11:11 (Tegomasu, Nishikato)(4/?)

No podía dormir. Mañana mi hermana regresara a casa y se quedara dos semanas aquí, y si no me acuesto tarde hoy no lo haré en mucho tiempo, hay que aprovechar...

A lo que iba, este coso sera un Fic Tegomass, y este capitulo es algo así como la introducción...
Aquí podrán encontrar deseos, magia, padrinos mágicos, etc (?)
Nah, mentí, no tiene magia, y menos padrinos mágicos XDD El sueño me afecta, lo siento, solo tiene un deseo... XD

Siendo solo una introducción, me parece larguísima... (No es nada comparada con la introducción de 8 hojas que tengo de otro Fic... algún día arreglare ese detalle, haré una introducción normal y veré que se puede hacer por el... XD)
Pero bueno, la historia mas tarde se pondrá mejor, creo... Probablemente, muy probablemente tendrá otra pareja secundaria pero, no diré quienes son porque no tengo ganas de explicar (?)

La historia esta a la mitad en mi cabeza, así que no creo tardar TANTO en publicar continuación... (Aunque el sábado viajare a Monterrey a la convención de anime ♥ Bye con eso... XD) El problema es... ESCRIBIRLA! No encuentro las palabras ¬¬

Me extendí, lo único que tengo que decir es que la acción viene después (Excusas por haber hecho un capitulo de introducción de 5 hojas en word...)
Por cierto, esta contado bajo la perspectiva de Massu ♪

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Durante toda mi vida pensé que algo como “destino” era un mero engaño. Algo que utilizan los débiles para poder culpar si las cosas no les salían bien.

Hablando de eso, puedo recordar perfectamente dos de las frases de mi madre, las cuales, me parecían sumamente contradictorias entre sí.
La primera había sido mi ideología de vida desde que la escuche cuando era pequeño: “Tu futuro debes créalo tu mismo”.

En mi infancia jamás creí en fuerzas sobrenaturales, y mucho menos en el hecho de que nuestra vida esta predeterminada desde antes incluso de haber nacido, al menos hasta el día en que mi madre cambio su frase tradicional por una historia más amarga.
Mientras íbamos en el auto comenzó a mencionar un montón de hechos para nada agradables. Me contó como un señor había muerto ahogado la única vez que el rio de mi ciudad se había desbordado, y para terminar con tan triste historia agrego la segunda frase que marcó esta vez mi juventud: “Eso nos dice que, si te toca morir, te toca. No hay forma de escapar”.

Nunca tome eso último tal como se escuchaba, aun si llegue a coincidir con ella, sus palabras me hacían pensar en otros asuntos.
¿Y si de verdad las cosas que sucederán ya están decididas?, ¿Y si me esfuerzo demasiado en lograr algo, y simplemente no puedo lograrlo porque “no estaba en las cartas”?, “¿Habrá una manera de cambiar eso?”.

Conforme los años pasaron, terminé por restarle importancia a aquello y aceptar lo que viniera, poniendo lo mejor de mí para poder tener ese futuro que siempre había soñado con dinero, esposa, hijos, en fin, vivir una vida en total tranquilidad. Y esa inquietud sobre el destino desapareció, al menos hasta que sin querer, escuche una conversación ajena que regreso una de las dudas de mi infancia.

Una mañana, en mi escuela, leía un libro mientras esperaba la llegada del profesor. Ni siquiera puedo recordar su contenido pues las voces de unas compañeras del curso se robaron toda mi atención.

-Nee, Miyuki, ¿alguna vez has escuchado lo de las Once Once?- La chica que hablaba parecía muy ilusionada con sus palabras… ¿Qué querría decir con eso? La curiosidad me hizo alejar mi libro de la cara y escucharlas detenidamente.

-No tengo idea a que te refieres con eso…-

-Es que, ayer estaba leyendo una revista, y encontré que los occidentales tienen la rara costumbre de pedir un deseo exactamente a las 11:11… También mencionaban algunos casos de deseos que se cumplieron…-

-¿De verdad? Supongo que ahora lo intentaré, ¡Tal vez así Inoue se fije en mi!- Ambas rieron al mismo tiempo y continuaron hablando de cosas que esta vez no me interesaban para nada y volví a fijar mi mirada en el libro que antes sostenía.

Por más que trate de concentrarme una vez más en mi lectura, simplemente no podía. Tal vez “las once once” era la manera de cambiar el destino. Tal vez esa hora tenía una especie de magia que podía lograr vencer incluso los límites que una persona tiene, ya sea por razones físicas o mentales. Quiero decir, tal vez un deseo podía convertir al chico más debilucho en un hombre musculoso, y también a la persona más triste en alguien sumamente feliz…

Tal vez “las once once” era eso que había buscado en mi infancia y me había cansado de perseguir al no encontrar respuesta…

Durante mis clases no estuve para nada atento, y para mi sorpresa, nos dejaron tomar un descanso de una hora a partir de las 10:30am, y olvidándome hasta de mi mejor amigo salí corriendo hasta el salón de computo, donde mi móvil pudo entrar a internet y buscar en un famoso buscador “deseos, 11:11”. Si no lo hacía seguramente no podría concentrarme para nada en el tiempo que quedara de clases…

Para mi desgracia no había más que opiniones de gente que ni siquiera mencionaba las bases de tal creencia. Era, como quien dice, una “fe ciega” tal como el mismísimo cristianismo pero no tan conocida, expandida ni explotada.
A algunos les funcionaba el “truco”, y por el contrario a otros no. Sin embargo varios de estos últimos preferían seguir esperanzados y creer en que su deseo se cumpliría a largo plazo.
¿Qué debería creer yo? Seguir creyendo que los frutos de mi esfuerzo lo eran todo… ¿Era eso lo correcto?

Voltee a ver curiosamente el reloj y este marcaba las “10:59”. Cada vez faltaba menos para esa hora pero, de todas maneras, ¿Qué podría pedir alguien como yo?
En cuanto esa pregunta pasó por mi mente, la respuesta también lo hizo. Era un deseo un tanto "ñoño", lo acepto, pero tal vez esa fuera la única "oportunidad" que tenía de conseguirlo.
Ahora miraba el reloj con detenimiento. Cada minuto parecía durar una eternidad.
Cerraba y abría mi celular con desesperación. Jamás me había sentido tan ansioso en la vida.

Llegaron las 11:09 y no podía perder la hora. Si mi reloj estaba adelantado o atrasado la perdería, así que desde cuando ese número se puso en mi pantalla comencé a repetir mi deseo. Al principio lo hacía con los ojos cerrados y repitiéndolo en mi mente, pero cada vez comencé a sentir más “ansias”, ahora de verdad quería convertir mi deseo en realidad, así que había que comenzar por hacerlo verdad verbalmente.

-Deseo conseguir alguien con quien compartir mi vida…- Lo dije con una voz tan baja que no era audible con facilidad. De la misma manera lo repetí una vez más y de allí cada vez fue tomando más fuerza. El reloj marco las 11:10, y después por fin las 11:11 y continúe casi gritando mis palabras hasta que se hicieron las 11:12.

Ahora todo estaba finalizado. Solo quedaba esperar, ¿no?
Estaba por guardar mi móvil en uno de los bolsillos de mi pantalón, cuando de pronto la puerta del salón se abrió.

Tengo que aceptar que mi corazón dio un brinco enorme en ese momento al solo pensar en la posibilidad de que tal vez mi deseo se haría realidad en ese mismo instante y del otro lado saldría una linda chica pidiéndome matrimonio, pero no fue así.

Solamente era mi mejor amigo Shigeaki Kato, quien venía a avisarme que las clases habían comenzado hace unos minutos pues sustituyeron al profesor que se decía no iba a asistir.
Por lo menos había tenido el tiempo de pedir mi deseo. Sonreí para mi mismo pensando en lo idiota que era por creer en ese tipo de cosas y me dedique a caminar junto a Shige hacia el salón de clases, quien me reclamaba saber el porqué me había ido corriendo tan desesperadamente del aula hace apenas un rato, pregunta que ignore haciendo comentarios random sobre alguna cosa que hubiera en el pasillo.

Por fin en clase mi mente estaba despejada y volví a ser el Masuda de siempre.
Tomé todos los apuntes, realicé todas las actividades, y todo lo demás que llevaba ser el segundo mejor estudiante de mi grado (solamente superado por Shige) y al final pude retirarme a casa.
Allí, como siempre, no paso nada especial y me dedique a jugar videojuegos durante toda la tarde. Después hice mis tareas, bajé a cenar con mi familia, lo normal.
Sin embargo, algo no era del todo normal.

Cuando traté de dormir, simplemente mis ojos no se cerraban, y si lo hacían no era para dormir, sino para pensar en lo que pasaría mañana. ¿Había una posibilidad de que mi deseo pudiera comenzar a cumplirse desde el día siguiente?

Pasé horas rodando en el colchón, hasta que de pronto el dios de los sueños se apiado de mí y me permitió dormir tan profundamente, que al día siguiente ni siquiera el despertador pudo despertarme y mi madre tuvo que venir a hacerlo ella misma.

Como castigo, me obligo a ir a la escuela sin comer el almuerzo (aunque seguía siendo mi madre, y termino dándome suficiente dinero para comprar el almuerzo y algo más en la cafetería de la escuela) pues de otra manera llegaría tarde, pero contrario a lo que mi ella pensaba, había muy poco trafico por las calles y me tomo tan poco tiempo llegar a la preparatoria que termine estando allí media hora antes de lo que debía.

Mi padre se sorprendió al ver las canchas totalmente vacías, al igual que el terreno entero que siempre solía estar lleno de adolescentes corriendo, gritando, caminando, etc.

Bajé del auto y me dirigí lo más lento que pude hacia mi salón. Sabía que en cuanto llegara allí tendría que estar leyendo algún libro por lo menos 20 minutos para pasar el tiempo, así que mejor decidí perder algunos minutos “admirando” el mobiliario de los demás salones.
Se veía como sacado de película de terror el que todos estuvieran vacíos, pero mientras caminaba por allí una imagen no encajó con todas las demás.

Uno de los salones del segundo piso, correspondiente a los alumnos del segundo grado, estaba ya siendo ocupado por un joven con mirada triste.
Su cabello era castaño y algo largo. Probablemente tenía una estatura cercana a la mía, pero su complexión parecía más débil y sus ojos castaños estaban calvados en algún punto fijo en la pizarra.

