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Un momento ~Desafortunado~ II [Tegomass]¡Nuevo!

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Mensaje por Koizumi Risa Jue Mayo 17, 2012 8:21 am

UN MOMENTO ~DESAFORTUNADO~


Todo inicio en ese momento desafortunado, cuando note que algo habia cambiado, un sentimiento extraño e irracional, que no me dejaba pensar. Como saberlo desde un principio, si no creí en la posibilidad, de que este amor fuera real. De saber que esto sucedería
Jamás lo hubiera dicho…Jamás lo hubiera aceptado…
Que de ti estaba enamorado.

“Tal vez después de escucharme no entiendas las razón
del porque aun conservo este absurdo amor”


“¿Quién soy?”
~!Es algo que quisiera olvidar!~

Con un par de padres algo alejados de la realidad, y de todo lo que conlleva ser verdaderos padres fui enviado a un internado para varones, del mismo modo que mi hermana menor fue enviada a un internado femenino, y eso solo es el comienzo.

Visitando a nuestra familia solo en fechas especiales, dejamos de vernos con verdadero amor. No es que en verdad el amor fraternal fuera para mi indispensable porque al menos tenia a Yuna quien compartía la misma pena que yo, aun que he de admitir que el ver a nuestros padres como extraños cada navidad con el paso de los años dejo de ser menos incomodo, pero no doloroso.

El último permiso expedido por mis padres fue debido al cumpleaños de mi madre aun que en realidad no veía razones para asistir si no fuera por que Yuna estaría ahí hubiera preferido quedarme encerrado en esa cárcel que ellos mismos pagaron, en realidad cualquier cosa era mejor que estar frente a esos rostros nada paternales que nos abandonaron, sin duda era como ver a dos desconocidos. A veces me preguntaba cómo era posible que incluso mis profesores fueran capaces de recordaran mi cumpleaños y mis propios padres no, pero eso era algo que con el tiempo dejo de tener importancia, así que ni siquiera me tome la molestia de comprar un regalo para mi madre.

Mi nombre Masuda Takahisa hijo mayor proveniente de una familia disfuncional comenzando por mi padre quien al ser un hombre rico se la pasaba bebiendo y derrochando grandes cantidades de dinero como si este creciera en los árboles, mi madre una mujer joven y hermosa, adicta a las compras y a presumir todo cuanto pudiera frente a sus amigas, y he ahí la razón por la que esta decidió tener un par de hijos que la hicieran poder presumir también de ellos, cuando en realidad ni siquiera les ponía atención sin duda mi madre era la imagen opuesta de lo que era una verdadera madre. Siendo así no dudaba en lo mas mínimo que estos dos estuvieran ahora en alguna playa bebiendo con los amigos, presumiendo un nuevo vestido, mientras sus hijos estaban en alguna parte haciendo lo posible por llegar a una casa vacía sin tener a quien festejar.

Al principio es decepcionante saber que tus padres no te aman, que simplemente eres la prueba para aparentar una imagen exitosa, la razón por la que ellos se pueden llamar familia y aun sabiendo esto estas ahí esforzándote por hacer que estos te acepten, para que al final te des cuenta que a pesar de todos tus esfuerzos estos nunca te amaran, es entonces cuando la vida deja de ser vida volviendo todo insignificante nada cobra sentido si ni tus propios padres te aman, y cuando miras atrás te das cuenta que has pasado tres años de tu vida encerrado en un internado por aquellos que alguna vez dijeron amarte y prometieron nunca dejarte solo. Ahora el dolor de aquel recuerdo solo es una pequeña parte de tu sufrimiento, porque aun diciendo que la herida no duele tu sabes que esta es aun más dolorosa que la que sentías tres años atrás que ese dolor no se compara al dolor que sientes ahora al darte cuenta que tu vida seguirá siendo de ese mismo modo, sin amor.

Al llegar a casa ni siquiera me sorprendí de que esta estuviera vacía eso era algo que sabía desde hacía años ya no era una novedad festejar a alguien invisible, suspire amargamente como cada año y me encamine a la habitación de la única persona que podía entender mis sentimientos, mi hermana Yuna abrí la puerta con cuidado esperando encontrarla dormida pero para mi sorpresa, esta no estaba, algo en verdad preocupante pues de los dos Yuna siempre era la primera en llegar a casa, de inmediato saque el móvil marcando aquel número que conocía de memoria, el teléfono sonó un par de veces y esta no respondió, continúe marcando una y otra vez pero la respuesta fue la misma.

Yuna ¿Donde estas?, me dije mientras seguía intentando. Yuna responde por favor, no me dejes solo sabes que tu sonrisa es la única razón por la que vuelvo a casa cada año cuando a veces quisiera no hacerlo más, tu eres la razón por la que estoy aquí por favor no me dejes solo, tu no, seguí intentando no sé cuantas veces más pero ninguna de mis llamadas fue respondida, decepcionado me tire en la cama con la esperanza de que al despertar la sonrisa de mi dulce hermana me devolviera a la vida.

Al día siguiente me levante con dolor de cabeza al parecer habia dormido demás, me incorpore de inmediato al ver la luz del día y me di cuenta que estaba solo, habia dormido del lado izquierdo con la esperanza de que Yuna despertara a mi lado derecho como siempre lo hacía, así que preocupado por su ausencia retome el móvil y volví a marcar…este sonó un par de veces cuando al fin alguien respondió.

-Taka- Dijo una voz apagada.

-Yuna, ¿Donde estas? Estaba muy preocupado por ti.- Dije dejando escapar un suspiro.

-Lo siento mucho hermanito, he pescado un resfriado y no he podido ir a casa este año- Esta comenzó a toser.

-Yuna…debiste avisarme…yo te he extrañado mucho- Le dije conteniendo unas lagrimas que estaban a nada de salir.

-Taka, yo también te he extrañado mucho y entiendo como debes sentirte ahora tú sabes que nunca te dejare solo como ellos lo hicieron con nosotros.- Dijo esta con una voz dulce y dolorosa que termino por liberar un par de lagrimas.

-Lo sé Hermanita, cuídate mucho y mejórate pronto te llamare el próximo domingo- Dije esto antes de que mi voz fuera cortada por aquel nudo que quemaba mi garganta.

-Te quiero… hermanito- Aun estando atreves del teléfono podía sentir como los sentimiento de Yuna y los míos eran los mismos, incluso su voz se corto por un momento, provocándome aun más ganas de llorar que antes, ambos sufríamos al estar lejos.

-Yo también- Respondí tomando un poco de aire para después colgar.

Deje que el llanto recorriera mis mejillas hasta terminar de una vez por todas con ese dolor, me tire nuevamente en la cama para que el tiempo de mi regreso fuese más rápido a veces era mejor dormir que enfrentar mi soledad, Yuna para mi era mi única familia y ahora no estaba conmigo… Revise el reloj de la habitación al fin llegaba la hora de marcharme, me encamine al estudio de mi madre donde deje una nota sobre su escritorio por su cumpleaños esperando que esta la leyera antes de navidad, y sin mirar atrás me marche de ahí, no hacía falta permanecer más tiempo en un lugar vacio y frio, en el internado habia mas amor que en esa casa…

Me encamine despacio admirando el paisaje que muy pocas veces podía apreciar, y me di cuenta que no lucia tan bello como cuando lo disfrutaba con Yuna, era una imagen vacía sin tener con quien compartirla, y sintiéndome nuevamente triste me encamine a la estación de trenes.

Habia muchas personas caminando de aquí haya hablando en voz alta con sus teléfonos, diciendo cosas irrelevantes, y en cuanto llego el tren todos estos abordaron sin dejarme mucho espacio para entrar, así que a como pude empuje aquellos que me estorbaban y tome asiento al final del pasillo perdiéndome entre la multitud y enfocándome en la ventana que sería la única que podría trasportarme a otro mundo tanto que ni siquiera note en qué momento alguien se sentó junto a mí.

El viaje de vuelta se volvió aun más largo de lo normal incluso la música de mi teléfono comenzó a sonar aburrida o quizás simplemente era que en mi vida todo siempre era monótono, extrañando ese toque de vida que le brindaba tener a alguien que me amara, sumergido en todos aquellos pensamientos no me di cuenta en qué momento el tren se detuvo mire a las personas amontonarse en la entrada y espere a que estos bajaran al fin y al cabo no tenía prisa por llegar, en cuanto el lugar quedo libre cargue mi mochila sobre un hombro saliendo de ahí.

Aun tenía algo de tiempo de sobra así que habia decidido caminar al instituto para tratar de recobrar fuerzas y no quebrarme en cuanto alguien preguntara como me habia ido, pues podía intentar aparentar ser fuerte eso siempre me habia funcionado pero cada vez que regresaba de casa mi corazón se volvía más débil de lo que aparentaba.

-¡Disculpa!- Escuche una voz tras de mí, haciéndome volver a la realidad pero ignore aquel llamado suponiendo que no era a mí a quien llamaban, además de mi habia muchas personas en ese lugar.

-¡Oye espera!- Grito aquella voz haciéndome detener y mirar a mi alrededor, ¿Me estaba llamando a mi?, Me gire despacio intentando no parecer en un tonto en caso de que fuese un error.

-¡Hola!- Dijo un chico en cuanto me vio, este era un poco más bajo que yo de cabellos castaños, llevaba un par de lentes de nerd y portaba el mismo uniforme negro que yo, solo que este llevaba una corbata azul perteneciente a los chicos de primer grado, ¿Pero qué hacia fuera del instituto? Me pregunte.

-¡Oh!- Le salude, intentando entender el porqué de su llamado.

-Disculpa mi tonta pregunta pero te diriges al internado Chihiro.- Dijo este de un modo algo apenado inclinando la cabeza y de esta misma forma apuntando mi uniforme.

Asentí sin más que decir pues en verdad que era tonta su pregunta, pero este en cuanto escucho mi respuesta levanto la mirada esperando algo más que un simple movimiento de cabeza, fastidiado de aquel chico decidí usar mi cara de pocos amigos, esa que nunca fallaba, estaba seguro que en cuanto la viera terminaría alejándose de mí como lo habían hecho todas las personas que se habían intentado acercar a mi antes, pero para mi sorpresa este no pareció inmutarse en lo absoluto al contrario continúo mirándome de cerca de un modo que lograba intimidarme.

-Mi nombre es Tegoshi Yuya soy de primer grado- Anuncio este después de una buena tanda de miradas repulsivas de mi parte y angelicales de la suya, este me brindo una sonrisa algo idiota mientras extendía una de sus manos esperando que yo hiciera lo mismo, no me moleste en responder solo me di la vuelta para continuar mi camino; no soportaba que otros se hicieran los amables conmigo mucho menos un chico que recién acababa de conocer y no pensaba volver a ver.

-Oye no te vayas, hice algo que te molestara- Dijo este en cuanto comenzó a notar que me marchaba encaminándose a mi lado.

-No en realidad- Respondí al darme cuenta que ese chico no se iría tan fácilmente. Este me dedico una sonrisa boba y continuo caminando en silencio junto a mí lanzándome miradas de vez en cuando, ¡Podía ser más irritante ese chico!, cansado de esas miraditas furtivas lo mire algo malhumorado y este detuvo el paso.

-Te molesta que camine a tu lado- Dijo este unos pasos tras de mí.

-Haz lo que quieras- Respondí sin siquiera detenerme. Si alguien se preguntaba sobre la existencia de alguien que pudiera sacar de quicio a otra persona en los primeros cinco minutos de interacción la respuesta es sí y este estaba por acabar con mi poca paciencia.

-Siempre eres así de callado- El chico castaño me detuvo tomándome del brazo. Llegando al límite de mi paciencia me gire tomándolo del cuello arrinconándolo junto a una pared, tenía que entender de algún modo lo molesta que me era su presencia,
pero lejos de parecer temeroso este me dedico una sonrisa amplia e idiota ¿Pero qué rayos le sucede a este tipo? Me pregunte con una razón más para golpearle bien fuerte en la cara.

-Rayos ¿Por qué tenias que usar lentes?- Musite conteniendo mi puño ya cerrado y dispuesto a quitarle esa sonrisa idiota.

-Lo siento, te estoy molestando- Continuo diciendo este como si nada hubiera pasado.

-Acaso eres estúpido acabo de intentar golpearte y sigues tan tranquilo- Respondí aun mas irritado.

-Pero no lo has hecho- Dijo el chico acoplándose a mí.

Habían pasado ya dos años que nadie se acercaba a mí de un modo distinto, desde que mi vida se desmorono por completo, desde que me di cuenta que mi vida era falsa, desde que supe que jamás volvería a ser feliz. Incluso mis amigos me abandonaron poco a poco fueron desapareciendo hasta quedar completamente solo, admito que en cierta parte fue mi culpa con el paso del tiempo me volví insoportable hasta para mí y ahora este chico venia acercándose a mí de buenas a primeras como si me importara tener compañía, cuando lo único que quería era estar solo… o eso creía.

