íntima.
-Claro que sí, solo no te pongas pesado, ¿de acuerdo? Relájate porque sino voy a terminar tocando tonos que no son –asintió sin voltear a mirarlo, y no es que Maru estuviera mirándolo tampoco, sino que estaba completamente absorto con sus manos sobre las de su novio.
Maru no respondió nada más y suspiró. Quiso cerrar los ojos para lograr una mejor relajación, pero no quería perderse ningún movimiento de las manos expertas de Ueda. Le fascinaba cómo se veía tocando el piano.
Y al poco tiempo de practicar con peso sobre sus manos, Ueda comenzó una dulce y lenta melodía que Maru reconoció como Nocturne, de Frédéric Chopin. Sabía que le gustaba mucho esa pieza, porque la tocaba casi todos los días y además, animaba a sus alumnos a aprenderla cuando ya eran muy avanzados.
Podía sentir como si él mismo estuviera tocando: le gentileza de Ueda al mover sus manos, al presionar las teclas, hacer los forte, etc. Algunas notas eran como una caricia y otras como una bofetada. Conocía esas dos cosas, porque ya las había vivido en carne propia. La forma de ser de Ueda… su sutileza al moverse, al hablar… todo eso podía leerlo por la manera en que interpretaba. Comprendía por qué la música era la pasión de su novio…
De pronto, una sola nota lo hizo recordar algo que nada tenía qué ver con música, pero sí con Ueda (comenzaba a pensar que, música y Ueda Tatsuya eran la misma cosa en su vida). Volvió a sentir la misma nota… y una sensación familiar recorrió su cuerpo y se albergó deliciosamente en su estómago: un beso.
Ya no puso tanta atención a sus manos, que hablaban por sí solas, sino al rostro concentrado y ligeramente sonriente que presentaba Ueda. Definitivamente, si aquella noche en donde se conocieron, lo hubiera visto tocar el piano, permitiéndole sentir cómo lo hacía, habría caído rendido, perdidamente enamorado por la forma en que se expresaba por medio de la música. Y es que si bien Ueda era coqueto con palabras, usando el piano era la persona más maravillosa y delicada de todas.
-Tat-chan… -lo llamó casi en un suspiro.
-¿Mmm?... –preguntó casi ido, pues ponía más atención a la melodía que a lo que hubiera en su alrededor.
-Para, por favor…
-¿Eh? –y perdiendo toda concentración, a unas cuantas notas de terminar toda la pieza, Ueda se detuvo sintiendo algo horrible en su pecho. Maru nunca le había pedido detenerse- ¿No te… gustó? –volteó a mirarlo preocupado y temeroso por su respuesta.
-… Por favor, Tat-chan… -contestó sonriéndole como si lo que dijera fuera un chiste muy malo, y en seguida guió una de sus manos para tomarle la mejilla y comenzar a besarlo con ternura y paciencia.
Ueda suspiró dentro del beso, debido a lo inesperado del mismo. De inmediato tomó la mano que Maru tenía en su mejilla y la dirigió hacia su cintura, para que el mayor la afianzara y él pudiera sostenerse mejor de su cuello. Y no pasó mucho tiempo antes de que se sentara completamente sobre las piernas de Maru, sin siquiera romper el beso.
Pasaron varios minutos así, sin tocarse, pero acariciándose partes inocentes de su cuerpo. Continuaron besándose pacientemente y liberando pequeños suspiros, respirando de vez en cuando y uniendo sus bocas de nueva cuenta.
Un pensamiento, un “te amo”, un “gracias”, sus nombres. No sabían exactamente qué decir ni por qué estaban tan… tranquilos después de todo lo que estaba sucediendo entre ellos, viviendo separados, sin haberse visto en una semana y ahora se comportaban como un par de adolescentes que apenas comenzaban a vivir el primer beso largo.
-Ya… ya debo irme… -interrumpió Maru al momento de sentir que quería llevárselo a cuarto y continuar. No hacerle el amor, o quizá sí… pero solo quería recostarlo y continuar mimándolo.
-No… -contestó Ueda estrechándose más a su novio, encaprichándose con sus labios y mejillas.
-Tat-chan… se hará tarde… -pidió no poniendo mucho de su parte, pues aún tenía su cintura bien rodeada con ambos brazos.
-Quédate… -cuando por fin se separó y lo miró a los ojos, intensificó su mirada, esperando que así pudiera convencerlo- Por favor… solo ésta noche…
-No, Tat-chan… porque si lo hago, mañana querré hacerlo… y pasado también… y así hasta que se me vuelva un vicio –respiró un poco agitado por la adrenalina que sentía.
-Entonces quédate ésta semana… y la que viene… El mes entero… Todo el año… -cerró los ojos y apoyó su frente en el mentón de Maru, suspirando porque dijera que sí- Por favor,
amor… no te vayas… No después de lo lindo que lo hemos pasado, aún si solo han sido unos minutos…
-No puedo… -también cerró los ojos y acarició su cintura. Solo había estado ahí por quince minutos, pero le parecía que habían sido horas.
-Te amo, Yucci… Mucho. Por favor, quédate…
-Pórtate bien, ¿quieres? –besó su frente para hacer definitivo el irse. Sus ganas de quedarse a dormir lo estaban venciendo y… tenía qué continuar. Ueda estaba llevando bien la prueba aún estando solo, por eso no podía quedarse. Aún faltaba poco… pero muy POCO.
-¿Si me porto mal, vendrás a regañarme? –alzó la mirada, observándolo con ojitos de cachorro.
-Sí, mucho –volvió a besar su frente.
-Entonces puedo comenzar desde ahora para que no tengas qué irte –sonrió con picardía.
-Tat-chan… -el melodioso tono con el que lo llamó, le pareció tan dulce y sincero a Ueda, que no pudo evitar sonrojarse y suspirar derrotado. No estaba bien imponer sus deseos y olvidarse de lo que quizá tenía Maru en la cabeza.
-Bien, bien… -se puso de pie en contra de sus deseos y dejó que el mayor también lo hiciera- ¿Cuándo vienes de nuevo? –se llevó las manos atrás para vencer las ganas de colgarse a su cuello y volver a besarlo.
-Pronto –sonrió asintiendo.
-¿Qué tanto? –se ilusionó con la idea de verlo la próxima semana.
-Quizá el próximo mes –bromeó poniéndose el saco y la gabardina.
-¡Yucci!~ -se quejó el menor haciendo un puchero.
-Bromeo, Tat-chan… -se inclinó para besar su mejilla- No sé decirte, pero falta poco.
-Es que quería preparar tu cena favorita… -susurró jugueteando con sus dedos.
-¿Ah, sí? Entonces, cuando venga de nuevo, saldremos juntos a hacer la compra, ¿te parece bien? Y después cenaremos –le tomó la mano para que lo acompañara al recibidor.
-¡Y ese día te quedarás, ¿ne?! –preguntó emocionado, queriendo ser lo más insistente para lograr siquiera un “tal vez”.
-Ese día… -se acercó a su oído y le murmuró algo por lo que Ueda se sonrojó levemente.
-Yucci…
-¿No? –se alejó no sin antes acariciar la mejilla de su novio y calzar sus zapatos.
-Ya lo pensaré –sonrió casi diciéndole que “sí” con la mirada.
-Oyasumi, Tat-chan.
-Oyasumi, Yucci –lo tomó de la solapa de la gabardina y lo acercó para darle un último beso corto en los labios, arreglándole la corbata que, de forma descuidada, había enchuecado a causa de los besos.
Pasadas la una de la madrugada, Jin apagó el televisor y se puso de pie. Se dirigió al dormitorio para descansar de una buena vez, aunque le supo mal acostarse solo, ya que Kame estaba profundamente dormido en su lado de la cama (a las doce de la noche se asomó a la sala para decirle que se iba a dormir, pero Jin no le respondió).
Ya cambiado y recorriendo las sábanas y frazadas de ese extremo de la cama, se metió en la misma. Al recostarse apagó la luz de la pequeña lamparita que tenía de su lado de la cama y cerró los ojos, acostándose de lado.
Casi de inmediato cuando dejó de moverse, sintió movimiento, pero no abrió los ojos. Suponía que Kame estaba acomodándose en sueños. Era muy raro que se moviera al dormir, pues era muy tranquilo la mayor parte del tiempo. Sin embargo, cada vez sintió un poco de más movimiento, como si estuviera acercándose y… no se equivocó, porque en seguida sintió cómo un brazo de su novio le rodeó la cintura, además de sentir su delicada nariz encajándose suavemente en su espalda.
-Jin… -lo llamó Kame en un susurro.
Pero el mayor no estaba de humor para atender sus mimos… y mucho menos después de lo que había pasado hacía unas horas. Así que, muy a su pesar, se quitó la mano de Kame de su cintura y cerró los ojos, aún sintiendo su nariz en su espalda.
Kame hizo una mueca de profundo dolor por el rechazo de su novio, pero comprendía que Jin estuviera todavía enojado, después de todo, podía comprender cómo lo había hecho sentir. De
modo que solo se quedó apoyando su frente y nariz en la espalda de Jin, aguatándose las ganas de abrazarlo y dormirse en su espalda o regazo.
-El Director habló conmigo… -susurró después de unos minutos del rechazo, más para sí que para Jin, como si estuviera dándole los por menores del asunto, pero sabía que Jin probablemente ya estaba dormido.
El mayor no estaba dormido, por lo que abrió los ojos al escucharlo y esperó a que continuara hablando. Sentía preocupación por lo que fuera que el jefe le hubiera dicho, pero aún estaba enfadado. Ni aunque llorara podría lograr convencerlo.
-Me relevó de las clases particulares… -dijo más apesadumbrado. De verdad le dolía que lo hubieran degradado porque pensaba que algún día podría dar clases intensivas solo, sin necesidad de supervisión.
Jin apretó los labios. Ya lo sabía, y también se sentía mal porque Kame estaba aprendiendo mucho y muy rápido. De alguna manera, se sentía culpable de lo que estaba sucediéndole.
-Jin, ¿estás despierto? –preguntó el menor esperando escuchar algún sonido de parte de su novio, pero solo pudo ver la respiración profunda del otro… entonces supo que estaba profundamente dormido- Sí, tienes razón… Es hora de dormir… -sin embargo, ni siquiera se acomodó para eso- Yo no… te culpo de nada… ni tampoco creo que tener una relación sea lo que esté acabando con nosotros. Siento haberte dicho esas cosas en la mañana… Estaba enfadado y a la vez asustado. Sentía que preferías tu trabajo que a mí… Bueno, más que a tu trabajo, al Director y… No es que me dieran celos… me sentí inseguro y… -bajó la mirada avergonzado- eso me hace enfadar mucho conmigo mismo, ¿sabes? Odio… ser egoísta y lo he estado siendo contigo… -Jin paseó la vista en varias direcciones, escuchando atentamente cada una de las palabras de Kame- Llegué así… porque me sentía asfixiado, ¿sabes? Porque… el jefe dijo, que si cometía otra indiscreción, me mandaría a Yokohama y… No quiero… -se acercó más para estrecharse más contra la espalda de su novio, aún si no recibía ningún mimo- Entiendo lo que dijiste… sobre ser más cuidadosos, sobre control… y aunque me duela, vamos a tener qué regresar a lo que éramos antes, ¿ne? Senpai to kohai… con un trato de mero respeto… Nada de juegos, nada de complicidad, nada de ser los “mejores amigos” a ojos de todos… Nada de… miradas… -no pudo evitar que unas lágrimas salieran de sus mejillas y, fue entonces, cuando comprendió las acciones de Maru con Ueda- No me gusta…
Jin quiso voltearse y rodearlo. Abrazarlo para hacerlo sentir mejor, acompañado, tranquilo, asegurándole que no dejaría de quererlo aún si en el trabajo tenía qué comportarse como siempre debió ser.
-Aún si en casa podemos estar juntos. El tiempo que pasemos juntos no será el mismo, ¿cierto? –se mordió el labio. De nuevo estaba siendo demasiado egoísta- Pero… así son la mayoría de las parejas, ¿cierto? Solo se ven por la noche, en días libres o muy temprano por las mañanas, es decir, aquellas que viven juntas. Al menos nosotros tenernos ese punto a favor, ¿ne? Que podemos vernos a cualquier hora en casa o afuera… -se estaba saliendo del tema. Había algo que quería decirle a parte de cómo se sentía al respecto de aquella decisión que tenían qué tomar los dos- Pero lo haré, Jinjin… me esforzaré por volver a ser el chico de antes… para volver a tratarte como mi superior y… quererte al mismo tiempo. Va a ser muy difícil pero… confío en que… podamos lograrlo, ¿ne? Me-me esforzaré. Lo prometo –sus lágrimas no dejaban de caer, y su voz ya estaba quebrada, pero quería decir todo lo que tenía dentro de su pecho-, porque no quiero que me separen de ti, porque no quiero que me reprendan y termines perdiendo toda la credibilidad del Director… porque tu trabajo te ha costado tanto que no es justo que por mi culpa lo pierdas… -aferró sus manos a la camisa de dormir de su novio y cerró los ojos con fuerza, aguantándose un sollozo por la sola imagen de verse lejos de Jin- Sería fácil decir, que habría sido mejor no ceder contigo pero… pero… -apretó sus labios sin poder esconder un suspiro de dolor por el llanto- pero no puedo… porque… porque eres…
Al ver que Jin se movía, guardó silencio. Creía que estaba removiéndose en la cama pero… cuando se volteó enseguida y lo rodeó con sus brazos para aprisionarlo en su pecho y acariciar gentilmente su cabello y espalda, queriéndolo consolar por todo el dolor que expresaba, supo que su novio lo había estado escuchando todo el tiempo.
-Por tu culpa no voy a perder mi trabajo –susurró el mayor aún con los ojos cerrados, agradecido de que Kame pensara tanto en él y estuviera dispuesto a cambiar la relación en el
trabajo-. Tampoco van a cambiar mis sentimientos porque tenga qué hablarte como tu superior, ni mucho menos tenemos qué dejar de aparentar que nos llevamos bien, porque es la verdad Kazu… Si somos una pareja, es normal llevarnos como amigos, ¿no crees?
-Jin… -Kame se aferró a su pecho, cerrando también los ojos y derramando algunas lágrimas.
-No llores… -besó su cabello para tranquilizarlo- Imaginé que esas serían sus medidas para que nos comportáramos. Debes aceptar que también tenemos la culpa.
-Hai –asintió con debilidad.
-Tranquilo… No me iré ni permitiré que te vayas a ninguna parte –sonrió al sentirlo menos tenso.
-Hontou? –se separó un poco para mirarlo y Jin asintió besándolo en la frente.
-Te lo prometo.
-Hai… -volvió a asentir débilmente y se acurrucó en el pecho de Jin, sintiéndose más seguro y menos preocupado que antes- Perdóname, Jinjin…
-Descuida… No vuelvas a hacerlo… -sabía que Kame se refería al mal rato que habían pasado cuando llegó, pero también el menor podía equivocarse. No era perfecto aunque a veces lo pareciera- La próxima vez, dime qué te pasa, ¿de acuerdo?
-Sí, Jinjin… -volvió a asentir, usando un tono de niño pequeño.
-¿No te regañó mucho el Director? –preguntó comenzando un juego de caricias en su espalda para arrullarlo y que terminara durmiéndose.
Kame solo negó con la cabeza y continuó tranquilo en los brazos de Jin, liberando pequeños suspiros por las caricias de su novio. Adoraba cuando quería hacerlo dormir, pero lejos de eso, solo provocaba que se quedara despierto debido a lo deliciosas que eran.
-Jin… -lo llamó antes de quedarse dormido, sino se le olvidaría decírselo.
-¿Mmm?
-¿El jefe te habló del proyecto en Canadá? –Jin sintió mucho miedo por la pregunta tan repentina, pero al mismo tiempo, se agradecía a sí mismo por haber sido paciente y esperar a que el menor abordara el tema.
-Sí. Habrá una cede allá.
-Me invitó hace algún tiempo y le dije que sí pero… -se separó de inmediato para mirarlo a los ojos y que se cerciorara de que decía la verdad- pero me he dado de baja.
-¿Por qué lo has hecho? Pensé que tu sueño era irte a dar clases en el extranjero, ¿cierto? Viajar por el mundo… -le sonrió apenado. De algún modo, sentía que era su culpa que hubiera olvidado su sueño de irse.
-No lo quiero si tengo qué estar lejos de ti… -hizo un puchero. Y esa era la verdad. Si al Director le había dicho que Jin no tenía nada qué ver con eso, al final era una vil mentira, porque se sentía tan dependiente de su novio que no quería dejarlo atrás. Una relación a larga distancia terminaría con sus nervios.
-Kazu… no creo que sea bueno que dejes tus sueños por mí…
-¿Es que no lo entiendes? –le tomó el rostro- Jin… estar contigo es mi sueño…
-Kazu…
-Es cierto que dije antes, que no me preocupaba encontrar el amor porque quería irme y si tenía a alguien a quién querer sería algo difícil, pero… es porque yo nunca había amado como te amo a ti… -se animó a acercarse y besarlo en los labios- Quizá me escuché como una persona… dependiente pero… quiero hacer mi vida contigo… quiero continuar siendo maestro, aprendiendo de mi senpai, enseñando a los chicos, preparar a aquellos que se interesan por el inglés y japonés… No importa si es en Estados Unidos, Japón, Rusia, África, ¡incluso en la Luna! Jin… no me importa… porque he encontrado mi forma de vida.
-¿E-e-estás seguro de que es lo que quieres? ¿No te arrepentirás después? –le acarició su rostro, preocupado porque estuviera dejándose llevar por el estrés.
-Te lo dije en otra ocasión, ¿recuerdas? En las aguas termales… De lo único que podría arrepentirme ahora es… de no estar contigo.
-¿Y después? ¿No te pasará después?
-No sé tú… pero a mí me importa el ahora, y ese es el que me amas y yo a ti –agregó otro beso que dejó a Jin en las nubes-. Si en el futuro nos separamos, espero que sea por fuerzas mayores y no por desamor.
El mayor no pudo decir nada y lo acercó lo más que pudo para besarlo por largo rato, posicionándose sobre su novio sin ningún otro fin que tomar control sobre la situación y continuar con aquellos besos hasta que se cansaran.
-My Little Teacher… -suspiró después de separarse de los labios de Kame.
-Hacía mucho que no me llamabas así –se sonrojó debido a los recuerdos que conllevaba ese sobrenombre y después le sonrió, muy halagado-. Senpai…
Jin volvió a besarlo para después recostarse mejor y tomarlo entre sus brazos. Se acurrucaron como mejor se sintieron y cerraron los ojos para por fin dormir.
Kame se sentía más tranquilo porque ya no era rechazado y podía acomodarse en la cama como siempre lo hacía, entre los brazos de su novio y sentir su calor aún si estaban entrando en verano y después sería un poco insoportable dormir tan pegados debido a la temperatura pero… pensó que sería conveniente después poner la calefacción baja para así tener una excusa de dormir tan cerca.
Por su parte, Jin quería que las palabras de Kame se hicieran realidad. No podía esperar para contar los años que llevaban juntos y además, dentro de poco su novio cumpliría un año dentro de la escuela. ¿Acaso el tiempo pasaba rápido?
Recordó aquellos meses donde Kame se negaba siquiera a hablarle. Esos días habían pasado lentos, pero después de vivir el primer beso con él, se dio cuenta que el tiempo volaba. Los minutos parecían segundos, y las horas, minutos.
-Te amo… Mi Kazu… -Kame respondió con un gemido mimoso y ambos dejaron de hablar para conciliar el sueño.
meiii.pindy- Mensajes : 77
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Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
CAP 33 ATARASHII SENSEI WA HIDOI DESU!!
(¡¡El nuevo profesor es terrible!!)
(¡¡El nuevo profesor es terrible!!)
-Mi nombre es Jeremy Saunders. Tengo veinticuatro años de edad y me gradué en la Universidad Nacional de Quebec, en el ramo de Pedagogía. Actualmente me estoy especializando en lengua japonesa y habló cinco idiomas diferentes. Me gusta hacer mi trabajo sin que nadie se ponga en medio, así puedo avanzar más rápido. Me siento más a gusto trabajando con gente perseverante… por lo que espero encontrarme con esa actitud en ésta escuela –miró a cada uno de los profesores y después sonrió con suficiencia-. Yoroshiku Onegaishimasu.
El chico pelirrojo que estaba de pie a un lado del Director, sonreía como si se hubiera ganado el premio mayor. Mientras que los demás profesores se miraban entre sí, como preguntándose si su jefe estaba loco por ingresar a semejante engreído en la escuela. Sin embargo, ninguno de los presentes se atrevió a decir algo en contra y lo saludaron respetuosamente.
-Hablar cinco idiomas es impresionante, ¿ne? –comentó Sonoda para hacer el ambiente menos tenso.
-Gracias –contestó Jeremy de inmediato.
-Y modesto –agregó Maru alzando la ceja. No podía creer que apenas tuviera veinticuatro años.
-Bien, bien. Es hora de trabajar, equipo –dijo el Director mirándolos a todos-. Hagamos sentir a Saunders-sensei como si estuviera en casa.
-Es muy diferente Japón de Canadá –puntualizó Jeremy encogiéndose de hombros.
-Seguro que sí… -murmuró Kame rodando los ojos.
-Akanishi-sensei –el Director miró a Jin, que estaba a un lado de Maru, a unos metros de distancia de Kame-, lo dejo en tus manos, ¿de acuerdo?
-Hai –asintió el aludido y miró al pelirrojo, pensando que sería pesado tenerlo todo el día como lo había hecho con Kame.
-Saunders-sensei, Akanishi-sensei es el Presidente del Departamento de Inglés, lo que quiere decir que es tu jefe inmediato, así como lo será Sonoda y los demás encargados de los diferentes idiomas –explicó el jefe muy sonriente-. Sin embargo, debido a su experiencia y siendo de los mejores profesores que tenemos aquí, será él quién te enseñe un poco del método utilizado en ésta escuela para dar clases.
-En caso de que no me guste su método, ¿puedo aplicar el mío? –preguntó frunciendo la boca.
-Será mejor que primero intentes con el que te enseñará Akanishi-sensei –negó indirectamente, dándole una sonrisa de buenas relaciones. Después volteó con Kame-. No por nada, Kamenashi-sensei se volvió tan buen profesor después de estar bajo la tutela de Akanishi-sensei.
-Souka… -se escuchó incrédulo.
-Las clases van a comenzar –anunció el Director dirigiéndose a su oficina-. A trabajar que para eso nos pagan a todos.
-Hai! –contestó todo el equipo docente.
-Saunders-sensei –llamó Jin sentándose en su lugar, buscando sus papeles debajo de carpetas pesadas. El menor se acercó y lo miró impaciente, como apresurándolo para que se fueran de una vez a las aulas-, estoy dando clases intensivas en la televisora Asahi –y la cara de aburrimiento cambió a emoción en Jeremy-, supongo que el Director le informó que estaría asistiéndome, ¿verdad?
-Así es –contestó disimulando muy bien sus emoción.
-Bien. Debido a que apenas va comenzando no puedo llevarlo de una vez, por lo que necesito que se prepare en un mes, porque estará acompañándome dentro de lapso de tiempo… y le advierto… soy muy estricto –levantó la mirada observándolo de reojo, casi exigiéndole que no lo tomara a la ligera.
-Si me permite decirlo, sensei, ya tengo experiencia en el ramo y…
-Eso a mí no me interesa –Jin se puso de pie con tono muy serio, tomando sus cosas porque iba de salida hacia Asahi TV-. Ya escuchó las órdenes del Director, ¿cierto? –el chico se quedó callado. Jin le había parecido el tipo de jefe que se dejaba manipular con facilidad… eso de primeras, pero ahora que le veía ese porte serio se daba cuenta que lo había subestimado-
Entonces no se ponga necio… Kamenashi-sensei –lo llamó mirando por encima de la cabeza de Jeremy.
-Hai? –preguntó el menor dejando de lado sus papeles, fingiendo concentrarse, pero se deleitaba con la forma en que su novio reprendía al nuevo.
-Vámonos. Se nos hará tarde –guardó sus cosas en el portafolio y salió del lugar con Kame siguiéndolo de cerca.
Era verdad que el Director había relevado a Kame de sus clases con Asahi TV, pero Jin se las había ingeniado para persuadirlo y permitirle continuar asistiéndolo hasta que Jeremy Saunders estuviera listo para sustituirlo.
-Yo te aconsejo que no lo hagas enojar –aconsejó Machiko regalándole una dulce sonrisa-, cuando Akanishi-sensei se enfada es de cuidado.
-Sí, hazle caso –Melody arreglaba unos papeles sin siquiera mirar al chico canadiense, que tenía una mueca de enfado y… de sentirse humillado-. Nadie aquí se atreve a ir en su contra porque resulta contraproducente, después de todo, sigue siendo el segundo al mando, ¿ne?