Parecía simplemente no notar ni mi presencia ni la de nada mas en el mundo y, por alguna razón, yo lo observaba sin poder moverme.

Veía como sus ojos eran iluminados por el sol de la mañana que comenzaba a asomarse por las ventanas y, después de un rato de estar solo mirando hacia el frente con una expresión tan serena como la de un ángel, apoyo sus manos contra su rostro y las movió de manera que me hacía suponer que estaba desesperado por alguna razón que por supuesto yo desconocía.

Una sensación de culpa me invadió por pensar el hecho de que estaba espiando a un total extraño y, después de un gran esfuerzo por recuperar la movilidad de mis pies, continúe el camino a mi salón de clases que estaba en el segundo piso, ya que yo cursaba ya el segundo grado.

Al igual que siempre, ese día puse total atención a mis clases siendo interrumpido de vez en cuando por imágenes de aquel misterioso chico que llegaban a mi mente en ocasiones, pero rápidamente volvía a lo que estaba haciendo para más tarde volver a pensar en el. Era raro, pero de todas maneras mi día continuó bien.

Desde entonces, el llegar 30 minutos antes a la escuela se convirtió en un raro pero necesario hábito para mí.

Día a día me despertaba más temprano que de costumbre para poder alistarme para mis clases y con la excusa de tener que estudiar salía de casa muy temprano.

Al llegar a aquel edificio mientras caminaba en total soledad, volteaba hacia mi derecha en la cuarta aula del pasillo del segundo piso para verlo a él.
Siempre parecía estar sumido en sus pensamientos y creí que jamás había notado el hecho de que solía haber siempre un chico con cabello rubio, alto y un tanto musculoso espiándolo al otro lado de la ventana.
Así es, cada mañana me paraba frente a su salón cerca de 10 minutos para ver sus expresiones tan pacificas y calmadas, que sin embargo, reflejaban una tremenda soledad.

Varias veces había intentado ir a buscarlo durante los descansos, para ver quiénes eran sus amigos, como era su voz y algunas otras cosas que moría por saber, pero jamás lo encontraba.

Algunas ocasiones pensé que tal vez se trataba de un fantasma que solo aparecía en las mañanas, pero después me regañaba a mi mismo por tener esas ideas tan tontas, y a la mañana siguiente regresaba a observarlo como cualquier acosador haría.

Me había convertido en un acosador… No había otra palabra para describirme… Y de esa manera pasaron casi dos semanas en las que no podía dejar de preguntarme como sería ese chico y la razón por la que quería conocerlo tan desesperadamente…

Tal era mi extraña obsesión con el que entre más pasaban los días, mas curiosidad me daba el porqué sus ojos reflejaban el hecho de que de alguna manera no se encontraba bien.

Y pensar en ello, un día logro tenerme viendo por la ventana toda la mañana, como si el sol pudiera darme la respuesta a todas las preguntas que ahora tenía. Pero antes de encontrar esas respuestas que el sol tenía para mí el profesor me llamo la atención. Se había dado cuenta de la nula atención que le había prestado. El sabía que yo era uno de sus mejores estudiantes, así que pensó que tendría buenas razones para estar “preocupado” y me dejo salir del salón para despejarme.
Sin más, me dirigí hacia la azotea a respirar algo de aire fresco pero mientras subía las escaleras sin prestar atención a nada, sentí como un cuerpo chocaba contra el mío con fuerza, indicando que la otra persona seguro venía corriendo ignorando totalmente la regla de “no correr en las escaleras”.

Parpadee varias veces para asimilar el hecho, y en cuanto vi los ojos castaños que poseía la persona que ahora estaba levantándose del suelo no sabía si morir de la pena al reconocerlo, o morir de la pena también pero por haberlo hecho tropezarse.

Ese chico de ojos tristes estaba frente a mí respirando entrecortadamente. Se veía como si estuviera asustado por algo, pero antes de que pudiera siquiera pedirle disculpas por hacerlo caer, escuche otros pasos que venían de la misma dirección donde venia el chico.
El pareció también escucharlos y comenzó a dar estaños brinquitos ansiosos para después verme a los ojos.

-No tengo idea de cómo te llames, pero apuesto a que tu eres el tipo que se queda fuera de mi clase todas las mañanas, ¿no es así? Necesito tu ayuda, ¡por favor!- Quede en un raro shock al escucharlo. ¿El sabia que lo espiaba? No podía imaginar la imagen que seguro tenia de mí. De seguro pensaba que era un vil acosador, y de hecho lo era pero./. Ahh~ Demonios, no sabía qué hacer, y tampoco pude contestar a su petición, porque los pasos que antes se escuchaban lejanos se acercaron cada vez mas y de pronto la imagen de un hombre alto, con cabello negro y apariencia retadora apareció frente a mis ojos.
Lo siguiente que sentí fue una gran calidez en mi brazo derecho, y al voltear para ver que era vi como el chico misterioso se aferraba a mi brazo, abrazándolo.

Mi corazón comenzó a latir con fuerza, y sin saber que hacer mire hacia el frente, y ahora me encontré con la cara del hombre intimidante tan enojada que parecía en cualquier momento me tiraría un puñetazo en el estomago con toda la intención de dejarme inconsciente.

¿QUE DIABLOS ESTABA PASANDO?

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Esto fue lo que salio... Es mi primer no-one-shot XD Así que, espero algún día aprender a hacer introducciones/primeros-capítulos mas normales, menos largos, y mas explicativos... XD
No me linchen D: Bye~ XD

Nyaomi me matas XD
Las frases que dice la mama de Massu, son de hecho las que dice mi santa madre XD Así que, un día me dejo sin saber que pensar y escribí en mi cuaderno y chachan~ salio este fic XD

Lo de las 11:11 ni idea si sea cierto, conozco mucha gente que lo hace y de hecho lo hago yo también a veces XD No se pierde nada con intentar XDDD

Nyaomi, no quieres que Massu le de en sus partes al hombre de enfrente XD Pobre hombre, tan bien que me cae (no en esta historia... XD) :/ XD

Gracias por tu comentario tan largo *___*
Me da ganas de continuar escribiendo~ Trabajo mejor bajo presión :D! XD

(Me hace feliz que alguien haya leído una larga introducción sin nada acción GRACIAS! XDDDD)

Risa, que mal que no hayas podido ir... Estuvo genial ♥ Jamas había ido a una antes *___*

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QUE SUEÑO!
Blebleble, mañana saldré de vacaciones a casa de mi hermana por una semana~ Y allí no hay internet XD
Lo malo es que no publicare conti hasta dentro de esa semana, y lo bueno y es que apuesto a que llegare con varias historias nuevas jiojio Siempre que voy allí me sale inspiración de todos lados~ :3
Hoy me esforcé en hacer la parte dos de aquí, la había empezado pero no había hecho mas que dos párrafos! XD Simplemente no me nacía lo demás, pero ahora por fin salio~~
Sin mas que decir (Mas que me estoy muriendo de calor porque mama me mando a dormir a la sala porque no quería apagar la computadora por terminar este coso XDD) aquí esta~

¿Qué es lo que desean las personas?
Puedo decir con seguridad que la mayoría desea la “paz mundial”, otra gran parte pide dinero, fama, pero lo más inconsciente, egoísta y popular es desear “el amor”.
Yo elegí esta última opción sin pensar en el tipo de problemas que esto pudiera traerme a futuro, y ahora allí estaba frente a dos personas, una de lo más desconocida para mí con un aura tan macabra que parecía querer matarme, y la otra abrazada a mi brazo derecho tal novia toma a su pareja cuando van a pasear…
Sabía que los diálogos por mi parte estarían de más en esa rara escena, así que mejor no dije nada (y de hecho, mi cerebro estaba congelado. Aunque hubiera querido hablar no hubiera podido…) y espere a que uno de ellos hablara para saber en que estaba metido.

En unos segundos el fortachón enojado de cabello negro pareció querer hablar, pero el castaño se adelanto.

-Ryo-chan, te dije que estaba saliendo con alguien, y él es ese alguien- Entonces se aferro más fuertemente a mi brazo y puso una cara tan tierna y llena de amor (obviamente fingido) que hizo temblar mis rodillas. Nunca había estado así con nadie, y ahora algo tan repentino me dejó en blanco.

Contrario a cualquier reacción que hubiera imaginado, el desconocido del frente solo soltó una sonora carcajada y comenzó a caminar hacia mí. No pude verlo a los ojos, así que baje mi mirada esperando lo peor, pero paso de largo solo haciendo chocar mi hombro izquierdo con uno de los suyos para seguir caminando.

-Tú lo sabes, que no podrás librarte de mi tal fácil… Aun no ha terminado…- Dicho esto, sus pasos parecieron alejarse cada vez más a nuestras espaldas, y mi brazo no fue liberado hasta que el sonido de sus pasos pareció desaparecer.

Cuando no sentí mas el peso que se aferraba a mí, este fue reemplazado por la presión de un agarre en una de mis muñecas, y para cuando me di cuenta ya estaba caminando hacia la azotea siendo arrastrado por el de los ojos chocolatosos y finalmente llegamos hasta ese lugar donde se paro frente a mi e hizo una pequeña reverencia.

-Muchas gracias por ayudarme. Fue una suerte que justo tú fueras pasando por allí…- ¿Era mi imaginación o eso sonaba como si ya me conociera? Sonreí algo nervioso.

-De nada pero… ¿Por qué yo?- No se me ocurrió una pregunta más inteligente y al hacerla el solo me vio extrañado

-¿Qué por qué? ¿No era que yo te gustaba?- Me sentí palidecer con su respuesta… ¿Cómo lo sabía? Osea, no es que me gustara en toda la extensión de la palabra pero… entonces… ¿El se dio cuenta de que lo observaba?

-No, no y no ¿Por qué habrías de gustarme? ¡Ni siquiera te conozco!- Trate de hablar lo más convencido que podía, y podría jurar que mi voz no tembló ni nada, pero el soltó una risa un tanto burlona y me miro a los ojos buscando rastro de la mentira que acababa de decir.

-Si no te gusto, ¿Podrías explicarme porque todos los días estas viéndome desde el otro lado de la ventana de mi salón?- ¿Qué podría decirle? En su rostro una sonrisa triunfal se dibujo al notar mi silencio, pero en ese momento por fin una escusa llego a mi mente.