Admito que al principio me era insoportable tener a ese niño tan nerd a mi lado no es que tuviera una imagen que cuidar ni nada por el estilo simplemente que interrumpía mi tiempo de soledad, traspasando los grandes edificios que nos dividían solo para verme…

-Tegoshi, podrías dejar a Maru-sempai por favor- Le dije a mi pequeño castaño que siempre se ocupaba en alejar a mis pocos amigos de mi.

-Pero Massu, yo solo te quiero para mí- Dijo este con un pucherito algo gracioso.

Tegoshi siempre era tan extraño él era quien al principio me pedía que conociera y tuviera más amigo y en cuanto los encontraba el mismo se ocupaba de tener un espacio entre nosotros como si fuera una especie de novia, nunca entendía ese comportamiento.

-Tegoshi, debemos irnos ya debes volver a clases- Le dije al pequeño quien limpiaba sus gafas mirando de mala manera a mi acompañante.

-Massu, no quiero volver quiero quedarme contigo- Respondió este abrazándose a mí.

-Pero que tonterías estás diciendo, tú fuiste quien me dijo que no debería faltar a clases- Dije esto separando su cuerpo del mío.

A veces Tegoshi podía ser muy empalagoso y extraño, pero sin duda la última era la que más me dejaba pensando… Y así conviviendo diariamente con él para cuando me di cuenta ya habia pasado los dos últimos años de instituto a su lado cambiando la perspectiva de mi vida y volviéndose mi mejor amigo.

Quizás si me lo hubieran preguntado dos años atrás no hubiera respondido de la misma forma a la pregunta qué se hace al salir del instituto -¿Qué vas hacer con tu vida?- Pero estando Tegoshi en mi ella esta cobro un sentido distinto he inimaginable jamás pensé que ese chico insoportable que conocí en la estación dos años atrás pudiera hacer de mi vida feliz con solo un par de palabras… “El pasado se fue y no volverá, el presente es el hoy, donde tu creas tu felicidad”… Y creí en esas palabras porque él se volvió mi presente y estaba feliz de tenerlo a mi lado.

Antes lo habia pensado el día de mi graduación seria el día más feliz de mi vida, pero por que dolía tanto alejarme de aquellos a los que jamás pensé extrañar, estaba seguro que en ese momento mi rostro lucia un aspecto extraño el recibir los abrazos llenos de cariño, por parte de aquellos a los que nunca hubiera apreciado si no fuera por Tegoshi, era un sentimiento difícil de explicar, en aquel entonces era un fantasma para los que estaban junto a mí, incluso mis maestros me desconocían, pero en cuanto este llego a mi vida todo cambio, mis labios comenzaron a moverse sin pedírselo y como por arte de magia, para cuando me di cuenta ya estaba envuelto en un ambiente lleno de personas que estaban ansiosas por conocerme y formar parte de mi vida, mis profesores y compañeros eran esa clase de personas que me miraban de lejos imaginando ¿Quién era en realidad?, Pero con esta sonrisa que me fue concedida gracias a la vitalidad que Tegoshi me devolvió, ahora maestros y alumnos hacían fila a mi lado esperando poder despedirse de mí, era un sentimiento en verdad conmovedor, cuando la imagen de un pequeño chico castaño alejándose a los dormitorios llamo mi atención, me disculpe con aquellos que esperaban por mí para seguir al pequeño que me preocupaba.

-Tegoshi- Grite para que este se detuviera, pero este pareció no escucharme, así que corrí tras el sujetándolo del brazo, encontrándome de frente con el rostro lloroso de mi pequeño amigo.

-Ma…ss…-Dijo este cubriéndose el rostro en cuanto su mirada se encontró con la mía.

Siempre lo habia tratado como a un niño pequeño, pero en esta ocasión era distinto, su rostro estaba lleno de lagrimas, y hasta cierto punto entendía el porqué de estas, envolví su cadera con mis brazos y lo junte a mí, sabia como se sentia yo era su mejor amigo era lógico que estuviera triste incluso yo también lo estaba, este continuo llorando sobre mis hombros sin decir nada, ni siquiera recuerdo cuanto fue el tiempo que permanecimos abrazados, cuando el tiempo de marcharme llego este se aferro a mis prendas.

-Massu… no te vayas- Dijo este aun en sollozos.

-Tego, sabes que no puedo quedarme- Respondí tomando su rostro entre mis manos limpiando sus lagrimas con mis dedos.

-Massu si tú no estás conmigo me sentiré muy solo- Continuo diciendo mi pequeño quien dejo caer nuevamente un par de lágrimas, rompiéndome el corazón.

-Vamos no estes triste vendré a verte seguido y nos llamaremos por teléfono a diario, está bien- Le dije mostrándole esa sonrisa que a él tanto le gustaba, por un segundo me sentí extraño como si me estuviera despidiendo de una no…

-¡Oh! Que lindos- Dijo una voz tras nosotros.

-Creo que estamos interrumpiendo algo.- Dijo otra voz.

-¡Oh! Que quieren par de idiotas- Me gire hacia los recién llegados ocultando el rostro de Tegoshi tras de mí.

-Tranquilo Masuda- Dijo un chico alto de aspecto intelectual.

-No Keii, es Massu- Ahora el chico de lado se burlaba de mi mote.

-Pueden dejar de burlarse que es lo que quieren Shige y Koyama- Respondí sarcásticamente, a los dos idiotas que habían hecho de mis días de internado divertidos con sus tonterías, aunque estos ni siquiera eran estudiantes, eran sempai quienes ahora hacían su servicio.

Shige era un chico de cabellos oscuros y personalidad tranquila, bueno solo estando solo. Koyama era un chico mayor de cabellos castaños y personalidad amable, como la de una amable madre eso si no estaba con Shige, por que juntos esos dos eran dos chicos torpes, quienes por difícil que fuera creerlo después de que los conoces jamás pensarías que esos dos son un par de personas exitosas que por una extraña razón estudiaban el comportamiento estudiantil, al parecer ambos tenían un proyecto en puerta el cual investigaban, en pocas palabras los estudiantes éramos sus conejillos de indias.

-Nada solo pensábamos en despedirnos de nuestro pequeño cerdito, pero vemos que están en un momento intimo- Respondió el mayor con expresión picarona mientras le lanzaba miradas al otro que parecía estar en total acuerdo.

-Pero de que estás hablando – Le dije al mayor esperando una respuesta.

-Pequeño Masuda lo entenderás cuando seas grande- Se burlo Shige encaminándose tras Koyama quien ya se estaba marchando.

-Se han ido- Le dije al pequeño tras de mí.

-Por cierto Tegoshi-kun no estes triste nosotros podemos jugar contigo hasta que él se dé cuenta- Gritaron el par de idiotas a lo lejos, para después soltar una carcajada que hizo eco.

Tegoshi quien se encontraba aun abrazado a mí en cuanto los escucho me sujeto con fuerza poniendo sus mejillas rojas.

-De que debo darme cuenta- Musite para mi mismo intentando entender el porqué de aquello ultimo. -Tu…- Estaba por preguntarle a Tegoshi cuando me di cuenta que este se habia puesto completamente rojo.-Sucede algo, te has puesto rojo- Le pregunte.

Este solo negó con la cabeza abrazándose nuevamente a mí, pero por una extraña razón aquel abrazo se sintió de un modo distinto a los anteriores, era como si una parte de mi corazón se hubiera agitado y no sabía el por qué.

-Taka…-Anuncio Tegoshi aun pegado a mí-Te…quiero- Susurro este enredando sus brazos por mi cuello y besando una de mis mejillas.

Por un momento no supe cómo reaccionar, mi cuerpo se quedo pegado en el piso sin saber que hacer, nunca pensé que recibir el beso de mi mejor amigo se sintiera tan bien, ahora mis mejillas estaban ardiendo sin poder evitar que se notara. Este ignoro mi sonrojo y dedicándome una sonrisa me miro en la misma posición, volviendo a repetir aquellas palabras que hicieron que mi mundo se moviera.

-Tegoshi…-Susurre.

-Lo siento- Respondió este bajando la mirada, y esta hizo que mi corazón se hiciera pedacitos.

-Está bien- Lo mire sin alejarme de él, y bese con dulzura una de sus mejillas, su piel era tan suave.

-Oigan ustedes dos tortolos ya lo olvidaron prometimos ir a cenar- Gritaron un par de voces tras un par de arbustos, eran esos dos no se habían marchado.

Mis mejillas aumentaron aun mas de temperatura al saber que aquellos dos nos habían estado viendo todo ese tiempo, para cuando mire a Tegoshi este habia vuelto a colorarse. Sonreí al verlo de ese modo, provocándome mucha felicidad y ni siquiera sabía el porqué pero me gustaba verlo así.

-Es verdad, nos vamos- Le dije tratando de evitar tartamudear, porque Tegoshi lucia realmente lindo apenado.

Este solo asintió con la mano en el corazón.

-Massu- Susurro este mientras caminábamos.

-¿Qué pasa?- Le dije.

-No me olvides- Continuo susurrando mientras una de sus manos se aferraba a uno de mis brazos.

-Nunca- Respondí bajando mi brazo, pero este no se movió y continúo caminando junto a mí, con su mano sobre este.

En qué momento ocurrió, aun no lo sé pero para cuando me di cuenta íbamos tomados de la mano como una feliz pareja, no es que me incomodara, se sentía bien estar así pero no estaba seguro de que los demás lo vieran del mismo modo.

Cuando al fin alcanzamos aquellos dos ni siquiera recordábamos la unión de nuestras manos, hasta que alguien lo hizo por nosotros.

-Vaya al fin se lo has dicho- Dijo Shige dirigiéndose a Tegoshi para después apuntar nuestras manos

Este no respondió nada solo inclino la cabeza soltando mi mano.

-¿Qué es lo que tenias que decirme?- Me detuve para preguntar, era la segunda vez que escuchaba aquello esa noche.

-No, creo que un no- Respondió Koyama jalando a Shige delante de nosotros.

-Querías decirme algo- Pregunte con curiosidad.

-No es nada- Dijo este en voz baja, evitando levantar la mirada.

-Oye sabes que puedes decirme cualquier cosa, somos amigos- Le dije levantando su barbilla para que me mirara.

-Es verdad solo somos amigos- Respondió este mirándome a los ojos, una mirada que en verdad desconocí.

-Claro que no, somos los mejores amigos- Dicho esto este quito mis manos de su rostro y se encamino hacia los idiotas del frente.
Pero antes de que este llegara con ellos le sujete por la cintura.

-¿Qué pasa?- Susurre sin entender el porqué de esa mirada.

-Taka- Este se dio la vuelta y me abrazo nuevamente.-No quiero que te vayas.-Continuo diciéndome.

Yo solo correspondí a ese abrazo sintiendo que este me ocultaba algo, pero decidí no decir nada no quería hacerlo sufrir más, y así tomándole de la mano caminamos juntos sin importar nada más.

Aquella noche fue la mejor de mi vida, disfrute como si hubiese estado con mi familia, eso era más de lo que pude imaginar años atrás, comimos y bebimos como locos .

-Tegoshi tu aun eres pequeño no deberías tomar tanto- Musito Koyama quitándole la bebida.

-Hip! Vamos Keii-chan- Si esa era la voz de un niño ebrio.

Todos reímos de la cara y comportamiento de Tego junto a sus risas sin sentido.

-Massu, di ¡ah!- Dijo el pequeño ebrio mientras me mostraba una gyoza.

-No la comeré así- Le dije, sería vergonzoso que esos dos lo vieran dándome de comer.

-Vamos- Continuo pidiendo este con ojitos suplicantes, que al final me hicieron aceptar .
Tegoshi sonrió satisfecho al verme tomar el bocado, haciéndome sonrojar. Para mi sorpresa los dos tipos de antes no hicieron comentario alguno sobre ese comportamiento, que estaba comenzando a gustarme.

Esa noche volví al instituto cargando a un pequeño dormido entre mis brazos, en cuanto llegamos lo tire en la cama, y le quite los zapatos dispuesto a irme a mi habitación.

-Taka- Anuncio el chico que antes estaba dormido.

-Descansa ya estás en tu habitación- Musite abriendo la puerta para marcharme.

-No te vayas- Dijo este levantándose de la cama.

-Debo irme, no puedo quedarme aquí- Respondí viendo como este intentaba abrir los ojos.

-Quédate conmigo- Susurro este en tono suplicante.

-Tegoshi no puedo hacerlo donde dormiré yo- Dije mostrándole solo una cama.

Y este respondió haciéndose a un lado y abriendo las cobijas.

