SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
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Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
ahaaaa...
peor le aran el final no??
peor le aran el final no??
Princesa Saranini de Ueda- Mensajes : 2587
Fecha de inscripción : 07/01/2011
Edad : 35
Localización : en UEPOPUTOPIA : soy la princesa hada que sirve al principito Ueda
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
ya esta echo la autora nos envio el fic completo por correo aunke nunca lo publico en algun blog
ksumi- Mensajes : 6
Fecha de inscripción : 11/04/2011
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
que bien que bueno!!!!!
ya lo lié!!! waaaaaaaaaa!!! que capi!!!
pobre de ueda!!! no me gusta tanto el maruda , mas me guata el ryoda! !! pero maru parecía muuuy dulce no se!!!jeje
mi quiere mas!!!
ya lo lié!!! waaaaaaaaaa!!! que capi!!!
pobre de ueda!!! no me gusta tanto el maruda , mas me guata el ryoda! !! pero maru parecía muuuy dulce no se!!!jeje
mi quiere mas!!!
Última edición por SARA-NG21 el Dom Abr 17, 2011 7:23 pm, editado 1 vez (Razón : ya lo leí!!)
Princesa Saranini de Ueda- Mensajes : 2587
Fecha de inscripción : 07/01/2011
Edad : 35
Localización : en UEPOPUTOPIA : soy la princesa hada que sirve al principito Ueda
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
xq en mi pais celebramos SEMANA SANTA, un pequeño regalito
Las veces en que comían juntos se incrementaron por las próximas semanas. Cuando Takako no podía ir a comer con Jin o viceversa, Kame era el perfecto acompañante en esas tardes. Ambos habían trabado buena amistad, pero seguían siendo superior y pupilo la mayor parte del tiempo. Solo se hablaban de “tú” cuando comían y fuera de la escuela… pero fuera de eso, eran muy formales, tanto que hasta Machiko pensaba que Kame tenía problemas serios con Jin.
En la cafetería, después de haber dado las respectivas clases de ambos, Kame y Jin se encontraban comiendo por fin, después de horas de no recibir alimento.
-Ahh~… estaba hambriento~ -dijo Kame después de abrir el molde de comida que tenía en frente, con el preparado que había hecho por la noche.
-¿Lo hiciste tú? –preguntó Jin al ver lo delicioso que se veía su almuerzo.
Kame asintió y después de un “itadakimasu” muy discreto, comenzó a comer.
Jin sonrió al verlo impaciente y abrió su almuerzo el cuál contenía un poco de arroz rosado en forma de corazón. No pudo evitar sonreír aún más cuando vio el detalle hecho por Takako y citó la frase para antes de comer.
-13Kawaii, senpai! Uehara-san tuskutta? –preguntó Kame impresionado.
-Hai –contestó Jin echándose un pequeño salchipulpo a la boca.
-Es muy buena cocinando por lo que veo… -comparó su almuerzo con el de Jin y se dio cuenta que no se podía poner a al altura de Takako.
-Le encanta hacerlo. Es su segunda pasión después de los animales –contestó esbozando un puchero de inconformidad.
-¿Por qué te molesta? –ladeó la cabeza confundido. Si él tuviera novia, le encantaría probar sus platillos.
-Porque su segunda pasión debería ser yo –esbozó un puchero de queja y picó el arroz sintiendo que si se lo comía, sentiría remordimientos-. En realidad, yo debería ser el primero… ¡Yo, yo, yo!
-¡Senpai, no seas egoísta! –Kame se tiró a reír recargándose en el respaldo de su silla y cubriéndose la boca con los palillos y una mano.
-Ayer nos peleamos –comentó Jin comiendo un poco de verdura sin siquiera mirarlo.
-… ¿Eh? –dejó de reírse y le puso atención a su senpai. Nunca trataban los problemas del corazón entre ellos. Aún no había suficiente confianza, por eso le sorprendía abordando esos temas.
-Tuvo una emergencia y no me avisó –continuó mirando su comida-. Normalmente llega a casa como a las siete y media, pero ayer llegó hasta las doce. Me dijo que fue porque tuvo qué operar a un perro que había sufrido un accidente, y que después de verlo tan herido y casi moribundo, olvidó siquiera la hora –Kame apretó los labios, imaginando lo preocupada que debía estar Takako-. Estuve muy preocupado. Le llamé varias veces al teléfono. Creí que le había pasado algo.
Y de inmediato se formó un silencio muy incómodo, donde Kame no supo qué decirle a su superior, mejor dicho, no sabía si lo que estaba pensando era correcto… o siquiera el preguntar. Pero si estaba compartiendo aquello con él, debía opinar de alguna forma, ¿cierto?
-¿Y cuando llegó discutieron?
-No exactamente –tragó el bocado que tenía en la boca y revolvió el arroz evitando deshacer el corazón-. La abracé porque estaba muy feliz de tenerla de vuelta, sana y salva, pero cuando me dijo la razón no pude evitar molestarme –sonrió sintiéndose idiota-. Sé que su coartada es justificable. Quizá yo también lo habría olvidado estando en su lugar, pero en ese momento estaba tan preocupado… que no pude hacer otra cosa más que reprenderle su falta de atención.
El menor pensó que él habría actuado del mismo modo, pero no podía imaginarse la magnitud de la discusión. Sabía que Jin podía ser muy temperamental, pero no hasta qué punto, y menos tratándose de Takako, pues comprendía muy bien la veterinaria era todo para él.
-Y fue entonces cuando discutieron… -dijo Kame un poco apenado- ¿No se hablan?
-Pero te dejó ese almuerzo listo –sonrió el menor conmovido por la decisión de Takako de disculparse de alguna forma.
-Sí. Significa que lo siente y no quiere que estemos enojados –se sonrojó y ésta vez logró tomar un poco del arroz rosado: sabía dulce-. Normalmente dormimos juntos, pero ayer yo me fui a la sala –se tapó la boca para reírse-. Has de pensar que parecemos un matrimonio y sus peleas, ¿verdad?
Kame solo logró negar con la cabeza y sonreír.
-Me parece que son una pareja normal, con sus discusiones y diferencias, pero es lindo que se arreglen poniendo su mente en claro y sin ser egoístas, senpai.
-Yucci a veces dice que si sigo con mi actitud sobre protectora voy a hacer que Takako se marche algún día con otro que sí la entienda –sonrió apesadumbrado, sin lograr ver a su pupilo a los ojos todavía.
-Pero él mismo dijo que a lo mejor los veríamos casados en poco tiempo –interrumpió Kame desconcertado.
-… ¿Eso te dijo? –Jin por fin miró a Kame, con una expresión atónita y sorprendida.
-Ah… Gomen… -se disculpó tapándose la boca y bajando el rostro.
-Está bien, pero… ¿en serio dijo eso? –cuestionó sonriendo como bobo.
-Sí –asintió mirando a su superior de reojo.
-Vaya… Yucci siempre diciendo cosas positivas –movió la cabeza a un lado y continuó comiendo, imaginándose cómo sería casarse con Takako.
-¿Qué quieres decir, senpai? –preguntó Kame jugueteando con sus palillos. Por la expresión de Jin, se dio cuenta que algo no andaba bien.
-Hace tiempo que yo te habría dicho con seguridad: “Sí, posiblemente le pida matrimonio dentro de poco”, pero debido a que últimamente me siento inseguro… -Kame esperó a que continuara- Quizá después lo piense como una posibilidad nuevamente.
-¿Inseguro? –ladeó la cabeza preocupado.
-Me siento satisfecho –Jin cerró su caja de almuerzo, con menos de la mitad consumido-. Iré a poner en regla unos papeles, Kame-kun. No tardes mucho porque tienes clases después de la comida –guardó sus palillos en un estuche y se puso de pie para irse.
-¡Hai! –contestó mientras lo veía salir de la cafetería- …Creo que senpai tiene problemas… -se sintió un poco inútil por no poder ayudarlo un poco más.
Después de las clases de la tarde, la hora de salida de Kame llegó: las cinco en punto. Puso sus papeles del escritorio en orden y cerró sus cajones. Metió unos exámenes a su maletín, aplicados esa misma mañana al primer grupo de básico, los revisaría en casa para poder darles una calificación al día siguiente.
-Kamenashi-sensei –lo llamó Machiko con una sonrisa.
-¿Sí? –preguntó él antes de despedirse de Jin.
-Una alumna me pidió que te diera esto –en secreto le dio una carta con una calcomanía de corazón en la parte posterior del sobre-. No debo hacer esto, pero es una chica muy buena y linda. Es una excelente estudiante y… Bueno, por favor, siquiera léela ¿sí? Y no me delates con Akanishi-sensei, sino me reprenderá en serio –apretó los labios sintiéndose nerviosa, esperando que Jin no los estuviera observando.
-Pero… yo no puedo… -Kame intentó regresarle la carta.
-Solo léela –empujó la mano de Kame dentro del maletín-. Ella no pide una respuesta, solo que la leas.
Suspiró derrotado y asintió.
-¡Gracias! Ahora debo irme. Tengo una cita –le guiñó el ojo a su compañero y tomó sus cosas para salir casi corriendo de la oficina despidiéndose ruidosamente de todos en general.
-Kamenashi-sensei, ven aquí un momento –lo llamó Jin con mucha seriedad.
Entonces Kame se quedó de piedra. Pensaba que quizá había logrado escuchar un poco de la plática entre Machiko y él. No quería meterla en problemas y mucho menos tenerlos también.
Se volteó poco después de ser llamado y se acercó a Jin con sus cosas en la mano.
-Hai, senpai?
-Hay algo de lo que me gustaría hablarle. ¿Le parece bien esperarme hasta que mi turno termine? –ese día, Jin le había dicho que podía irse temprano a casa, que no era necesario que se quedara a todas las clases con él, como habían acordado antes.
-¿De qué se trata? –preguntó Kame ladeando la cabeza un poco desconcertado.
-Es algo personal –aclaró entrelazando sus manos a la altura de su boca para hablar un poco más bajo-. No nos concierne a nosotros pero… es algo que he querido hablar contigo desde la otra noche en…
-Oh… -Kame comprendió inmediatamente- Quédese tranquilo, senpai. No voy a decir nada.
-Sé que no. Lo he comprobado –le sonrió con tranquilidad-. Sin embargo hay algo que me tiene inquieto y quiero discutirlo contigo, por favor.
-Comprendo –asintió.
-Bien. Termino dentro de dos horas. Si quiere, puede entrar a mis clases o esperarme aquí –se puso de pie y miró su reloj.
-Me quedaré revisando los exámenes.
-Bien. Gracias y disculpe la molestia, Kamenashi-sensei.
Una hora después de que Jin se fue, Kame estaba sentado en su lugar trabajando. Algunos de sus compañeros se habían despedido con anterioridad y Sonoda-sensei era la única en la sala de profesores a parte de él.
La mujer se dedicaba a enlistar algo en su computadora.
Después de haber puesto el segundo cincuenta en uno de los exámenes, Kame movió la cabeza en forma negativa. Tendría qué hacer algo con esos dos alumnos que no lograron pasar, probablemente tenían problemas con la materia.
-Sonoda-sensei, otsukaresamadeshita –dijo Maru inclinándose en frente de la profesora, quién le respondió de la misma forma.
Se volteó y miró a Kame trabajando arduamente sobre su lugar. Pensó en acercarse a él, pero desde aquel encuentro con Ueda, no se animaba a hablarle bien, porque temía incomodarlo o que lo odiara. Solo se veían por los pasillos y se saludaban, pero no más.
-14Hyaku… ten… -susurró Kame.
Sin darse cuenta, Maru se había acercado a él para ver qué estaba haciendo. Y Kame reparó en su presencia.
-¡Me-me asustó, sensei! –dijo Kame llevándose una mano al pecho y sonrió apenado.
-Lo siento –se disculpó el mayor apretando los labios.
-¿Qué pasa? –preguntó con interés.
-Etto… -había algo que quería decirle desde hace tiempo pero… no se animaba a hacerlo. Se sentía como un cobarde cada que lo veía- N-nada. Nos vemos mañana, Kamenashi-sensei.
-¿Quiere saber cómo está Tat-chan? –preguntó en cuanto Yuichi se dio la vuelta.
Entonces el mayor se detuvo y no fue capaz de darle la cara nuevamente.
-Tat-chan está bien –contestó Kame al no obtener respuesta-. No sé qué tanto habrán hablado en el bar, sensei… pero le dejó una buena impresión.
Continuó sintiéndose incapaz de voltear, pero cerró los ojos recordando aquella noche con el chico que lo había flechado con solo unas horas. Quería volver a verlo, pero el único que podría arreglar una cita sería Kame y… le daba miedo hablarle porque quizá lo odiaba…
-Sensei –lo llamó el menor sintiendo un poco de enfado por la cobardía del otro-, si quiere hablar de eso está bien. No estoy molesto con usted.
-¿Eh? –Maru volteó en seguida y se quedó observando a Kame.
-Conozco muy bien a Tat-chan –lo invitó a sentarse y él lo hizo poco a poco, sintiéndose preocupado-, él no hace eso de besar a cualquiera. Es cierto que lo coqueto lo lleva en el corazón –sonrió recordando las sonrisas de su amigo en cuestión-, pero no es un chico malo.
-Lo sé, Kamenashi –sonrió apenado.
-A lo que me refiero es que nunca lo vi tan emocionado con alguien. Ni siquiera con su novio.
-Sí. Si quiere saber la verdad… Tat-chan ha cambiado un poco desde que… Desde aquella ocasión –se preocupó porque Sonoda pudiera escuchar la conversación y se acercó más a Maru para hacerlo más secretamente-. Creo que le gusta mucho, sensei, pero no quiere aceptarlo porque…
-¡E-espera un momento! –pidió poniendo sus manos al frente- ¿Di-dijiste que le gusto? ¿E-e-e-e-estás seguro?
Kame asintió una sola vez y sin dudarlo.
El corazón del mayor comenzó a latir con rapidez. Era la primera ocasión que conquistaba a quién le gustaba tan rápido. No podía creerlo. Aunque… si continuaba con su novio, quería decir que no había alguna posibilidad con él.
-Yo…
-Sensei… ¿quiere volver a verlo? –preguntó Kame cuando se dio cuenta que su superior no hablaba.
Solo bajó la cabeza sonrojándose. Claro que quería volver a verlo pero… no sabía si era correcto o no. Le había dicho a Jin que le gustaba Ueda pero no había hecho nada para volver a encontrarlo. Anhelaba hacerlo, pero tenía mucho miedo al rechazo.
-Solo dígalo –lo animó. Estaba dispuesto a ayudarlo porque sabía que algo muy bonito había surgido con ese beso.
-No lo sé, Kamenashi-sensei –le sonrió apesadumbrado-. No quiero ser alguien que llegue a causarle problemas con su pareja.
-Pero… -se sorprendió de escucharlo hablar de esa manera.
-Además… no creo que él quiera verme, ¿o sí?
Kame no pudo responder. Escondió los labios y pensó rápidamente en una buena respuesta.
-Fue solo el alcohol, pero te agradezco que te preocupes por ambos –le acarició el cabello sintiendo ternura por Kame y se puso de pie-. Dile que me gustaría disculparme con él. Quisiera verlo para eso.
-Demo~… -hizo un puchero de inconformidad que Maru ignoró.
-Debo irme ya, Kamenashi. Cuídate y gracias por intentarlo –se dio meda vuelta sin esperar una respuesta y continuó hacia la puerta.
-Chotto! –pero no se detuvo y Kame, lo único que logró, fue que Sonoda-sensei le prestara atención.
-¿Pasa algo? –preguntó la amable mujer con una de sus tantas sonrisas.
-No… -negó sentándose nuevamente y mirando la puerta muy molesto- Nada. Solo… diferenciamos en puntos de vista.
La profesora continuó sonriendo y volvió a su trabajo, mientras que Kame hizo lo mismo, pero le era imposible concentrarse en los exámenes ya. Solo podía pensar en lo triste que se pondría Ueda cuando supiera que su príncipe azul era tan tímido y miedoso. Era evidente que ambos se gustaban… ¿por qué simplemente no mandaban al demonio a Ryo y comenzaban a andar juntos?
El podía decirlo con toda tranquilidad porque no era su caso. Él no tenía novia siquiera, aunque había alguien que le gustaba mucho, más no era capaz de declarársele por múltiples razones. Sin embargo, comprendía los sentimientos de ambos: encontrar a alguien en quién fijarse, que le temblaran las piernas cada que la veía… ¡Claro que comprendía! ¿Por qué Nakamaru-sensei tenía qué ser tan terco?
De repente, sintió que le picaron la mejilla y volteó de inmediato: era Jin con un montón de papeles bajo el brazo.
-¿Qué hace recostado sobre tu trabajo y con esa carita de enfado? –preguntó con una mirada de ternura. No podía evitarlo, al entrar a la sala de profesores y verlo ahí, todo molesto y poniendo atención solo a sus pensamientos, le pareció lindo.
-¡Lo-lo siento! –se puso de inmediato de pie y recogió los exámenes- ¿Ha terminado ya?
-Sí. Solo déjeme guardar éstas “F” y nos iremos –bromeó digiriéndose a su lugar y guardando los exámenes en un cajón-. Let‟s go!!
Kame asintió, pero aún seguía molesto.
El menor miraba el lugar a donde había sido llevado. Nunca había entrado a un lugar tan lujoso como ese… o para su gusto era algo que todavía no podía pagarse. Suponía que Jin sí, ya que el cargo que tenía y las miles de actividades que desarrollaba, eran de mucha responsabilidad, por lo que su paga debía ser quizá el doble que la de él.
-¿Te gusta? –preguntó Jin mientras le devolvía la carta al mesero ordenando una botella de vino tinto (la que siempre ordenaba cuando iba con Takako).
-Es un lugar muy bonito, senpai, pero…
-¡Ah, ah! No “senpai”. ¿En qué quedamos, Kame? –cuestionó Jin recargando sus codos en la mesa, mirándolo con una mueca de molestia fingida.
-Ah… Lo siento… Es la costumbre, Jin-senpai –contestó Kame con una sonrisa apenada.
-¿Algún día me dejarás de decir “senpai”? –lo cuestionó alzando la ceja.
-No lo creo.
-Mmm… -en ésta ocasión la mueca de Jin fue de verdadero incomodo.
-Jin-senpai…
-Nani? –preguntó Jin mirando la hora en su reloj de muñeca.
-No creo poder pagar éste lugar… -bajó la mirada jugando con el mantel de la mesa.
-Ah, no te preocupes. Te estoy invitando –le aseguró Jin con una sonrisa divertida al verlo tan nervioso-. Así que quédate tranquilo. La cuenta la pago yo y puedes pedir lo que quieras.
-¡N-no puedo hacer eso, senpai! –contestó de inmediato el menor, queriendo levantarse pero mejor se quedó en su lugar.
Su superior no pudo hacer más que soltar una mueca divertida y cruzar sus piernas mientras se recargaba en el respaldo de su cómoda silla.
-Kame, ¿tienes novia?
-¿Eh? –Kame se impulsó un poco hacia delante. Era una pregunta muy extraña para comenzar una conversación- No, ¿por qué lo preguntas?
-Porque eres un buen chico, sin mencionar lo simpático –quiso agregar “lindo”, pero creyó que Kame se sentiría incómodo viniendo de un hombre y en especial, de su superior-; me sorprende que no tengas a varias chicas peleando por ti en estos momentos.
-¿Peleando por mí? –ladeó la cabeza imaginándose a una legión de mujeres en medio de una lucha greco romana y se estremeció, sacudiéndose la sensación de incomodo.
-¡Ja, ja, ja! ¡No de ese modo, Kame! –Jin se soltó a reír con ganas ante las muecas de su pupilo. Parecía como si el chico se hubiera comido un dulce muy ácido- ¡Vaya que eres gracioso, Little teacher!
-Jin-senpai… -Kame hizo un adorable puchero, con el que le pedía que no se riera de él.
-Ya va, lo siento –se disculpó mientras dejaba de reírse-. Pero te lo digo en serio, me sorprende que no tengas una pareja. Le preguntaré a Takako por alguna amiga que esté interesada en un simpático y joven profesor de inglés.
-No es necesario, senpai –sonrió sintiéndose halagado por las palabras de Jin.
-Es un desperdicio que no tengas vida amorosa ahora, chico.
-Pero ya te dije que…
-Sí, ya lo sé. Prefieres tener novia hasta que te vayas al extranjero, pero creo que es importante que no planees tanto a futuro, Kame. A lo mejor encuentras a una buena chica en ésta ciudad y ya no querrás irte, o bien, podrías encontrar un buen trabajo en Japón. Uno nunca sabe –Jin sacó una cajetilla de cigarros y un encendedor.
Kame frunció la boca, pensando en decirle que no fumara, pues él era muy susceptible al humo del tabaco, pero no se atrevió a decirle nada y lo observó dar la primera bocanada.
-¿Te molesta si fumo? –se sintió apenado al pregunta cuando ya estaba saboreando su vicio.
-Ah… No, no, adelante –contestó Kame sonriendo. ¿Por qué mentía?
-Gracias –sonrió complacido y continuó-. Takako lo odia. Nunca puedo fumar dentro del apartamento, se enoja. Me dice que me salga al balcón o que me vaya a dar una vuelta con mi vicio, pero muy lejos de ella.
Kame esbozó una sonrisa divertida al imaginarse la discusión.
-A veces me pide que lo deje. Dice que no quiere verme con enfermedades pulmonares algún día –le dio tres ligeros golpecitos al cigarro contra el cenicero y volvió a llevárselo a los labios.
-Lo hace porque te quiere, senpai –apoyó la idea de Takako.
-Lo sé –sonrió enternecido-. No tengo mucho fumando de todos modos.
-Mientras más nuevo, más fácil es dejarlo. Eso es lo que dicen –Kame se encogió de hombros cuando el mesero llegó con la botella de vino.
Sirvió a ambos una copa a la mitad de su capacidad y se retiró, agregando que no tardaría en llegar a tomar la orden de ambos para la cena.
-Anou… Senpai –lo llamó y Jin apagó el cigarro que apenas llevaba consumido a la mitad-. ¿De qué querías hablarme?
-¡Oh, cierto! Casi lo olvido –sonrió se acercó a la mesa-. Como te dije, es sobre el incidente de la fiesta. Sé que no dirás nada y te lo agradezco… Yucci nunca se había comportado así.
-No hay problema, él ya se ha disculpado conmigo –contestó Kame asintiendo, volviendo a sentir pena por el caso de Ueda y su superior.
-¿Ya habló contigo? ¿Qué te dijo? –Jin parecía sumamente interesado.
-Dice que dejará las cosas como están. Que nada más quiere ver a Tat-chan para pedirle perdón –bajó la cabeza apenado, pensando en cómo lastimarían aquellas palabras a su mejor amigo.
-Ah… Es un tonto –se quejó Jin alborotándose el cabello.
-¿Senpai? –le desconcertó aquel gesto. No pensaba que Jin fuera a molestarse porque Maru decidiera dejar en paz a Ueda.
-Te diré la verdad, Kame –se enderezó en su asiento y tomó una posición más cómoda, colocando su tobillo en su rodilla-: al principio yo no estaba de acuerdo con los sentimientos de Yucci, pero después de pensar un poco en su explicación, me di cuenta que no había nada de malo en lo que siente.
-Jin-senpai, ¿me estás diciendo que de verdad hay algo en el corazón de Nakamaru-sensei para Tat-chan? –Kame se emocionó. Al final, su intuición estaba apuntando a una buena dirección.
-No sé qué le habrá dicho tu amigo a Yucci, pero nunca lo había visto así. No puedo decirte que está enamorado, pero sí se siente muy atraído hacia él –dijo con toda sinceridad.
-A Tat-chan le pasa lo mismo… -bajó la cabeza preocupado y Jin le puso especial atención- Cuando regresamos a casa esa noche, discutimos. Él me dijo que parte de él no se arrepentía de lo sucedido, pero obviamente le remordía la consciencia por su novio.
-Ya veo –Jin sufrió una ligera conmoción al escuchar la palabra “novio”, pero no quiso hacer ningún tipo de pregunta-. ¿Quiere volver a verlo?
-Dice que no… pero sé que en el fondo lo anhela. A veces lo veo mirando por la ventana… Sé que no está pensando en su pareja, sino… en lo que pasó. Fue hace varias semanas y no es capaz de quitarse la idea de la cabeza. Ha tenido muchos problemas con su novio porque Tat-chan no es capaz de comportarse como siempre con él… La consciencia se lo está comiendo.
-Te pregunto todo esto porque… -se armó de valor y pedía que Maru no se enojara al enterarse- quiero tenderles una trampa.
-¿Eh? ¿Una trampa? –preguntó Kame interesado.
-Sí… Es como un juego de chicos de preparatoria o universidad. Quizá sea tonto, pero no le veo otra salida –sonrió preocupado-. He estado intentando alentarlo a que lo busque, pero se niega porque no quiere provocar problemas… No me deja otra salida.
-¿De qué se trata? –cualquier cosa con tal de que su amigo fuera feliz la aceptaría.
-Una cita arreglada, pero será un engaño –puntualizó tomando un poco del vino tinto.
-¿Eh? –no lograba entender bien.
-Sí. Citaré a Yucci en un sitio y tú a Ueda-san –cuando Kame iba a decir algo, Jin continuó-. Sé que es tonto, pero no nos dejan otra salida, ¿o Ueda-san no opone resistencia?
-Se niega a verlo… -bajó la cabeza entristecido.
-Aunque nos odien, pero creo que sería buena idea –sonrió un poco temeroso de que Kame no aceptara.
El menor se quedó pensando unos momentos. Mentirle de ese modo a Ueda nunca lo había hecho, y temía que de verdad se molestara con él pero… al final, Jin tenía razón con sus motivos: ambos se comportaban como unos tontos.
-De acuerdo –asintió después de unos segundos de silencio.
-No te preocupes, si algo malo sucede, me echaré toda la culpa –lo tranquilizó al escuchar que su voz le temblaba.
-¡No-no, senpai! Eso no sería justo –Kame negó efusivamente con la cabeza.
-¿Están listos para ordenar? –preguntó el mesero que llegó de improvisto.
-Sí –contestó Jin muy seguro y cambiando su mirada para el sujeto, mientras que Kame pensaba que ni siquiera le había dado un vistazo a la carta, tomó su menú y lo leeyó detenidamente, buscando lo menos costoso del restaurante.
Cerró la puerta del automóvil y Jin salió por el otro lado, el del chofer. Se recargó en el techo del auto y le sonrió a Kame con complicidad.
-Ya lo sabes. Mañana.
-Hai –aún estaba dudoso de lo que iban a hacer con Ueda y Maru, pero no había marcha atrás.
-Podríamos tomarnos el día libre, pero será mejor vigilarlos por las primeras dos horas, ¿no crees? –cuestionó Jin masajeándose el mentón.
-Hai –Ueda definitivamente iba a matarlo. ¡No entendía cómo había accedido a una idea tan descabellada!
-Oye… -notó la preocupación de su kohai- si quieres que esto se cancele…
-¡No, no! Al igual que tú, pienso que es una buena medida pero… -tragó saliva, pidiéndole a Dios que Ueda no se molestara- solo me temo que Tat-chan pueda enojarse mucho conmigo…
-Ya te lo dije, yo soy el baka number one –contestó Jin apuntándose.
Kame soltó una risita divertida y negó con la cabeza.
-Anda, Little teacher, entra ya que hace frío –le indicó con la cabeza la entrada de su edificio departamental.
-No me digas así, senpai… -se quejó Kame haciendo un puchero. Sus alumnos comenzaban a tomarse la confianza de decirle LT. Los chicos decían que así no se escuchaba tan gay, mientras que las chicas sí lo llamaban del mismo modo que Jin.
-15Ok, then. I‟ll call you “Turtle” from now on –dijo Jin abriendo la portezuela de su lado y entrando al automóvil.
-¡Senpai! –se quejó Kame inflando las mejillas.
-16Little pouty turtle teacher. What about that? –sonrió ya dentro cuando hubo bajado la ventanilla.
-Demasiado largo –se inconformó y cruzó de brazos, desviando la mirada de Jin-. Solo llámame “Kame”, como siempre.
-17Mmm… I like better “Turtle”.
-¡JIN! –se quejó dando un pisotón a la acera.
-¡Ah! ¡Lo logré! –exclamó estirando los brazos y comenzando a reír.
-… Senpai –completó Kame en venganza.
-… Qué temperamental, Kame-chan –frunció la boca inconforme.
-¿”Chan”? –susurró sin que Jin lo escuchara.
-Me voy ya. No te preocupes por mañana, estoy casi seguro que no terminarán matándose el uno al otro.
-Eso espero –Ueda había tenido una pelea muy fuerte con Ryo hacía dos días y se encontraba deprimido por eso. Era otra de las razones por las que dudaba que fuera buena idea la cita “a ciegas”… Pero Jin argumentaba que era mejor así, porque Ueda tendría la guardia baja.
-¡Oh, cierto! Takako te manda saludos –cambió de tema al verlo tan temeroso.
-¡Ah! ¡Muchas gracias! Dale mis saludos también –se inclinó para agradecerle. Últimamente, Takako hablaba mucho con él y le mandaba saludos casi todos los días con Jin.
-Me voy a poner celoso de su amistad… -susurró el mayor haciendo un puchero de recelo.
-¡Eh! ¡No, no, senpai! ¡Nosotros solo…!
-¡Ya lo sé, Kame-chan! –le sonrió pícaramente, divertido de verlo nervioso. Solo estaba probando la situación.
-Nos vemos mañana, Kame-chan. Dos en punto en el parque, a dos cuadras del trabajo –puso en marcha el coche y encendió la radio.
-Hai, hai… -se lo había repetido por lo menos cinco veces en el día, estaba cansado de escucharlo.