-Te equivocas, yo voy a buscar a un amigo…-

-¿En serio? No te creo… ¿Por qué buscarías a un amigo allí media hora antes de iniciar clases, cuando no hay NADIE en la escuela aun?- El chico sí que era egocéntrico…

-Veras… Yo voy a esperarlo fuera de tu salón -

-¿Y porque te vas antes de que alguien llegue? De hecho, me parece como si me observaras muy fijamente todos los días…- Ahhh~ ¡Demonios! Comenzaba a quedarme sin “argumentos”…

-Eso es porque… Al final me arrepiento… El está en una actividad fuera de la escuela conmigo, pero no tengo mucho contacto con el… Quiero pedirle unos tips de cocina pero me da vergüenza y mejor regreso a mi salón… Y por supuesto que te veo a ti… Es decir, solo lo hago algunas veces porque es aburrido ver solamente los asientos vacios de los demás, o el pizarrón o cualquier otra cosa, ¡Pero casi nunca lo hago!-

-Ya veo… Entonces, ¿Podrías decirme el nombre de tu amigo?- ¿Ahora qué? Era demasiado insistente… Estaba a punto de soltar otra mentira, o de cambiar el tema, pero para mí fortuna el timbre sonó anunciando el inicio de la siguiente clase, por lo que el chico se dio la media vuelta y comenzó a alejarse en dirección a la puerta que daba a las escaleras.

-Supongo que su nombre no importa… Solo… ¡Gracias por lo de hoy!- Ya en la puerta él se volteó hacia mí y me sonrió de forma pacífica. Quiso seguir caminando, pero lo detuve con mi voz.

-¿Podrías decirme por lo menos tu nombre?-

-Tegoshi Yuya, ¿Cuál es el tuyo?-

-Masuda Takahisa- El volvió a sonreírme y después de decirme adiós con la mano salió del lugar.

Me quede como un completo idiota solo en la azotea, sonriendo y viendo al cielo por unos minutos mientras pensaba en lo hermosa que era su sonrisa. Antes solo había visto sus rostros de lo que supongo era preocupación, pero ahora había sido el dueño de su sonreír~ Eso me hacia feliz, y de esa manera regrese a mi salón y como siempre, hice mi mejor esfuerzo en terminar los trabajos que ponía el profesor rápidamente para así poder salir antes.

Yo era lo que se podía llamar un “nerd”, o al menos eso supongo, pero aun así no era del mismo tipo que Shige. El gustaba de revisar sus trabajos una y otra vez, y una vez revisados de todas maneras gustaba de quedarse revisando otros apuntes hasta el final de clase. Yo prefería salir a caminar por los pasillos que siempre están desiertos antes de que sonara el timbre. Era como una especie de “relajación” después del trabajo.

Y ese día también salí un poco antes. Había acabado primero que nadie aun si en ocasiones mis pensamientos eran interrumpidos por pensamientos sobre el tal Tegoshi. El recordar cómo se abrazaba hacía que de pronto dejara de escribir y me quedara viendo a la nada, pero de todas maneras seguía siendo mucho más rápido que los demás y ahora me encontraba caminando por allí, disfrutando de la desoladora y silenciosa vista.

Camine hasta el tercer piso, donde se encuentran los alumnos mayores de quinto semestre, pero aun si pensaba no encontrar a nadie a esas horas, a mi vista llego la imagen de una persona llevando casi a rastras a alguien más hacia el final del pasillo.

Fije mi mirada en ellos, tratando de ver mejor la escena, y vaya que me sorprendí de ver que justo el extraño par que había conocido esta mañana eran los protagonistas de ella.
El que parecía llamarse Ryo (si mi memoria no fallaba) empujaba y jalaba a Tegoshi hacia lo que según yo era el cuarto del intendente, los cuales, siempre estaban al final del pasillo de cada piso. Tegoshi parecía resistirse, pero el otro lo ignoraba rotundamente.

Algo en mi me decía que no debía interferir. Que si lo hacía solo acarrearía más problemas, pero ignore todos esos pensamientos y al ver como entraban en ese lugar cerrando la puerta tras de sí me dirigí allí yo también.

Cada paso que daba me parecía más pesado que el anterior, como si mis pies no quisieran dejarme llegar allí, pero ya frente a la puerta el control total de mi cuerpo volvió a mí.
Tome la perilla con una de mis manos y cuando estaba a punto de girarla pude escuchar un poco lo que estaban diciendo al otro lado.

-Ryo-chan, te dije que no quería venir aquí… Más bien, ¡Te dije que no quería seguir con esto! No insistas, por favor…-

-Y yo te dije que me importa más un cacahuate que si tu quieres o no… ¿Recuerdas? Tu prometiste que me ayudarías, ahora no puedes simplemente decir que ya no quieres, ¡No hasta que yo lo diga!-

-Detente Ryo-ch…- Las palabras de Tegoshi de pronto fueron detenidas, y esperando lo peor abrí la puerta de golpe. La escena que vi no pudo dejarme más atónito.

El de cabello negro tenia acorralado al castaño contra la pared, y lo besaba de una manera tan apasionada que logro hacer que mis mejillas se pusieran totalmente calientes por la pena que me daba estar presenciándolo.
Cuando ellos escucharon el sonido de la puerta, Tegoshi aprovecho para empujar al otro y correr a abrazarme, pero esta vez rodeo mi cuello con sus brazos y puso su cabeza en mi pecho.

-¡Massu! ¡Viniste a salvarme!- De seguro el notó los salvajes latidos de mi corazón, pero ahora no podía pensar en detenerlos o por lo menos calmarlos, pues mi mente estaba ocupada procesándolo todo. ¿Me había dicho “Massu”? Jamás me habían dicho de esa manera y ahora me sentía en algo parecido a “Wonderland”. El me abrazaba fuertemente y me había llamado de una manera muy dulce. ¿Con que más podría comparar algo tan loco y a la vez hermoso que con El país de las maravillas?

Al igual que la vez pasada, el pelinegro soltó una carcajada y me miraba con desprecio.

-Yuya, ¿Tienes idea de a quien estas abrazando? El gordito es uno de los nerds matados de tercer semestre. Se la pasa leyendo y apuesto a que es un otaku… Es más que obvio que él no se compara conmigo. ¡Abre los ojos de una maldita vez!-
¿Me había llamado gordito? No, mas importante, ¿Había llamado a Tegoshi por su nombre? Entonces estaba MUY claro que no eran solo amigos… El beso de hace rato, todo me lo conformaba. Cuando el más alto termino de hablar, Tegoshi me soltó y luego lo fulmino con la mirada.

-El que elije con quien meterse soy yo. Además, creo que tú no eres el más indicado para hablar de gustos raros ¿No es así?- El tal Ryo gruño entre dientes pero al final, una sonrisa de lo mas enferma apareció en su rostro.

-¿Sabes qué? Yo no te creo para nada que estés saliendo con él. Te conozco, ¿No dijiste muchas veces que te gustaba el hecho de que yo fuera un “chico malo”?-
Tegoshi cerró su puño con fuerza demostrando lo mucho que lo había enfadado este último comentario.

-Cierra la maldita boca Nishikido- El chico tierno que se veía tan inocente desapareció, y ahora parecía que en cualquier momento se le lanzaría encima y le daría un golpe en la cara, pero el otro no pareció intimidarse…

-¿No me digas que ya se te olvido lo mucho que decías quererme? En serio, no te la creo… Solo hay una manera de que te crea~-

-Dímela que me quiero ir de aquí cuanto antes-

-Bien, quiero que te des un beso frente a mí con esa cara de cerdo- Yo, que no había hablado durante todo el tiempo, ahora no pude evitar intervenir. ¿Qué me besara con Tegoshi? ¡Pero si lo acababa de conocer! No es que me molestara… De hecho, sabía que en lo más profundo de mi de hecho deseaba hacerlo pero… De allí a hacerlo de verdad… ¿Qué debería hacer?

-Siento intervenir pero… Yo creo que… Un beso es algo mágico, quiero decir que no sería correcto hacerlo en un lugar como este, y menos frente a alguien. ¿Has escuchado eso de “no comas pan frente a los hambrientos”? No me gustaría hacerlo, es de mala educación…-

-Entonces, significa que están mintiendo… Pero si lo que dicen es verdad entonces puedo ir por cualquier chica y besarla frente de ustedes para que hagan lo mismo sin sentirse culpables…- ¡Demonios! Mi excusa perfecta estaba arruinada. Y cuando empezaba a dudar que decir, Tegoshi habló.

-Ryo-chan, ¿Podrías dejarme salir a hablar con él en privado? El es muy vergonzoso…-El nombrado pareció desesperarse un poco, pero termino accediendo.

-Esperare a que regresen. Si en 10 minutos no lo hacen, en la hora de salida iré por ti Tegoshi Yuya, y te llevare a casa, y supongo que sabes lo que sigue… Y si te vas antes a casa sabes que puedo entrar a ella y tu padre me dejaría pasar lo quieras o no, así que… Haz lo que quieras…-

El castaño asintió un tanto avergonzado por las anteriores palabras del pelinegro y tal como había hecho antes, me tomo de la muñeca y me llevo unos pasos fuera de aquel salón.

-Siento haberte metido en todo esto… Lo mejor será que te vayas, no saldrá nada bueno de esto…- Al ver sus ojos, parecía que en cualquier momento se pondría llorar, y simplemente no estaba en mi naturaleza dejar que algo así pasara, así que puse mi mano en su hombro y le sonreí lo más relajado y sincero que pude-

-Si quieres puedo ayudarte en eso también… Digo, es solo un beso… ¿Qué podría pasar? Tal vez con eso te pueda dejar en paz de una vez por todas y evitarte mas líos futuros, ¿No crees?- Él me miro a los ojos, y vi como los suyos parecieron brillar.

-¿En serio harías eso por mí?-

-¿Por qué no hacerlo? No será nada…-

-¡Muchísimas gracias Massu! Yo me encargo de todo, solo será un beso en los labios, nada más… Con eso podré arreglármelas…- Allí estaba otra vez, llamándome por ese nombre que se escuchaba tan bien viniendo de él. Después de secarse las lagrimas que en cualquier momento parecía que caerían, me tomo esta vez de la mano entrelazando nuestros dedos y me llevo de vuelta al salón donde “Ryo” esperaba.

-Entonces, ¿Decidieron hacerlo?- Tegoshi asintió, y los ojos del otro se clavaron en nosotros. -¿Qué esperan? Háganlo de una vez que tengo hambre y quiero comprar algo de comer en la cafetería.