Me quede callado contemplando el rostro aun adormecido de mi amigo y sin pensarlo dos veces acepte su oferta, a decir verdad ya estaba demasiado cansado como para volver a mi dormitorio, en cuanto me introduje a este el pequeño a mi lado enredo su cuerpo con el mío recostándose sobre mi pecho, lejos de ser incomodo aquella noche dormí increíble.

Esa mañana desperté más temprano de lo normal para dirigirme a mi habitación, aun que admito que me hubiera gustado jamás levantarme, esa mañana me despedí de aquel internado como si me estuviera despidiendo de mi propio hogar, que hasta cierto punto lo fue, donde en verdad habia tenido personas que me querían. Cuando al fin llego el momento de partir un par de chicos muy locos se ofrecieron a llevarme a la estación, obviamente al saber eso mi pequeñín dormilón no se quedaría atrás y consiguiendo un permiso especial para salir nos acompaño, abrazado a mi durante todo el camino en ciertos momentos me daba la impresión de que este parecía una novia pegado a mí, acto al cual ya me habia acostumbrado, pero no a las lagrimas que este derramo la última vez que nos abrazamos. Era un sentimiento mutuo como si perdiera una parte de mí.

Koyama y Shige a quienes en cierto modo parecía afectarles mi partida prometieron cuidar de mi pequeño amigo, haciéndome prometer que volvería por él, una promesa algo extraña que sin embargo pensaba cumplir, no estaba dispuesto a permanecer tanto tiempo lejos de él. Tenía que emprender mi camino a buscar mi propio destino, un destino que no sabía si existía, pero antes tenía que hacer una parada en aquel lugar llamado “hogar” al cual se habia jurado no regresar dos años atrás.

En cuanto abrí la puerta y escuche el rechinido de esta al cerrarse supe que esa sería la última vez que estaría ahí, suspire hondo recorriendo con nostalgia aquel lugar frio y abandonado, que hasta hoy carecía de amor, admirando las pocas fotografías que mostraban falsamente la imagen de una familia que jamás existió, las imágenes de mi niñez volvían a mi mente mostrándome en aquellos pasillos los recuerdos falsos sobre el amor familiar, cuando un ruido en la planta alta me desconcentro haciéndome caminar en silencio hacia esta, y entonces la vi ahí estaba sentada sobre la cama mirando una vieja fotografía, al fin la encontré después de tantos años, mi pequeña hermana Yuna estaba ahí del mismo modo que yo admirando viejos retratos con recuerdos que no volverían.

Procure no hacer ruido para poder contemplar esa imagen que tenía tiempo extrañando, mi pequeña hermana Yuna habia cambiado tanto en esos dos años, ya no era más una niña. Aun que somos gemelos y deberíamos lucir parecidos ahora que ha crecido su rostro se ha vuelto un más delicado, marcándose en el dos bellas chapitas en las mejillas.- Hermanita te has vuelto realmente hermosa- Pensé mientras mis ojos se abrían muy grandes al ver que en ella se dibujaba una sonrisa que no habia podido ver por mucho tiempo, dos años atrás debíamos volver a casa para el cumpleaños de nuestra madre, aun que ambos sabíamos que eso solo era una excusa para poder reunirnos y estar juntos como debería de ser, porque si la separación de dos hermanos es dolorosa, la de unos gemelos es a un peor. Los gemelos somos capaces de sentir lo que el otro siente sin necesidad de estar cerca, es como una especie de conexión invisible que nos mantiene unidos de por vida. Aquel día tuve el presentimiento de que ella no estaría aquí y así fue, sintiéndome solo y decepcionado esa noche jure no volver a menos que ella lo hiciera, y aun así después de todo estoy aquí esperando el amor de una familia que nunca existirá, pero fue por ella que volví, tenía la esperanza de encontrarla aquí movido por ese presentimiento que solo siendo su hermano puedo entender.

-Taka- Esta al fin se percato de mi presencia y me miro con lágrimas en los ojos lanzándose a mis brazos. Dándole entrada a esa sensación cálida y placentera que solo podía sentir con ella.

-Yuna- Respondí a ese abrazo en automático derramando lagrimas sobre los hombros desnudos de mi otra mitad. Ese abrazo era necesario en cuanto lo sentí entendí toda la tristeza por la que habíamos pasado éramos gemelos y habíamos sido separados cruelmente quizás si no hubiera sido así nunca hubiéramos conocido la soledad…

¡Esa noche estando juntos decidimos jamás separarnos de nuevo!

Una nueva vida nos esperaba y así tomados de la mano corrimos a buscar un nuevo camino en el extranjero…

Aquella noche no tuve tiempo de despedirme de Tegoshi, pero estaba seguro que este lo entendería en cuanto se lo explicara, el era quien siempre me animaba a luchar por mis sueños y está vez estaba dispuesto hacerlo a lado de la persona con la que me prohibieron crecer y ahora podía tener a mi lado.

Nos costó algo de tiempo pero cuando al fin logramos instalarnos en un lugar Yuna y yo decidimos comenzar a trabajar, y si alguien se lo pregunta nuestros padres jamás notaron nuestra ausencia, ni la del dinero que tomamos para iniciar nuestra nueva vida.

No fue difícil darnos cuenta de lo similares que éramos Yuna y yo ambos amábamos el baile así que no fue nada complicado conseguir un lugar donde trabajar no es por presumir pero nuestros cuerpos estaban hechos para el baile, así que después de un par de audiciones logramos colocarnos en una academia de danza infantil.

Trabajando animosamente y dándonos el amor que no habíamos tenido durante años ambos convivimos como una verdadera familia aun que solo fuésemos nosotros dos, pero aun así siempre sentí que me hacía falta algo, cada día desde hacía dos meses me habia estado comunicando al móvil de Tegoshi pero este jamás respondió mi llamado hoy era uno de esos días en los que marcar veinte veces no me era suficiente hoy era de esos días en los que en verdad necesitaba escuchar su voz, a veces deseaba volver abrazarlo y decirle cuanto me hacía falta, se que si le comentara esto ha alguien me juzgarían de algún modo pero extrañaba sentir a mi pequeño Tego entre mis brazos, no sé como logre acostumbrarme a ese niño tanto que ahora era necesaria su sonrisa para continuar mi día, ni la sonrisa de Yuna ahora podía hacerme sentir mejor yo solo quería escuchar su voz… ya habia perdido la cuenta de la cantidad de llamadas que llevaba aquel día, antes de dormir decidí hacer una más el teléfono timbro un par de veces cuando al fin alguien respondió, haciendo que mi corazón latiera desenfrenadamente

-Mmm…diga- Contesto una voz que no reconocí.

-¿Tegoshi?- Pregunte con una opresión en mi corazón, y si habia cambiado el teléfono o le habia pasado algo, ¡No! Debía conservar la calma.

-¡Oh! Espera lo despertare-Respondió aquella voz, quien comenzó a llamarlo Yuya con mucha sutileza, ¿Quién era esa persona? Y ¿Por qué llamaba a mi pequeño por su nombre? Me preguntaba mientras rogaba porque este despertara y me lo explicara.-Por cierto ¿Quien le llama?- Pregunto aquella voz del otro lado con un tono algo malhumorado.

-Soy Masuda Takahisa- Respondí con fastidio, porque ese tipo contestaba el celular de Tegoshi, porque no solo me lo pasaba y ya, pero lo más molesto no era eso, si no el hecho de no saber que hacia mi pequeño durmiendo a lado de ese desconocido.

-Chico, lo siento he intentado despertarlo pero no lo he logrado deberías llamarlo después ahora debe encontrarse muy cansado-Me contesto el tipo con un tono nada agradable. Tegoshi despierta necesito hablar contigo, suplicaba-¿Quieres que le diga que llamaste?- Pregunto el chico mientras bostezaba, ¿Era mi imaginación o estaba diciéndome que colgara?

-¡Eh! ¡No! yo le llamare después- Dicho esto colgué el teléfono, para después tirarme en la cama con la misma necesidad desde hacía dos meses, Tegoshi ¿Por qué no respondes? Me haces mucha falta sabes, pensé mientras recordaba la voz de aquel desconocido que hacia esa persona ahí, junto a mi Tegoshi!!!, recordar aquello me hacía sentir impotente… y muy molesto.

El sonido de mi teléfono por la mañana fue lo que me hizo abrir los ojos, quien podría ser a esas horas me pregunte buscando el teléfono, sin poder abrir los ojos.

-Si diga- Respondí aun enroscado en la cama.

-Massu, ¿Eres tú?- Pregunto una dulce voz haciéndome despertar.

-Tegoshi, te he extrañado tanto- Exclame con euforia, mi corazón habia vuelto a la vida de solo escuchar su voz.

-Ha pasado mucho tiempo Massu- Dijo este en un susurro- Me alegra tanto escucha…r tu voz- Escuche como en esa última frase aquel susurro estuvo a punto de desvanecerse.

-Yo también estoy feliz de escucharte- Respondí aquel susurro del mismo modo, como si ambos estuviéramos compartiendo un secreto.

-Creí…que… me habías olvidado- Dijo este rompiendo su voz.

-No, como podría hacerlo, tu eres…-Me quede callado por un momento iba a decir algo que ni yo comprendía.

-Que es lo que soy para ti Massu- Pregunto este son una voz que me hacia latir el corazón incitándome a decir algo que no sonaría bien.

-Tu…Tegoshi tu…tu eres mi mejor amigo- Respondí dejando escapar un suspiro, estuve a punto de decir algo tonto de lo cual me arrepentiría.

-Es verdad yo solo soy el mejor amigo de Massu- Este respondió de un modo más alegre y falso, Tegoshi que esperas que te diga. Me pregunte mientras trataba de llevar la conversación por un lado más alegre, ese tema se estaba poniendo muy serio y extraño.

-¡Quiero verte!- Dije sin más.

-Yo también ansió verte- Mi pequeño respondió en un tono tan dulce que me erizo la piel.

-Solo espera un poco más pronto iré a verte- Le dije con una voz sutil que solo usaba con él.

Esa tarde hablamos como una pareja que tenía mucho tiempo de no verse, era vergonzoso pensar así pero no encontraba otra forma de describir nuestras emociones, estas se dirigían hacia el mismo lugar amor y tristeza. Esa tarde escuchar sus sonrisa fue un oasis en medio del desierto y sus lagrimas el calor que quemaba mi cuerpo, mi pequeño era el que mas habia sufrido con mi partida, pensando incluso que ya lo habia olvidado, pero eso jamás pasaría.

Luego de haber aclarando todo ese mal entendido y lleno de seguridad cada mañana recibía un pequeño mensaje de aquel niño deseándome buen día, y ya por la noche antes de dormir su voz era lo último que escuchaba, aun que eso no era suficiente quería tenerlo junto a mí, sin darme cuenta con el paso del tiempo me habia convertido en un amigo muy egoísta, porque solo quería que Tegoshi fuera para mí. ¡Pensamientos tontos de la mente de un chico como yo!

Después de ocho meses separados al fin habia llegado el momento de volver a vernos, y ahora estaba ahí parado frente al internado que si no fuera por el jamás hubiera llegado a extrañar, a él y a todos esos recuerdo que hicimos juntos.

-Estás seguro que es hoy- Dijo Yuna intentando bajar del auto, con ese vestido amarillo y esponjoso, su forma de vestir era muy peculiar, pero al ver mi ropa no me quedaba más que reiterar lo parecidos que somos.

-Claro que si me asegure de confirmarlo antes de venir- Extendí mi mano para ayudar a que este bajara del auto.

Yuna tomo mi brazo para así caminar juntos por ese largo pasillo que jamás pensé haber extrañado tanto, quería que este terminara para poder ver al fin esa sonrisa con la que tanto habia estado soñando, aun que me encontraba algo nervioso de volver a ver a mi querido niño después de tanto tiempo, con cada paso que daba mi corazón se aceleraba aun mas, era nostálgico mirar los rincones de aquel lugar y no imaginar a mi pequeño amigo sonriendo, tenía tantas ganas de verlo.

Entramos a la sala en silencio porque la ceremonia ya habia comenzado, Yuna sonrió soltando mi brazo y tomando asiento mientras yo miraba impaciente al alumnado esperando ver aquel a quien tanto habia extrañado.

Luego de no lograr mi objetivo tome asiento del lado derecho de mi hermana para escuchar la ceremonia, aun que en realidad yo lo único que quería era verlo.

-Taka está muy emocionado, si no supiera que este es un internado para varones diría que has vuelto en busca de un viejo amor- Yuna sonrió removiendo mis cabellos y apunto en dirección al alumnado.

-Que cosas dices- Le dije acomodándome los cabellos, y continuando mi búsqueda para encontrar entre aquellos chicos estaba el rostro amable de mi querido amigo, pero no lo veía por ningún lado así que resignado no me quedaba más que esperar al término de la ceremonia.

-Claro, lo dice el chico que lleva puesto un traje muy elegante, Taka luce muy guapo, ese chico debe ser muy importante- Yuna continuo diciendo, haciéndome enrojecer.