-Bye-bye –Jin se despidió agitando la mano y el automóvil avanzó por la cuadra para después dar la vuelta en la primera esquina.
-… Qué molesto… -susurró Kame ladeando la cabeza y girándose sobre sus talones para ingresar al edificio departamental.
SENPAI WA BOKU NO TOMODACHI DESU
(El superior es mi amigo)
(El superior es mi amigo)
Las veces en que comían juntos se incrementaron por las próximas semanas. Cuando Takako no podía ir a comer con Jin o viceversa, Kame era el perfecto acompañante en esas tardes. Ambos habían trabado buena amistad, pero seguían siendo superior y pupilo la mayor parte del tiempo. Solo se hablaban de “tú” cuando comían y fuera de la escuela… pero fuera de eso, eran muy formales, tanto que hasta Machiko pensaba que Kame tenía problemas serios con Jin.
En la cafetería, después de haber dado las respectivas clases de ambos, Kame y Jin se encontraban comiendo por fin, después de horas de no recibir alimento.
-Ahh~… estaba hambriento~ -dijo Kame después de abrir el molde de comida que tenía en frente, con el preparado que había hecho por la noche.
-¿Lo hiciste tú? –preguntó Jin al ver lo delicioso que se veía su almuerzo.
Kame asintió y después de un “itadakimasu” muy discreto, comenzó a comer.
Jin sonrió al verlo impaciente y abrió su almuerzo el cuál contenía un poco de arroz rosado en forma de corazón. No pudo evitar sonreír aún más cuando vio el detalle hecho por Takako y citó la frase para antes de comer.
-13Kawaii, senpai! Uehara-san tuskutta? –preguntó Kame impresionado.
-Hai –contestó Jin echándose un pequeño salchipulpo a la boca.
-Es muy buena cocinando por lo que veo… -comparó su almuerzo con el de Jin y se dio cuenta que no se podía poner a al altura de Takako.
-Le encanta hacerlo. Es su segunda pasión después de los animales –contestó esbozando un puchero de inconformidad.
-¿Por qué te molesta? –ladeó la cabeza confundido. Si él tuviera novia, le encantaría probar sus platillos.
-Porque su segunda pasión debería ser yo –esbozó un puchero de queja y picó el arroz sintiendo que si se lo comía, sentiría remordimientos-. En realidad, yo debería ser el primero… ¡Yo, yo, yo!
-¡Senpai, no seas egoísta! –Kame se tiró a reír recargándose en el respaldo de su silla y cubriéndose la boca con los palillos y una mano.
-Ayer nos peleamos –comentó Jin comiendo un poco de verdura sin siquiera mirarlo.
-… ¿Eh? –dejó de reírse y le puso atención a su senpai. Nunca trataban los problemas del corazón entre ellos. Aún no había suficiente confianza, por eso le sorprendía abordando esos temas.
-Tuvo una emergencia y no me avisó –continuó mirando su comida-. Normalmente llega a casa como a las siete y media, pero ayer llegó hasta las doce. Me dijo que fue porque tuvo qué operar a un perro que había sufrido un accidente, y que después de verlo tan herido y casi moribundo, olvidó siquiera la hora –Kame apretó los labios, imaginando lo preocupada que debía estar Takako-. Estuve muy preocupado. Le llamé varias veces al teléfono. Creí que le había pasado algo.
Y de inmediato se formó un silencio muy incómodo, donde Kame no supo qué decirle a su superior, mejor dicho, no sabía si lo que estaba pensando era correcto… o siquiera el preguntar. Pero si estaba compartiendo aquello con él, debía opinar de alguna forma, ¿cierto?
-¿Y cuando llegó discutieron?
-No exactamente –tragó el bocado que tenía en la boca y revolvió el arroz evitando deshacer el corazón-. La abracé porque estaba muy feliz de tenerla de vuelta, sana y salva, pero cuando me dijo la razón no pude evitar molestarme –sonrió sintiéndose idiota-. Sé que su coartada es justificable. Quizá yo también lo habría olvidado estando en su lugar, pero en ese momento estaba tan preocupado… que no pude hacer otra cosa más que reprenderle su falta de atención.
El menor pensó que él habría actuado del mismo modo, pero no podía imaginarse la magnitud de la discusión. Sabía que Jin podía ser muy temperamental, pero no hasta qué punto, y menos tratándose de Takako, pues comprendía muy bien la veterinaria era todo para él.
-Y fue entonces cuando discutieron… -dijo Kame un poco apenado- ¿No se hablan?
13 ¡Qué lindo, superior! ¿Lo hizo Uehara-san?
-Yo siempre salgo antes que ella para venir a la escuela –contestó comiendo un poco de brócoli-, así que no tuve la oportunidad de hablarle. Sí quería disculparme, pero no quise despertarla.-Pero te dejó ese almuerzo listo –sonrió el menor conmovido por la decisión de Takako de disculparse de alguna forma.
-Sí. Significa que lo siente y no quiere que estemos enojados –se sonrojó y ésta vez logró tomar un poco del arroz rosado: sabía dulce-. Normalmente dormimos juntos, pero ayer yo me fui a la sala –se tapó la boca para reírse-. Has de pensar que parecemos un matrimonio y sus peleas, ¿verdad?
Kame solo logró negar con la cabeza y sonreír.
-Me parece que son una pareja normal, con sus discusiones y diferencias, pero es lindo que se arreglen poniendo su mente en claro y sin ser egoístas, senpai.
-Yucci a veces dice que si sigo con mi actitud sobre protectora voy a hacer que Takako se marche algún día con otro que sí la entienda –sonrió apesadumbrado, sin lograr ver a su pupilo a los ojos todavía.
-Pero él mismo dijo que a lo mejor los veríamos casados en poco tiempo –interrumpió Kame desconcertado.
-… ¿Eso te dijo? –Jin por fin miró a Kame, con una expresión atónita y sorprendida.
-Ah… Gomen… -se disculpó tapándose la boca y bajando el rostro.
-Está bien, pero… ¿en serio dijo eso? –cuestionó sonriendo como bobo.
-Sí –asintió mirando a su superior de reojo.
-Vaya… Yucci siempre diciendo cosas positivas –movió la cabeza a un lado y continuó comiendo, imaginándose cómo sería casarse con Takako.
-¿Qué quieres decir, senpai? –preguntó Kame jugueteando con sus palillos. Por la expresión de Jin, se dio cuenta que algo no andaba bien.
-Hace tiempo que yo te habría dicho con seguridad: “Sí, posiblemente le pida matrimonio dentro de poco”, pero debido a que últimamente me siento inseguro… -Kame esperó a que continuara- Quizá después lo piense como una posibilidad nuevamente.
-¿Inseguro? –ladeó la cabeza preocupado.
-Me siento satisfecho –Jin cerró su caja de almuerzo, con menos de la mitad consumido-. Iré a poner en regla unos papeles, Kame-kun. No tardes mucho porque tienes clases después de la comida –guardó sus palillos en un estuche y se puso de pie para irse.
-¡Hai! –contestó mientras lo veía salir de la cafetería- …Creo que senpai tiene problemas… -se sintió un poco inútil por no poder ayudarlo un poco más.
Después de las clases de la tarde, la hora de salida de Kame llegó: las cinco en punto. Puso sus papeles del escritorio en orden y cerró sus cajones. Metió unos exámenes a su maletín, aplicados esa misma mañana al primer grupo de básico, los revisaría en casa para poder darles una calificación al día siguiente.
-Kamenashi-sensei –lo llamó Machiko con una sonrisa.
-¿Sí? –preguntó él antes de despedirse de Jin.
-Una alumna me pidió que te diera esto –en secreto le dio una carta con una calcomanía de corazón en la parte posterior del sobre-. No debo hacer esto, pero es una chica muy buena y linda. Es una excelente estudiante y… Bueno, por favor, siquiera léela ¿sí? Y no me delates con Akanishi-sensei, sino me reprenderá en serio –apretó los labios sintiéndose nerviosa, esperando que Jin no los estuviera observando.
-Pero… yo no puedo… -Kame intentó regresarle la carta.
-Solo léela –empujó la mano de Kame dentro del maletín-. Ella no pide una respuesta, solo que la leas.
Suspiró derrotado y asintió.
-¡Gracias! Ahora debo irme. Tengo una cita –le guiñó el ojo a su compañero y tomó sus cosas para salir casi corriendo de la oficina despidiéndose ruidosamente de todos en general.
-Kamenashi-sensei, ven aquí un momento –lo llamó Jin con mucha seriedad.
Entonces Kame se quedó de piedra. Pensaba que quizá había logrado escuchar un poco de la plática entre Machiko y él. No quería meterla en problemas y mucho menos tenerlos también.
Se volteó poco después de ser llamado y se acercó a Jin con sus cosas en la mano.
-Hai, senpai?
-Hay algo de lo que me gustaría hablarle. ¿Le parece bien esperarme hasta que mi turno termine? –ese día, Jin le había dicho que podía irse temprano a casa, que no era necesario que se quedara a todas las clases con él, como habían acordado antes.
-¿De qué se trata? –preguntó Kame ladeando la cabeza un poco desconcertado.
-Es algo personal –aclaró entrelazando sus manos a la altura de su boca para hablar un poco más bajo-. No nos concierne a nosotros pero… es algo que he querido hablar contigo desde la otra noche en…
-Oh… -Kame comprendió inmediatamente- Quédese tranquilo, senpai. No voy a decir nada.
-Sé que no. Lo he comprobado –le sonrió con tranquilidad-. Sin embargo hay algo que me tiene inquieto y quiero discutirlo contigo, por favor.
-Comprendo –asintió.
-Bien. Termino dentro de dos horas. Si quiere, puede entrar a mis clases o esperarme aquí –se puso de pie y miró su reloj.
-Me quedaré revisando los exámenes.
-Bien. Gracias y disculpe la molestia, Kamenashi-sensei.
Una hora después de que Jin se fue, Kame estaba sentado en su lugar trabajando. Algunos de sus compañeros se habían despedido con anterioridad y Sonoda-sensei era la única en la sala de profesores a parte de él.
La mujer se dedicaba a enlistar algo en su computadora.
Después de haber puesto el segundo cincuenta en uno de los exámenes, Kame movió la cabeza en forma negativa. Tendría qué hacer algo con esos dos alumnos que no lograron pasar, probablemente tenían problemas con la materia.
-Sonoda-sensei, otsukaresamadeshita –dijo Maru inclinándose en frente de la profesora, quién le respondió de la misma forma.
Se volteó y miró a Kame trabajando arduamente sobre su lugar. Pensó en acercarse a él, pero desde aquel encuentro con Ueda, no se animaba a hablarle bien, porque temía incomodarlo o que lo odiara. Solo se veían por los pasillos y se saludaban, pero no más.
-14Hyaku… ten… -susurró Kame.
Sin darse cuenta, Maru se había acercado a él para ver qué estaba haciendo. Y Kame reparó en su presencia.
-¡Me-me asustó, sensei! –dijo Kame llevándose una mano al pecho y sonrió apenado.
-Lo siento –se disculpó el mayor apretando los labios.
-¿Qué pasa? –preguntó con interés.
-Etto… -había algo que quería decirle desde hace tiempo pero… no se animaba a hacerlo. Se sentía como un cobarde cada que lo veía- N-nada. Nos vemos mañana, Kamenashi-sensei.
-¿Quiere saber cómo está Tat-chan? –preguntó en cuanto Yuichi se dio la vuelta.
Entonces el mayor se detuvo y no fue capaz de darle la cara nuevamente.
-Tat-chan está bien –contestó Kame al no obtener respuesta-. No sé qué tanto habrán hablado en el bar, sensei… pero le dejó una buena impresión.
Continuó sintiéndose incapaz de voltear, pero cerró los ojos recordando aquella noche con el chico que lo había flechado con solo unas horas. Quería volver a verlo, pero el único que podría arreglar una cita sería Kame y… le daba miedo hablarle porque quizá lo odiaba…
-Sensei –lo llamó el menor sintiendo un poco de enfado por la cobardía del otro-, si quiere hablar de eso está bien. No estoy molesto con usted.
-¿Eh? –Maru volteó en seguida y se quedó observando a Kame.
-Conozco muy bien a Tat-chan –lo invitó a sentarse y él lo hizo poco a poco, sintiéndose preocupado-, él no hace eso de besar a cualquiera. Es cierto que lo coqueto lo lleva en el corazón –sonrió recordando las sonrisas de su amigo en cuestión-, pero no es un chico malo.
-Lo sé, Kamenashi –sonrió apenado.
-A lo que me refiero es que nunca lo vi tan emocionado con alguien. Ni siquiera con su novio.
14 Cien… puntos…
-¿No-novio? –tartamudeó al darse cuenta de que Ueda era… pues… Era despectivo ponerle ese término usado en todo el mundo para describir a alguien que pretendía a su mismo género, porque Ueda era especial para él. Era un ser humano diferente, punto. Pero jamás se imaginó que… su pareja fuera un… chico.-Sí. Si quiere saber la verdad… Tat-chan ha cambiado un poco desde que… Desde aquella ocasión –se preocupó porque Sonoda pudiera escuchar la conversación y se acercó más a Maru para hacerlo más secretamente-. Creo que le gusta mucho, sensei, pero no quiere aceptarlo porque…
-¡E-espera un momento! –pidió poniendo sus manos al frente- ¿Di-dijiste que le gusto? ¿E-e-e-e-estás seguro?
Kame asintió una sola vez y sin dudarlo.
El corazón del mayor comenzó a latir con rapidez. Era la primera ocasión que conquistaba a quién le gustaba tan rápido. No podía creerlo. Aunque… si continuaba con su novio, quería decir que no había alguna posibilidad con él.
-Yo…
-Sensei… ¿quiere volver a verlo? –preguntó Kame cuando se dio cuenta que su superior no hablaba.
Solo bajó la cabeza sonrojándose. Claro que quería volver a verlo pero… no sabía si era correcto o no. Le había dicho a Jin que le gustaba Ueda pero no había hecho nada para volver a encontrarlo. Anhelaba hacerlo, pero tenía mucho miedo al rechazo.
-Solo dígalo –lo animó. Estaba dispuesto a ayudarlo porque sabía que algo muy bonito había surgido con ese beso.
-No lo sé, Kamenashi-sensei –le sonrió apesadumbrado-. No quiero ser alguien que llegue a causarle problemas con su pareja.
-Pero… -se sorprendió de escucharlo hablar de esa manera.
-Además… no creo que él quiera verme, ¿o sí?
Kame no pudo responder. Escondió los labios y pensó rápidamente en una buena respuesta.
-Fue solo el alcohol, pero te agradezco que te preocupes por ambos –le acarició el cabello sintiendo ternura por Kame y se puso de pie-. Dile que me gustaría disculparme con él. Quisiera verlo para eso.
-Demo~… -hizo un puchero de inconformidad que Maru ignoró.
-Debo irme ya, Kamenashi. Cuídate y gracias por intentarlo –se dio meda vuelta sin esperar una respuesta y continuó hacia la puerta.
-Chotto! –pero no se detuvo y Kame, lo único que logró, fue que Sonoda-sensei le prestara atención.
-¿Pasa algo? –preguntó la amable mujer con una de sus tantas sonrisas.
-No… -negó sentándose nuevamente y mirando la puerta muy molesto- Nada. Solo… diferenciamos en puntos de vista.
La profesora continuó sonriendo y volvió a su trabajo, mientras que Kame hizo lo mismo, pero le era imposible concentrarse en los exámenes ya. Solo podía pensar en lo triste que se pondría Ueda cuando supiera que su príncipe azul era tan tímido y miedoso. Era evidente que ambos se gustaban… ¿por qué simplemente no mandaban al demonio a Ryo y comenzaban a andar juntos?
El podía decirlo con toda tranquilidad porque no era su caso. Él no tenía novia siquiera, aunque había alguien que le gustaba mucho, más no era capaz de declarársele por múltiples razones. Sin embargo, comprendía los sentimientos de ambos: encontrar a alguien en quién fijarse, que le temblaran las piernas cada que la veía… ¡Claro que comprendía! ¿Por qué Nakamaru-sensei tenía qué ser tan terco?
De repente, sintió que le picaron la mejilla y volteó de inmediato: era Jin con un montón de papeles bajo el brazo.
-¿Qué hace recostado sobre tu trabajo y con esa carita de enfado? –preguntó con una mirada de ternura. No podía evitarlo, al entrar a la sala de profesores y verlo ahí, todo molesto y poniendo atención solo a sus pensamientos, le pareció lindo.
-¡Lo-lo siento! –se puso de inmediato de pie y recogió los exámenes- ¿Ha terminado ya?
-Sí. Solo déjeme guardar éstas “F” y nos iremos –bromeó digiriéndose a su lugar y guardando los exámenes en un cajón-. Let‟s go!!
Kame asintió, pero aún seguía molesto.
El menor miraba el lugar a donde había sido llevado. Nunca había entrado a un lugar tan lujoso como ese… o para su gusto era algo que todavía no podía pagarse. Suponía que Jin sí, ya que el cargo que tenía y las miles de actividades que desarrollaba, eran de mucha responsabilidad, por lo que su paga debía ser quizá el doble que la de él.
-¿Te gusta? –preguntó Jin mientras le devolvía la carta al mesero ordenando una botella de vino tinto (la que siempre ordenaba cuando iba con Takako).
-Es un lugar muy bonito, senpai, pero…
-¡Ah, ah! No “senpai”. ¿En qué quedamos, Kame? –cuestionó Jin recargando sus codos en la mesa, mirándolo con una mueca de molestia fingida.
-Ah… Lo siento… Es la costumbre, Jin-senpai –contestó Kame con una sonrisa apenada.
-¿Algún día me dejarás de decir “senpai”? –lo cuestionó alzando la ceja.
-No lo creo.
-Mmm… -en ésta ocasión la mueca de Jin fue de verdadero incomodo.
-Jin-senpai…
-Nani? –preguntó Jin mirando la hora en su reloj de muñeca.
-No creo poder pagar éste lugar… -bajó la mirada jugando con el mantel de la mesa.
-Ah, no te preocupes. Te estoy invitando –le aseguró Jin con una sonrisa divertida al verlo tan nervioso-. Así que quédate tranquilo. La cuenta la pago yo y puedes pedir lo que quieras.
-¡N-no puedo hacer eso, senpai! –contestó de inmediato el menor, queriendo levantarse pero mejor se quedó en su lugar.
Su superior no pudo hacer más que soltar una mueca divertida y cruzar sus piernas mientras se recargaba en el respaldo de su cómoda silla.
-Kame, ¿tienes novia?
-¿Eh? –Kame se impulsó un poco hacia delante. Era una pregunta muy extraña para comenzar una conversación- No, ¿por qué lo preguntas?
-Porque eres un buen chico, sin mencionar lo simpático –quiso agregar “lindo”, pero creyó que Kame se sentiría incómodo viniendo de un hombre y en especial, de su superior-; me sorprende que no tengas a varias chicas peleando por ti en estos momentos.
-¿Peleando por mí? –ladeó la cabeza imaginándose a una legión de mujeres en medio de una lucha greco romana y se estremeció, sacudiéndose la sensación de incomodo.
-¡Ja, ja, ja! ¡No de ese modo, Kame! –Jin se soltó a reír con ganas ante las muecas de su pupilo. Parecía como si el chico se hubiera comido un dulce muy ácido- ¡Vaya que eres gracioso, Little teacher!
-Jin-senpai… -Kame hizo un adorable puchero, con el que le pedía que no se riera de él.
-Ya va, lo siento –se disculpó mientras dejaba de reírse-. Pero te lo digo en serio, me sorprende que no tengas una pareja. Le preguntaré a Takako por alguna amiga que esté interesada en un simpático y joven profesor de inglés.
-No es necesario, senpai –sonrió sintiéndose halagado por las palabras de Jin.
-Es un desperdicio que no tengas vida amorosa ahora, chico.
-Pero ya te dije que…
-Sí, ya lo sé. Prefieres tener novia hasta que te vayas al extranjero, pero creo que es importante que no planees tanto a futuro, Kame. A lo mejor encuentras a una buena chica en ésta ciudad y ya no querrás irte, o bien, podrías encontrar un buen trabajo en Japón. Uno nunca sabe –Jin sacó una cajetilla de cigarros y un encendedor.
Kame frunció la boca, pensando en decirle que no fumara, pues él era muy susceptible al humo del tabaco, pero no se atrevió a decirle nada y lo observó dar la primera bocanada.
-¿Te molesta si fumo? –se sintió apenado al pregunta cuando ya estaba saboreando su vicio.
-Ah… No, no, adelante –contestó Kame sonriendo. ¿Por qué mentía?
-Gracias –sonrió complacido y continuó-. Takako lo odia. Nunca puedo fumar dentro del apartamento, se enoja. Me dice que me salga al balcón o que me vaya a dar una vuelta con mi vicio, pero muy lejos de ella.
Kame esbozó una sonrisa divertida al imaginarse la discusión.
-A veces me pide que lo deje. Dice que no quiere verme con enfermedades pulmonares algún día –le dio tres ligeros golpecitos al cigarro contra el cenicero y volvió a llevárselo a los labios.
-Lo hace porque te quiere, senpai –apoyó la idea de Takako.
-Lo sé –sonrió enternecido-. No tengo mucho fumando de todos modos.
-Mientras más nuevo, más fácil es dejarlo. Eso es lo que dicen –Kame se encogió de hombros cuando el mesero llegó con la botella de vino.
Sirvió a ambos una copa a la mitad de su capacidad y se retiró, agregando que no tardaría en llegar a tomar la orden de ambos para la cena.
-Anou… Senpai –lo llamó y Jin apagó el cigarro que apenas llevaba consumido a la mitad-. ¿De qué querías hablarme?
-¡Oh, cierto! Casi lo olvido –sonrió se acercó a la mesa-. Como te dije, es sobre el incidente de la fiesta. Sé que no dirás nada y te lo agradezco… Yucci nunca se había comportado así.
-No hay problema, él ya se ha disculpado conmigo –contestó Kame asintiendo, volviendo a sentir pena por el caso de Ueda y su superior.
-¿Ya habló contigo? ¿Qué te dijo? –Jin parecía sumamente interesado.
-Dice que dejará las cosas como están. Que nada más quiere ver a Tat-chan para pedirle perdón –bajó la cabeza apenado, pensando en cómo lastimarían aquellas palabras a su mejor amigo.
-Ah… Es un tonto –se quejó Jin alborotándose el cabello.
-¿Senpai? –le desconcertó aquel gesto. No pensaba que Jin fuera a molestarse porque Maru decidiera dejar en paz a Ueda.
-Te diré la verdad, Kame –se enderezó en su asiento y tomó una posición más cómoda, colocando su tobillo en su rodilla-: al principio yo no estaba de acuerdo con los sentimientos de Yucci, pero después de pensar un poco en su explicación, me di cuenta que no había nada de malo en lo que siente.
-Jin-senpai, ¿me estás diciendo que de verdad hay algo en el corazón de Nakamaru-sensei para Tat-chan? –Kame se emocionó. Al final, su intuición estaba apuntando a una buena dirección.
-No sé qué le habrá dicho tu amigo a Yucci, pero nunca lo había visto así. No puedo decirte que está enamorado, pero sí se siente muy atraído hacia él –dijo con toda sinceridad.
-A Tat-chan le pasa lo mismo… -bajó la cabeza preocupado y Jin le puso especial atención- Cuando regresamos a casa esa noche, discutimos. Él me dijo que parte de él no se arrepentía de lo sucedido, pero obviamente le remordía la consciencia por su novio.
-Ya veo –Jin sufrió una ligera conmoción al escuchar la palabra “novio”, pero no quiso hacer ningún tipo de pregunta-. ¿Quiere volver a verlo?
-Dice que no… pero sé que en el fondo lo anhela. A veces lo veo mirando por la ventana… Sé que no está pensando en su pareja, sino… en lo que pasó. Fue hace varias semanas y no es capaz de quitarse la idea de la cabeza. Ha tenido muchos problemas con su novio porque Tat-chan no es capaz de comportarse como siempre con él… La consciencia se lo está comiendo.
-Te pregunto todo esto porque… -se armó de valor y pedía que Maru no se enojara al enterarse- quiero tenderles una trampa.
-¿Eh? ¿Una trampa? –preguntó Kame interesado.
-Sí… Es como un juego de chicos de preparatoria o universidad. Quizá sea tonto, pero no le veo otra salida –sonrió preocupado-. He estado intentando alentarlo a que lo busque, pero se niega porque no quiere provocar problemas… No me deja otra salida.
-¿De qué se trata? –cualquier cosa con tal de que su amigo fuera feliz la aceptaría.
-Una cita arreglada, pero será un engaño –puntualizó tomando un poco del vino tinto.
-¿Eh? –no lograba entender bien.
-Sí. Citaré a Yucci en un sitio y tú a Ueda-san –cuando Kame iba a decir algo, Jin continuó-. Sé que es tonto, pero no nos dejan otra salida, ¿o Ueda-san no opone resistencia?
-Se niega a verlo… -bajó la cabeza entristecido.
-Aunque nos odien, pero creo que sería buena idea –sonrió un poco temeroso de que Kame no aceptara.
El menor se quedó pensando unos momentos. Mentirle de ese modo a Ueda nunca lo había hecho, y temía que de verdad se molestara con él pero… al final, Jin tenía razón con sus motivos: ambos se comportaban como unos tontos.
-De acuerdo –asintió después de unos segundos de silencio.
-No te preocupes, si algo malo sucede, me echaré toda la culpa –lo tranquilizó al escuchar que su voz le temblaba.
-¡No-no, senpai! Eso no sería justo –Kame negó efusivamente con la cabeza.
-¿Están listos para ordenar? –preguntó el mesero que llegó de improvisto.
-Sí –contestó Jin muy seguro y cambiando su mirada para el sujeto, mientras que Kame pensaba que ni siquiera le había dado un vistazo a la carta, tomó su menú y lo leeyó detenidamente, buscando lo menos costoso del restaurante.
Cerró la puerta del automóvil y Jin salió por el otro lado, el del chofer. Se recargó en el techo del auto y le sonrió a Kame con complicidad.
-Ya lo sabes. Mañana.
-Hai –aún estaba dudoso de lo que iban a hacer con Ueda y Maru, pero no había marcha atrás.
-Podríamos tomarnos el día libre, pero será mejor vigilarlos por las primeras dos horas, ¿no crees? –cuestionó Jin masajeándose el mentón.
-Hai –Ueda definitivamente iba a matarlo. ¡No entendía cómo había accedido a una idea tan descabellada!
-Oye… -notó la preocupación de su kohai- si quieres que esto se cancele…
-¡No, no! Al igual que tú, pienso que es una buena medida pero… -tragó saliva, pidiéndole a Dios que Ueda no se molestara- solo me temo que Tat-chan pueda enojarse mucho conmigo…
-Ya te lo dije, yo soy el baka number one –contestó Jin apuntándose.
Kame soltó una risita divertida y negó con la cabeza.
-Anda, Little teacher, entra ya que hace frío –le indicó con la cabeza la entrada de su edificio departamental.
-No me digas así, senpai… -se quejó Kame haciendo un puchero. Sus alumnos comenzaban a tomarse la confianza de decirle LT. Los chicos decían que así no se escuchaba tan gay, mientras que las chicas sí lo llamaban del mismo modo que Jin.
-15Ok, then. I‟ll call you “Turtle” from now on –dijo Jin abriendo la portezuela de su lado y entrando al automóvil.
-¡Senpai! –se quejó Kame inflando las mejillas.
-16Little pouty turtle teacher. What about that? –sonrió ya dentro cuando hubo bajado la ventanilla.
-Demasiado largo –se inconformó y cruzó de brazos, desviando la mirada de Jin-. Solo llámame “Kame”, como siempre.
-17Mmm… I like better “Turtle”.
-¡JIN! –se quejó dando un pisotón a la acera.
-¡Ah! ¡Lo logré! –exclamó estirando los brazos y comenzando a reír.
-… Senpai –completó Kame en venganza.
-… Qué temperamental, Kame-chan –frunció la boca inconforme.
-¿”Chan”? –susurró sin que Jin lo escuchara.
-Me voy ya. No te preocupes por mañana, estoy casi seguro que no terminarán matándose el uno al otro.
-Eso espero –Ueda había tenido una pelea muy fuerte con Ryo hacía dos días y se encontraba deprimido por eso. Era otra de las razones por las que dudaba que fuera buena idea la cita “a ciegas”… Pero Jin argumentaba que era mejor así, porque Ueda tendría la guardia baja.
-¡Oh, cierto! Takako te manda saludos –cambió de tema al verlo tan temeroso.
-¡Ah! ¡Muchas gracias! Dale mis saludos también –se inclinó para agradecerle. Últimamente, Takako hablaba mucho con él y le mandaba saludos casi todos los días con Jin.
-Me voy a poner celoso de su amistad… -susurró el mayor haciendo un puchero de recelo.
-¡Eh! ¡No, no, senpai! ¡Nosotros solo…!
-¡Ya lo sé, Kame-chan! –le sonrió pícaramente, divertido de verlo nervioso. Solo estaba probando la situación.
15 Está bien, entonces, te llamaré “Tortuga” de ahora en adelante.
16 Pequeña tortuga maestra que hace pucheros. ¿Qué tal eso?
17 Mmm… Me gusta más “Tortuga”.
-¡Senpai, ya mejor vete! No haces más que burlarte de mí todo el tiempo… -volvió a hacer un puchero y desvió la mirada sonrojándose de la vergüenza.16 Pequeña tortuga maestra que hace pucheros. ¿Qué tal eso?
17 Mmm… Me gusta más “Tortuga”.
-Nos vemos mañana, Kame-chan. Dos en punto en el parque, a dos cuadras del trabajo –puso en marcha el coche y encendió la radio.
-Hai, hai… -se lo había repetido por lo menos cinco veces en el día, estaba cansado de escucharlo.