-Cierto –apoyó Smith.
-¿Y qué se supone que haga mientras regresa? –preguntó el chico queriendo parecer tranquilo.
-Puedes ver las instalaciones, pasearte por las clases de los demás o… -Kim Soon fue interrumpido por Maru.
-Quedarte aquí comiendo moscas –no era usual que el profesor de francés respondiera de ese modo, pero tampoco le agradaba el chico, y mucho menos por la forma tan engreída en la que le había respondido a Jin-. Te invito a mis clases de avanzado. Imparto francés.
-Mmm… Sería interesante ver a un japonés hablándolo –sonrió victorioso, pues era su segunda lengua nativa.
-Vamos entonces –Maru ni siquiera lo esperó y caminó hacia la puerta de la oficina, pero antes Sonoda le dirigió una mirada reprobatoria, con la cual él tuvo qué calmar su actitud. Debían darle un buen recibimiento, no pelearlo y cuestionarlo por su conducta desde un principio.
Maru sonrió después de salir de las oficinas, sintiendo a Jeremy siguiéndole el paso. Después de todo, Jin se encargaría de ponerlo en su lugar en caso de ser necesario dejarle en claro, que aún si hablaba diez idiomas, había sus jerarquías y esas se ganaban con trabajo, no por sentirse superior.
-Jin, no creo que sea correcto que lo trates de una forma tan déspota –comentó Kame mirando hacia atrás, donde las puertas de la escuela se cerraban, dejando ver a la recepcionista ocupada con su propio trabajo.
-¿De qué hablas? –preguntó Jin haciéndose el tonto y quitándole la alarma a su automóvil.
-Sabes muy bien a qué me refiero –frunció la boca cuando Jin abrió la puerta del copiloto y se quedó de pie, sin entrar en el coche.
El mayor suspiró y se recargó en la puerta. Más que enfadado por la actitud de Saunders, estaba preocupado por cómo sería la vida en esa escuela de ahora en adelante. El chico parecía tan petulante que ya podía ver sus problemas y desacuerdos.
-Piénsalo, Kazu, así te traté también a ti de recién que llegaste.
-No, no fue así y lo sabes –continuó de pie, mirándolo inconforme y con los papeles en el regazo-. Conmigo fuiste muy amable, Jin. ¿Crees que podría olvidar nuestra primera conversación? ¿O mi recibimiento a ésta escuela?
Kame tenía un punto y también la razón.
-El chico no me agrada. Desde su presencia, hasta su forma de hablar –puntualizó muy serio.
-A mí tampoco, pero no puedes tratarlo mal desde el principio, podrías tener problemas con el Director, Jin. Suficientes hemos tenido ya y en este poco tiempo las cosas se han tranquilizado. Él vuelve a creer en ti un poco más y creo que debería continuar así –Jin lo escuchaba pero no lo miraba. Sabía que tenía la razón, pero detestaba saber que estaba haciendo las cosas mal.
-¿Qué quieres que haga entonces? –preguntó fastidiado- No te atrevas a negar que hasta sonreíste cuando le dije que no me importaba si tenía experiencia o no enseñando, porque pude notar que te gustó que lo tratara de ese modo.
-Porque se lo merecía –respondió de inmediato-. La forma en que se presentó, el cómo casi se burló cuando le aseguraran que ibas a convertirlo en un buen profesor. Su actitud necesita ser
otra y poniéndolo en su lugar lo hará darse cuenta de eso, pero si lo tratas de forma déspota solo vas a lograr que continúe siendo problemático. Jin… los problemas acarrean otros más. No quiero que te estés buscando razones nuevas para más incidentes.
-¿Entonces cómo debo tratarlo según tú? –Jin perdió la paciencia y se alejó de la portezuela para recargarse en el cofre- ¡Ah, ya sé! Seré todo lo amable y lindo que pueda a ver si se convierte en una persona agradable y honesta –lo miró con burla, mientras que Kame lo hacía con incredulidad-. Podría tratarlo como a ti, si quieres.
-… Esos comentarios están de más y lo sabes –movió la cabeza negativamente, con lentitud, sin poder creer que Jin estuviera comportándose de ese modo-. Sabes muy bien a lo que me refiero. Sabes lo mucho que odiaría que lo trataras como a mí… -Jin guardó silencio mientras desviaba su mirada de la de Kame- Eres un idiota –y entró en el auto, cerrando la puerta y esperando que su novio lo hiciera también, aunque sintiéndose muy incómodo por qué tendría qué pasar las siguientes horas sin hablarle.
El mayor sabía que había metido la pata hasta el fondo, pero de verdad que estaba enfadado porque no entendía la actitud del menor. Primero se deleitaba con cuando estaba bajando a Jeremy de su nube, y ahora se enfadaba por lo mismo… ¡¿quién lo entendía?! Comprendía que eso podría traerle problemas como el chico hablara con el Director, pero él ya tenía muy bien preparada su respuesta… y sabía que su jefe pensaba lo mismo del nuevo: había qué bajarle los humos.
-Saunders-sensei, te ves cansado –lo llamó Machiko que estaba de pie a un lado suyo, con dos vasos de café caliente en las manos-. ¿Gustas un café?
-No, gracias. Odio la cafeína –contestó el chico con una sonrisa-. Me siento un poco cansado pero… -volteó con Jin que estaba revisando unos papeles en su escritorio y después desvió la mirada cuando se dio cuenta que Kame lo observaba- no entiendo por qué tengo qué estar todo el día aquí, es decir, como si fuera la sombra de Akanishi-sensei –se quejó en voz baja para que la profesora fuera la única que lo escuchaba.
-Es su método –contestó ella sentándose a su lado-. La mayoría hemos pasado por lo mismo, ¿sabes? Trabajamos durante un mes más o menos bajo su sombra y después, nos deja a la deriva. Sin embargo, después te das cuenta que ya no sientes la misma inseguridad de antes.
-Yo no siento tal cosa –dejó ir una risita de inconformidad-. Ya tengo experiencia de varios años dando clases, así que no entiendo por qué tengo qué estar de pie detrás de todo el salón, viendo lo que ya sé explicar y en palabras más sencillas.
-Sensei, eso solo va a provocar que los demás compañeros te odien. Deberías cambiar esa actitud –le advirtió.
-Hiromiya-sensei –llamó Jeremy ignorando las últimas palabras de su colega-, ¿es cierto que Kamenashi-sensei fue el que duró más tiempo bajo las faldas de Akanishi-sensei?
-No lo digas de esa manera –Machiko frunció los labios-. Sí, es verdad, pero gracias a eso es un buen profesor. No importa el tiempo que demores aprendiendo, sino que lo hagas bien.
-Teniendo mi edad y con referencias tan malas… -murmuró mirando a Kame fijamente.
-Kamenashi-sensei llegó aquí poco después de haberse graduado. No tenía experiencia dando clases a grupos, más que de forma particular, es por eso que tardó más que cualquiera de nosotros –lo defendió la chica sintiendo que se había equivocado con Jeremy, pensando que tenía una mala actitud porque nadie le dirigía la palabra más que Jin y el Director.
-Si decidió ser profesor, debió dar clases con anterioridad. Eso es muy irresponsable de su parte.
La profesora ya no dijo nada y se puso de pie. Era imposible tener una conversación razonable y sin aires de superioridad con ese chico. Era mejor perder el tiempo mirando un punto fijo que gastando su saliva con él.
-Me gustaría ver una de sus clases. Le aseguro que es un desastre… -volteó a su lado y ya no encontró a Machiko: ahora estaba sentada en su lugar, tomando su café y revisando unos papeles- La verdad duele bastante, supongo… -murmuró sonriente.
-¿Qué hace ahí sentado? –preguntó Jin al verlo en frente del pizarrón de horarios.
-Esperándolo, por supuesto –contestó sin ninguna señal de intimidación-, ¿o tengo algo más importante qué hacer que no sea seguirle los pasos?
En ese momento, muchos levantaron la mirada para verlos. Jeremy era muy insolente con Jin últimamente. En toda la semana se la había pasado quejándose, exigiendo que se le diera un grupo y permitiéndole dar sesiones intensivas en Asahi TV… y apenas llevaba dos semanas en la escuela.
El Director le decía que debía esperar y cumplir el plazo establecido por Jin, quien había argumentado que si el chico no mostraba un podo de humildad, nunca lo pasaría de practicante y hasta pediría su despido.
El jefe sabía que Jin no estaba haciendo eso porque quisiera quedarse con Kame en las clases intensivas, sino porque, en efecto, Jeremy Saunders no estaba calificado para dar clases todavía. Con esa actitud, terminaría siendo de los maestros a los que los alumnos le tendrían poca confianza, miedo y sobre todo, repulsión. Ya había pasado antes con un docente con poco espíritu comprensivo, que el grupo tuvo qué cerrarse porque los alumnos si bien faltaban, cancelaban su matrícula o se cambiaban de grupo porque lo odiaban.
-De usted depende que la temporada de práctica sea corta o no –respondió Jin con una sonrisa entre la burla y el compañerismo-. Si le parece tan aburrido, entonces puede tomar sus cosas y buscar otra escuela.
-¡Akanishi-sensei! –Sonoda fue la única que se alarmó con la sugerencia.
-Es interesante… -comentó Jeremy dejando escapar una risista- ¿por qué a Kamenashi-sensei no le dijo lo mismo si él tardó más del mes en convertirse en profesor de ésta escuela?
Maru abrió la boca de forma alarmante. Nadie se atrevía a tocar ese tema porque sabían que hacía enfadar a cualquiera. Era como una ofensa para el cuerpo docente porque ellos no se fijaban tanto en el tiempo que uno demoraba, sino en el aprovechamiento.
Kame bajó la cabeza sonrojándose, sintiendo que, por primera vez en mucho tiempo, alguien le espetaba que no tenía manera de maestro y que había errado de vocación. Y cuando pasaba eso, solía recordar que su primer sueño profesional, había sido el ser jugador de béisbol y enfrentar a sus rivales en las grandes ligas.
-¿A qué viene el tema de Kamenashi-sensei? –para asombro de todos, incluso para el mismo Kame, el tono de Jin era inusualmente calmado- Déjeme decirle, que no es correcto que meta temas de los que no sabe nada solo para defenderse. Si tanto quiere saberlo –lo interrumpió cuando el nuevo quiso hablar-, Kamenashi-sensei nunca se quejó –mentira, solo que él no lo sabía-, tampoco tenía el ego hasta Plutón y solo tenía ganas de enseñar y aprender a hacerlo. Así que de ninguna manera es comparable con su caso, Saunders-sensei.
-Akanishi-sensei -lo llamó Sonoda para que terminara con aquella absurda plática.
-Es imposible que lo vea de otro modo, ya que es su muy consentido y adorado Little Teacher, ¿cierto? –se burló descaradamente de la relación de amistad que había entre Jin y Kame, la cuál no solo había notado dentro del trabajo, sino que los mismos alumnos le comentaban que habían una química muy especial entre los dos.
-¡Basta! –Maru se puso de pie y tomó a Jin del brazo para impedir que hiciera alguna tontería.
Sonoda se acercó y le pidió a Jeremy que se disculpara con Jin, ya que, por más mal que le cayera, seguía siendo su superior y le debía respeto.
Kame se puso de pie. También estaba enfadado por los atrevimientos del novato. Quizá él no era el aprendiz modelo, pero tenía la facilidad de que la gente lo quisiera y tener la suficiente humildad para no sentirse la última botella de agua en el desierto.
-¿Cuál es tu problema conmigo? –preguntó Kame estando en frente de Jeremy.
-¿Problema?
-Desde que llegaste no dejas de fastidiarme. Te la pasas haciéndome insinuaciones de que soy un perdedor, que debería de saber más cosas a mi edad, que parezco una niña y lo peor es que te burlas de la amistad que tengo con Akanishi-sensei. Es de muy mal gusto lo que haces, pero me he dado cuenta de que el problema es únicamente conmigo. ¿Por qué? Quiero saberlo ahora.
Ninguno de los profesores había visto a Kame tan enojado antes, solo Jin, que vivía con él. Pero no esperaban que fuera a explotar y a reclamarle tan rápido. Apenas habían pasado dos semanas y ya tenían problemas con el nuevo… y no era una simple discusión, sino algo que Kame ya no se podía callar.
-¡Muy bien! ¡Suficiente! –la voz ronca del Director se escuchó detrás de todos los profesores, los cuáles se dispersaron para dejarle el camino libre- No toleraré peleas en mi escuela, así que, o arreglan sus diferencias o voy a tener qué cortar cabezas.
-Director, aquí hay un problema que nunca antes se había presentado –dijo Kim Soon sintiendo también la presencia de Jeremy demasiado incómoda.
-Lo sé –miró a Kame con ojos asesinos y el menor sintió que su jefe iba a hacer algo muy injusto. Ya podía verse en frente del escritorio de su jefe, regañándolo y quizá despidiéndolo. ¡Pero no era culpa suya!-. Saunders-sensei, quiero verlo en mi oficina, ahora.
-¿Eh? –el chico se desconcertó. No podía creer que fueran a reprenderlo solo a él cuando…
Obedeció a regañadientes y siguió al Director casi arrastrando los pies, no sin antes observar casi con odio a Kame, quién no entendía cuál era el problema con él. No le había hecho nada, de hecho desde el primer día intentó defenderlo de Jin, peleándose por la actitud déspota que había tenido.
-Váyanse todos a trabajar. Aquí no hay nada qué ver –ordenó el jefe cerrando después la puerta de su despacho.
Todos sabían a qué se refería con eso. No quería a nadie presente en las oficinas. Ni un alma… Era sinónimo de que habría gritos… y obviamente no quería que nadie estuviera presente para escucharlo.
-Kamenashi-sensei, asístame en mis clases, por favor –pidió Jin tomándolo de la muñeca para sacarlo de ahí, sin esperar una respuesta del menor.
Jin estaba muy inquieto, y Kame podía sentirlo… pero no se animaba a preguntarle por qué sin siquiera acariciarle el rostro.
Los demás profesores los siguieron, después de todo y aunque varios tenían horas libres, nadie podía estar en las oficinas mientras el Director estuviera hablando con Jeremy. Podían sentir un poco de pena por el chico, pero les sorprendía cómo es que había podido desesperar al jefe con solo dos semanas de estancia. Sin duda, el problema era grave.
-Jin, te tienes qué calmar –dijo Maru muy serio, mirando en todas direcciones y asegurándose que no hubiera gente innecesaria escuchando su conversación.
-Maru tiene razón, no puedes estarte peleando con Saunders-sensei a cada momento. Después al que le griten va a ser a ti, Jin –apoyó Kame muy serio.
-Odio que se meta en temas de los que no sabe nada. Créeme, no es la primera vez que habla así de ti –contestó Jin clavándole los palillos al arroz. Sabía que era de mala educación hacerlo, pero estaba tan enojado que tenía qué desquitarse con alguien más.
-Déjalo que hable. Es solo un engreído y amargado. No le pongas atención porque solo son provocaciones –insistió el menor importándole poco lo que pudiera decir Jeremy sobre él.
-Yo no voy a permitir que se llene la boca de estupideces.
-Jeremy le tiene envidia a Kame-chan, eso es evidente –interrumpió Maru suspirando-. ¿No te has dado cuenta de cómo lo ve?
-Por eso mismo quiero que lo deje en paz –asintió Jin.
-¿El cómo me ve? –Kame ladeó la cabeza, sin entenderlo. Ni siquiera soportaba mirar a Jeremy y menos se iba a fijar en su mirada.
-Supongo que es por las clases de Asahi TV –Maru picó su comida-. Desde que supo que iba a asistirte, Jin… Tengo un mal presentimiento de ese chico, ¿sabes?
-¿Qué quieres decir con mal presentimiento? –Jin y Kame le pusieron especial atención al profesor de francés, quién suspiró y miró de nuevo a todos lados, esperando que sus especulaciones no fueran ciertas.
-Pues… -miró a Kame- ¿Recuerdas cuando nos dijiste lo que sentiste primero por Jin?
-Admiración –asintió el aludido.
-Exactamente –pero Jin interrumpió a Maru.
-Ese pequeño engreído no puede sentir admiración por nadie más que por sí mismo y sus miles de idiomas aprendidos gracias a su gran cualidad antisocial –ironizó el mayor, sintiendo por primera vez, asco de que un kohai le levantara un altar.
-Cálmate, Jin… -pidió Kame en voz baja, preocupado de que alguien pudiera escucharlos.
-De cualquier modo, ya ha llamado la atención de varios alumnos. Hay chicas que están fascinadas con el dato de que pueda hablar cinco idiomas diferentes.
-Es un asco su pronunciación en japonés –comentó Jin rodando los ojos. Era verdad, había veces que no sabía lo que estaba preguntándole.
-Pero obviamente en francés e inglés es muy bueno por ser su idioma natal –dijo Kame frunciendo la boca.
-Creo que lo que pudiera envidiarte también, sería el mero hecho de tu pronunciación de tu lengua nativa, Kame-chan –sonrió con ironía Maru.
-Da igual si sabe tailandés, español, etc. El problema aquí es que tiene un problema con Kazu.
-Yo insisto que tiene qué ver contigo, Jin –Maru miró a su amigo como si quisiera hacerlo entender con solo especulaciones, pero el mayor negó-. Sino es eso, entonces es por los cargos que tiene Kame-chan.
-Lo que nos faltaba… -suspiró el menor perdiendo totalmente el apetito- Como sino fuera poco tener qué lidiar con la supervisión del Director, ahora tengo a un idiota falto de carácter queriendo molestarme solo porque no tiene otra cosa qué hacer…
-Kame-chan…
-Kazu…
-Me voy a trabajar –cerró el molde de su almuerzo y tomó sus cosas.
-Pero no has terminado de…
-Ya no tengo hambre. Comeré más tarde si tengo tiempo –se puso de pie y se fue sintiéndose bastante molesto por los últimos acontecimientos.
-Sigue enfadado… -comentó Maru sintiendo pena por Kame.
-Yo también lo estoy –suspiró, pero más que estar preocupado por su propio enfado, estaba aún más por el de Kame. ¿Hacía cuánto tiempo no podían pasar un día tranquilo?-. ¿Por qué precisamente Kazu tiene qué ser su conejillo de indias? –parecía impresionante cómo las cosas se les venían en cima de momento a otro, después había un rato de calma, y sin avisar… volvían los problemas. ¿Por qué?
-… Esto no tiene qué ser siempre así, Jin. Quién sabe y con el tiempo, Saunders-sensei comprenda lo que es trabajar en equipo y llevarse bien con todos. Solo ten paciencia, no te angusties –le dijo con tono consolatorio. No quería ver a Jin más mortificado y molesto de lo que estaba en las últimas semanas.
Los días pasaron y la actitud de Jeremy se había calmado. Parecía que el regaño del Director había sido muy intenso o bien, lo había amenazado con algo. No les importaba mucho tampoco, y mucho menos era que Jeremy estuviera comportándose amigable, simplemente que ya no se metía con nadie ni hacía comentarios despectivos. Seguía a Jin a todos lados, tal y como se lo habían ordenado anteriormente, y no se quejaba por el horario (después de todo, faltaba una semana más para que pudiera dar sus propias clases y acompañar a Jin en el curso intensivo).
Lo que más le alegraba a Jin, era que los nervios de su novio estaban mejor. Ya estaba menos estresado y hasta había recuperado su lindo carácter por el cual, todas las noches se merecía un trato especial. Como decía Maru, las cosas llegaban a la calma en poco tiempo, solo había qué tener paciencia.
Ese día, después de avisar a sus alumnos que tenía qué ir al servicio, Kame se mojaba la cara pues se sentía un poco cansado. No había dormido bien hacía unos noches, culpa del maldito insomnio que lo aquejaba y todo porque dentro de una semana, tendría qué dejar a Jin a merced de Jeremy. No era que tuviera miedo a que hicieran algo, sino a que su novio terminara perdiendo la paciencia y…
Agitó la cabeza. Mejor no invocaba las cosas malas.
Escuchó que alguien le echaba agua a uno de los baños y dio gracias por no hablar en voz alta. Esperó a ver quién era el que salía del cubículo, y quiso salir de inmediato cuando vio que era Jeremy, pero no lo hizo porque no tenía por qué escapar ni sentir miedo de él.
-¿Tomándose un descanso en medio de la clase? –preguntó el novato con una sonrisa en el rostro. Aquel gesto que no le veía en días.
-No pretendo montar un espectáculo vergonzoso en frente de todos los alumnos –contestó Kame pensando en por qué se detenía a darle detalles.
-No sería tan malo, ¡digo!, después de todo para eso sirve tu linda carita, ¿cierto?
Kame no iba a aguantar todas esas groserías, y tampoco iba a responderle. Así que secó sus manos y rostro, y después se dispuso a salir de los baños.
Sin embargo, Jeremy no iba a dejarlo ir, sobre todo porque por su culpa había tenido qué soportar un regaño de parte del Director. Y nadie… ¡nadie lo humillaba de esa manera! De modo que lo tomó del brazo y prácticamente lo estrelló contra la pared, lastimándole el brazo derecho y haciéndolo resbalar por la pared de azulejo blanca.
-¡¿Qué demo…?! –se quejó Kame estando en el piso, mirando a Jeremy ente en enfado y la sorpresa, pero al darse cuenta que su colega sonreía después de haberle hecho daño, cambió la pregunta- ¡¿Qué te he hecho para que me trates así?!
-¿De verdad quieres saberlo? –preguntó Jeremy acercándose a Kame y tomándole el rostro por las mejillas, con una sola mano, logrando forzar un puchero doloroso.
-Odio la gente que como tú, se vale de su posición para ser el perrito faldero del jefe –contestó apretando más los labios de Kame, quién quiso preguntar a qué rayos se refería con eso, pero no podía debido a que la presión en su rostro era muy fuerte-. Me molesta el cómo sigues a Akanishi-sensei de lado a lado –entonces se asustó. Algo le decía que Jeremy sentía algo por Jin-. Odio a los consentidos en las escuelas, porque son perdedores que no son capaces de hacer las cosas por sí solos, y también es bastante molesto, que todos en la oficina estén defendiéndote siempre, como si fueras el niño de oro… Una persona intocable cuando no tienes nada de especial –lo empujó contra la pared, donde Kame se dio de lleno contra el azulejo, provocando un golpe fuerte que logró que su visión se nublara.
-No sé de qué hablas… -susurró Kame adolorido y sin hacer ningún esfuerzo por levantarse, ya que sabía que eso le haría daño por el resiente golpe.
-Incluso con los alumnos, eres como el más lindo y adorable para todas las chicas. Eso da asco, Kamenashi –ésta vez, aquellas palabras fueron dichas sin un solo rastro de diversión.
-Es una razón muy tonta para odiarme –dijo Kame intentando levantarse lentamente.
-No, no lo es –se inclinó a su altura para hablarle, sin aquella sonrisa tan insidiosa-. Toda la gente como tú es odiosa.
-También los que son como tú –sintió un poco de miedo por responderle de ese modo, después de todo, se había dado cuenta de que Jeremy era una persona con un carácter demasiado fuerte… Hasta comenzaba a creer que tenía principios de esquizofrenia porque se sentía atacado por todos
-Pero no será por mucho tiempo, ya que en una semana más no serás quién esté detrás de él, siendo el aprendiz más dedicado… Estaré yo… y entonces…
-Estás equivocado si piensas que estando detrás de Jin vas a quitarle todo por lo que ha trabajado. Akanishi-sensei se lo ha ganado con esfuerzos diarios… Solo porque hablas cinco lenguas y has trabajado desde los quince años, no quiere decir que podrás quitarle su lugar tan fácilmente –Kame se había dado cuenta cómo Jeremy observaba el puesto de Jin, con ojos esperanzados y seguros. Para él era claro que quería quedarse con el puesto de su novio y no iba a permitir que pensara, que nadie se había dado cuenta.
-¿Jin? –preguntó Jeremy alzando una ceja- ¡Ah, claro! –se puso de pie y caminó un poco- Había olvidado que ustedes dos son muy amigos, ¿cierto? Solo que en la escuela aparentan ser más como senpai to kohai.
-El trabajo es una cosa, y nuestra vida personal es otra. Akanishi-sensei sigue siendo mi superior –contestó Kame poniéndose de pie con cuidado, sintiendo un poco húmeda su nuca.
-De cualquier modo, estás equivocado. No pienso quitarle su puesto a Akanishi-sensei –corrigió recargándose en una pared.
-¿Entonces qué pretendes con esas miradas? Me he dado cuenta que lo observas como si en cualquier momento fueras a clavarle una daga en la espalda –entrecerró los ojos, no creyendo mucho en las palabras de Jeremy.