-Yuna- Alegue , ella tenía razón para cuando me habia dado cuenta ya llevaba ese traje elegante puesto.

En cuanto la ceremonia termino me levante de inmediato, olvidándome por completo de Yuna, buscando entre los alumnos a mi pequeño pero este no aparecía por ningún lado ¿Dónde estás Tegoshi? Me pregunte decepcionado de no encontrarlo…

-¿Massu?- Esa voz tras de mí. Me gire emocionado, con una enorme sonrisa que no cabía en mi rostro pero algo me detuvo antes de saltar a abrazarlo.

-¿Tegoshi?- Este sonrió bajando la mirada, parecía apenado.

Parpadee un par de veces al no creer lo que veía, ¿Ese era mi amigo? No podía creerlos, como este podía haber cambiado tanto en tan poco tiempo, su rostro lucía más delgado, sus cabellos ya no eran oscuros si no claros, y sus gafas ¿Dónde estaban sus gafas? Ya no estaban ahora podía verlo directo a los ojos sin nada que se interpusiera… extrañamente me ruborice de verlo tan cambiado.

Toda esa especie de magia desapareció al ver como unas manos desconocidas se pasaban por la cintura de mi amigo.

-Todo está bien- Dijo este, mientras el castaño tras él, le acomodaba los cabellos. ¿Pero quién era ese chico? ¿Y por qué…porque él lo tocaba de ese modo?, por un segundo tuve ganas de acercarme y quitar sus manos de mi… contrólate Masuda, me dije respirando hondo.

-¿Pasa algo?- Tegoshi se soltó de las manos de este y se acerco a mi haciéndome ruborizar.

-Nada- Respondí, viendo de reojo la molestia del chico de atrás.

-Lo siento- Dijo Tegoshi dirigiendo me hacia el lugar donde antes habia estado mirando.- Masuda Takahisa te presento a Kitayama Hiromitsu mi compañero de habitación, Hiromitsu Kitayama te presento a mi…amigo Masuda Takahisa- Continuo diciendo este con una enorme sonrisa. ¿Qué le hacía tan feliz de ese cachetón? Pero más aún porque me dolió tanto cuando me presento como su amigo, se suponía que eso era…

Extendí mi mano hacia el chico nuevo mientras por dentro maldecía tener que hacerlo, pero este no hizo lo mismo, haciéndome odiarlo aun más.

-Lo siento debo irme, Tegoshi nos veremos más tarde- Anuncio este pasando una de sus manos por el hombro de mi amigo, dirigiéndome una mirada con toda la intención de mostrarme como plantaba un beso sobre su mejilla.

No sé como paso pero para cuando me di cuenta ya estaba quitando sus cachetes de él rostro de mi pequeño, pero ya habia sido demasiado tarde, y ahora estaba realmente molesto. Una molestia que lamentablemente no debería manifestar y sin embargo hice notable.

-Massu- Tegoshi me llamo pues estaba apretando su cuerpo muy fuerte contra el mío.

-Lo siento- Lo solté con delicadeza para después pasar mi brazo por su mejilla intentando desaparecer aquella imagen de mi cabeza.

-Tegoshi, porque este tipo…- Estaba por hacer la tonta pregunta cuando alguien nos interrumpió.

-Taka ¿Por qué me has dejado atrás?- Apareció mi hermana olvidada, un poco despeinada y agitada.

-Lo siento Yuna- Sonreí al verla de ese modo y me acerque a ella tomándola de la mano, para presentársela a Tegoshi.

-¡Oh!, dos Massus!!!- Grito Tegoshi yéndose de espaldas y apuntando nuestros rostros.

Yuna y yo nos miramos soltando una carcajada mientras extendí mi mano a este para que se levantara.

-¿Como tú y tú?- Tegoshi siguió apuntándonos.

-Somos iguales- Respondió Yuna. Mientras Tegoshi asentía sin parpadear.

-Somos gemelos- Le dije mientras golpeaba levemente su cabeza. El tiempo que estuvimos juntos hable realmente muy poco de mi familia bueno en realidad no tenía mucho que decir. Yuna era la única persona de la que solía hablar más, pues a pesar de estar lejos siempre me hacía falta Tegoshi lo sabia aun que creo que jamás mencione el hecho de ser gemelos.

-Massu ella es igual a ti- Dijo Tegoshi tocando el rostro mi hermana.

-¿Massu?- Yuna sonrió pícaramente mientras me tomaba del brazo, se estaba burlando de mi y de ese extraño mote que Tegoshi me habia puesto en cuanto supo mi nombre, escucharlo decirlo ahora que somos adultos es un poco más vergonzoso.

Al oscurecer los padres de Tegoshi se retiraron de la ceremonia permitiéndole a este salir a festejar con nosotros, así que nos dirigimos al pequeño restaurante familiar de Koyama-sempai que tanto nos gustaba visitar, Yuna miro sorprendida, la fachada tan acogedora del establecimiento y complacida se acoplo a los dos.

La conversación se dirigió a las platicas sobre el instituto, y el cómo nos habia ido desde entonces Tegoshi pareció muy emocionado con la plática pero aun más por cada palabra que decía mi hermana sobre mí y para cuando me di cuenta ya habia sido excluido de la conversación completamente.

En verdad me alegro que eso dos se llevaran también aun que era obvio que así seria somos gemelos y el 99% de las cosas que amamos son las mismas, el otro 1% son solo porque somos de sexos opuestos.

A pesar de que fui excluido me divertí de ver tan animada a Yuna quien al parecer era la que mas sola se habia sentido todo este tiempo, así que tener un amigo le vendría bien, pero habia algo que me incomodaba y no sabía que era, pero que importaba si esa noche todos la pasábamos bien ¿No?

Yuna y yo volvimos a casa luego de dos días de vacaciones las cuales compartimos con Tegoshi, y aquella extraña pareja de amigos que nos topamos la noche de graduación Shige y Koyama, quienes al parecer estaban trabajando en la edición de una novela juvenil.

Nuestras actividades volvieron a la normalidad, bueno casi todas desde aquel día mi hermana lucia radiante y feliz llamaba mucho más la atención que antes, era normal que ahí donde fuera todos la voltearan a ver pero ahora todo el tiempo hablaba por teléfono y en verdad me gustaba verla así no pregunte nada estaba a la espera de que ella misma fuese quien me contara aquello que la hacía tan feliz y así con esa idea decidí esperar…

Pasados dos meses alguien toco muy temprano la puerta de nuestro apartamento con mucha insistencia. Esa mañana Yuna habia tenido que partir temprano a la academia así que yo me encargaba de preparar el almuerzo cosa única que Yuna no sabía hacer, me dirigí a la puerta pensando que ella habia olvidado algo cosa que casi nunca pasaba ja, mentira siempre ocurría…pensar que cuando decidimos iniciar una vida juntos pensamos que éramos completamente iguales pero no paso mucho para darnos cuenta que no era así.

-¡Ahora que has olvidado!- Alegue abriendo la puerta.

-Un amigo- Dijo la persona en la entrada, abrí los ojos muy grandes mientras el recién llegado se lanzaba a mis brazos.

-¡Tegoshi!- Me solté del abrazo y lo vi aun mas cambiado que aquella vez.

Con una sonrisa amplia lo invite a pasar al departamento acomodándonos en un sofá, desde aquel día que volvimos no le habia visto en absoluto sin embargo de vez en cuando conversábamos de cosas irrelevantes pero eso me animaba a sentirme mejor cuando las cosas no iban bien en verdad extrañaba ese toque de vitalidad que el ponía en mi vida aun que nunca fuese capaz de admitirlo.

-Massu- Este me miro un tanto nervioso.

-¿Pasa algo?- Le pregunte preocupado, mirando como este observaba el piso.

-No, nada es solo que… ¿Dónde está Yuna?- Pensé que diría algo mas pero sus últimas palabras me desconcertaron no es que me molestara, al contrario en verdad me ponía contento saber esos dos se llevaran tan bien estaba seguro que cuando Yuna lo viera también se pondría muy feliz…Y así fue tanto que estos se olvidaron de mi, y no solo fue en cuanto se vieron los demás días que Tegoshi permaneció con nosotros fue en incremento tanto que llegue a sentirme molesto un par de veces.

-¿Pasa algo?- Pregunto mi inocente amigo mientras mi hermana partía al baño.

-¿Por qué abría de pasarme algo?-Le dije sin mirarlo.

-Porque hemos pedido gyozas tus favoritas y no has comido aun- Respondió este en tono preocupado.

No sabía porque pero el hecho de que el preguntara aquello me molestaba como si no lo supiera, amaba a mi hermana pero verla tanto tiempo cerca de él me molestaba y mucho.

-¡Ah! Era eso, es solo que no me apetece comer nada ahora- Solté el tenedor con el que habia estado jugando mientras era ignorado por esos dos.

-Masuda Takahisa no puedes engañarme, tu amas comer Gyozas- Dijo este mientras tomaba una y me la ofrecía en la boca.

Claro que amaba comer Gyozas pero ser ignorado por el me molestaba aun mas que ser ignorado por mi hermana, además en qué momento se ganaron tanta confianza que se abrazaban frente a mí y tomaban sus manos, eso…eso no podía soportarlo.

-Me preguntas que, qué me pasa, que te pasa a ti porque actúas de ese modo con mi hermana, como si estuvieras…como si estuvieras enamorado- Me levante gritándole y arrojando aquella gyoza que me ofrecía. Lo habia dicho ese sentimiento que me habia estado molestando habia salido.

-Lo siento, quizás debí decírtelo antes- Tegoshi se disculpo bajando la mirada.

-¿Decirme que?- En cuanto vi la expresión de este me reincorpore para escuchar aquello que al parecer el también tenía que decir.

-¡No! Bueno… es que…no…bueno…me gusta tu hermana- ¿Que dijo? Debe estar bromeando, pero al buscar su rostro me di cuenta que no mentía su cabeza se encontraba inclinada y eso afirmaba que decía la verdad…

“…Ahora estaba en ese momento desafortunado donde no me hubiera gustado saber la verdad…”

Mis labios se movieron pero no emitieron más que un susurro que no tenía sentido. Mis ojos cayeron al suelo y mi corazón pareció tener una herida estaba doliendo ¿Por qué?

-Massu, ¿Estas molesto?- Las manos de Tegoshi me sacaron de ese trance en el que habia entrado. ¿Qué podía decirle? Que estaba bien.

Este continuo mirándome muy fijamente esperando una respuesta pero yo no sabía que decir, yo simplemente quería borrar esas palabras de mi mente, Porqué esa alegría que sentia al saber que esos dos s llevaban bien habia desaparecido, o quizás nunca habia existido no lograba recordar ningún momento desde su llegada que hubiera estado feliz con que estuvieran junto porque en realidad odiaba que fuera, así…

-Massu, ¿Me estas escuchando?- Pregunto este nuevamente después de pasar su mano frente a mi rostro pero yo seguí sin saber que decir, ni yo entendía que era eso que me molestaba tanto, pero Tegoshi era mi mejor amigo y eso debería darme gusto ¿No? El era un buen chico.

-¡Ah! Si claro, con que eso era- Respondí tratando de parecer natural, es decir que me podría molestar de que el saliera con mi hermana, el era un chico y ella una chica eso debía estar bien. Pero entonces porque me siento así.

Este se quedo inmóvil mientras yo metía a mi boca una gyoza ya fría.

-¡Oh! Vamos no me mires así, que mas quieres que te diga sabes que ella y yo somos iguales que me confieses esto ahora es como confesar que te gusto a sí que si vas a declararte hazlo con la persona correcta ¡Quieres! -Estaba tan nervioso por su mirada fija que solo dije aquello que me vino a la mente, un buen consejo del cual después me arrepentiría, y dicho esto me dedique a comer todo aquello que estuviera frente a mí.

“Y así comenzó una vida de martirios cuando debí quedarme callado”
Algo que sin duda admiraba mucho de Tegoshi era su determinación cuando se decidía por algo luchaba hasta conseguirlo, y yo le habia dado el silbatazo de partida para que comenzara, para cuando me di cuenta ya habia perdido a la única persona que me importaba…y ver…verlo tomándola de la mano dolía y mucho, mas sabiendo que esa persona era mi hermana y el mi mejor amigo.

-¿Pasa algo Masuda?- Pregunto uno de los profesores de la academia sacándome de mis pensamientos egoístas.

Enfoque mi vista a este, nunca antes le habia prestado atención, parecía ser solo un poco mayor que yo de tés morena, cabellos lacios y negros, complexión delgada de buen cuerpo y de ojos intimidantes, su nombre si no me equivoco Ryo Nishikido, profesor de artes oscuras, bueno en realidad solo era un maestro de danza como yo pero no sabía porque siempre me daba esa impresión de hombre malvado.