-Bye-bye –Jin se despidió agitando la mano y el automóvil avanzó por la cuadra para después dar la vuelta en la primera esquina.
-… Qué molesto… -susurró Kame ladeando la cabeza y girándose sobre sus talones para ingresar al edificio departamental.
meiii.pindy- Mensajes : 77
Fecha de inscripción : 11/03/2011
Edad : 32
Localización : Santiago de Chile
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
gracias x la actualizacion meii desde ya espero la conti!!!!!
xiochermm3- Mensajes : 1355
Fecha de inscripción : 07/01/2011
Localización : abrazando a mi kazu
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
OHHHHHHHHHHHH OMGG xikas me termine de leer por fin el fic y kede O.O
es demasiadoo geniall demasiado lleno de amorr
subire el otro cap
es demasiadoo geniall demasiado lleno de amorr
subire el otro cap
meiii.pindy- Mensajes : 77
Fecha de inscripción : 11/03/2011
Edad : 32
Localización : Santiago de Chile
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
Waaa.... me olvide de comentar antes...=S
Esta muy lindo el fic!!! aunke ya kiero leer alguna parte donde jin se le insinue a kame o viceversa
kero q los dos se empiezen a enamorar T_____T
cuando llegara ese capi??! lo espero con ansiasi!!!
Para meiii.pindy: Etto.. te aconsejaria que cuando publiques un capi pongas el numero del capi en el titulo del topic(eso se edita y re-edita), muchas veces la gentita no se entera de un nuevo capi, porque como el titulo sigue igual, capaz piensan que no hay actualizacion =S como yo, muchas veces no me he dado cuenta de las actualizaciones porque no sale el numero del capi
y sigue subiendo plisss que ya deseo mucho leer la parte en q jin deje a su novia (que por cierto me cae mal ¬¬ por ser mujer, preferiria q se hombre *modoyaoiactivado* xD) y se valla de una vez con kamecito
Bueno salu2 n_n
Esta muy lindo el fic!!! aunke ya kiero leer alguna parte donde jin se le insinue a kame o viceversa
kero q los dos se empiezen a enamorar T_____T
cuando llegara ese capi??! lo espero con ansiasi!!!
Para meiii.pindy: Etto.. te aconsejaria que cuando publiques un capi pongas el numero del capi en el titulo del topic(eso se edita y re-edita), muchas veces la gentita no se entera de un nuevo capi, porque como el titulo sigue igual, capaz piensan que no hay actualizacion =S como yo, muchas veces no me he dado cuenta de las actualizaciones porque no sale el numero del capi
y sigue subiendo plisss que ya deseo mucho leer la parte en q jin deje a su novia (que por cierto me cae mal ¬¬ por ser mujer, preferiria q se hombre *modoyaoiactivado* xD) y se valla de una vez con kamecito
Bueno salu2 n_n
azur@801- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 04/04/2011
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
AKI VAAA
CAP 5 parte 1
-Tengo clase –murmuró Kame al ver su reloj y se puso de pie para dirigirse a su clase de primera hora.
Pasó por todos los escritorios, sin dirigirle la mirada a nadie más, pensando en varias cosas que pasaban por su cabeza.
-Ohayou, LT! –saludó un grupo de chicos que pasaban al lado de Kame y que iban hacia el salón de clases: tenían clases con él e iban retrasados.
-18Good mornin‟. You are studyin‟ english, try to speak it –las chicas asintieron sonrojándose y se fueron rápidamente a su salón.
-19Don‟t run! –los reprendió y los chicos dejaron de hacerlo, pero caminaron con rapidez.
“Han pasado dos meses desde que llegué aquí. La verdad, el tiempo se me ha ido muy rápido. Al principio pensaba que Jin-senpai iba a pedir que me despidieran, pero he de admitir que las clases en las que me metió para asistirlo y escuchar, me sirvieron de mucho. Ahora me siento mucho más seguro cuando estoy al frente del pizarrón.”
-20Good morning, teacher –saludó un profesor de coreano.
Kame inclinó la cabeza y llegó a su aula, donde sus siete estudiantes estaban platicando animadamente, pero al verlo al pie de la puerta, se tranquilizaron y cada quién se sentó en su lugar.
“Si me preguntan, estoy muy a gusto aquí. A veces pienso que podría quedarme en vez de pensar irme a otro país a impartir japonés pero… tampoco puedo sobrevivir con el salario que me pagan… A menos que gane lo que Jin”.
-Good morning –saludó Kame atravesando la pequeña aula.
-Good morning! –saludaron los estudiantes al unísono.
“Pero todavía no puedo pensar en irme. Quiero tener el nivel de Jin-senpai antes de comenzar con cualquier trámite, después de todo él tiene razón…”
-21How about your weekend? What are you gonna do? –preguntó Kame dejando sus cosas en una banca que tenía al lado.
-22I‟ll go with my family to visit my grandmother –dijo una chica jugueteando con el lapiz.
-23Good! Your pronunciation has improved in these days, Kari-san –la felicitó Kame muy contento-. Anyone else? Come on! You know the class will not start until all of you tell me what are you‟re going to do.
“Soy muy joven todavía”.
-Itadakimasu! –dijo Kame tomando un bocado de arroz frito.
-Tienes un grano de arroz aquí –la voz conocida de Jin lo interrumpió mientras masticaba y sintió su delgado y largo dedo índice tocándole la comisura del labio.
El menor dejó de masticar y se tocó donde Jin puso su dedo, pero no había nada.
-24Kidding –dijo Jin sentándose en frente suyo con la caja de su almuerzo.
-Senpai… -Kame infló las mejillas y se sonrojó por caer por tercera vez en su engaño.
-25I‟m sorry, you‟re easy to pick on, I became addicted to it –se rió al verle ese puchero que le parecía tan lindo en él.
-Pensé que comerías con Takako-san hoy –dejó sus palillos de lado, preocupado porque hubieran peleado nuevamente.
-Ah… Me llamó y me dijo que tenía qué quedarse. Al parecer, uno de los perros del hotel se enfermó –contestó sin mirar a Kame, con una mueca seria en el rostro.
El hospital veterinario donde Takako trabajaba era grande. Además de ser clínica de emergencias las veinticuatro horas, también era hotel y guardería canina. Se escuchaba extraño, pero muy conveniente para las personas que no querían dejar a sus mascotas solas en algún momento del día o cuando se iban de vacaciones.
-Bueno, podrás verla por la noche, senpai –dijo Kame sonriéndole para animarlo.
-Sí, lo sé –destapó su almuerzo y rezó discretamente.
Kame notaba que estaba un poco más molesto de lo normal. Se preguntaba a qué se debía. Y cuando iba a animarse a hacer el cuestionamiento, el celular de Jin timbró…
El mayor lo tomó y miró el número.
-Ya vengo –se puso de pie para salir de la cafetería y que nadie más lo escuchara-. 26Hai, doushita? –preguntó Jin rascándose la nariz.
-¡Buenas noticias! ¡Era una pequeña indigestión, Jin! Puedo reunirme contigo. ¿Te parece bien que vaya? –respondió una animada Takako. Se escuchaba mucho bullicio a su alrededor, por lo que Jin supuso que ya estaba fuera del hospital.
-Ah… -miró hacia la cafetería, cuyas puertas eran de cristal y observó a Kame comer: el menor estaba jugando con un salchipulpo que había tomado de la caja de comida de Jin… intentaba meterle un grano arroz por la cavidad de los ojitos- Lo siento, Takako –se llevó una mano a la frente, pensando que estaba haciendo una locura, pero lo sentía así-. He terminado de comer hace unos minutos y ahora estoy con unos exámenes. Perdóname, pero últimamente tengo mucho trabajo porque estoy preparando a la gente de Glico para el Cambridge –mintió descaradamente al sentir que su estómago rugía por un poco de alimento.
-Es verdad… -contestó Takako desanimada pero comprendiendo completamente la situación- Lo siento, amor, lo olvidé por completo… -ella misma había visto cómo se había desvelado toda la noche preparando unos exámenes de práctica para los empresarios.
-No te preocupes, preciosa –le contestó con una sonrisa llena de culpabilidad-. Nos vemos en la noche, ¿ne? Sabes que hoy por la tarde…
-Lo sé, no te preocupes –Takako se escuchaba ahora con ánimos de nuevo-. Te veo en la noche. Te amo, Jin~.
-Yo también. Mucho –sonrió al imaginarla caminar con aquel tono y esa sonrisa que seguramente tenía en el rostro. Esperaba que nadie se la robara pero… al recordar que le había mentido solo para quedarse a comer con Kame, pensó que si alguien mejor que él se la robaba sería mejor para Takako.
Colgó y suspiró preocupado.
-¿Qué rayos estoy haciendo?... –se preguntó llevándose una mano a la frente mientras guardaba su celular en el bolsillo de su saco.
Volteó hacia la cafetería y descubrió ahora al menor picando un pedazo de tomate: los odiaba, lo sabía. Sonrió al sentir ternura por aquella escena pero… al mismo tiempo se dijo tonto… porque Kame era un chico… demasiado bueno. No tenía derecho a embarrarlo en sus problemas emocionales y menos a ponerlo entre Takako y él…
-Soy una mala persona –sonrió avergonzado y después entró a la cafetería, pensando que aún así, se quedaría a comer con él-. Deja de picar tu comida. Sabes que los tomates son buenos así que deberías dejar de hacerles mala cara, Kame –lo reprendió tomando asiento.
-Pero no me gustan… -hizo un puchero y arrinconó la verdura en un extremo de su caja de almuerzo.
Jin suspiró y tomó la verdura, echándolo a su caja de almuerzo.
-Algún día haré que te los comas, tortuga especial –ni siquiera miró a Kame cuando dijo aquello y tampoco se dio cuenta del tono empleado: el de enfado.
-… Lo siento… -se sintió como un tonto por ser tan niño. Sabía que a veces molestaba mucho a Jin con esas actitudes.
-E-está bien. No te estoy regañando –lo calmó por fin dirigiéndole una mirada.
-¿Estás molesto conmigo? –preguntó Kame mirándolo de reojo, con la cabeza baja.
-¿Por qué lo preguntas? –Jin alzó las cejas desconcertado. ¿Cómo podría enojarse con él? No había hecho nada malo.
-Desde que llegaste no me miras… pensé que… Si hice algo mal…
-Hey… -lo llamó tomándole la mano que tenía apoyada sobre la mesa y Kame sintió un agradable revoloteo de mariposas en su estómago. ¿Por qué?- No pasa nada. No estoy enojado contigo.
-¿En serio? –no pudo evitar que sus mejillas se encendieran debido a que estaba feliz de no ser él quién motivara aquella mala cara de su amigo.
-Sí, tranquilo –le soltó la mano y comenzó a comer su almuerzo, muy molesto consigo mismo por lo que estaba haciendo con Takako y Kame.
-Ahm… -se llevó los palillos a la boca sin alimento y Jin le puso atención mientras masticaba- Me tomé la libertad de… comerme un…
-Ah, lo sé. Te vi –le sonrió debido al recuerdo de verlo jugando con comida.
-Gomen… Es que siempre me das uno y…
-No te preocupes, no me molesta. Si quieres otro, puedes tomarlo.
-¡¿En serio?! –en realidad siempre se quedaba con ganas de otro. Además, Takako le preparaba por lo menos cuatro. Había ocasiones donde le ponía hasta ocho (lo que para Kame era indicio de un “Perdóname, mi amor”).
-Sí –quiso acariciarle le mentón, pero se contuvo, además de que se sintió asustado por ese deseo. Solo le nacía con Takako…
-¡Arigatou! –Kame alargó su mano y tomó otro. Se lo echó a la boca y lo saboreó- Oishii!! ¡Takako-san siempre hace tan rico de comer, Jin-senpai! –agregó muy contento.
-Sí, lo sé… -y él era un desgraciado porque consumía su comida con otra persona que no era ella…
-Eres muy afortunado de tener a alguien que te cocine con tanto amor.
-… Sí –miró su almuerzo y pensó que de verdad estaba haciendo las cosas mal, porque conocía la sensación de su pecho: Kame le gustaba.
-¿Senpai? –lo llamó ladeando la cabeza, detectando que en efecto, como pensaba, Jin tenía algo.
-¿Uh? ¿Qué pasa? ¿Quieres otro? –preguntó fingiendo una sonrisa de tranquilidad.
-No, gracias –dejó sus palillos de lado-. ¿Te pasa algo? Desde la mañana te veo muy… mortificado.
-Ah, no me pongas atención –se talló los ojos para evitar mirarlo-. No dormí en toda la noche por estar preparando unas pruebas para Glico.
-Qué pesado… -dijo Kame preocupado.
-Un poco, sí –asintió volviendo a su almuerzo-. Pero será hasta la próxima semana. Después podré volver a mi ritmo normal.
El menor no estaba del todo convencido de que fuera así. Jin tenía una forma muy especial de transmitir sus preocupaciones, y estaba seguro que aquel cansancio no se debía a su trabajo, sino a su relación con Takako. Era obvio, porque se había puesto serio en cuanto la mencionaron.
-… Senpai, de verdad… ese atuendo llama demasiado la atención… -dijo Kame que estaba escondido en un arbusto, bastante cerca de Ueda que ya estaba esperando en una banca, leyendo un libro con sus piernas cruzadas.
-Paso desapercibido, Kame-chan. No te preocupes –contestó Jin quitándose los lentes oscuros y el sombrero.
-… La gente se te queda viendo –volvió a enfocar su mirada en Ueda, ignorando a una madre y su hija que pasaban por ahí. La pequeña apuntaba a Jin.
-Ahh… Está bien, me lo quitaré… -Jin hizo un puchero y guardó el sombrero y los lentes en su mochila.
-Ya pasaron quince minutos y Nakamaru-sensei no llega –miró a todos lados, preocupado-. ¿Crees que lo vio y… huyó?
-No lo creo, Yucci no es tan cobarde –contestó frunciendo la boca, fue entonces cuando vio a Maru llegar por el lado del edificio de idiomas-. ¡Ahí está!
-¡Qué bueno! –dijo Kame intercalando la vista entre su superior y Ueda.
Jin lo vio emocionado y sonrió enternecido, aunque Kame no lo notó. No podía negarlo… su pupilo le gustaba mucho… ¿pero cómo había sucedido?....
CAP 5 parte 1
TAT-CHAN TO NAKAMARU-SENSEI NO DEETO
(La cita de Tat-chan y Nakamaru-sensei)
(La cita de Tat-chan y Nakamaru-sensei)
-Tengo clase –murmuró Kame al ver su reloj y se puso de pie para dirigirse a su clase de primera hora.
Pasó por todos los escritorios, sin dirigirle la mirada a nadie más, pensando en varias cosas que pasaban por su cabeza.
-Ohayou, LT! –saludó un grupo de chicos que pasaban al lado de Kame y que iban hacia el salón de clases: tenían clases con él e iban retrasados.
-18Good mornin‟. You are studyin‟ english, try to speak it –las chicas asintieron sonrojándose y se fueron rápidamente a su salón.
-19Don‟t run! –los reprendió y los chicos dejaron de hacerlo, pero caminaron con rapidez.
“Han pasado dos meses desde que llegué aquí. La verdad, el tiempo se me ha ido muy rápido. Al principio pensaba que Jin-senpai iba a pedir que me despidieran, pero he de admitir que las clases en las que me metió para asistirlo y escuchar, me sirvieron de mucho. Ahora me siento mucho más seguro cuando estoy al frente del pizarrón.”
-20Good morning, teacher –saludó un profesor de coreano.
Kame inclinó la cabeza y llegó a su aula, donde sus siete estudiantes estaban platicando animadamente, pero al verlo al pie de la puerta, se tranquilizaron y cada quién se sentó en su lugar.
“Si me preguntan, estoy muy a gusto aquí. A veces pienso que podría quedarme en vez de pensar irme a otro país a impartir japonés pero… tampoco puedo sobrevivir con el salario que me pagan… A menos que gane lo que Jin”.
-Good morning –saludó Kame atravesando la pequeña aula.
-Good morning! –saludaron los estudiantes al unísono.
“Pero todavía no puedo pensar en irme. Quiero tener el nivel de Jin-senpai antes de comenzar con cualquier trámite, después de todo él tiene razón…”
-21How about your weekend? What are you gonna do? –preguntó Kame dejando sus cosas en una banca que tenía al lado.
-22I‟ll go with my family to visit my grandmother –dijo una chica jugueteando con el lapiz.
-23Good! Your pronunciation has improved in these days, Kari-san –la felicitó Kame muy contento-. Anyone else? Come on! You know the class will not start until all of you tell me what are you‟re going to do.
“Soy muy joven todavía”.
-Itadakimasu! –dijo Kame tomando un bocado de arroz frito.
-Tienes un grano de arroz aquí –la voz conocida de Jin lo interrumpió mientras masticaba y sintió su delgado y largo dedo índice tocándole la comisura del labio.
El menor dejó de masticar y se tocó donde Jin puso su dedo, pero no había nada.
-24Kidding –dijo Jin sentándose en frente suyo con la caja de su almuerzo.
-Senpai… -Kame infló las mejillas y se sonrojó por caer por tercera vez en su engaño.
-25I‟m sorry, you‟re easy to pick on, I became addicted to it –se rió al verle ese puchero que le parecía tan lindo en él.
-Pensé que comerías con Takako-san hoy –dejó sus palillos de lado, preocupado porque hubieran peleado nuevamente.
-Ah… Me llamó y me dijo que tenía qué quedarse. Al parecer, uno de los perros del hotel se enfermó –contestó sin mirar a Kame, con una mueca seria en el rostro.
18 Buenos días. Están estudiando inglés, traten de hablarlo.
19 ¡No corran!
20 Buenos días, maestro.
21 ¿Qué tal su fin de semana? ¿Qué van a hacer?
22 Iré con mi familia a visitar a mi abuela.
23 ¡Bien! Tu pronunciación ha mejorado en estos días, Kari-san… ¿Alguien más? ¡Vamos! Saben que la clase no comenzará hasta que todos me hayan dicho que van a hacer.
24 Bromeo.
25 Lo siento, eres fácil de engañar, me volví adicto a eso.
19 ¡No corran!
20 Buenos días, maestro.
21 ¿Qué tal su fin de semana? ¿Qué van a hacer?
22 Iré con mi familia a visitar a mi abuela.
23 ¡Bien! Tu pronunciación ha mejorado en estos días, Kari-san… ¿Alguien más? ¡Vamos! Saben que la clase no comenzará hasta que todos me hayan dicho que van a hacer.
24 Bromeo.
25 Lo siento, eres fácil de engañar, me volví adicto a eso.
El hospital veterinario donde Takako trabajaba era grande. Además de ser clínica de emergencias las veinticuatro horas, también era hotel y guardería canina. Se escuchaba extraño, pero muy conveniente para las personas que no querían dejar a sus mascotas solas en algún momento del día o cuando se iban de vacaciones.
-Bueno, podrás verla por la noche, senpai –dijo Kame sonriéndole para animarlo.
-Sí, lo sé –destapó su almuerzo y rezó discretamente.
Kame notaba que estaba un poco más molesto de lo normal. Se preguntaba a qué se debía. Y cuando iba a animarse a hacer el cuestionamiento, el celular de Jin timbró…
El mayor lo tomó y miró el número.
-Ya vengo –se puso de pie para salir de la cafetería y que nadie más lo escuchara-. 26Hai, doushita? –preguntó Jin rascándose la nariz.
-¡Buenas noticias! ¡Era una pequeña indigestión, Jin! Puedo reunirme contigo. ¿Te parece bien que vaya? –respondió una animada Takako. Se escuchaba mucho bullicio a su alrededor, por lo que Jin supuso que ya estaba fuera del hospital.
-Ah… -miró hacia la cafetería, cuyas puertas eran de cristal y observó a Kame comer: el menor estaba jugando con un salchipulpo que había tomado de la caja de comida de Jin… intentaba meterle un grano arroz por la cavidad de los ojitos- Lo siento, Takako –se llevó una mano a la frente, pensando que estaba haciendo una locura, pero lo sentía así-. He terminado de comer hace unos minutos y ahora estoy con unos exámenes. Perdóname, pero últimamente tengo mucho trabajo porque estoy preparando a la gente de Glico para el Cambridge –mintió descaradamente al sentir que su estómago rugía por un poco de alimento.
-Es verdad… -contestó Takako desanimada pero comprendiendo completamente la situación- Lo siento, amor, lo olvidé por completo… -ella misma había visto cómo se había desvelado toda la noche preparando unos exámenes de práctica para los empresarios.
-No te preocupes, preciosa –le contestó con una sonrisa llena de culpabilidad-. Nos vemos en la noche, ¿ne? Sabes que hoy por la tarde…
-Lo sé, no te preocupes –Takako se escuchaba ahora con ánimos de nuevo-. Te veo en la noche. Te amo, Jin~.
-Yo también. Mucho –sonrió al imaginarla caminar con aquel tono y esa sonrisa que seguramente tenía en el rostro. Esperaba que nadie se la robara pero… al recordar que le había mentido solo para quedarse a comer con Kame, pensó que si alguien mejor que él se la robaba sería mejor para Takako.
Colgó y suspiró preocupado.
-¿Qué rayos estoy haciendo?... –se preguntó llevándose una mano a la frente mientras guardaba su celular en el bolsillo de su saco.
Volteó hacia la cafetería y descubrió ahora al menor picando un pedazo de tomate: los odiaba, lo sabía. Sonrió al sentir ternura por aquella escena pero… al mismo tiempo se dijo tonto… porque Kame era un chico… demasiado bueno. No tenía derecho a embarrarlo en sus problemas emocionales y menos a ponerlo entre Takako y él…
-Soy una mala persona –sonrió avergonzado y después entró a la cafetería, pensando que aún así, se quedaría a comer con él-. Deja de picar tu comida. Sabes que los tomates son buenos así que deberías dejar de hacerles mala cara, Kame –lo reprendió tomando asiento.
-Pero no me gustan… -hizo un puchero y arrinconó la verdura en un extremo de su caja de almuerzo.
Jin suspiró y tomó la verdura, echándolo a su caja de almuerzo.
-Algún día haré que te los comas, tortuga especial –ni siquiera miró a Kame cuando dijo aquello y tampoco se dio cuenta del tono empleado: el de enfado.
-… Lo siento… -se sintió como un tonto por ser tan niño. Sabía que a veces molestaba mucho a Jin con esas actitudes.
-E-está bien. No te estoy regañando –lo calmó por fin dirigiéndole una mirada.
-¿Estás molesto conmigo? –preguntó Kame mirándolo de reojo, con la cabeza baja.
-¿Por qué lo preguntas? –Jin alzó las cejas desconcertado. ¿Cómo podría enojarse con él? No había hecho nada malo.
26 Sí, ¿qué pasó?
-Desde que llegaste no me miras… pensé que… Si hice algo mal…
-Hey… -lo llamó tomándole la mano que tenía apoyada sobre la mesa y Kame sintió un agradable revoloteo de mariposas en su estómago. ¿Por qué?- No pasa nada. No estoy enojado contigo.
-¿En serio? –no pudo evitar que sus mejillas se encendieran debido a que estaba feliz de no ser él quién motivara aquella mala cara de su amigo.
-Sí, tranquilo –le soltó la mano y comenzó a comer su almuerzo, muy molesto consigo mismo por lo que estaba haciendo con Takako y Kame.
-Ahm… -se llevó los palillos a la boca sin alimento y Jin le puso atención mientras masticaba- Me tomé la libertad de… comerme un…
-Ah, lo sé. Te vi –le sonrió debido al recuerdo de verlo jugando con comida.
-Gomen… Es que siempre me das uno y…
-No te preocupes, no me molesta. Si quieres otro, puedes tomarlo.
-¡¿En serio?! –en realidad siempre se quedaba con ganas de otro. Además, Takako le preparaba por lo menos cuatro. Había ocasiones donde le ponía hasta ocho (lo que para Kame era indicio de un “Perdóname, mi amor”).
-Sí –quiso acariciarle le mentón, pero se contuvo, además de que se sintió asustado por ese deseo. Solo le nacía con Takako…
-¡Arigatou! –Kame alargó su mano y tomó otro. Se lo echó a la boca y lo saboreó- Oishii!! ¡Takako-san siempre hace tan rico de comer, Jin-senpai! –agregó muy contento.
-Sí, lo sé… -y él era un desgraciado porque consumía su comida con otra persona que no era ella…
-Eres muy afortunado de tener a alguien que te cocine con tanto amor.
-… Sí –miró su almuerzo y pensó que de verdad estaba haciendo las cosas mal, porque conocía la sensación de su pecho: Kame le gustaba.
-¿Senpai? –lo llamó ladeando la cabeza, detectando que en efecto, como pensaba, Jin tenía algo.
-¿Uh? ¿Qué pasa? ¿Quieres otro? –preguntó fingiendo una sonrisa de tranquilidad.
-No, gracias –dejó sus palillos de lado-. ¿Te pasa algo? Desde la mañana te veo muy… mortificado.
-Ah, no me pongas atención –se talló los ojos para evitar mirarlo-. No dormí en toda la noche por estar preparando unas pruebas para Glico.
-Qué pesado… -dijo Kame preocupado.
-Un poco, sí –asintió volviendo a su almuerzo-. Pero será hasta la próxima semana. Después podré volver a mi ritmo normal.
El menor no estaba del todo convencido de que fuera así. Jin tenía una forma muy especial de transmitir sus preocupaciones, y estaba seguro que aquel cansancio no se debía a su trabajo, sino a su relación con Takako. Era obvio, porque se había puesto serio en cuanto la mencionaron.
-… Senpai, de verdad… ese atuendo llama demasiado la atención… -dijo Kame que estaba escondido en un arbusto, bastante cerca de Ueda que ya estaba esperando en una banca, leyendo un libro con sus piernas cruzadas.
-Paso desapercibido, Kame-chan. No te preocupes –contestó Jin quitándose los lentes oscuros y el sombrero.
-… La gente se te queda viendo –volvió a enfocar su mirada en Ueda, ignorando a una madre y su hija que pasaban por ahí. La pequeña apuntaba a Jin.
-Ahh… Está bien, me lo quitaré… -Jin hizo un puchero y guardó el sombrero y los lentes en su mochila.
-Ya pasaron quince minutos y Nakamaru-sensei no llega –miró a todos lados, preocupado-. ¿Crees que lo vio y… huyó?
-No lo creo, Yucci no es tan cobarde –contestó frunciendo la boca, fue entonces cuando vio a Maru llegar por el lado del edificio de idiomas-. ¡Ahí está!
-¡Qué bueno! –dijo Kame intercalando la vista entre su superior y Ueda.