-Aprender, por supuesto –sonrió debido a que Kame tenía mucha imaginación-. Quizá no pueda escalar más alto que él, porque me he dado cuenta en estos días que es de verdad un maestro impresionante y del cuál tengo mucho qué aprender. Pero tú eres un estorbo, Kamenashi-sensei –se acercó de nuevo, con la sola intención de intimidarlo, por lo que el menor, por instinto de protección, se pegó más contra la pared-. He visto tu nivel… y de ninguna manera te puedes
comparar conmigo. Admitámoslo, desde el principio he sido superior a ti. No mereces estar ni siquiera a sus espaldas.
-Esto no se trata de niveles –lo interrumpió muy seguro-. Estoy al pendiente porque aprendo día con día. Para mí no es una carrera de conocimientos…
-Entonces no lo subestimes ni le quites su tiempo. ¿Qué más podrías querer de una persona tan experimentada sino es su enseñanza? No le estorbes, enano –Jeremy le picó la frente a Kame, haciendo que se golpeara de nuevo contra la pared, pero ésta vez menos fuerte.
-Akanishi-sensei no es un objeto… No te atrevas a hablar así de él… -Kame lo amaba. Quería tanto a Jin que no soportaba que alguien lo mirara con los ojos tan superficiales con los que lo hacía su nuevo compañero.
-Ya lo verás –sonrió alejándose un poco-. Mientras tú pierdes el tiempo con él, con su amistad… yo te sobrepasaré antes de que el mes de septiembre termine, o quizá antes.
-Esto no es una carrera. No pienso competir en algo tan estúpido.
-No lo hagas, porque no tienes oportunidad. Después veremos con quién decide estar: si con un niño mimado y de lento aprendizaje como tú, o con quien puede compartir ideas similares y tener proyectos futuros sobre su carrera. Ya lo veremos, Kamenashi-sensei –y dicho eso, se dio la media vuelta para salir del recinto, con aquella sonrisa de triunfo que ya era tan normal en él.
Kame ya sabía la respuesta de ante mano. No tenía por qué sentir miedo de las amenazas de Jeremy, pero sí de él, después de todo, que le doliera el brazo no era solo por un calambre por la agresión sufrida contra la pared. Ese chico era capaz de hacerle daño con tal de sacarlo de su camino… Eso sí daba mucho miedo.
Se quitó el saco y se observó el brazo. No había señales de que fuera a dejar marca, pero aún así dolía muchísimo. No creía tener lo fracturado o algo, así que suponía que a lo largo del día el dolor iría disminuyendo.
Por otro lado, la humedad en su cabeza se sentía todavía. Quizá había sido por lo nervioso que se sentía, que el sudor se había acumulado en su cabeza. Tomó un pedazo de papel del despachador y se lo llevó a la nuca para secarse la humedad y volver a clases.
-¿Eh?... –preguntó casi sin aliento al ver que no era sudor lo que empapó el papel, sino un ligero rastro de sangre. ¡Ese sujeto lo había agredido al grado de abrirle una herida en la cabeza al estrellarlo contra la pared!
Sin duda, Jeremy Saunders era de cuidado. Solamente a un loco se le ocurriría agredir a un compañero en pleno día y en hora laboral.
Fue entonces cuando comenzó a sentir miedo, porque si había sido capaz de hacerle daño… no sería la primera ni la última vez. Pero tampoco podía ir y decírselo a Jin o al Director. El primero sería capaz de darle una lección a Jeremy y no quería meterlo en problemas, y el segundo no podría creerlo y lo despediría de inmediato (y sería lo más correcto). Aún así, sería lo más peligroso, pues no sabía si los buscaría de nuevo para clamar venganza.
-Oh, Kame-chan, aquí estás –dijo la voz tranquila de Maru.
Kame soltó un sonoro suspiro de asombro y de inmediato escondió el papel impregnado de sangre detrás de su espalda.
-¿Qué pasa? –el mayor se acercó al darse cuenta que el menor escondía algo.
-¡Na-nada! –contestó Kame sonriente y muy nervioso. Se acercó discretamente al bote de basura y tiró el pedazo de papel con la evidencia de su acoso- Estaba pensando que en una semana ya no podré acompañar a Jin en las clases intensivas.
-¿Estás preocupado por eso?
-Un poco –asintió calmándose después de deshacerse del papel-. No quiero que haya problemas entre los dos. Saunders-sensei ya es muy problemático y Jin tiene un carácter un poco fuerte, así que…
-Será mejor esperar que les vaya bien juntos, Kame-chan –Maru de inmediato se dio cuenta que el menor fruncía la boca-. No me lo tomes a mal. Sabes que es preferible a que sean amigos y se lleven bien. Si se la pasan peleando… no sé qué hará el Director.
-¿Por qué crees que Saunders-sensei esté molestándome? –Kame quiso tocarse la nuca porque tenía comezón, pero prefirió dejarse en paz a darle una señal a Maru de lo sucedido con Jeremy.
-Ya te lo dije. Te ha de tener envidia –Maru se arregló el cabello y con un poco de agua se arregló un cabello fugitivo en la parte de atrás.
-… ¿Dormiste con Tat-chan? –Kame alzó la ceja al ver que ese mechón de cabello no quería arreglarse.
-¡¿Eh?! –volteó de inmediato con el menor, sorprendido por la pregunta tan directa.
-Solo es curiosidad –se encogió de hombros. No era verdad. Ueda le había dicho que cada que dormían juntos, a él le gustaba desordenarle el cabello, tanto que a la mañana siguiente era difícil que Maru se peinara correctamente.
-N-no –negó sonrojándose.
-Qué mentiroso~… -Kame se llevó las manos atrás y se dirigió a la salida del baño, sonriente porque suponía que Maru no se aguantaría otra noche lejos de su pareja si es que Ueda ya había conseguido que se quedara en el apartamento.
-No estoy mintiendo… -se corrigió la garganta y se dejó el cabello en paz- No pasé la noche con él…
-Ah… pero entonces sí…
-¡Me voy a clases! –caminó como robot hacia la salida del baño, pasando de Kame y con el rubor aún más oscuro en su cara.
-Baka~ -murmuró sonriente. Para él era evidente la respuesta.
meiii.pindy- Mensajes : 77
Fecha de inscripción : 11/03/2011
Edad : 32
Localización : Santiago de Chile
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
Pues a espacio me refiero a que hago espacio para ser luego la primera en comentar *^*
asi que....
ESPACIOOOOO~~! *0*
asi que....
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Ecatheriina- Mensajes : 268
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Edad : 29
Localización : En la camita acurrucada con Kame ^^ <3
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
CAP 34 KIMI WO… MAMORENAKATTAYO…
(No pude protegerte…)
(No pude protegerte…)
-Llévate esto –Kame puso un termo con té en la bolsa del almuerzo de Jin.
-Regresaré hasta las nueve, ¿estarás bien? –preguntó el mayor observando a su novio, que estaba envuelto en una cobija y con la pijama aún puesta.
-Claro que sí. No estoy muriéndome –contestó Kame con voz mormada por el resfriado que había obtenido esa semana.
-Bien. Cualquier cosa, llámame, ¿de acuerdo? –Jin se inclinó y lo besó profundamente en los labios, ignorando si podía contagiarse o no.
-Jin… No hagas esto, caerás enfermo también –lo alejó y le arregló la corbata-. Estoy bien. Me dedicaré a descansar y mañana estaré como nuevo.
-Vete a la cama de una vez o vas a provocar que yo termine llevándote –sonrió dándole un beso en la frente, sobre la banda de gel que servía para controlar la fiebre.
-Hai, hai… Itterashai… -besó su mejilla y se fue directamente a la habitación para dormir.
Jin sonrió cuando vio a Kame entrando en la pieza. No quería dejarlo solo pero debía ir a trabajar.
-Shigoto, shigoto! –se animó tomando sus cosas y saliendo del apartamento rápidamente, pues dentro de quince minutos tenía qué estar en su lugar, dándole a Jeremy las instrucciones sobre las clases intensivas.
Era el primer día del mes de julio y las clases iban viento en popa. Kame ya no acompañaba a Jin, pero estaba a cargo de poner al tanto a Jeremy de lo que ya se había visto en los ejecutivos de Asahi TV. Aún si continuaban teniendo roces, ya sea en público y en privado, Kame no iba a dejarse intimidar por ese chico de tan mal carácter. No le había comentado del incidente en el baño a nadie, mucho menos a Ueda, porque sabía que se lo comentaría a Maru y a su vez, llegaría a oídos de su novio algún día. Simplemente no quería más problemas y Jeremy terminaría enfadándose de molestarlo mientras menos atención le pusiera.
Por su parte, Jin no estaba siendo más comprensivo. A él se le acababa rápidamente la paciencia con el canadiense. Su hígado estaba resintiendo todo porque cuando Jeremy no estaba quejándose, no estaba de acuerdo y quería imponer su autoridad. Se metía con el tema de Kame y a veces, con Maru y otros profesores. También había decidido ignorarlo, pero el hecho era que él escuchaba más de lo que oía… un gran problema para Akanishi Jin, porque después despertaba su demonio interno y comenzaba a reprender a su nuevo kohai fuera donde estuvieran.
El Director estaba cansado de sus peleas y había amenazado a AMBOS: sino se llevaban bien, tendría qué reemplazarlos en las clases intensivas porque había dos llamadas de parte del dueño de la televisora, preguntando por qué había un ambiente de tensión y de tan poca armonía entre los dos profesores. Así que, la solución era muy sencilla: o se dejaban de niñerías o lo removía del cargo… Cosa que a Jin no le hacía gracia.
-Hablé con Kame-chan en la tarde –comentó Ueda que llevaba dos latas de cerveza en la mano mientras se acercaba a la sala, donde Maru tomó su lata y se fue a sentar, a un lado de su novio-. Lo desperté, pero dijo que se sentía mejor. Quizá mañana ya irá a trabajar.
-Siempre que se enferma tiene qué tomarse dos días libres. ¿Siempre ha sido muy vulnerable a la gripe? –preguntó Maru destapando su lata.
-Sí, pasa que es de bajas defensas –explicó el menor acercándose más a Maru para incitarlo a que le rodeara la cintura-. Cuando estábamos en el instituto, le recetaron unas vitaminas que se suponía, servirían para incrementar sus defensas pero… solo sirvieron por unos meses. Después el médico le dijo que se comiera una naranja toda las noches en invierno y cada que hubiera cambio de estación. Con eso se ha mantenido más sano en los últimos años.
-Ya veo… -Maru se quedó pensativo.
-¿Qué pasa, Yucci? –preguntó Ueda ladeando la cabeza.
-¿Mmm? ¿Qué pasa de qué? –sonrió olvidándose del asunto que tenía revoloteando en su cabeza.
-Te noto muy distraído… ¿Pasa algo? –arqueó las cejas en señal de preocupación.
-Ah… Son solo cosas del trabajo, Tat-chan. No me pongas atención –aseguró sonriente.
-… Antes me contabas todo lo que te pasaba y últimamente no lo haces… ¿ya no confías en mí? –estaba asustado porque lo notaba un poco distante… A veces frío- ¿Ya no me quieres? –la pregunta fue tan espontánea que hasta él se sorprendió, pero tenía mucho miedo.
-¿Qué dices? ¿De dónde sacas esas preguntas? ¿Te he dado señas de eso? –Maru dejó su cerveza en la mesita de té y rodeó a su novio por los hombros para hablarle en un tono más íntimo.
-No sé… -bajó la cabeza avergonzado. Quizá había ido demasiado lejos- La segunda vez que viniste a verme, después de la vez del piano… me sentí muy feliz, Yucci –se acurrucó en su hombro para impedir que Maru lo besara y lo dejara terminar-. Pensaba que por fin te tenía de nuevo. Que volveríamos a empezar pero… te fuiste de nuevo. Dijiste que la próxima vez que pusieras un pie aquí, te quedarías toda la noche y…
-Siento que no fuera así –sonrió apesadumbrado.
-¿Ya no quieres vivir conmigo? –volteó para mirarlo y que no fuera capaz de mentirle.
-Claro que quiero.
-¿Entonces? –hizo un puchero inconsciente de desconcierto.
-Es que… -bajó la cabeza avergonzado.
-¿Qué? –Maru buscó las palabras adecuadas para decirlo, pero no sabía cómo comenzar… Se hacía un lío solo- Yucci… -le levantó el rostro para volver a mirarlo a los ojos- ¿sabes cuánto te he extrañado?
-No más que yo –respondió sonriendo. Intentando jugar una broma.
-Claro que no –sonrió sonrojándose-. ¿Sabes lo feliz que me hiciste aquella noche que…? Aunque no te quedaste a dormir conmigo pero… Yucci, esa noche te dije cuánto te amaba y necesitaba, te lo demostré –se mordió el labio inferior para calmar sus ansias de besarlo y continuó-. Ya no quiero vivir lejos de ti… Y si me dices que hoy no te quedas, entonces…
-Tat-chan… -tuvo miedo que de sus labios saliera la tan dolorosa frase de “no quiero que vuelvas”.
-Entonces voy a tener qué retenerte a la fuerza, o irme detrás de ti, siguiéndote para después entrar en donde sea que te estés quedando… o simplemente obligarte a llevarme contigo. Me niego a continuar viviendo lejos de ti… porque yo sé que quieres volver. ¿Por qué no me lo dices? –sin darse cuenta, sus manos ya estaban acariciando las mejillas de Maru, quién no le quitaba la mirada de encima.
-Es que yo…
-Ne, estuve pensando… -se alejó un poco y se recargó en su hombro- durante todo este tiempo que estuvimos separados… he valorado de verdad estos meses contigo… Que pronto se convertirán en un año y… -lo miró. Necesitaba decirle aquellas palabras mirándolo a los ojos para que lo comprendiera.
-¿Y? –fijó su mirada en Ueda, ansioso por saber lo que había encerrado en esa boquita que le encantaba.
-Me di cuenta de que no quiero ni puedo perderte…
-Tat-chan…
-Yucci… -se acercó más, quedando tan cerca de su cuerpo que ya podía sentirse uno con él. Tomó sus mejillas y las acarició con mucha delicadeza- de verdad lo siento… No ha pasado ni una noche en que no me arrepienta de lo tonto que fui al… Sabes que no fue mi intención, por eso… Yucci, por favor, perdóname… De verdad, te juro que haré todo lo posible porque eventos como ese no vuelvan a repetirse, pero por favor… por favor, Yucci… Ya no me mantengas lejos de ti. No quiero sentir que te pierdo día con día…
-Espera un momento –le selló los labios con uno de sus dedos-, ¿de dónde sacas eso de que estás perdiéndome?
-Es… -bajó el rostro y se refugió en el pecho de su novio, sintiéndose tranquilo de que Maru le respondiera el abrazo de forma inmediata- es solo que tengo miedo de que pueda pasar… Te pediré perdón de mil y un formas… pero por favor, Yucci…
-Shhh… -le levantó el rostro con una de sus manos y le retiró algunos mechones de cabello que cubrían parcialmente sus ojos- no es necesario que ruegues o algo peor…
-¿Ya no estás molesto? –los ojos de Ueda brillaron debido a su emoción al ver que su novio negaba con una sonrisa en el rostro.
-Perdóname, tú también –besó su frente y lo estrechó contra su cuerpo, sintiendo cómo Ueda de inmediato se acurraba y susurraba algo que no entendió-. Me sentía tan mal porque no te veía como antes… que estaba cada vez más desesperado por mí mismo. No quería llegar a reclamar o desahogarme diciéndote cuánto te echaba de menos…
-Yo también odiaba no poder verte como antes…
-Creo que hay que evitar escondernos las cosas, ¿no crees? –besó su cabello mientras le hablaba en susurros- Te prometo que de ahora en adelante, te contaré todo lo que pase conmigo… sé qué juntos encontraremos una salida.
-Sí –asintió sonriendo, emocionado por comprender que su novio volvería al departamento-. ¿Entonces, te quedarás desde hoy? ¿Verdad?
-Quiero estar aquí… -susurró retirándolo un poco de su regazo para poder decirle eso mirándolo a los ojos. Entonces vio con gran satisfacción que Ueda sonreía y asentía al mismo tiempo que le alcanzaba los labios para darle un pequeño beso.
-Y yo quiero que estés aquí… -se separó un poco para mirarlo a los ojos, pero sin cortar la distancia íntima entre ellos- Me da gusto que… esto no te haya cambiado para nada, Yucci –dejó escapar una risita coqueta, por la que Maru perdió todo el control y volteó a Ueda contra el respaldo del sofá y se colocó sobre su cuerpo, besándolo profundamente y por largo tiempo-. Te amo… Eres tan lindo… Te amo, Yucci… No vuelvas a hacerme esto…
-Debería decirte lo mismo… –susurró entre besos, negándose a dejarlo hablar por más tiempo. Solo quería sentir esos labios, dentro de ese apartamento que ahora podía decir que era de ambos.
-¿Sabes de qué me acuerdo ahora? –preguntó separándose difícilmente de aquellos besos, y es que tener a Maru a pocos centímetros de su rostro, no ayudaba a calmarse.
-¿De qué?... –respondió agitado.
-De cuando me besaste por primera vez… -observó aquella cara que masajeaba dulcemente con sus manos, y entonces, una pregunta vino a su cabeza y no dudó en hacerla en voz alta- ¿Cómo le haces para que te quiera así?...
-Supongo que es parte de mi encanto el… ser misterioso de amar –sonrió orgulloso.
-Engreído –infló las mejillas y después sonrió volviendo a alcanzarle los labios.
-En aquella ocasión… -intentó separarse un poco, pero parecía que Ueda lo había pegado a sus manos- creí que nunca… volvería a… verte…
-Yo también… De hecho… no quería hacerlo… es decir… una parte de mí… lo anhelaba pero… por otro lado…
-Lo sé… -no quería escuchar ni una sola palabra que aludiera a Ryo.
-Pero cuando… volví a verte… en el parque… -rodeó el cuello de Maru con ambos brazos, negándose a alejarse siquiera un centímetro- me sentí… tan feliz…
-Yo también… -sonrió emocionado de saberlo. Curiosamente, no habían hablado antes del asunto. Quizá tocaban el tema muy por encima, pero… nunca de ese modo- Que-quería… robarte…
En ese momento, el menor se detuvo y observó los ojos de Maru. Su novio en muy pocas ocasiones era tan directo, y a él le encantaba escuchar esas cosas… por lo que estaba muy halagado de saber que provocaba tantas cosas en él desde entonces.
-¿De verdad? –Maru asintió sonriendo y dándole un tierno beso en la nariz.
-Tengo a Kame-chan de testigo…
-Él me dijo que desde que nos conocimos, te la pasabas distraído… ¿Era porque pensabas en mí? ¿Porque querías estar conmigo? ¿O porque te sentías culpable y no sabías qué hacer? ¿Te sentías mal por haberte enamorado de mí? –se preocupó por la respuesta, pues nunca se había tomado la molestia de abordar el tema tan afondo, ya que Kame muchas veces le hablaba de Maru en ese entonces y se dedicaba a saltarse esa información por miedo de anhelar volver a verlo.
-En ningún momento me arrepentí de haberte besado, te lo dije –le habló con ternura para calmar sus nervios-. Claro que pensaba en ti… De recién era porque me sentía culpable de haberte hecho ser infiel, quería disculparme y esperaba que no tuvieras problemas pero…
después… no podía sacarte de mi cabeza. Veía a Kame-chan y me acordaba de ti, veía a Jin y también te me venías a la mente… Todo me recordaba a ti, porque fue gracias a mi trabajo que te conocí –junto su frente con la de él y cerró los ojos, recordando aquella noche cuando se la pasaron platicando todo el rato, mientras Jin y Kame jugaban.
-Yucci… Te amo… -alcanzó sus labios, solo rozándolos y sonrojándose, teniendo el mismo recuerdo que su amante- Te amo tanto…
-Yo también –abrió los ojos y sonrió al ver que Ueda también los había cerrado y continuaba con sus mejillas sonrosadas, esperando quizá un beso-. También te amo… como no tienes una idea –volvió a darle otro dulce beso en la nariz y a acariciarla con la suya, sonriendo de felicidad por poder tenerlo entre sus brazos de nuevo-. ¿Y tú? ¿Qué pensabas en ese tiempo?
-Mmm… -Ueda abrió los ojos e hizo un puchero mientras recordaba- Pri-principalmente tenía mucho miedo de que Ryo lo notara… Claro que lo hizo –sonrió mordiéndose el labio inferior-, pero… conforme intentaba olvidar lo que pasó… no podía. Todos los días quería salir a buscarte, aunque… en ese entonces todavía… quería mucho a Ryo y…
-Siento haberte puesto en una situación tan difícil… -susurró comprendiendo que era un tema que a Ueda le costaba trabajo de explicar, sobre todo porque tenía qué hablar de su ex novio.
-No –negó dos veces con la cabeza y volvió a sonreír-. No fue tu culpa. Yo… Es solo que… no podía dejar de pensar en ti… En lo lindo que fuiste conmigo y en que… Kame-chan tenía razón… creo que si me hubieras seguido la corriente en esa noche, las cosas habrían terminado aún más difíciles, así que me siento… bien por cómo pasó todo.
-Me alegro –suspiró tranquilo al saberlo-. ¿Vamos a cenar?
-¿A dónde? –contestó en susurros, como si estuvieran tratando un tema demasiado delicado.
-A donde tú quieras –cuando iba a ponerse de pie, sintió que su novio lo halaba de la corbata y lo rodeaba de nuevo con sus brazos por el cuello, sonriéndole de forma coqueta, regalándole una cercanía que adoraba.
-Yucci… -Maru no le respondió, solo le devolvió la sonrisa- okaeri…
-Tadaima… -contestó dándole repetidos y cortos besos en los labios para después dirigirse a su cuello y llenarlo de tiernas y juguetonas caricias con sus labios y nariz.
-¡Yucci!~ -dijo Ueda de forma juguetona, moviendo sus piernas de forma impaciente.
-Te has portado bien, Tat-chan…
-Muy bien… -desabotonó la camisa de su novio, colando sus manos en el interior para acariciar el pecho de su novio, aún si estaba cubierto por una camisa sin mangas como ropa interior- ¿Me vas a dar un premio por eso? –se lamió los labios a inconsciencia, preparado para la emocionante respuesta.
-Lo que quieras… Pídelo –volvió a sus labios y lo besó con tranquilidad, logrando que Ueda se concentrara solo en los besos y no tanto en tocarlo, por lo que de inmediato sintió cómo le rodeaba el cuello para acercarlo más y continuar besándose sin tregua.
-Quiero ir a cenar~ -dijo difícilmente.
-Yo también tengo hambre –se separó, riendo un poco porque sentía cómo su estómago clamaba por alimento.
-¿Vamos a donde siempre? –propuso soltando a su novio mientras el mayor se ponía de pie.
-Seguro. Kobayashi-san debe estar desconcertada porque hace mucho que no nos ve –le dio la mano, ayudándolo a ponerse en pie.
-Debe pensar que… quizá rompimos o algo –sonrió divertido mientras volvía a abotonarle la camisa a Maru.
-Probablemente –dejó escapar una risita divertida e irónica, pues algo así había sucedido, pero no tan grave.
-No te rías. No es gracioso~ -hizo un puchero al terminar con la camisa y el otro solo pudo acariciarle una mejilla para disculparse con esa caricia.
-Vámonos ya –tomó su saco y una chaqueta para Ueda.
-Quiero ramen duro –pidió el menor tomándole la mano, como si ya estuvieran en el local.
-Qué coincidencia, yo también tengo antojo de la misma cosa…
Y conversando sobre la comida y la dulce y amable mujer que atendía el puesto al que adoraban visitar frecuentemente, salieron del apartamento después de apagar las luces.
-Bonjour!! –saludó Maru con muchos ánimos al llegar a la oficina.
-Bonjour! –saludaron algunos maestros en coro, notando el buen humor del profesor.
Casi tarareando una cancioncita en voz alta, Maru se dispuso a trabajar sobre su lugar, sacando papeles y buscando en su portafolios. Llamaba bastante la atención que estuviera tan contento, pero para Kame eso no era nuevo, después de todo, había hablado con Ueda hacía unos días, enterándose de TODO lo que había pasado en la reconciliación de ambos, la cuál había tenido lugar hacía unos días.
-Kamenashi-sensei –lo llamó Koki desde su lugar, un escritorio nuevo y blanco que se había comprado gracias a que el Departamento de Japonés estaba creciendo en los últimos meses y ya se podía hacer oficial el mismo-, venga un momento.
-Hai –el menor dejó todo lo que estaba haciendo y se sentó en la silla que estaba en frente del escritorio que esperaba fuera suyo algún día.
Y así parte de la mañana pasó. Los profesores tenían sus clases y otros se quedaban en la oficina, adelantando deberes y dando notas a las tareas de sus grupos. En pocas palabras, un día como cualquier otro en la escuela de idiomas.
Sin embargo…
-¡Yo no puedo trabajar así! –se escuchó un grito desde el pasillo, casi en la entrada de las oficinas.
Todos los profesores voltearon hacia la entrada, distinguiendo esa voz como la de Jin… ¡y vaya que estaba enfadado! Entre todos los profesores voltearon a mirarse con ojos de incredulidad.