-Profesor Nishikido- Le dije inclinando mi rostro en cuanto me tope con sus ojos, esa cercanía daba miedo.

-Ryo, quieres dejar de molestar a Masuda- Hablo un chico al final del pasillo, dirigiéndose a nosotros.

-Vamos Yamapi no me dirás que esta celoso- Sonrió el tipo moreno, levantándose del lugar que habia tomado junto a mí.

-¿Por qué abría de estarlo?- Le respondió este con una sonrisa burlona- Yo no me preocuparía por mi celos si no por los de él, no creo que le agrade nada verte coqueteando con otros chicos- Continuo burlándose el recién llegado apuntado a uno de los salones donde se encontraba un profesor impartiendo su clase, esa clase le pertenecía a Ueda Tatsuya.

-Yamapi no seas aguafiestas yo solo quería ayudar- El moreno se quejo como un niño pequeño.

-No te preocupes por el ve a continuar tu clase que yo me encargare de Masuda- El recién llegado, tomo el asiento vacio junto a mi mientras le hacía señas al moreno de que se marchara.

-Hola- Me anuncio el recién llegado Yamashita Tomohisa mejor conocido como Yamapi ¿Por qué? No lo sé, pero este es uno de los superiores del instituto, en los últimos días habia tenía el suficiente tiempo libre para recordar el nombre de estos, desde que Yuna habia comenzado a salir con Tegoshi no habíamos vuelto a comer juntos, no es que estos me excluyeran de sus almuerzos juntos fui yo quien decidió darles su espacio y termino solo sentado en el rincón de la mesa de profesores dándoles la confianza a estos para hablarme, cosa que antes no hacia ni por error. No es que fuese antisocial era solo que sin Tegoshi no tenía sentido conocer a nadie más, sé que es estúpido pero es la verdad.

-Puedo ayudarte- Dijo el recién llegado cruzándose de piernas, pero yo no respondí solo negué con la cabeza dejando escapar un suspiro.

-Vamos, sé que no somos cercanos pero todos lo hemos notado- Dijo este pasando con toda confianza su brazo por mis hombros.

-No lo entenderías, ni siquiera yo lo entiendo- Le dije dejando escapar un nuevo suspiro con mas pesar que el anterior.

-Déjame entenderlo- Respondió este con una sonrisa.

Quizás el era la respuesta a la plegaria que tanto habia hecho, estaba a punto de explotar, tenia tantos sentimiento hechos nudo en mi interior y nadie a quien contárselos, porque esto incluía a las únicas dos personas que me importaban.

No sé como lo hizo, a veces deseo que jamás lo hubiera hecho, pero en ese momento no lo pensé se sintió bien liberar todos esos sentimientos después de guardarlos tanto tiempo tratando de ocultar lo más lógico, entonces paso lo dije lo habia aceptado todo cobraba sentido pero para que si ahora no habia esperanza para que eso pudiera ser...

…Ya lo sabía, yo solo quise evitarlo…
Lo supe desde el principio y aun así nunca fui capaz de decirlo, que podía decirle somos amigos y además los dos somos hombres.

-Eso es lo que te preocupaba- Dijo mi nuevo confidente haciendo parecer mi problema insignificante.

-No crees que es extraño que me sienta así, que este sintiendo esto- Le pregunte avergonzado- No te hace sentir asqueado, que ame a mi mejor amigo que ahora es novio de mi hermana.- Continúe diciéndole con un nudo en la garganta esperando ser juzgado de la peor manera.

Pero este lejos de hacerlo solo negó con la cabeza a mi pregunta respondiendo esta de un modo que me sorprendió- Sabes al principio pensé lo mismo pero con el tiempo me di cuenta que sería más feliz si aceptaba lo que sentía y confesaba esos sentimientos que me estaban volviendo loco, así fuera rechazado la primera vez.- Este sonrió viendo como un chico castaño entraba a la sala.

-Pi, donde estabas te habia estado buscando- Dijo el recién llegado, Kamenashi Kazuya un castaño de complexión delgada conocido por su forma sutil y elegante de bailar.

-Lo siento cariño me olvide de la hora mientras conversaba con el profesor Masuda- Este me guiño el ojo coquetamente mientras el recién llegado me lanzaba miradas fulminantes, y yo que pensaba que Nishikido era temible, este tipo era un Dragón que parecía estar a punto de escupirme fuego.

-¡Ah!, y si tan agradable era tu conversación por qué no te vas a comer con el- Sugirió el castaño haciendo muecas de disgusto.

-Oh! Vamos amor no me digas que estas celoso- Dijo mi consejero tratando de tomarlo de la mano.

-Ja, debería estarlo- Ahora el castaño sonaba en verdad molesto.

-Ya no te enojes estaba bromeando vayamos a comer juntos- No sé si era mi impresión o este le estaba pidiendo perdón al castaño con los ojos, ¡Eso era posible! Que una pareja se comunicara de ese modo, porque si algo me habia quedado claro en ese lapso de tiempo era que esos dos era pareja y no precisamente de baile, y por si no me habia quedado claro Yamashita salió del lugar tomando de la cintura al castaño que aun así no lo miraba con buena cara.

¿Acaso estos sentimientos podían ser sencillos?


¡Habia alguien que me comprendía! Alguien que habia dejado de ser un cobarde y habia decidido ser feliz, alguien que por supuesto no era yo… Esa tarde me marche a casa sin terminar mis clases solo quería estar solo…Ahora me arrepentía de aquella primera vez…en que te vi dejándote entrar a mi vida quizás…Nunca debí acostumbrarme a tu sonrisa...

En cuanto llegue a casa me tire en el sofá y encendí el televisor, con la esperanza de sacar ese sentimiento que se estaba intensificando conforme pasaban las horas, jamás debí haberlo dicho, jamás debí haberlo aceptado…

Es increíble lo que uno puede encontrar en el televisor mientras cambias de canal al azar...

“La mejor forma de amar a alguien es permanecer a su lado como su mejor amigo…”

¿Sera esa sea la mejor forma de amarlo?

Eso pensé cuando un ruido proveniente de la habitación me hizo poner helado… ¡Por favor Dios! No en este momento, ¡Por favor! Que no sea lo que pienso… o no podre ocultar más este sentimiento…

Me aproxime sin hacer ruido al lugar de donde provenía el sonido, que se intensificaba conforme avanzaba el palpitar de mi corazón pulso cada parte de mi cuerpo haciéndome temblar…Cuando descubrí el significado de aquel sonido ese era un gemido, el gemido de satisfacción de una chica, no tarde mucho en entender aquella situación…esa…esa era mi hermana…

Y sin que pudiera evitarlo gotas de agua salada recorrieron mis mejillas una tras otra nublando por completo mis vista.

“Todo estaba perdido… estaba condenado amarlo siendo tan solo amigos…estaba condenado a ver como besaba a mi hermana mientras moría de ganas de que fuera a mí a quien besara…”

Acaso existe persona en este mundo capaz de soportar el dolor de ver a la persona que ama en los brazos de alguien más, y aun así sabiendo de ese dolor día a día se desvive por ser notado cuando sabe que haga lo que haga aquel a quien ama jamás le corresponderá porque simplemente no comparten el mismo sentimiento. Si existe una persona así, que haya ocultado su amor y siga luchando sin esperanza, que venga aquí por favor y me diga cómo seguir sonriéndole a la persona que amo sin morir en el intento…

“NO FUE UN MOMENTO DESAFORTUNADO…
SOLO QUIZAS NACI EN EL CUERPO EQUIVOCADO…”



Última edición por Koizumi Risa el Dom Nov 04, 2012 5:39 pm, editado 1 vez
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Mensaje por HikaMiya Sáb Sep 01, 2012 2:25 am

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Mensaje por Koizumi Risa Dom Nov 04, 2012 5:37 pm

UN MOMENTO
~DESAFORTUNADO~
II

¿Quizás nací en el cuerpo equivocado?
~Me pregunte tantas veces~

…No es que para mí el amor significara todo en la vida…
~Pero sin duda era una parte esencial de ella~


Aun deambulaba en mi mente aquella primera vez que lo vi, era uno de mis sempais pero nunca antes lo había visto. Tome asiento junto a él pero este no pareció notar mi presencia, estornude y tosí pero él seguía perdido en alguna parte de la ventana. Sin duda ese lado solitario y absorto fue lo que más llamo mi atención.

“Esa fue la primera vez que lo vi y desee tanto que mi vida fuese distinta”

Me deshice de la idea de entablar una conversación cuando me di cuenta al bajar que este aun permanecía en el mismo lugar absorto en sus pensamientos, quise detenerme a esperarlo pero entre la multitud de personas lo perdí de vista, cuando estaba por resignarme a caminar solo, logre enfocar su silueta delante de mí.

-¡Disculpa!- Le dije pero este parecía no escucharme, y por estar al pendiente de seguirlo fui devuelto atrás por unas personas que caminaban a prisa para tomar el tren, si eso continuaba lo perdería, y con esto la oportunidad de hablarle.

-¡Oye espera!- Le grite desesperado tenía que hacer que me mirara, y así fue como este se giro lentamente dándome la oportunidad de llegar hasta él.

-¡Hola!- Le anuncie levantando una mano, el era más alto que yo de cabellos negros, ojos pequeños y grandes cachetes, podía acaso ser más lindo.

Este me respondió de una forma no muy clara, para después observarme de un modo que me ponía nervioso.

-Disculpa mi tonta pregunta pero te diriges al internado Chihiro.- Pregunte apenado inclinando mi cabeza, mientras una de mis manos apuntaba su uniforme, y hay estaba mi comportamiento estúpido de siempre que acaso no podía ser un chico normal por una vez. Me regañe.

Pero este no respondió haciéndome mirarlo de nuevo perdiéndome en sus lindos cachetes esponjosos. Entonces su rostro cambio volviéndose un poco serio, pero aun así lucia tan adorable. Tegoshi Yuya ¡¡¡Contrólate!!!

-Mi nombre es Tegoshi Yuya soy de primer grado- Anuncie con una sonrisa extendiéndole una de mis manos tenía tantas ganas de tocarlo y saber su nombre.

Pero este se dio la vuelta y me dejo ahí, que debía hacer era normal que la mayoría de las personas me rechazaran por ser como soy y nunca me había molestado pero en esta ocasión deseaba que fuera diferente quería ser aceptado por él.

-Oye no te vayas, hice algo que te molestara- Le dije mientras me encaminaba a su lado.

-No en realidad- Respondió este mientras caminaba malhumorado, de vez en cuando lo miraba furtivamente es que lucía tan encantador aun molesto, pero no fui cuidadoso con eso y este me miro algo enojado haciéndome detener.

-Te molesta que camine a tu lado- Pregunte temeroso de lo que pudiera responder.

-Haz lo que quieras- Dijo este sin detenerse, ¿Como podía tomar eso? ¿Estaba bien que lo siguiera? Si alguien me preguntara ahora, si cabía la posibilidad de enamorarse de alguien en los primeros cinco minutos de conocerlo diría que es mentira, porque a mí me basto solo un instante.

-Siempre eres así de callado- Le dije mientras lo tomaba delicadamente del brazo, podía sentir mil cosquillitas en mi estomago con solo tocarlo, pero esa sensación no duro mucho tiempo, este me tomo por el cuello arrinconándome junto a una pared, que lejos de provocarme alguna clase de temor solo lo hacía más encantador a mis ojos.

-Rayos ¿Por qué tenias que usar lentes?- Musito este con enojo, mientras mantenía su puño cerrado frente a mí, estaba molesto.

-Lo siento, te estoy molestando- Dije tratando de aparentar que nada había pasado, lo que menos quería era que él se alejara de mi.

-Acaso eres estúpido acabo de intentar golpearte y sigues tan tranquilo- Ahora parecía aun más molesto que antes, yo sé que soy estúpido, siempre lo he sido incluso ahora estoy tras de un desconocido como un perrito abandonado en busca de cariño, cariño que se que nadie me dará, porque…porque soy asqueroso…eso dijo él, antes de que abordara el tren.

-Pero no lo has hecho- Le dije con serenidad, para que este dejara que me quedara a su lado…

Aun no se que hice aquel día para que este me dejara seguirlo pero sin duda era una oportunidad que no podía dejar pasar, quería que esos ojos oscuros brillaran solo para mi, y buscaría la forma de conseguirlo, aun que el camino no parecía nada prometedor pero el que él me permitiera estar a su lado ya me daba algo de ventaja, ahora solo debía esforzarme porque este me amara…

“Deseo convertirme en una persona a la que tú puedas amar”

-Bueno días- Le dije al chico de mis sueños mientras este continuaba su camino sin brindarme una respuesta, no es que necesitara una pero a veces me gustaría dejar de ser su sombra.