Jin lo vio emocionado y sonrió enternecido, aunque Kame no lo notó. No podía negarlo… su pupilo le gustaba mucho… ¿pero cómo había sucedido?....
meiii.pindy- Mensajes : 77
Fecha de inscripción : 11/03/2011
Edad : 32
Localización : Santiago de Chile
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
kyaaaaaaaaaaa no puedo crerlo estuve buscando como loca la conti de este fic y por fin la encontre kyaaaaaaaaaaaaa *grita como loca por toda la oficina* XDDDDDDD
porfis sube la conti porfis porfis....mira que solo me lei hast el segundo capi por que como dije ya no lo publicaron u.u
quiero saber como es que se enamoran y hacen escenas lemon ( si es que hay) XDDD
porfavor meiii-chan *si quieres me pongo de rodillas* pero sube la conti onegai
esperare aqui con ansias
porfis sube la conti porfis porfis....mira que solo me lei hast el segundo capi por que como dije ya no lo publicaron u.u
quiero saber como es que se enamoran y hacen escenas lemon ( si es que hay) XDDD
porfavor meiii-chan *si quieres me pongo de rodillas* pero sube la conti onegai
esperare aqui con ansias
eli_akari- Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 19/04/2011
Edad : 34
Localización : *en lo Brazos de mi Kazu* XDD
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
PERO PORFAVOR.....SIGUELOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
quiero AKAme TT.TT.....(al principio me moleste porque no me gusta el maruda...pero lo soportare por el akame)
conti conti porfiiiiiiis
quiero AKAme TT.TT.....(al principio me moleste porque no me gusta el maruda...pero lo soportare por el akame)
conti conti porfiiiiiiis
Hiko_AkiraSHOCK!- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 09/03/2011
Edad : 29
Localización : en los Angeles...golpeando a Jin (chibimente) para q vuelva a KAT-TUN
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
akjkaj lemon practicamente no hay pero son demasiado tiernosss a la nochesita les tratre de subir el restoo
pero Hiko_AkiraSHOCK! el maruda es demasiado tiernoo xd kajkaj
aunq el akame le ganaa lejossss xd
pero Hiko_AkiraSHOCK! el maruda es demasiado tiernoo xd kajkaj
aunq el akame le ganaa lejossss xd
meiii.pindy- Mensajes : 77
Fecha de inscripción : 11/03/2011
Edad : 32
Localización : Santiago de Chile
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
no hay lemon waaa
pero he de suponer que si hay unos cuantos roces no jajaja
si meiii-chan subelo en la noche porfavor porfavor conti
mira que en este momento estoy que no agunto las ansias por que subas el otro capi XDDDDD
quiero leer lo que sigue..........sin mal no recuerdo este fic tiene como...mejor no digo pero si son bastantes y muy largos
en fin espero la conti n_n revisare en la noche que llegue a casaa ver si ya la subiste
ja ne y perdon si soy muy acosadora
pero he de suponer que si hay unos cuantos roces no jajaja
si meiii-chan subelo en la noche porfavor porfavor conti
mira que en este momento estoy que no agunto las ansias por que subas el otro capi XDDDDD
quiero leer lo que sigue..........sin mal no recuerdo este fic tiene como...mejor no digo pero si son bastantes y muy largos
en fin espero la conti n_n revisare en la noche que llegue a casaa ver si ya la subiste
ja ne y perdon si soy muy acosadora
eli_akari- Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 19/04/2011
Edad : 34
Localización : *en lo Brazos de mi Kazu* XDD
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
siiiiiii conti conti ;w;
asdads es que simplemente no me gusta...tampoco me gusta el junda >______<.......detesto esas pair...igual que el nakame ;_; *hiko regodiona mode on*
pero el akame lograra que lo soporte ;w; (o por ultimo me salto esa parte e.e)
asdads es que simplemente no me gusta...tampoco me gusta el junda >______<.......detesto esas pair...igual que el nakame ;_; *hiko regodiona mode on*
pero el akame lograra que lo soporte ;w; (o por ultimo me salto esa parte e.e)
Hiko_AkiraSHOCK!- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 09/03/2011
Edad : 29
Localización : en los Angeles...golpeando a Jin (chibimente) para q vuelva a KAT-TUN
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
¡¡Omo!! O.O ¡Jin ya se dio cuenta que siente algo por kazu! ¡¡AH!! ¡ME HA ENCANTADO! ¡ESTA PRECIOSO! porfa sube la parte 2 cuanto antes, me gusta mucho el fic. °(>////w\\\\<)°
QWRT- Mensajes : 211
Fecha de inscripción : 06/01/2011
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
no va a ver lemon?!!
buuu.. yo q amo el lemon akamesco
como dice eli_akari ojala alla siquiera alla roces, o por mi parte solo insinuacion del acto (supongo q ya saben a q me refiero xD)
waa.al fin jin se dio cuenta que le gusta mucho kame kyaa!!!
al menos es un avenze porque ya kiero q deje a esa tal takako ¬¬
contiii!!! waaa.. siii.. amo las relaciones tiernas en el akame , bueno tambien amo las otras relaciones cuando ellos son bien perverts
subelo prontito pliss!!
buuu.. yo q amo el lemon akamesco
como dice eli_akari ojala alla siquiera alla roces, o por mi parte solo insinuacion del acto (supongo q ya saben a q me refiero xD)
waa.al fin jin se dio cuenta que le gusta mucho kame kyaa!!!
al menos es un avenze porque ya kiero q deje a esa tal takako ¬¬
contiii!!! waaa.. siii.. amo las relaciones tiernas en el akame , bueno tambien amo las otras relaciones cuando ellos son bien perverts
subelo prontito pliss!!
azur@801- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 04/04/2011
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
estoy empesando a odiar a ryo!!!! que novio tan controlador esta igual que el dorama k iso de last friends solo falta que empiese de maltratador y empiese a golpear a mi tatsu juro k si hace eso lo mato y luego ago el arakiri ( igual te kiero muxo sexy osaka y no soportaria tu muerte)
jin se dio cuenat que le gusta kamecito wiiiiiiii k emocion solo falta k maten a la novia y todo se arregla hiko a mi tampoco em gusta el maruda ueda y maru no han dado motivos para que los vea como pareja pero tampoco kiero k este con ryo por k es muy celoso kiero conti!!!!!!!!!!!!!!!
jin se dio cuenat que le gusta kamecito wiiiiiiii k emocion solo falta k maten a la novia y todo se arregla hiko a mi tampoco em gusta el maruda ueda y maru no han dado motivos para que los vea como pareja pero tampoco kiero k este con ryo por k es muy celoso kiero conti!!!!!!!!!!!!!!!
mayi- Mensajes : 171
Fecha de inscripción : 07/01/2011
Edad : 28
Localización : haciendo tutumeme con Tatsu
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
wiiiiiiiiiiiii mayi me entiende ;3 xDDD
alguien mas que no le gusta el maruda fuck yeah xDD...anti maruda rulez xDD
pero tampoco me gusta el junda...y a ti?
a mi si me gusta el ryoda ...las pair que me gustan con ueda son
1-.)JinDa (obviamente xDDD)
2-.)RyoDa (pero cuando es lindo...no me gusta el rape a mi tacchan )
3-.)KameDa -
eso...solo esas pair me gustan de Ueda xDD
alguien mas que no le gusta el maruda fuck yeah xDD...anti maruda rulez xDD
pero tampoco me gusta el junda...y a ti?
a mi si me gusta el ryoda ...las pair que me gustan con ueda son
1-.)JinDa (obviamente xDDD)
2-.)RyoDa (pero cuando es lindo...no me gusta el rape a mi tacchan )
3-.)KameDa -
eso...solo esas pair me gustan de Ueda xDD
Hiko_AkiraSHOCK!- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 09/03/2011
Edad : 29
Localización : en los Angeles...golpeando a Jin (chibimente) para q vuelva a KAT-TUN
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
de ante mano les adelanto que para no haber lemon lo que se lee es genial
kjakaj yy bueno mayi creo k mataras a ryo yo tambn lo odie aqui y mucho
bueno xikas mñn les traigo sin falta la parte 2 akakj se vienen sorpresas
kjakaj yy bueno mayi creo k mataras a ryo yo tambn lo odie aqui y mucho
bueno xikas mñn les traigo sin falta la parte 2 akakj se vienen sorpresas
meiii.pindy- Mensajes : 77
Fecha de inscripción : 11/03/2011
Edad : 32
Localización : Santiago de Chile
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
asdadhalkdha y la conti??????...mira que me conecte temprano y nno está TT.TT........dame la contiii *se muere por falta de AKAme*
Hiko_AkiraSHOCK!- Mensajes : 248
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Edad : 29
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Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
CAP 5 parte 2
Maru avanzó por el lugar buscando signos de Jin. Seguramente iba a molestarse un poco porque hacía ya veinte minutos le dijo que lo esperaba en ese parque para hablarle de algo muy serio. Estaba preocupado por eso, pero tampoco podía dejar su trabajo botado porque el Director lo reprendería.
Se detuvo en seco. Reconoció de inmediato una figura que estaba en frente suyo, a unos cuantos metros: Ueda Tatsuya, a quién ansiaba ver desde hacía dos meses. Los tenía bien contados porque la llegada de Kame al Instituto había marcado su primer encuentro.
Sin embargo, Ueda no reparó en él de inmediato. Dejó su libro de lado por unos momentos y se rascó la muñeca con delicadeza. Después se bajó la manga de la chaqueta negra y se estiró en la banca, desconcertado por la tardanza de su amigo menor, aunque por otro lado comprendía que quizá Jin lo habría entretenido un poco más. Para él era evidente que ese sujeto pretendía a su pequeño amigo.
Maru tragó saliva al verlo. ¿Dónde estaba Jin? Lo buscó alrededor pero no lo encontró. Volvió la vista a Ueda y le dio la impresión de que estaba esperando a alguien. Por inercia más que por voluntad, caminó unos pasos al frente para poder verlo mejor, esperando que no fuera un espejismo o el deseo interno de encontrarse con él una vez más (solo Dios sabía cuántas veces había ido al bar donde se besaron, esperando encontrarlo ahí, teniendo el mismo anhelo).
Ueda volteó primero a su izquierda, después a su derecha… Entonces se quitó los lentes oscuros y miró a Maru como si fuera un espécimen sumamente exótico en medio de tanta humanidad a su alrededor.
Sintió mucho miedo. Quiso salir huyendo en cuanto fue descubierto, pero Maru se negaba a dejarlo ir de nuevo, a pesar de que no quería causarle problemas… el hecho era que no podía olvidar la calidez de sus labios, ni tampoco su carácter adorable… mucho menos su piel suave y blanca… Seguía siendo como lo recordaba: una persona bella.
Pero Maru no era el único temeroso, sino también Ueda. Se puso de pie lentamente, olvidando por completo el libro sobre su regazo, el cuál cayó al suelo. Sin embargo, su dueño no lo cogió, solo se enfocaba en ver a Maru… Ese hombre que lo besó con avidez, haciéndolo sentir apreciado, y cuidándolo como Kame decía… Aquel profesor que nunca creyó que existiera.
-Vamos, acércate… -susurró Jin en espera de que Maru diera el primer paso, pero el profesor de francés no lo hizo. Se quedó estático- ¡Qué esperas, baka!
Kame miró a Jin con una ceja alzada. Parecía que veía una película emocionante de acción y amor.
Y Maru siguió sin acercarse. Quién dio el primer paso fue Ueda. Cogió su libro y lo limpió.
Había pensado en correr o dejarlo ahí plantado… pero se vería muy grosero y es lo que menos quería hacerle a ese chico… Además, todavía tenía qué ofrecerle una disculpa por haberlo puesto en una situación tan comprometedora.
Se acercó con paso tranquilo y temeroso, guardando su libro en el bolso que colgaba de su hombro de forma cruzada, por su pecho. Se rascó el codo del brazo derecho y estando a pocos centímetros de llegar a Maru, el profesor sintió que se le heló la piel cuando vio sus hermosos ojos castaños.
-Ha… Ha pasado tiempo –dijo Ueda sin animarse a mirarlo por mucho.
-Hai… -contestó tranquilamente al escuchar la voz que tanto extrañaba.
-Es una coincidencia encontrarnos aquí… Aunque… tú trabajas por estos lados –Ueda sonrió con nerviosismo.
-S-sí… -quiso hacerle un cumplido pero… ya le había hecho demasiado daño, sobre todo sabiendo lo de su pareja.
-Yo… -continuó con la mirada baja, sintiendo que sus mejillas enrojecían.
-¿Qué? –Maru quería ver aquellos hermosos ojos que una vez le pidieron un beso.
-Lo… lamento… Lo del otro día en… el bar fue una equivocación –se tapó el rostro con una mano y se peinó el cabello hacia atrás con la misma-. No debí hacerlo. Lo siento mucho –se inclinó para pedir disculpas, esperando la respuesta de Yuichi.
-Está bien. Acepto tus disculpas –contestó él decepcionado-. Aunque yo no lo siento. Me disculpo contigo por los problemas que te causé con tu pareja, pero no por haberte besado ni por nada de lo que te dije… Es la verdad, no pienso retirar lo que dije ni lo que hice.
-¿Eh? –Ueda se irguió mirándolo sorprendido, con sus mejillas todavía rojas y el corazón latiéndole muy rápido. Otra vez la misma sensación…
-Me-me gustas –dijo sin reparo pero sintiendo mucha pena de decírselo en aquella situación. No pudo siquiera mirarlo a los ojos, pues sentía que estaba faltándole al respeto.
-Sen… sei… -suspiró conmovido. Muchas veces había escuchado declaraciones, ya fuera de amor o de atracción, pero no sabía por qué la de Maru, aún si era muy común, era la que más movía su corazón de alegría.
-¿Esperas a Kamenashi-kun? –desvió el tema de conversación para acabar con lo tenso del ambiente.
-Ah… Sí –contestó aún enfocado en el rostro del profesor… sentía muchas ganas de plantarle un beso y agradecerle lo dulce que era.
-Lo vi salir hace más de media hora –retrocedió un poco, pues las ganas de besarlo se le estaban contagiando y no quería darle más problemas.
-¿Eh? –entonces toda su atención se concentró en la posibilidad de haber sido plantado por su mejor amigo- ¿Cómo que hace media hora? Me dijo que nos viéramos aquí a más tardar a las dos y media y…
-No sé decirte a dónde se fue –se rascó la nuca confundido y preocupado de haber dicho algo incorrecto.
Ueda sintió todo muy extraño. Kame era muy atento, siempre le avisaba si las reuniones no se podrían llevar a cabo, ¿por qué entonces esa era la excepción?
-¿Se fue solo? –preguntó pensando en la posibilidad de que Jin lo secuestrara.
-Sí. Salió rápidamente. Parecía que tenía prisa.
-Es muy raro… Siempre me avisa si algo paso… -se llevó una mano al mentón, muy preocupado ahora por Kame.
-A mí también me sorprende. Jin me pidió que nos viéramos aquí y… -se interrumpió. Ahora comprendía el plan malévolo de ambos. Le dirigió una mirada a Ueda, quién ya había entendido también el plan.
-Después de todo, no es una coincidencia –comentó con una sonrisa divertida. No estaba del todo de acuerdo con la idea de que Kame le hubiera mentido, pero le daba risa que le tendiera una trampa para que viera al Maru de nuevo.
-Me temo que no –sonrió también, y de repente soltó una risa de incredulidad.
-Solo deja que le ponga las manos encima a esa tortuga… -susurró Ueda sintiendo pena de haber caído en el engaño.
-Fueron ingeniosos, les daré ese punto a favor.
-Es verdad.
-¿De qué se están riendo? –preguntó Kame haciendo un puchero porque no podía escuchar nada. Temía por su vida porque ahora Ueda no volteaba a los alrededores buscándolo.
-Quizá ya se dieron cuenta de que los engañamos –comentó Jin triunfante.
-Sí, y eso significa que Tat-chan querrá acabar conmigo cuando regrese a casa –se llevó una mano al cuello para simular un ahorcamiento.
-No te preocupes, yo no voy a permitir que te haga daño –soltó el mayor sin pensarlo y de inmediato se tapó la boca.
-¿Eh? –Kame alzó una ceja, sonrojándose por aquellas palabras.
-Me refiero a que… le-le diré que la idea fue mía –sonrió como tonto y Kame se tranquilizó mirando de nuevo al par.
Jin suspiró y se dijo “baka” en silencio cuando se dio cuenta lo cerca que había estado de asustarlo. No quería que Kame se alejara de él solo por sus palabras imprudentes.
-¡Ah! ¿A dónde van? –preguntó el menor poniéndose de pie.
-¡¡SHHH!! –Jin lo jaló de la manga de la camisa y lo sentó de nuevo detrás de los arbustos, pero mal fue su cálculo porque Kame cayó encima suyo, muy cerca de su rostro.
El menor se sorprendió y de inmediato se alejó, pidiendo perdón si mirarlo. Su corazón latía rápidamente por lo cercanos que estuvieron sus rostros.
-Lo-lo siento.
-Está bien. Discúlpame tú… No-no debí halarte tan fuerte… -dijo Jin incorporándose para sentarse.
-¿Qué pasa? –preguntó Maru que regresaba por donde había venido.
-Me pareció escuchar a Kame-chan –contestó Ueda ladeando la cabeza.
-Yo no escuché nada.
-Mmm…
Después de unos segundos de observar los alrededores, Ueda decidió seguir a Maru, quién le había propuesto regresar al Instituto y preguntarle al Director o a Sonoda si habían mandado a Kame a algún lugar en especial.
Cuando llegaron al Instituto, que estaba a punto de cerrarse para los estudiantes y clientes, Maru entró como si nada, pero para Ueda era la primera vez que visitaba aquel lugar. Cruzando las puertas, observó el sitio y le pareció bastante bonito pero también pequeño para ser una escuela que enseñaba tantos idiomas.
-¿Qué pasa? –preguntó Maru después de disfrutar un poco de la tierna expresión de Ueda al observar todo a su alrededor. Parecía un niño dentro de un gran edificio.
-Oh, nada. Lo imaginaba diferente por cómo Kame-chan habla de este lugar –se llevó las manos atrás, balanceándose de lado a lado.
El profesor de francés se quedó observándolo y no pudo evitar pensar algo al respecto.
-“Sigue haciendo eso… y vas a provocar que te robe…” –se sonrojó-. Vamos con el Director. Él debe saber algo sobre Kamenashi-kun.
-Si me engañó voy a tener qué lastimarlo ligeramente –no se imaginaba gritándole a Kame, simplemente porque su amigo era tan adorable que todo lo arreglaba con un puchero… Era un manipulador. Sentía pena por quien fuera su novia… aunque para él, Jin sería el “afortunado” de tener a Kame a su “disposición”.
-Solo está preocupado por los dos –dijo Maru sonriendo comprensivamente.
-Hay mejores formas de… -pero mejor se cayó cuando entró al elevador.
Maru marcó el número tres, que era donde se encontraban las oficinas docentes.
Los pocos minutos que estuvieron subiendo, ninguno de los dos habló. Se dedicaron a esquivar sus miradas, pero a observarse de reojo y con discreción. Como había tan poca distancia separándolos los hacía sentir impacientes, sobre todo porque Maru quería tomarle la mano y decirle lo lindo que se veía vestido con los colores rojo y negro… pero se contuvo y pidió que el ascensor fuera más rápido.
Por su lado, Ueda jugaba con sus dedos y pensaba que se estaba comportando peor que un adolescente (al menos los de la época actual tomaban más la iniciativa). Ni siquiera en sus primeras citas con Ryo se había sentido así, mucho menos cuando comenzó a sentir cosas por él… ¿Qué tenía Nakamaru que lo ponía tan… nervioso?
-Anou… -Maru volteó con él, pero las puertas se abrieron, dejando ver el corredor hacia la sala de profesores.
-¿Qué pasa? –puso una mano entre las puertas para evitar que se cerraran y Ueda salió después de mover negativamente la cabeza con mucha discreción.
Llegando a las oficinas, Sonoda ya no estaba en su lugar. Nakamaru temió que el Director no estuviera en su privado, pues normalmente la última en retirarse era su jefa. Sin embargo, se sintió aliviado cuando vio salir al regordete pero simpático profesor de su oficina, con un montón de papeles bajo el brazo.
-¡Oh, pensé que ya se había retirado, Nakamaru-sensei! –dijo el hombre asustándose un poco por su presencia.
-Director, ¿usted mandó a Kamenashi-sensei a algún mandado? –preguntó Maru pasando por alto la sorpresa de su jefe.
-¿A Kamenashi? No, no. Él se fue echo la raya pero no tengo idea del por qué –negó desconcertado-. ¿Hay algún problema? –preguntó después de ver que Ueda y Maru se miraban entre el enojo y la gracia.
-No, no es nada, jefe. Me quedaré un momento más porque todavía no termino.
-Ah, Nakamaru-sensei~ -el Director se acercó a Maru y le puso una mano en el hombro-. Es sábado. Relájate y disfruta de tu medio día libre. ¿Por qué no se van tú y tu novia al cine o algo?
-¿Mi-mi novia? –volteó con Ueda quién se echó a reír con discreción, tapando su boca y quedando de perfil con los dos hombres- Jefe… no es ella, es ÉL –enfatizó Maru moviendo la cabeza negativamente.
-¡Oh! ¡Lo siento mucho! –el Director se deshizo en disculpas con Ueda y él movió la mano en forma negativa, diciéndole que no había problema. Como le hacía mucha gracia, le era imposible hablar.
Maru solo movió la cabeza en forma negativa y sintió vergüenza porque a Ueda le cambiaran el sexo… aunque por otro lado, le agradecía a su jefe por haber hecho que el otro se riera, porque así podía disfrutar de su linda sonrisa.
Después de que el Director se marchó, ambos se quedaron solos en la sala de profesores.
-Bueno, ¿qué piensas hacer? –Maru se sentó en su silla para comenzar a trabajar en su escritorio.
-Desollar a Kame-chan –contestó recargándose en el lugar de Maru, pensando en dónde podría estar su amigo.
-Buena idea. Yo le romperé los huesos a Jin –no era natural en él ser violento, de hecho estaba dejando de lado su lado comprensivo pero… aquella jugada había sido un poco sucia-. Puedo llamar a un taxi para que te lleve a tu casa –ofreció pensando que serían eternos los minutos que pasara a solas con Ueda, porque se pondría cada vez más y más nervioso.
-No tengo nada qué hacer en casa. Cancelé mis clases vespertinas porque Kame quería que saliéramos hoy –tomó una silla cercana y se sentó, recargando su mentón en el respaldo de la misma-. No quiero regresar y aburrirme en el departamento.
-Mmm… -apretó los labios, pensando que lo siguiente que diría sería una tremenda estupidez y sobre todo, le taladraría el corazón si Ueda aceptaba- En ese caso podrías salir con tu pareja, ¿ne?
-¿Eh? –Ueda dejó de recargarse en la silla y lo miró con un dejo decepción.
-Es… solo una sugerencia –contestó Maru al ver dicho sentimiento en sus ojos.
-No quiero verlo –esbozó un puchero y miró hacia otro lado.
-Lo siento. Creo que no debí mencionarlo –se volteó hacia su escritorio y acarició las hojas que tenía en frente.
-Sí, no debiste –Ueda le dirigió una mirada coqueta y se acercó poco a poco, con ayuda de la silla de rueditas-. Si dices que te gusto… no deberías dejarme a merced de tu rival, ¿no crees? –su tono fue insinuante. No podía evitarlo. Había algo en Maru que lo llamaba a seducirlo hasta con palabras.
-¿Ri-rival? –de repente sintió que toda la valentía que había tenido en el parque, al momento de hablarle, se desvaneció al escucharlo con aquel tono. Lo miró más que asombrado, con esperanzas- ¿Me-me estás considerando como… una op-op-pción?
-Ah… -Ueda desvió la mirada y se sonrojó: ¿estaba bien darle alas?- Bueno… desde el bar debió quedarte claro, ¿no?... No te rechacé precisamente…
-Souka… -Maru volvió a enfocar sus ojos en las hojas. Odiaba que jugaran con él.
-Nakamaru-sensei… -lo llamó sintiéndose culpable de esa carita de tristeza en él.
-Hai? –preguntó sacando un plumón rojo de uno de los cajones.
-No te hagas una mala idea de mí, por favor… -sentía la necesidad de hablarle y aclarar todo de inmediato, porque lo menos que quería, era que una persona como él tuviera miedo de amar solo por encontrarse a un coqueto endemoniado… Necesitaba hacerle saber cómo era que se sentía a su lado.
-Descuida –revisó el nombre del alumno y en seguida pasó a las primeras preguntas, guiándose por la hoja de respuestas.
-Sensei… -volvió a llamarlo intentando llamar su atención de algún modo.
-Dime –quería pedirle que se fuera. Ya mucho había soportado con tener qué tocar el tema del novio como para aguantar sus coqueteos. Primero le daba alas y después se las cortaba en pocos segundos… Odiaba eso de las personas.
-¿Me regalas la tarde de hoy? –pidió sintiendo miedo al rechazo, pero no era un temor normal, sino que le latía al corazón con la sola idea de recibir un “no” como respuesta. Era como si… era difícil decirlo… como si… fuera a recibir un “yo no te amo”. No podía decirlo con exactitud, pero tenía pánico.
Maru dejó de revisar y volteó con Ueda desconcertado. Quería sonreír y decirle radiante que aceptaba, que podían ir a donde él quisiera pero con la condición de que al final del día se despidieran con un dulce beso en los labios. Quizá era ridículo, pero así lo hacía sentir (aunque dudaba mucho de ser capaz de besarlo. Lo hacía sentir muy tímido aquella idea).
-Me temo que no, ¿verdad?... –Ueda bajó la cabeza apenado. Era evidente que lo rechazaría después de decir cosas dulces y después, casi retractarse por eso.
-¿A dónde quieres ir? –contestó Maru sorpresivamente. Se dijo imbécil, pues si después regresaba a su departamento arrastrando los pies, no sería más que culpa suya.
-¿Eh? –levantó el rostro y no pudo evitar sonreír un poco.
-¿Tienes hambre? Hay un buen restaurante aquí cerca. No es lujoso pero… cocinan muy bien –le puso el tapón a su plumón y lo guardó en su cajón, al igual que los exámenes.
-Hai! –contestó Ueda radiante de felicidad y por poco se cuelga del brazo de Maru cuando el mayor se puso de pie.
-Bien, vámonos –tomó su saco y lo vistió nuevamente evitando mirar a Ueda. Le gustaba mucho verlo sonreír, tanto que deseaba besarlo cada que lo hacía.
Maru comenzó a caminar hacia la salida de las oficinas. El menor no lo siguió de inmediato, pues estaba tan emocionado que no sabía qué hacer exactamente, si seguirlo solamente o decirle algo. Lo único que sabía, era que quería dar saltos de felicidad.
-¡Sensei! –lo llamó desde donde estaba.
Maru volteó y le desconcertó verlo en el mismo lugar, esperaba que no fuera a decirle que estaba bromeando. Para su tranquilidad, Ueda se acercó y le tomó con delicadeza la manga del saco, sin hacerlo con su brazo. No levantó la mirada, tampoco Maru se la buscó.
-No sé cuál habrá sido el objetivo de Kame-chan y Akanishi-san, pero… -apretó un poco la tela del saco y se armó de valor para mirarlo a los ojos, sonriendo muy ilusionado- esto es una cita, ¿ne?
-¿Eh? –debido a lo vacío que estaba la sala de profesores, la exclamación se escuchó por todo el lugar, haciendo eco al final.
-Ah… Lo siento –Ueda soltó el brazo de Maru, pensaba que había ido demasiado lejos.
-A mí no me molesta pero… -le levantó la mirada con su pulgar en su mentón y lo miró a los ojos, observando cada rasgo lindo y delicado del rostro de su… ¿pretendiente? Era tan lindo… con esa sensación de esperanza se veía tan… lindo- no quiero que te sientas triste o culpable por…
-¡No lo menciones! –le tapó la boca con su palma completa y su ilusión se convirtió en aflicción- No lo hagas, por favor… No conviertas ésta ilusión en una tragedia, sensei…
-Ueda-san… -en realidad… ¿estaba ilusionado con él? Vaya… esas palabras lo habían hecho sentir muy halagado.
-Por favor… -permaneció con la cabeza baja pensando que bien podría conquistarlo con su coquetería y hacer lo que quisiera, pero ya habría tiempo después para manejarlo con ella. Primero solo quería pasar el tiempo con él.
-Eres una linda ilusión, ¿sabías? –le sonrió acariciándole las mejillas.
-¿De… verdad? –preguntó sonriendo. Aquellas palabras lo hacían muy feliz.
-En serio –asintió muriendo de ganas de abrazarlo y besarlo pero… le daba más que vergüenza, miedo a asustarlo.
-Sensei… -Ueda no pudo evitarlo, al menos no como Maru, se abrazó a su cuello y juntó sus frentes para acortar la distancia, pero no unió sus bocas.
-Aquí no… -susurró alejándolo contra su voluntad.
-¿Por qué? Desde hace poco te veo con ganas de… Y yo estoy deseando… -un beso…
-Porque aquí no es seguro –contestó girándose sobre sus talones para dirigirse nuevamente hacia la puerta.
-Puedo fingir que soy tu novia –dijo coquetamente mientras caminaba al lado de Maru, planeando cerrarle el paso antes de llegar al ascensor.
-No eres una chica –sonrió a mitad del pasillo.
-Puedo fingir ser una –insistió con impaciencia.
-No estaría bien que yo te deje hacerlo –picó el botón del ascensor y éste tardó en abrir.
-¿Por qué? –ladeó la cabeza sin comprender.
-Porque no quiero negar nada de ti. Eres una persona muy bella como para… hacerte eso –le tembló la voz, maldiciendo su timidez por hacerlo fallar en una frase tan dulce.
Las puertas se abrieron y el profesor huyó adentrándose en el ascensor.
Sin embargo, Ueda no lo siguió, se quedó afuera, estupefacto de las palabras de Maru. Nadie le había dicho algo tan lindo como aquello. En su vida Ryo le había dicho que era una persona bella. Se la pasaba diciéndole “Hime”, y ese apodo estaba cansándole.
-¿Ueda-san? –genial, ya lo había asustado. Él y su poco tacto al momento de ser cursi- Di-discúlpame. No debí…
Pero Ueda no dijo nada y entró en el ascensor, rodeando el cuello de Maru con sus brazos para besarlo, mientras que las puertas se cerraban.
Maru se sorprendió mucho al ver a Ueda pegado a su rostro, buscando un beso que no respondía. No era que no quisiera, sino que lo había tomado por sorpresa. Lo único que fue capaz de hacer, porque el menor terminó el beso con un puchero de inconformidad, fue tomarle la cintura con suavidad.
-¿Qué? Aquí dentro nadie nos ve –se quejó sin dejar de abrazarlo.
-No es eso… Me tomaste por sorpresa –le sonrió embobado por la acción reciente. Juntó su frente con la de Ueda y le besó la punta de la nariz, para después hacerlo con su frente en repetidas ocasiones-. ¿Por qué siento que… puedo hacer esto sin tener miedo?
-Porque te estoy dejando, baka –bromeó el menor sintiéndose muy nervioso por los labios del mayor sobre su frente.
-No me refiero a eso… -lo miró directamente y sintió ganas de devolver ese beso que no pudo responder- Quiero decir… es difícil de explicar… pero siempre he sido tímido con las personas… y contigo… me nace. No se me… No es…
Ueda sonrió al darse cuenta que comenzaba a cortar lo que quería decir, evidencia de que ya estaba poniéndose muy nervioso. Le selló los labios con su dedo índice y miró el resto de su rostro fascinado… ¿cómo podía haber una persona así de… maravillosa? Y tenía suerte, porque precisamente se sentía atraído por él.
-Hay cosas que no sé de ti, ni tú de mí pero… -le acarició las mejillas y rozó sus labios, sonriendo con satisfacción al percatarse de que Maru le devolvía los tímidos besos- pero…
-¿Pero?...
Se miraron a los ojos, con el deseo de mejor callarse y expresarlo con sus labios. Y cuando se decidieron a hacerlo…
¡PING!, el timbre del elevador sonó, indicándoles que se abrirían las puertas en la planta baja.
Ambos sonrieron por la ironía y se soltaron para no dar ningún espectáculo a la recepcionista, que terminaba sus labores hasta que el último de los profesores saliera.
La mujer los despidió con una sonrisa fingida, pensando que por culpa de ese profesor, no aprovecharía su tarde como quería, pero a Maru le importó poco por primera vez retenerla por más tiempo, pues en ese momento… era el más feliz de todos los maestros del Instituto de Lenguaje Internacional Japonés.
TAT-CHAN TO NAKAMARU-SENSEI NO DEETO
(La cita de Tat-chan y Nakamaru-sensei)
(La cita de Tat-chan y Nakamaru-sensei)
Maru avanzó por el lugar buscando signos de Jin. Seguramente iba a molestarse un poco porque hacía ya veinte minutos le dijo que lo esperaba en ese parque para hablarle de algo muy serio. Estaba preocupado por eso, pero tampoco podía dejar su trabajo botado porque el Director lo reprendería.