-¡Akanishi-sensei, ¿qué es todo ese escándalo?! –preguntó Koki cuando vio entrar a Jin casi caminando de espaldas, hablándole casi a gritos a Jeremy.
-Me parece bien que preguntes, que tengas dudas e intentes seguirme el paso, ¡¡pero lo que acabas de hacer hoy es el colmo!! –le espetó Jin en medio de la oficina.
Algunos profesores se pusieron de pie, entre ellos Kame y Maru, quiénes se miraron entre sí y después a Jin, que parecía dispuesto a echársele encima a su kohai.
-Vamos a calmarnos todos –dijo Sonoda levantándose también y acercándose a ambos, alejando un poco a Jin del nuevo.
-¿Qué pasó exactamente? –preguntó Maru mirando a ambos.
-Akanishi-sensei no tolera que lo corrijan –contestó Jeremy con una mueca de indignación.
-¡Lo que hiciste no fue corregirme sino dejarme como un idiota en frente del personal de Asahi TV! –se defendió casi colérico, por lo que Kim Soon y Kame tuvieron que tomarlo de los brazos para evitar que se le fuera encima a Jeremy.
-Vamos a ver, ¿qué pasó aquí? –preguntó Sonoda nuevamente, preocupada porque Jin nunca se había visto tan enfadado.
-Ya he dicho que corregí algo que dijo mal mi superior, por eso se enfadó tanto –Jeremy se cruzó de brazos, desviando la mirada del otro.
-¡¿Corregirme?! –Jin quiso soltarse de su aprensión, sino fuera que sabía que Kame era una de las personas que lo sujetaban- ¡¿Llamas corregir a decir en frente de la clase que darías mejor las sesiones que yo?!
-Fue solo un comentario.
-Un comentario demasiado fuera de lugar –comentó Maru que podía comprender el enfado de Jin. Después de los problemas causados en aquella empresa lo que le faltaba era que el nuevo pupilo, impuesto de forma obligatoria bajo su tutela, se la pasara haciéndolo enfadar, ya que no era la primera vez que regresaban peleándose.
-No puedes ir haciendo ese tipo de puntuaciones en frente de empresarios, Saunders-sensei –dijo Smith tomándole el hombro el chico, quién se soltó de forma inmediata
-Ya dije que fue un comentario.
-Discúlpate con Akanishi-sensei –dijo la pasiva voz de Kame en medio de todo el murmullo que se escuchaba en la oficina.
En ese momento, todos se quedaron callados, no porque lo que hubiera dicho Kame fuera un atrevimiento, sino porque era lo que se suponía que debía hacer Jeremy, solo que por el carácter del chico, nadie se atrevía a hablarle directamente porque no les gustaba discutir con alguien tan
terco… Solo Kame se atrevía a llevarle la contraria y enfrascarse en discusiones que solo terminaban cuando el Director o Jin los separaban.
-Te guste o no, Akanishi-sensei es tu jefe inmediato, la persona que está guiándote durante tu mes de preparación. Si tienes alguna queja o sugerencia, deberías hacerla con el Director, no evidenciar algo que crees. Es una falta de respeto decirle que es un inepto cuando no lo es y solo expresas las cosas desde tu visión–agregó mirándolo con severidad, y es que cuando alguien se metía con Jin, automáticamente se buscaba problemas con él.
-¡Yo no dije…!
-Lo hiciste –apoyó Koki cruzándose de brazos, sentado al borde de su escritorio-. Es como si cualquiera de nosotros le dijera al Director que podemos llevar mucho mejor el plantel que él, en frente de los alumnos o los padres de familia. Lo que hiciste fue imprudente –Jin observaba a Koki como si éste estuviera loco. En todo el tiempo que el pelón había estado en la escuela, ni un solo segundo parecía estar de acuerdo con algo que decía-. Akanishi-sensei es tu superior, una persona que merece tu respeto por el mero hecho de que quieres ser como él o estar a su altura, por eso debes tener en cuenta que no puedes pasártela humillándolo.
-Tanaka-sensei… -susurró Kame sorprendido.
-Desgraciadamente, y no es porque estemos en tu contra, pero tanto Tanaka-sensei como Kamenashi-sensei tienen razón –dijo Sonoda muy seria. Comprendía la posición y el enojo de su colega, Jin, así que para ella, Jeremy merecía ser reprendido y obviamente, era importante que le pidiera una disculpa a su superior.
-No te estamos diciendo que te disculpes ahora, en frente de todos, puede ser en privado, pero… -dijo Maru.
-Los japoneses son muy raros –sonrió entre la incredulidad y la burla.
-¿Cómo dices? –preguntó Jin desconcertado por aquella sonrisa. De ser otra persona “normal”, estaría ya pidiendo perdón o reconociendo su error.
-Yo no fui educado para bajar la cabeza siempre en frente de mis jefes o superiores, sino a buscar siempre ser mejor y esmerarme en mis metas. No voy a pedir disculpas solamente porque dije algo que creí necesario.
-¡¿Nece…?! –Jin quiso de verdad pegarle. ¡Estaba burlándose descaradamente de su trabajo!
Sin embargo, Kame y Kim Soon volvieron a sujetarlo.
-Saunders-sensei –lo llamó Melody que estaba harta de ver la actitud del nuevo profesor-, Akanishi-sensei es el segundo al mando en la escuela y es importante que entiendas, que tu actitud no está ayudando a que él te tolere.
-¿Qué estás intentando decirme? ¿Que puede despedirme?
-Él no tiene tal autoridad –puntualizó Sonoda mirando a Melody con severidad-. Lo que Jefferson-sensei quiere decirte, es que es un alto mando en la escuela. Comprendo tu visión sobre mantener la dignidad y no agacharte sobre un superior si es que éste está equivocado… pero si has visto un error en su clase no quiere decir que puedas argumentar que eres mejor, y mucho menos en frente de toda una clase y menos intensiva. No es lo mismo estar en las mesas que en frente.
-En pocas palabras, tengo qué ser un buen niño, ¿cierto? –sonrió burlonamente y de inmediato sus ojos se posaron en los de Kame, quién sintió venir la ola de ataques e indirectas ofensivas de siempre- Como Kamenashi-sensei~ -imitó el tono de “Buenos días” usado por el aludido.
-¿Qué tengo qué ver yo? –preguntó intentando no perder la paciencia como Jin.
-¡¡¿Por qué DIABLOS no lo dejas en paz de una vez?!! ¡¿Qué te ha hecho?! –explotó Jin nuevamente.
-¡Akanishi-sensei! –Sonoda quiso hacerlo callar para que no se volviera más colérico.
-¡BASTA! –se escuchó una voz extra entre todos los comentarios.
-Director… -dijo Machiko que se sentía mareada con tanto grito.
-¡Me voy un momento y esto se convierte en una convención de mujeres vulgares! –todos guardaron silencio ante el rostro casi rojo de enfado del jefe- ¡Solo les falta arrojarse vegetales! –aunque el comentario hubiera dado risa en otra situación, lo cierto es que ahora cada miembro del equipo docente sentía vergüenza de sí mismos- ¿Qué pasó aquí? –miró a Sonoda, que parecía ser la única que no estaba a punto de explotar como volcán.
-Hubo un fuerte roce entre Akanishi-sensei y Saunders-sensei –contestó la mujer muy seria.
-¡¿De nuevo?! ¡¿Es que ustedes dos pretenden llevar a la ruina mi escuela?! ¡Precisamente regreso de mi reunión con los demás Directores de los otros planteles en Japón porque recibí un llamado del Presidente de Asahi TV, diciéndome que se pusieron a discutir en plena clase!
Jin bajó la mirada totalmente avergonzado. Justo cuando creía haber recuperado un poco de la confianza de su jefe, ahora resultaba que por aquel chico engreído volvía a perderla y a quedar como un tonto compulsivo en frente suyo.
Por su parte, Jeremy solo desvió la mirada, como si él no tuviera nada qué ver en el asunto, pero también sentía un poco de miedo porque sabía que el Director pocas veces se enfadaba así.
-Quiero una explicación y la quiero ahora –sentenció caminando rápidamente hacia su oficina, dejando la puerta abierta para que ambos profesores entraran y hablar LARGO y DETALLADO sobre el conflicto.
El menor caminó entre los profesores sin ningún problema. Sabía que quizá le gritarían de nuevo pero no estaba dispuesto a quedarse callado o dejarse manipular. Ahora sí diría lo que no le parecía de aquella institución y esperaba que el Director comprendiera sus puntos de vista, de otro modo… no se quedaría ahí a seguir trabajando.
Jin solo pudo suspirar y avanzar hacia la oficina, recordando que hacía mucho tiempo que el Director no lo llamaba tan enfadado a su despacho, salvo cuando descubrió lo de Kame y él pero… eso solo lo hacía sentir frustrado y molesto.
Kame le tomó discretamente la muñeca, queriendo hacerlo por la mano pero… debía ser cuidadoso porque todos lo observaban, así que poniendo su cara más tierna pero sin dar indicios de amor o cualquier otro sentimiento (NOTA: cómo si eso fuera posible xD), dijo…
-Todo estará bien… Solo di la verdad –sonrió para darle valor y enfrentar la actual situación. Kame sabía cuánto trabajaba Jin para poder llevarse bien con Jeremy, pero lo cierto es que todo se frustraba casi a diario. No era culpa de su novio, al menos no desde su punto de vista.
-Hai… –asintió sonriéndole también y se soltó de la mano de Kame con suavidad. Quiso besarlo, pero después le daría las gracias… si es que salía de buen humor de esa reunión extraescolar…
-Le irá bien –dijo Maru al acercarse y ver que la puerta era cerrada por Jin-, todos aquí sabemos que el problema es Saunders… Nadie lo quiere y no es por ser malo pero…
-Lo sé… -Kame no estaba preocupado por lo que pasara con Jeremy, sino cómo se sentía ahora Jin. Sabía que quizá estaba enfadado por decepcionar de nuevo al Director, por eso no quería verlo triste en caso de que fueran a reprenderlo… de nuevo- Supongo que tenemos qué trabajar, ¿ne? –volteó con Maru con una sonrisa apesadumbrada.
-Supones bien, tortuguita –le revolvió el cabello, esperando reconfortarlo un poco.
-¡Maru!~ -se quejó Kame arreglándose el “peinado”.
Cuando Kame iba a sentarse, vio cómo Koki también se iba a su lugar. A juzgar por la posición de su cuerpo en la silla, estaba tenso.
Se le acercó y sonriendo le dijo…
-Gracias por apoyar a senpai, Tanaka-sensei –se inclinó para dar las gracias.
-No lo hice por ayudarlo –contestó Koki con la boca fruncida.
-¿Eh? –Kame se irguió, un poco desconcertado.
-Lo hice porque era lo correcto. Ese chico se estaba pasando de listo con todos. Ya era hora de que escuchara de cada uno de nosotros que su actitud no es buena.
-Sou… -asintió débilmente, pero sin poder evitar sentirse bien por los acontecimientos.
-Regresa a trabajar o te regañarán a ti también.
-Hai –volvió a asentir un poco más animado, pero no por eso menos preocupado por su novio, pues sabía que dentro de esa oficina pronto se escucharían algunas voces o gritos de parte de alguno de los presentes.
-Otsukare –dijo Maru tomando su portafolio al hombro y despidiéndose de sus compañeros que quedaban a esa hora de la noche.
Caminó tranquilamente por los pasillos, mirando el lugar vacío de Kame, quién se había retirado hacía una hora porque su horario de clases había terminado. Le pareció extraño que el menor se fuera en cuanto sus clases terminaron, ya que siempre se quedaba un poco más trabajando… pero suponía que Jin le había pedido que se fuera o quién sabe. Tal vez tenía un
plan de cómo tranquilizar al mayor, ya que Jin tenía un genio de los mil demonios después de haber salido de la oficina del Director… y sobre Jeremy, lo único que supo fue que salió empujando a su superior con tal brusquedad que casi lo estrella contra el marco de la puerta. Después de eso, salió por la oficina de docentes y no regresó. Suponía que estaba suspendido.
Pensando esas cosas entró en el estacionamiento de la escuela, dirigiéndose a su lugar donde estaba su coche aparcado. Presionó el botón de la alarma y las luces altas parpadearon tres veces, señalando que estaba desactivada.
Sin embargo, cuando tomó la manija de la puerta del conductor, le pareció familiar una silueta que estaba recargada en el automóvil de Jin: Kame estaba casi sentado sobre el cofre del Renault plateado, moviendo sus pies mientras apoyaba todo su peso sobre sus talones, sujetando su portafolio con ambas manos sobre sur rodillas.
-Kame-chan… -susurró Maru sin sorprenderse.
Se acercó al menor sin ninguna prisa y adivinando qué estaba haciendo ahí, solo y en medio de la luz que brindaba la lámpara que estaba sobre su cabeza.
-Kame-chan –lo llamó cuando estuvo a suficiente distancia.
El menor volteó de inmediato y sonrió al ver a Maru. Se separó del coche y esperó a que su amigo le diera alcance.
-Maru, creí que ya estarías de camino a casa –comentó Kame con una sonrisa.
-Tuve qué quedarme a tratar un asunto con Sonoda-sensei –solo obtuvo un “souka” muy ligero y fue suficiente para saber que algo no andaba bien con Kame-. ¿Qué ocurre? ¿No deberías estar en casa ya? Se supone que Jin y tú acordaron ya no regresar juntos por temor de que alguien pudiera verlos.
-Bueno… no hace daño que de vez en cuando un kohai espere a su senpai para proponerle ir a cenar, ¿ne? –sonrió un poco apenado, porque extrañaba los días en que regresaban juntos a casa, conversando y coqueteándose de vez en cuando en el camino.
-Si lo dices de ese modo se escucha comprometedor –sonrió debido a la inocencia que todavía tenía Kame-, pero tienes razón. ¿Entonces estás esperándolo?
-Sí. No ha sido un buen día para él –asintió bajando un poco la cabeza-. Como no puedo comportarme cariñosamente para subirle el ánimo, entonces esperaba que se alegrara al verme aquí, esperándolo y preguntándole si quiere que vayamos a algún sitio para olvidar el mal día.
-Estoy seguro que le emocionará la idea –palmeó un par de veces la cabeza de Kame y el menor asintió más emocionado.
-Vete ya. Tat-chan debe estarte esperando.
-Hai. Oyasumi, Kame-chan –se despidió dándose la media vuelta.
-Oyasumi.
Vio partir el coche de Maru sin ninguna demora. Seguramente él también estaba cansado por el largo día que habían tenido gracias a Jeremy, pero afortunadamente, todos los días llegaban a su fin.
Esperó por otros quince minutos y volvió a ver su reloj: pronto darían las diez de la noche y le desconcertaba eso. Solo esperaba que el Director no estuviera reprendiéndolo de nuevo, después de todo, el escándalo de medio día había sido suficiente para que fuera merecedor de otro regaño, aún si casi toda la culpa la tenía Jeremy. Sin embargo, a él no se le hacía justo que Jin se desgastara todos los días el hígado con ese niñato consentido, todo porque el jefe esperaba que fuera una persona importante dentro del equipo de trabajo.
Se retiró un poco del auto y comenzó a caminar para entretenerse un poco, pero mientras más vueltas daba en el mismo sitio, más se desesperaba. Quería que soltaran ya a su novio porque tampoco quería volver a verlo enfermo de estrés o que volviera a tener anemia. Si eso sucedía, ahora culparía a todos los demás, no solamente a Jin.
-Me encontré una linda tortuguita extraviada… -susurró Jin en su oído al rodearlo por la cintura sorpresivamente.
-¡Jin! –dijo sorprendido mientras volteaba.
-¿Qué haces aquí? Algún loco pudo haberte robado… -susurró aún abrazándolo, besándole el lóbulo de la oreja.
-Ahm~… -suspiró ante aquel gesto- e-estaba es… perándote…
-¿En serio? –preguntó ido por el olor que despedía Kame cuando estaban tan cerca.
-Ji-Jin… No es un… buen lugar… -volteó con su novio aún dentro de ese abrazo e intentó retirarlo de forma suave- Todavía quedan algunas clases y el Director sigue dentro… además de… -pero Jin no lo dejó terminar y comenzó a besarlo con ternura, estrechando más su cuerpo contra el suyo… mientras caminaba hacia atrás para apoyarlo contra uno de los pilares y así tener mejor control- Ji-Jin… E-espera~…
-No dejaré… que nadie… NUNCA… te haga… daño… No voy a… permitir… que se me… tan… contigo… Jamás… -le dijo entre besos, profundizándolos para dejarlo en claro mientras le tomaba las mejillas y sentía cómo Kame le tomaba ligeramente las muñecas, en un intento poco exitoso de terminar el beso.
-Jin~… -sintió cómo el mayor lo movía sobre el pilar para esconderse un poco más, quedando de frente contra los sitios vacíos del estacionamiento- Ya-yamete~…
-Yametakunaiyo… -susurró acariciando el interior de la boca de Kame, arrancándole suspiros poco discretos.
-O-onegai…
-Aishiteru…
-Boku… mo…
-Ne… We haven‟t… made love in my car, right? –preguntó separándose de Kame recuperando el aliento de aquellos besos largos y pasionales.
-You… you‟re insane… -susurró sonrojándose con intensidad, apenado por las cosas que se le ocurrían a Jin a veces.
-I‟m not… I‟m just… in love –contestó sonriendo y volvió a besarlo, pero ésta vez con más ternura, casi rozándole los labios.
-Jin… Kaeruyo ne… -propuso el menor rodeándole el cuello con sus brazos.
-Hai… Mou sukoshi dake… -lo atrajo del pilar y le rodeó la cintura y la espalda con sus brazos, estrechándolo lo más posible contra su cuerpo para disfrutar más, casi sintiéndolo por sobre la ropa.
Kame no se opuso y continuó besándolo, después de todo, su objetivo de estar ahí era reconfortarlo y hacerlo sentir mejor de algún modo… y si su novio quería besarlo, abrazarlo… lo que fuera, entonces aceptaría todo con tal de verlo mejor.
Al separarse, Jin esbozó una sonrisa sonrojándose, repartiendo besos cortos y suaves por todo el rostro de su novio, a quién hizo sonreír también.
-Estás loco… -susurró Kame al sentirse tranquilo de estar haciendo esas cosas ahí- No vuelvas a hacer esto… No quiero que nos metamos en problemas de nuevo, ¿ne?
-Hai –contestó Jin comprendiendo perfectamente y se separó-. Lo siento, ha sido un día largo y…
-Shhh~… -le selló los labios con uno de sus dedos y tomó u portafolio y el de Jin, los cuáles habían dejado caer cuando el mayor lo empujó contra el pilar- Lo sé… por eso estoy aquí…
-Arigatou… -le tomó la mano con discreción y avanzó a su coche de nuevo, quitándole la alarma para poder abrirlo- Vamos a casa, ¿ne? Estoy cansado…
-Ahm… Hai –asintió un poco decepcionado, pues él planeaba llevarlo a cenar y quizá después darle un delicioso masaje en la tina. Sabía cuánto adoraba Jin que hiciera eso en los días más ajetreados.
Jin lo notó, pero no dijo nada. Le abrió la puerta del copiloto y Kame entró. Después de cerrarla, le dio la vuelta por la parte delantera del coche y subió también.
Dentro puso los seguros de forma automática y deshizo el cinturón de seguridad de que el menor ya se había puesto, lo cuál desconcertó a Kame. Jin se acercó con gran agilidad, sin molestarle el volante o la palanca de velocidades, y lo besó nuevamente y por largo rato… logrando que el menor le acariciara las mejillas.
-¿Por qué no me dices lo que quieres?... –preguntó cuando se alejó de él.
-¿Eh? –fue lo único que pudo decir el menor al verlo ponerse el cinturón.
-No me digas “¿eh?”. Te conozco bien y sé que querías decirme algo. Lo notó por ese puchero de decepción que hiciste –Jin se acomodó dejando su muñeca recargada en el volante y miró a Kame con una sonrisa.
-Ah… Estás cansado, Jinjin… dejémoslo para otro día, ¿ne? –sonrió con dulzura mientras se ponía el cinturón, pero Jin lo interrumpió y lo hizo mirarlo.
meiii.pindy- Mensajes : 77
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Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
Espacio ~w~ !
Ecatheriina- Mensajes : 268
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Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
-Sino me dices… voy a hacerte el amor aquí y ahora, sin importarme quién pueda pasar y ver que el auto se mueve sospechosamente… -susurró provocativamente, haciendo sonrojar al menor hasta la nariz.
-N-no sería prudente de tu parte hacer eso… ni de la mía permitírtelo –contestó al borde de los nervios. Aún así, la idea de hacerlo ahí mismo le resultaba tremendamente tentadora… pero no podían cometer errores.
-¿Entonces? ¿Vas a decirme? –preguntó Jin con una sonrisa de triunfo.
-Bueno… es que… -bajó un poco la cabeza, aún sonrojado- pensé que si íbamos a cenar… probablemente te relajarías más y… de-después… podría darte un… masaje mientras… descansas más en…
-Ahhh~… -Jin alzó la ceja, sumamente emocionado por el excelente plan que tenía su novio- ¿Así que pretendes ser un spa?
-Hai… -contestó asintiendo lentamente mirándolo a los ojos.
-Me agrada la idea de consentir a Jinjin –lo acercó tomándolo por el mentón y depositó un suave y dulce beso en sus labios-. Gracias, bonito.
-De nada, Jinjin –sonrió gustoso de ver que le gustaba la idea y se acomodó mejor en su sitio, poniéndose de una vez por todas el cinturón.
-¿A dónde quieres ir, My Sweet and Lovely Little Pouty Teacher? –cuestionó poniendo en marcha el automóvil.
-Jin… qué cursi~ -sonrió emocionado porque le gustaba que Jin fuera de ese modo y solo con él.
-No te quejes –Kame solo pudo reírse y sin ningún problema, Jin salió de su lote del estacionamiento.
En el apartamento de Maru y Ueda, el segundo preparaba las cosas para hacer de cenar. Se le había hecho tarde por quedarse dormido en el sofá después de la lección de una de sus estudiantes.
-Ah~… No puede ser~ -susurró decepcionado al ver que se había olvidado de comprar cebollines.
Miró la hora y supo que Maru llegaría en cualquier momento, así que fue directamente a la sala, donde dejó una nota que decía que había salido a comprar algo que olvidó para la cena, asegurándole que no tardaría mucho en regresar.
Apagando todo y dejando a medias la cena, salió del apartamento para dirigirse al 24hrs más cercano.
Caminó escasas cinco cuadras y lo vio cerca, en la esquina de la siguiente acera. La luz peatonal estaba en rojo, así que tendría qué esperar un poco más. Miró a su lado y se dio cuenta que estaba una pareja tomados de la mano, el chico fumaba un delgado cigarro y la chica agitaba la mano en frente suyo porque le humo le molestaba.
En ese momento cayó en cuenta de que… él también SOLÍA fumar, pero después de conocer a Maru su hábito se había borrado, así, como si fuera un disco duro recién formateado. Después de comenzar con él, no se le había venido a la cabeza tocar un cigarrillo… y es que la razón por la que fumaba era Ryo.
Había adoptado el vicio del tabaco todo porque la situación y relación con su ex novio lo tenía más y más sumido en estrés, y a veces fumar era lo único que lo relajaba. De hecho no tenía mucho tiempo de hacerlo, quizá un año y no lo hacía todos los días.
Frunció la boca preguntándose si alguna vez había apestado a tabaco, después de todo, casi toda la gente que fumaba terminaba impregnada del olor. Su ropa, pelo… todo el cuerpo. Incluso el departamento donde vivían Kame y él olía de vez en cuando a esa horrible esencia.
Levantó la vista y vio que el semáforo para los automóvil estaba a punto de cambiar a rojo, y curiosamente, como si algo le hubiera dicho que levantara la cabeza, lo hizo y se encontró con el coche de su novio, reconociéndolo detrás del volante para dar vuelta por esa misma acera y llegar al departamento.
Quiso saltar sobre la vía y detenerlo, pero sería tonto y además, lo único que lograría sería hacer enfadar a su novio por su imprudencia. Así que lo dejó ir sin hacer ninguna seña, no quería distraerlo y que provocara un choque… no lo soportaría.
Cruzó la calle animadamente, feliz porque Maru por fin regresaba a casa y quizá todo era culpa del trabajo, pero estaba bien. Ya había hecho las pases con esas llegadas tarde y comprendía perfectamente que Maru trabajaba día a día y duramente para poder disfrutar una vida juntos. Quizá era pretencioso pensar así, o cualquier otra persona lo llamaría presumido, pero no podía evitarlo. Quería mucho a Maru y nadie podía exigirle que se controlara.