Camine junto a él hasta que este se introdujo en su salón, levante mi rostro para ver como este acomodaba sus cosas sobre su lugar, este me miro de reojo y yo automáticamente levante mi mano esperando una sonrisa suya, la cual nunca apareció, y así tomando nuevamente mi camino arrastre los pies como lo había hecho día tras día, desde que nos conocimos.

“La parte agobiante de mi día es cuando no me miras”

Todo para mí era aburrido hasta que el llegaba a iluminarlo todo, sin siquiera saberlo…

“Massu algún día me aceptaras”

-Tegoshi, pay attention!!!- Se dirigió a mí la sensei de lengua extranjera.

Al parecer la profesora ya se había percatado de lo distraído que estaba, pero ya no podía esperar más deseaba tanto que las clases terminara para ser libre de nuevo, estar cerca de mi Massu y respirar su mismo aire.

Cuando al fin las clases terminaron, corrí con todas mis fuerza al lugar donde se resguardaban mis ilusiones, el lugar donde él estaba, cada día corría solo para apreciar el rostro de aquel chico perderse en su mundo, mirando a la nada, llegando solo a tener una pregunta ¿Qué estará pensando?

-Massu- Le dije sentándome sigilosamente junto a él.

Este me ignoro como de costumbre y se levanto de ahí dejándome atrás como siempre lo hacía…

“Poder estar cerca de él compartiendo el mismo espacio hacia mi mundo maravilloso”

-¿Porque Massu no tiene amigos? Pregunte en una ocasión.

-Porque no son necesarios- Respondió este.

-Entonces yo soy tu único amigo- Le dije con una sonrisa.

-Que te hace pensar que eres tan especial- Massu detuvo su paso y burlándose de mi rostro continuo su camino.

Eso dolía, desde que nos conocimos no había hecho más que seguirlo ¿Porque aun no significaba nada para él?

-¿Es una broma verdad?- Corrí hacia él, esperanzado a que aquello solo fuese una broma, ilusión tonta porque él jamás bromeaba.

-No me mal interpretes, tú me has seguido por qué has querido jamás he dicho que podíamos ser amigos, en realidad solo eres una molestia para mí- Dicho esto el timbre sonó haciéndolo regresar a su aula.

Mientras tanto esa fue la primera vez que me quede atrás, mis pies no se movieron mas, lo habían dejado de seguir y sin duda para el había dejado de ser una molestia.

Me tire en el suelo recordando aquello que había jurado olvidar, aquellas palabras que permanecen en mi mente como una ola que va y viene.

+Mi tortura comenzó aquella vez que mi padre decidió poner más atención en mí.+

//Caminábamos por las calles de regreso a casa cuando algunos compañeros de mi clase comenzaron a emitir ciertos sonidos que por obvias razones mi padre no dejo pasar, en cuanto llegamos a casa todo cambio.

-Yuya- Mi padre me llamo lanzando a mis manos un par de guantes de box.

Este me miro esperando que me los pusiera, así que simplemente lo hice para que en cuanto los tuviese puestos recibiera el primer golpe.

-Defiéndete- Dijo mi padre golpeándome.

-Papa, yo no quiero hacer esto- Le dije intentando hacer que este dejara de golpearme, pero no se detuvo.

Quise defenderme de sus golpes pero como podía golpear a mi padre, así que resignado deje que este siguiera su juego mientras yo solo rogaba porque eso terminara, intente esquivar sus golpes que a cada minuto parecían ir dirigidos hacia mí con furia pero no paso mucho tiempo para que comenzara agotarme y sus golpes fueran más fuertes.

Cansado de aquel juego y de sentir como era lastimado sin razón alguna me quite los guantes y arrojándolos al suelo estaba decidido a marcharme, pero mi padre no me dejaría ir tan fácilmente.

-¿Qué haces?- Dijo este tomándome con fuerza del brazo.

-Me canse de este juego- Le dije mientras intentaba zafarme de su agarre.

-Huir es de mariquitas- Anuncio este soltando mi brazo.

No respondí nada y dándome la vuelta decidí escapar de aquello, pero este giro mi cuerpo abofeteando mi rostro y tirándome al suelo.

-No me has escuchado, dije que huir es para maricas, así que levántate y pelea- Grito con tanta furia que me quede inmóvil en el piso.

-Pero que está pasando aquí, ¿Por qué estas gritando?- Mi madre entro preocupada a la habitación viéndome en el suelo. -Acaso estás loco, pero que le has hecho- Le grito a mi padre, mientras intentaba ver mi rostro cabizbajo.

-Tú tienes la culpa mujer de que nuestro hijo ahora sea tan frágil como una señorita- Y ahí comenzó una pelea entre las personas que más amaba por una culpa que solo era mía.

Una tarde que volví temprano del colegio mi madre salió de compras al supermercado mientras yo me encargaba de verificar que la comida no se quemara, mi madre me había colocado un mandil rosado para que no ensuciara mi ropa y así estuve al pendiente de esta hasta que un sonido llamo mi atención.

-Mama- Dije asomando mi rostro por el pasillo, pero no logre ver nada así que dándome la vuelta volví a lo que hacía.

Cuando un par de manos me tomaron por la cintura haciéndome saltar, intente girarme para reconocer de quien se trataba pero fui tomado por la fuerza.

-Tegoshi- Susurraron tras de mí.

-¿Quién eres?- Le dije con la voz temblante.

-No hace falta que lo sepas pero aun así te lo diré quiero escucharte gritar mi nombre cuando haya terminado- Este mordisqueo mi oído para después introducir su lengua en este.

-Aléjate de mi, mis padres pronto regresaran- Hable tomando valor y tragando saliva mientras intentaba alejar sus manos de mi cuerpo pero era muy fuerte.

Este se burlo de mí para después apegar su cuerpo aun más al mío.

-Vaya tienes el valor de contestarme- Respondió este arrancándome el pequeño delantal y desabotonando mi camisa.

Mi cuerpo se inmovilizo al sentir como las manos de este se introducción dentro de mi camisa tocando mis pezones.

Intente resistir el tacto de aquella persona que sin razón alguna comenzó acariciar mi cuerpo provocándome…

-Taipi- Dijo una voz ronca que reconocí, ese era mi padre.

Mis ojos comenzaron a buscar con desesperación aquella persona que podía salvarme de ese sujeto.

-Papá- Sollocé mientras esperaba escuchar su voz.

-Me detengo- Dijo el tipo tras de mi girándose.

En cuanto abrí los ojos vi el rostro de mi padre mirarme con odio.

-Acaso he dicho que te detengas- Respondió mi padre bebiendo directo de una botella de alcohol. Estaba ebrio.

La manos que antes se habían detenido comenzaron a moverse nuevamente, bajando de mis hombros la camisa dejando al descubierto mi piel, el chico de antes paso sus labios por esta besándola de apoco mientras yo seguía inmóvil al ver que todo eso era obra de mi propio padre, ¿Qué es lo que esperaba de mi? Y los que antes fueron besos desagradables ahora se habían convertido en mordidas lastimeras.

-¿Qué pasa? Acaso no te gusta- Grito mi padre mientras veía como aquel individuo me tocaba.

-Papá- Le dije con lágrimas en los ojos mientras intentaba alejar el cuerpo del chico que ahora estaba frente a mí, mordiendo con fuerza mis pezones, dolía pero era aun más doloroso ver que mi padre lo permitiera ¿Por qué?

Cuando mi pantalón fue desabotonado y una mano toco mi entre pierna grite con todas mis fuerzas y aleje al tipo que había marcado mi cuerpo no solo con su saliva.

Mire el rostro de mi padre con odio como nunca antes y corrí a mi habitación cerrando esta con llave.

Aun estando en mi habitación podía escuchar las carcajadas de ambos sujetos, pero en mi cabeza solo existían tres palabras ¿Por qué papá?

Nunca fui capaz de contárselo a mi madre ella no tenia porque sufrir por mi culpa suficientes problemas le había causado, y sin dudarlo dos veces logre que me transfirieran aun internado, para no tener que ver el rostro del padre al que había amado y se había vuelto un ebrio, o el rostro de una madre que no entendía el porqué su familia se estaba desmoronando.

-Cariño, estás seguro que quieres irte- Dijo mi dulce madre con lágrimas en los ojos.

Yo solo asentí mientras contenía la caída de un par de lágrimas que buscaban ser liberadas.

-Vámonos es hora de que aborde el tren- Hablo mi padre con repugnancia luego de haberme negado como su hijo.

Mi madre asintió abrazándome con ternura haciendo escapar mis lágrimas, en cuanto esta se alejo mi padre se inclino y su susurrándome en el odio dijo: Eres repugnante qué bueno que te vas al fin dejaras de ser una molestia para mi, un maricon no puede ser mi hijo.//

“Y así tirado en el piso recordé lo doloroso que es
vivir”

Las horas continuaron su curso el tiempo cambio y la lluvia comenzó a descender, mi cuerpo cansado y rendido se levanto para dejarse caer de un punto aun más alto pero que dolería por última vez.

Camine por la orilla de aquel edificio esperando que mis problemas se viesen pequeños desde aquel punto pero no fue así, con lagrimas imparables me levante decidido acabar con ese dolor.

“No hay necesidad de seguir si nadie espera por mi”

Algunos chicos que pasaban por ahí notaron mi presencia y poco a poco esa pequeña multitud comenzó hacerse más grande, algunos me miraban con desesperación, otros me gritaban que me lanzara, al final fui tan cobarde que no puede hacerlo.

Me tire en el suelo de la azotea a seguir llorando, no sé cuantas horas más seguí rogando porque ese infierno de ser diferente terminara, estaba harto de que todos lo notaran que todos murmuraran a mis espaldas y que nadie quisiera hablarme por miedo a ser contagiado por lo que soy, pero yo jamás pedí nacer con la capacidad de amar por genero.

Esa noche fría me quede ahí en el mismo lugar esperando que un milagro concediera la libertad de mi alma.

-¿Quién es?-

-Tegoshi Yuya alumno de primer grado-

Había voces a mi alrededor ¿Que estaba pasando?

“Pero no importaba si eso era el cielo…”

Mis ojos se abrieron con dificultad, mientras mi cuerpo reaccionaba con pesar.

-Despertaste- Me dijo un chico de lentes, con cabellos rubios y mirada amable.

-¿Dónde estoy?- Pregunte intentando levantarme pero un dolor de cabeza me hizo desistir.

-Oh! No, no te levantes necesitas descansar- Anuncio este acomodando mis sabanas mientras tomaba mi temperatura.

-¿Qué me paso?- Pregunte.

-Eso mismo me gustaría saber a mi- Dijo este con sarcasmo mientras me hacia tomar un par de pastillas.

-Koyama, debemos ir… ¡despertó!- Un chico entro a la habitación llamando a la persona que ahora estaba a mi lado.

-Shige cuantas veces debo decirte que no grites- El chico amable regaño al peli negro que acababa de entrar.

-Lo siento- Dijo este inclinándose.

-Tegoshi debemos irnos estarás bien solo descansa que tu y yo tenemos que hablar, mañana vendré a verte- Sonrió el chico amable.

Yo solo asentí.

-Por cierto soy Keiichiro Koyama y este tonto es Shige, descansa- Este acomodo nuevamente mis sabanas como una especie de madre.

-Eso no es verdad Koyama- Se quejo el recién llegado.

-No te quejes- El chico Koyama lo tomo de la mano y de este modo ambos salieron de la habitación, dejándome sorprendido.

Cuando estaba por relajarme la puerta fue abierta mostrándome el rostro del pelinegro.-Por cierto soy Shige, mejórate pronto pequeño- Anuncio este para luego marcharse.

Me recosté nuevamente con dolor de cabeza e intente dormir nuevamente, pero era eso posible…

Desperté por la madrugada cansado de intentar escapar de la misma pesadilla.

-Despertaste- Dijo una voz en la oscuridad.

-Massu- Susurre tratando de buscar que eso no fuera un sueño.

-Tegoshi, que intentabas hacer- Me regaño.

-Solo quería desaparecer y dejar de ser una molestia para ti y los demás- Respondí bajando mi cabeza mientras mis manos se aferraban a las sabanas.

-Desaparecer- Pregunto acercándose a mí.

-Yo…no merezco vivir, solo soy un ser repugnante- Le dije mientras mis lagrimas caían de nuevo ¿Por qué tuve que ser así?

Mi cuerpo tambaleante seguía lamentándose cuando el calor de alguien cubrió el frío.- Massu- Suspire.

Aquel día no se hablo de nada mas en realidad no era necesario, cuando seguí a Massu por primera vez lo que llamo mi atención era esa misma mirada que tenía yo, por esa razón decidí seguirlo esperaba cambiar su vida pero jamás pensé que este cambiara la mía.