Tegoshi volvió a asentir y me miro a los ojos, como pidiéndome permiso para lo que estaba a punto de suceder, pero yo negué con la cabeza y puse mi mano sobre su mejilla, haciéndole entender que yo lo haría. Pareció sorprenderse, pero finalmente sonrió y cerró los ojos.

La escena me parecía mágica, tenerlo frente a mí, con los ojos cerrados y esa expresión tan linda y tranquila. Justo allí entendí que en realidad yo había aceptado no por compromiso, ni por que el chico me diera pena o algo… La cosa era que yo lo deseaba. Deseaba sentirlo aunque fuera solo de esa manera.
Pero ahora que tenía todo tan fácil, sentir la mirada del de cabello oscuro sobre mí me hacía temblar. Mi mano comenzó a temblar sobre la cara de Tegoshi y pensé que lo arruinaría todo, pero de algún lugar saque la fuerza necesaria para cerrar también los ojos y acercarme lentamente hacia sus labios.

El camino hasta estos me pareció eterno, pero cuando los rocé por fin sentí como si miles de mariposas volaran en mi estomago y esa eternidad valiera la pena.
Sus labios tenían un sabor dulce que me sería imposible olvidar a partir de ese día.

Por fortuna, no tuve necesidad de usar lo poco que había aprendido sobre “besos” en películas románticas, ya que “Ryo” nos separo con su voz tan fría como siempre.

-Ya, ya, ya entendí, está bien, ustedes ganan… Supongo que lo que dicen es verdad… Si me disculpan, voy a comprar mi almuerzo… Por mi, quédense aquí haciendo quien-sabe-que-cosas… Después de todo, eso es todo lo que quieres, ¿No, Tego-nyan?- Soltó otra de sus feas carcajadas y se fue dejando a Tegoshi un tanto molesto. ¿Qué había sido ese apodo de ahora? Cada vez me daba más repudio ese tipo…

Ya estando solos caí en cuenta de lo que había pasado… Ahora tenía enfrente de mí a un chico al cual había besado al primer día de haberlo conocido, o algo así… Cuando él me vio a los ojos totalmente sonrojado, no pude más que sonrojarme también.

-No tienes idea de lo mucho que agradezco todo esto que has hecho por mí… Espero poder agradecértelo algún día… Tengo que irme, espero verte de nuevo pronto…
¡Gracias de nuevo!- Su tono de voz daba a notar un enorme nerviosismo.

Al verlo salir tan apresuradamente, una tristeza infinita me invadió. Pensé que ese sería el final de todo. Que el probablemente jamás regresaría a mi ahora que había terminado con su “problema”, y en lugar de seguir pensando en cosas tan tristes, mejor fui hasta mi salón donde me encontré con mi mejor amigo quien me invito a comer de su almuerzo a pesar de que yo tenía el mío propio.

Conforme el día pasaba, no podía evitar sentirme mal al pensar que tal vez no volvería a escuchar su voz tan angelical, sin embargo, la historia no había hecho más que empezar.

A lo largo de mis clases me convencí de que no podía dejar que todo terminada. No hasta saberlo todo de él. Quería acercarme a él, conocerlo, saber el motivo de sus problemas aun si lo que encontraba no fuera agradable. Quería compartir su tristeza, y también su felicidad…
Me había perdido a mi mismo… Ese Masuda que jamás se había interesado en algo en especial desapareció, y aun si no tenía la menor intención de decirle que en verdad me gustaba, me conformaría con estar a su lado. Eso era todo lo que deseaba y ese mismo día, me aseguré de pedir como deseo a las 11:11 PM el poder estarlo… ¿Era acaso muy egoísta? Justo entonces, no me importaba, solo me importaba ayudarlo… De verdad quería ayudarlo…

~Continuara~ :3

Espero no haya quedado tan mal~ XD

POR FIN LLEGUE!
Se me hizo eterna la semana sin internet ¬¬
Bueno, me lleve toda la semana haciendo, y el final del capi no me agrado mucho... Pero bah, es lo que hay XD!!!

¿Qué es el amor? Esa era una pregunta muy frecuente en mí. Incluso recuerdo que hace unos años desee sentir el amor por medio de tonterías.
Me había obligado a "amar" a la actriz protagonista de mi dorama favorito. Compré todos los photobooks donde se exponían fotos suyas, también revistas con entrevistas hacia ella, y los pocos sencillos que había lanzado como solista en su tiempo de popularidad, pero termine decepcionado al darme cuenta que eso no era amor. Era solo fanatismo, una obsesión enferma y para nada productiva más que para el bolsillo de aquella joven.

Anteriormente, pensaba que no había personas más hermosas que las modelos y las estrellas de los espectáculos.
Cantantes famosas y actrices con montones de fans locos como una vez fui yo eran lo único que podía amar; Pero entonces aún no sabía que había algo mas allá que el amor superficial. Eso era el deseo de proteger a alguien dondequiera que se encontrara. Y lo que me gustaba de mi “alguien” no era exactamente su hermosura aun si a mis ojos es una de las personas más atractivas que había conocido. Tampoco podía llamarle “alguien a quien quería” porque no le veía como un objeto o algo de mi propiedad, sino solamente como algo muy “preciado”.
Para mí, ese alguien era precioso, como si valiera todo el oro del mundo, y aun si no le conocía del todo, pondría mi mejor esfuerzo en lograr conocer cada mínimo detalle sobre él. Eso sí, dentro de los límites que trae consigo el término “amigo”.

Desde el día en que conocí oficialmente al par dueño de mis más felices sueños y a la vez más terribles pesadillas habían pasado dos semanas. Dos semanas desde que mi amada quietud desapareció.
Mi vida solía ser aburrida, repetitiva, y nada interesante, pero desde que decidí luchar por primera vez en mi vida por mis propios deseos esta se llenó de color.
Llegue a pensar que todo lo que me había sucedido hasta ese día en realidad era solamente gracias a aquel par de deseos que había pedido últimamente, pero después de meditarlo más, fuera obra de lo que fuera, a partir de entonces quise lograr las cosas a futuro por mi propia cuenta y acciones. Lograr lo que quería por mis propios métodos sin esperar a que las oportunidades cayeran del cielo una vez más.

No tenía la intención de obligarlo a permanecer a mi lado, es decir, jamás dejaría que se enterara de que lo que disfrazaba de simple amabilidad estaba solamente encubriendo el verdadero sentimiento, que según yo, de hecho era el amor que antes jamás había conocido.


El día siguiente de haberlo conocido llegue a la escuela media hora antes, como había comenzado a acostumbrar. Sin embargo, esta vez no me conforme solo con verlo desde el otro lado de la ventana, si no que entre a hablar con él.
Al principio se sorprendió por mi presencia, y de hecho creo haber notado que por alguna razón se sonrojó al verme tomar asiento frente a él. La conversación entre nosotros parecía tener un ambiente algo tenso (Y no por nada, después de todo cada uno estaba charlando con la persona que había conocido y de paso besado el día anterior…). Por fortuna, poco a poco fue tomándome un poco mas de confianza y solo con eso pensé que mi día no podía ir mejor. Pero me equivoque.

Cuando una persona más llego a su salón me despedí de él y fui hacia el mío. Allí las clases pasaron tan lentas como siempre, y cuando salí al descanso para comer el almuerzo me encontré con la bella sorpresa de que Tegoshi estaba fuera de mi salón, esperando por mí. Al verlo no pude evitar sonreír como adolescente enamorada, o enamorado, o lo que fuera…

Ese día, como solía pasar, Shige decidió quedarse en el salón estudiando, y me vino de maravilla el tener a alguien con quien compartir esos 25 tan aburridos minutos del descanso cuando se está solo.

Durante ese tiempo conversamos de una manera tan cómoda que desee que esos 25 minutos fueran eternos, pero el tiempo es de lo mas insensible y la hora de separarnos llego al escuchar el timbre.

De vuelta a mi salón fue inevitable que Shige notara la grandísima sonrisa que traía en el rostro, así que hizo que le contara todo lo que me había pasado hasta ese día y las única palabras que recuerdo venir de su boca fueron “De seguro ese Nishikido debe ser una escoria”... Era raro escuchar una palabra tan fuerte viniendo de él, pero tal vez solo estaba agobiado por los exámenes. Ignore esa molestia que se notaba en su rostro y mejor me alegre de que no se hubiera molestado por ser amigo de alguien con sentimientos tan sucios como los míos.

Los demás días pasaron de la misma forma. Shige se quedaba estudiando para los exámenes semestrales y yo salía a almorzar con Tegoshi. A veces me mostraba su sonrisa tan perfecta y cuando lo hacía, me sentía como si la única misión de mi día hubiera sido completada.

En esas primeras dos semanas no hubo rastro de Ryo Nishikido y sus necedades. ¿Eso significaba que se había rendido? Esa posibilidad me hacia tremendamente feliz, pero a la vez me daba una pequeña nostalgia al pensar que tampoco volvería a probar el dulce sabor de los labios de mi ahora amigo.

Sabía que estaba mal pensar en eso pues era como traicionar la amistad que se comenzaba a formar entre nosotros, pero simplemente no podía evitarlo.
Nunca volvimos a hablar sobre ese suceso, y la verdad pensaba que eso era lo mejor para ambos. Supongo que con aquello le había demostrado que podía confiar en mí para lo que fuera y con eso ya era más que suficiente para mí. Podría suportar viviendo lo que me quedara a su lado solo con el recuerdo de la textura tan suave que tenían sus labios…


Una mañana, me encontraba bajo la sombra y protección de un árbol conversando animadamente con Tegoshi. Ese día salí algo tarde al descanso y por lo tanto, no alcancé a comprar el almuerzo en la cafetería. Toda la comida se había agotado y mientras hablaba con Tegoshi mi estomago hizo un ruido que demostró el enorme hambre que sentía. Mi amigo lo notó y soltó una risa animada.

-Supongo que se termino la comida en la cafetería, ¿No es así?- Asentí y él me sonrió. –Podías haberlo dicho antes, siempre traigo mi propio almuerzo en la mochila, iré por él para que lo comamos juntos, ¿Está bien?- Pensar que comería del mismo “contenedor” que él me ponía feliz y asentí con la cabeza una vez más.

-¿Lo preparaste tu mismo? ¿O lo preparó tu madre?- Cuando escucho mi pregunta una mueca se formo en su rostro.