Al llegar a la tienda se dirigió rápidamente a la sección de verduras y vio con alivio que había tres cebollines disponibles, como si estuvieran esperándolo desde que se fue hacía unas horas. Los tomó en una cesta que llevaba en el brazo y agregó algunas manzanas: se sentía de humor para preparar una tarta para el postre o quizá para otra ocasión.
Cuando llegó al área de caja miró a su derecha y encontró unas galletas llamadas Clover. Estaban empaquetadas en un lindo juego de cuatro. Las conocía muy bien porque Maru era adicto a ellas, solo que últimamente las habían retirado del mercado en los centros comerciales y durante meses, su novio se había quedado sin su segundo vicio (porque Ueda decía que el primero era él).
Tomó varios paquetes, imaginando la gran sonrisa de su novio al dárselas: miel con almendras, chocolate, trocitos de malvavisco y sabor canela. Sus favoritas eran las de miel con almendras, lo sabía, pero no había más que esos únicos paquetes.
Pagó la cuenta y salió con una sola bolsa en mano, moviéndola de atrás hacia delante.
La cajera se quedó observándolo, preguntándose si era chico o chica, pero se daba cuenta que estaba muy feliz de haber encontrado las galletas… o era así de simple esa persona. Se encogió de hombros y continuó cobrando a los demás clientes.
De camino se detuvo un momento y sacó uno de los paquetes de galletas.
-Yucci se sentirá muy feliz de ver esto –sonrió con picardía y sus mejillas se encendieron con un pequeño rubor que lo hacía verse lindo-. Tendré qué pedirle un premio por ser tan listo~ -soltó una risita divertida y guardó las galletas.
-Así que eso es lo que buscas en realidad, ¿no? –lo interrumpió una voz varonil y un poco grave, haciéndolo voltear inmediatamente hacia la esquina de la calle.
Ryo estaba de pie, recargado contra la pared y con una sonrisa entre la decepción y la malicia, observándolo como si hubiera estado ahí todo el tiempo.
-Ry-Ryo… -dijo Ueda muy asustado, sobre todo porque estaba cerca de su apartamento y no podía delatar el lugar que por mucho tiempo, fue su escondite y su único lugar seguro.
-Imaginé que eso es lo que buscabas en él. ¿Cómo ibas a enamorarte tan rápido de otro? –Ueda no quiso responder, no valía la pena discutir de nueva cuenta con él y además… estaba asustado- Entonces dime, ¿cómo fue? –preguntó acercándose un poco, provocando que el menor se alejara unos pasos- ¿Cómo te cortejó? ¿Quién invitó a quién? ¿Fueron a un hotel? ¿Cuánto duró? ¿Es bueno? Supongo que ha de serlo… o de alguna manera encontró el modo de hacerte adorar su forma de tener sexo, ¿cierto? ¿Cómo lo hizo? ¿Te drogó y después todo se sintió mejor?
-¡¡Cállate!! –le alzó la voz, llamando la atención de algunas personas que pasaban por ahí- ¡Yucci no es ese tipo de persona! ¡Él…! –pensó bien lo que iba a decir porque… sabía cualquier otra cosa que dijera podría herirlo o hacerlo enfadar y no quería tener qué huir como las primeras veces que se lo encontraba- Él de verdad me ama. No ha necesitado usar el sexo como una forma de conquistarme… No lo hizo desde el principio y nunca lo haría. No hables tan sucio de su forma de ser…
-¿Me vas a decir que todo fue inocente entonces? –preguntó con una ceja alzada- ¿Que primero fueron amigos y después pasó todo lo demás, inocentemente?
Ueda apretó los labios. Quizá… entre Maru y él, el amor había nacido después de muchas veces de haber tenido sexo, y es que no podían decir que habían hecho el amor la primera vez, ni la segunda… Simplemente, habían disfrutado el estar juntos, pero era porque la atracción que sentían el uno por el otro era muy fuerte. No obstante, no solo había sido el buen trato en la cama cada que dormían juntos, sino una serie de circunstancias que hacían felices a ambos, entre ellas, la forma de cuidarse mutuamente.
-Siempre he dicho que eres más mujer que hombre –sonrió Ryo divertido con el silencio de su ex novio-. Definitivamente algo debió tener mal tu madre para dar a luz a alguien como tú.
-¡No te metas con mi familia, Ryo! –le advirtió totalmente enfadado por el atrevimiento.
-Eres como una puta, ¿sabes? Una cualquiera que ve a alguien que le gusta en un bar, y se acuesta con esa persona.
No había sido así pero… pero…
-No regresaré contigo por más que me insultes, por más que me ruegues o me fastidies. Olvídalo, Ryo. Lo nuestro se acabó desde el día en que me pusiste una mano encima por primera vez. Fui muy estúpido de tener miedo de dejarte –sin más que decir, se dio media vuelta y caminó en dirección opuesta por donde había venido. Su plan era tomar un taxi y rodear un poco la colonia para llegar a su apartamento.
-Tu vida me pertenece… Que no se te olvide eso… -le tomó el brazo, apretándolo tanto que le hacía daño al menor.
-¡Suéltame! ¡No le pertenece a nadie más que a mí mismo! –intentó soltarse pero Ryo siempre era más fuerte que él- ¡Suéltame! ¡Ya te dije que no voy a regresar contigo ni aunque me muera!
-No estoy buscando que lo hagas –contestó clavándole la mirada en los ojos, inspirándole un pánico al menor que nunca había sentido por una persona.
-Entonces… ¿qué quieres? –preguntó olvidándose del dolor de su brazo, queriendo gritar tan fuerte el nombre de Maru, hasta que la voz le faltara.
-Ya te dije… tu vida me pertenece… y haré contigo lo que se me venga en gana.
Ueda actuó más por defensa propia que por pensarlo antes. Se soltó aprovechando la distracción de Ryo y lo pateó en sus partes bajas, agregando otra patada en su estómago para dejarlo sofocado y que no pudiera ver por dónde corría.
Varias personas que pasaban por ahí se quedaron sorprendidas por la escena y Ueda continuó calle abajo, hacia donde estaba la tienda 24hrs donde había comprado los cebollines y las galletas para Maru.
Corrió y corrió lo más rápido que pudo, olvidándose por completo que había dejado la bolsa de la compra en el piso, cuando pateó a Ryo. No importaba. Podían cenar sin cebollines pero ahora debía ponerse a salvo. En ese momento comprendió la preocupación de Maru y estuvo de acuerdo en levantar una orden restrictiva para su ex novio, porque al ver sus ojos, encontró tal sentimiento de resentimiento y maldad que temió por su vida.
Se detuvo difícilmente en un callejón, apoyándose en las paredes interiores del mismo para tomar aire y recuperarse antes de tomar el taxi y regresar a su departamento. Solo esperaba que Ryo no continuara por aquella zona, ya que sería difícil evitarlo si llegaba a verlo.
-Yucci… -pensó en llamarlo. Se sentía tan aterrado que le era difícil mover sus piernas nuevamente… y no dudó en buscar su celular por toda su ropa pero…
Miró hacia delante completamente en shock: había dejado el celular en la cocina debido a que estimaba su tiempo de regreso en unos quince minutos. No esperaba que fuera a necesitar algo como una simple llamada. Sin embargo, en Japón todavía existían los teléfonos de monedas.
Después de calmarse un poco decidió ir en busca de un teléfono o un policía, lo que encontrara primero. Pero cuando dio los primeros pasos para salir del callejón, le cerraron el paso y fácilmente pudo reconocer el rostro de Ryo, el cuál vio por unos segundos solamente antes de que el mayor le soltara un fuerte golpe en el rostro, derribándolo.
Ueda se volteó inmediatamente, girándose sobre su espalda y arrastrándose hacia atrás para ver mejor al moreno, que se había quedado de pie en frente. Se tocó la boca porque le palpitada de dolor y la mejilla también la sentía arder.
No pudo decir nada porque estaba en shock. ¿Cómo lo había encontrado tan rápido?
-¿Es así como demuestras que me quieres? ¿Golpeándome porque te echo en cara tus verdades? Sino te hubiera encontrado revolcándote como una prostituta con ese sujeto… ¡¿Crees que me puedes ver la cara de idiota?! –se acercó y le soltó una patada que Ueda esquivó flexionando sus piernas contra su estómago, arrastrándose un poco más para escapar de Ryo e intentando ponerse de pie.
-N-no, Ryo… No me hagas esto… -por las palabras del otro, Ueda supo que de nuevo Ryo tenía un recuerdo falso en su memoria.
-Es lo que te dije cuando te descubrí en nuestra cama… haciéndolo… Te reíste, ¿recuerdas? –lo cuestionó avanzando de nuevo hacia él.
-¡No, no, Ryo! ¡Sabes que yo nunca te haría una cosa así! –dijo desesperado, actuando como si pudiera convencerlo de lo contrario. Lo cierto es que sí había sido infiel, pero no lo
suficientemente estúpido como para acostarse con Maru en la misma cama donde solía entregarse a Ryo… ¡¡hace ya casi un año!!- ¡Sabes que no soy así! –sin darse cuenta, volvió a tropezar y cayó de espaldas, intentando escapar de nuevo.
-Me juraste tu vida… -Ryo rápidamente se puso en cuclillas y tomó a Ueda del cabello, logrando que lo mirara a los ojos en medio de una mueca de terror y dolor- Y también me dijiste una vez… que hiciera contigo lo que quisiera… ¿cierto?
-¡Pe-pero…! –no pudo decir nada más porque recibió otro golpe de Ryo en el estómago, mucho más fuerte del que le había dado, posiblemente. Sin embargo fue suficiente para hacerlo perder el aliento y las fuerzas por ponerse de pie y huir. Cuando Ryo se enfurecía… una fuerza brutal emergía de su ser para atacarlo que fuera.
Claro que Ueda le había dicho eso… pero fue una vez cuando se encendieron con tal intensidad que terminaron en la habitación, perdiéndose ante la emoción del sexo sin represiones. En ese entonces, le dijo que hiciera lo que quisiera con todo su cuerpo y con su vida… ¡¡pero eran frases de momento no para tomarse en serio durante toda la vida!!
-Me perteneces… para siempre… ¡¿entiendes?! –cuestionó Ryo posicionándose sobre Ueda, quien lo miró con pánico e intentó volver a huir, pero no pudo porque el peso del otro era mucho para su cintura.
-¡¡No, no, déjame, Ryo, déjame!! ¡Si de verdad me amas como dices no me harías daño! ¡Suéltame! ¡¡Déjame ir!! –se aterró cuando Ryo le soltó otra bofetada y una serie de puñetazos en su rostro lo hicieron callar y liberar chillidos, gemidos y gritos de angustia por el dolor y la desesperación.
-Veamos si a él le gustas todavía con tu bonita cara estropeada… -susurró burlonamente después de terminar de golpearlo en el rostro, dejando varias partes del mismo sangrando y rojas- Dices que arruiné tu vida... Entonces arruinaré tu cuento de hadas.
-¡¿Eh?!
Volvió a luchar con todas sus fuerzas aún si se sentía débil debido al dolor de su rostro y su estómago. Ryo se movió un poco de lugar y se apoyó a ambos lados de la cabeza de Ueda para besarlo con fiereza, brusquedad y mordiéndole los labios sin ningún cuidado, abriéndole heridas a quien luchaba desesperadamente por salir de debajo de su regazo.
-¡No, Ryo, por favor! ¡No me hagas esto! ¡¡No me hagas esto!! –gritaba y gritaba, esperando hacer entrar en razón a su ex novio que estaba dominado por la cólera o demencia. Ya no sabía qué era.
-¿Cómo te dice, él? –le preguntó tomando sus muñecas y aprisionándolas con sus manos, ejerciendo la fuerza de la que estaba orgulloso- ¿”Tat-chan, voy a hacerte el amor”? –intentó imitar lo que creía era la voz dulce de Maru- ¿O es algo como “Te lo voy a hacer duro”?
-¡¡¡Cállate!!! –Ueda intentó patearlo de nuevo, pero no pudo porque las piernas de Ryo estaban cerradas atrapando las suyas, entonces no podía moverlas muy bien.
Y el mayor se dio cuenta de ese movimiento… así que volvió a golpearlo en el estómago, volviendo a sofocarlo y tomando una mejor posición sobre el cuerpo de Ueda para evitar que estuviera intentando tonterías. Aún agitado como estaba, comenzó a besarle el cuello sujetando sus muñecas de nuevo, mientras Ueda lloraba y gritaba que lo dejara en paz, intentando liberarse de alguna manera.
-¿Te querrá aún si… lo haces con otro? –cuestionó en su oído, dejando escapar una risita divertida, por la cuál Ueda abrió mucho los ojos y perdió el control de su razón. Estaba en pánico, ya no sabía cómo huir- ¿Querrá tu cuerpo sucio, tocado por otra persona que no sea él? –sacó su celular y lo puso a un lado, apuntando la cámara hacia ellos- ¿Qué pasará cuando te escuche suspirar por alguien que no es él?
-Basta ya… -le imploró con lágrimas en los ojos, intentando liberarse para deshacerse del teléfono mientras Ryo volvía a besarle el cuello, mordiéndolo y también abriéndole heridas en el mismo con sus dientes.
-Vamos… Sé que te gusta… Te conozco mejor que nadie… -volvió a los labios de Ueda y ésta vez los besó con mucha tranquilidad, casi con ternura, pero el menor no podía disfrutarlo, porque después de todo no estaba concediendo nada de eso…- ¡¡Argh!! –gritó Ryo de dolor al sentir un fuerte mordisco en su labio inferior, sintiendo cómo la sangre salía y Ueda volvía a
intentar soltarse- Así que quieres jugar rudo, ¿eh? –sonrió como si fuera algo divertido, pero de inmediato cerró los ojos y su mueca de emoción se borró cuando Ueda le escupió en el rostro.
-Eres un idiota. ¡Nunca…! ¡Jamás volveré a disfrutarlo contigo, porque ya no te amo! ¡¡Porque me das asco!! –Ryo volvió a golpearlo en el rostro, pero ésta vez usando la palma de su mano. Lo hizo una y otra vez hasta que se cansó y dejó al otro mareado, al borde del desmayo.
Esos momentos los aprovechó el moreno para tomar su celular y volver a grabar otro video. No tenía tiempo qué perder.
Volvió a dejar el aparato a un lado, acomodándolo para que se pudiera ver solo el rostro del menor, que ya estaba suficientemente hinchado y rojo, casi ido.
-No… no te desmayes –Ryo le pegó ligeramente en las mejillas para hacerlo reaccionar y poco a poco tenía la atención de Ueda de nuevo, por lo que rápidamente bajó sus manos al cinturón para desabrocharlo y bajar los pantalones junto con la ropa interior, haciendo lo mismo con la suya-. Todavía hay muchas cosas por hacer… Quiero que te escuches…
-No… -susurró Ueda sintiendo el frío sobre su cuerpo, luchando todavía por permanecer despierto… pero cuando escuchó esas últimas palabras, su consciencia volvió en un setenta porciento y continuó luchando salvajemente, pero en vano.
Ryo volvió a tomar el control de la situación y se recostó más sobre Ueda, sonriéndole con malicia.
-¡Déjame! –tuvo fuerzas para gritar cuando “lo” sintió demasiado cerca.
-Salúdalo y díselo… dile que estás conmigo –tomó el rostro del menor por el mentón y lo besó, mientras Ueda forcejeaba por retirar su rostro del de Ryo.
-¡NO!
-¡De acuerdo! ¡Entonces grita su nombre! ¡¡Hazlo!!
-¡NO!
-¡¡Hazlo!!
-¡¡NO!!
-¡¡Mmm!!
-¡NO! ¡¡¡DÉJAMEEE!!! ¡¡Ay!! ¡¡Por fa… vor!! ¡¡Me estás… haciendo mucho… daño!! ¡¡DÉJAME!! ¡¡ME DUELE, DÉJAMEEEEE!! –en el oscuro callejón, solo se podían escuchar los gritos de Ueda, y los gemidos de Ryo- ¡¡R-RYO!! ¡¡BASTAAAAAA!! –las lágrimas de él salían por sus ojos como sino tuvieran fin, debido a la desesperación porque no podía hacer nada, porque Ryo lo había dejado tan débil y el presente dolor no ayudaba a que sus fuerzas volvieran… mucho menos a saber que estaba siendo enfocado por una cámara- No… No… -susurró cuando Ryo quiso besarlo y se negó, ladeando la cabeza hacia el lado contrario donde estaba el celular- Yucci… gomen ne…
-Dile… que lo… disfrutas… ¡Díselo!
-¡¡NO LO HAGO!! ¡¡ME DUELE… ME ESTÁS LASTIMANDO!!
-¡Di su nombre! ¡¡Disfrútalo e imagina que soy él!!
-¡¡NOO!! –abrió un poco los ojos y vio un pedazo de espejo que estaba tirado a poca distancia de su mano. Si lograba engañar a Ryo, probablemente podría usarlo como arma y…- ¡¡HMP!! –se mordió el labio inferior al sentir un dolor inmenso… y ya no pudo más…- Ay… no… ¡¡¡¡¡YUCCIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!
Maru se asustó cuando escuchó que algo se cayó en la estantería a un lado del televisor. Volteó de inmediato y se acercó. Una fotografía se había caído, aquella que se habían tomado en las aguas termales, abrazados mientras veían los fuegos artificiales en año nuevo. Como producto de aquel accidente, el cristal que la protegía se rompió específicamente en medio de ambos.
Para él, no fue sino una señal de que algo andaba mal. La dejó en su lugar y tomó su saco, sus llaves y el celular de Ueda. Él rara vez salía de casa sin él, y aquellos quince minutos que advertía tardar en su nota, se habían convertido en media hora. No podía esperar más… algo, muy dentro de él, le decía que las cosas no estaban bien, que su novio no regresaría esa noche y no precisamente por voluntad propia.
Salió alarmado del conjunto departamental, chocando con uno de sus vecinos con quién se disculpó y siguió corriendo.
Sabía que el 24hrs estaba cerca, lo suficiente como para no tardar más de quince minutos… y Ueda no era de esos que se quedaran gastando el tiempo en hacer nada, y menos por la noche.
-Por favor… que yo sea un histérico –pidió Maru apretando el celular de Ueda contra su boca, dándole un beso muy tenso por toda la preocupación que sentía.
No sabía por qué, de repente, pasados cinco minutos de llegar al departamento, una fuerte angustia lo invadió, y la ansiedad de que Ueda no estuviera estaba comiéndole los nervios, haciéndolo caminar por toda la sala y peinándose el cabello para calmarse. Era como si… pudiera escuchar a alguien que le decía que no se quedara en el departamento, que fuera a alcanzarlo pero… no lo hizo.
Al llegar a la tienda, entró y rápidamente se dirigió a la cajera, que estaba cobrando una cuenta larga de cerveza y botanas para un par de hombres que parecía que tendrían una divertida fiesta con toda la comida chatarra indispensable.
Interrumpiendo la cobranza, Maru le preguntó por Ueda y lo describió a la perfección. Obviamente la chica lo reconoció y le dijo que en efecto había estado ahí, que era imposible olvidar a una persona con tan buen humor y que además, había montado un espectáculo afuera, golpeando a un sujeto.
-¡¿Cómo era él?! –se alarmó. Su novio no era un busca pleitos ni nada por el estilo, pero tenía a un loco detrás suyo y si era ese mismo…
-Mmm… más bajo que usted –dijo la chica frunciendo la boca-, posiblemente mide un metro con sesenta y cinco o setenta, cabello negro… No pude verlo muy bien porque no puedo moverme de mi lugar y… ¡Oiga! –no terminó su relato porque Maru salió corriendo de la tienda, casi estrellándose contra las puertas corredizas del negocio, pálido como un fantasma.
Maru no estaba seguro a dónde ir, pero algo le decía que tenía que seguir calles abajo. No sabía cuantas, pero si su lazo con Ueda era tan estrecho, confiaba en que su corazón lo guiaría… y esperaba que no fuera demasiado tarde.
-¿Y… entonces?... –preguntó Kame entre besos, mientras se recostaba bien sobre el sofá después de secar el cabello de su novio.
-Entonces… -Jin le abrió lentamente la camisa, dándole dulces besos en los labios, sin poder esperar a tenerlo de nuevo para él, los dos solos y sin interrupciones- el… Director dijo…
-Ajá… -rodeó su cuello para tenerlo más cerca y pensó que tenía ventaja porque Jin solo tenía la bata puesta.
-Lo… echó… -sonrió victorioso, recordando la cara de enfado de Jeremy.
-Hontou?... –preguntó el menor también emocionado por escuchar esas buenas noticias.
-Hai… y dijo…
-Mmm~… ¿Qué dijo?~ -preguntó Kame suspirando porque los besos de Jin comenzaban a tomar un camino muy delicioso hacia su pecho.
-Dijo que hoy… que llegara a casa… y reclamara… a mi Kazu-chan… -Kame dejó escapar una risita cuando Jin lamió con ternura su pecho.
-¡No te dijo eso!~
-De acuerdo… mentí pero… -subió para poder mirarlo a los ojos mientras hablaba- es lo que voy a hacer…
-Qué interesante plan…
-Kazu… -lo llamó acariciando toda la piel disponible de su novio, haciéndolo suspirar y preparándolo para un “sí”.
-¿Mmm?~ -preguntó mordiéndose el labio inferior, cerrando sus ojos par disfrutar más de aquellas caricias.
-¿Vamos a mi auto?... –le preguntó en un susurro, hablándole al oído.
-¡¿Eh?! –retiró a Jin para mirarlo a los ojos, sorprendido por la petición- ¿Estás… hablando en serio? –y por la mirada pícara de Jin, sabía que estaba haciéndolo.
-Muy en serio…
-Pe-pero… -Kame se sonrojó hasta sentir las orejas calientes, así que tuvo qué desviar la mirada para pensar mejor.
-Hay muchos lugares interesantes… -se acercó a sus labios para besarlo, intentando convencerlo de ese modo- Mi asiento… el tuyo… el asiento de atrás… la cajuela…
-¿Cómo vamos a hacerlo ahí?~ -se rió por la “creatividad” de Jin.
-Mmm… ya lo pensaré.
-No tienes remedio…
-Anda… ¿sí? –sonrió haciendo un puchero.
-No lo sé~…
En ese momento, el teléfono comenzó a sonar, dejándolos callados por tres timbrazos.
-… Llamada –dijo Kame sabiendo de ante mano que Jin no se movería y que eso le importaba poco.
-¿Y?
-Quizá deberíamos contestar –jugó con la tela afelpada de la bata de baño, mirando el interior de la misma.
-Quizá deberíamos ir a mi auto –insistió notando cómo Kame lo observaba.
-Quizá… -aceptó en un lindo juego de darse a desear mientras el teléfono continuaba sonando y dejó que Jin lo besara profundamente, haciéndolo suspirar por lo delicado que su novio exploraba el interior de su boca.
-¿Debería ponerme algo más… decente que una… bata de baño? –preguntó Jin jugueteando con los labios de Kame.
-Deberías –asintió el menor débilmente mientras el teléfono insistía-. No quiero que la vecina de al lado te vea así… he notado que le gustas, Jinjin~…
-¿Ah, sí? –Jin se retiró un poco de Kame y le sonrió orgulloso- Tiene buen gusto, ¿no te parece?
-Eso porque no te conoce…
-Oh, deberías verte cuando…
-Shhh… -se sonrojó de nuevo con intensidad e hizo un puchero de reclamo.
-Bien, bien… me pondré algo, ¿ne? Después de todo… desvestirme es…
-Urusai!! Vete a cambiar –lo empujó delicadamente con su mano sobre su pecho y Jin dejó escapar una risita divertida, encantado porque el sonrojo de Kame se hizo más oscuro.
Mientras Jin se cambiaba en la habitación, Kame se abotonaba la camisa con lentitud… ¡¿Qué demonios le pasaba aceptando a bajar al auto de Jin solo para hacer el amor ahí?! Sin duda alguna, su novio era muy persuasivo y siempre lograba lo que quería pero… no podía evitar que la idea fuera muy atractiva y…
-¡¡Hola!! ¡Estás hablando a la residencia Akanishi y…!
-¡Kamenashi! –se escuchó la voz de Kame.
-Por el momento no estamos en casa, así que deja tu mensaje después de tono y nos comunicaremos contigo después. ¡¡Pa-pai!!
Kame no le puso atención a la contestadora mientras se ponía de pie para arreglarse mejor la camisa aunque… después de unos minutos eso no valdría la pena pero…
-¡¡Jin, Kame-chan!! ¡Es una emergencia! ¡Tat-chan salió a comprar algo para la cena pero no regresó y…! ¡Solo sé que se encontró con Nishikido y lo estoy buscando! ¡¡Por favor, contéstenme!! ¡Ayúdenme a buscarlo! –dijo la voz desesperada de Maru por el otro lado de la línea.
-¿Eh? –preguntó Kame sorprendido por el mensaje y de inmediato se acercó al teléfono para tomarlo y responder- Kame desu!! Doushita!!! –la sola idea de que Ueda estuviera solo con Ryo, quién sabe en dónde y que Maru no lo supiera no era nada bueno. Podía imaginar lo aterrado que estaba su mejor amigo y… él también estaba asustado.