Desde entonces no solo me hice mas fuerte si no que fui capaz de sonreír para él, aun cuando él no lo hacía para mí, lo había decidido por siempre le seria fiel…

Ahora cada nuevo día era mágico de solo pensar que el estaba en mi vida, y así diariamente luchaba por ganarme un espacio en su corazón, como aquel día que aun sin entenderlo fui envuelto en un abrazo que me hizo renacer.

No sabía si estaba bien o mal el quererlo de un modo distinto al de un amigo pero desde el día en que lo vi lo supe él era mi alma gemela la única persona a la que me gustaría seguir y amar por siempre, aun que eso solo pudiera pasar en mi mente.

-¿Que es lo que pasa?- Pregunto mi lindo amigo mientras se introducía una cucharada de curry a la boca.

-Es solo que Massu se ve realmente lindo comiendo- Susurre mirándole con una sonrisa de esas bobas que solo él podía provocarme, pero este solo ignoro mi comentario.

-Maru- Massu le grito aun chico de su clase que me parecía muy molesto es decir desde cuando eran tan amigos, ¡Ahhh! es verdad desde que aleje a todos los demás.

Massu cómo puedes ser tan adorable, lo supe desde que te vi esa imagen de chico rudo no te queda tu eres realmente dulce…pensé.

Sabes hay veces en las que te miro y quisiera decirte lo mucho que me gustas lo especial que eres para mí lo difícil que ha sido mi vida y la luz que irradias en ella pero no pienso perder mi luz por nada así que será mejor callar y guardar esto que siento por ti como un secreto…aun que es difícil controlar este sentimiento cuando alguien se acerca a ti.

Nakamaru, aléjate de mi Massu a veces me gustaría poder decir eso…aun que… ¿Quién soy yo para reclamarle? ¡Una novia! -Que estúpido eres Tegoshi... me regañe.

Entendía perfectamente que Nakamaru solo era un chico más de su clase pero tenía que pasar tanto tiempo junto a él haciendo tareas.

¡Ah! Debería dejar de exaltarme por cosas así, al final siempre sería lo mismo, y yo solo terminaría con la presión sobre girada al ver a Massu con alguien más… ya debería haberme acostumbrado a ver como este se había convertido en el centro de atención, pero aun no lo estaba y no lo soportaba.

-Tegoshi- Escuche la voz de Massu llamarme…

Me gire solo para ver como su compañero lo tomaba del brazo acto que por supuesto me molesto, y movido por ese sentimiento no pude quedarme quieto, me encamine sin pensarlo dos veces hacia aquellas manos que tocaban su cuerpo y sin dudarlo ni un momento lo aparte de aquel chico, que hasta ahora no me agradaba.

-Tegoshi, ¿Qué haces?- Pregunto Massu en cuanto vio lo que hice.

-Massu es mío- Dije sin contenerme.

-¿Qué le pasa?-Pregunto Nakamaru.- Masuda debemos irnos las clases están por comenzar.

-Es verdad- Respondió Massu- Solo dame un minuto.

-Tegoshi- Yo seguía sujeto del brazo de mi amigo y nada me haría soltarlo, excepto claro el.

-Lo siento- Le dije sujetando su camisa.

-Cuantas veces debo decírtelo, ellos son mis amigos- Incline mi cabeza, al fin había logrado ser reconocido como su amigo pero me hacía sentir mal el hecho que no era el único en serlo, yo quería algo mas quería ser especial para él.

-Yo…- En realidad no tenía nada que decirle.

-Tegoshi, deja de ser tan celoso.- Me susurro mientras removía mis cabellos- Ahora ve a tus clases.

-Pero no quiero alejarme de Massu- Le dije sin pensar.

-No te preocupes, que tu siempre serás una persona muy especial para mí, ahora ve o ambos llegaremos tarde.- Me empujo hacia la puerta.

-Massu- Acababa de escuchar eso o solo habia sido un sueño, soy especial para él.

-Tegoshi, espero que seas rápido el día de hoy, porque quiero invitarte a cenar- Continuo diciendo mientras me regalaba una sonrisa.

“Así pasaría los mejores años de mi vida enamorado de un chico el cual no amaba más que su propia comida”

Esa noche no pensé a donde me llevaría pero eso si corrí con todas mis fuerzas como él lo había dicho.

-Un tiempo record- Escuche decir a Massu quien contemplaba su reloj.- Nos vamos.

Yo solo asentí agitado.

Caminamos sin decir nada durante un rato yo solo lo seguí como siempre lo había hecho esperando que el dijera a donde nos dirigíamos a esas horas.

-Justo a tiempo- Dijo una voz familiar en medio de la noche.

-¿Koyama?- Pregunte.

-Vaya lo recuerdas, que buena memoria entonces debes recordarlo a él también.- Este apunto a un chico de cabellos negros que estaba recargado en un coche fuera del instituto.

-¿Shige?- En cuanto dije su nombre este levanto la mano en modo de afirmación.

-Nos vamos- Sugirió Koyama abriendo la puerta.

-Pero no podemos salir- Dije buscando a Massu.

-No se lo dijiste-Le pregunto Koyama.

-No tuve tiempo- Respondió Massu.

-Lo malo de confiar en los alumnos- Se quejo Shige entrando al auto.

-Tú y yo tenemos una plática pendiente- Dijo Koyama apuntándome.- Aquel día tuve un problema y no pude volver pero ahora estoy aquí y tenemos que hablar solo que primero cenaremos es más ameno si conversamos y comemos ¿Verdad Hisa?- Esto último me dejo boquiabierto quien era esa persona y porque llamaba Hisa a mi Massu.

-¿Hisa?- Anuncie.

-Koyama no digas cosas innecesarias, nos vamos- Massu me tomo por los hombros y me introdujo dentro del auto.

-Massu conoce a esta persona- Pregunte en un susurro.

Este solo sonrió y asintió.

-Llegamos- Anuncio Shige.

-Un restaurante de ramen- Me sorprendí- Pero está cerrado.

-Este es el restaurante de mi familia- Dijo Koyama mirando mi rostro sorprendido.

Aquella noche quien cocino para nosotros fue Koyama al principio me puse un poco a la defensiva temía que el quisiera quitarme a mi Massu pero después descubrí que la familiaridad con la que él lo trataba se debía a la cercanía de los padres que se habían conocido cuando jóvenes.

Esa noche Koyama me aparto del resto con la escusa de que le ayudara a lavar los platos, pero en realidad quería preguntarme lo que habia pasado aquel día que estuve en la enfermería…

Las palabras que salieron de mis labios no estaban planeadas, pero mostraban mi realidad, y en cada una de ellas era mostrada la desesperación de ser escuchado de compartir con alguien ese dolor.

El rostro de Koyama se torno serio conforme mis palabras avanzaban pero no esperaba ningún tipo de reacción por su parte.

-Tegoshi- Los brazos de este rodearon mi cintura para después provocar un llanto que había reprimido.

Desde aquel día Koyama se volvió una parte de mi vida la cual siempre tendría muy presente porque el se convirtió en mi confidente…

Koyama y Shige se hicieron amigos míos y rivales en cierto punto de Massu este no toleraba verlos a mi lado pero sin embargo llegaron a tener un tipo de extraña amistad.

Con el paso de los años deje de preocuparme por aquellos que se acercaban a mi Massu ahora tenía algo más horrible porque hacerlo.

Las noches pasaron en mi arrastrando pesadillas día tras día era lo mismo, ese miedo no se iría.

-Tegoshi debes decírselo- Dijo Keii-chan tomando una taza de café.

-No puedo hacerlo, que le diré estoy enamorado de ti- Respondí con sarcasmo.

-Mmm…no creo que deberías ser tan directo con una persona como Masuda- Koyama dejo la taza de café a un lado para mirarme muy fijamente algo que solo hacia cuando hablaba muy en serio.

-No puedo hacerle esto- Cambie de dirección mi mirada era demasiado intimidante que Keii-chan me mirara así.

-Tegoshi tú no puedes hacerte esto, entiendo que piensas en los sentimientos de Masuda, pero que hay de lo que tú sientes serias feliz solo dejándolo ir- En cuanto este termino de hablar me levante dispuesto a marcharme conversar con Keii-chan siempre me ayudaba él era el único que entendía por lo que estaba pasando pero ahora no me encontraba bien, no me importaba ser grosero con el solo quería que el tiempo se detuviera y Massu jamás se fuera pero eso era algo en lo que nadie podía ayudarme… aun que también podría decirle lo que siento siendo una persona egoísta que no piensa más que en sí mismo.

Tenía que verlo, debía decírselo. Cuando la ceremonia de graduación termino me encamine hacia el solo para notar la gran cantidad de chicos y profesores que hacían fila para felicitar a mi Massu, esta es la última oportunidad que tengo de decirte lo que siento y he renunciado a ella, no puedo hacer de esta ultima vez un mal recuerdo. Así desistiendo de mi idea original me di la vuelta dispuesto a marcharme.

“Eres la razón por la que despierto cada día, si te vas tal vez no vuelva a despertar…porque tú eres el sol de mis mañanas”

-¡Tegoshi!- Lo escuche llamarme pero fingí no escuchar el solo escucharlo me hacía perder toda mi fuerza. Pero este corrió hacia mi sujetándome del brazo haciéndome mostrarle ese rostro que estaba intentando ocultar de él, era tan vergonzoso no quería que me recordara de aquel modo.

-Ma…ss…- Mis voz se quebró no era capaz de articular palabra, solo quería que dejara de mirarme, o no podría resistirme abrazarlo y decirle lo mucho que lo amo.

Continué llorando sin poder parar hasta que un par de brazos cubrieron mi cadera apegando mi cuerpo al suyo.

“¿Massu esto en verdad está pasando?”

Mis lagrimas continuaron derramándose al sentir el calor de los brazos de Massu ese sentimiento inundo cada parte de mi cuerpo él era el único que me hacía sentir de ese modo, como si estuviéramos conectados.

“Sin palabras los sentimientos pueden mostrar
su verdadera forma”

Pero esa sensación no sería eterna ese bienestar se iría en cuanto el se alejara, pero después de eso no sería tan fácil dejarlo ir, así que sin siquiera pensarlo dos veces me aferre a sus ropas haciéndole entender lo que tanto trabajo me estaba costando decir.

-Massu… no te vayas- Me atreví a decir en un sollozo, esperando que esto fuera suficiente para que no se marchara.

-Tego, sabes que no puedo quedarme- Este respondió con pesar mientras tomaba con sus suaves manos mi rostro lleno de lágrimas y con sus dedos limpio delicadamente cada una de estas.

-Massu si tú no estás conmigo me sentiré muy solo- Le dije armándome de valor no quería callar más tiempo quería que supiera lo mucho que me haría falta así no se olvidaría de mi, con este pensamiento las lagrimas volvieron a caer, y el rostro de mi Massu cambio completamente.

“Tú también puedes sentir este dolor, puedes sentir lo mucho que te extraño sin haberte ido aun”

-Vamos no estés triste vendré a verte seguido y nos llamaremos por teléfono a diario, está bien- Su respuesta llego acompañada de esa sonrisa que tanto me gustaba, algo que sin duda me hizo sentir extraño, sus palabras fueron tan reales que creí cada una de ellas.

“…La calidez de tus brazos,
la suavidad de tus palabras,
son los que me hacen pensar
que nuestra relación ha cambiado…”

-¡Oh! Que lindos- Dijo una voz tras nosotros interrumpiendo mis pensamientos.

-Creo que estamos interrumpiendo algo.- Dijo otra voz.

-¡Oh! Que quieren par de idiotas- Massu se dirigió a los recién llegados ocultando mi rostro tras de él.

-Tranquilo Masuda- Esa era la voz de Koyama.

-No Keii, es Massu- Y ese sin duda era Shige quien ahora se burlaba del mote que sin querer le puse a Massu el día que nos conocimos.

-Pueden dejar de burlarse que es lo que quieren Shige y Koyama- Massu respondió sarcásticamente a aquellos dos que sin duda habían cambiado tanto nuestras vidas.

-Nada solo pensábamos en despedirnos de nuestro pequeño cerdito, pero vemos que están en un momento intimo- Dijo Koyama con expresión picarona mientras le lanzaba miradas a Shige quien parecía estar en total acuerdo.

-Pero de que estás hablando – Se quejo Massu, esperando una respuesta.

-Pequeño Masuda lo entenderás cuando seas grande- Shige se burlo encaminándose tras Koyama quien ya se estaba marchando.

-Se han ido- Dijo Massu soltándome.

-Por cierto Tegoshi-kun no estés triste nosotros podemos jugar contigo hasta que él se dé cuenta- En cuanto escuche el eco de aquellas voces que sin duda solo podían ser de aquellos dos me sujete nuevamente al cuerpo de Massu sintiéndome avergonzado por lo ocurrido.

-De que debo darme cuenta- Pregunto Massu-Tú…- Este se quedo mirándome- Sucede algo, te has puesto rojo- Al fin pregunto.