Se detuvo en seco. Reconoció de inmediato una figura que estaba en frente suyo, a unos cuantos metros: Ueda Tatsuya, a quién ansiaba ver desde hacía dos meses. Los tenía bien contados porque la llegada de Kame al Instituto había marcado su primer encuentro.
Sin embargo, Ueda no reparó en él de inmediato. Dejó su libro de lado por unos momentos y se rascó la muñeca con delicadeza. Después se bajó la manga de la chaqueta negra y se estiró en la banca, desconcertado por la tardanza de su amigo menor, aunque por otro lado comprendía que quizá Jin lo habría entretenido un poco más. Para él era evidente que ese sujeto pretendía a su pequeño amigo.
Maru tragó saliva al verlo. ¿Dónde estaba Jin? Lo buscó alrededor pero no lo encontró. Volvió la vista a Ueda y le dio la impresión de que estaba esperando a alguien. Por inercia más que por voluntad, caminó unos pasos al frente para poder verlo mejor, esperando que no fuera un espejismo o el deseo interno de encontrarse con él una vez más (solo Dios sabía cuántas veces había ido al bar donde se besaron, esperando encontrarlo ahí, teniendo el mismo anhelo).
Ueda volteó primero a su izquierda, después a su derecha… Entonces se quitó los lentes oscuros y miró a Maru como si fuera un espécimen sumamente exótico en medio de tanta humanidad a su alrededor.
Sintió mucho miedo. Quiso salir huyendo en cuanto fue descubierto, pero Maru se negaba a dejarlo ir de nuevo, a pesar de que no quería causarle problemas… el hecho era que no podía olvidar la calidez de sus labios, ni tampoco su carácter adorable… mucho menos su piel suave y blanca… Seguía siendo como lo recordaba: una persona bella.
Pero Maru no era el único temeroso, sino también Ueda. Se puso de pie lentamente, olvidando por completo el libro sobre su regazo, el cuál cayó al suelo. Sin embargo, su dueño no lo cogió, solo se enfocaba en ver a Maru… Ese hombre que lo besó con avidez, haciéndolo sentir apreciado, y cuidándolo como Kame decía… Aquel profesor que nunca creyó que existiera.
-Vamos, acércate… -susurró Jin en espera de que Maru diera el primer paso, pero el profesor de francés no lo hizo. Se quedó estático- ¡Qué esperas, baka!
Kame miró a Jin con una ceja alzada. Parecía que veía una película emocionante de acción y amor.
Y Maru siguió sin acercarse. Quién dio el primer paso fue Ueda. Cogió su libro y lo limpió.
Había pensado en correr o dejarlo ahí plantado… pero se vería muy grosero y es lo que menos quería hacerle a ese chico… Además, todavía tenía qué ofrecerle una disculpa por haberlo puesto en una situación tan comprometedora.
Se acercó con paso tranquilo y temeroso, guardando su libro en el bolso que colgaba de su hombro de forma cruzada, por su pecho. Se rascó el codo del brazo derecho y estando a pocos centímetros de llegar a Maru, el profesor sintió que se le heló la piel cuando vio sus hermosos ojos castaños.
-Ha… Ha pasado tiempo –dijo Ueda sin animarse a mirarlo por mucho.
-Hai… -contestó tranquilamente al escuchar la voz que tanto extrañaba.
-Es una coincidencia encontrarnos aquí… Aunque… tú trabajas por estos lados –Ueda sonrió con nerviosismo.
-S-sí… -quiso hacerle un cumplido pero… ya le había hecho demasiado daño, sobre todo sabiendo lo de su pareja.
-Yo… -continuó con la mirada baja, sintiendo que sus mejillas enrojecían.
-¿Qué? –Maru quería ver aquellos hermosos ojos que una vez le pidieron un beso.
-Lo… lamento… Lo del otro día en… el bar fue una equivocación –se tapó el rostro con una mano y se peinó el cabello hacia atrás con la misma-. No debí hacerlo. Lo siento mucho –se inclinó para pedir disculpas, esperando la respuesta de Yuichi.
-Está bien. Acepto tus disculpas –contestó él decepcionado-. Aunque yo no lo siento. Me disculpo contigo por los problemas que te causé con tu pareja, pero no por haberte besado ni por nada de lo que te dije… Es la verdad, no pienso retirar lo que dije ni lo que hice.
-¿Eh? –Ueda se irguió mirándolo sorprendido, con sus mejillas todavía rojas y el corazón latiéndole muy rápido. Otra vez la misma sensación…
-Me-me gustas –dijo sin reparo pero sintiendo mucha pena de decírselo en aquella situación. No pudo siquiera mirarlo a los ojos, pues sentía que estaba faltándole al respeto.
-Sen… sei… -suspiró conmovido. Muchas veces había escuchado declaraciones, ya fuera de amor o de atracción, pero no sabía por qué la de Maru, aún si era muy común, era la que más movía su corazón de alegría.
-¿Esperas a Kamenashi-kun? –desvió el tema de conversación para acabar con lo tenso del ambiente.
-Ah… Sí –contestó aún enfocado en el rostro del profesor… sentía muchas ganas de plantarle un beso y agradecerle lo dulce que era.
-Lo vi salir hace más de media hora –retrocedió un poco, pues las ganas de besarlo se le estaban contagiando y no quería darle más problemas.
-¿Eh? –entonces toda su atención se concentró en la posibilidad de haber sido plantado por su mejor amigo- ¿Cómo que hace media hora? Me dijo que nos viéramos aquí a más tardar a las dos y media y…
-No sé decirte a dónde se fue –se rascó la nuca confundido y preocupado de haber dicho algo incorrecto.
Ueda sintió todo muy extraño. Kame era muy atento, siempre le avisaba si las reuniones no se podrían llevar a cabo, ¿por qué entonces esa era la excepción?
-¿Se fue solo? –preguntó pensando en la posibilidad de que Jin lo secuestrara.
-Sí. Salió rápidamente. Parecía que tenía prisa.
-Es muy raro… Siempre me avisa si algo paso… -se llevó una mano al mentón, muy preocupado ahora por Kame.
-A mí también me sorprende. Jin me pidió que nos viéramos aquí y… -se interrumpió. Ahora comprendía el plan malévolo de ambos. Le dirigió una mirada a Ueda, quién ya había entendido también el plan.
-Después de todo, no es una coincidencia –comentó con una sonrisa divertida. No estaba del todo de acuerdo con la idea de que Kame le hubiera mentido, pero le daba risa que le tendiera una trampa para que viera al Maru de nuevo.
-Me temo que no –sonrió también, y de repente soltó una risa de incredulidad.
-Solo deja que le ponga las manos encima a esa tortuga… -susurró Ueda sintiendo pena de haber caído en el engaño.
-Fueron ingeniosos, les daré ese punto a favor.
-Es verdad.
-¿De qué se están riendo? –preguntó Kame haciendo un puchero porque no podía escuchar nada. Temía por su vida porque ahora Ueda no volteaba a los alrededores buscándolo.
-Quizá ya se dieron cuenta de que los engañamos –comentó Jin triunfante.
-Sí, y eso significa que Tat-chan querrá acabar conmigo cuando regrese a casa –se llevó una mano al cuello para simular un ahorcamiento.
-No te preocupes, yo no voy a permitir que te haga daño –soltó el mayor sin pensarlo y de inmediato se tapó la boca.
-¿Eh? –Kame alzó una ceja, sonrojándose por aquellas palabras.
-Me refiero a que… le-le diré que la idea fue mía –sonrió como tonto y Kame se tranquilizó mirando de nuevo al par.
Jin suspiró y se dijo “baka” en silencio cuando se dio cuenta lo cerca que había estado de asustarlo. No quería que Kame se alejara de él solo por sus palabras imprudentes.
-¡Ah! ¿A dónde van? –preguntó el menor poniéndose de pie.
-¡¡SHHH!! –Jin lo jaló de la manga de la camisa y lo sentó de nuevo detrás de los arbustos, pero mal fue su cálculo porque Kame cayó encima suyo, muy cerca de su rostro.
El menor se sorprendió y de inmediato se alejó, pidiendo perdón si mirarlo. Su corazón latía rápidamente por lo cercanos que estuvieron sus rostros.
-Lo-lo siento.
-Está bien. Discúlpame tú… No-no debí halarte tan fuerte… -dijo Jin incorporándose para sentarse.
-¿Qué pasa? –preguntó Maru que regresaba por donde había venido.
-Me pareció escuchar a Kame-chan –contestó Ueda ladeando la cabeza.
-Yo no escuché nada.
-Mmm…
Después de unos segundos de observar los alrededores, Ueda decidió seguir a Maru, quién le había propuesto regresar al Instituto y preguntarle al Director o a Sonoda si habían mandado a Kame a algún lugar en especial.
Cuando llegaron al Instituto, que estaba a punto de cerrarse para los estudiantes y clientes, Maru entró como si nada, pero para Ueda era la primera vez que visitaba aquel lugar. Cruzando las puertas, observó el sitio y le pareció bastante bonito pero también pequeño para ser una escuela que enseñaba tantos idiomas.
-¿Qué pasa? –preguntó Maru después de disfrutar un poco de la tierna expresión de Ueda al observar todo a su alrededor. Parecía un niño dentro de un gran edificio.
-Oh, nada. Lo imaginaba diferente por cómo Kame-chan habla de este lugar –se llevó las manos atrás, balanceándose de lado a lado.
El profesor de francés se quedó observándolo y no pudo evitar pensar algo al respecto.
-“Sigue haciendo eso… y vas a provocar que te robe…” –se sonrojó-. Vamos con el Director. Él debe saber algo sobre Kamenashi-kun.
-Si me engañó voy a tener qué lastimarlo ligeramente –no se imaginaba gritándole a Kame, simplemente porque su amigo era tan adorable que todo lo arreglaba con un puchero… Era un manipulador. Sentía pena por quien fuera su novia… aunque para él, Jin sería el “afortunado” de tener a Kame a su “disposición”.
-Solo está preocupado por los dos –dijo Maru sonriendo comprensivamente.
-Hay mejores formas de… -pero mejor se cayó cuando entró al elevador.
Maru marcó el número tres, que era donde se encontraban las oficinas docentes.
Los pocos minutos que estuvieron subiendo, ninguno de los dos habló. Se dedicaron a esquivar sus miradas, pero a observarse de reojo y con discreción. Como había tan poca distancia separándolos los hacía sentir impacientes, sobre todo porque Maru quería tomarle la mano y decirle lo lindo que se veía vestido con los colores rojo y negro… pero se contuvo y pidió que el ascensor fuera más rápido.
Por su lado, Ueda jugaba con sus dedos y pensaba que se estaba comportando peor que un adolescente (al menos los de la época actual tomaban más la iniciativa). Ni siquiera en sus primeras citas con Ryo se había sentido así, mucho menos cuando comenzó a sentir cosas por él… ¿Qué tenía Nakamaru que lo ponía tan… nervioso?
-Anou… -Maru volteó con él, pero las puertas se abrieron, dejando ver el corredor hacia la sala de profesores.
-¿Qué pasa? –puso una mano entre las puertas para evitar que se cerraran y Ueda salió después de mover negativamente la cabeza con mucha discreción.
Llegando a las oficinas, Sonoda ya no estaba en su lugar. Nakamaru temió que el Director no estuviera en su privado, pues normalmente la última en retirarse era su jefa. Sin embargo, se sintió aliviado cuando vio salir al regordete pero simpático profesor de su oficina, con un montón de papeles bajo el brazo.
-¡Oh, pensé que ya se había retirado, Nakamaru-sensei! –dijo el hombre asustándose un poco por su presencia.
-Director, ¿usted mandó a Kamenashi-sensei a algún mandado? –preguntó Maru pasando por alto la sorpresa de su jefe.
-¿A Kamenashi? No, no. Él se fue echo la raya pero no tengo idea del por qué –negó desconcertado-. ¿Hay algún problema? –preguntó después de ver que Ueda y Maru se miraban entre el enojo y la gracia.
-No, no es nada, jefe. Me quedaré un momento más porque todavía no termino.
-Ah, Nakamaru-sensei~ -el Director se acercó a Maru y le puso una mano en el hombro-. Es sábado. Relájate y disfruta de tu medio día libre. ¿Por qué no se van tú y tu novia al cine o algo?
-¿Mi-mi novia? –volteó con Ueda quién se echó a reír con discreción, tapando su boca y quedando de perfil con los dos hombres- Jefe… no es ella, es ÉL –enfatizó Maru moviendo la cabeza negativamente.
-¡Oh! ¡Lo siento mucho! –el Director se deshizo en disculpas con Ueda y él movió la mano en forma negativa, diciéndole que no había problema. Como le hacía mucha gracia, le era imposible hablar.
Maru solo movió la cabeza en forma negativa y sintió vergüenza porque a Ueda le cambiaran el sexo… aunque por otro lado, le agradecía a su jefe por haber hecho que el otro se riera, porque así podía disfrutar de su linda sonrisa.
Después de que el Director se marchó, ambos se quedaron solos en la sala de profesores.
-Bueno, ¿qué piensas hacer? –Maru se sentó en su silla para comenzar a trabajar en su escritorio.
-Desollar a Kame-chan –contestó recargándose en el lugar de Maru, pensando en dónde podría estar su amigo.
-Buena idea. Yo le romperé los huesos a Jin –no era natural en él ser violento, de hecho estaba dejando de lado su lado comprensivo pero… aquella jugada había sido un poco sucia-. Puedo llamar a un taxi para que te lleve a tu casa –ofreció pensando que serían eternos los minutos que pasara a solas con Ueda, porque se pondría cada vez más y más nervioso.
-No tengo nada qué hacer en casa. Cancelé mis clases vespertinas porque Kame quería que saliéramos hoy –tomó una silla cercana y se sentó, recargando su mentón en el respaldo de la misma-. No quiero regresar y aburrirme en el departamento.
-Mmm… -apretó los labios, pensando que lo siguiente que diría sería una tremenda estupidez y sobre todo, le taladraría el corazón si Ueda aceptaba- En ese caso podrías salir con tu pareja, ¿ne?
-¿Eh? –Ueda dejó de recargarse en la silla y lo miró con un dejo decepción.
-Es… solo una sugerencia –contestó Maru al ver dicho sentimiento en sus ojos.
-No quiero verlo –esbozó un puchero y miró hacia otro lado.
-Lo siento. Creo que no debí mencionarlo –se volteó hacia su escritorio y acarició las hojas que tenía en frente.
-Sí, no debiste –Ueda le dirigió una mirada coqueta y se acercó poco a poco, con ayuda de la silla de rueditas-. Si dices que te gusto… no deberías dejarme a merced de tu rival, ¿no crees? –su tono fue insinuante. No podía evitarlo. Había algo en Maru que lo llamaba a seducirlo hasta con palabras.
-¿Ri-rival? –de repente sintió que toda la valentía que había tenido en el parque, al momento de hablarle, se desvaneció al escucharlo con aquel tono. Lo miró más que asombrado, con esperanzas- ¿Me-me estás considerando como… una op-op-pción?
-Ah… -Ueda desvió la mirada y se sonrojó: ¿estaba bien darle alas?- Bueno… desde el bar debió quedarte claro, ¿no?... No te rechacé precisamente…
-Souka… -Maru volvió a enfocar sus ojos en las hojas. Odiaba que jugaran con él.
-Nakamaru-sensei… -lo llamó sintiéndose culpable de esa carita de tristeza en él.
-Hai? –preguntó sacando un plumón rojo de uno de los cajones.
-No te hagas una mala idea de mí, por favor… -sentía la necesidad de hablarle y aclarar todo de inmediato, porque lo menos que quería, era que una persona como él tuviera miedo de amar solo por encontrarse a un coqueto endemoniado… Necesitaba hacerle saber cómo era que se sentía a su lado.
-Descuida –revisó el nombre del alumno y en seguida pasó a las primeras preguntas, guiándose por la hoja de respuestas.
-Sensei… -volvió a llamarlo intentando llamar su atención de algún modo.
-Dime –quería pedirle que se fuera. Ya mucho había soportado con tener qué tocar el tema del novio como para aguantar sus coqueteos. Primero le daba alas y después se las cortaba en pocos segundos… Odiaba eso de las personas.
-¿Me regalas la tarde de hoy? –pidió sintiendo miedo al rechazo, pero no era un temor normal, sino que le latía al corazón con la sola idea de recibir un “no” como respuesta. Era como si… era difícil decirlo… como si… fuera a recibir un “yo no te amo”. No podía decirlo con exactitud, pero tenía pánico.
Maru dejó de revisar y volteó con Ueda desconcertado. Quería sonreír y decirle radiante que aceptaba, que podían ir a donde él quisiera pero con la condición de que al final del día se despidieran con un dulce beso en los labios. Quizá era ridículo, pero así lo hacía sentir (aunque dudaba mucho de ser capaz de besarlo. Lo hacía sentir muy tímido aquella idea).
-Me temo que no, ¿verdad?... –Ueda bajó la cabeza apenado. Era evidente que lo rechazaría después de decir cosas dulces y después, casi retractarse por eso.
-¿A dónde quieres ir? –contestó Maru sorpresivamente. Se dijo imbécil, pues si después regresaba a su departamento arrastrando los pies, no sería más que culpa suya.
-¿Eh? –levantó el rostro y no pudo evitar sonreír un poco.
-¿Tienes hambre? Hay un buen restaurante aquí cerca. No es lujoso pero… cocinan muy bien –le puso el tapón a su plumón y lo guardó en su cajón, al igual que los exámenes.
-Hai! –contestó Ueda radiante de felicidad y por poco se cuelga del brazo de Maru cuando el mayor se puso de pie.
-Bien, vámonos –tomó su saco y lo vistió nuevamente evitando mirar a Ueda. Le gustaba mucho verlo sonreír, tanto que deseaba besarlo cada que lo hacía.
Maru comenzó a caminar hacia la salida de las oficinas. El menor no lo siguió de inmediato, pues estaba tan emocionado que no sabía qué hacer exactamente, si seguirlo solamente o decirle algo. Lo único que sabía, era que quería dar saltos de felicidad.
-¡Sensei! –lo llamó desde donde estaba.
Maru volteó y le desconcertó verlo en el mismo lugar, esperaba que no fuera a decirle que estaba bromeando. Para su tranquilidad, Ueda se acercó y le tomó con delicadeza la manga del saco, sin hacerlo con su brazo. No levantó la mirada, tampoco Maru se la buscó.
-No sé cuál habrá sido el objetivo de Kame-chan y Akanishi-san, pero… -apretó un poco la tela del saco y se armó de valor para mirarlo a los ojos, sonriendo muy ilusionado- esto es una cita, ¿ne?
-¿Eh? –debido a lo vacío que estaba la sala de profesores, la exclamación se escuchó por todo el lugar, haciendo eco al final.
-Ah… Lo siento –Ueda soltó el brazo de Maru, pensaba que había ido demasiado lejos.
-A mí no me molesta pero… -le levantó la mirada con su pulgar en su mentón y lo miró a los ojos, observando cada rasgo lindo y delicado del rostro de su… ¿pretendiente? Era tan lindo… con esa sensación de esperanza se veía tan… lindo- no quiero que te sientas triste o culpable por…
-¡No lo menciones! –le tapó la boca con su palma completa y su ilusión se convirtió en aflicción- No lo hagas, por favor… No conviertas ésta ilusión en una tragedia, sensei…
-Ueda-san… -en realidad… ¿estaba ilusionado con él? Vaya… esas palabras lo habían hecho sentir muy halagado.
-Por favor… -permaneció con la cabeza baja pensando que bien podría conquistarlo con su coquetería y hacer lo que quisiera, pero ya habría tiempo después para manejarlo con ella. Primero solo quería pasar el tiempo con él.
-Eres una linda ilusión, ¿sabías? –le sonrió acariciándole las mejillas.
-¿De… verdad? –preguntó sonriendo. Aquellas palabras lo hacían muy feliz.
-En serio –asintió muriendo de ganas de abrazarlo y besarlo pero… le daba más que vergüenza, miedo a asustarlo.
-Sensei… -Ueda no pudo evitarlo, al menos no como Maru, se abrazó a su cuello y juntó sus frentes para acortar la distancia, pero no unió sus bocas.
-Aquí no… -susurró alejándolo contra su voluntad.
-¿Por qué? Desde hace poco te veo con ganas de… Y yo estoy deseando… -un beso…
-Porque aquí no es seguro –contestó girándose sobre sus talones para dirigirse nuevamente hacia la puerta.
-Puedo fingir que soy tu novia –dijo coquetamente mientras caminaba al lado de Maru, planeando cerrarle el paso antes de llegar al ascensor.
-No eres una chica –sonrió a mitad del pasillo.
-Puedo fingir ser una –insistió con impaciencia.
-No estaría bien que yo te deje hacerlo –picó el botón del ascensor y éste tardó en abrir.
-¿Por qué? –ladeó la cabeza sin comprender.
-Porque no quiero negar nada de ti. Eres una persona muy bella como para… hacerte eso –le tembló la voz, maldiciendo su timidez por hacerlo fallar en una frase tan dulce.
Las puertas se abrieron y el profesor huyó adentrándose en el ascensor.
Sin embargo, Ueda no lo siguió, se quedó afuera, estupefacto de las palabras de Maru. Nadie le había dicho algo tan lindo como aquello. En su vida Ryo le había dicho que era una persona bella. Se la pasaba diciéndole “Hime”, y ese apodo estaba cansándole.
-¿Ueda-san? –genial, ya lo había asustado. Él y su poco tacto al momento de ser cursi- Di-discúlpame. No debí…
Pero Ueda no dijo nada y entró en el ascensor, rodeando el cuello de Maru con sus brazos para besarlo, mientras que las puertas se cerraban.
Maru se sorprendió mucho al ver a Ueda pegado a su rostro, buscando un beso que no respondía. No era que no quisiera, sino que lo había tomado por sorpresa. Lo único que fue capaz de hacer, porque el menor terminó el beso con un puchero de inconformidad, fue tomarle la cintura con suavidad.
-¿Qué? Aquí dentro nadie nos ve –se quejó sin dejar de abrazarlo.
-No es eso… Me tomaste por sorpresa –le sonrió embobado por la acción reciente. Juntó su frente con la de Ueda y le besó la punta de la nariz, para después hacerlo con su frente en repetidas ocasiones-. ¿Por qué siento que… puedo hacer esto sin tener miedo?
-Porque te estoy dejando, baka –bromeó el menor sintiéndose muy nervioso por los labios del mayor sobre su frente.
-No me refiero a eso… -lo miró directamente y sintió ganas de devolver ese beso que no pudo responder- Quiero decir… es difícil de explicar… pero siempre he sido tímido con las personas… y contigo… me nace. No se me… No es…
Ueda sonrió al darse cuenta que comenzaba a cortar lo que quería decir, evidencia de que ya estaba poniéndose muy nervioso. Le selló los labios con su dedo índice y miró el resto de su rostro fascinado… ¿cómo podía haber una persona así de… maravillosa? Y tenía suerte, porque precisamente se sentía atraído por él.
-Hay cosas que no sé de ti, ni tú de mí pero… -le acarició las mejillas y rozó sus labios, sonriendo con satisfacción al percatarse de que Maru le devolvía los tímidos besos- pero…
-¿Pero?...
Se miraron a los ojos, con el deseo de mejor callarse y expresarlo con sus labios. Y cuando se decidieron a hacerlo…
¡PING!, el timbre del elevador sonó, indicándoles que se abrirían las puertas en la planta baja.
Ambos sonrieron por la ironía y se soltaron para no dar ningún espectáculo a la recepcionista, que terminaba sus labores hasta que el último de los profesores saliera.
La mujer los despidió con una sonrisa fingida, pensando que por culpa de ese profesor, no aprovecharía su tarde como quería, pero a Maru le importó poco por primera vez retenerla por más tiempo, pues en ese momento… era el más feliz de todos los maestros del Instituto de Lenguaje Internacional Japonés.
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Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
CAP 6
-¿Aún no salen de ahí? –preguntó Jin regresando a su puesto de vigilancia: recargado en su automóvil.
-Ah, gracias –tomó la lata de café caliente que Jin le ofrecía y continuó mirando la puerta del restaurante donde Ueda y Maru habían entrado para cenar-. No, continúan ahí dentro.
-Ya veo –dijo Jin abriendo su lata y dándole un sorbo.
-Senpai, creo que ya es hora de que los dejemos solos, ¿no? Hemos presenciado que ambos están bien –dijo Kame sintiéndose un poco cansado.
-¿Tú crees? –cuestionó el profesor ladeando la cabeza.
El menor asintió esperando que Jin dijera que se irían en ese preciso momento.
-Solo una hora más, Kame-kun. Me preocupa a dónde se puedan dirigir después de esa cena –contestó Jin sin dejar de mirar la puerta.
-¿No querías que estuvieran solos?
-Pero Yucci nunca ha estado con un hombre.
-Tat-chan no muerde… -Kame hizo un puchero de protesta.
-Lo sé pero…
-Son adultos. Se saben comportar. No creo que terminen en la cama, senpai –Kame no abrió la lata de café. La verdad es que no tenía ganas de tomar nada.
-En eso creo que tienes razón.
Se quedaron callados por unos momentos y Kame volteó con Jin, esperando poder preguntarle algo que tenía en la cabeza, pero no estaba seguro de ser prudente.
-Senpai –lo llamó por fin.
Jin respondió un gemido sin dejar de tomar café y mirar la puerta. A Kame le desconcertó aquella actitud, porque estaba seguro que algo malo sucedía con él… y lo había notado desde hacía días.
-No seré tan amigo tuyo como Nakamaru-sensei pero… -Jin volteó a mirarlo cuando lo escuchó hablar de aquella forma- ¿puedo preguntarte algo?
-¿Qué quieres preguntar?
-Tú… -se armó de valor para que Jin no pensara que era un impertinente- ¿tienes problemas con… Takako-san?
-¿Eh? –sonrió nervioso- ¿Qué clase de pregunta es esa?
-Me doy cuenta que… últimamente el tema te irrita –contestó temeroso.
-¿Ah, sí? –se sintió incómodo. Kame estaba en lo cierto, pero no era culpa de Takako, sino suya… En repetidas ocasiones se había dicho a sí mismo que no podía ser gusto lo que sentía por Kame, sino una hermandad como con Reio, su hermano menor.
-Perdona si soy imprudente –se sintió tenso al no obtener respuesta más que una mirada severa y perdida de parte de Jin.
-Sí, lo eres, y mucho –le contestó dándole un gran sorbo a su café, anhelando que fuera cerveza.
-Lo siento, senpai –insistió Kame bajando la cabeza apenado.
-Te llevaré a tu casa –Jin se separó del coche y lo rodeó para abrir la puerta del chofer, sin siquiera abrir la del copiloto para Kame.
-Senpai… -era la primera vez que Jin se molestaba al grado de querer deshacerse de él.
Sin embargo, Jin no le hizo caso y abrió la portezuela del coche. Se puso el cinturón de seguridad y esperó a que Kame se subiera.
El menor lo hizo, aún pensando que había arruinado el ambiente de confianza que se habría construido en ese momento pero… solo quería intentar ayudarlo como él siempre lo hacía. Esas eran sus únicas intenciones.
Jin por su parte, puso en marcha el carro cuando escuchó que Kame cerró la portezuela. Ni siquiera volteó a mirarlo. Estaba muy molesto. No le gustaba hablar de uno cuando estaba con el otro, es decir, no quería pensar en Takako cuando estaba con Kame y viceversa. Era una forma muy caprichosa de ver las cosas, pero por el momento, mientras aclaraba sus sentimientos y decidía qué hacer con los mismos, prefería no mezclarlos para no sentirse tan miserable.
-Senpai, de verdad lo siento… -pero Jin no le respondió, solo conducía a una velocidad razonable para llegar rápido al apartamento de Kame y dejarlo ya ahí, pues había arruinado el estar juntos con el nombre de su novia- No me volveré a meter en el tema, pero dime que me perdonas… -insistió aún observándolo. Aún así, Jin no lo miró ni contestó.
A Kame le dio mucha pena. Sin duda su más grande error había sido pensar que podía ser tan cercano a Jin en tan solo dos meses. El que él tuviera cierta confianza no quería decir que fuera recíproco… después de todo, Kame había propiciado eso y que Jin no lo igualara no quería decir que estuviera siendo grosero, ¿o sí?
Bajó el rostro cuando pensó que entonces, la amistad entre ambos no era como lo pensaba: comenzando a confiarse intimidades. Quizá solo Jin le contaba cuando estaba disponible o cuando Maru no se encontraba cerca para desahogarse… Sí… seguramente solo era el plato de segunda mesa.
Por su parte, Jin se masajeaba la frente pensando que estaba siendo muy injusto con Kame, después de todo, él solo buscaba ayudarlo. Siempre se sentía muy aliviado cuando hablaban con respecto a Takako… pero lo cierto es que ya no quería que ninguno de los dos fuera tan cercanos, debido a los sentimientos que estaba experimentando por su kohai.
Lo miró de reojo y se sintió culpable por esa mueca de tristeza que tenía el menor en el rostro. No. No podía dejar que se creyera cosas que no eran ciertas. No era verdad que no confiara en él… era solo que… No podía explicárselo sin tocar el tema de Takako, y tampoco podía dejarlo ir con una mala impresión sobre sí mismo.
Pero cuando abrió la boca para hablar, el teléfono de Kame sonó y lo contestó.
-Sí, soy yo –dijo el menor con pocos ánimos-. ¡Ah! ¡Yoko-chan! –dijo esbozando una sonrisa de felicidad.