-¡¡Kame-chan, gracias al cielo que están ahí!! ¡Cuando regresé al departamento encontré una nota donde decía que había salido a comprar cebollines y que regresaba en quince minutos pero…! ¡Esperé por mucho y no regresó! ¡Algo me dice que está mal, Kame-chan! ¡¡No logro encontrarlo!!
-¡¿Cómo sabes que está con Nishikido?! –Kame intentó mantener la calma, quizá Maru solo estaba especulando.
-¡Porque me lo describió la encargada de la tienda donde Tat-chan compró los cebollines y encontré una bolsa con ellos y unas galletas que me gustan unas calles en dirección opuesta al departamento! ¡Estoy seguro que ese desgraciado lo persiguió y él está huyendo!
-¡¿Y por qué no te ha llamado al celular?! ¿Ya intentaste lo localizarlo? –preguntó Kame preocupado y mirando hacia la habitación, donde Jin estaba de pie, estático y escuchando la conversación.
-No se lo llevó… -la voz de Maru se escuchó distante.
-Dios mío… -Kame se llevó una mano a la boca y entonces comprendió toda la desesperación de su amigo. Así sería difícil encontrarlo y además… ¿a dónde podría haber huido?
-Yucci, escúchame bien –Jin le quitó el teléfono sin darse cuenta, pero Kame ya no podía poner atención a otra cosa que no fuera pensar en un modo de encontrar a su mejor amigo, de no temer lo peor-. ¡Escúchame! Saldré de inmediato para buscar donde se me ocurra, pero es importante acudir a alguna estación de policía y que rastreen por radio. Quizá pidió ayuda o algo.
-… Qui-quizás pero… ¿no crees que ya me habrían llamado en caso de que…?
-¡Hay que hacerlo! –Jin volteó con Kame y lo vio temblar por miedo a que algo malo le hubiera pasado a Ueda- De cualquier modo… él tiene cómo contactarte a ti o a Kazu. Él se quedará aquí en lo que salgo yo a buscarlo –Kame volteó con él y negó enérgicamente-, en caso de que Ueda venga para acá.
-S-sí… creo que es buena idea. Sí, que se quede ahí y…
-En caso de que él regrese al departamento, supongo que te marcará al celular, así que debes estar atento.
-Hai!!... ¡Ah! ¡Está entrando una llamada! Ojalá sea él… Te llamo en cuanto sepa dónde está –Maru colgó sin esperar respuesta de Jin.
-¡¡No, Jin, quiero ir contigo!! –Kame se le colgó en el brazo, desesperado por ser de ayuda para encontrar a Ueda.
-Kazu-chan…
-¡Es mi mejor amigo! ¡¡Por favor, Jinjin!!
-En caso de que venga para acá… debes ayudarlo a calmarse y llamar a la policía, ¿entiendes? ¿Qué tal si Nishikido viene detrás suyo y… no hay nadie que le abra la puerta? Piensa en eso, amor.
Kame no respondió y bajó la cabeza preocupado, sintiendo mucha impotencia pero Jin tenía mucha razón. Así que finalmente asintió, derrotado por tener qué ser el que se quedaba en casa.
-Te avisaré tan pronto encuentre algo, ¿de acuerdo? –le tomó las mejillas para besarlo y darle un poco de tranquilidad- Todo estará bien… Verás que Tatsuya-kun estará a salvo…
-Hai –asintió mirándolo a los ojos-. Cuídate, por favor… No vayas a hacer nada loco si los encuentras…
-No te preocupes –con una última caricia en las mejillas de Kame, se despidió tomando sus llaves y una chaqueta.
Sin embargo, antes de que Jin saliera del apartamento, el teléfono volvió a sonar y Kame contestó de inmediato.
Creo que se repitio una parte dentro de la historia, no recuerdo si es deyavu o simplemente se repitio bueno uds se daran cuenta gracias les dejare un mas y me ire a leer un ratito!! mas fic XD!! oyasumi!!
-N-no sería prudente de tu parte hacer eso… ni de la mía permitírtelo –contestó al borde de los nervios. Aún así, la idea de hacerlo ahí mismo le resultaba tremendamente tentadora… pero no podían cometer errores.
-¿Entonces? ¿Vas a decirme? –preguntó Jin con una sonrisa de triunfo.
-Bueno… es que… -bajó un poco la cabeza, aún sonrojado- pensé que si íbamos a cenar… probablemente te relajarías más y… de-después… podría darte un… masaje mientras… descansas más en…
-Ahhh~… -Jin alzó la ceja, sumamente emocionado por el excelente plan que tenía su novio- ¿Así que pretendes ser un spa?
-Hai… -contestó asintiendo lentamente mirándolo a los ojos.
-Me agrada la idea de consentir a Jinjin –lo acercó tomándolo por el mentón y depositó un suave y dulce beso en sus labios-. Gracias, bonito.
-De nada, Jinjin –sonrió gustoso de ver que le gustaba la idea y se acomodó mejor en su sitio, poniéndose de una vez por todas el cinturón.
-¿A dónde quieres ir, My Sweet and Lovely Little Pouty Teacher? –cuestionó poniendo en marcha el automóvil.
-Jin… qué cursi~ -sonrió emocionado porque le gustaba que Jin fuera de ese modo y solo con él.
-No te quejes –Kame solo pudo reírse y sin ningún problema, Jin salió de su lote del estacionamiento.
En el apartamento de Maru y Ueda, el segundo preparaba las cosas para hacer de cenar. Se le había hecho tarde por quedarse dormido en el sofá después de la lección de una de sus estudiantes.
-Ah~… No puede ser~ -susurró decepcionado al ver que se había olvidado de comprar cebollines.
Miró la hora y supo que Maru llegaría en cualquier momento, así que fue directamente a la sala, donde dejó una nota que decía que había salido a comprar algo que olvidó para la cena, asegurándole que no tardaría mucho en regresar.
Apagando todo y dejando a medias la cena, salió del apartamento para dirigirse al 24hrs más cercano.
Caminó escasas cinco cuadras y lo vio cerca, en la esquina de la siguiente acera. La luz peatonal estaba en rojo, así que tendría qué esperar un poco más. Miró a su lado y se dio cuenta que estaba una pareja tomados de la mano, el chico fumaba un delgado cigarro y la chica agitaba la mano en frente suyo porque le humo le molestaba.
En ese momento cayó en cuenta de que… él también SOLÍA fumar, pero después de conocer a Maru su hábito se había borrado, así, como si fuera un disco duro recién formateado. Después de comenzar con él, no se le había venido a la cabeza tocar un cigarrillo… y es que la razón por la que fumaba era Ryo.
Había adoptado el vicio del tabaco todo porque la situación y relación con su ex novio lo tenía más y más sumido en estrés, y a veces fumar era lo único que lo relajaba. De hecho no tenía mucho tiempo de hacerlo, quizá un año y no lo hacía todos los días.
Frunció la boca preguntándose si alguna vez había apestado a tabaco, después de todo, casi toda la gente que fumaba terminaba impregnada del olor. Su ropa, pelo… todo el cuerpo. Incluso el departamento donde vivían Kame y él olía de vez en cuando a esa horrible esencia.
Levantó la vista y vio que el semáforo para los automóvil estaba a punto de cambiar a rojo, y curiosamente, como si algo le hubiera dicho que levantara la cabeza, lo hizo y se encontró con el coche de su novio, reconociéndolo detrás del volante para dar vuelta por esa misma acera y llegar al departamento.
Quiso saltar sobre la vía y detenerlo, pero sería tonto y además, lo único que lograría sería hacer enfadar a su novio por su imprudencia. Así que lo dejó ir sin hacer ninguna seña, no quería distraerlo y que provocara un choque… no lo soportaría.
Cruzó la calle animadamente, feliz porque Maru por fin regresaba a casa y quizá todo era culpa del trabajo, pero estaba bien. Ya había hecho las pases con esas llegadas tarde y comprendía perfectamente que Maru trabajaba día a día y duramente para poder disfrutar una vida juntos. Quizá era pretencioso pensar así, o cualquier otra persona lo llamaría presumido, pero no podía evitarlo. Quería mucho a Maru y nadie podía exigirle que se controlara.
Al llegar a la tienda se dirigió rápidamente a la sección de verduras y vio con alivio que había tres cebollines disponibles, como si estuvieran esperándolo desde que se fue hacía unas horas. Los tomó en una cesta que llevaba en el brazo y agregó algunas manzanas: se sentía de humor para preparar una tarta para el postre o quizá para otra ocasión.
Cuando llegó al área de caja miró a su derecha y encontró unas galletas llamadas Clover. Estaban empaquetadas en un lindo juego de cuatro. Las conocía muy bien porque Maru era adicto a ellas, solo que últimamente las habían retirado del mercado en los centros comerciales y durante meses, su novio se había quedado sin su segundo vicio (porque Ueda decía que el primero era él).
Tomó varios paquetes, imaginando la gran sonrisa de su novio al dárselas: miel con almendras, chocolate, trocitos de malvavisco y sabor canela. Sus favoritas eran las de miel con almendras, lo sabía, pero no había más que esos únicos paquetes.
Pagó la cuenta y salió con una sola bolsa en mano, moviéndola de atrás hacia delante.
La cajera se quedó observándolo, preguntándose si era chico o chica, pero se daba cuenta que estaba muy feliz de haber encontrado las galletas… o era así de simple esa persona. Se encogió de hombros y continuó cobrando a los demás clientes.
De camino se detuvo un momento y sacó uno de los paquetes de galletas.
-Yucci se sentirá muy feliz de ver esto –sonrió con picardía y sus mejillas se encendieron con un pequeño rubor que lo hacía verse lindo-. Tendré qué pedirle un premio por ser tan listo~ -soltó una risita divertida y guardó las galletas.
-Así que eso es lo que buscas en realidad, ¿no? –lo interrumpió una voz varonil y un poco grave, haciéndolo voltear inmediatamente hacia la esquina de la calle.
Ryo estaba de pie, recargado contra la pared y con una sonrisa entre la decepción y la malicia, observándolo como si hubiera estado ahí todo el tiempo.
-Ry-Ryo… -dijo Ueda muy asustado, sobre todo porque estaba cerca de su apartamento y no podía delatar el lugar que por mucho tiempo, fue su escondite y su único lugar seguro.
-Imaginé que eso es lo que buscabas en él. ¿Cómo ibas a enamorarte tan rápido de otro? –Ueda no quiso responder, no valía la pena discutir de nueva cuenta con él y además… estaba asustado- Entonces dime, ¿cómo fue? –preguntó acercándose un poco, provocando que el menor se alejara unos pasos- ¿Cómo te cortejó? ¿Quién invitó a quién? ¿Fueron a un hotel? ¿Cuánto duró? ¿Es bueno? Supongo que ha de serlo… o de alguna manera encontró el modo de hacerte adorar su forma de tener sexo, ¿cierto? ¿Cómo lo hizo? ¿Te drogó y después todo se sintió mejor?
-¡¡Cállate!! –le alzó la voz, llamando la atención de algunas personas que pasaban por ahí- ¡Yucci no es ese tipo de persona! ¡Él…! –pensó bien lo que iba a decir porque… sabía cualquier otra cosa que dijera podría herirlo o hacerlo enfadar y no quería tener qué huir como las primeras veces que se lo encontraba- Él de verdad me ama. No ha necesitado usar el sexo como una forma de conquistarme… No lo hizo desde el principio y nunca lo haría. No hables tan sucio de su forma de ser…
-¿Me vas a decir que todo fue inocente entonces? –preguntó con una ceja alzada- ¿Que primero fueron amigos y después pasó todo lo demás, inocentemente?
Ueda apretó los labios. Quizá… entre Maru y él, el amor había nacido después de muchas veces de haber tenido sexo, y es que no podían decir que habían hecho el amor la primera vez, ni la segunda… Simplemente, habían disfrutado el estar juntos, pero era porque la atracción que sentían el uno por el otro era muy fuerte. No obstante, no solo había sido el buen trato en la cama cada que dormían juntos, sino una serie de circunstancias que hacían felices a ambos, entre ellas, la forma de cuidarse mutuamente.
-Siempre he dicho que eres más mujer que hombre –sonrió Ryo divertido con el silencio de su ex novio-. Definitivamente algo debió tener mal tu madre para dar a luz a alguien como tú.
-¡No te metas con mi familia, Ryo! –le advirtió totalmente enfadado por el atrevimiento.
-Eres como una puta, ¿sabes? Una cualquiera que ve a alguien que le gusta en un bar, y se acuesta con esa persona.
No había sido así pero… pero…
-No regresaré contigo por más que me insultes, por más que me ruegues o me fastidies. Olvídalo, Ryo. Lo nuestro se acabó desde el día en que me pusiste una mano encima por primera vez. Fui muy estúpido de tener miedo de dejarte –sin más que decir, se dio media vuelta y caminó en dirección opuesta por donde había venido. Su plan era tomar un taxi y rodear un poco la colonia para llegar a su apartamento.
-Tu vida me pertenece… Que no se te olvide eso… -le tomó el brazo, apretándolo tanto que le hacía daño al menor.
-¡Suéltame! ¡No le pertenece a nadie más que a mí mismo! –intentó soltarse pero Ryo siempre era más fuerte que él- ¡Suéltame! ¡Ya te dije que no voy a regresar contigo ni aunque me muera!
-No estoy buscando que lo hagas –contestó clavándole la mirada en los ojos, inspirándole un pánico al menor que nunca había sentido por una persona.
-Entonces… ¿qué quieres? –preguntó olvidándose del dolor de su brazo, queriendo gritar tan fuerte el nombre de Maru, hasta que la voz le faltara.
-Ya te dije… tu vida me pertenece… y haré contigo lo que se me venga en gana.
Ueda actuó más por defensa propia que por pensarlo antes. Se soltó aprovechando la distracción de Ryo y lo pateó en sus partes bajas, agregando otra patada en su estómago para dejarlo sofocado y que no pudiera ver por dónde corría.
Varias personas que pasaban por ahí se quedaron sorprendidas por la escena y Ueda continuó calle abajo, hacia donde estaba la tienda 24hrs donde había comprado los cebollines y las galletas para Maru.
Corrió y corrió lo más rápido que pudo, olvidándose por completo que había dejado la bolsa de la compra en el piso, cuando pateó a Ryo. No importaba. Podían cenar sin cebollines pero ahora debía ponerse a salvo. En ese momento comprendió la preocupación de Maru y estuvo de acuerdo en levantar una orden restrictiva para su ex novio, porque al ver sus ojos, encontró tal sentimiento de resentimiento y maldad que temió por su vida.
Se detuvo difícilmente en un callejón, apoyándose en las paredes interiores del mismo para tomar aire y recuperarse antes de tomar el taxi y regresar a su departamento. Solo esperaba que Ryo no continuara por aquella zona, ya que sería difícil evitarlo si llegaba a verlo.
-Yucci… -pensó en llamarlo. Se sentía tan aterrado que le era difícil mover sus piernas nuevamente… y no dudó en buscar su celular por toda su ropa pero…
Miró hacia delante completamente en shock: había dejado el celular en la cocina debido a que estimaba su tiempo de regreso en unos quince minutos. No esperaba que fuera a necesitar algo como una simple llamada. Sin embargo, en Japón todavía existían los teléfonos de monedas.
Después de calmarse un poco decidió ir en busca de un teléfono o un policía, lo que encontrara primero. Pero cuando dio los primeros pasos para salir del callejón, le cerraron el paso y fácilmente pudo reconocer el rostro de Ryo, el cuál vio por unos segundos solamente antes de que el mayor le soltara un fuerte golpe en el rostro, derribándolo.
Ueda se volteó inmediatamente, girándose sobre su espalda y arrastrándose hacia atrás para ver mejor al moreno, que se había quedado de pie en frente. Se tocó la boca porque le palpitada de dolor y la mejilla también la sentía arder.
No pudo decir nada porque estaba en shock. ¿Cómo lo había encontrado tan rápido?
-¿Es así como demuestras que me quieres? ¿Golpeándome porque te echo en cara tus verdades? Sino te hubiera encontrado revolcándote como una prostituta con ese sujeto… ¡¿Crees que me puedes ver la cara de idiota?! –se acercó y le soltó una patada que Ueda esquivó flexionando sus piernas contra su estómago, arrastrándose un poco más para escapar de Ryo e intentando ponerse de pie.
-N-no, Ryo… No me hagas esto… -por las palabras del otro, Ueda supo que de nuevo Ryo tenía un recuerdo falso en su memoria.
-Es lo que te dije cuando te descubrí en nuestra cama… haciéndolo… Te reíste, ¿recuerdas? –lo cuestionó avanzando de nuevo hacia él.
-¡No, no, Ryo! ¡Sabes que yo nunca te haría una cosa así! –dijo desesperado, actuando como si pudiera convencerlo de lo contrario. Lo cierto es que sí había sido infiel, pero no lo
suficientemente estúpido como para acostarse con Maru en la misma cama donde solía entregarse a Ryo… ¡¡hace ya casi un año!!- ¡Sabes que no soy así! –sin darse cuenta, volvió a tropezar y cayó de espaldas, intentando escapar de nuevo.
-Me juraste tu vida… -Ryo rápidamente se puso en cuclillas y tomó a Ueda del cabello, logrando que lo mirara a los ojos en medio de una mueca de terror y dolor- Y también me dijiste una vez… que hiciera contigo lo que quisiera… ¿cierto?
-¡Pe-pero…! –no pudo decir nada más porque recibió otro golpe de Ryo en el estómago, mucho más fuerte del que le había dado, posiblemente. Sin embargo fue suficiente para hacerlo perder el aliento y las fuerzas por ponerse de pie y huir. Cuando Ryo se enfurecía… una fuerza brutal emergía de su ser para atacarlo que fuera.
Claro que Ueda le había dicho eso… pero fue una vez cuando se encendieron con tal intensidad que terminaron en la habitación, perdiéndose ante la emoción del sexo sin represiones. En ese entonces, le dijo que hiciera lo que quisiera con todo su cuerpo y con su vida… ¡¡pero eran frases de momento no para tomarse en serio durante toda la vida!!
-Me perteneces… para siempre… ¡¿entiendes?! –cuestionó Ryo posicionándose sobre Ueda, quien lo miró con pánico e intentó volver a huir, pero no pudo porque el peso del otro era mucho para su cintura.
-¡¡No, no, déjame, Ryo, déjame!! ¡Si de verdad me amas como dices no me harías daño! ¡Suéltame! ¡¡Déjame ir!! –se aterró cuando Ryo le soltó otra bofetada y una serie de puñetazos en su rostro lo hicieron callar y liberar chillidos, gemidos y gritos de angustia por el dolor y la desesperación.
-Veamos si a él le gustas todavía con tu bonita cara estropeada… -susurró burlonamente después de terminar de golpearlo en el rostro, dejando varias partes del mismo sangrando y rojas- Dices que arruiné tu vida... Entonces arruinaré tu cuento de hadas.
-¡¿Eh?!
Volvió a luchar con todas sus fuerzas aún si se sentía débil debido al dolor de su rostro y su estómago. Ryo se movió un poco de lugar y se apoyó a ambos lados de la cabeza de Ueda para besarlo con fiereza, brusquedad y mordiéndole los labios sin ningún cuidado, abriéndole heridas a quien luchaba desesperadamente por salir de debajo de su regazo.
-¡No, Ryo, por favor! ¡No me hagas esto! ¡¡No me hagas esto!! –gritaba y gritaba, esperando hacer entrar en razón a su ex novio que estaba dominado por la cólera o demencia. Ya no sabía qué era.
-¿Cómo te dice, él? –le preguntó tomando sus muñecas y aprisionándolas con sus manos, ejerciendo la fuerza de la que estaba orgulloso- ¿”Tat-chan, voy a hacerte el amor”? –intentó imitar lo que creía era la voz dulce de Maru- ¿O es algo como “Te lo voy a hacer duro”?
-¡¡¡Cállate!!! –Ueda intentó patearlo de nuevo, pero no pudo porque las piernas de Ryo estaban cerradas atrapando las suyas, entonces no podía moverlas muy bien.
Y el mayor se dio cuenta de ese movimiento… así que volvió a golpearlo en el estómago, volviendo a sofocarlo y tomando una mejor posición sobre el cuerpo de Ueda para evitar que estuviera intentando tonterías. Aún agitado como estaba, comenzó a besarle el cuello sujetando sus muñecas de nuevo, mientras Ueda lloraba y gritaba que lo dejara en paz, intentando liberarse de alguna manera.
-¿Te querrá aún si… lo haces con otro? –cuestionó en su oído, dejando escapar una risita divertida, por la cuál Ueda abrió mucho los ojos y perdió el control de su razón. Estaba en pánico, ya no sabía cómo huir- ¿Querrá tu cuerpo sucio, tocado por otra persona que no sea él? –sacó su celular y lo puso a un lado, apuntando la cámara hacia ellos- ¿Qué pasará cuando te escuche suspirar por alguien que no es él?
-Basta ya… -le imploró con lágrimas en los ojos, intentando liberarse para deshacerse del teléfono mientras Ryo volvía a besarle el cuello, mordiéndolo y también abriéndole heridas en el mismo con sus dientes.
-Vamos… Sé que te gusta… Te conozco mejor que nadie… -volvió a los labios de Ueda y ésta vez los besó con mucha tranquilidad, casi con ternura, pero el menor no podía disfrutarlo, porque después de todo no estaba concediendo nada de eso…- ¡¡Argh!! –gritó Ryo de dolor al sentir un fuerte mordisco en su labio inferior, sintiendo cómo la sangre salía y Ueda volvía a
intentar soltarse- Así que quieres jugar rudo, ¿eh? –sonrió como si fuera algo divertido, pero de inmediato cerró los ojos y su mueca de emoción se borró cuando Ueda le escupió en el rostro.
-Eres un idiota. ¡Nunca…! ¡Jamás volveré a disfrutarlo contigo, porque ya no te amo! ¡¡Porque me das asco!! –Ryo volvió a golpearlo en el rostro, pero ésta vez usando la palma de su mano. Lo hizo una y otra vez hasta que se cansó y dejó al otro mareado, al borde del desmayo.
Esos momentos los aprovechó el moreno para tomar su celular y volver a grabar otro video. No tenía tiempo qué perder.
Volvió a dejar el aparato a un lado, acomodándolo para que se pudiera ver solo el rostro del menor, que ya estaba suficientemente hinchado y rojo, casi ido.
-No… no te desmayes –Ryo le pegó ligeramente en las mejillas para hacerlo reaccionar y poco a poco tenía la atención de Ueda de nuevo, por lo que rápidamente bajó sus manos al cinturón para desabrocharlo y bajar los pantalones junto con la ropa interior, haciendo lo mismo con la suya-. Todavía hay muchas cosas por hacer… Quiero que te escuches…
-No… -susurró Ueda sintiendo el frío sobre su cuerpo, luchando todavía por permanecer despierto… pero cuando escuchó esas últimas palabras, su consciencia volvió en un setenta porciento y continuó luchando salvajemente, pero en vano.
Ryo volvió a tomar el control de la situación y se recostó más sobre Ueda, sonriéndole con malicia.
-¡Déjame! –tuvo fuerzas para gritar cuando “lo” sintió demasiado cerca.
-Salúdalo y díselo… dile que estás conmigo –tomó el rostro del menor por el mentón y lo besó, mientras Ueda forcejeaba por retirar su rostro del de Ryo.
-¡NO!
-¡De acuerdo! ¡Entonces grita su nombre! ¡¡Hazlo!!
-¡NO!
-¡¡Hazlo!!
-¡¡NO!!
-¡¡Mmm!!
-¡NO! ¡¡¡DÉJAMEEE!!! ¡¡Ay!! ¡¡Por fa… vor!! ¡¡Me estás… haciendo mucho… daño!! ¡¡DÉJAME!! ¡¡ME DUELE, DÉJAMEEEEE!! –en el oscuro callejón, solo se podían escuchar los gritos de Ueda, y los gemidos de Ryo- ¡¡R-RYO!! ¡¡BASTAAAAAA!! –las lágrimas de él salían por sus ojos como sino tuvieran fin, debido a la desesperación porque no podía hacer nada, porque Ryo lo había dejado tan débil y el presente dolor no ayudaba a que sus fuerzas volvieran… mucho menos a saber que estaba siendo enfocado por una cámara- No… No… -susurró cuando Ryo quiso besarlo y se negó, ladeando la cabeza hacia el lado contrario donde estaba el celular- Yucci… gomen ne…
-Dile… que lo… disfrutas… ¡Díselo!
-¡¡NO LO HAGO!! ¡¡ME DUELE… ME ESTÁS LASTIMANDO!!
-¡Di su nombre! ¡¡Disfrútalo e imagina que soy él!!