-Digamos que lo preparo alguien más… Ahora vuelvo, voy por el~- Dicho esto salió corriendo hacia dentro del edificio, perdiéndose entre la multitud de gente que caminaba por allí.
Su respuesta me extraño un poco y me puse a pensar que cosa mala pude haber dicho para haberlo molestado. Estaba tan sumergido en mis pensamientos que no me di cuenta cuando una persona tomó asiento a mi izquierda y me comenzó a mirar fijamente.

-Tesshi siempre da esa sensación de ser tan solitario, incluso contigo… ¿Sabes? De seguro hubiera deseado que su madre le hiciera el almuerzo, pero siento decirte que es preparado por su nana. Por cierto, él tampoco sabe cocinar. De hecho apuesto a que si él quisiera hervir agua esta terminaría quemada, o lo que es lo mismo, evaporada… Cocina asqueroso. Peor que cualquier persona que haya conocido hasta el momento.- Y allí estaba de nuevo esa desagradable persona de cabellos negros.

-¿Qué haces aquí, Nishikido-san? Si viniste a molestar por favor regresa por donde viniste. Tegoshi no…-

-¿Quien dijo que venía aquí a hablar de Tego-nyan? Lo que dije antes fue un favor a tu persona, te conté más sobre él… Deberías estar agradecido... Bah, la verdad no vengo aquí a hablar de ti, ni de mí, y tampoco de él… Bueno, no del todo… Quiero que escuches lo que tengo que decirte.- No confiaba ni un poco en ese tipo por lo que me levanté de mi asiento dispuesto a irme, pero él me detuvo tomándome de la manga de la camisa del uniforme.- ¡Espera! ¿A dónde crees que vas? Te dije que me escucharías gordito, ¿O es que no te importa lo que le pueda hacer a tu “novio”?

Esa última palabra combinada con su rostro ahora tan serio me hizo reaccionar. El aun creía que nosotros salíamos, y por lo que decía parecía querer volver a meterse con Tegoshi. Ahora que podía considerarme su amigo no podía dejar que nada malo le pasara. No si yo podía evitarlo. Sacudí mi mano para alejar la suya de mi ropa y luego volví a mi asiento.

-Habla rápido…-

-Si, si… Bien, esta mañana estuve pensando en ponerle fin a todo. Es decir, dejar libre a Gosshi…-

-Tu habías dicho que lo dejarías en paz si lo besaba frente a ti, ahora no seas traidor y…-

-TE EQUIVOCAS. Yo solo dije que les creería que salían si lo hacían. Incluso Yuya lo sabe, que todo esto aun no termina. Así que déjame terminar de hablar o no me tomare la molestia de decirte lo que planeo hacer e iré directamente con Tegoshi…- Era cierto que yo era una persona pacífica, pero tenerlo frente a mí hablando con tanta arrogancia me daba ganas de darle un buen golpe en la boca para hacer que dejara de hablar por un buen tiempo, pero por Tegoshi no podía hacerlo, por lo que solo asentí a sus palabras para que continuara hablando.- Veras, lo último que necesitaba de él era que me dejara besarlo por última vez, exactamente afuera del lugar donde tomas clases-

-¿Por qué quieres hacer algo así?-

-No entraré en detalles… Y no creas que lo hago para molestarte, o lo que sea que pase por tu redonda cabeza de cerdo. El punto es que me di cuenta que no importa quién sea mientras pueda besar a alguien fuera de tu salón. Quise ir por Tesshi y hacerlo con él, pero después se me ocurrió una mejor idea. ¿Qué tal si le haces un gran favor a Yuya y tomas su lugar?- Su pregunta me dejó helado, petrificado. ¿Cómo podría besar a otro hombre en público? No, ese no era 100% el problema, sino ¿Cómo podía besar a alguien que no fuera el castaño que desde la primera vez que vi me había “cautivado”? No quería hacerlo con nadie más. Quería que el recuero de sus labios sobre los míos se quedara allí por siempre de la manera más pura posible… Quise negarme, pero parece ser que él lo supuso y sonrió al observar como Tegoshi se acercaba lentamente con el almuerzo en mano, viendo extrañado hacia nosotros. –Masuda Takahisa, no me des una respuesta. Solo quiero que sepas que si te niegas lo hare de todas maneras con Tegoshi, el no puede negarse… Si aceptas quiero que seas el primero de la clase en salir durante el descanso de 10 minutos que hay después de la siguiente clase. Allí estaré esperándote. Solo recárgate sobre la pared y no necesitas preocuparte por lo demás…- Dicho esto se levanto y camino en dirección hacia Tegoshi. Lo saludó con un rostro sonriente totalmente diferente al que tenia mientras hablaba conmigo y después desapareció de mi vista a la vez que mi amigo regresaba y tomaba el asiento que antes ocupaba Ryo.

-¿Paso algo con Ryo-chan? Lo vi demasiado sonriente… ¿Podría ser que ustedes ahora son amigos?- Con esa pregunta me mostró una gran sonrisa, como si esperara una respuesta positiva de mi parte, pero yo negué con la cabeza.

-El solo vino a… Darme un aviso…- Posiblemente mientras hablaba mi rostro mostraba el enorme odio que le tenía, e incluso Tegoshi lo notó.

-Massu, Ryo-chan no es una mala persona. De hecho creo que la culpa de todo lo que ha pasado hasta ahora la tengo yo…- Él puso una mueca cargada de nostalgia y después trato de quitarle importancia a sus palabras abriendo el contenedor de su comida y dándome un par de palillos para que comiera. Insistió en que lo comiera todo, y traté de negarme, pero me fue imposible al tener frente a mí esos ojos que parecían rogar que aceptara….

El primer bocado que probé tenía un sabor exquisito. Incluso podía decir que sabía incluso mejor que el que preparaba mi propia madre, pero seguía teniendo algo diferente al suyo… El de mi madre tenía un “algo” inexplicable que lo llenaba en cada mordida. Esa sensación de saber que fue hecho con amor, cosa que faltaba en el almuerzo que ahora comía.

Cada mordida lo entendía mejor. Entendía una más de las razones de esa cara de preocupación que ponía cada mañana. Además del que suponía era “acoso” por parte de Nishikido, también según las palabras de este ultimo parecía carecer del llamado “cariño de madre”. ¿Por qué sería?

De pronto una carcajada departe de Tegoshi me hizo salir de mis pensamientos.

-¡Eres un tonto! ¡Tienes toda la cara llena de arroz!- Me miro aun riéndose y con un pañuelo limpio mis mejillas que tal como dijo, estaban llenas de restos de comida que no había introducido bien en mi boca por estar pensando.
Escuchar la melodía provocada por su risa me daba una de las respuestas que estaba buscando en ese momento.
Tenía que hacer lo que Ryo decía para que su sonrisa no desapareciera.
De seguro se molestaría si era forzado de nuevo, y conociéndolo como ahora lo hacía, tal vez se pondría a llorar después, y yo no quería eso. Quería conservar su sonrisa, y eso haría, por lo que cuando sonó el timbre me despedí de Tegoshi como todos los días, pero esta vez me sentí diferente e importante. Como si lo que fuera a hacer a continuación fuera la obra más importante para mi futuro. La oportunidad de servirle a mi amigo una vez más.

Cuando llegué al lugar donde tomaba clases rápidamente tomé mi asiento y comencé a realizar toda la lista de actividades que había en el pizarrón. Tenía que terminar todo eso antes que los demás para poder cumplir con mi parte del “trato”, por lo que deje atrás todos mis pensamientos para concentrarme en todas esas ecuaciones algebraicas que tantos dolores de cabeza solían darme. Sabía que debía terminarlos rápidamente, y así fue. 10 minutos antes de que fuera a sonar el timbre los acabé y después de que el profesor me diera su aprobación pude salir del salón.

Apenas cruce la puerta y vi la cara de Nishikido, quien rápidamente se acercó a mí y me acorralo contra la pared.
Contrario a como me sentía cuando iba a besar a Tegoshi hacia algunas semanas, esta vez no me sentía nervioso. Me sentía ansioso de poder considerarme el “héroe” de Tegoshi Yuya. ¡A partir de entonces podría sentirme como si fuera un Masuperman!

-Entonces, ¿Después de esto de verdad lo dejaras en paz?- Lo mire directo a los ojos con total decisión, y sin nada de respeto el comenzó a reír.

-¿Qué esperas? ¿Qué te lo jure por mi vida? No estás dentro de una película, gordinflón. Pero si lo quieres así, entonces está bien. Te juro por lo que quieras que dejare en paz a Gosshi. Ahora cierra esas cosas que llamas ojos y terminemos con esto.

No podía hacer otra cosa más que obedecerlo aun si me ponía furioso su manera de hablar, como si fuera la persona con más poder del mundo entero.
Por más que lo odiara no me quedaba otra opción. Cerré los ojos con fuerza y en cuestión de segundos comencé a sentir su fresco aliento demasiado cerca de mi cara.
Su respiración se acercaba cada vez más a mí y cuando, según mis cálculos mentales, se encontraba a escasos centímetros de mis labios escuche una voz totalmente molesta proveniente de un costado y siendo seguida por lo que parecía una risa de victoria por parte de Nishikido.

-¿QUÉ CREES QUE ESTAS HACIENDO? ¡Bastardo!- Mis ojos se abrieron totalmente al escuchar esa voz… ¿Era Shige el que gritaba? Efectivamente. Pensé que la frase estaba dirigida a mí y quise decir cualquier excusa que se me ocurriera, pero Ryo, quien se alejaba en dirección hacia él, tomó la palabra.

-¿No te parece que son palabras demasiado rudas para tratar a alguien con quien no hablas desde hace mucho tiempo?- ¿Eh? ¿Ellos dos se conocían? ¿Por qué Shige no me lo había dicho? La situación era más que rara. Conforme Nishikido caminaba hacia mi mejor amigo este retrocedía hasta que se topó contra la pared.

-Tsk… Entonces esto ya no puede esperar más, ¿Verdad? Ryo, aléjate de mí o te juro que te pongo una denuncia por acoso…- Este último solo sonrió y se alejó un poco de Shige.

-No has cambiado nada… Como digas, pero ahora necesito hablar contigo Shigeaki, ¿Tienes algunos minutos?- Mi amigo puso una cara de fastidio para Ryo, pero después de unos segundos termino asintiendo con la cabeza y comenzó a caminar en dirección hacia las escaleras hacia el tercer piso, seguido por Nishikido quien aun poseía una extraña sonrisa triunfal.