Jin le dirigió una discreta mirada de soslayo y después regresó al camino. ¿De qué privilegios gozaba esa chica para que pudiera llamarla tan familiarmente?
-¿Eh? Espera un momento, por favor –se quitó el celular de la oreja y sintiendo miedo, le habló a Jin con el tono más sumiso posible-. Si quieres déjame aquí. Tengo qué contestar ésta llamada y creo tardaré mucho.
Su superior aparcó el coche en la siguiente calle, atrás de un automóvil rojo. Puso las intermitentes y el freno de mano.
-Te espero –se recargó en el asiento, aún sin mirarlo.
-¿Estás seguro? Quizá pueda tardar hasta una hora… -pero Jin se encogió de hombros y se puso un trapo blanco en la cara, simbolizando que iba a dormir en ese tiempo entonces- Gracias. Intentaré ser lo más rápido posible.
Al no recibir respuesta, se sintió más como un estorbo que como un amigo y salió del auto haciendo el menor ruido posible, como si Jin ya estuviera dormido. Caminó alrededor de él y se fue a la parte trasera, recargándose en la cajuela.
Jin se quitó el trapo blanco y suspiró derrotado. ¿Qué diablos estaba haciendo? ¿Por qué tenía qué desquitarse con Kame? ¿Por qué golpearlo con sus frustraciones? Eran suyas y de nadie más. Kame no tenía la culpa de ser tan lindo… Bueno, quizá sí.
Movió la cabeza negándose a pensar como un tono sobre las posibles causas del por qué era un torpe. Takako siempre se lo decía, le daba mucha importancia a todos los problemas que se le venían encima, quizá cuatro veces más atención de la que debía prestar, por eso siempre terminaba desquitándose con las personas menos indicadas.
Miró el retrovisor y solo logró ver la parte superior del cabello de Kame. Lo ajustó y miró completamente su espalda y cabeza: seguía hablando por teléfono. Observó el reloj y se dio cuenta que apenas habían pasado cinco minutos. ¿Se estaba volviendo maniático o qué?
Era mejor si se dormía un poco, después de todo, no había dormido la noche anterior y una siesta no le haría daño. Ya que dejara a Kame en su casa, entonces podría descansar apropiadamente. Así pues, se cruzó de brazos y se acomodó por el respaldo para dormir tranquilo, sin la interrupción de nadie (ni siquiera la suya para Kame).
“-Jin, te presentó a Uehara Takako. Vamos en la misma clase –dijo el amigo que Jin y ella tenían en común.
-Mucho gusto –dijo con su voz dulce.
-Encantado –y esa palabra quería decir que estaba muy impresionado de conocer a una chica como esa.
En la casa de su amigo había una fiesta, mejor dicho, una parrillada. Los anfitriones estaban preparando la carne y demás cosas para comer, mientras que los demás chicos se divertían hablando entre sí, bailando, etc. Había un sinfín de actividades qué realizar en ese lugar.
-Oye, ¿ya viste eso? –comentó un chico a otro que estaba asando la carne.
-¿Qué cosa?
-Akanishi y Uehara no se han separado desde que los presenté –dijo el otro con un dejo de burla.
-Es verdad. Quizá terminen saliendo –comentó el otro burlonamente también”.
“-¡Te estoy diciendo la verdad, Yucci! –dijo Jin emocionado- ¡Es muy bonita y además…! ¡Me encanta la forma en que habla de sus estudios! Se nota que es una chica muy dedicada y sabe lo que quiere. Lo que también me atrae es el poco maquillaje que usa, es decir, es muy natural, Yucci. Simpática, comprensiva y amigable. Así la describen todos los que la conocen –Jin caminaba hacia atrás para ver de frente a Maru.
-¿Y cuál es la percepción que tienes tú? –rodó los ojos. Ya se sabía eso porque Jin no dejaba de hablar de Takako cada que podía.
-Bueno, la impresión que me dio cuando hablé con ella fue… -se quedó pensativo y después sonrió con galantería- el tipo de persona que se preocupa por la gente que quiere y que la rodea. Un poco seria con los nuevos, pero amigable. No me negó la palabra cuando quise hablarle, y cuando comenzamos a bailar… La verdad no supe cuánto estuvimos conviviendo, se me fue el tiempo volando.
-Ya te imagino. Supongo que por poco te le echas encima. ¿Por qué no lo hiciste? –entró en la cafetería seguido de Jin.
-Eso no sería caballeroso de mi parte, Yucci –esbozó un puchero muy ofendido.
-Si tanto te gustó, ¿por qué no le pediste una cita? Es eso a lo que me refiero –Maru tomó una bandeja de la fila y esperó su turno para la comida.
-Me dio pena… -contestó jugando con sus dedos índices.
-¡EH! –preguntó Maru sorprendido, volteando con Jin- ¡Estás de broma!
-¡Es la verdad! –se defendió sonrojándose.
-… No te lo creo… Capaz que ella huyó de ti en cuanto le pediste su número telefónico…
-¡Es en serio! ¡Yucci! –lo siguió rápidamente al escuchar aquella burla. Aunque Maru hablaba en serio”.
“-¿Sabes cuál fue mi primera impresión de ti? –preguntó Takako abrazada de Jin.
Ambos se encontraban acostados en la cama, después de despertar de una noche tierna donde se habían complacido mutuamente por primera vez.
Takako descansaba en el pecho de Jin, mientras que él acariciaba su cabello tranquilamente, escuchándola.
-¿Cuál?
-Que eras un chico muy simpático, pero demasiado galán. Algunas personas me dijeron que era tu costumbre hablar con las chicas hermosas.
-Es cierto que me atraen las chicas pero… no soy así –sonrió apenado.
-Me siento orgullosa de mí misma, ¿sabes? –volteó con él con una sonrisa.
-¿Por qué? –le arregló el flequillo despeinado y no detuvo sus caricias por su piel y cabello.
-Porque al menos llamé tu atención desde aquel día. Creí que sería la última vez que te vería –se acercó un poco más para recostarse sobre su hombro, sin dejar de mirarlo-. Cuando me pediste una cita… No sabes lo feliz que me sentí.
-¿Porque creías que no me gustarías? –cuestionó mirándola con preocupación.
-Sí –asintió apenada-. Creí que ese día me habías visto como… una chica agradable. Nada más.
-Las chicas agradables son mi debilidad –sonrió con picardía.
-¿No lo eran las chicas hermosas? –Takako alzó la ceja sin comprender.
-A todos los hombres nos gustan las chicas hermosas, pero todos tenemos nuestro tipo diferente e ideal –le aseguró picándole la punta de la nariz, gesto por el cual Takako se sonrojó.
-Comprendo –se enderezó un poco y besó los labios de Jin con ternura-. Continuaré siendo agradable, entonces.
-Sí, porque si te conviertes en un ogro, escaparé de ti.
-Jin~ -se quejó la chica esbozando un puchero”.
“-¿Vivir juntos? –preguntó Takako sorprendida.
-Sí. Pronto terminaré la universidad y estoy buscando mudarme de mi casa. Quiero independizarme y… llevamos años siendo novios. Me gustaría dar el siguiente paso si es que tú te sientes segura de querer hacerlo –propuso Jin con el corazón en la mano. Una negativa de seguro le haría mucho daño, pero no podía ser egoísta. Quería vivir con ella y quizá, algún día hacerla su esposa.
-¿Estás seguro de eso? –preguntó Takako preocupada.
-Sí. Muy seguro –contestó Jin asintiendo y tomando las manos de su novia-. De hecho les hablé a mis padres de la posibilidad de vivir contigo. No están muy de acuerdo porque no estamos casados, pero en estos tiempos, esas cosas ya no son necesarias.
-Estoy de acuerdo pero… -apretó los labios pensando si podrían vivir juntos y no pelearse muy seguido. Conocía a Jin, pero no sabía sus hábitos de vivienda- No lo sé, Jin. Tengo qué pensarlo porque… hay cosas que no sabes de mí. No sabes cómo vivo ni mis hábitos de todo el día en casa.
-Lo sé y estoy consciente –sonrió apenado-. Aún así quiero intentarlo, pero sino te sientes lista, podemos esperar un poco más.
-Déjame pensarlo –sonrió conmovida por la comprensión de Jin.
-Claro”.
“-Jin, no tenías por qué ser grosero con él –dijo Takako cerrando la puerta del apartamento después de haber entrado detrás de Jin, quien caminaba al interior muy alterado.
-No pude evitarlo –contestó arrojando sus cosas al sofá.
-Solo estaba siendo cortés conmigo, Jin. ¡Eso no es un pecado! –Takako se sentía apenada por el pobre mesero que trataba de hacer su trabajo, pero para Jin, ese tipo se la pasaba mirando demasiado a su novia. No podía permitir semejante desfachatez.
-Es pecado desear la mujer de tu prójimo, ¿no? –cuestionó Jin mirando seriamente a su novia, quién abrió la boca sorprendida y se llevó una mano a la frente.
-¡¿Desde cuándo eres católico?! –Jin no respondió- No puedo creerlo… ¡Es la peor escena de celos que me has hecho! ¡Estoy cansada de tus celos estúpidos, Jin!
-¡¿Celos estúpidos?! –cuestionó dolido pero más que nada, enfadado.
-¡Sí! ¡Celos estúpidos! ¡Tenme confianza, ¿quieres?! –no era la primera vez que Jin hacía ese tipo de escenas en público o privado. Ya eran bastantes y estaba cansándose- ¡No quiero vivir con alguien celoso! Si vas a continuar así… recoge tus cosas y vete –desvió la mirada, sintiendo mucho miedo de sus propias palabras. Sabía que si Jin aceptaba irse, se derrumbaría ahí mismo, pero la mezcla de desesperación y enojo la obligaban a tomar medidas extremas. Ya había aguantado mucho los celos de Jin como para encima, tener qué pasar la vergüenza de aquella noche.
Lo quería mucho. Lo amaba de verdad. Cada noche que hacían el amor, antes de dormir, cuando partían a sus trabajos correspondientes, se iban de viaje, etc., se lo decía, le expresaba cuánto lo amaba y necesitaba… Pero a veces era el colmo. No podía continuar si iba a tener sus ataques de histeria.
Por otro lado, Jin no podía dar crédito a lo que estaba escuchando. Takako lo estaba corriendo de su apartamento solo por querer protegerla, por tener miedo a perderla. ¿Eso era malo? Ya habían discutido antes por la misma cosa pero ella jamás había tomado una medida tan drástica.
-Piensa dos veces lo que me estás diciendo –dijo Jin armándose de paciencia sin saltar a una decisión apresurada.
podido comprender sus sentimientos. Entendía cuándo se estaba portando mal, pero para él… querer defenderla, darle su lugar y protegerla no era nada malo. Ni tampoco la forma en cómo hacía las cosas.
-… Ya te dije que estoy cansada –se le quebró la voz y se recargó en la pared, sintiendo que las fuerzas que tenía en las piernas, se le iban rápidamente. De repente se sentía como una paralítica que necesitaba la ayuda de un soporte para mantenerse en pie-. Te amo. Mucho, Jin. No sabes cuánto estoy dispuesta a hacer por ti pero… quiero que entiendas que esas escenas no nos llevan a ningún lado. Por favor…
-Y yo quisiera que entendieras que es mi forma de decirte que te amo. Entiendo que me quieres, nunca dudaré de tus sentimientos. ¡Solo que odio que las demás personas se tomen tantas confianzas contigo!
-Ya me lo has explicado muchas veces. Pero sinceramente… Jin, hay cosas que no me gustan y te lo he dicho… ¡Y sigues haciéndolo! –él se quedó atónito, dándose cuenta que había olvidado todas esas peticiones. No recordaba ni una sola.
No dijo nada más. Estaba más enfadado con él que con ella.
Quizá… sí era un egoísta…
Y no soportó un minuto más estar en frente de Takako. Sin avisar, tomó las llaves que había dejado en el sofá y pasó de su novia, quién no lo detuvo. Abrió la puerta y salió sin desear regresar atrás”.
“-¿Has hablado con Takako-san? –preguntó Maru mirando a Jin en su escritorio de la escuela de idiomas.
-No –contestó mirando de reojo a su jefe, el Presidente del Departamento de Inglés-. No hablemos de estos temas en la oficina, Yucci. Nos van a regañar.
-Ella está triste, Jin –insistió su amigo cuidando no ser reprendido por su superior-. Piensa que fue demasiado correrte del departamento.
-… No creo que haya hecho demasiado, es decir… no fue algo tan grave. Fue necesario –aceptó arreglando sus listas de estudiantes.
-¿Cómo dices? –se asustó. Pensó que quizá Jin estaba pensando en la posibilidad de no regresar con Takako, de que fuera tan egoísta de pensar que ella estaba en lo correcto y no quería arreglar las cosas.
-Tiene razón en algo –sonrió apesadumbrado-. A veces mis celos sí son muy estúpidos.
-Jin… -Maru se sintió más tranquilo, pero no completamente, pues aún podía sentir desorientado a Jin.
-No sé cómo decir “lo siento” –jugó con el bolígrafo rojo y los ojos se le llenaron de lágrimas.
-Creo que primero debes intentar controlarte y después hablar con ella. No creo que te rechace –le sonrió comprensivamente.
-Sé que no lo hará. Pasa que me siento tan avergonzado que no sé por dónde comenzar…
-Jin… Tie…
-¡Hey! ¡Dejen de conversar y a trabajar que para eso se les paga! –los reprendió el jefe de Jin.
-Hai! –contestaron ambos volviendo a sus deberes y Jin se limpió las lágrimas a la fuerza, a pesar de que el nudo que tenía en la garganta apretaba más y más, como una faja para bajar el volumen del vientre”.
“-Vaya… -sonrió Takako mirando al chico que se había detenido a preguntarle dónde había comprendo su gargantilla, pues era muy hermosa- sino te conociera muy bien, diría que eres el hermano comprensivo de Jin.
El aludido sonrió un poco dolido por el comentario. Estaba trabajando muy duro para dejar sus celos fuera y ese tipo de comentarios no le ayudaban mucho.
Takako se sintió un poco avergonzada al darse cuenta que Jin no contestó ante la broma y tomó su mano, haciéndolo detenerse.
-Lo siento. No quise…
-Está bien, tienes razón –suspiró y le sonrió fingiendo tranquilidad-. Vamos a cenar, ¿ne? Tengo hambre.
Ella se dejó guiar por su… Le gustaba decir que era su novio, pero lo cierto es que llevaban más de dos meses sin vivir juntos y también, Takako le dijo que sino cambiaba sus celos, no habría una segunda oportunidad. Le parecía muy cruel haberlo condicionado… pero solo quería ayudarlo.
Algo podía percibir en él: estaba confundido.
Con respecto a Jin, cada día que pasaban separados era como una prueba de supervivencia. Deseaba tanto regresar a su lado y para eso, debía controlarse mucho con respecto al tema de querer golpear al primer tipo que pudiera coquetearle a Takako… pero de nuevo, eso traería problemas.
Se sentía ahogado. Presionado. El tiempo era su enemigo. O cambiaba en poco o se la quitaban. Era… demasiado para él.
De repente, sintió la mano de Takako jalándolo para detenerse, y lo hizo. Volteó con ella para preguntarle qué ocurría, pero solo pudo halarlo, colgándose de su cuello y comenzando un beso tranquilo, intentando contagiarlo con su paz característica y que Jin decía tanto amar.
Sin embargo, Jin no pudo dar mucho crédito a los besos y se quedó con los ojos abiertos, pensando que después no podría detenerse si llegaba a cerrarlos. Ese gesto le dolía… Mucho. Podía sentir cómo su corazón clamaba por abrazarla, pero también se desmoronaba por pensar que no sería mucho el tiempo que continuarían juntos. Un beso y ya…
-Jin, me duele verte así… -dijo Takako cuando dejó de besarlo. Le tomó las mejillas y le observó el rostro, preocupada por su expresión: parecía como sino le viera el sentido a estar juntos.
-Lo siento… -él bajó la cabeza alejándose de las manos de ella.
-Sé que estás intentándolo… que estás trabajando duro… -se sintió responsable de esa mirada sin alegría, poco divertida- Es muy difícil para ti, ¿cierto? Estoy siendo muy injusta contigo, ¿verdad?
-Pero tienes razón –movió la cabeza en forma negativa-. Tengo qué cambiar para no hacerte daño…
-Te estás haciendo más daño así –se le quebró la voz al darse cuenta sobre que Jin estuviera así, era en parte culpa suya por no ayudarlo a encontrar un camino menos doloroso de eliminar aquella parte destructiva de su persona-. Perdóname. No debí dejarte solo… -se abrazó a él y comenzó a sollozar.
-No es tu culpa –contestó Jin queriendo rodearla pero… le ganaría después el deseo de no querer soltarla.
-Deja de justificarme –se acurrucó en su cuello y lo abrazó con más fuerza.
La desesperación estaba comiéndolo por dentro. Quería abrazarla, tenerla cerca. No quería que se culpara por sus celos y tampoco que estuviera triste. No quería escucharla llorar.
-Siento que… sino cambio rápido… te podrían apartar de mi lado. No quiero eso… -contestó haciendo un gran esfuerzo por no abrazarla.
-Eso no sucederá. Solo te amo a ti –le buscó la mirada y pudo notar que el rostro de Jin ya lucía con lágrimas-. No te apresures. Te harás más daño, Jin. No quiero verte exhausto de no poder lograr todo a corto plazo –le tomó las manos y lo hizo rodearla por la cintura.
Él ya no pudo más, estrechó el cuerpo de Takako contra el suyo y comenzó a besarla desesperadamente en los labios. Mucho tiempo había pasado antes de poder darle un beso. Ella nunca se había dejado antes, todo por protegerlo de creer que continuaban siendo algo… Y lo eran, solo que las medidas de Takako eran demasiado estrictas. Tanto que lo estaba lastimando día con día. Por eso… el sentirla de nuevo cerca, sin rechazarlo, buscándolo para sentirse más seguros ambos, era como una bendición y el fin de dos meses de agonía, donde no podía tenerla entre sus brazos, ni besarla… Un simple coqueteo y ella lo rechazaba. Era muy duro para él.
-Perdóname, Jin –le pidió aferrándose a su ropa por la espalda-. Ésta vez, vamos los dos juntos, ¿ne? Te ayudaré. Estaré contigo…
-Arigatou… -dijo escondiendo su rostro en el hombro de su novia.
-Jin… -lo llamó con ternura, sintiéndolo temblar debido a todas las emociones que debía estar sintiendo.
-¿Mmm? –preguntó intentando amortiguar sus sollozos.
-Bienvenido a casa –le susurró dándole a entender que podían vivir juntos de nuevo.
-Takako… -suspiró emocionado por la respuesta”.
“-Hijo, ¿cuándo vas a casarte? –preguntó su madre que había ido de visita.
Takako no estaba en casa. Se encontraba en el hotel veterinario debido a una llamada de emergencia.
-No lo sé, mamá –contestó Jin sonrojándose mientras tomaba un poco de té.
-Sabes que mi ilusión y la de tu padre es tener nietos, ¿verdad? Reio aún no está en edad de eso y… bueno… Takako-chan y tú ya tienen la edad suficiente para…
-Lo sabemos, mamá –contestó Jin con una sonrisa comprensiva-. Pero por ahora Takako está enamorada de su trabajo. Un embarazo la obligaría a alejarse los nueve meses del hospital. Creo que ahora le haría muy infeliz el tema.
-Pero… pero toda mujer anhela ser madre –repuso la mujer preocupada de no poder ver algún día el rostro de sus nietos.
-Y no creo que Takako sea la excepción, pero ella ahora está enfocada en su carrera. No quiero ser egoísta y proponerle tener un niño ahora mismo. Además, ni siquiera nos hemos casado.
-¿Por qué? ¿No quieren? –la mujer ladeó la cabeza preocupada- ¿Hay problemas entre ustedes? ¿Ya no la quieres?
Una pregunta muy incómoda para él, ya que hacía unos días se había dado cuenta que disfrutaba mucho de la compañía de otra persona… Su pupilo que tenía apenas mes y medio en el trabajo. No comprendía cómo podía gustarle tan rápido… Solo había pasado y estaba trabajando mucho para olvidarse de esos sentimientos absurdos.
-No digas esas cosas. Estamos muy bien. Solo que por ahora… estamos muy ocupados con el trabajo y no tenemos tiempo de ver esos detalles –contestó Jin tomando un sorbo de su té.
-¿Quisieran que tu padre y yo los ayudáramos? –sonrió más tranquila.
-No, mamá. Deja que nosotros decidamos cuándo queremos hacerlo. No te preocupes, tendrás tus nietos algún día. Sino son de parte de mía, al menos de Reio.
-Jin, ¿algo me estás escondiendo? –lo miró con desconcierto. Ella quería nietos de ambas partes, no solo de una.
-No es nada, mamá. Solo que no estamos pensando en eso todavía –le aseguró tomándole la mano a la mujer.
-Pero…
-Tadaima! –se anunció Takako cerrando la puerta.
-Deja el tema. Vas a apenar a Takako. Sabes cómo es –le advirtió a su madre poniéndose de pie para ir a recibir a su pareja.
La mujer hizo un puchero de resignación y se cruzó de brazos.
Jin sonrió ante esa protesta caprichosa y movió la cabeza pensando, cuál era la prisa de querer nietos. Lo sentía mucho por sus padres. Los amaba de verdad, pero no podía casarse con Takako teniendo tal desorden sentimental”.
Restregó los ojos y los abrió lentamente, notando lo poco nítida de su mirada. Continuaba en el auto, recostado en el asiento con las manos sobre su regazo, entrelazadas y su cabeza un poco ladeada del lado de la ventana.
Estaba oscuro a su alrededor y pensó que quizá habría dormido escasos treinta minutos, pero en sus sueños, donde había recordado muchas de las vivencias importantes con Takako, parecía haber vivido de nuevo en aquellos años.
-Ah… 27Namida? –se preguntó cuando sintió las mejillas húmedas. Se llevó un dedo a los ojos y se dio cuenta de que tenía lagañas. Sí, había llorado en sueños. No se culpaba, porque aquel recuerdo sobre lo difícil que había sido vivir sin Takako por dos meses de verdad era triste, pero gracias a ello, sus celos habían disminuido en un setenta porciento. Se sentía orgulloso de eso.
Cuando movió la otra mano la sintió entumida. De inmediato el hormigueo de un calambre atacó sus nervios y comenzó a moverla para que la molestia desapareciera. Movió el cuello...
...junto con sus hombros para relajarlos un poco y suspiró sintiéndose aún un poco aturdido por despertar.
Encendió la luz interna del coche y se encandiló con la misma, cerrando inmediatamente los ojos para acostumbrarse poco a poco a la luminosidad del foco “luz de día”. Tardó poco y miró a su lado. No había nadie. ¿NADIE?
Miró hacia el espejo retrovisor, por donde por última vez había visto a Kame hablando por teléfono con la tal Yoko. Y ahí continuaba, pero ya no hablaba, sino que estaba en la misma posición, recargado contra la cajuela, inmóvil. Se levantó la manga izquierda de su saco para ver la hora y descubrió que eran… ¡media noche!
¡¿Por qué Kame no lo había despertado?! ¡Había dormido por cuatro horas! Un poco más. Afuera debía estar haciendo frío y Kame no llevaba puesto más que su ropa habitual del trabajo. ¿Acaso estaba mal de la cabeza?
Se bajó rápidamente del vehículo y cerró la puerta muy molesto. Lo reprendería. Le diría que estaba…
-¿Qué tienes? –preguntó en cuanto le vio el rostro empapado en lágrimas.
-Ah… Senpai –dijo limpiándose el rostro desesperadamente con sus manos. El celular continuaba en una de ellas-. Lo siento, no quise despertarte. Me dijiste que no dormiste en toda la noche y… cuando te vi tan tranquilo durmiendo, me remordió la consciencia.
-Deja de hablar tonterías… -sacó un pañuelo y le detuvo las manos- No hagas eso. Se te infectarán los ojos si es que tienes las manos sucias. Úsalo.
-Gracias… -contestó tomando el pañuelo café y secándose el rostro, dejándolo a la altura de su nariz para evitar que los sollozos, que aún dejaba escapar, se escucharan.
-¿Qué ocurrió? –preguntó Jin recargándose en la cajuela.
Kame no respondió de inmediato y se alejó el pañuelo del rostro. Lo acarició mirándolo, pensando en cómo diría lo humillado que se sentía… pero no encontraba las palabras.
-Kame-chan… -lo incitó a hablar tomándole el hombro y apretándoselo, esperando no ser muy insistente.
-No sé cómo decirlo… -contestó con una sonrisa irónica.
-Como lo sientas.
El menor volvió a derramar lágrimas en cuestión de segundos. Parecía que no dejarían de brotar porque salían más y más, marcando nuevos senderos y pasando por los ya hechos. Los ojos de Kame nuevamente volvieron a verse empapados en su contorno y quiso evitar los sollozos.
-Soy tan patético que me doy pena a mí mismo… -dijo entre el enojo y la tristeza, además de la vergüenza.
-¿Qué dices? –nunca lo había visto tan triste, al menos no al punto de despreciarse a sí mismo. Sabía que era muy sensible pero…
-Soy el mayor perdedor de la historia… -agregó con la voz quebrada, anulando completamente su campo de visión por las lágrimas que brotaban sin parar.
-Kame-chan, no digas eso –sintió un dolor muy profundo en el pecho cuando escuchó su voz completamente irreconocible por el sentimiento de impotencia y desesperación que presentaba el menor. Podía sentir su amargura, su enfado, su vergüenza y desconsuelo. Era como si fuera propia.
-Ay, acéptalo, senpai –sonrió irónicamente sin ser capaz de mirar a Jin a los ojos-, ni dando clases soy bueno.
-¿Quién ha dicho eso? –quiso tomarle las manos para tranquilizarlo, pero eso solo lo asustaría, así que pasó su brazo por sus hombros para darle un discreto abrazo sin atraerlo a su cuello como deseaba.
-No voy a decirlo –contestó sintiendo la calidez de su superior. Sabía que quería reconfortarlo, pero él comprendía perfectamente que su trabajo era una farsa-. No tiene caso. A mí lo que me importa… es que estoy fallando en todo… En cada cosa… que quiero… ¡¡No la logro!!
-Hey, para ya… -le quitó el pañuelo y comenzó a limpiarle las lágrimas nuevamente.
-¡Es la verdad! –se desesperó y cerró los ojos tan fuerte que las lágrimas no salían, lo que preocupó a Jin- ¡Soy un perdedor! ¡Un pobre diablo!
-He dicho que basta –no pudo evitarlo. Lo rodeó completamente por los hombros y lo acercó a su cuerpo, intentando transmitirle el calor que le hacía falta-. No te llames así. No lo eres.
-¡Lo soy!… -contestó aún llorando- No me has despedido porque te debo de dar lástima.
-¡Hey! ¡No soy un desgraciado! –lo alejó por los hombros y lo miró muy enojado. ¿Ahora resultaba que todo el mundo estaba en contra de Kame? Quería matar a aquel que lo había hecho sentir tan mal.
-¡Es la verdad, senpai! ¡No me ven futuro y tú eres el único que me dice que progreso día con día!
-Sonoda-senei fue la primera en creer en tus capacidades. Deja de subestimarte –le habló con severidad.
-¡¡Estoy harto!! –bajó la cabeza, acabado por sus sentimientos.
Volvió a abrazarlo con fuerza, recordando a Reio cada que lloraba igual que Kame. Le acarició la espalda pero el menor no le respondía, solo continuaba llorando en su regazo. Comiéndole todos sus pensamientos por dentro.
A base de palabras de consuelo y un tratamiento de abrazos especial, Kame logró calmarse al grado de solo sollozar cada determinado número de segundos. Parecía como una maquinita exacta de sonidos, cosa que le parecía adorable a Jin si no estuviera llorando.
Pocos minutos después, estaba completamente calmado, pero con la cara arruinada por el llanto. Esbozaba un puchero de vergüenza, sintiendo que se había comportado como un tonto en frente de Jin. A veces le daban esas crisis nerviosas y ataques de inseguridad, pero ese había sido el más grande y obviamente, le provocaba un bochorno enorme haberlo tenido en frente de su superior.
-… Lo siento… -dijo Kame después de un incómodo silencio muy largo- Dije cosas muy tontas sobre ti… Perdóname, senpai –tenía miedo de que volviera a molestarse con él como hacía poco.
-No pidas disculpas –le sonrió más tranquilo de verlo calmado-. Me preocupé porque nunca te he visto así.
-Lo siento… -bajó la cabeza avergonzado- No te enojes conmigo, por favor…
-Kame-chan… eres tan adorable que eso es imposible –le acomodó el cabello y quiso abrazarlo fuertemente de nuevo, pero… ya no tenía excusa para tenerlo cerca y mimarlo.
-No es cierto… Hace unas horas estabas tan molesto que solo querías deshacerte de mí –contestó Kame aún muy triste.
-Y te pido perdón por eso. No hiciste más que preocuparte por mí y lo valoro. Solo que quisiste abordar el tema en un mal momento. Perdóname, no debí desquitarme así –le sonrió para que Kame se tranquilizara, pero no lo hizo, solo asintió y continuó sin mirarlo.
-… Estoy cansado –sonrió al darse cuenta que todo el cuerpo le dolía y sobre todo, su cabeza la sentía muy pesada. Tenía jaqueca.
-¿Puedo preguntar de nuevo qué pasó? –le buscó la mirada que aún tenía baja. No podía estar tranquilo hasta verlo sonreír como siempre.
-Ah… Nada. Pasa que… mi plan para irme al extranjero todavía no está arruinado –contestó Kame con una sonrisa irónica.
-¿Eh? No comprendo.
-Me-me habías preguntado antes si tenía novia, ¿ne? –se animó a subir la mirada, temeroso de que Jin fuera a decepcionarse por la verdad que iba a revelarle.