-¡¡NOO!! –abrió un poco los ojos y vio un pedazo de espejo que estaba tirado a poca distancia de su mano. Si lograba engañar a Ryo, probablemente podría usarlo como arma y…- ¡¡HMP!! –se mordió el labio inferior al sentir un dolor inmenso… y ya no pudo más…- Ay… no… ¡¡¡¡¡YUCCIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!
Maru se asustó cuando escuchó que algo se cayó en la estantería a un lado del televisor. Volteó de inmediato y se acercó. Una fotografía se había caído, aquella que se habían tomado en las aguas termales, abrazados mientras veían los fuegos artificiales en año nuevo. Como producto de aquel accidente, el cristal que la protegía se rompió específicamente en medio de ambos.
Para él, no fue sino una señal de que algo andaba mal. La dejó en su lugar y tomó su saco, sus llaves y el celular de Ueda. Él rara vez salía de casa sin él, y aquellos quince minutos que advertía tardar en su nota, se habían convertido en media hora. No podía esperar más… algo, muy dentro de él, le decía que las cosas no estaban bien, que su novio no regresaría esa noche y no precisamente por voluntad propia.
Salió alarmado del conjunto departamental, chocando con uno de sus vecinos con quién se disculpó y siguió corriendo.
Sabía que el 24hrs estaba cerca, lo suficiente como para no tardar más de quince minutos… y Ueda no era de esos que se quedaran gastando el tiempo en hacer nada, y menos por la noche.
-Por favor… que yo sea un histérico –pidió Maru apretando el celular de Ueda contra su boca, dándole un beso muy tenso por toda la preocupación que sentía.
No sabía por qué, de repente, pasados cinco minutos de llegar al departamento, una fuerte angustia lo invadió, y la ansiedad de que Ueda no estuviera estaba comiéndole los nervios, haciéndolo caminar por toda la sala y peinándose el cabello para calmarse. Era como si… pudiera escuchar a alguien que le decía que no se quedara en el departamento, que fuera a alcanzarlo pero… no lo hizo.
Al llegar a la tienda, entró y rápidamente se dirigió a la cajera, que estaba cobrando una cuenta larga de cerveza y botanas para un par de hombres que parecía que tendrían una divertida fiesta con toda la comida chatarra indispensable.
Interrumpiendo la cobranza, Maru le preguntó por Ueda y lo describió a la perfección. Obviamente la chica lo reconoció y le dijo que en efecto había estado ahí, que era imposible olvidar a una persona con tan buen humor y que además, había montado un espectáculo afuera, golpeando a un sujeto.
-¡¿Cómo era él?! –se alarmó. Su novio no era un busca pleitos ni nada por el estilo, pero tenía a un loco detrás suyo y si era ese mismo…
-Mmm… más bajo que usted –dijo la chica frunciendo la boca-, posiblemente mide un metro con sesenta y cinco o setenta, cabello negro… No pude verlo muy bien porque no puedo moverme de mi lugar y… ¡Oiga! –no terminó su relato porque Maru salió corriendo de la tienda, casi estrellándose contra las puertas corredizas del negocio, pálido como un fantasma.
Maru no estaba seguro a dónde ir, pero algo le decía que tenía que seguir calles abajo. No sabía cuantas, pero si su lazo con Ueda era tan estrecho, confiaba en que su corazón lo guiaría… y esperaba que no fuera demasiado tarde.
-¿Y… entonces?... –preguntó Kame entre besos, mientras se recostaba bien sobre el sofá después de secar el cabello de su novio.
-Entonces… -Jin le abrió lentamente la camisa, dándole dulces besos en los labios, sin poder esperar a tenerlo de nuevo para él, los dos solos y sin interrupciones- el… Director dijo…
-Ajá… -rodeó su cuello para tenerlo más cerca y pensó que tenía ventaja porque Jin solo tenía la bata puesta.
-Lo… echó… -sonrió victorioso, recordando la cara de enfado de Jeremy.
-Hontou?... –preguntó el menor también emocionado por escuchar esas buenas noticias.
-Hai… y dijo…
-Mmm~… ¿Qué dijo?~ -preguntó Kame suspirando porque los besos de Jin comenzaban a tomar un camino muy delicioso hacia su pecho.
-Dijo que hoy… que llegara a casa… y reclamara… a mi Kazu-chan… -Kame dejó escapar una risita cuando Jin lamió con ternura su pecho.
-¡No te dijo eso!~
-De acuerdo… mentí pero… -subió para poder mirarlo a los ojos mientras hablaba- es lo que voy a hacer…
-Qué interesante plan…
-Kazu… -lo llamó acariciando toda la piel disponible de su novio, haciéndolo suspirar y preparándolo para un “sí”.
-¿Mmm?~ -preguntó mordiéndose el labio inferior, cerrando sus ojos par disfrutar más de aquellas caricias.
-¿Vamos a mi auto?... –le preguntó en un susurro, hablándole al oído.
-¡¿Eh?! –retiró a Jin para mirarlo a los ojos, sorprendido por la petición- ¿Estás… hablando en serio? –y por la mirada pícara de Jin, sabía que estaba haciéndolo.
-Muy en serio…
-Pe-pero… -Kame se sonrojó hasta sentir las orejas calientes, así que tuvo qué desviar la mirada para pensar mejor.
-Hay muchos lugares interesantes… -se acercó a sus labios para besarlo, intentando convencerlo de ese modo- Mi asiento… el tuyo… el asiento de atrás… la cajuela…
-¿Cómo vamos a hacerlo ahí?~ -se rió por la “creatividad” de Jin.
-Mmm… ya lo pensaré.
-No tienes remedio…
-Anda… ¿sí? –sonrió haciendo un puchero.
-No lo sé~…
En ese momento, el teléfono comenzó a sonar, dejándolos callados por tres timbrazos.
-… Llamada –dijo Kame sabiendo de ante mano que Jin no se movería y que eso le importaba poco.
-¿Y?
-Quizá deberíamos contestar –jugó con la tela afelpada de la bata de baño, mirando el interior de la misma.
-Quizá deberíamos ir a mi auto –insistió notando cómo Kame lo observaba.
-Quizá… -aceptó en un lindo juego de darse a desear mientras el teléfono continuaba sonando y dejó que Jin lo besara profundamente, haciéndolo suspirar por lo delicado que su novio exploraba el interior de su boca.
-¿Debería ponerme algo más… decente que una… bata de baño? –preguntó Jin jugueteando con los labios de Kame.
-Deberías –asintió el menor débilmente mientras el teléfono insistía-. No quiero que la vecina de al lado te vea así… he notado que le gustas, Jinjin~…
-¿Ah, sí? –Jin se retiró un poco de Kame y le sonrió orgulloso- Tiene buen gusto, ¿no te parece?
-Eso porque no te conoce…
-Oh, deberías verte cuando…
-Shhh… -se sonrojó de nuevo con intensidad e hizo un puchero de reclamo.
-Bien, bien… me pondré algo, ¿ne? Después de todo… desvestirme es…
-Urusai!! Vete a cambiar –lo empujó delicadamente con su mano sobre su pecho y Jin dejó escapar una risita divertida, encantado porque el sonrojo de Kame se hizo más oscuro.
Mientras Jin se cambiaba en la habitación, Kame se abotonaba la camisa con lentitud… ¡¿Qué demonios le pasaba aceptando a bajar al auto de Jin solo para hacer el amor ahí?! Sin duda alguna, su novio era muy persuasivo y siempre lograba lo que quería pero… no podía evitar que la idea fuera muy atractiva y…
-¡¡Hola!! ¡Estás hablando a la residencia Akanishi y…!
-¡Kamenashi! –se escuchó la voz de Kame.
-Por el momento no estamos en casa, así que deja tu mensaje después de tono y nos comunicaremos contigo después. ¡¡Pa-pai!!
Kame no le puso atención a la contestadora mientras se ponía de pie para arreglarse mejor la camisa aunque… después de unos minutos eso no valdría la pena pero…
-¡¡Jin, Kame-chan!! ¡Es una emergencia! ¡Tat-chan salió a comprar algo para la cena pero no regresó y…! ¡Solo sé que se encontró con Nishikido y lo estoy buscando! ¡¡Por favor, contéstenme!! ¡Ayúdenme a buscarlo! –dijo la voz desesperada de Maru por el otro lado de la línea.
-¿Eh? –preguntó Kame sorprendido por el mensaje y de inmediato se acercó al teléfono para tomarlo y responder- Kame desu!! Doushita!!! –la sola idea de que Ueda estuviera solo con Ryo, quién sabe en dónde y que Maru no lo supiera no era nada bueno. Podía imaginar lo aterrado que estaba su mejor amigo y… él también estaba asustado.
-¡¡Kame-chan, gracias al cielo que están ahí!! ¡Cuando regresé al departamento encontré una nota donde decía que había salido a comprar cebollines y que regresaba en quince minutos pero…! ¡Esperé por mucho y no regresó! ¡Algo me dice que está mal, Kame-chan! ¡¡No logro encontrarlo!!
-¡¿Cómo sabes que está con Nishikido?! –Kame intentó mantener la calma, quizá Maru solo estaba especulando.
-¡Porque me lo describió la encargada de la tienda donde Tat-chan compró los cebollines y encontré una bolsa con ellos y unas galletas que me gustan unas calles en dirección opuesta al departamento! ¡Estoy seguro que ese desgraciado lo persiguió y él está huyendo!
-¡¿Y por qué no te ha llamado al celular?! ¿Ya intentaste lo localizarlo? –preguntó Kame preocupado y mirando hacia la habitación, donde Jin estaba de pie, estático y escuchando la conversación.
-No se lo llevó… -la voz de Maru se escuchó distante.
-Dios mío… -Kame se llevó una mano a la boca y entonces comprendió toda la desesperación de su amigo. Así sería difícil encontrarlo y además… ¿a dónde podría haber huido?
-Yucci, escúchame bien –Jin le quitó el teléfono sin darse cuenta, pero Kame ya no podía poner atención a otra cosa que no fuera pensar en un modo de encontrar a su mejor amigo, de no temer lo peor-. ¡Escúchame! Saldré de inmediato para buscar donde se me ocurra, pero es importante acudir a alguna estación de policía y que rastreen por radio. Quizá pidió ayuda o algo.
-… Qui-quizás pero… ¿no crees que ya me habrían llamado en caso de que…?
-¡Hay que hacerlo! –Jin volteó con Kame y lo vio temblar por miedo a que algo malo le hubiera pasado a Ueda- De cualquier modo… él tiene cómo contactarte a ti o a Kazu. Él se quedará aquí en lo que salgo yo a buscarlo –Kame volteó con él y negó enérgicamente-, en caso de que Ueda venga para acá.
-S-sí… creo que es buena idea. Sí, que se quede ahí y…
-En caso de que él regrese al departamento, supongo que te marcará al celular, así que debes estar atento.
-Hai!!... ¡Ah! ¡Está entrando una llamada! Ojalá sea él… Te llamo en cuanto sepa dónde está –Maru colgó sin esperar respuesta de Jin.
-¡¡No, Jin, quiero ir contigo!! –Kame se le colgó en el brazo, desesperado por ser de ayuda para encontrar a Ueda.
-Kazu-chan…
-¡Es mi mejor amigo! ¡¡Por favor, Jinjin!!
-En caso de que venga para acá… debes ayudarlo a calmarse y llamar a la policía, ¿entiendes? ¿Qué tal si Nishikido viene detrás suyo y… no hay nadie que le abra la puerta? Piensa en eso, amor.
Kame no respondió y bajó la cabeza preocupado, sintiendo mucha impotencia pero Jin tenía mucha razón. Así que finalmente asintió, derrotado por tener qué ser el que se quedaba en casa.
-Te avisaré tan pronto encuentre algo, ¿de acuerdo? –le tomó las mejillas para besarlo y darle un poco de tranquilidad- Todo estará bien… Verás que Tatsuya-kun estará a salvo…
-Hai –asintió mirándolo a los ojos-. Cuídate, por favor… No vayas a hacer nada loco si los encuentras…
-No te preocupes –con una última caricia en las mejillas de Kame, se despidió tomando sus llaves y una chaqueta.
Sin embargo, antes de que Jin saliera del apartamento, el teléfono volvió a sonar y Kame contestó de inmediato.
Creo que se repitio una parte dentro de la historia, no recuerdo si es deyavu o simplemente se repitio bueno uds se daran cuenta gracias les dejare un mas y me ire a leer un ratito!! mas fic XD!! oyasumi!!
meiii.pindy- Mensajes : 77
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Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
CAP 35 BOKU WA KOWAIYO… DAKISHIMETE KUDASAI…
(Tengo miedo… Abrázame, por favor)
(Tengo miedo… Abrázame, por favor)
Levantó la vista cuando vio que alguien le extendía un vaso de café en frente de sus ojos.
-Ten… No has tomado nada desde no sé cuando –le dijo Jin sentándose a su lado cuando por fin Maru tomó el vaso.
-… Kame-chan todavía no sale… -comentó Maru preocupado, enfadado. No lo habían dejado entrar porque el médico le pidió a Kame que fuera el único que entrara, ya que Ueda no quería ver a otra persona que no fuera su mejor amigo.
-Seguramente…
-Jin… -Maru lo interrumpió mientras giraba el vaso impaciente- al final… no pude protegerlo…
-Yucci… -Jin quiso abrazarlo pero… algo le decía que Maru necesitaba su espacio para desahogarse antes de ser consolado.
-Debí insistir… -sonrió con ironía mientras las lágrimas volvían a venírsele a los ojos- Debí ser más… insistente con la orden de restricción… Debí girarla aún si Tat-chan no estaba de acuerdo… Ahora ese maldito estaría…
-… Yucci… creo que aunque hubieras tramitado la restricción, Nishikido no habría hecho caso. Quizá esto… -se tragó sus palabras. No quería decir que de cualquier modo u otro, Ueda terminaría en ese estado.
-Pareciera que lo que tengo qué hacer es matarlo…
-¡No! –saltó Jin de inmediato, sorprendido por las palabras de Maru- ¡Esa no es la salida!
-Pero…
-Ya hay agentes de la policía buscándolo. Te aseguro que lo arrestarán y… violación no es un cargo cualquiera aquí… Tendrá suerte sino le dan la pena de muerte.
-Eso ya no importa… es decir… mira lo que pasó… -se llevó las manos a al rostro, dejando caer el vaso de café, el cual se derramó- Por más que intenté protegerlo… Soy un inútil…
-Yucci… no digas eso… ¿Cómo podrías saber que…?
-Sino me hubiera quedado trabajando… lo habría acompañado a la tienda y entonces… nada de esto habría sucedido –continuó sollozando mientras se decía idiota. Siempre su trabajo. Antes le había dicho a Ueda que su oficio no era más importante que protegerlo pero… había fallado… faltó a su palabra y ahora… la persona que más amaba estaba tendida en una cama, estable… pero herido.
-Yucci… esto no pasó por tu culpa… -le apretó la rodilla intentando darle un poco de apoyo, pero podía comprender la desesperación de Maru por sentirse culpable, pues si algo así le hubiera pasado a Kame, no lo soportaría.
-¡Deja de justificarme! –le lazó la voz, poniéndose de pie y caminando hasta la pared para recargarse ahí con sus puños cerrados y las lágrimas fluyéndole por las mejillas- No lo hagas… porque… porque…
-Yucci… -Jin quiso acercarse pero temía que Maru fuera a descontrolarse de nuevo.
-Maru… -la voz pasiva y dulce de Kame vino a interrumpirlos, y ambos voltearon hacia donde estaba el menor, estrujándose las manos y acercándose, con las mejillas hinchadas al igual que sus ojos, la nariz roja como si fuera invierno. Una mueca de profundo dolor…
-¡Kame-chan! –Maru se acercó rápidamente al menor, tomándolo por los hombros para saber todo en cuanto a su novio se refería- ¡¿Cómo está?! ¡Dime, Kame-chan, por favor!
-¡Yuichi, basta! –Jin se acercó y alejó a Kame porque notaba que estaba haciéndole daño con su aprensión- Lo lastimas…
Kame bajó un poco la cabeza y se sobó los brazos, sintiendo un dolor punzante en ambos por la fiereza presentada por Maru al querer saber todo.
-Lo-lo lamento… Pe-perdón… -volvió a esconderse contra la pared por la impotencia y coraje que sentía. No podía explicar todo lo que había dentro de su pecho porque era demasiado que se sentía explotar.
-Daijobu… -contestó Kame por fin, con la voz quebrada y el miedo a flor de piel- Tat-chan… -entonces Maru volteó e intentó calmarse. Jin también se quedó callado para saber qué pasaba con el herido- n-no puedo decir que… está bien porque… no lo… está… -se llevó una mano a
los ojos para cubrírselos porque las lágrimas se le venían de nuevo, dejándolo incapacitado para hablar.
-Ven… -susurró Jin atrayéndolo contra su pecho para abrazarlo y así consolarlo- Tranquilo…
-Jinjin… es horrible… Lo que… Nishikido le hizo… ¡¡ES HORRIBLE!! –Kame comenzó a llorar, estremeciéndose y temblando en brazos de Jin, olvidándose por un momento que estaba Maru ahí, recordando bien el rostro hinchado y casi irreconocible de Ueda, su cuello, brazos… todo su cuerpo estaba lastimado.
Después de un rato de llanto, donde Jin no pudo contenerse las lágrimas, los tres estuvieron sufriendo el incidente de Ueda en total intimidad: Maru recargado contra la pared, soltando golpes de vez en cuando en ella, mientras que Jin consolaba a Kame que parecía no tener fin su llanto, preocupado porque tuviera otro ataque de ansiedad.
-El… el médico dice… -Kame se rascó la nariz cuando los tres lograron calmarse y sentarse en las sillas de la sala de espera- que se recuperará. No habrá cicatrices si… Tat-chan se cuida adecuadamente pero… ta-tardará un poco en… poder… -miró a Maru con pena. No se sentía fuerte de ser él quien diera la noticia tan fuerte pero… pero no quería dejarle el trabajo a Ueda y el médico tampoco era muy… En fin, debía ser él- Va a tener qué… estar recostado por unos días… N-no lo debes… dejar sen-sentar... se…
Maru abrió los ojos muy sorprendido por la noticia, conmocionado por descubrir cuán profundo era el daño. Ya sabía que había sufrido su novio era una violación pero…
-¿Yucci? –Jin se preocupó cuando lo vio con la mirada perdida, llevándose las manos al cabello de nuevo. Seguramente estaba culpándose internamente, llamándose idiota por no estar a su lado pero…
-Maru… él no te culpa de nada… Lo hace hacia sí mismo… -dijo Kame bajando la cabeza.
-¿Eh? –Maru volteó con el menor, sorprendido de lo que estaba escuchando. No daba gracias a Dios a que Ueda no lo culpara, pero le sorprendía que hubieran tocado el tema.
-Dijo que… de haberte hecho caso sobre la orden de restricción… quizá Nishikido habría pensado dos veces las cosas pero… -tragó saliva y todo el dolor por el que quería volver a llorar, pero se contuvo- Se siente avergonzado…. Dice que no quiere causarte problemas y… que es lo que finalmente logró…
-Él no es un problema –contestó Maru afligido.
-Lo sé… Se lo dije… -prosiguió- Tiene mucho miedo… Dice que… no va a ser capaz de… volver a verte a los ojos… Esta aterrado de que… lo rechaces por…
-¡Jamás! –Maru se puso de pie y se hincó en frente de Kame, mirándolo con ojos implorantes, casi asegurándole que todas esas especulaciones no eran más que cosas absurdas- Jamás, Kame-chan… Yo lo amo… ¿Cómo podría rechazarlo por…?
-Es el miedo que siente, Maru… -le aseguró Kame sonriendo por ver lo mucho que Maru quería s su mejor amigo- Comprendo cómo se siente porque… quizá… yo tendría el mismo miedo… -miró de reojo a Jin, quién no cambió las facciones de su rostro- Dijo que quiere hablar contigo… pero con la condición de que… no lo veas al rostro…
-… ¿Eh?...
-Está tan conmocionado de ver su propio reflejo que… Las enfermeras me dijeron que rompió el espejo del baño cuando se vio en él… -Kame dejó escapar unas lágrimas que se secó rápidamente con el dorso de su mano- De… verdad… Te-te lo advierto… Es… Te puedes… impresionar de verlo… Su-su… Nishikido lo arruinó todo… -recordaba la linda sonrisa de su amigo, su suave piel, sus lindas mejillas… ¡Todo!- Aunque el médico dice que… se recuperará por completo… E-es un… trauma para Tat-chan el… verse en el espejo… El psicólogo dice que… no lo dejes reflejarse… al menos hasta que él sienta el valor…
-Claro… Po-por supuesto… -asintió Maru apretando los labios. Claro que él amaba la dulce cara de su novio, era un atributo físico del que le encantaba disfrutar todos los días pero… no era esa la razón de todo lo que sentía por él- ¿Algo más que deba saber? –sus ganas de ir por Nishikido y prácticamente asesinarlo se habían desvanecido cuando escuchó que Ueda quería verlo. Ahora solo existía la preocupación por su novio, el deseo de verlo y advertirle que no lo dejaría solo.
-Mmm… -Kame se quedó pensando y después de unos momentos se estremeció debido a lo tenso que estaba su cuerpo- Bueno… está muy alterado así que… cuida todo lo que digas…
-Por supuesto… -asintió, sintiéndose un poco nervioso.
-Ah… cierto, una cosa más… -tragó saliva antes de decirle lo siguiente, porque hasta a él se le había helado la piel- Tat-chan… quiso defenderse… dijo que tuvo con qué pe-pero… no lo hizo porque… -guardó un largo silencio y continuó- Dijo que vio un pedazo de espejo cerca de… no lo tomó porque… sintió que de comenzar a atacar a Ryo… no se detendría hasta… No quería arruinar su vida… Dijo que no quería causar más problemas de los que ya hay… que no soportaría de verdad… cargar con una vida en su espalda, aún si durante los últimos años… sentía las mentiras de Ryo como… una realidad…
-¿Qui-quieres… decir que… pudo haber… lo… evitado? –preguntó Maru sorprendido porque, prácticamente, Ueda no quiso defenderse.
-Sí, pero… -Kame podía comprender el motivo por el cuál Ueda no había lastimado a Ryo por ninguna razón- no es porque él le tenga alguna estima… es decir… cómo podría después de ver lo… que estaba ha-haciendo… -al ver que Maru no decía nada más, continuó- No quería después vivir con la pena de… haberlo…
-Entiendo –lo interrumpió para hacerle el relato a Kame más fácil, pero eso no mitigaba sus ganas de ir detrás del desgraciado de Ryo y clavarle él mismo el espejo.
Pasaron un rato más en la sala de espera. A Maru le parecían horas los minutos que pasaba ahí, de pie, esperando poder ver a su novio y cerciorarse de que estaba estable. No era que no creyera en la palabra de Kame, pero quería verlo y hablarle, decirle que por ningún motivo iba a abandonarlo en aquellos momentos tan difíciles. Que seguía amándolo, ahora más que nunca.
-Nakamaru Yuichi-san –Maru atendió al llamado de un médico que se acercaba con un historial médico en la mano, observando a los tres hombres que estaban angustiados.
-Soy yo –se acercó, intentando no parecer muy desesperado porque hablara mientras hacía que sus manos sufrieran el dolor de sus nervios.
-Según nos dijo el paciente, usted vive con él, ¿cierto? Es lo más cercano que tiene a una familia –hizo algunas anotaciones en lo hoja.
Maru volteó con Kame y Jin, quienes se encogieron de hombros debido a que eso no era verdad, ya que Ueda tenía a sus padres vivos y lo querían mucho. ¿Por qué no le había dicho la verdad al médico?
-Ah… Hai… -asintió Maru cuando vio que el médico estaba esperando su respuesta.
-Bien –volvió a anotar otras cosas en las observaciones y cerró la carpeta gris-. Quiero alertarlo de que… puede impresionarse mucho –advirtió mirando a Maru con seriedad-. Su pareja está muy golpeado y tiene algunas contusiones, sin embargo, no es nada que vaya a ser permanente, así que le aconsejo no desvanecerse en frente suyo. Por ahora, lo que él más necesita es del apoyo que todos puedan brindarle, sobre todo en el plano moral.
-Co-comprendo –el rostro tenso y serio del doctor lo hizo sentir más miedo, preocupado de verdad por cómo era que se encontraba Ueda si hasta Kame le había dicho lo mismo.
-Bien. Sígame, por favor –dio media vuelta y comenzó a caminar por donde había venido.
Maru tardó un poco en seguirlo y miró a sus dos amigos entre los nervios y el miedo. Ueda cuidaba mucho su persona, sobre todo su piel… según él, le gustaba tenerla siempre suave porque le encantaba escucharlo decirle que lo era… Podía comprender el gran trauma de su novio por verse el rostro arruinado, después de todo, ¿quién quisiera verse devastado?