Era tan vergonzoso, que podía decirle que aquellos dos sabían de un sentimiento que él desconocía, que estaba enamorado de él, así que solo negué con la cabeza su pregunta y me abrase con más fuerza a él, necesitaba sus brazos tanto que no me contuve lo abrase con todo el amor que tenia hacia el tratando de trasmitir mis sentimientos de ese modo, por un segundo me pareció escuchar a su corazón agitarse pero bien pudo ser mi imaginación, aunque quisiera pensar que no lo es.

-Taka…-Le dije guiado por esos sentimientos-Te…quiero- Le susurre con nerviosismo, para después enredar mis brazos por su cuello y sin pensarlos dos veces bese una de sus mejillas con cariño, dispuesto aceptar cualquier cosa que este me dijera por mi comportamiento extraño.

Espere con paciencia la reacción de mi amigo que sin duda, parecía perdido, cuando note un color rojizo subir por sus mejillas, se había sonrojado, en cuanto note aquello sonreí con satisfacción y alivio al ver que este no se había molestado le dedique una sonrisa y del mismo modo que antes repetí aquellas palabras que estallaban en mi corazón deseaba decirle mil veces más lo mucho que lo quería, esperando que lo entendiera.

-Tegoshi…-Escuche mi nombre en un susurro, rompiendo mis ilusiones.

-Lo siento- Le dije bajando la mirada me había equivocado, no debí haber dicho eso.

-Está bien- Pensé que se alejaría de mi, pero en lugar de eso él se quedo ahí, me miro y beso mi mejilla de un modo tan dulce que estuve a punto de llorar de nuevo.

-Oigan ustedes dos tórtolos ya lo olvidaron prometimos ir a cenar- Gritaron un par de voces tras unos arbustos, eran Koyama y Shige aun no se habían ido.

En cuanto escuche aquellas voces mi cuerpo se tenso, por miedo a ser rechazado, mis mejillas se enrojecieron al igual que las de Massu, en cuanto este me vio sonrió de una forma tan hermosa que me olvide por completo de ese miedo que no significaba nada cuando él me miraba así.

-Es verdad, nos vamos- Massu me miro de reojo, yo solo asentí con la mano en el corazón que estaba por escaparse de mi pecho.

“Sabes, mientras más te conozco
mas me enamoro de ti


-Massu- Susurre esperando que me escuchara.

-¿Qué pasa?- Me dijo.

-No me olvides- Continúe susurrándole mientras una de mis manos buscaba aferrarse a uno de sus brazos.

-Nunca- Respondió bajando su brazo, creí que me evitaría y era entendible, pero este no se movió y continúo caminando junto a mí del mismo modo.

No se en qué momento paso, pero es algo que nunca olvidare, para cuando me di cuenta una de las manos de Massu estaba tomando una de las mías como si fuéramos una feliz pareja, era tan feliz que me olvide por completo del mundo era como un sueño del que no quería ser despertado.

Camine sin importarme al lugar al que fuera dirigido, dejo de importar cuando mis pies fueron separados del suelo, pero siempre hay alguien dispuesto a devolverme a la tierra.

-Vaya al fin se lo has dicho- Dijo Shige dirigiéndose a mí, para después apuntar la unión de nuestras manos.

Y así con aquellas palabras caí del cielo. Avergonzado incline mi cabeza al mismo tiempo que soltaba la mano que llenaba de ilusiones mi vida.

-¿Qué es lo que tenias que decirme?- Dijo Massu deteniendo su paso.

-No, creo que aun no- Respondió Koyama jalando a Shige delante de nosotros.

-Querías decirme algo- Massu pregunto con curiosidad.

-No es nada- Dije en voz baja, evitando verlo a los ojos, o esa sería mi perdición.

-Oye sabes que puedes decirme cualquier cosa, somos amigos- En cuanto esas palabras fueron dichas mi corazón se encogió ya lo sabía pero que él me recordara aquella palabra era doloroso, para cuando lo note sus manos estaban levantando mi barbilla quería que lo mirara ¿Por qué?

-Es verdad solo somos amigos- Respondí sin siquiera pensarlo aquellas palabras dolían, eso es todo solo somos amigos, que ridículo soy que mas podríamos ser.

-Claro que no, somos los mejores amigos- Massu, no me hagas sentir peor con tus palabras no me alegra saber esto, creí que podría vivir siendo tu amigo pero no es así mientras más te conozco mas te amo, movido por esos sentimientos hirientes y lagrimas que no podría contener mucho tiempo, aleje sus manos de mi rostro para después encaminarme aquellos dos chicos frente a nosotros, todo estaría bien reiría con ellos para volver a ser yo, pero no sería nada fácil.

Camine con total decisión hacia mis amigos cuando fui sujetado por la cintura obligándome a parar, era él.

-¿Qué pasa?- Sentir el aliento de Massu susurrar esas dos palabras sobre mi oído hizo agitar mi corazón.

“Puede ser que quizás sientes lo mismo que yo”

-Taka- Le dije conmovido por ese sentimiento abrazándome nuevamente a él.-No quiero que te vayas. -Continúe diciéndole.

Que sus brazos enredaran mi cuerpo de ese modo era tan satisfactorio que pronto olvidaba todo aquello que me preocupaba.

“Si tan solo pudiéramos estar así por siempre,
no necesitaría nada más”

Y así de ese mismo modo este tomo nuevamente mi mano para así de ese modo caminar juntos sin importar nada más.

“¿En verdad esto está pasando?
Si no es así no me despiertes,
que quiero seguir soñando”
Esa sería la última noche que tendría a Massu a mi lado, pero todas esas muestras de cariño de su parte eran la razón por la cual hasta ahora podía tolerarlo, pero necesitaba algo que me diera valor y estaba dispuesto a encontrarlo en el alcohol.

-Tegoshi tu aun eres pequeño no deberías tomar tanto- Musito Koyama quitándome la bebida.

-¡Hip! Vamos Keii-chan- Tal vez ya estaba algo ebrio pero comenzaba a sentirme algo mareado, pero que importaba eso si el dolor en el pecho se había ido.

Aun no se que había en mi cara que les ocasionaba tanta gracia a todos, pero la dulce sonrisa de Massu lo valía todo quería hacerlo lo más feliz que pudiera esa noche, quería que no me olvidara.

-Massu, di ¡Ah!- Massu me miro extraño mientras yo sostenía una gyoza dispuesto a dársela en la boca, tenía que aprovechar esa última noche porque después de eso no sabía cuánto tiempo pasaría para volverlo a ver.

“Quiero dejar de pensar que te irás y me dejaras atrás”


-No la comeré así- Este ignoro el bocadillo observando de reojo a nuestros amigos, era lógico que se preocupara por lo que pensaran los otros de nosotros pero no quería que eso importara mas por lo menos no hoy.

-Vamos- Seguí suplicando con mis ojos de cachorro hasta que al fin este accedió, sonreí satisfecho al ver como tomaba el bocadillo.

Bebí demasiado no recuerdo el momento en que mis ojos se cerraron y mi cuerpo cayo rendido, pero el aroma de su cuerpo la suavidad de sus manos nunca la puedo olvidar, el estaba ahí junto a mí, mis ojos se rehusaban abrirse pero no era necesario sabia que la persona a mi lado era él y no podía dejar que se fuera.

-Taka- Dije esperando que mi voz fuera lo suficientemente audible para detener su partida.

-Descansa ya estás en tu habitación- Este respondió con sutileza mientras abría la puerta para marcharse.

-No te vayas- Me levante de la cama en cuanto escuche la puerta abrirse.

-Debo irme, no puedo quedarme aquí- A pesar de que me había levantado aun no podía abrir los ojos, pero no quería que se fuera tenía que hacer algo.

-Quédate conmigo- Susurre en un tono suplicante, con la esperanza de que lo hiciera.

-Tegoshi no puedo hacerlo donde dormiré yo- Este apunto la habitación que solo tenía una cama.

Tal vez parecería extraño, tal vez no me vería igual después de eso pero tenía que intentarlo, así que alejando un poco las sabanas de un lado de la cama, lo anime a entrar.

Este no respondió nada solo se introdujo en la cama, y apago la luz.
en cuanto este estuvo a mi lado enrede mi cuerpo al suyo recostando mi cabeza sobre su pecho, el alcohol me hacia hacer cosas que estando sobrio no podría hacer, por un momento tuve miedo de ser rechazado pero me alegre al saber que no seria así y complacido por su calor pude dormir tranquilo.

Esa noche había sido la única en toda mi vida en que las pesadillas no se habían adueñado de mí, me olvide por completo de aquello que a diario me hacía sentir diferente, cuando la luz comenzó adueñarse de la noche abrí mis ojos siendo iluminado por aquel rostro que dormía plácidamente.

“Desearía que ese momento fuese eterno”

Despertar y ver su rostro frente al mío era tan tentador, que tenía que tocarlo su piel era tan suave y sus mejillas tan esponjosas, sus cabellos lacios, y sus labios…sus labios se veían tan deliciosos, mordí mi labio inferior tratando de reprimir aquel deseo que comenzó a quemar mi cuerpo.

“Y si te despierto con un beso, ¿me amarías?”

Somos amigos y esto sería una traición a nuestra amistad pero… no soy capaz de parar estos sentimientos que se desbordan por ti…

Alise unos cuantos cabellos de su frente y con mi corazón latiendo desesperado, acerque mi rostro al suyo contemplando sus pestañas largas sus mejillas y sus labios.

-No me estoy aprovechando de ti, simplemente es que te amo.- Le susurre, antes de rosar mis labios con los suyos y depositar en ellos el beso que tanto había esperado, mi rostro enrojeció mientras mi cuerpo emitía mil emociones.

“Si tan solo supieras lo mucho que te amo”

Luego de asimilar el sabor de sus labios lo mire una vez más con alegría y depositando todo mi amor hacia él lo bese una vez más.

-Te amo- le susurre antes de recostarme otra vez a su lado y quedarme dormido en sus brazos.

Horas más tarde sentí como su cuerpo se alejaba del mío, pude detenerlo sin embargo fingí estar dormido o me podría a llorar de nuevo ya había sido suficiente de lagrimas con estas no haría que Massu se quedara y solo lo haría tener un recuerdo triste de mi, si es que lograba ser aun que fuera solo un recuerdo para él.

En cuanto este se marcho llame aquella persona que podía ayudarme a desaparecer ese dolor que estaba por derrotarme y hacerme sentir miserable de nuevo, pero prometí llamarlo si algo así pasaba.

-Keii-chan, no quiero que se vaya de mi lado- Dije en cuanto escuche su voz.

-Te daré un poco más de tiempo, levántate ya llamare a Masuda- Fue todo lo que dijo y colgó.

Koyama y Shige se ofrecieron a llevar a Massu a la estación, ganando algo de tiempo para mí. No sé como lo hizo pero Koyama consiguió un permiso para poder salir del internado y así fue como esa última mañana me la pase abrazado aquel hombre que tanto amaba mi cuerpo en estas últimas horas se había acostumbrado a su cuerpo que sin duda cuando se fuera me haría mucha falta pero…ese sería el futuro oscuro en el que no quería pensar.

Incluso Koyama y Shige quienes siempre parecen relajados parecía estar siendo afectados por la partida de Massu, si así se ve su rostro ¿Cómo se verá el mío?

-Debo irme- Massu anuncio esas palabras en voz baja siendo tan hirientes como lo imagine.

-Nosotros cuidaremos de él- Dijo Shige tomándome de los hombros.

-Pero debes prometer que volverás por él- Ahora quien hablaba era Koyama quien se había puesto serio, viéndolos actuar de ese modo parecían un par de padres.

-¿Eh?- Fue la única expresión de Massu.

-No me pongas esa cara y promételo- Renegó Koyama.

-Si promételo- Ahora quien lo sentenciaba era Shige.

Sus palabras resonaron dentro de mí con esa promesa que esperaba y se cumpliera, cuando su rostro desapareció de mi vista un gran vacío se abrió camino dentro de mi pecho, un vació que no podía ser llenado sin él.

En cuanto el tren comenzó avanzar mil lágrimas con su nombre descendieron por mi rostro, mientras dos pares de brazos intentaban detener mis pasos que no estaban dispuestos a detenerse.

“Si te dejo ir ahora que será de mi"

-Massu!!! Massu!!! Massu!!!- Grite con todas mis fuerzas hasta sentir que mi voz se desgarraba. No podía dejarlo ir...


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Mensaje por HikaMiya Vie Ene 11, 2013 6:43 pm

KYAAAA Koizumi por fa la conti ya tiene mucho que lo lei pero no habia comentado
Es genial saber tambien la historia contada por Tego dfdfg
Quiero saber que pasa despues por que no quiero que mi Massu sufra 023
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Mensaje por katiMatsuMasu Miér Ene 16, 2013 11:02 pm

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