El mayor asintió, sintiendo miedo de que Kame le dijera que en efecto tenía pareja, y que nunca quiso decirle nada. Si eso era así… se sentiría como un tonto, pero no tenía derecho a protestar porque la decisión de contarle o no, era de él y nada más.
-No te mentí, no tengo novia –Jin sintió un gran alivio que le remordió la consciencia pero no dijo nada al respecto-. Tengo… ¡Tuve!... ¿Tenía? –sonrió amargamente al no saber cómo catalogar la situación actual- Bueno… tenía algo que era parecido… Mmm… Era un free, senpai.
-¿Un free? –preguntó Jin sorprendido.
-Sí, ya sabes… Es…
-Lo sé, lo sé. Continúa –le sonrió ocultando sus celos.
-Como vivimos muy lejos el uno del otro, por eso decidimos dejarlo como una relación más libre –aceptó tragando un poco de saliva y aclarándose la garganta-, pero… yo pensé que…
-¿Podrían estar juntos algún día? –cuestionó sonriendo comprensivamente.
-Sí… Porque estoy enamorado de ella, senpai –sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas y se las limpió violentamente con las mangas de su camisa-. Soy un idiota, ¿verdad?
-Hey, dije que basta de insultarte -le apartó las mangas y le limpió el rostro- No eres un idiota. No tiene nada de malo enamorarse.
-Sí, sí lo soy… porque yo sabía que no era el único free que tenía… -sonrió muy molesto consigo mismo- Pero quise intentarlo.
-¿Qué quieres decir con eso? –se imaginaba que la “amiguita” de Kame, era de esas típicas mujeres que les gustaba jugar con cuanto hombre se les ofrecía, y con jugar no se refería precisamente a unos cuantos besos, sino a llegar hasta el final. Sí… definitivamente Kame era un tonto por pensar que una persona así cambiaría, pero no iba a decírselo.
-Era muy detallista con ella –comenzó a juguetear con sus dedos, recordando las noches que pasaban juntos-. Había otro chico con el que andaba y quise ganarle. Comencé a ser más tierno. Me comportaba bien estando a su lado. Era lo más caballeroso posible. Solo quería hacerle saber que de verdad la quería bien, que no la veía más como un free sino como la chica de la que me enamoré –Jin escuchaba atentamente, imaginándose lo difícil que habría sido para el menor intentar conquistar a alguien así. Hacer cambiar de opinión a una persona que se vivía de la satisfacción sexual era difícil-. No viajaba a acostarme con ella o a coquetear, sino a protegerla. Si no quería, no teníamos sexo. Si solo quería que la escuchara, lo hacía. Si quería que me quedara a pasar la noche pero sin toqueteo, lo hacía. Incluso… sino quería verme, me retiraba y no volvía hasta que pudiera.
-Kame-chan… -no podía tacharlo de enamorado porque no lo era. Había una gran diferencia en ser noble y estar desesperado, a saber lo que tienes en frente. Para él, Kame era un tono… Un tonto adorable, pero sin duda no podía defenderlo. Había cometido un grave error satisfaciéndole en todo lo que quería.
-Lo sé… Soy un idiota –sonrió al escuchar aquel tono de compasión-. Tat-chan me dijo que no podía pensar en ella como una opción. Se alarmó mucho cuando se dio cuenta que yo ya no veía nuestras noches como “una relajación con terapias de sexo y sus derivados”, sino… como pasar la noche con la persona que amo, no solo haciendo el amor, sino consintiéndola en todo lo que quisiera.
El término “hacer el amor” le perforó el corazón. Una mujer como esa no era digna de tener a Kame, y menos si lo hacía sufrir de ese modo tan cruel. Menos mal que no era hombre, sino iría especialmente a darle unos buenos golpes y dejarle en claro que era un imbécil por dejarlo ir.
-Decidí declararme, pero pensé que la mejor forma de hacerlo sería… proponiéndole matrimonio, para dejarle claro qué tan en serio iba con ella –Kame se sonrojó al escucharse confesar eso a otra persona que no fuera Ueda.
Jin agrandó los ojos escuchando tal determinación. ¿Tanto amaba Kame a su rival?... ¿Rival? Ok, él también estaba comportándose como un idiota.
-Me equivoqué… -se encogió de hombros y miró al cielo, recordando las palabras de Yoko.
-Te rechazó… -dijo lo que a Kame le costaba tanto trabajo, por lo que el menor solo asintió.
-Dijo que no quería un compromiso tan grande. Que lamentaba no darse cuenta antes de todo lo que sentía por ella. Me pidió que no la volviera a buscar. Dijo que no podía continuar conmigo porque no quería hacerme daño. Que no me merecía –y entonces sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas-. La misma frase de las últimas chicas que había frecuentado…
El mayor no pudo decir nada más, porque estaba consternado con las palabras de Kame, absorto en los recuerdos que estaba compartiendo en aquel momento. Fue entonces cuando se dio cuenta, que no conocía ni un poco al menor pero… por alguna razón, terminaba gustándole más. Quería protegerlo de gente como esa tal Yoko.
-Todas me ven como alguien muy lindo. Una me dijo que como hermano pequeño le encantaba, pero cuando pensaba en besarme… le remordía la consciencia… ¿puedes creerlo? –sonrió ladeando la cabeza, sintiéndose patético- Otra dijo: “Eres tan lindo que no podría verte como novio. Pero seamos amigos, ¿ne?”. No puedo obligarlas a que me quieran… pero de verdad
quisiera tener a alguien a mi lado que no me vea solo como alguien lindo… sino como un ser humano que necesita de su pareja para ser feliz…
-Little teacher… -pensó que si lo llamaba así, sonreiría
un poco, pero se equivocó, solo logró que el puchero de tristeza de Kame se volviera más notorio.
-Hasta tú lo haces, senpai… -bajó la cabeza lentamente.
-Yo… Lo lamento… No lo hice con mala intención.
-Sé que no lo haces –suspiró y se limpió una lágrima fugitiva-. A veces envidio a Tat-chan y a ti también.
-No hay nada qué puedas envidiar de un viejo como yo –le aclaró Jin desordenándole el cabello.
-Tienes a Takako-san. Ella es una muy buena persona, senpai. No la dejes ir –le sonrió con ternura.
-No te preocupes. Encontrarás a alguien. No te desesperes… -quiso abrazarlo, pedirle que no mencionara a Takako porque ahí estaba él, y no lo veía solo como alguien lindo como un peluche… sino, como una persona que ahora sabía que estaba necesitada de cariño, que quería amar y ser amado.
-Hai… Lo siento –le sonrió avergonzado-. Has tenido qué escuchar todas mis quejas.
-Estamos a mano porque yo también te fastidio con las mías.
-No me fastidias –se sintió más contento de que Jin comenzara a bromear.
-Es un alivio saberlo. Continuaré contándote mis tragedias entonces –sonrió más contento de ver a Kame con una sonrisa más tranquila en el rostro. Sintió el impulso de besarlo, de decirle que el lo cuidaría y que no tenía de qué preocuparse porque estaba interesado en tomar su corazón… pero no lo hizo. Aún tenía muchas cosas qué pensar antes de dejarse llevar por sus sentimientos-. Oye… -le picó la mejilla y Kame sintió cosquillas, por las que hizo un puchero- no te tragues esas cosas, ¿quieres? Está bien que sea tu superior, pero puedo ayudarte siquiera a desahogarte. No te las guardes si es que quieres contarlas.
-Lo siento… -sus mejillas se encendieron poco a poco y bajó la cabeza.
-Sino está Ueda-san para ayudarte, ¿entonces me verías como una opción de… saco de golpear? –preguntó intentando hacerlo reír.
-¡No te voy a pegar, senpai! –contestó Kame riendo un poco por sus palabras, logrando que Jin sonriera con satisfacción.
-Por si algún día lo necesitas –insistió.
-Lo tendré en mente. Gracias –asintió agradecido de que Jin estuviera alrededor para consolarlo.
-¿Y quién ha dicho que la tortuga es mala enseñando, eh? Despediré a los profesores malos –se tronó los dedos.
-No me digas tortuga… -Ueda le decía igual pero estaba acostumbrado a él.
-¿Tortuguita?
-¡Senpai! –Kame volvió a reír divertido y Jin comenzaba a sentirse más y más deseoso de besarlo, pero no podía hacerle eso porque estaba muy sensible gracias a la baka de Yoko.
Sin embargo, el menor hizo una mueca de incomodo y se llevó las manos a la boca, para después dejar escapar un estornudo que le hacía cosquillear la nariz, lastimando un poco su garganta.
-Será mejor irnos –dijo Jin reparando en ese momento que estaban en invierno y a media noche en las calles.
-Hai –aceptó el menor volviendo a estornudar.
-¿Te sientes bien? –preguntó Jin tomando sus mejillas para medir la temperatura (mero pretexto para tocarlo).
Vio halagado que Kame se sonrojaba pero de inmediato, olvidó ese tonto sentimiento de “¡gané!”, y se preocupó.
-Estás ardiendo… -le dijo mientras se quitaba el saco para cubrirle los hombros y la espalda.
-Estoy bien –movió su mano en forma negativa pero no se opuso al abrigo de su senpai.
-¿Cómo puedes decir eso si tienes fiebre? –le frotó los brazos que quizá estarían fríos por el largo tiempo ahí afuera- Debiste despertarme. Es seguro que te enfermarás por el tiempo que estuviste aquí afuera –lo guió al lado del copiloto para meterlo a coche y llevarlo inmediatamente a casa.
-De verdad, senpai. No estoy tan mal –los ojos le lloraron porque comenzaban a arderle.
-Te llevaré a casa –lo metió en el vehículo y cerró la puerta, ignorando las peticiones de Kame para que no se preocupara.
El menor lo vio rodear el auto por la parte delantera del mismo y se acurrucó con los pies sobre el asiento para darse calor, vistiendo bien la chaqueta de Jin. Pensó en su superior como una persona muy servicial, era amable y cálido cuando estaba fuera del trabajo… Aunque ahora que lo pensaba, con él era muy bondadoso todo el tiempo. Casi podía decir que procuraba cuidarlo mucho.
Quizá era porque lo veía como a un hermano menor, como la mayoría de la gente.
Cuando Jin se subió al vehículo, rápidamente lo encendió y antes de ponerlo en marcha, dijo:
-En la guantera hay pastillas contra la gripe, y traigo agua en mi portafolio –le indicó que tomara la medicina para que la enfermedad no avanzara tan rápidamente.
-Senpai… -de verdad, él no se sentía tan mal. Podría llegar a su casa y recostarse. Estaba seguro que un poco de descanso le haría bien.
-Sino lo haces me voy a sentir culpable y te llamaré cada hora para saber cómo estás –amenazó poniendo en marcha el automóvil.
-Está bien… -suspiró derrotado y buscó el medicamento.
BOKU NO HIMITSU WA KANOJO GA SUKI…
(Mi secreto: ella me gusta…)
(Mi secreto: ella me gusta…)
-¿Aún no salen de ahí? –preguntó Jin regresando a su puesto de vigilancia: recargado en su automóvil.
-Ah, gracias –tomó la lata de café caliente que Jin le ofrecía y continuó mirando la puerta del restaurante donde Ueda y Maru habían entrado para cenar-. No, continúan ahí dentro.
-Ya veo –dijo Jin abriendo su lata y dándole un sorbo.
-Senpai, creo que ya es hora de que los dejemos solos, ¿no? Hemos presenciado que ambos están bien –dijo Kame sintiéndose un poco cansado.
-¿Tú crees? –cuestionó el profesor ladeando la cabeza.
El menor asintió esperando que Jin dijera que se irían en ese preciso momento.
-Solo una hora más, Kame-kun. Me preocupa a dónde se puedan dirigir después de esa cena –contestó Jin sin dejar de mirar la puerta.
-¿No querías que estuvieran solos?
-Pero Yucci nunca ha estado con un hombre.
-Tat-chan no muerde… -Kame hizo un puchero de protesta.
-Lo sé pero…
-Son adultos. Se saben comportar. No creo que terminen en la cama, senpai –Kame no abrió la lata de café. La verdad es que no tenía ganas de tomar nada.
-En eso creo que tienes razón.
Se quedaron callados por unos momentos y Kame volteó con Jin, esperando poder preguntarle algo que tenía en la cabeza, pero no estaba seguro de ser prudente.
-Senpai –lo llamó por fin.
Jin respondió un gemido sin dejar de tomar café y mirar la puerta. A Kame le desconcertó aquella actitud, porque estaba seguro que algo malo sucedía con él… y lo había notado desde hacía días.
-No seré tan amigo tuyo como Nakamaru-sensei pero… -Jin volteó a mirarlo cuando lo escuchó hablar de aquella forma- ¿puedo preguntarte algo?
-¿Qué quieres preguntar?
-Tú… -se armó de valor para que Jin no pensara que era un impertinente- ¿tienes problemas con… Takako-san?
-¿Eh? –sonrió nervioso- ¿Qué clase de pregunta es esa?
-Me doy cuenta que… últimamente el tema te irrita –contestó temeroso.
-¿Ah, sí? –se sintió incómodo. Kame estaba en lo cierto, pero no era culpa de Takako, sino suya… En repetidas ocasiones se había dicho a sí mismo que no podía ser gusto lo que sentía por Kame, sino una hermandad como con Reio, su hermano menor.
-Perdona si soy imprudente –se sintió tenso al no obtener respuesta más que una mirada severa y perdida de parte de Jin.
-Sí, lo eres, y mucho –le contestó dándole un gran sorbo a su café, anhelando que fuera cerveza.
-Lo siento, senpai –insistió Kame bajando la cabeza apenado.
-Te llevaré a tu casa –Jin se separó del coche y lo rodeó para abrir la puerta del chofer, sin siquiera abrir la del copiloto para Kame.
-Senpai… -era la primera vez que Jin se molestaba al grado de querer deshacerse de él.
Sin embargo, Jin no le hizo caso y abrió la portezuela del coche. Se puso el cinturón de seguridad y esperó a que Kame se subiera.
El menor lo hizo, aún pensando que había arruinado el ambiente de confianza que se habría construido en ese momento pero… solo quería intentar ayudarlo como él siempre lo hacía. Esas eran sus únicas intenciones.
Jin por su parte, puso en marcha el carro cuando escuchó que Kame cerró la portezuela. Ni siquiera volteó a mirarlo. Estaba muy molesto. No le gustaba hablar de uno cuando estaba con el otro, es decir, no quería pensar en Takako cuando estaba con Kame y viceversa. Era una forma muy caprichosa de ver las cosas, pero por el momento, mientras aclaraba sus sentimientos y decidía qué hacer con los mismos, prefería no mezclarlos para no sentirse tan miserable.
-Senpai, de verdad lo siento… -pero Jin no le respondió, solo conducía a una velocidad razonable para llegar rápido al apartamento de Kame y dejarlo ya ahí, pues había arruinado el estar juntos con el nombre de su novia- No me volveré a meter en el tema, pero dime que me perdonas… -insistió aún observándolo. Aún así, Jin no lo miró ni contestó.
A Kame le dio mucha pena. Sin duda su más grande error había sido pensar que podía ser tan cercano a Jin en tan solo dos meses. El que él tuviera cierta confianza no quería decir que fuera recíproco… después de todo, Kame había propiciado eso y que Jin no lo igualara no quería decir que estuviera siendo grosero, ¿o sí?
Bajó el rostro cuando pensó que entonces, la amistad entre ambos no era como lo pensaba: comenzando a confiarse intimidades. Quizá solo Jin le contaba cuando estaba disponible o cuando Maru no se encontraba cerca para desahogarse… Sí… seguramente solo era el plato de segunda mesa.
Por su parte, Jin se masajeaba la frente pensando que estaba siendo muy injusto con Kame, después de todo, él solo buscaba ayudarlo. Siempre se sentía muy aliviado cuando hablaban con respecto a Takako… pero lo cierto es que ya no quería que ninguno de los dos fuera tan cercanos, debido a los sentimientos que estaba experimentando por su kohai.
Lo miró de reojo y se sintió culpable por esa mueca de tristeza que tenía el menor en el rostro. No. No podía dejar que se creyera cosas que no eran ciertas. No era verdad que no confiara en él… era solo que… No podía explicárselo sin tocar el tema de Takako, y tampoco podía dejarlo ir con una mala impresión sobre sí mismo.
Pero cuando abrió la boca para hablar, el teléfono de Kame sonó y lo contestó.
-Sí, soy yo –dijo el menor con pocos ánimos-. ¡Ah! ¡Yoko-chan! –dijo esbozando una sonrisa de felicidad.
Jin le dirigió una discreta mirada de soslayo y después regresó al camino. ¿De qué privilegios gozaba esa chica para que pudiera llamarla tan familiarmente?
-¿Eh? Espera un momento, por favor –se quitó el celular de la oreja y sintiendo miedo, le habló a Jin con el tono más sumiso posible-. Si quieres déjame aquí. Tengo qué contestar ésta llamada y creo tardaré mucho.
Su superior aparcó el coche en la siguiente calle, atrás de un automóvil rojo. Puso las intermitentes y el freno de mano.
-Te espero –se recargó en el asiento, aún sin mirarlo.
-¿Estás seguro? Quizá pueda tardar hasta una hora… -pero Jin se encogió de hombros y se puso un trapo blanco en la cara, simbolizando que iba a dormir en ese tiempo entonces- Gracias. Intentaré ser lo más rápido posible.
Al no recibir respuesta, se sintió más como un estorbo que como un amigo y salió del auto haciendo el menor ruido posible, como si Jin ya estuviera dormido. Caminó alrededor de él y se fue a la parte trasera, recargándose en la cajuela.
Jin se quitó el trapo blanco y suspiró derrotado. ¿Qué diablos estaba haciendo? ¿Por qué tenía qué desquitarse con Kame? ¿Por qué golpearlo con sus frustraciones? Eran suyas y de nadie más. Kame no tenía la culpa de ser tan lindo… Bueno, quizá sí.
Movió la cabeza negándose a pensar como un tono sobre las posibles causas del por qué era un torpe. Takako siempre se lo decía, le daba mucha importancia a todos los problemas que se le venían encima, quizá cuatro veces más atención de la que debía prestar, por eso siempre terminaba desquitándose con las personas menos indicadas.
Miró el retrovisor y solo logró ver la parte superior del cabello de Kame. Lo ajustó y miró completamente su espalda y cabeza: seguía hablando por teléfono. Observó el reloj y se dio cuenta que apenas habían pasado cinco minutos. ¿Se estaba volviendo maniático o qué?
Era mejor si se dormía un poco, después de todo, no había dormido la noche anterior y una siesta no le haría daño. Ya que dejara a Kame en su casa, entonces podría descansar apropiadamente. Así pues, se cruzó de brazos y se acomodó por el respaldo para dormir tranquilo, sin la interrupción de nadie (ni siquiera la suya para Kame).
“-Jin, te presentó a Uehara Takako. Vamos en la misma clase –dijo el amigo que Jin y ella tenían en común.
-Mucho gusto –dijo con su voz dulce.
-Encantado –y esa palabra quería decir que estaba muy impresionado de conocer a una chica como esa.
En la casa de su amigo había una fiesta, mejor dicho, una parrillada. Los anfitriones estaban preparando la carne y demás cosas para comer, mientras que los demás chicos se divertían hablando entre sí, bailando, etc. Había un sinfín de actividades qué realizar en ese lugar.
-Oye, ¿ya viste eso? –comentó un chico a otro que estaba asando la carne.
-¿Qué cosa?
-Akanishi y Uehara no se han separado desde que los presenté –dijo el otro con un dejo de burla.
-Es verdad. Quizá terminen saliendo –comentó el otro burlonamente también”.
“-¡Te estoy diciendo la verdad, Yucci! –dijo Jin emocionado- ¡Es muy bonita y además…! ¡Me encanta la forma en que habla de sus estudios! Se nota que es una chica muy dedicada y sabe lo que quiere. Lo que también me atrae es el poco maquillaje que usa, es decir, es muy natural, Yucci. Simpática, comprensiva y amigable. Así la describen todos los que la conocen –Jin caminaba hacia atrás para ver de frente a Maru.
-¿Y cuál es la percepción que tienes tú? –rodó los ojos. Ya se sabía eso porque Jin no dejaba de hablar de Takako cada que podía.
-Bueno, la impresión que me dio cuando hablé con ella fue… -se quedó pensativo y después sonrió con galantería- el tipo de persona que se preocupa por la gente que quiere y que la rodea. Un poco seria con los nuevos, pero amigable. No me negó la palabra cuando quise hablarle, y cuando comenzamos a bailar… La verdad no supe cuánto estuvimos conviviendo, se me fue el tiempo volando.
-Ya te imagino. Supongo que por poco te le echas encima. ¿Por qué no lo hiciste? –entró en la cafetería seguido de Jin.
-Eso no sería caballeroso de mi parte, Yucci –esbozó un puchero muy ofendido.
-Si tanto te gustó, ¿por qué no le pediste una cita? Es eso a lo que me refiero –Maru tomó una bandeja de la fila y esperó su turno para la comida.
-Me dio pena… -contestó jugando con sus dedos índices.
-¡EH! –preguntó Maru sorprendido, volteando con Jin- ¡Estás de broma!
-¡Es la verdad! –se defendió sonrojándose.
-… No te lo creo… Capaz que ella huyó de ti en cuanto le pediste su número telefónico…
-¡Es en serio! ¡Yucci! –lo siguió rápidamente al escuchar aquella burla. Aunque Maru hablaba en serio”.
“-¿Sabes cuál fue mi primera impresión de ti? –preguntó Takako abrazada de Jin.
Ambos se encontraban acostados en la cama, después de despertar de una noche tierna donde se habían complacido mutuamente por primera vez.
Takako descansaba en el pecho de Jin, mientras que él acariciaba su cabello tranquilamente, escuchándola.
-¿Cuál?
-Que eras un chico muy simpático, pero demasiado galán. Algunas personas me dijeron que era tu costumbre hablar con las chicas hermosas.
-Es cierto que me atraen las chicas pero… no soy así –sonrió apenado.
-Me siento orgullosa de mí misma, ¿sabes? –volteó con él con una sonrisa.
-¿Por qué? –le arregló el flequillo despeinado y no detuvo sus caricias por su piel y cabello.
-Porque al menos llamé tu atención desde aquel día. Creí que sería la última vez que te vería –se acercó un poco más para recostarse sobre su hombro, sin dejar de mirarlo-. Cuando me pediste una cita… No sabes lo feliz que me sentí.
-¿Porque creías que no me gustarías? –cuestionó mirándola con preocupación.
-Sí –asintió apenada-. Creí que ese día me habías visto como… una chica agradable. Nada más.
-Las chicas agradables son mi debilidad –sonrió con picardía.
-¿No lo eran las chicas hermosas? –Takako alzó la ceja sin comprender.
-A todos los hombres nos gustan las chicas hermosas, pero todos tenemos nuestro tipo diferente e ideal –le aseguró picándole la punta de la nariz, gesto por el cual Takako se sonrojó.
-Comprendo –se enderezó un poco y besó los labios de Jin con ternura-. Continuaré siendo agradable, entonces.
-Sí, porque si te conviertes en un ogro, escaparé de ti.
-Jin~ -se quejó la chica esbozando un puchero”.
“-¿Vivir juntos? –preguntó Takako sorprendida.
-Sí. Pronto terminaré la universidad y estoy buscando mudarme de mi casa. Quiero independizarme y… llevamos años siendo novios. Me gustaría dar el siguiente paso si es que tú te sientes segura de querer hacerlo –propuso Jin con el corazón en la mano. Una negativa de seguro le haría mucho daño, pero no podía ser egoísta. Quería vivir con ella y quizá, algún día hacerla su esposa.
-¿Estás seguro de eso? –preguntó Takako preocupada.
-Sí. Muy seguro –contestó Jin asintiendo y tomando las manos de su novia-. De hecho les hablé a mis padres de la posibilidad de vivir contigo. No están muy de acuerdo porque no estamos casados, pero en estos tiempos, esas cosas ya no son necesarias.
-Estoy de acuerdo pero… -apretó los labios pensando si podrían vivir juntos y no pelearse muy seguido. Conocía a Jin, pero no sabía sus hábitos de vivienda- No lo sé, Jin. Tengo qué pensarlo porque… hay cosas que no sabes de mí. No sabes cómo vivo ni mis hábitos de todo el día en casa.
-Lo sé y estoy consciente –sonrió apenado-. Aún así quiero intentarlo, pero sino te sientes lista, podemos esperar un poco más.
-Déjame pensarlo –sonrió conmovida por la comprensión de Jin.
-Claro”.
“-Jin, no tenías por qué ser grosero con él –dijo Takako cerrando la puerta del apartamento después de haber entrado detrás de Jin, quien caminaba al interior muy alterado.
-No pude evitarlo –contestó arrojando sus cosas al sofá.
-Solo estaba siendo cortés conmigo, Jin. ¡Eso no es un pecado! –Takako se sentía apenada por el pobre mesero que trataba de hacer su trabajo, pero para Jin, ese tipo se la pasaba mirando demasiado a su novia. No podía permitir semejante desfachatez.
-Es pecado desear la mujer de tu prójimo, ¿no? –cuestionó Jin mirando seriamente a su novia, quién abrió la boca sorprendida y se llevó una mano a la frente.
-¡¿Desde cuándo eres católico?! –Jin no respondió- No puedo creerlo… ¡Es la peor escena de celos que me has hecho! ¡Estoy cansada de tus celos estúpidos, Jin!
-¡¿Celos estúpidos?! –cuestionó dolido pero más que nada, enfadado.
-¡Sí! ¡Celos estúpidos! ¡Tenme confianza, ¿quieres?! –no era la primera vez que Jin hacía ese tipo de escenas en público o privado. Ya eran bastantes y estaba cansándose- ¡No quiero vivir con alguien celoso! Si vas a continuar así… recoge tus cosas y vete –desvió la mirada, sintiendo mucho miedo de sus propias palabras. Sabía que si Jin aceptaba irse, se derrumbaría ahí mismo, pero la mezcla de desesperación y enojo la obligaban a tomar medidas extremas. Ya había aguantado mucho los celos de Jin como para encima, tener qué pasar la vergüenza de aquella noche.
Lo quería mucho. Lo amaba de verdad. Cada noche que hacían el amor, antes de dormir, cuando partían a sus trabajos correspondientes, se iban de viaje, etc., se lo decía, le expresaba cuánto lo amaba y necesitaba… Pero a veces era el colmo. No podía continuar si iba a tener sus ataques de histeria.
Por otro lado, Jin no podía dar crédito a lo que estaba escuchando. Takako lo estaba corriendo de su apartamento solo por querer protegerla, por tener miedo a perderla. ¿Eso era malo? Ya habían discutido antes por la misma cosa pero ella jamás había tomado una medida tan drástica.
-Piensa dos veces lo que me estás diciendo –dijo Jin armándose de paciencia sin saltar a una decisión apresurada.
podido comprender sus sentimientos. Entendía cuándo se estaba portando mal, pero para él… querer defenderla, darle su lugar y protegerla no era nada malo. Ni tampoco la forma en cómo hacía las cosas.
-… Ya te dije que estoy cansada –se le quebró la voz y se recargó en la pared, sintiendo que las fuerzas que tenía en las piernas, se le iban rápidamente. De repente se sentía como una paralítica que necesitaba la ayuda de un soporte para mantenerse en pie-. Te amo. Mucho, Jin. No sabes cuánto estoy dispuesta a hacer por ti pero… quiero que entiendas que esas escenas no nos llevan a ningún lado. Por favor…
-Y yo quisiera que entendieras que es mi forma de decirte que te amo. Entiendo que me quieres, nunca dudaré de tus sentimientos. ¡Solo que odio que las demás personas se tomen tantas confianzas contigo!
-Ya me lo has explicado muchas veces. Pero sinceramente… Jin, hay cosas que no me gustan y te lo he dicho… ¡Y sigues haciéndolo! –él se quedó atónito, dándose cuenta que había olvidado todas esas peticiones. No recordaba ni una sola.
No dijo nada más. Estaba más enfadado con él que con ella.
Quizá… sí era un egoísta…
Y no soportó un minuto más estar en frente de Takako. Sin avisar, tomó las llaves que había dejado en el sofá y pasó de su novia, quién no lo detuvo. Abrió la puerta y salió sin desear regresar atrás”.
“-¿Has hablado con Takako-san? –preguntó Maru mirando a Jin en su escritorio de la escuela de idiomas.
-No –contestó mirando de reojo a su jefe, el Presidente del Departamento de Inglés-. No hablemos de estos temas en la oficina, Yucci. Nos van a regañar.
-Ella está triste, Jin –insistió su amigo cuidando no ser reprendido por su superior-. Piensa que fue demasiado correrte del departamento.
-… No creo que haya hecho demasiado, es decir… no fue algo tan grave. Fue necesario –aceptó arreglando sus listas de estudiantes.
-¿Cómo dices? –se asustó. Pensó que quizá Jin estaba pensando en la posibilidad de no regresar con Takako, de que fuera tan egoísta de pensar que ella estaba en lo correcto y no quería arreglar las cosas.
-Tiene razón en algo –sonrió apesadumbrado-. A veces mis celos sí son muy estúpidos.
-Jin… -Maru se sintió más tranquilo, pero no completamente, pues aún podía sentir desorientado a Jin.
-No sé cómo decir “lo siento” –jugó con el bolígrafo rojo y los ojos se le llenaron de lágrimas.
-Creo que primero debes intentar controlarte y después hablar con ella. No creo que te rechace –le sonrió comprensivamente.
-Sé que no lo hará. Pasa que me siento tan avergonzado que no sé por dónde comenzar…
-Jin… Tie…
-¡Hey! ¡Dejen de conversar y a trabajar que para eso se les paga! –los reprendió el jefe de Jin.