Ahora que lo pensaba, había llamado a Shige por su nombre, entonces, ¿Más que conocerse se tenían esa confianza? No entendía nada. ¿Desde un principio Nishikido lo hacía con la intención de que Shige nos viera? Ese hombre sí que era un lío.

Y mientras pensaba, sentí como si tuviera una mirada pegada en mí. Voltee hacia mi derecha y allí estaba él. Tegoshi Yuya me miraba a algunos centímetros de distancia, y viendo su cara, no parecía estar exactamente muy feliz. Más bien, se veía enojado.

De seguro nos había visto… ¿Era yo la causa de su enojo? ¿Y si se había molestado porque estuve a punto de besar a Nishikido?... Entonces, ¿Eso significaba que sentía algo por él?
Por unos segundos mi cabeza parecía un torbellino. Me acerque a él para tratar de explicar lo que había sucedido aun si en el fondo me sentía fatal de pensar que tal vez se sentía traicionado por mí, pero apenas llegue a estar frente a suyo me tomo de la muñeca y me llevó hasta el cuarto del final del pasillo, el del intendente, pero esta vez del segundo piso.
Allí cerró la puerta tras de mí y clavo sus ojos en los míos. Me sentía sumamente nervioso.

-¿Piensas que puedes ir por allí besando a cualquiera que te encuentres? Bien, ahora entiendo. Aquella vez no me besaste para ayudarme, si no para ti mismo. Si no me equivoco hasta ahora no has tenido pareja, por lo que seguro solo has querido experimentar, ¿Me equivoco?... Si ese era el caso debiste decírmelo…- Mientras hablaba daba cortos pasos hacia mí, que me encontraba al fondo del lugar, escondido en la oscuridad de este. Quería decirle que estaba equivocado, pero mis palabras no se ordenaban en mi cabeza y para cuando por fin lo hicieron y quise pronunciarlas, el ya estaba frente a mí y puso uno de sus dedos sobre mis labios, impidiéndome hacerlo. –No, no quiero escucharte… Solo quiero utilizarte como tú lo hiciste conmigo…-

Su rostro mostraba una expresión que jamás había visto. Una mezcla entre furia y deseo que hizo que mi cuerpo entero sintiera escalofríos.
¿Qué era lo que lo había hecho enojar tanto? Quise pensar en ello pero todo rastro de cordura se fue cuando volví a sentir esa sensación que tanto había extrañado: Sus labios estaban sobre los míos y cualquier cosa que quisiera pasar por mi mente, por mi podía irse directo a la basura. Tal vez esta vez sí era la última que los probaba y no iba a desaprovecharlo, claro que no.

Nyaomi~ Puedes hacerte ilusiones con Nishikato otra vez :B XD De hecho, iba a ser Ryopi, pero me di cuenta que quedaba MUCHO mejor con Nishikato (Y contando que estoy enviciada con la pareja, mejor! *____*)

Bueno, esto es lo que salio :B Espero terminar pronto el capi que sigue~ Byebye~ :D
(Siento que estuvo muy corto ¬¬)

Wooo~ Un fic mio es el primero que alguien lee? Soy feliz XD
Gracias~~ XD

ASDASD a lo que iba~ Por fin me dio por hacer lo que me faltaba de esta cosa..
Es el capitulo mas largo que he escrito hasta ahora, y es Nishikato... Y no lo había continuado porque tenia una especie de... Bloqueo? xD No podía con Nishikato, no es mi pareja XD Solo puedo escribir Tegomasu con decencia, así que si esta raro disculpen :/ (Culpa de Nyaomi, iba a ser Ryopi... Mentira XD)

Solo aclaro que el sistema de educación esta basado en el de México, de 3 a 6 años preescolar (acá no lo utilizo, pero bueno... XD), de 6 a 12 años primaria, de 12 a 15 secundaria y de 15 a 18 preparatoria... Mas o menos (Hay preparatorias de dos años pero yo quería una de tres :D XD)
Ahora si, aquí la dejo después de tanta advertencia porque vamos, tengo un MONTÓN de cosas que hacer, y varias amenazas de muerte XDDDD

Por cierto, esta contado desde la vista de Shige~ Y es como -historia alterna-... No alterna porque tiene que ver con la historia principal, pero la principal esta contada por Massu, así que esto sale sobrando porque Massu no sabe que paso entre estos dos... Así que tómenlo como extra, como relleno, no se... Aunque SI tenga que ver con la historia principal... No se si me explique XD

Podía recordar perfectamente como comenzó todo.
Una tarde estaba jugando en el piso con mis cientas de figuras de acción de Kamen Rider. Por supuesto, estaba solo en mi habitación como siempre, hasta que escuche la puerta principal de la casa abrirse.
Salí de mi habitación esperando encontrar a mi padre entrando a cada, evidenciado por el sonido de la puerta principal para pedirle que me comprara otro muñeco como el que había destrozado horas atrás, pero al terminar de bajar las escaleras me sorprendí al ver que no llegó solo. Venía con un hombre alto que parecía de unos 40 años y también con un niño idéntico al señor, pero con una estatura considerablemente menor. Seguramente tendría más o menos mi edad.

Jamás los había visto antes, pero por su ropa, incluso un niño como yo podía distinguir que seguro pertenecían a una familia rica. Incluso más que la mía.

Al verme, mi padre camino hacia mí y me presento al niño pelinegro. Me dijo que se llamaba “Nishikido Ryo” y que le hiciera compañía mientras él hacia algo con el otro señor. Naturalmente le sonreí al chico después de ofrecerle mi mano como saludo, y aun si al principio parecía querer escupirme en ella, correspondió el saludo y lo invité a jugar a mi cuarto. Ya estando en el, nunca olvidare la cara de espanto que se dibujo en su rostro cuando le ofrecí jugar con mis muñecos.

-Esos son juegos de niños tontos.- Eso fue todo lo que dijo y después se sentó en una orilla de mi cama y se quedo allí sin hacer nada más que mover un poco los pies y brazos hasta que su padre llego por él y se lo llevó mientras me agradecía la supuesta ayuda por haber entretenido a su hijo.
No entendía que le había molestado, pero termine por pensar que solo era de esos amargados que hay en todos lados y seguí con mi vida como siempre.

Yo había sido un niño de cuarto grado como cualquier otro. De esos que no piensan en nada más que en jugar, y no digo que haya estado mal, después de todo apenas tendría unos 10 años, pero todo cambio un día que caminaba junto a mis amigos por los pasillos de la primaria. Iba en cuarto grado y durante todo el descanso me la pasaba corriendo por allí junto a otros 2 niños cuyos nombres he olvidado. Uno de esos días mis ojos se fijaron en una figura conocida que se veía dentro del salón de “biblioteca” que solía estar más vacio que mi propia casa cuando no estaban mis padres. La puerta estaba medio abierta y así pude observar dentro.

Me separe de mis amigos y fui hasta la puerta del lugar para darme cuenta que el niño que sostenía un libro en manos era nada más y nada menos que el amargado de aquella vez. Sin embargo, había una diferencia en el. Ahora no daba esa imagen agresiva que llego a darme miedo antes. Esta vez estaba de pie frente a una estantería llena de libros mientras leía detenidamente el que tenía en sus manos con la mirada llena de ilusión. Era como si estuviera dentro del mundo que el libro creaba y lo demás no existiera para él.

Pareció notar que alguien lo observaba, por lo que apenas se movió un poco y yo comencé a caminar en dirección hacia donde habían ido mis compañeros y me alejé de la biblioteca. ¿Qué niño normal gustaba de leer? Definitivamente tendría que ser una persona rara… Esa fue mi impresión de él.

Ese mismo día la curiosidad se apodero de mi y al llegar a casa espere pacientemente la llegada de mi padre, y cuando vi por la ventana el auto acercarse fui hasta la puerta a recibirlo. Le dije que quería hablar con él y su cara mostro asombro. De seguro pensó que era algo importante. Tenía esa cara de “mi hijo ha crecido”, pero cuando solamente le pregunte sobre quién era el niño que venía con el señor alto de la otra vez soltó una risa aliviada.

-Por un momento pensé que preguntarías algo mas difícil.- Papá comenzó a reír nervioso y después siguió hablando. –Si no me equivoco, el niño está en tu escuela, y el padre es un paciente mío. Veras, en el hospital donde trabajo, a los demás médicos solo les importa ganar mucho dinero, y no atienen bien a los pacientes… El señor un día vino a consultar conmigo y desde entonces no deja que ningún otro doctor lo atienda ni al él ni a su hijo. Su familia tiene mucho dinero…- Escucharlo me hizo pensar que definitivamente todos en esa familia debían ser unos raros. Uno que parece hipnotizado cuando lee y el otro que solo le gusta ir con un solo doctor… Tonterías, pensé.

Y aun si yo pensaba que esas eran las tonterías, la verdadera tontería para mi vino cuando al día siguiente estaba frente a la puerta de la biblioteca, debatiéndome entre sí debería entrar o no.
Durante la noche anterior no había podrido dormir pacíficamente pensando en que podría haber en esos libros para que lo hicieran tan feliz como parecía estarlo.
Dude un buen rato pero termine abriendo la puerta ante la mirada de sorpresa de los dos niños con los que caminaba antes. Entré a la biblioteca y sin ver hacia adentro me despedí de ellos. Viendo hacia el piso caminé hasta la estantería donde había visto al extraño pelinegro, pero mi camino fue detenido al sentir que choque contra alguien. Esto causó que pusiera mi vista al frente y me encontrara con la cara de fastidio el mismo que antes me había llamado niño tonto.

-¿Qué haces tú aquí?- Su mirada, la odiaba… Desde la primera vez que lo vi…

-Yo… Vine por un libro…- Apenas dije esto y camine hacia otro lado, haciendo como si de verdad supiera lo que buscaba, pero estaba claro incluso para el que alguien de 10 años no podía estar allí por alguna razón normal, y de hecho ni siquiera yo sabía exactamente el porqué.