-Llama a su madre, Kame-chan –pidió dándole su celular-. Estoy seguro de que Tat-chan mintió porque no quiere preocuparlos, pero tienen derecho a saberlo.
-¡Pero…! –Kame no quería hacerlo, porque sabía que habría problemas.
-Hazme ese favor, ¿ne? –dio media vuelta y se fue detrás del doctor, quién se detuvo para esperarlo.
Kame y Jin se quedaron estáticos, mirando cómo Maru desaparecía al dar vuelta en un recodo.
El menor volteó a ver el teléfono negro de Maru, que era un modelo idéntico al de Ueda, solo que rojo. No quería ser él quién diera la noticia… ya se la había dado a Maru y podía escuchar ahora los gritos y sollozos de la señora Ueda, preguntando miles de cosas que él no tenía conocimiento.
-¿Kazu? –lo llamó Jin al verlo tan ausente- ¿Estás bien? –le preguntó cuando Kame le devolvió la mirada.
-No puedo hacerlo, Jin… No de nuevo… -se sentó de nueva cuenta en la silla y apretó el celular de Maru.
-Te entiendo. Tranquilo –se sentó a su lado y le quitó el celular de sus manos-. Yo los llamaré, ¿de acuerdo?
-¿Eh? Pero… no te conocen, Jin –contestó mirándolo con aflicción.
-Les diré que soy un amigo suyo, que ni tú ni Maru pueden llamarlos porque están en la habitación cuidando de él –le sonrió para darle seguridad.
-¿Y sino te creen?...
-Confía en mi espíritu persuasivo, ¿ne?
-… Si-si no lo hacen… pásamelos, ¿sí? –sonrió amargadamente, sintiendo horrible el hecho de tener qué llamarlos.
-Me creerán, te lo aseguro –se acercó para besarle la frente y ponerse de pie.
Kame lo vio caminar por el pasillo hasta salir de la sala de espera. Estaba seguro que se retiraba porque no quería que lo escucharan dando las malas noticias, ya que se pondría peor. No hizo otra cosa más que recargarse en los brazos de la silla y continuar esperando…
Ahora quería venganza… Quería que Ryo pagara por lo sucedido. Solo cabía algo en su cabeza… y eso era… el hacerlo desaparecer. Ojalá le dieran cadena perpetua, ojalá la pena de muerte… o que le hicieran lo mismo en prisión. ¡No importaba! Solo quería que sufriera lo mismo que su mejor amigo.
-Ueda-san… aquí está Nakamaru-san… ¿Lo dejo pasar? –escuchó de la voz pasiva de una enfermera mientras él esperaba detrás de la cortinilla que dividía una cama de otra para dar privacidad.
No escuchó respuesta alguna, sino algunos movimientos. Bajó la cabeza y cerró los ojos, todo para darle un poco más de privacidad a su novio… aún sino podía verlo, pero si Ueda no quería ver lo viera siquiera al rostro, entonces no lo haría.
Pasados unos momentos, la enfermera se asomó.
-Nakamaru-san, por favor –le indicó con la mano a su lado, sonriéndole para animarlo a entrar.
Maru solo asintió y dio el primer paso, sintiendo su corazón a punto de explotar porque por fin podría verlo. Ansiaba mucho poder abrazarlo y decirle cuánto lo quería y se alegraba de que estuviera bien, a salvo y atendido, que todo lo demás era cuestión de tiempo y lo ayudaría para superarlo… porque lo amaba.
Sin embargo, olvidó todo eso debido al desconcierto que le produjo el individuo que estaba sentado en esa cama. Sí, sí era Ueda, pero su rostro estaba tapado con una toalla y no llevaba la ropa que recordaba en su novio esa mañana, sino que ahora portaba un conjunto deportivo color gris, todo cerrado y sin ningún detalle.
Volteó con la enfermera, que no se movería de ahí por ningún motivo debido a las órdenes que tenía. La mujer solo asintió con una sonrisa apesadumbrada y le indicó de nuevo, con la mano, que se aproximara un poco más.
Antes de hacerlo, Maru tragó saliva…
-¿Tat-chan? –preguntó con cierto miedo.
No le respondió, mucho menos se movió, solo continuó recostado de lado contra la ventana.
La enfermera insistió en que Maru se acercara y le dio un pequeño empujón.
Él por fin sintió que tenía fuerza en las piernas y avanzó cuidadosamente para sentarse en el banquillo que estaba ahí, en frente de Ueda y la ventana. Alargó la mano, deseando quitarle la toalla de la cabeza y mirar sus ojos, aquellos que le encantaba ver cuando le hablaba, los que brillaban solo para él. Si embargo, venció su necesidad y le tocó delicadamente el brazo que tenía sobre su costado. Sintió el cuerpo del menor estremecerse y en segundos huyó de la mano de Maru, retrocediendo todavía acostado sobre la cama.
-… Tranquilo… Soy yo… -iba a agregar un “mírame”, pero lo calló. Kame le había dicho que tuviera cuidado con lo que quisiera decir- No tengas miedo… Sabes que nunca te haría daño…
Volteó a mirar a la enfermera que le asintió, casi diciéndole que continuara hablándole.
-Pe… perdóname por… haberme demorado… -bajó un poco la cabeza, manteniendo sus manos en las rodillas para olvidarse de tocarlo. No era posible- Quizá… pude haberlo…
-… Yucci… -lo escuchó decir con debilidad, así que Maru guardó silencio y se acercó un poco para poner más atención.
-Dime, Tat-chan… -quiso tomarle la mano pero… se aguantaría.
-Tú no hiciste nada malo… No es culpa tuya… De-debí…
-No lo digas… Eso ya no importa ahora –volvió a tragar saliva y sintió ganas de llorar por el mero hecho de tenerlo ahí, tendido sobre la cama y sin poder mirarlo-. Solo quiero llevarte a casa, para que descanses y te recuperes completamente, ¿sí? No te preocupes, estaré contigo.
-… No… sé… -fue lo único capaz de salir de su boca, porque de inmediato Maru escuchó cómo comenzaba a sollozar.
-¿De qué hablas?... Tat-chan… -se acercó un poco pero temió que Ueda tuviera miedo, así que se contuvo de pie.
-Solo… te he traído problemas y…
-No digas eso… -susurró animándose a poner una mano sobre el cabello de Ueda, mejor dicho, sobre la toalla. En ésta ocasión se sintió más tranquilo porque no lo rechazaba.
-Me-mejor… regresaré a mi casa y…
-Nada de eso –se apresuró a decir, acariciándole la cabeza-. No es necesario. No te alejes… No me hagas sentir que de verdad no puedo cuidar de ti… -miró a la enfermera, la cuál comprendió de inmediato y se alejó, quedándose en el marco de la puerta para darles más espacio- No eres ningún problema, ¿de acuerdo? Deja de decir esas cosas… ¿No acordamos resolver nuestros problemas entre los dos? Amor… somos una pareja… -ahora sí se animó a tomarle la mano para acariciársela, y de nuevo, Ueda no se quejó ni lo soltó.
-Ya no querrás serlo… Ahora soy muy extraño y…
-¿De qué estás hablando?... Tat-chan, no tomes a la ligera mis sentimientos por ti… ¿Acaso crees que estoy contigo por…? Por favor, Tat-chan… -se sentó de nuevo, acariciándole ambas partes del cuerpo que tenía en sus manos, hablándole con suavidad para hacerlo entrar en razón.
-… Soy raro… Porque…
-¿Por lo que te pasó? –sintió que el cuerpo de Ueda se tensaba y apretaba su mano con más fuerza- Eso no es culpa tuya… y si crees que me dará asco o algo por el estilo, estás muy equivocado… -quiso darle un beso por sobre la toalla pero se contuvo, no sabía qué tan lastimado estaba de su rostro, pero de solo ver lo rojas y magulladas de que estaban sus lindas manos… podía darse una idea- Tat-chan, tú me conoces…
-… Me siento sucio… Yo…
-No digas eso… No lo eres ni lo estás…
-Yo… yo… -se le quebró la voz y apretó más la mano de Maru, preocupado porque fuera a soltársela- lo… lo hice con… alguien que…
-Tat-chan, escúchame bien… -le acarició con más ternura el cabello para poder relajarlo como siempre- ese desgraciado te hizo algo horrible… muy bajo… A quién nunca voy a perdonar es a ese sujeto.
-Yucci…
-Dañó a lo que más quiero… -volvió a suavizar su tono de voz, dándose cuenta de que Ueda dejaba de hacer mucha presión con su mano- Por eso… aquí el único que está sucio, es él.
Ueda solo asintió avergonzado y encogió un poco más su cuerpo, estrechando la mano de su novio contra su pecho y sollozando nuevamente.
-… Tranquilo… Tienes qué descansar, ¿de acuerdo? Cálmate… -lo miró con ternura, deseando ya quitarle la toalla de la cara- ¿Pu-puedo mirarte?
-¡No! –contestó de inmediato, asustado y soltándose de Maru, saliendo de su alcance para evitar cualquier contacto.
-Tranquilo, tranquilo –continuó hablándole con ese tono suave aunque por dentro estaba desesperado por no alterarlo más-. No lo hagas sino quieres… pero quiero que sepas que… como sea que te veas… me vas a seguir gustando, te voy a seguir amando igual…
-No quiero que te asustes… -susurró acomodándose la toalla de la cabeza- Kame rompió a llorar en cuanto me vio el rostro… No quiero ver la misma reacción… no de ti, Yucci… No lo soportaría…
-Tat-chan, si Kame lloró fue porque le duele verte mal –lo vio volver a acomodarse en el centro de la cama, un poco más relajado-, tienes qué entenderlo un poco.
-… Lo hago… Yucci… estoy feo… -se le quebró la voz recordando su propio reflejo en el espejo del baño, cómo había gritado y golpeado el mismo con el gancho que sostenía el suero inyectado en su brazo- No me… reconozco… Y a ti te… gustaba tanto mi rostro… mi sonrisa… mis ojos… To-todo… Y… de-de eso ya no… queda nada… -Maru ablandó más su mirada y sonrió apenado- Gomen… Gomen ne, Yucci!!
-Hey, hey… Dije que te calmes, ¿de acuerdo? –volvió a tomarle la mano, sintiendo que Ueda volvía a apretársela- Es cierto que todo eso me gusta pero… no es lo más importante… ¿entiendes?
-Pe-pero…
-Pero nada –para probárselo, se acercó su mano y besó su dorso, sintiendo una pequeña cicatriz en el mismo-. Deja de decir eso…
-… Yucci… quiero verte… -aún tenía muchos temores, pero necesitaba mirarlo a los ojos para creer cien porciento en lo que estaba escuchando. Su novio no era capaz de mentirle tan feo, pero necesitaba saberlo con precisión.
-Yo también… -sonrió poniéndose de pie- ¿Te quito la toalla?
-Hai… No me… siento capaz de… hacerlo yo solo… -se incorporó un poco y se acercó un poco a Maru.
-Voltéate del otro lado –le dijo el mayor mientras le daba vuelta a la cama. La ventana serviría de espejo, y era mejor que Ueda no se viera todavía, sino, toda la tranquilidad que le había brindado se volvería cero.
-No quiero estar a oscuras… -nunca le había tenido miedo a la oscuridad, de hecho regañaban a Kame por esa fobia, pero después de haber pasado por aquel trauma… El callejón había sido muy oscuro… y ahora cada que cerraba los ojos podía ver a Ryo poniéndole las manos encima…
-Ya voy –exhaló un gran suspiro- ¿Listo?
Ueda asintió y Maru acercó sus manos poco a poco para tomarle la toalla con manos temblorosas. No quería asustarlo, mucho menos debía hacerlo rápido porque eso sería muy brusco de su parte.
Poco a poco fue tirando de ella hacia arriba, descubriéndole el cuello que estaba lleno de moretones, marcas de dientes y heridas que estaban tapadas con gasas y cinta adhesiva. Se veía rojo e inflamado… Fue entonces cuando sintió enfado nuevamente por Ryo, necesitando ir por la ciudad, encontrarlo y…
Dejó de pensar en cómo desquitarse cuando le sorprendió ver su mentón morado, muy oscuro… Apretó los labios conteniendo las lágrimas por imaginarse el resto del panorama.
Sus labios estaban más hinchados y rojos, con diferentes heridas y la comisura de los mismos estaba vendada con pequeñas cintas adhesivas en forma de moños. Sus mejillas también estaban rojas y la derecha tenía un gran mordisco que quizá desaparecería en un par de días pero… era inmenso.
Cuando llegó a la nariz, Ueda le detuvo las manos.
-¿Qué pasa? –preguntó Maru aclarándose la voz.
-Me-mejor no… -sintió mucha inseguridad al estar en completo silencio. Eso le decía que Maru estaba asustado de ver cada parte de su rostro hasta el momento.
-¿No quieres verme?
-S-sí, pero…
-Confía en mí, por favor… -quiso besarlo pero… temía hacerle daño.
Sin responder, Ueda retiró sus manos y dejó que Maru continuara quitándole la toalla.
Lo hizo un poco más rápido con el resto de su rostro, soltando un pequeño gemido de asombro cuando le vio los ojos, que estaban casi negros por los moretes que tenía como ojeras y uno de ellos parecía que estaba tan hinchado que no podía abrirlo. En la nariz tenía un vendaje especial, y sobre una de sus cejas había más curas.
Todo su rostro estaba rojo, casi morado y con diferentes heridas provocadas por los puños y la boca de Ryo,
Maru no lo podía creer. Se preguntaba qué tipo de persona podía ser tan torcida como para dejar a una persona en ese estado. Era deslamado. Había cosas más fuertes, por lo que Maru
agradeció que Ueda estuviera fuera de peligro… aún así, no dejaba de ser salvaje el ataque de Ryo, sobre todo a la moral.
Ueda bajó la cabeza cuando no escuchó nada de la boca de Maru. Sabía que quizá estaba asustado y eso lo aterraba, porque de alguna manera se sentía rechazado.
-Definitivamente no voy a perdonarlo… -dijo de inmediato tomándole las mejillas a Ueda con mucho cuidado, más de lo normal.
El menor no dijo nada y solo bajó la vista, avergonzado de enseñarle cómo era ahora.
-No… no hagas eso… Levanta la mirada –le pidió hablándole con suavidad, pero había cierto grado de seriedad en ella-. No sientas pena, no te avergüences porque tú no tienes la culpa de nada… Mírame, Tatsuya… -obedeció más porque lo llamaba por su nombre completo que por querer hacerlo- No es tu culpa… No estás sucio y mucho menos… mucho menos sientas pena de ti mismo… porque aunque te haya hecho esto… sigues siendo la persona maravillosa de la que estoy enamorado, ¿comprendes? –el único ojo que tenía un poco sano, comenzó a lagrimearle debido a sus palabras.
-¿No estás enojado?... –preguntó sorprendido.
-Claro que lo estoy –aseguró sentándose en la cama y haciendo que Ueda se recostara mejor-. Quiero ir a matarlo en este preciso instante…
-¡No!~ -le tomó las muñecas para no dejarlo ir, pero Maru entrelazó sus manos y le sonrió para calmarlo.
-Pero no lo haré… No vale la pena y además, tú me necesitas ahora y yo a ti… porque lo que te pasa, me pasa a mí…
-Yu-Yucci… -se emocionó por esas palabras y quiso abrazarlo sino sintiera que el cuerpo entero le dolía.
-Te amo… -se acercó para besar su frente, sintiendo tranquilidad de que Ueda no escapara o se pudiera histérico por querer besarlo debido al trauma de la violación.
-¿To… davía? –sino tuviera la cara roja, Maru se habría dado cuenta que sus palabras lo hacían sonrojar.
-¿Cómo puedes preguntar eso? ¡Claro que todavía! –le sonrió con lágrimas en los ojos, las cuáles se enjugó rápidamente- Lo-lo siento…
-No llores, Yucci –dijo con amargura-. Soy yo quien debería hacerlo… -ladeó la cabeza.
-Es que… siento tantas cosas que… -bajó el rostro y volvió a secarse las lágrimas para volver a sonreírle aún si le costaba un poco de trabajo.
-Tenía miedo de… asustarte… -dijo el menor para distraerlo un poco.
-¿Por esto? –preguntó desconcertado.
-Hai…
-De lo único que podría haberme asustado… es que me dijeran que… -se acercó un poco más y abrazó la cabeza de Ueda para recostarlo sobre su cuello, cuidando no tenerlo en una mala posición que fuera incómoda- … Pero estás aquí… es lo que más me importa y lo demás… te lo juro… te ayudaré a superarlo sin importar lo difícil que sea… ¿está bien?...
-Ho-hontou? –preguntó el menor sorprendido de la disponibilidad de Maru.
-No lo dudes. A-aún sino pude… cuidarte ésta vez… yo…
-Yucci no es perfecto… -susurró Ueda sintiéndose increíblemente bien en los brazos de su novio.
-Tat-chan… -lo prometido, de no llorar en frente de Ueda, no pudo cumplirlo… En ese momento sentía tanto dentro de su pecho, que tuvo qué descargarse mientras daba gracias de haber podido hablar y hacerle entender, que ese era solo un problema más qué resolver, una prueba muy difícil que les ponía la vida.
Y claro que ese llanto se lo contagió a Ueda.
Ambos quedaron fundidos en ese abrazo, llorando, pero juntos.
meiii.pindy- Mensajes : 77
Fecha de inscripción : 11/03/2011
Edad : 32
Localización : Santiago de Chile
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
Waa, me has hecho muy feliz! Creo q eso es todo por ahora ne ^^''''
Espachooooo~~~!
OK, ya termine :DD Hayyy~~ que te puedo decir?! Quiero otro inmenso comentario diciendo lo mucho q amo tu fic y como escribes y todo eso, hahaha~~ naa, ya te lo sabes de memoria~~~!
Solo una cosa.... Ryo mi amor yo te amo con todo el corazon pero..... EN ESTE FIC ERES UN HIJO DE TU MAMA! Como pudiste?! Pobre mi Tatchu! Es que no tiene corazon?! Me vale madres si esta enfermo o no! Waaaa~~ pobres mis nenes!
A Jeremy lo odie tambien ¬¬
Kame y Jin son taaaaan liiindooooos en el fic~~~!
Arigatou <3
Espachooooo~~~!
OK, ya termine :DD Hayyy~~ que te puedo decir?! Quiero otro inmenso comentario diciendo lo mucho q amo tu fic y como escribes y todo eso, hahaha~~ naa, ya te lo sabes de memoria~~~!
Solo una cosa.... Ryo mi amor yo te amo con todo el corazon pero..... EN ESTE FIC ERES UN HIJO DE TU MAMA! Como pudiste?! Pobre mi Tatchu! Es que no tiene corazon?! Me vale madres si esta enfermo o no! Waaaa~~ pobres mis nenes!
A Jeremy lo odie tambien ¬¬
Kame y Jin son taaaaan liiindooooos en el fic~~~!
Arigatou <3
Última edición por Ecatheriina el Miér Jun 13, 2012 3:12 pm, editado 1 vez
Ecatheriina- Mensajes : 268
Fecha de inscripción : 23/09/2011
Edad : 29
Localización : En la camita acurrucada con Kame ^^ <3
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
quelindoque regresaras con conti!!!! pero u.u aun no me libre de los examenes de la facultad! pis pie un poco el ficcus y waaa!!!! cada ves nos acercamos mas a ese momento!!! depues de esa escenas mi no leyó mas el ficcus, así que espero que note tardes con las contis así lo leo! y gracias pro subir el ficcus!!!
Princesa Saranini de Ueda- Mensajes : 2587
Fecha de inscripción : 07/01/2011
Edad : 35
Localización : en UEPOPUTOPIA : soy la princesa hada que sirve al principito Ueda
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
O.O por dios, tantos capítulos, pero estoy en espera de más, han pasado tantas cosas en estos caps, que posteaste, y.... simplemente, odio a Ryo! lo odio.... nadie había podido conseguir que lo odiará, sobre todo por que hirió a UEDA ¬¬# y que pasa con Jeremy, lo odio también, mira que maltratar a mi Kame, por favor no tardes tanto en subir los sig caps. aunque se que tienes tarea la escuela nos roba todo el tiempo, ah... lo mismo paso conmigo, pero te lo ruego, espero con ansias el siguiente capitulo, gracias por actualizar, ^^
Sakura Kamenashi- Mensajes : 50
Fecha de inscripción : 06/12/2011
Edad : 33
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
Autora chan!!!! Te amoooooooooo!!!! d hecho soy tu fan... ya lei tus otros fics!! t busk en LJ y wooooooooou!!!
yaa amo ste fic y miiiil graxx x subir tsaantos caps.. Odio a Ryo n l fic... Llore d vdd llore con los uktimos caps... Ame a Maruuuu y amo a mis Akames jajaja... Miil geax x hacene soñas despierta!!!! *3*
yaa amo ste fic y miiiil graxx x subir tsaantos caps.. Odio a Ryo n l fic... Llore d vdd llore con los uktimos caps... Ame a Maruuuu y amo a mis Akames jajaja... Miil geax x hacene soñas despierta!!!! *3*
DANNYKAZU- Mensajes : 627
Fecha de inscripción : 29/06/2011
Edad : 37
Localización : en el caparazon de kazu
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
waaaaaaaa mi fue feliiiiiiz al ver tantos capis de este fic que tanto me enkantaaaaaa hare un resumen de mi comentario pz si si hare un mega post!! XDDDD
enserio el leer la primera vez que se entragaron fue lo mas lindo y hermoso que eh leido eso fue tan magico y romanticoooo
me enkantaron las cosas como se dieron con ellos desde la psoasda ahatas que empezaron avivir juntos
hay deverdad en este fic ODIO A RYO!!!!! CON TODOOOOOO EL ALMA COMO LE HACE ESO A TAT-CHAN!!!!!! yo se que maru-nichan va aproteger a tat-chan de ese maniaticooo
agradesco que lo siags subiendo meii-san en verdad cadaves que leo este fic me emociono lloro rio un sin fin de emociones me hace sentir autora -san en verdad soy fan de este fic!!!
enserio el leer la primera vez que se entragaron fue lo mas lindo y hermoso que eh leido eso fue tan magico y romanticoooo
me enkantaron las cosas como se dieron con ellos desde la psoasda ahatas que empezaron avivir juntos
hay deverdad en este fic ODIO A RYO!!!!! CON TODOOOOOO EL ALMA COMO LE HACE ESO A TAT-CHAN!!!!!! yo se que maru-nichan va aproteger a tat-chan de ese maniaticooo
agradesco que lo siags subiendo meii-san en verdad cadaves que leo este fic me emociono lloro rio un sin fin de emociones me hace sentir autora -san en verdad soy fan de este fic!!!
shion kamenashi- Mensajes : 63
Fecha de inscripción : 03/09/2011
Edad : 36
Localización : junto a mi amado kazu!!!
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
Hola :)
Únicamente para avisarl
es que debido a que la chica que publica aquí el fanfic ha detenido nuevamente la publicación, les recuerdo que estoy republicando el fanfic en mi livejournal por si quieren continuar leyéndolo.
Advierto que yo también me tardo en publicar, así que tengan paciencia.
Hasta el día de hoy, se ha publicado hasta el cap 38.
CLICK AQUI PARA IR A LOS CAPS
Saludos y que estén bien.
Únicamente para avisarl
es que debido a que la chica que publica aquí el fanfic ha detenido nuevamente la publicación, les recuerdo que estoy republicando el fanfic en mi livejournal por si quieren continuar leyéndolo.
Advierto que yo también me tardo en publicar, así que tengan paciencia.
Hasta el día de hoy, se ha publicado hasta el cap 38.
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Saludos y que estén bien.
tawsuna- Mensajes : 2
Fecha de inscripción : 03/08/2011
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Fiction Asian Lovers :: Fan Fics :: Boy x Boy Love :: Terminados :: Johhny's
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Jue Feb 13, 2014 3:11 pm por smily23
» Amo mi trabajo: Personajes: Jin Akanishi, Nishikido Ryo, Ueda Ttatsuya, Alguien a quien no supe ponerle nombre, lo llamo Xchan!
Vie Ene 31, 2014 2:39 am por Princesa Saranini de Ueda
» TaNaka: “IMPREGNADO A TU PIEL” Parte 2
Lun Dic 09, 2013 12:28 am por Saku-chan
» MY LOVE AKAME
Lun Dic 09, 2013 12:22 am por Saku-chan
» ***NEWS***
Miér Oct 09, 2013 8:08 pm por andreita26
» HOLA A TODOS
Miér Oct 09, 2013 8:05 pm por andreita26
» A TRAVEZ DEL TIEMPO NUESTRO AMOR DURARA
Dom Sep 22, 2013 1:39 am por Yuya Danae
» TE AMARE POR SIEMPRE - AKAME ♥
Dom Sep 22, 2013 12:30 am por Yuya Danae
» RECUERDAME (AKAME)
Lun Sep 09, 2013 6:19 pm por yuhi_ kamenashi