-Hai! –contestaron ambos volviendo a sus deberes y Jin se limpió las lágrimas a la fuerza, a pesar de que el nudo que tenía en la garganta apretaba más y más, como una faja para bajar el volumen del vientre”.
“-Vaya… -sonrió Takako mirando al chico que se había detenido a preguntarle dónde había comprendo su gargantilla, pues era muy hermosa- sino te conociera muy bien, diría que eres el hermano comprensivo de Jin.
El aludido sonrió un poco dolido por el comentario. Estaba trabajando muy duro para dejar sus celos fuera y ese tipo de comentarios no le ayudaban mucho.
Takako se sintió un poco avergonzada al darse cuenta que Jin no contestó ante la broma y tomó su mano, haciéndolo detenerse.
-Lo siento. No quise…
-Está bien, tienes razón –suspiró y le sonrió fingiendo tranquilidad-. Vamos a cenar, ¿ne? Tengo hambre.
Ella se dejó guiar por su… Le gustaba decir que era su novio, pero lo cierto es que llevaban más de dos meses sin vivir juntos y también, Takako le dijo que sino cambiaba sus celos, no habría una segunda oportunidad. Le parecía muy cruel haberlo condicionado… pero solo quería ayudarlo.
Algo podía percibir en él: estaba confundido.
Con respecto a Jin, cada día que pasaban separados era como una prueba de supervivencia. Deseaba tanto regresar a su lado y para eso, debía controlarse mucho con respecto al tema de querer golpear al primer tipo que pudiera coquetearle a Takako… pero de nuevo, eso traería problemas.
Se sentía ahogado. Presionado. El tiempo era su enemigo. O cambiaba en poco o se la quitaban. Era… demasiado para él.
De repente, sintió la mano de Takako jalándolo para detenerse, y lo hizo. Volteó con ella para preguntarle qué ocurría, pero solo pudo halarlo, colgándose de su cuello y comenzando un beso tranquilo, intentando contagiarlo con su paz característica y que Jin decía tanto amar.
Sin embargo, Jin no pudo dar mucho crédito a los besos y se quedó con los ojos abiertos, pensando que después no podría detenerse si llegaba a cerrarlos. Ese gesto le dolía… Mucho. Podía sentir cómo su corazón clamaba por abrazarla, pero también se desmoronaba por pensar que no sería mucho el tiempo que continuarían juntos. Un beso y ya…
-Jin, me duele verte así… -dijo Takako cuando dejó de besarlo. Le tomó las mejillas y le observó el rostro, preocupada por su expresión: parecía como sino le viera el sentido a estar juntos.
-Lo siento… -él bajó la cabeza alejándose de las manos de ella.
-Sé que estás intentándolo… que estás trabajando duro… -se sintió responsable de esa mirada sin alegría, poco divertida- Es muy difícil para ti, ¿cierto? Estoy siendo muy injusta contigo, ¿verdad?
-Pero tienes razón –movió la cabeza en forma negativa-. Tengo qué cambiar para no hacerte daño…
-Te estás haciendo más daño así –se le quebró la voz al darse cuenta sobre que Jin estuviera así, era en parte culpa suya por no ayudarlo a encontrar un camino menos doloroso de eliminar aquella parte destructiva de su persona-. Perdóname. No debí dejarte solo… -se abrazó a él y comenzó a sollozar.
-No es tu culpa –contestó Jin queriendo rodearla pero… le ganaría después el deseo de no querer soltarla.
-Deja de justificarme –se acurrucó en su cuello y lo abrazó con más fuerza.
La desesperación estaba comiéndolo por dentro. Quería abrazarla, tenerla cerca. No quería que se culpara por sus celos y tampoco que estuviera triste. No quería escucharla llorar.
-Siento que… sino cambio rápido… te podrían apartar de mi lado. No quiero eso… -contestó haciendo un gran esfuerzo por no abrazarla.
-Eso no sucederá. Solo te amo a ti –le buscó la mirada y pudo notar que el rostro de Jin ya lucía con lágrimas-. No te apresures. Te harás más daño, Jin. No quiero verte exhausto de no poder lograr todo a corto plazo –le tomó las manos y lo hizo rodearla por la cintura.
Él ya no pudo más, estrechó el cuerpo de Takako contra el suyo y comenzó a besarla desesperadamente en los labios. Mucho tiempo había pasado antes de poder darle un beso. Ella nunca se había dejado antes, todo por protegerlo de creer que continuaban siendo algo… Y lo eran, solo que las medidas de Takako eran demasiado estrictas. Tanto que lo estaba lastimando día con día. Por eso… el sentirla de nuevo cerca, sin rechazarlo, buscándolo para sentirse más seguros ambos, era como una bendición y el fin de dos meses de agonía, donde no podía tenerla entre sus brazos, ni besarla… Un simple coqueteo y ella lo rechazaba. Era muy duro para él.
-Perdóname, Jin –le pidió aferrándose a su ropa por la espalda-. Ésta vez, vamos los dos juntos, ¿ne? Te ayudaré. Estaré contigo…
-Arigatou… -dijo escondiendo su rostro en el hombro de su novia.
-Jin… -lo llamó con ternura, sintiéndolo temblar debido a todas las emociones que debía estar sintiendo.
-¿Mmm? –preguntó intentando amortiguar sus sollozos.
-Bienvenido a casa –le susurró dándole a entender que podían vivir juntos de nuevo.
-Takako… -suspiró emocionado por la respuesta”.
“-Hijo, ¿cuándo vas a casarte? –preguntó su madre que había ido de visita.
Takako no estaba en casa. Se encontraba en el hotel veterinario debido a una llamada de emergencia.
-No lo sé, mamá –contestó Jin sonrojándose mientras tomaba un poco de té.
-Sabes que mi ilusión y la de tu padre es tener nietos, ¿verdad? Reio aún no está en edad de eso y… bueno… Takako-chan y tú ya tienen la edad suficiente para…
-Lo sabemos, mamá –contestó Jin con una sonrisa comprensiva-. Pero por ahora Takako está enamorada de su trabajo. Un embarazo la obligaría a alejarse los nueve meses del hospital. Creo que ahora le haría muy infeliz el tema.
-Pero… pero toda mujer anhela ser madre –repuso la mujer preocupada de no poder ver algún día el rostro de sus nietos.
-Y no creo que Takako sea la excepción, pero ella ahora está enfocada en su carrera. No quiero ser egoísta y proponerle tener un niño ahora mismo. Además, ni siquiera nos hemos casado.
-¿Por qué? ¿No quieren? –la mujer ladeó la cabeza preocupada- ¿Hay problemas entre ustedes? ¿Ya no la quieres?
Una pregunta muy incómoda para él, ya que hacía unos días se había dado cuenta que disfrutaba mucho de la compañía de otra persona… Su pupilo que tenía apenas mes y medio en el trabajo. No comprendía cómo podía gustarle tan rápido… Solo había pasado y estaba trabajando mucho para olvidarse de esos sentimientos absurdos.
-No digas esas cosas. Estamos muy bien. Solo que por ahora… estamos muy ocupados con el trabajo y no tenemos tiempo de ver esos detalles –contestó Jin tomando un sorbo de su té.
-¿Quisieran que tu padre y yo los ayudáramos? –sonrió más tranquila.
-No, mamá. Deja que nosotros decidamos cuándo queremos hacerlo. No te preocupes, tendrás tus nietos algún día. Sino son de parte de mía, al menos de Reio.
-Jin, ¿algo me estás escondiendo? –lo miró con desconcierto. Ella quería nietos de ambas partes, no solo de una.
-No es nada, mamá. Solo que no estamos pensando en eso todavía –le aseguró tomándole la mano a la mujer.
-Pero…
-Tadaima! –se anunció Takako cerrando la puerta.
-Deja el tema. Vas a apenar a Takako. Sabes cómo es –le advirtió a su madre poniéndose de pie para ir a recibir a su pareja.
La mujer hizo un puchero de resignación y se cruzó de brazos.
Jin sonrió ante esa protesta caprichosa y movió la cabeza pensando, cuál era la prisa de querer nietos. Lo sentía mucho por sus padres. Los amaba de verdad, pero no podía casarse con Takako teniendo tal desorden sentimental”.
Restregó los ojos y los abrió lentamente, notando lo poco nítida de su mirada. Continuaba en el auto, recostado en el asiento con las manos sobre su regazo, entrelazadas y su cabeza un poco ladeada del lado de la ventana.
Estaba oscuro a su alrededor y pensó que quizá habría dormido escasos treinta minutos, pero en sus sueños, donde había recordado muchas de las vivencias importantes con Takako, parecía haber vivido de nuevo en aquellos años.
-Ah… 27Namida? –se preguntó cuando sintió las mejillas húmedas. Se llevó un dedo a los ojos y se dio cuenta de que tenía lagañas. Sí, había llorado en sueños. No se culpaba, porque aquel recuerdo sobre lo difícil que había sido vivir sin Takako por dos meses de verdad era triste, pero gracias a ello, sus celos habían disminuido en un setenta porciento. Se sentía orgulloso de eso.
Cuando movió la otra mano la sintió entumida. De inmediato el hormigueo de un calambre atacó sus nervios y comenzó a moverla para que la molestia desapareciera. Movió el cuello...
27 ¿Lagrimas?
...junto con sus hombros para relajarlos un poco y suspiró sintiéndose aún un poco aturdido por despertar.
Encendió la luz interna del coche y se encandiló con la misma, cerrando inmediatamente los ojos para acostumbrarse poco a poco a la luminosidad del foco “luz de día”. Tardó poco y miró a su lado. No había nadie. ¿NADIE?
Miró hacia el espejo retrovisor, por donde por última vez había visto a Kame hablando por teléfono con la tal Yoko. Y ahí continuaba, pero ya no hablaba, sino que estaba en la misma posición, recargado contra la cajuela, inmóvil. Se levantó la manga izquierda de su saco para ver la hora y descubrió que eran… ¡media noche!
¡¿Por qué Kame no lo había despertado?! ¡Había dormido por cuatro horas! Un poco más. Afuera debía estar haciendo frío y Kame no llevaba puesto más que su ropa habitual del trabajo. ¿Acaso estaba mal de la cabeza?
Se bajó rápidamente del vehículo y cerró la puerta muy molesto. Lo reprendería. Le diría que estaba…
-¿Qué tienes? –preguntó en cuanto le vio el rostro empapado en lágrimas.
-Ah… Senpai –dijo limpiándose el rostro desesperadamente con sus manos. El celular continuaba en una de ellas-. Lo siento, no quise despertarte. Me dijiste que no dormiste en toda la noche y… cuando te vi tan tranquilo durmiendo, me remordió la consciencia.
-Deja de hablar tonterías… -sacó un pañuelo y le detuvo las manos- No hagas eso. Se te infectarán los ojos si es que tienes las manos sucias. Úsalo.
-Gracias… -contestó tomando el pañuelo café y secándose el rostro, dejándolo a la altura de su nariz para evitar que los sollozos, que aún dejaba escapar, se escucharan.
-¿Qué ocurrió? –preguntó Jin recargándose en la cajuela.
Kame no respondió de inmediato y se alejó el pañuelo del rostro. Lo acarició mirándolo, pensando en cómo diría lo humillado que se sentía… pero no encontraba las palabras.
-Kame-chan… -lo incitó a hablar tomándole el hombro y apretándoselo, esperando no ser muy insistente.
-No sé cómo decirlo… -contestó con una sonrisa irónica.
-Como lo sientas.
El menor volvió a derramar lágrimas en cuestión de segundos. Parecía que no dejarían de brotar porque salían más y más, marcando nuevos senderos y pasando por los ya hechos. Los ojos de Kame nuevamente volvieron a verse empapados en su contorno y quiso evitar los sollozos.
-Soy tan patético que me doy pena a mí mismo… -dijo entre el enojo y la tristeza, además de la vergüenza.
-¿Qué dices? –nunca lo había visto tan triste, al menos no al punto de despreciarse a sí mismo. Sabía que era muy sensible pero…
-Soy el mayor perdedor de la historia… -agregó con la voz quebrada, anulando completamente su campo de visión por las lágrimas que brotaban sin parar.
-Kame-chan, no digas eso –sintió un dolor muy profundo en el pecho cuando escuchó su voz completamente irreconocible por el sentimiento de impotencia y desesperación que presentaba el menor. Podía sentir su amargura, su enfado, su vergüenza y desconsuelo. Era como si fuera propia.
-Ay, acéptalo, senpai –sonrió irónicamente sin ser capaz de mirar a Jin a los ojos-, ni dando clases soy bueno.
-¿Quién ha dicho eso? –quiso tomarle las manos para tranquilizarlo, pero eso solo lo asustaría, así que pasó su brazo por sus hombros para darle un discreto abrazo sin atraerlo a su cuello como deseaba.
-No voy a decirlo –contestó sintiendo la calidez de su superior. Sabía que quería reconfortarlo, pero él comprendía perfectamente que su trabajo era una farsa-. No tiene caso. A mí lo que me importa… es que estoy fallando en todo… En cada cosa… que quiero… ¡¡No la logro!!
-Hey, para ya… -le quitó el pañuelo y comenzó a limpiarle las lágrimas nuevamente.
-¡Es la verdad! –se desesperó y cerró los ojos tan fuerte que las lágrimas no salían, lo que preocupó a Jin- ¡Soy un perdedor! ¡Un pobre diablo!
-He dicho que basta –no pudo evitarlo. Lo rodeó completamente por los hombros y lo acercó a su cuerpo, intentando transmitirle el calor que le hacía falta-. No te llames así. No lo eres.
-¡Lo soy!… -contestó aún llorando- No me has despedido porque te debo de dar lástima.
-¡Hey! ¡No soy un desgraciado! –lo alejó por los hombros y lo miró muy enojado. ¿Ahora resultaba que todo el mundo estaba en contra de Kame? Quería matar a aquel que lo había hecho sentir tan mal.
-¡Es la verdad, senpai! ¡No me ven futuro y tú eres el único que me dice que progreso día con día!
-Sonoda-senei fue la primera en creer en tus capacidades. Deja de subestimarte –le habló con severidad.
-¡¡Estoy harto!! –bajó la cabeza, acabado por sus sentimientos.
Volvió a abrazarlo con fuerza, recordando a Reio cada que lloraba igual que Kame. Le acarició la espalda pero el menor no le respondía, solo continuaba llorando en su regazo. Comiéndole todos sus pensamientos por dentro.
A base de palabras de consuelo y un tratamiento de abrazos especial, Kame logró calmarse al grado de solo sollozar cada determinado número de segundos. Parecía como una maquinita exacta de sonidos, cosa que le parecía adorable a Jin si no estuviera llorando.
Pocos minutos después, estaba completamente calmado, pero con la cara arruinada por el llanto. Esbozaba un puchero de vergüenza, sintiendo que se había comportado como un tonto en frente de Jin. A veces le daban esas crisis nerviosas y ataques de inseguridad, pero ese había sido el más grande y obviamente, le provocaba un bochorno enorme haberlo tenido en frente de su superior.
-… Lo siento… -dijo Kame después de un incómodo silencio muy largo- Dije cosas muy tontas sobre ti… Perdóname, senpai –tenía miedo de que volviera a molestarse con él como hacía poco.
-No pidas disculpas –le sonrió más tranquilo de verlo calmado-. Me preocupé porque nunca te he visto así.
-Lo siento… -bajó la cabeza avergonzado- No te enojes conmigo, por favor…
-Kame-chan… eres tan adorable que eso es imposible –le acomodó el cabello y quiso abrazarlo fuertemente de nuevo, pero… ya no tenía excusa para tenerlo cerca y mimarlo.
-No es cierto… Hace unas horas estabas tan molesto que solo querías deshacerte de mí –contestó Kame aún muy triste.
-Y te pido perdón por eso. No hiciste más que preocuparte por mí y lo valoro. Solo que quisiste abordar el tema en un mal momento. Perdóname, no debí desquitarme así –le sonrió para que Kame se tranquilizara, pero no lo hizo, solo asintió y continuó sin mirarlo.
-… Estoy cansado –sonrió al darse cuenta que todo el cuerpo le dolía y sobre todo, su cabeza la sentía muy pesada. Tenía jaqueca.
-¿Puedo preguntar de nuevo qué pasó? –le buscó la mirada que aún tenía baja. No podía estar tranquilo hasta verlo sonreír como siempre.
-Ah… Nada. Pasa que… mi plan para irme al extranjero todavía no está arruinado –contestó Kame con una sonrisa irónica.
-¿Eh? No comprendo.
-Me-me habías preguntado antes si tenía novia, ¿ne? –se animó a subir la mirada, temeroso de que Jin fuera a decepcionarse por la verdad que iba a revelarle.
El mayor asintió, sintiendo miedo de que Kame le dijera que en efecto tenía pareja, y que nunca quiso decirle nada. Si eso era así… se sentiría como un tonto, pero no tenía derecho a protestar porque la decisión de contarle o no, era de él y nada más.
-No te mentí, no tengo novia –Jin sintió un gran alivio que le remordió la consciencia pero no dijo nada al respecto-. Tengo… ¡Tuve!... ¿Tenía? –sonrió amargamente al no saber cómo catalogar la situación actual- Bueno… tenía algo que era parecido… Mmm… Era un free, senpai.
-¿Un free? –preguntó Jin sorprendido.
-Sí, ya sabes… Es…
-Lo sé, lo sé. Continúa –le sonrió ocultando sus celos.
-Como vivimos muy lejos el uno del otro, por eso decidimos dejarlo como una relación más libre –aceptó tragando un poco de saliva y aclarándose la garganta-, pero… yo pensé que…
-¿Podrían estar juntos algún día? –cuestionó sonriendo comprensivamente.
-Sí… Porque estoy enamorado de ella, senpai –sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas y se las limpió violentamente con las mangas de su camisa-. Soy un idiota, ¿verdad?
-Hey, dije que basta de insultarte -le apartó las mangas y le limpió el rostro- No eres un idiota. No tiene nada de malo enamorarse.
-Sí, sí lo soy… porque yo sabía que no era el único free que tenía… -sonrió muy molesto consigo mismo- Pero quise intentarlo.
-¿Qué quieres decir con eso? –se imaginaba que la “amiguita” de Kame, era de esas típicas mujeres que les gustaba jugar con cuanto hombre se les ofrecía, y con jugar no se refería precisamente a unos cuantos besos, sino a llegar hasta el final. Sí… definitivamente Kame era un tonto por pensar que una persona así cambiaría, pero no iba a decírselo.
-Era muy detallista con ella –comenzó a juguetear con sus dedos, recordando las noches que pasaban juntos-. Había otro chico con el que andaba y quise ganarle. Comencé a ser más tierno. Me comportaba bien estando a su lado. Era lo más caballeroso posible. Solo quería hacerle saber que de verdad la quería bien, que no la veía más como un free sino como la chica de la que me enamoré –Jin escuchaba atentamente, imaginándose lo difícil que habría sido para el menor intentar conquistar a alguien así. Hacer cambiar de opinión a una persona que se vivía de la satisfacción sexual era difícil-. No viajaba a acostarme con ella o a coquetear, sino a protegerla. Si no quería, no teníamos sexo. Si solo quería que la escuchara, lo hacía. Si quería que me quedara a pasar la noche pero sin toqueteo, lo hacía. Incluso… sino quería verme, me retiraba y no volvía hasta que pudiera.
-Kame-chan… -no podía tacharlo de enamorado porque no lo era. Había una gran diferencia en ser noble y estar desesperado, a saber lo que tienes en frente. Para él, Kame era un tono… Un tonto adorable, pero sin duda no podía defenderlo. Había cometido un grave error satisfaciéndole en todo lo que quería.
-Lo sé… Soy un idiota –sonrió al escuchar aquel tono de compasión-. Tat-chan me dijo que no podía pensar en ella como una opción. Se alarmó mucho cuando se dio cuenta que yo ya no veía nuestras noches como “una relajación con terapias de sexo y sus derivados”, sino… como pasar la noche con la persona que amo, no solo haciendo el amor, sino consintiéndola en todo lo que quisiera.
El término “hacer el amor” le perforó el corazón. Una mujer como esa no era digna de tener a Kame, y menos si lo hacía sufrir de ese modo tan cruel. Menos mal que no era hombre, sino iría especialmente a darle unos buenos golpes y dejarle en claro que era un imbécil por dejarlo ir.
-Decidí declararme, pero pensé que la mejor forma de hacerlo sería… proponiéndole matrimonio, para dejarle claro qué tan en serio iba con ella –Kame se sonrojó al escucharse confesar eso a otra persona que no fuera Ueda.
Jin agrandó los ojos escuchando tal determinación. ¿Tanto amaba Kame a su rival?... ¿Rival? Ok, él también estaba comportándose como un idiota.
-Me equivoqué… -se encogió de hombros y miró al cielo, recordando las palabras de Yoko.
-Te rechazó… -dijo lo que a Kame le costaba tanto trabajo, por lo que el menor solo asintió.
-Dijo que no quería un compromiso tan grande. Que lamentaba no darse cuenta antes de todo lo que sentía por ella. Me pidió que no la volviera a buscar. Dijo que no podía continuar conmigo porque no quería hacerme daño. Que no me merecía –y entonces sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas-. La misma frase de las últimas chicas que había frecuentado…
El mayor no pudo decir nada más, porque estaba consternado con las palabras de Kame, absorto en los recuerdos que estaba compartiendo en aquel momento. Fue entonces cuando se dio cuenta, que no conocía ni un poco al menor pero… por alguna razón, terminaba gustándole más. Quería protegerlo de gente como esa tal Yoko.
-Todas me ven como alguien muy lindo. Una me dijo que como hermano pequeño le encantaba, pero cuando pensaba en besarme… le remordía la consciencia… ¿puedes creerlo? –sonrió ladeando la cabeza, sintiéndose patético- Otra dijo: “Eres tan lindo que no podría verte como novio. Pero seamos amigos, ¿ne?”. No puedo obligarlas a que me quieran… pero de verdad
quisiera tener a alguien a mi lado que no me vea solo como alguien lindo… sino como un ser humano que necesita de su pareja para ser feliz…
-Little teacher… -pensó que si lo llamaba así, sonreiría
un poco, pero se equivocó, solo logró que el puchero de tristeza de Kame se volviera más notorio.
-Hasta tú lo haces, senpai… -bajó la cabeza lentamente.
-Yo… Lo lamento… No lo hice con mala intención.
-Sé que no lo haces –suspiró y se limpió una lágrima fugitiva-. A veces envidio a Tat-chan y a ti también.
-No hay nada qué puedas envidiar de un viejo como yo –le aclaró Jin desordenándole el cabello.
-Tienes a Takako-san. Ella es una muy buena persona, senpai. No la dejes ir –le sonrió con ternura.
-No te preocupes. Encontrarás a alguien. No te desesperes… -quiso abrazarlo, pedirle que no mencionara a Takako porque ahí estaba él, y no lo veía solo como alguien lindo como un peluche… sino, como una persona que ahora sabía que estaba necesitada de cariño, que quería amar y ser amado.
-Hai… Lo siento –le sonrió avergonzado-. Has tenido qué escuchar todas mis quejas.
-Estamos a mano porque yo también te fastidio con las mías.
-No me fastidias –se sintió más contento de que Jin comenzara a bromear.
-Es un alivio saberlo. Continuaré contándote mis tragedias entonces –sonrió más contento de ver a Kame con una sonrisa más tranquila en el rostro. Sintió el impulso de besarlo, de decirle que el lo cuidaría y que no tenía de qué preocuparse porque estaba interesado en tomar su corazón… pero no lo hizo. Aún tenía muchas cosas qué pensar antes de dejarse llevar por sus sentimientos-. Oye… -le picó la mejilla y Kame sintió cosquillas, por las que hizo un puchero- no te tragues esas cosas, ¿quieres? Está bien que sea tu superior, pero puedo ayudarte siquiera a desahogarte. No te las guardes si es que quieres contarlas.
-Lo siento… -sus mejillas se encendieron poco a poco y bajó la cabeza.
-Sino está Ueda-san para ayudarte, ¿entonces me verías como una opción de… saco de golpear? –preguntó intentando hacerlo reír.
-¡No te voy a pegar, senpai! –contestó Kame riendo un poco por sus palabras, logrando que Jin sonriera con satisfacción.
-Por si algún día lo necesitas –insistió.
-Lo tendré en mente. Gracias –asintió agradecido de que Jin estuviera alrededor para consolarlo.
-¿Y quién ha dicho que la tortuga es mala enseñando, eh? Despediré a los profesores malos –se tronó los dedos.
-No me digas tortuga… -Ueda le decía igual pero estaba acostumbrado a él.
-¿Tortuguita?
-¡Senpai! –Kame volvió a reír divertido y Jin comenzaba a sentirse más y más deseoso de besarlo, pero no podía hacerle eso porque estaba muy sensible gracias a la baka de Yoko.
Sin embargo, el menor hizo una mueca de incomodo y se llevó las manos a la boca, para después dejar escapar un estornudo que le hacía cosquillear la nariz, lastimando un poco su garganta.
-Será mejor irnos –dijo Jin reparando en ese momento que estaban en invierno y a media noche en las calles.
-Hai –aceptó el menor volviendo a estornudar.
-¿Te sientes bien? –preguntó Jin tomando sus mejillas para medir la temperatura (mero pretexto para tocarlo).
Vio halagado que Kame se sonrojaba pero de inmediato, olvidó ese tonto sentimiento de “¡gané!”, y se preocupó.
-Estás ardiendo… -le dijo mientras se quitaba el saco para cubrirle los hombros y la espalda.
-Estoy bien –movió su mano en forma negativa pero no se opuso al abrigo de su senpai.
-¿Cómo puedes decir eso si tienes fiebre? –le frotó los brazos que quizá estarían fríos por el largo tiempo ahí afuera- Debiste despertarme. Es seguro que te enfermarás por el tiempo que estuviste aquí afuera –lo guió al lado del copiloto para meterlo a coche y llevarlo inmediatamente a casa.
-De verdad, senpai. No estoy tan mal –los ojos le lloraron porque comenzaban a arderle.
-Te llevaré a casa –lo metió en el vehículo y cerró la puerta, ignorando las peticiones de Kame para que no se preocupara.
El menor lo vio rodear el auto por la parte delantera del mismo y se acurrucó con los pies sobre el asiento para darse calor, vistiendo bien la chaqueta de Jin. Pensó en su superior como una persona muy servicial, era amable y cálido cuando estaba fuera del trabajo… Aunque ahora que lo pensaba, con él era muy bondadoso todo el tiempo. Casi podía decir que procuraba cuidarlo mucho.
Quizá era porque lo veía como a un hermano menor, como la mayoría de la gente.
Cuando Jin se subió al vehículo, rápidamente lo encendió y antes de ponerlo en marcha, dijo:
-En la guantera hay pastillas contra la gripe, y traigo agua en mi portafolio –le indicó que tomara la medicina para que la enfermedad no avanzara tan rápidamente.
-Senpai… -de verdad, él no se sentía tan mal. Podría llegar a su casa y recostarse. Estaba seguro que un poco de descanso le haría bien.
-Sino lo haces me voy a sentir culpable y te llamaré cada hora para saber cómo estás –amenazó poniendo en marcha el automóvil.
-Está bien… -suspiró derrotado y buscó el medicamento.
meiii.pindy- Mensajes : 77
Fecha de inscripción : 11/03/2011
Edad : 32
Localización : Santiago de Chile
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
este ultimo capi me ha gustado mucho, es de lo mas tierno el jin, pobre kame le pasa eso con yoko sencillamente x q no me ha conocido, si mi bebe tortuga ven con tu mami, yo te doy el amor q necesites, jejeje
xiochermm3- Mensajes : 1355
Fecha de inscripción : 07/01/2011
Localización : abrazando a mi kazu
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
amo este fic!!! me encantoooo...oye, este fic lo publicabas en un livejournal???
si es asi, creo q algo me acuerdo. o a lo mejor estoy más loca q una cabra!jajaja
espero q lo continues.
xaups!
si es asi, creo q algo me acuerdo. o a lo mejor estoy más loca q una cabra!jajaja
espero q lo continues.
xaups!
aliz_kasanugi- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 07/01/2011
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
pero que gays tan lindos
Jin tan preocupado~~ (por qué no lo besaste?...baka TT.TT)
me encantó el capi quiero la conti....está muy bonito...ne?
Jin tan preocupado~~ (por qué no lo besaste?...baka TT.TT)
me encantó el capi quiero la conti....está muy bonito...ne?
Hiko_AkiraSHOCK!- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 09/03/2011
Edad : 29
Localización : en los Angeles...golpeando a Jin (chibimente) para q vuelva a KAT-TUN
Re: SENSEI (AKAME) cap 27 al 35
¡Hiko-Chan! *hace pucherp* °(>////^\\\\<)° ¡no les digas así! ¡que mala! ¿por qué les dices gays eso a los nenes? Eres mala Hiko-Chan *se va a la esquina y llora*
¡Wait! Antes de irme tengo que comentar Q.Q ...
¡OMG! ¡¡Meii-chan!! Te has ganado un 10 al subir el fic. Esta recontraextrmadamente HERMOSO. Aunque no tiene lemon *puchero* pero esta hermoso. Espero que nos des continuación pronto ¬¬ sino te acosare con piku... LaLaLaLa~ *se va*
¡Wait! Antes de irme tengo que comentar Q.Q ...
¡OMG! ¡¡Meii-chan!! Te has ganado un 10 al subir el fic. Esta recontraextrmadamente HERMOSO. Aunque no tiene lemon *puchero* pero esta hermoso. Espero que nos des continuación pronto ¬¬ sino te acosare con piku... LaLaLaLa~ *se va*
QWRT- Mensajes : 211
Fecha de inscripción : 06/01/2011
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Jue Feb 13, 2014 3:11 pm por smily23
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