-¿Vienes por un libro para alguna tarea? ¿O por un cuento? Si quieres dime el nombre y te ayudo a buscarlo.- Voltee a verlo. No pensé que me fuera a ofrecer algo así, después de todo aquella vez parecía odiarme y hacia unos segundos también… ¿Acaso era bipolar? Tampoco sabía que responderle. Trate de pensar en algo, pero no me ocurrió nada más que…

-Kamen Rider…- Su rostro tan apacible antes cambio por una expresión de confusión…

-¿Kamen Rider? ¿No es broma?- Negué con la cabeza y el camino hacia la esquina del lugar, donde había una estantería más pequeña que las demás. Allí comenzó a buscar algo. Sacaba libros, los hojeaba un poco y después los volvía a dejar exactamente en su lugar. Hizo eso unas cuantas veces hasta que de pronto en su cara se dibujo una sonrisa. –¡Aquí esta! Sabía que estaba por aquí.- Dicho esto acerco el libro a mi cara esperando que lo tomara, y me sorprendí al ver que la portada decía “Kamen Rider”. Era extraño, los dibujos no se parecían mucho al programa que pasaban en televisión, pero seguía siendo Kamen Rider…

-Muchas gracias.- Tome el libro de sus manos y lo guarde en mi mochila.

-De nada, me da mucho gusto que a alguien más pequeño grado le guste leer.- ¿Así que por eso su cambio de actitud? Solo me trataba bien porque pensaba que era tan raro como el… -Normalmente tendrías que apuntar en la lista de la pared que te llevaste un libro, pero ahora la encargada no está y me dejo a mí a cargo de esto porque sabe que me gusta mucho estar aquí… Supongo que puedes llevártelo sin apuntarlo, nadie se dará cuenta. Asentí y él me sonrió mientras se acercaba a la puerta. –Tengo que ir a clase. ¡Disfruta el libro!-

Durante todo ese día apuesto a que no pude quitar mi sonrisa de idiota. Al menos no hasta que llegue a casa y sabiendo de memoria que no había nada mejor que hacer me dirigí a mi habitación y abrí la mochila. Ahí estaba ese “libro”.
Mis ojos brillaron cuando lo saque, pero al abrirlo una rara decepción se apodero de mi.

El libro no era como lo imaginaba. No era como esos que salían en la televisión con un montón de letritas pequeñas, ni tampoco como los de la escuela. Más bien estaba lleno de dibujitos y muy pocas letras…
Definitivamente no era como un libro como los que el chico leía… Pero el se había tomado la molestia de buscarlo para mi, así que lo menos que podía hacer era leerlo. Y así lo hice.

Como tenía tan solo 10 años no leía aun muy fluidamente. Tardaba un montón en cambiar de pagina, pero el mundo al que entre me fascinaba.
En ese mundo no se escuchaba el sonido del reloj marcando cada segundo como solía hacer.
Para cuando me di cuenta mi madre ya estaba frente a mí regañándome por haber olvidado bajar a comer y ahora no haberla escuchado cuando me llamo para ir a cenar…
Las horas habían pasado volando y aun no acababa de leer. No es que la especie de libro fuera de difícil lectura… Eran más bien las limitaciones de la edad, supongo.
Fui a cenar con mi familia como cada noche, y al terminar ni siquiera quise comer el postre pues lo único que me interesaba ahora era terminar el libro. Y no fui a dormir hasta que termine de leer.

Por la forma en que dolían mis ojos podría apostar por que ya era tardísimo, y cuando cerré el libro me sentí diferente. Como si algo en mi hubiera cambiado.

-Me gustaría conocerle mejor…- Eso fue lo que pensé… No, más bien, lo pensé en voz alta. Por alguna razón no pensé en el contenido del libro cuando lo termine de leer, más bien me puse a pensar en el. No era ningún pensamiento “raro”, claro que no lo era, pero no podía evitar querer saber más de él. La razón por la que había decidido entrar a ese mundo donde los segundos pasan tan rápida y a la vez lentamente, el mundo de la lectura.

De pronto bostecé y voltee hacia el reloj digital que había en un mueble de mi habitación. Marcaba las 11:12, demonios, ya era tardísimo y tenía que ir a la escuela al día siguiente~ ¿No se supone que los niños duermen a las 8pm? Entonces yo estaba siendo un niño malo… Inmediatamente me fui a dormir y obviamente no sucedió nada más importante hasta que al día siguiente, ya en la escuela, caminaba solo hasta la biblioteca. Mis amigos ya lo sabían, que no podría acompañarlos porque quería ir a la biblioteca. No lo recuerdo, seguro que se burlaron de eso, pero no me importaba.

Frente a la puerta, al contrario de la vez anterior no sentí nervios, más bien tenía unas ganas enormes de verlo y contarle lo “feliz” que me había hecho leer esa cosa que probablemente ni siquiera era un libro, y al abrir la puerta me encontré con ello…
No con su rostro pacifico, si no con un ambiente desolador.

Había tenido una sonrisa dibujada hasta que vi que el lugar estaba vacío. No estaba la encargada, y tampoco esa figura concentrada que antes había encontrado ahí.

Mire con tristeza el “libro” que tenía en manos y me di la media vuelta para salir de ahí. No tenía nada más que hacer. Quería darle el libro al otro niño en sus propias manos, después de todo el me lo había prestado…

Durante toda esa semana seguí asistiendo a la biblioteca día tras día, pero la escena era la misma siempre. Nunca había alguien al otro lado de la puerta.
Pero no perdí las esperanzas de encontrarle y seguí asistiendo cada receso, hasta que la encargada (que ya había regresado de sus “vacaciones” o lo que fuera) notó mi insistencia y me pregunto si necesitaba algo… Todas las veces le dije que no y regresaba a disfrutar mi receso. También recuerdo que solía buscarlo “despistadamente” por todo el patio, esperando encontrarlo caminando por ahí, pero el año termino y jamás lo encontré. Hice lo posible por ir a la graduación de su generación, pero por razones familiares no pude asistir.

Perdí las esperanzas en volverlo a ver, y cometí mi primer y único “delito” en la vida al quedarme con ese libro incluso después de mi propia graduación. Lo único que puedo recordar de ese entonces fue que mi frustración era tal que comencé a leer con demencia.

Hasta que salí de primaria leí un montón de los libros que había en la pequeña estantería del rincón de la biblioteca y como no eran nada difíciles, llego el punto en que podía leer uno completo al día y después de eso tome unos libros más difíciles. Por arte de magia también mis calificaciones comenzaron a subir, pues incluso me gustaba leer los libros de la escuela y me era más fácil aprender las respuestas de los exámenes…

Todo iba de maravilla con la lectura. Tal vez gracias a eso no tuve problemas en ingresar a una de las secundarias con mas aspirantes (por lo tanto más difícil de entrar) de la ciudad y me inscribí al club de lectura apenas supe que existía.

El primer día fui hasta el salón del club y casi me da un infarto al ver quien estaba frente a la pizarra, hablando a los demás. Por la ventana vi como un ahora alto pelinegro hablaba frente a todos los demás como explicando algo.
Como pude abrí la puerta y todas las miradas se posaron en mí, que casi me tropezaba por estar viendo a aquel chico. Entre haciendo una reverencia y me senté en el único lugar vacio. Ahí sí que todos eran puntuales.

El pelinegro estaba dando la bienvenida al club, y se presento como “Ryo Nishikido, el presidente del club”. No había dudas. Definitivamente era el…

Durante toda la “clase” Nishikido estaba allí, dando algunos tips de lectura, diciendo el objetivo del club, y ese tipo de cosas, y mientras hablaba yo simplemente no podía dejar de mirarlo. Era obvio que lo mirara, pero no era como cualquier otra mirada interesada en sus palabras. Yo estaba interesado en su persona, no en sus palabras…
Mientras hablaba, a veces nuestras miradas se cruzaban y podría jurar que en un momento se quedo viendo hacia mí por más tiempo de lo normal. Posiblemente me había reconocido.

Ahora que lo tenía enfrente no pensaba dejarlo escapar, por lo que al terminar la clase supuse que él tendría que ser el último en salir, y me puse a acomodar libros en la mochila y demás cosas inútiles hasta que todos los demás salieron.
Cuando él estaba a punto de salir lo detuve, diciéndole directamente “Yo… Hay cosas que quiero saber de ti!” El se detuvo y volteo a verme con esa sonrisa tan perfecta y ahí volvió a comenzar todo.

Hablamos un rato en lo que daban el timbre para la siguiente clase y cada frase que lanzaba me parecía una persona más interesante.
Al final le pregunte porque le gustaba leer y el solo dijo “Porque quiero escapar”. Después de eso el timbre sonó y nos despedimos.

A partir de entonces comenzamos a salir juntos durante los descansos de la escuela aun si el ya era un Sempai que estaba a punto de graduarse.
Nuestros gustos eran tan parecidos que el solía prestarme sus libros y yo a él los míos para leerlos, y en unos cuantos meses ya podíamos ser considerados un tipo de “mejores amigos”. Sabíamos muchas cosas (por no decir “todo”) sobre el otro y éramos básicamente inseparables.
La gente se preguntaba el porqué tenía esa actitud de amabilidad hacia mí. Se decía que Ryo (como tenia la confianza de llamarle) era un malhumorado de lo peor, pero conmigo era todo lo contrario. Se la pasaba sonriendo y de vez en cuando me jugaba bromas de mal gusto, pero siempre terminábamos bien…

Un día por la escuela se esparció el rumor que el perfecto Ryo Nishikido, que era uno de los mejores de su clase, también en deportes y por supuesto presidente del club de lectura se había enamorado de un para nada especial chico de primer grado.
Todos en mi clase lo decían, que ese alguien era yo y ya no podía soportarlo por varias razones. La primera de ellas era que estaba seguro que todos pensaban que yo también era “gay”. La segunda era más compleja… Cada que alguien me preguntaba “Te gusta Nishikido?” mi corazón latía como loco y no podía hacer más que negarlo aun si yo sabía que mi corazón decía lo contrario.
No es que hubiera aceptado 100% que me gustaba, es solo que comenzaba a sospecharlo. Desde pequeño había tenido una especie de atracción por él, desde que vi su cara al leer el libro que tenía entre sus manos. Y cuando lo volví a encontrar no quería separarme de él. Durante los descansos iba a buscarlo siempre y a él no parecía molestarle estar conmigo tanto tiempo…
Pero ya no podía más… A pesar de que seguía estando con él durante el almuerzo y todas esas cosas no sabía cómo enfrentar a la gente que, cuando pasábamos, nos miraban hasta que desapareciéramos de su radio de visión.

La mitad de esa gente de seguro pensaba sobre lo buena pareja que tal vez hiciéramos, pero la otra mitad nos miraba con algo parecido al asco.
Y lo peor del caso es que no había razón de que lo hicieran, porque nunca había pensado en decirle mis sentimientos, y seguro el tampoco los correspondería de todas maneras. O eso pensaba hasta una tarde cuando como siempre espere a que todos salieran del club de lectura para conversar un poco más de tiempo a solas con Ryo. Durante la conversación parecía raro y cuando le pregunte el porqué, sin más decoro dijo las palabras que me quitaron un montón de horas de sueño. “Me gustas”

Sus ojos decían que sus palabras eran verdaderas. Esos ojos de cordero y tan sinceros se acercaban lentamente a mí, pero no podía permitir que eso sucediera. No quería imaginar lo que diría toda la demás gente si se enterara que lo que por un tiempo sospecharon era real. No quería soportar tampoco sus miradas sabiendo que ellos tendrían la razón en sentir asco. No quería que mi vida cambiara tan drásticamente.
Cuando su rostro estaba ya a escasos centímetros del mío me levante de mi asiento y él me miro con decepción en la cara. Pero no deje que terminara solo en un rechazo, si no que por alguna razón le dije un montón de mentiras juntas a la vez que me acercaba a la puerta. Le dije que no estaría con alguien como el porqué estaba claro que ni él ni yo teníamos experiencia y yo buscaba algo mejor. Alguien que pudiera enseñarme todas esas cosas que desconocía y que según esto sabia que el carecía de esos conocimientos. Porque él era tan puro como un niño. Podía ser juzgado de malhumorado pero aun así tenía un buen de chicas tras de él. Pero a él no le importaban y según decia jamás habia salido con alguien, por lo que use eso como un punto a mi favor para huir.

Sali del salón y también de la escuela para dirigirme a mi casa.
De mis ojos caian lagrimas y no era exactamente que estuviera triste, si no que estaba decepcionado de mi mismo. Del poco valor que tenia para aforntar las cosas. No habia visto su cara pero seguro debía estar triste si lo que me habia dicho era verdad. Y durante toda la tarde no pude dejar de preguntarme en mi habitación que tipo de cara habría puesto.
Tampoco pude dejar de ver aun con lágrimas en los ojos el libro de Kamen Raider que aun guardaba en una estanteria, resaltando al lado de todos los demás cuyos colores eran palidos comparados con lo que ahora podía decir con certeza que era un manga. Porque aquello no era un libro, era un manga que habia iniciado el camino hacia la lectura, ese hobbie que tanto amaba y que gracias a quien habia supuestamente herido habia iniciado.

No pude dormir bien esa noche. Me la pase hojeando el manga preguntándome que pasaría el dia siguiente. ¿Aun me hablaría? ¿Deberia disculparme? No lo sabia, y la mañana que siguió aun no habia llegado a ninguna conclusión. Llegue y la gente me miraba raro y podía deducir que seguro era por mi cara. Apuesto a que tenia unas ojeras enormes, raro en un simple chico de 13 años. Porque si, tenia 13 y ya estaba metido en tremendo lio “amoroso”, o lo que fuera…
Durante todo el dia no encontré ni rastro de quien antes habia dicho gustar de mi, y todo paso tal cual habia pasado durante mis tiempos en primaria. Ryo no estaba por ningún lugar. Y las pocas veces que lo veía durante el club de lectura él salía del lugar antes que siquiera pudiera pensar en hablar con el. Porque de hecho yo quería disculparme por lo que dije, y estaba conciente de que posiblemente no podríamos volver a ser los amigos que eramos, pero por lo menos quería intentarlo. Pero pedirle disculpas fue imposible. El tiempo pasó y no encontré esa oportunidad.

A diferencia de la vez anterior ahora pude ir a su graduación, pero apenas termino y salió en compañía de sus refinados padres y no pude alcanzarlo, y seguro me vio pero me ignoro. No sabia que hacer… Me sentía culpable… No habia tenido que soportar esas miradas macabras de las demás personas, pero habia recibido el rechazo de la única persona que, pensándolo bien, era la única por la que debía haberme preocupado tener su atención. Todo por mi culpa.

Recuerdo que la primer semana después de aquello, en plenas vacaciones, me la vivi leyendo encerrado en mi habitación. No me interesaba nada más. Sabia que si dejaba de leer pensaría en el, y no quería. Despues de todo se habia terminado… Todo habia terminado… O eso pensaba.


Inesperadamente, los próximos años pasaron rápido y ahora estaba en segundo grado de preparatoria, caminando hacia la azotea seguido por el pelinegro que tanto me habia costado olvidar, y repentinamente habia aparecido de nuevo ante mis ojos.
Asi es, el destino o quien se encargue de decidir que casualidades ocurrirán querían hacerme la vida imposible y casualmente entre a la misma preparatoria donde el estudiaba. Por razones que desconocia no estaba dos años por encima de mi como se supone debía ser. Se suponía que cuando yo entrara el debería estar ya en tercer grado, pero estaba en segundo grado. Y durante el tiempo que pasaba en los descanzos con el que ahora era mi mejor amigo, Masuda Takahisa, me daba el lujo de observarlo a la lejanía. Cada dia lo veía con una chica diferente y eso era tremendamente raro. Me di a la tarea de investigar un poco durante el primer año que estuve ahí y me entere de un monton de cosas que ciertamente me hirieron.

Me dijeron que Nishikido Ryo era el tipo “facil” de la escuela.
Se sabia que habia estado con al menos 9 chicas diferentes. Las 9 estaban en la lista de las más hermosas físicamente de la escuela y más de la mitad eran unas huecas. No entendía como podían haberle gustado. Tambien me habia enterado que estaba solo un año sobre mi porque tuvo que recursar todo un grado por tener unas calificaciones pésimas, lo cual me sorprendió… Se supone que el tenia buenas calificaciones… ¿Qué habia pasado mientras no lo ví?

Y si pensé que en general, las cosas no podían ser mas desagradables, cuando entre a segundo grado y los chicos nuevos ingresaron a primero todo se volvió peor.
Se decia que el rebelde de Ryo habia conseguido una especie de “mascota”. Todo mundo podía verlo. Durante los descansos siempre estaba con un chico con complexión débil y cuyos ojos no demostraban mucha felicidad que digamos.
No entendía lo que estaba pasando por su mente, pero lo entendí un poco mejor cuando Masuda comenzó a involucrarse en ellos.
Me conto algunas cosas que me hicieron razonar que el termino “mascota” no estaba del todo mal para llamar al chiquillo del que Masuda parecia estar enamorado. No necesitaba que me lo dijera directamente porque el era como yo. Yo podía entenderlo, pero esperaba que su historia terminara bien, por lo que la escena de hacía unos minutos me molestó. Me molestó porque me hizo entender la razón de sus acciones, y no podía ser otro el culpable del destino del tal “Tegoshi” más que yo.

Era una especie de venganza, supuse. Ryo seguro queria hacerme ver que podía ser un perfecto “amante”, lo cual yo fingí no creer para librarme de algo que en realidad deseaba… Tantas cosas eran mi culpa… Que el chico fuera su mascota, y que hubiera estado a punto de besar a Masuda… Si no hubiera llegado seguro lo hubiera hecho y conociendo a mi amigo como lo conocía a pesar de parecer seguro de lo que hacia terminaría arrepintiéndose tiempo después… Todo hubiera sido mi culpa…




Abrí la puerta de la azotea y entre, escuchando como otros pasos se acercaban por detrás. Cerro la puerta tras de si y luego voltee a verlo.

-Creo que no necesito preguntarte porque haces esto… ¿Verdad?- El sonrio ante mi pregunta. Era una sonrisa arrogante que jamás me habia dirigido a mi antes…

-No. Ahora quiero que salgas conmigo.- ¡Demaciado directo! ¿Por qué querria que saliera con el ahora? Seguro quedo “traumado” de aquella vez…

-No lo hare. Eres un fácil, todos lo saben…-

-Eso es lo que querías, ¿No? Tú dijiste que querías a alguien con experiencia… Bien, aquí estoy yo.- Al igual que la primera veza que lo habia visto en mi infancia, seguía odiando su mirada. Era intimidante y arrogante. Se veía mas que tranquilo mientras hablaba… ¿El único nervioso era yo entonces? Ademas, ¿Cómo podía negarme a lo que decia si era verdad? Yo lo habia convertido en lo que era…

-Te has convertido en alguien diferente… Me gustaba el Ryo que sacaba buenas calificaciones, que leía mucho y que era… dulce…- No supe por que dije eso…

-Ese Ryo se acabo. Tú sabes que la culpa la tienes tú asi que arregla lo que hiciste.- Y yo sabia que si aceptaba todo se convertiría en un infierno para mí pero… ¿Qué mas podía hacer? Si le decia que no seguro se desquitaría con Massu y el otro chico… Era hora de asumir las consecuencias de mis actos… ¿Karma? No tenia idea…

-Entonces termina bien con esos dos… Pideles disculpas por todas las tonterías que has hecho… De paso diles lo idiota que eres y si Masuda me dice cosas buenas de ti hare lo que quieras…- Ryo sonrio victorioso.

-¿No crees que el idiota es otro?- Sus palabras me molestaron, y de pronto comenzó a reir. No era la risa mas linda que hubiera escuchado, pero al menos no era tan intimidante… -No se porque te hago caso… ¿Tienes idea de lo mucho que sufrí en parte por tu culpa? No pienso venir a darte lastima, pero que quede claro que no pienso renunciar a esto tan fácil… No por nada he hecho tantas cosas hasta ahora. Y recuerda tus palabras, dijiste que harías lo que quisiera y lo cumplirás.- Dicho esto dio media vuelta y salió por la puerta hacia dentro del edificio y yo suspire con pesadez. No entendía realmente cual era su problema, ni la razón por la que dijo haber sufrido tanto pero seguro pronto lo sabría. Tal vez más pronto de lo que quisiera imaginar. Y seguro todo se convertiría en una pesadilla, podía adivinarlo pero… Eso era lo que debía hacer… Por lo menos debía salvar a las personas inocentes que involucre aun si eso llevara directamente a mi infelicidad. Porque Ryo ya no era el chico del que me habia enamorado en secundaria. Ahora era solo un tirano ansioso de venganza… Eso es lo que creí…

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Y eso fue el capitulo 4 (lo juro :D) Y y y, el 5 vendrá mas pronto porque sera de Tegomasu y para Tegomasu me es MUCHO, que digo mucho, DEMASIADO mas fácil para mi escribirlo XD
Por cierto, si tiene algún error... Ni modo XD No lo cheque, soy una persona ocupada :/
Mentira XD Bye :D